Está en la página 1de 7

1

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas

LA TEORÍA DEL ESTADO EN HEGEL Y EL PRINCIPE COMO


SUSTENTO PARA DAR ORIGEN A LA MONARQUIA
CONSTITUCIONAL
JOSÉ EDUARDO MORENO ÁVILA

Introducción

Hegel se ha convertido en uno de los pensadores más importantes de todos los tiempos,
quien hizo grandes aportes en la filosofía y en el saber desde el siglo XVIII, basado en una
perspectiva del "espíritu universal" o de "razón universal", con lo cual nos llevó a pensar en la
razón como un ejercicio dinámico alejado de la estática de la edad media, de manera que en su
pensamiento se hace evidente que todo está en constante cambio. En cuanto a lo político va a
entender que el individuo no es un elemento aislado, separado o abstracto, sino que lo concibe,
como una parte de la totalidad. De manera que, el individuo está sumergido en una comunidad,
donde comparte ciertos hábitos, reglas, costumbres, normas, etc. Esto nos lleva a pensar que el
individuo debe insertarse en la vida común donde alcanza su existencia libre y racional.
Por otro lado, está la caracterización y defensa que Hegel realiza de la monarquía
constitucional hereditaria, pero estas afirmaciones se concentran en otros autores los cuales han
acusado a Hegel de ser un pensador totalitario, un simpatizante de la Restauración del antiguo
orden y de asumir una actitud completamente servil ante las políticas más reaccionarias de la
época1. De otro lado algunos autores lo defienden y ponen en discusión tales afirmaciones, es por
todo lo anterior que el siguiente escrito tiene como propósito responder a la pregunta ¿Cómo la
teoría sobre el Estado de Hegel se sustenta sobre la decisión en cabeza del príncipe lo que da
origen a la monarquía constitucional? Dicha inquietud se da por la necesidad de conocer y
analizar los pensamientos e ideas de este autor alemán que cambio para siempre el pensamiento
universal y genero un nuevo sistema filosófico para comprender la totalidad desde el siglo XVIII.
Es importante recordar que en la sociedad en la que vivió Hegel, el auge de la ilustración
suponía un cambio hacia la liberación de la humanidad, para superar el pasado medieval, el
entusiasmo por la Revolución Francesa y sus logros estaban a la orden del día, la filosofía
alemana del momento se hallaba dominada por los conceptos del idealismo de Fichte y Schelling
y de manera fundamental el pensamiento estaba determinado por los preceptos kantianos. Pero
para Hegel uno en particular, el “noúmeno” en la teoría de Kant era incómodo ya que establecía el
límite del conocimiento y como éste no podía avanzar, lo cual detenía el proceso dialectico en el
cual estaba inmerso.
Es así que todos estos elementos, dinamizaron las percepciones de Hegel y además de
hacer grandes avances en filosofía, también dedico parte de su tiempo a pensar el Estado, el
derecho, las formas de gobernar, la monarquía, etc. Esto como forma de entender la totalidad, la
cual se forma de manera dinámica a partir de un continuo devenir, como un proceso que es
producto de la diferencia, del carácter constitutivamente contradictorio.

1
Blandón, A.F, tomado de La cuestión del monarca hegeliano: necesidad de un análisis inmanente, arete vol.31 no.2
Lima 2019. Digitalizado en http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1016-913X2019000200003
2
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
Dado lo anterior, la hipótesis del presente trabajo se enfoca en los fundamentos del sistema
hegeliano frente a la concepción del Estado, la monarquía y el príncipe, los cual se sustenta en una
concepción racional alejada de la estrategia de un príncipe que configure la monarquía
constitucional, pues con este elemento decisivo se dejaría de lado los méritos democráticos, lo
cual ha generado una gran controversia, ya que Hegel estaría así, en una posición un poco
incomoda de puntos intermedios, los cuales harían pensar que Hegel tiene ideas liberales
reformistas en cuanto piensa el Estado como un todo que se relaciona a partir de organización
social y política de comunidad, pero a su vez, está de acuerdo con la monarquía y la figura de un
príncipe lo que lo enmarca en una postura un poco conservadora.
De esta manera, este ensayo se desarrolla en cuatro secciones, así: en la primera sección,
se contextualiza brevemente en que consiste el Estado en la concepción hegeliana, en la segunda
sección, se analiza la postura de Hegel frente a la concepción del príncipe; en la tercera sección,
se establece la visión desde el concepto que da origen a la monarquía constitucional; y, por
último, se presentan algunas conclusiones que recogen lo analizado.
1. Contextualización sobre el Estado en Hegel
Los análisis realizados por Hegel desde la filosofía y desde la historia de la conciencia
que atraviesa el mundo y todas las épocas lo han involucrado directamente con el Estado, y es
que, al superar de manera eficaz las características propias de la edad media y el iusnaturalismo
el cual se entiende como una doctrina en la cual existen leyes, que no han sido puestas por la
voluntad humana, anteriores a la formación de cualquier grupo social, donde por demás, se
reconoce expresamente la existencia y validez de la ley natural, pero en el cual existe un derecho
perenne a la conservación y protección de la vida, de manera que concentra en la moralidad y de
la eticidad frente al derecho, así la noción de derecho, se va a volver de carácter abstracto, y esto
la convierte en una categoría necesaria pero insuficiente para la formulación del concepto de
Estado, por lo cual se hace necesario buscar otra concepción del término Estado y en palabras
del autor se definiría como:
“El Estado es la realidad de la idea ética; el Espíritu ético en cuanto a voluntad patente,
claro por sí mismo, sustancial, que se piensa y se conoce, y que cumple lo que él sabe y
como lo sabe. En lo Ético, el Estado tiene su existencia inmediata; y tiene su existencia
mediata, y esta conciencia de sí, por medio de los sentimientos, tiene su libertad
sustancial en él, como su esencia, fin y producto de su actividad. (Hegel 1968)”.
Es así, que en el precepto de lo ético se hace referencia a una comunidad, la cual está
conformada por la familia y la sociedad civil que desea realizar la libertad en su configuración
más concreta, donde se enmarcan los derechos individuales y cada uno de los intereses
particulares, pero donde se requiere dar razón del interés universal del Estado, como fin último de
su propia actividad. En este sentido, la concepción de Hegel del Estado es la expresión más
acabada del espíritu pues esta encierra la razón, la libertad y la moral, al mismo tiempo según
Arias y Landaeta (2013) rompe con la idea de que aquellos elementos del estado de naturaleza
fueran categorías límites de la política, que amenazaban desde un afuera con derrumbar el orden
interno, pues es en el Estado donde “el individuo sólo tiene objetividad, verdad y ética”, y,
además, que es bajo esta figura que “la unión como tal es ella misma el fin y el contenido
verdadero, y la determinación de los individuos es llevar una vida universal.” Esto concluye por
determinar la realización del espíritu en el mundo, pero para ello se hace necesario la constitución,
entendida ésta como una puerta donde lo abstracto del Estado se aterriza en las realidades de las
sociedades.
3
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
Siguiendo con la concepción de Estado, es en éste, dónde se alcanza la plena libertad y la
totalidad de derechos, pero adicional a esto, el Estado tiene relaciones que lo constituyen frente al
individuo, pues este, tiene objetividad, ética y verdad solo como miembro del Estado, ya que el
Estado en palabras de Hegel es espíritu objetivo. Esto hace referencia a que, es el Estado la
libertad concreta, que consiste en mostrar que el reconocimiento y desenvolvimiento de todos sus
derechos son colmados en la familia y en la sociedad civil, de modo que esto no se vuelve estático
sino muy dinámico ya que según Hegel (1968) por una parte, se cambian por si mismos en interés
de lo universal, y, por otra parte, con el saber y la voluntad la admiten como su particular espíritu
sustancial y son aptas para él como su fin último, en el cual están establecidas todas las
posibilidades entre lo universal y lo particular con estrechas relaciones.
Si consideramos de manera más general los momentos por los cuales el concepto de
Estado se discuten en la obra de Hegel, tenemos que decir que, logro diferenciar las esferas del
Estado y de la sociedad civil, tal diferencia la realizo según Rhina Roux (2022) a partir de dos
ámbitos diferenciados e internamente articulados de la vida pública moderna y fundamentó la idea
del Estado como una “totalidad ética” que, comprendiendo las esferas de la familia y la sociedad
civil, superaba los desgarramientos de la sociedad moderna, atomizada por intereses privados.
No debemos dejar de lado que, en efecto, el Estado en la concepción hegeliana es una
abstracción, cuya realidad, puramente universal, reside en los ciudadanos, y según Hegel (1968) el
Estado es real; y la existencia puramente universal debe particularizarse en voluntad y actividad
individuales. De todo lo anterior, surge la necesidad de un gobierno y una administración pública.
Es preciso aislar y separar a aquellos que dirigen los negocios del Estado, resuelven sobre ellos,
determinan la forma de ejecutarlos y mandan a los ciudadanos que deben llevar a cabo esta
ejecución. De manera que se debe particularizar cada elemento del Estado para de esta manera
volverse más efectivo frente a sus funciones.
“El ente abstracto del Estado sólo adquiere vida y realidad mediante la constitución;
pero con esta surge también la distinción entre los que mandan y los que obedecen, los
gobernantes y los gobernados […] La determinación esencial de la constitución
política, dada la diversidad de aspectos de la vida pública, se expresa diciendo que el
mejor Estado es aquel en que reina la mayor libertad (Rhina Roux,2022)2”.
En los análisis hegelianos se puede advertir que con el Estado se alcanza la verdadera
dignidad ética, de manera que los interese individuales deben ser ligados y absorbidos en por la
sociedad civil, y después deben recaer en la institución del Estado, de esta manera se conjugan en
el Estado la representación del ideal racional, la creación de la sociedad civil para lograr sus
propios fines, pero donde impera lo universal.
2. Hegel frente a la concepción del príncipe
En las tesis planteadas por Hegel en la Filosofía del Derecho, existe una que ha generado
muchas controversias, ya que, en ella hace una caracterización y a la vez una defensa frente a la
monarquía constitucional en la cual debe existir como tal un príncipe, el cual se caracteriza por ser
2
En este mismo análisis Andrés Felipe Hurtado Blandón, en su texto “de La cuestión del monarca hegeliano: necesidad
de un análisis inmanente” muestra que ni individuos solitarios que “viven” el Estado como un poder arbitrario externo,
ni una comunidad que sofoca y anula a los individuos, en el Estado lograban conciliarse el individuo y la vida
comunitaria. No como si se tratara de dos entidades separadas, previamente existentes, sino como realización e
identificación de los individuos como miembros de una comunidad estatal cuyas leyes e instituciones reconocen sus
libertades y derechos. Fue aquí, y no en la fuerza, donde Hegel encontró la disposición política de los ciudadanos que
mantiene viva la unidad estatal y “el sentimiento fundamental del orden” de todos sus miembros.
4
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
hereditario de sus antepasados, esto lo ha categorizado en algunos autores como un pensador
totalitario, un simpatizante de la Restauración del antiguo orden y con una actitud completamente
servil ante las políticas más reaccionarias de la época, es así que Marcuse 3 afirma lo siguiente: “El
error de Hegel es mucho más profundo que su glorificación de la monarquía prusiana. Es
culpable, no tanto por servilismo, sino por la traición a sus ideas filosóficas más altas. Su doctrina
política somete la sociedad a la naturaleza, la libertad a la necesidad, la razón al capricho.” Con lo
cual se hace referencia a que Hegel no fue consecuente con sus principios de mediación social,
estados de conciencia y su teoría del fin último del espíritu que se encarna en la libertad, pues esta
queda en duda bajo tales premisas.
Pero también existen autores que establecen que Hegel está en completa sintonía con su
época y esta concepción monárquica era un elemento clave para la reestructuración del imperio
prusiano y, es que según Horstmann, Heinrich y Amengual, el afirmar, la monarquía en la obra de
Hegel no supone necesariamente afirmar su invariabilidad. En primer lugar, porque existen
diversos elementos de carácter histórico que se encuentran articulados a la exposición de la
necesidad de un régimen de gobierno de tipo monárquico y constitucional. Y es que la monarquía
constitucional es concebida por Hegel como “la obra del mundo moderno 4” con esto se hace
referencia a que la estructura monárquica esta ordenada y se recarga sobre la voluntad, la eticidad,
la soberanía, el Estado y todo está determinado por la Constitución, de forma que esto se enmarca
en la racionalidad.
En esta misma línea, en la dinámica hegeliana se puede advertir que del poder del príncipe
se sustrae un instante especulativo el cual está determinado por la Constitución de los acuerdos a
partir de las determinaciones de universalidad, particularidad e individualidad, propias de las
personas que pertenecen a un grupo social, donde se encuentra una unidad histórica del Estado, en
palabras de Hurtado (2019) en la majestad del monarca reside la “unidad real del Estado” (lo cual
sugiere de por sí una reducción de Estado en contraste con el sentido estrictamente orgánico de su
concepto), y por otro, que aquella solo puede aprehenderse “de un modo pensante, porque todo
otro modo de investigación que no sea el modo especulativo de la idea infinita, fundada en sí
misma, elimina en y por sí la naturaleza de la majestad.
De manera que el príncipe solo puede alcanzar su realización a partir de su práctica
individual, natural y de forma inmediata bajo el manto hereditario, gravitando de manera
fundamental en la constitución y las leyes, pero se vuelve unidad con el Estado, según, Hegel
reconocería que la persona del monarca, a pesar de la racionalidad que representa en su cargo o
función, sigue siendo un individuo particular y, por tanto, algunas de sus acciones estatales
pueden llegar a estar influenciadas por su particularidad o la contingencia de su carácter, pero en
su análisis va más allá, pues aunque parece contradictorio asegura que:
3
Tomado de: La cuestión del monarca hegeliano: necesidad de un análisis inmanente. Y según Andrés Felipe Hurtado
Esta acusación de Marcuse, que aparece en su famoso texto Reason and Revolution, a diferencia de la perspectiva
exógena, es menos inmediatista y determinista. Él critica, más allá de una inclinación o un gusto personal del autor, la
falta de consecuencia de este con las principales coordenadas de su sistema de pensamiento.
4
Las ideas aquí presentadas se pueden ampliar ya que, según el Andrés Felipe Hurtado, no se puede olvidar, tampoco,
que existen elementos de fondo no separables o independientes de lo anterior que refieren, fundamentalmente, a las
discusiones o posiciones que Hegel va tomando frente a autores como Hobbes, Fichte, Kant y Maquiavelo. Estas
forman parte tanto del proceso de maduración filosófica de su pensamiento político como de la construcción stricto
sensu de su teoría de la eticidad, en el marco de la cual se inscribe la monarquía38. En tercer lugar, desde la
perspectiva de Amengual y otros autores, como se verá más adelante, resulta razonable afirmar que “solo el estudio
lógico-sistemático puede decidir definitivamente la cuestión” de si Hegel se contradice o no al defender una monarquía
constitucional y hereditaria en su FD, pues, de otro modo, una posible solución del problema seguirá girando por fuera
de su propio centro.
5
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
"La concepción del monarca como supremo empleado del Estado y de una relación
contractual, entre el soberano y el pueblo, oculta la opinión y el arbitrio de los muchos,
de la voluntad en cuanto capricho, esto es, de una determinación que, como de antiguo
ha sido considerada, tiene un valor supremo en la sociedad civil, o más bien, se la
quiere sólo hacer valer; pero no es ni principio de la familia ni menos aún del Estado y
en general se opone a la idea de la ética” Hegel (1968)
Más adelante, el autor consagra algunas líneas de su filosofía del derecho a la forma en que
concibe al príncipe, en el cual confluyen algunos momentos que son determinantes para que
en él se logre consolidar la totalidad y de paso a la legalidad del príncipe de manera que:
“El poder del príncipe contiene en sí mismo los tres momentos de la totalidad: La
universalidad de la constitución y de las leyes, lo consultivo como relación de lo
particular a lo universal, y el momento de la última decisión como autodeterminación a
la cual retorna todo lo restante, y de la cual toma el origen de la realidad. Este absoluto
autodeterminar constituye el principio distintivo del poder del príncipe como tal, que
es lo primero a desarrollar” (Hegel,1968).
3. La monarquía constitucional en Hegel
A pesar de ser uno, sino el más grande filósofo de Europa, Hegel no fue para nada ajeno a
su tiempo, como tampoco su proyecto, un proyecto enfocado no en la fragmentación, sino en el
entendimiento de la totalidad, en el cual se evidencian los rastros, los alcances y los excesos de la
Revolución francesa de 1789, la cual se presenta como un hecho icónico, pero a la vez contiene
cierto índice de negatividad, pero esta entendida:
(sin necesidad de que se dé una antítesis considerada con independencia del momento
tético) que genera su superación como resultado de la correspondiente mediación: los
excesos del pensamiento abstracto propugnado por la Revolución tuvieron su correlato
fáctico en el terror jacobino y, por tanto, portaron consigo ese elemento negativo
Gonzalo Velazco (2013).
Además, no es posible en estas circunstancias evadir el tema de la admiración de Hegel por
los procesos franceses y por Napoleón, pero también es importante mencionar que los procesos de
Francia y sus campañas estuvieron colmadas de excesos, malas decisiones que en muchos casos
concluyeron en el terror. De manera que, bajo estas premisas, y siguiendo con Gonzalo Velazco la
constitución monárquica se da como fundamento del Estado moderno y es considerada por Hegel
como el resultado lógico del despliegue histórico de la razón que tiene su acontecimiento tético en
la Revolución francesa, en el que quedarían congregados en una unidad viviente la individualidad
del monarca, las corporaciones y la determinación interna de los tres poderes.
Desde otra arista, es importante determinar cómo la teoría sobre el Estado de Hegel se
sustenta sobre la decisión en cabeza del príncipe, dando con esto origen a la monarquía
constitucional, la cual se estructura en la sociedad civil. Esto da fe, como señala Bobbio, de que la
superioridad de la monarquía constitucional solo es relativa, en la medida en que es la mejor para
Estados de gran tamaño, así como la democracia resultaría ser la idónea para los pequeños, pero
sumado a esto es preciso señalar que la monarquía constitucional es concebida por Hegel como
"la obra del mundo moderno".
Sin embargo, en las consideraciones que presenta Hegel el poder del monarca tiene un
fundamento esencial ya que sobre el gravita el desarrollo de la soberanía, y este elemento es una
6
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
pieza central en Estado moderno. Es así que según Rubén R. Dri, El monarca concentra en sí la
totalidad del Estado, en la medida en que concentra los poderes, pero no como una “suma sino
como “superación”. El monarca no puede prescindir de la universalidad de la constitución y de las
leyes que son hechas por el poder legislativo. Pero tampoco puede prescindir del poder
gubernativo que aplica la universalidad de las leyes a los casos particulares.
En otro apartado de la Filosofía del Derecho se enuncia que “Considerar el derecho del
monarca como fundamento sobre la autoridad divina, se halla más próximo a la verdad, porque en
tal concepción está contenida su incondicionalidad. Pero es sabido cuantos errores se han
vinculado a ella; y la consideración filosófica es, justamente, de juzgar ese elemento divino”
Hegel (1968). Aunque el monarca está sustentado sobre un poder divino y hereditario, debe tener
la capacidad de entender los elementos que lo pueden sancionar, pero esto causa una gran
incertidumbre y prevención acerca del estricto componente lógico que estaría en la base de dichas
determinaciones pues el monarca es la individualidad del Estado pero a su vez representa la
totalidad de los comunidades y sumado a esto las determinaciones bajo las cuales se comprende
su poder absoluto o soberano de manera que para consolidarse necesita del apoyo total.
De acuerdo con las deducciones anteriores, la afirmación, por un lado, de que en
la majestad del monarca reside la "unidad real del Estado" (lo cual sugiere de por sí una
reducción de Estado en contraste con el sentido estrictamente orgánico de su concepto),
y por otro, que aquella solo puede aprehenderse "de un modo pensante, porque todo
otro modo de investigación que no sea el modo especulativo de la idea infinita, fundada
en sí misma, elimina en y por sí la naturaleza de la majestad" Hurtado (2019).
Todo lo anterior nos sumerge a pensar que la monarquía en la concepción hegeliana
busca el bien común, esto conlleva a que no existan pesos y contrapesos entre esta figura y
los diferentes grupos sociales, pues el poder político es el monarca mismo, esto se puede
entender a partir de la dialéctica idealista en la que realidad puede ser conocida racionalmente
como el desarrollo sincrónico de la idea, además la objetividad de la razón se sustenta en una
concepción de lo universal como la esencia y el fundamento del mundo que se nos aparece.
Además y por último, la monarquía constitucional en la perspectiva hegeliana se presenta
como la última forma de Estado, con la característica que es la más perfecta, de manera que es así
que según Dri (2000) el monarca no puede ser elegido porque no es producto del arbitrio, sino
momento del autodesarrollo dialéctico del concepto. Una monarquía electiva sería una vuelta al
contractualismo, lo cual significaría destruir la eticidad5.
4. Conclusiones
A partir del análisis precedente, es posible determinar que Hegel está pensando el Estado
desde la razón, dejando a un lado las figuras clásicas del pacto social y luchas del poder que
habían precedido su análisis, y es que desde su perspectiva la razón muestra que el sistema está en
continuo proceso, pero lo hace a través de la historia, esto determina que la razón se vuelva más
rica a medida que va recorriendo el camino de los distintos estados de la conciencia en los
diferentes pueblos fijada por su tiempo. De manera que el Estado viene a ser uno de tantos
procesos históricos que se da en el tiempo, pero es generado por los seres humanos los cuales lo
perfeccionan a partir del enfrentamiento de procesos dialecticos con otros pueblos.

Dri, Rubén R, 2000, La filosofía del Estado ético, La concepción hegeliana del Estado, CLACSO, Consejo
5

Latinoamericano de Ciencias Sociales, pág. 237. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100609022426/9cap8.pdf


7
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Teorías Políticas Modernas
En cuanto al príncipe los análisis hegelianos hacen pensar que tal figura es una parte
importante en la consolidación del Estado moderno, donde el poder del príncipe constituye el
"comienzo y culminación del todo", además de la unidad concreta de los poderes constitucionales,
pero a partir de lo obtenido en esta investigación es posible decir de forma un tanto ambigua, que
sí, la comunidad o las Instituciones son consistentes o están organizadas de manera que no existan
muchas tensiones, la figura del príncipe que se encarna en su personalidad seria irrelevante y en
muchos casos no sería determinante para el funcionamiento del Estado. Con hace pensar de
manera apresurada que Hegel se contradice en sus opiniones, pero, es importante señalar que él
está pensando en la consolidación de Estados de gran tamaño, donde las contradicciones de sus
habitantes deben consolidarse a partir de tal figura el príncipe.
Se puede asociar de manera general, la concepción del monarca como la consolidación de los
intereses comunes, donde la función del monarca en está simplemente suscritora; entonces en esta
concepción al igual que en la del príncipe se vería reducida únicamente a una figura que hace
parte del Estado pero que está determinada meramente por el conjunto social. Este proceso debe
estar directamente entrelazado con la estructura que soporta, la voluntad, la eticidad, la soberanía,
además del Estado y la Constitución, todo esto enmarcado en la racionalidad que debe involucrar
la totalidad, sin olvidar que la monarquía constitucional es la última forma del Estado.

Trabajos citados

Arias, G. V. (2013). «Puebo» y Constitución Política en el pensamiento hegeliano. Pensamiento, 405- 421.
Blandón, A. F. (2019). La cuestión del monarca hegeliano: necesidad de un análisis inmanente. Arete
[online]. 2019, vol.31, n.2 , 321-348.
Dri, R. R. (2000). La filosofía del Estado ético. En R. R. Dri, La filosofía del Estado ético. La concepción
hegeliana del Estado (págs. 212-245). Buenos Aires Argentina: CLACSO, Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Hegel, G. W. (1968). Filosofía del derecho. Buenos Aires Argentina: Claridad.
Juan Ignacio Arias Krause, P. L. (2013). Violencia y Estado. La posición de Hegel. Revista Universum,
Universidad de Talca (SCOPUS)., 89-107.
Roux, R. (2022). Hegel, filósofo del Estado. Veredas, revista del pensamiento sociológico MX, 208-233.
TURRÓ, S. (2018). Hegel y Fichte en 1820: Estado y monarquía. Sociedad Española de Estudios sobre
Hegel, 299-318.

La filosofía del Estado ético, La concepción hegeliana del Estado, CLACSO, Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, pág. 237. http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100609022426/9cap8.pdf
La cuestión del monarca hegeliano: necesidad de un análisis inmanente http://www.scielo.org.pe/scielo.php?
pid=S1016-913X2019000200003&script=sci_arttext

Velazco, G.V. (2013) «Pueblo» y constitución política en el pensamiento hegeliano de la restauración


http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1016913X2019000200003&script=sci_arttext https://
revistas.comillas.edu/index.php/pensamiento/article/view/2281/pdf_3

También podría gustarte