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El movimiento conceptual en el arte aparece a finales de los años sesenta con manifestaciones
muy diversas y fronteras poco definidas.
La idea principal que subyace en todas ellas es que la verdadera obra de arte no es el objeto
físico producido por el artista, sino que consiste en conceptos e ideas. La idea o el concepto
está en la mayoría de los casos relacionado a lo político traducido a lo poético.
Otro elemento a resaltar de esta tendencia es que requiere una mayor implicación del espectador
no sólo en la forma de percibirlo sino con su acción y participación. En función de la insistencia
en el lenguaje, el comentario social o político, el cuerpo o la naturaleza, dentro de este arte
encontramos líneas de trabajo muy diferentes: body art, land art, process art, performance art, arte
povera … y entre sus más importantes representantes se encuentran artistas como Joseph Kosuth,
Lawrence Weiner, el grupo Art & Language, Gilbert and George, Dennis Oppenheim, Walter de
Maria, Robert Smithson, Jean Dibbets o Richard Long.
Según los planteamientos del arte conceptual, las obras de arte no tienen sólo un modo de
existencia objetual y la experiencia estética puede darse más allá de la materia, porque
experiencias y obras pueden “encarnarse” en varios objetos o porque su recepción puede
entenderse más allá de la presencia de los objetos. Por ejemplo, cualquier botellero puede
ejemplificar el gesto duchampiano, pero lo relevante es el gesto en sí. El botellero no es un objeto
artístico, sino una propuesta estética, ya que el artista lo despoja de su sentido instrumental.
De este modo, el arte conceptual trata de mantener la experiencia estética sin que medie en ella la
elaboración artística, el valor plástico de los objetos.
Lo conceptual es sobre todo una actitud de la que parte el emisor y que se pide al receptor: en
función de si la comparte habrá obra o no.
Kosuth decía que las obras de arte conceptuales son proposiciones analíticas que presentan
las intenciones del artista, su definición del arte, y LeWitt definió estos trabajos como
conectores de polos mentales, transmisores de información que han renunciado al mito de la
semejanza. El artista concibe su actividad como una investigación semiótica.
En definitiva, el arte conceptual pretendió demostrar que se podía hacer arte sin necesidad
de desembocar en cosas (artísticas), que existe experiencia estética sin estar mediada por la
objetualidad.
Horacio Zabala
Seis imágenes del fragmento 30 (II) (1973)
“Este universo idéntico para todos no ha sido creado por ningún dios ni por ningún hombre: pero siempre
fue, es y será un fuego eternamente vivo, encendiéndose con mesura y apagándose con mesura.”
John Baldessari
Ingres and Other Parables (1971)
Body art
El cuerpo del artista como materia y lugar de expresión artística.
Movimiento internacional muy activo y prolífico en la década de los años 60 y principios de los
años 70. El arte corporal conoció una reactivación en los años 90 con la explosión del SIDA (ver
texto de Robert Fleck en Brightspace/Lectura opcional).
Siempre hay trabajos de artistas que podemos clasificar como arte corporal (ejemplo Teresa
Margolles hoy en día) y hay tiempos, como durante las décadas mencionadas, en los cuales el arte
corporal fue al primer plano de la escena artística.
Para más, leer 3 manifiestos de François Pluchart (1974, 1977 y 1980) en “Lectura opcional del
Brightspace”. François Pluchart (1937-1988) era critico de arte y periodista; también fundador de
la revista de arte ArTitudes.
Observé, durante un tiempo, mi retrato colocado en un improvisado “altar” iluminado con velas.
Luego el asistente me sacó sangre de la vena con una jeringa hipodérmica. Mezclé la sangre con
mi orina, pelo y recortes de uñas y me bebí la mezcla delante del “altar”.
Me dejé colgar de manos y pies en una cuerda de nylon en un gran ático. Me vendaron los ojos
con una bufanda negra, y me taparon los oídos con cera.
Fijé un largo cinturón de hierro verticalmente contra la pared de una gran habitación. Lo aseguré
con tornillos en un extremo, en el otro até un cuchillo para que tocara la pared. Le pedí a uno de
los presentes, desconocido para mí, que viniera y se sentara en el cinturón. Le dije que se acercara
tanto como quisiera en cuanto notara algún nerviosismo o falta de concentración en mi arte. Me
senté el timbre a veinte minutos sin que el co-participante lo supiera. Me senté entre la pared y la
punta del cuchillo. La alarma no funcionó y detuve la acción después de 44 minutos.
Chris Burden (1946-2015, USA)
Trans-Fixed (Venice, California, 23 de abril de 1974)