Está en la página 1de 17

Asistencia sexual y alianzas queer-crip: el cambio en la (auto)enunciación de las

personas con diversidad funcional


(VERSIÓN BORRADOR)
Andrea García-Santesmases Fernández
Universidad de Barcelona

RESUMEN

El activismo de las personas con diversidad funcional (discapacidad) en España se había centrado
tradicionalmente en reivindicar los derechos básicos para su inclusión en la sociedad, tales como
la accesibilidad, la asistencia personal o la educación inclusiva. No obstante, parto de la hipótesis
de que asistimos a un cambio de repertorio en las formas de enunciación y movilización de este
activismo, en el que la sexualidad ha adquirido un lugar central. Esta hipótesis es contrastada por
la investigación etnográfica que vengo realizando desde el año 2012. Durante este periodo, he
realizado observación participante, 30 entrevistas en profundidad de carácter semi-estructurado y
seguimiento en redes sociales y medios de comunicación de los principales actores implicados en
la movilización política en torno a la sexualidad y la diversidad funcional. Esta comunicación se
focaliza en analizar dos de sus principales expresiones: la asistencia sexual y las “alianzas queer-
crip”.

La asistencia sexual es una figura/servicio de apoyo para la sexualidad de personas con diversidad
funcional que se articula de forma diferente en los distintos contextos geográficos y culturales.
En España, la disputa en torno a su definición, e hipotética concreción institucional, comienza en
el año 2012 y es promovida tanto por las personas con diversidad funcional (desde las
asociaciones tradicionales a los grupos activistas) y sus familiares, como por profesionales
relacionados con la terapia, la sexualidad (sexólogos/as, prostitutas, masajistas eróticas) y los
cuidados (asistentes personales, residencias). Lo que tienen en común los diferentes
posicionamientos es la reivindicación de la sexualidad de este colectivo como espacio de
discusión pública, movilización política y construcción identitaria.

Por “alianzas queer-crip”, o “tullido-transfeministas”, se (auto)denomina al proceso de


confluencia entre el movimiento de vida independiente y el transfeminista que ha acontecido en
los últimos años, principalmente a raíz de Yes, we fuck! Este proyecto ha impulsado una sinergia
entre activismos que hasta el momento solo habían colaborado esporádicamente. La constatación
de su afinidad política y personal, les ha llevado a compartir múltiples proyectos en los últimos
años. Destacan los videos postporno queer-crip, herramientas de auto-representación disidente
que les han permitido mostrarse como sujetos sexuales, deseantes y deseables, críticos con los
cánones corporales que norman la deseabilidad, el género y la capacidad.

La etnografía realizada permite trazar una genealogía que sitúa y analiza el cambio de repertorio
en la enunciación y movilización del activismo de la diversidad funcional, y que muestra cómo
la sexualidad ha sido el eje vertebrador del mismo.

Palabras clave: sexualidad, género, discapacidad, diversidad funcional, queer.

1
INTRODUCCION: DE LA COMPRESA A LA MASTURBACIÓN

En España tradicionalmente ha estado vigente un modelo médico-rehabilitador que


considera la “discapacidad” una cuestión estrictamente médica, es decir, un problema
individual fruto de un cuerpo defectuoso que debe ser sometido a cura y rehabilitación
para adaptarlo lo máximo posible a los cánones de normalidad. En contraposición, desde
los años 60 el Movimiento de Vida Independiente (MVI) y los disability studies defienden
un modelo social, que entiende la discapacidad como una situación de opresión
consecuencia de una sociedad que “discapacita” a determinados individuos al no estar
adaptada a sus necesidades (por ejemplo, entornos inaccesibles o legislaciones
discriminatorias).

En el contexto español, la articulación más crítica de este paradigma es el Foro de Vida


Independiente y Divertad (FVID) y su teorización del modelo de la diversidad, que busca
poner en valor la riqueza de la diversidad humana y defender la igualdad en base a la
dignidad intrínseca del ser humano, no a unas supuestas capacidades extrínsecas. Una de
sus principales apuestas ha sido la lucha por la auto-enunciación a través de un cambio
en el lenguaje: critican los términos peyorativos con los que tradicionalmente se les ha
heterodesignado (inválidos, minusválidos, discapacitados) y se nombran como “personas
con diversidad funcional”. Este término busca subrayar que todas las personas tienen su
manera de funcionar (de moverse, comunicarse, expresarse) y la desigualdad se debe a la
discriminación que sufren aquellas cuyas diferencias funcionales son catalogadas como
“menos valiosas”.

En la actualidad, en el contexto español conviven los tres modelos, incluso pueden


detectarse rasgos del denominado modelo eugenésico. No obstante, desde la llegada de la
democracia ha habido una mejor muy significativo de las condiciones de vida de esta
población y, a día de hoy, contamos con una legislación muy avanzada. Estos cambios se
deben en gran parte al movimiento asociativo, tradicionalmente impulsado por las
familias de estas personas y recientemente protagonizado por ellas mismas, en una crítica
a la medicalización y supervisión de sus vidas. Como dice el MVI “Nada sobre
nosotros/as sin nosotros/as”. Tanto desde el asociacionismo más clásico como desde el
activismo más crítico, la lucha de las últimas décadas se ha centrado en asegurar los

2
recursos básicos para la inclusión social, tales como la accesibilidad, la asistencia
personal1 o la educación inclusiva.

No obstante, en los últimos años, la reivindicación activista, así como el trabajo de los
profesionales que rodean a mundo de la diversidad funcional, han comenzado a poner el
foco en un área hasta ahora silenciada: la sexualidad. Este interés por la sexualidad de las
personas con diversidad funcional se ha articulado de múltiples maneras, algunas incluso
contradictorias entre sí, pero lo que tienen en común es que la conciben como un derecho
y una necesidad a la que socialmente hay que dar respuesta.

La generación de proyectos e iniciativas en torno a esta temática ha acontecido


principalmente en los núcleos urbanos, dentro de los cuales Barcelona ha tenido un papel
protagonista. A este respecto, hay que tener en cuenta el histórico papel vanguardista de
esta ciudad en relación al activismo de vida independiente así como a otros movimientos
de disidencia corporal, sexual y de género. Resulta un contexto favorecedor para que
(aun) una minoría de personas con diversidad funcional puedan pasar de reivindicar lo
materialmente imprescindible y comenzar a preocuparse por lo simbólicamente
importante. No es casual, pues, que proyectos como Yes, we fuck!, Tandem Team o Liant
la Troca, surjan en esta ciudad.

Puede resultar paradójico que sea en plena crisis económica, cuando se produzcan estas
reivindicaciones. No obstante, el recorte en materia de derechos y prestaciones también
puede resultar un acicate para la búsqueda de una transformación social más profunda,
que no se limite a reclamar mejoras materiales, sino que aspire a un cambio de imaginario
social. Y, para ello, el terreno de la sexualidad, resulta idóneo.

La sexualidad ha sido una de las áreas paradigmáticas de opresión para las personas con
diversidad funcional, las cuales se han visto recluidas en dos categorías igualmente
estereotipadas y perversas: “híper-sexuales-pervertidos” o “asexuales-inocentes”
(Brown, 1994: 125). Esta “dimensión personal e individual de la opresión” (Shakespere,

1
El asistente personal es una persona contratada para realizar las tareas que la persona con diversidad
funcional no puede hacer por sí misma. La diferencia con el papel tradicional del “cuidador”, es que en este
caso la persona con diversidad funcional es la que decide qué, cuándo y cómo se realizan estas tareas. Suele
utilizarse la metáfora de que el asistente personal “son los pies y las manos” de estas personas.

3
1999: 54) han sido tradicionalmente relegadas por el activismo pro de logros más
urgentes. Y cuando se aludía a la sexualidad se hacía exclusivamente en términos
reproductivos o de prevención del abuso sexual. Como explica Tepper (2000: 283) ha
habido un imperdonable ‘olvido del discurso de placer’ al reflexionar sobre la situación
de este colectivo. Y las personas que ya han logrado unas mínimas condiciones materiales
para tener una vida digna, no quieren seguir postergándolo.

Si en 2005 pedía pública y políticamente, en mi deseo de preservar mi intimidad, al


mismo tiempo que sintiéndome mujer “de primera”, daba a conocer al mundo que
necesitaba que quien me quitara la compresa cada vez que tenía la menstruación
fuese alguien que yo hubiera escogido… Hoy, en 2015, y tras mi evolución personal
y existencial de estos años, intensos, complejos y apasionantes, viviendo de manera
independiente, a través de la asistencia personal, creo importante expresarme de
nuevo pública y políticamente, para solicitar mi derecho a vivir mi sexualidad, desde
otras miradas, y sin hacer lecturas negativas, en los mismos términos que el resto de
personas

Mi interés se centra en aquellas iniciativas de reivindicación de la sexualidad de las


personas con diversidad funcional en las que estas han tenido un rol protagonistas. He
estado siguiendo y analizando este proceso a través de una investigación etnográfica.
Planteo como hipótesis que se está produciendo un cambio de repertorio en las demandas
y propuestas del activismo de vida independiente, que sitúa al cuerpo y la sexualidad
como núcleos de producción epistémica, práctica performativa y construcción identitaria.
En este trabajo, analizo dos áreas clave para constatar este cambio de repertorio: la
discusión sobre asistencia sexual y las alianzas queer-crip.

INVESTIGACIÓN

Este trabajo se basa en los resultados de una etnografía realizada entre finales del año
2012 y la actualidad (2016), con el objetivo de analizar el proceso de politización en torno
a la sexualidad del activismo de vida independiente español. Concretamente, me centro
en la articulación de las alianzas queer-crip (conceptualizando estas tanto como un
proyecto político como una identidad colectiva en proceso de construcción) y su relación
con otros proyectos o iniciativas activistas que reivindican la sexualidad de las personas
con diversidad funcional, sobre todo aquellas relacionadas con la asistencia sexual. Se

4
trata de un campo de investigación muy novedoso, enormemente prolífico en términos
activistas y de crítica política pero poco explorado a nivel académico. Esto es
consecuencia, en gran parte, de que se trata de un objeto de estudio en proceso de
construcción, que precisa de inmersión en el campo de investigación y de las herramientas
teóricas y metodológicas para su análisis. Por ello, la metodología idónea para abordarlo
es la etnografía.

Mi investigación se basa en la triangulación metodológica (Denzin, 1970) a partir de la


combinación de fuentes de información primarias y secundarias. Los datos primarios ob
obtenidos mediante la observación participante y las entrevistas en profundidad de
carácter semi-estructurado, mientras que los secundarios se recogen a partir de la revisión
de bibliografía especializada y bases de datos, así como del seguimiento en redes sociales
y medios de comunicación de los principales actores y discusiones en torno a esta
temática.

La observación participante ha sido posible gracias a mi participación en el documental


Yes, we fuck!, proyecto clave en la politización del activismo de vida independiente en
torno a la sexualidad. Formar parte de este grupo, me ha permitido un acceso privilegiado
al campo de investigación desde el primer momento, tanto a nivel de participación en
actividades clave como de contacto con los actores sociales más relevantes. Hasta ahora,
he realizado 62 registros, cada uno de ellos corresponde a una actividad (encuentro,
reunión, jornada, conferencia, taller, fiesta, cinefórum, presentación del documental,
asamblea, etc.) en la que he participado. Principalmente, he registrado actividades en la
ciudad de Barcelona, pero puntualmente también he participado en eventos clave
acontecidos en otras ciudades, como Madrid, Zaragoza o Laussanne.

Paralelamente a la observación participante, he ido entrevistando a los protagonistas de


este proceso: he conducido 15 entrevistas con personas activistas relacionadas con el MVI
(14 con personas con diversidad funcional2 y 1 con un asistente personal afín a la filosofía
de este movimiento) y 15 con activistas queer3 (entendiendo queer como una etiqueta

2
Estas personas se han considerado activistas del MVI, aun cuando algunas no pertenezcan ni al FVID ni
a una OVI (Oficina de Vida Independiente), dada su participación en proyectos políticos y/o artísticos que
considero afines a sus postulados y que han guardado relación con las alianzas queer-crip.
3
Resulta interesante señalar que una parte significativa de las personas queer entrevistadas habían tenido
(o tenían) un contacto laboral con el mundo de la diversidad funcional (como asistentes personales,
cuidadores, educadores, monitores, etc.). Y, más aun, durante el proceso de las alianzas muchas otras han
comenzado a trabajar como asistentes personales o, incluso, sexuales.

5
amplia que incluye activistas que se identifican como tales o, en categorías afines, como
transfeministas, gordas, trans, etc.).

He guiado las entrevistas a partir de un guion flexible, que me ha permitido estructurar el


análisis del discurso a partir de ejes comunes sin por ello perder la espontaneidad de las
técnicas abiertas. Por término medio, las entrevistas han tenido una hora de duración y se
han realizado presencialmente, habitualmente en las casas de las personas entrevistadas
y en algunos casos en espacios públicos tranquilos y confortables. Sin embargo, ha habido
cuatro entrevistas que no se han podido realizar de esta forma debido a que las personas
residían en otra ciudad o bien se encontraban viajando por un largo periodo. En estos
casos, se ha adaptado el formato de entrevista: en caso se ha realizado telefónicamente
mientras que en los otros tres se les ha enviado un cuestionario abierto. Esta vía conlleva
mayor rigidez en las respuestas pero también mayor capacidad de análisis y reflexión por
parte de las personas entrevistadas.

De forma paralela a la conducción de entrevistas, se han ido realizando las transcripciones


literales y un primer análisis, que ha permitido ir validando el guion, refinando las
preguntas, detectando los elementos recurrentes y profundizando en las temáticas más
interesantes. Una vez transcritas, las transcripciones se han enviado a las personas
entrevistadas para que dieran su consentimiento para su utilización y difusión. Tal y como
se había pactado, éstas pudieron modificar el texto, añadiendo, matizando o directamente
eliminando, fragmentos de sus discursos. Este pacto permitió que las entrevistas
transcurrieran en un ambiente tranquilo y distendido, en que las personas entrevistadas
no tenían que estar pendientes o vigilantes de la manera en que decían las cosas (o de qué
cosas decían) ya que sabían que posteriormente podrían matizar su discurso. Todas ellas
dieron su consentimiento para aparecer con sus nombres reales, de hecho varias lo
pidieron explícitamente, lo cual considero un ejercicio de visibilización de su papel como
activistas.

Paralelamente al trabajo de campo, he seguido en redes sociales y medios de


comunicación la temática, prestando especial atención a elementos como la enmarcación
discursiva y la construcción identitaria. Hay que tener en cuenta que el espacio virtual
tiene una importancia creciente en los activismos de hoy en día. A este respecto, las
nuevas tecnologías y las redes sociales han jugado un rol central en la articulación del
Movimiento de Vida Independiente español. De hecho, incluso la discusión y decisión de
utilizar el término “diversidad funcional” ocurrió en el espacio on-line (Lobato y
6
Romañach 2003). Igualmente, las alianzas queer-crip también se han ido tejiendo y
estableciendo a través de un uso intensivo de las TIC. En el proceso documental, por
ejemplo, desde la convocatoria para el workshop de la primera historia hasta la difusión
de los actos de presentación del documental han sido realizados on-line. Por todo ello, y
dadas la ventajas ya apuntadas por otras autorías de la combinación etnografía física y
digital (Murthy 2008), era necesaria una extensión de la etnografía en los espacios
virtuales que, además, tienen la ventaja de la documentación automática.

ANÁLISIS

ASISTENCIA SEXUAL

La asistencia sexual es una figura/servicio de apoyo para la sexualidad de personas con


diversidad funcional que se articula de forma diferente en los distintos contextos
geográficos y culturales. No hay, por tanto, un consenso sobre qué (no) es asistencia sexual y
quién deben ser sus oferentes y beneficiarios. Tal y como explican García-Santesmases y Ferreiro
(2016-en prensa), lo único que tienen en común la diversidad de propuestas que se auto-
denominan como “asistencia sexual” es “que se desarrollan originalmente en el contexto euro-
americano, en el que las personas con diversidad funcional tienen legalmente reconocidos unos
derechos básicos que apoyan su inclusión en la sociedad”.

En el contexto español, la principal movilización pública en torno a la asistencia sexual,


se produce en la ciudad de Barcelona a raíz del grupo Sex Assistent. Se trata de una
organización fundada en el año 2012 por Silvina Peirano, creadora de la página de
referencia “Mitologías de la sexualidad especial”, que busca promover el debate sobre
asistencia sexual en España. En este grupo, participan tanto profesionales (psicólogos/as,
terapeutas, sexólogos/as) como activistas con diversidad funcional interesados en la
temática.

Un año después, parte de sus miembros se escinden y forman Tandem Team, con el
objetivo de dejar de lado el debate teórico y comenzar a proveer servicios de asistencia
sexual. Tandem Team es una asociación sin ánimo de lucro que, debido a las restricciones
del marco legislativo vigente, limita su función a poner en contacto a potenciales
asistentes sexuales y potenciales asistidos. Para ello, evalúa previamente la idoneidad de
ambas personas así como su posible afinidad. Posteriormente, realiza un seguimiento para
conocer cómo ha acontecido el servicio.

7
Tandem Team también participa activamente en la divulgación y promoción de la
asistencia sexual, entendiendo esta, al igual que Sex Asistent, como un encuentro erótico
libre entre dos personas adultas, en que la única restricción debe ser el deseo de ambas.
De esta forma, la asistencia sexual se plantea como una experiencia erótica recíproca, en
la que ambas partes se implican sexual y emocionalmente, y salen igualmente
beneficiadas. De hecho, Tandem Team se propone para que

“una persona con diversidad funcional pueda encontrar a otra persona que quiera
compartir su intimidad y su sexualidad con ella. Y viceversa”4.

De esta forma, este servicio se construye simbólicamente como un encuentro romántico,


marcado por la reciprocidad, el deseo mutuo y la atracción. Para ello, consideran
imprescindible que la persona que presta la asistencia sexual no se mueva por un interés
lucrativo sino que sea “una persona con vocación de servicio, de dignificar al ser humano
y de hacer sentir cosas que la otra persona tiene dificultades para sentir” 5. Por ello,
consideran que las prostitutas no son las personas idóneas para realizar esta tarea. O, en
todo caso, antes deberían formarse, según los criterios y contenidos que estas
organizaciones han definido en sus cursos (cada uno los suyos).

Este planteamiento ha resultado enormemente exitoso en cuanto a su incidencia social y


mediática. Tandem Team recibe diariamente propuestas de personas postulándose como
asistentes sexuales y de otras demandando estos servicios; aparece regularmente en
medios de comunicación; han viajado a varias ciudades para expandir su modelo; y acaba
de abrir un servicio de consultoría online para profesionales y familias que tengan dudas
en torno a “la sexualidad de personas con diversidad funcional”. El éxito del modelo se
debe a que ha sabido leer y dar respuesta a una necesidad social, a un campo abandonado
por las políticas públicas, postergado por las asociaciones y silenciado por las familias.
Además, plantea un modelo culturalmente fácil de digerir ya que posiciona a usuarios y
proveedores de asistencia sexual en un rol socialmente legitimado (aunque rechazado por
repertorios contemporáneos de visibilidad de la diversidad funcional): los primeros como
víctimas, los segundos como virtuosos.

4
Descripción del Proyecto Tandem Intimity, disponible en:
http://www.tandemteambcn.com/#!intimity/csgz Fecha de consulta: 27-11-2015
5
Fragmento de la entrevista realizada por Raúl Gay a María Clemente (cofundadora de Tandem Team),
disponible en: http://www.eldiario.es/retrones/Maria-Clemente-sexo-ofrecemos-
intimidad_6_310129007.html Fecha de consulto: 12/10/2015

8
Por su parte, el proyecto documental Yes, we fuck! y, en especial, uno de sus directores,
Antonio Centeno, defienden una visión contrapuesta de la asistencia sexual, ya que
plantean que se circunscriba al campo del autoerotismo. De esta forma:

“Las funciones del asistente sexual serían ayudar a la persona con diversidad
funcional antes, durante y/o después de las prácticas sexuales con otras personas en
todo lo que no pueda hacer sin apoyo (higiene, posturas, anticoncepción...), así como
masturbar a la persona con diversidad funcional en caso de que no pueda hacerlo por
sí misma” (Centeno, 2014:111).

En esta definición se encuentra una de las claves de la propuesta: la asistencia sexual no


implica (y no debe implicar) relaciones sexuales entre la persona asistente y la asistida.
Es la visión que muestra la historia de asistencia sexual del documental Yes, we fuck! en
la que Sole (una mujer con artrogriposis múltiple congénita) recibe la ayuda de Teo para
acariciarse a sí misma, experimentar con su propio cuerpo y masturbarse. Esta diferencia
es la que ha llevado a García-Santesmases y Ferreiro (2016-en prensa) a denominar a esta
propuesta de asistencia sexual como “modelo de auto-erótica” en contraposición a
presentada anteriormente que es denominada “modelo de conexión erótica”.

El modelo de auto-erótica se basa en la idea de asistencia personal: apoyo humano


destinado a ser “las manos y los pies de la persona con diversidad funcional” en el sentido
de que le ayuda en la realización de todas las tareas cotidianas pero no toma las decisiones
sobre las mismas. Construyendo una analogía con la asistencia sexual, el límite de ésta
estaría igualmente en “aquello que una persona sola podría hacer en ausencia de
diferencias funcionales”. En este sentido, la asistencia sexual, tal y como puede
observarse en el siguiente gráfico, se plantea como un espacio de intersección entre la
asistencia personal y el trabajo sexual.

9
No obstante, se trata de una propuesta minoritaria, que ha recibido menor atención
mediática y apoyo social que el “modelo de conexión erótica”. De hecho, el grupo de
asistencia sexual (ASSEX) que se creó para llevar a cabo servicios de acuerdo con este
planteamiento, desapareció a los pocos meses sin haber llegado funcionar como tal. Este
modelo intenta sistematizar en un diagrama preciso y racional, los vínculos emocionales,
sociales y materiales entre las personas con diversidad funcional y los profesionales del
sexo que les rodean, intentado despojarlos de la carga moral que conllevan. Su menor
aceptación entre las personas con diversidad funcional, puede deberse a que

“su defensa de la asistencia sexual como un servicio limitado, invalida la fantasía de


que lo que acontece entre asistente y asistido/a es una relación afectiva, marcado por
la atracción y la conexión íntima”.

A pesar de las diferencias entre los modelos de conexión erótica y auto-erótica, ambos
coinciden en dos elementos: diferenciarse del campo de la terapia sexológica (lo que sería
la figura del surrogate) y de la prostitución. El primero no tiene un papel relevante a día
de hoy en el debate mientras que desde el mundo de la prostitución sí ha habido un
posicionamiento. Tal y como señalan García-Santesmases y Ferreiro (2016-en prensa),
las prostitutas que se han posicionado públicamente son mujeres politizadas, de clase
media, españolas (mayoritariamente), con presencia en redes sociales y medios de
comunicación, que realizan sus servicios en pisos y que tienen un caché elevado. Destacan
tres actores principales en este campo: la organización de scorts Aprosex, la señora Rius
(madame) y Montse Neira (scort independiente).

El posicionamiento común se basa en defender la asistencia sexual como el servicio


sexual destinado a personas con diversidad funcional que las prostitutas –ellas mismas-
llevan años realizando. Resulta lógica su reivindicación por varios motivos. En primer
lugar, por una razón estratégica: se trata de un nicho de mercado en expansión. En la web
de la Señora Rius puede encontrarse la sección “relaciones para personas con diversidad
funcional”. Y, en su biografía, Montse Neira explica que decidió “especializarse en ese
colectivo” (Neira, 2012, 96) al ver que había una demanda por cubrir.

En segundo lugar, porque simbólicamente ofrece una vía de legitimación social de su


trabajo (y de su demanda de regularización), planteando este como la respuesta a una
necesidad social: ocuparse (sic) de la resolución de las necesidades sexuales de este

10
colectivo, posiciona a las prostitutas en un rol de proveedoras de cuidados, más cercanas
a las enfermeras y otros trabajos socialmente legitimados que a aquellos denostados por
su vinculación con el sexo de pago.

Desde esta perspectiva se afirma que el único problema que hay para “reconocer” que la
asistencia sexual es prostitución, es el estigma que pesa sobre la misma. Tal y como
expresa la organización de Scort APROSEX,

“Puede que el estigma que pesa sobre nuestra profesión y sobre la palabra PUTA, no
sea del agrado de muchos” pero “las y los asistentes sexuales ejercen prostitución.
Sí o sí”.

ALIANZAS QUEER-CRIP

GENEALOGÍA

Yes, we fuck! es un documental que busca retratar la sexualidad de las personas con
diversidad funcional desde el empoderamiento y la crítica al capacitismo. Sus historias,
con imágenes sexualmente explícitas, buscan cuestionar los ideales de belleza,
deseabilidad y práctica sexual. Para realizar estos cuestionamientos, el documental
recurre a la proyección de otras sexualidades no normativas. De hecho, pareciera que la
selección de historias y personajes fuera un recorrido por los márgenes del “charmed
circle” de Rubin (1989, p. 153): pornografía, homosexualidad, promiscuidad, BDSM,
sexo en grupo, sexo de pago, sexo con objetos manufacturados, sexo intergeneracional.
De esta forma, no se trata de un documental que se limite a cuestionar los prejuicios
asociados a la sexualidad de los tradicionalmente nombrados como discapacitados sino
que supone una confrontación a la heteronormatividad vigente.

La primera historia den las seis que componen el documental Yes, we fuck! es un taller
postporno organizado por Post-Op, un colectivo queer de Barcelona. Era abril de 2013.
La convocatoria se hizo a través de Internet y se difundió por las redes sociales de los
colectivos implicados. Este encuentro, este día de risas y caricias, temores y placeres,
ortopedias y fluidos, marca un punto de inflexión en el proyecto, y en las vidas y
activismos de muchos de sus participantes. A partir de ahí, se despierta una conexión
corporal y política entre las activistas queer y crip. Esta alianzas se retroalimenta

11
positivamente con el proceso de creación de Yes, we fuck! Originalmente, la idea del
documental era centrarse en la sexualidad de personas diversas funcionales, pero esta
primera historia generó un proceso tan interesante que sus creadores quisieron retratar
algunas de sus historias. De esta forma, cuatro de las historias del documental tienen como
co-protagonistas a personas queer: dos activistas trans, un colectivo postporno y una
trabajadora sexual especializada en BDSM.
Respecto a las alianzas más allá del documental, el primer proyecto que surge es
Pornortopedia: un proyecto de diseño colaborativo de juguetes sexuales promovido por
Post-Op. Este colectivo queer, a raíz de realizar el taller para Yes, we fuck!, se dio cuenta
de que su postporno no había tenido en cuenta según qué formas de funcionar,
comunicarse, moverse…Habían olvidado a los cuerpos diversos funcionales y decidieron
enmendarlo pidiendo a estas personas que les ayuden a diseñar juguetes sexuales
pensados, esta vez sí, para toda la diversidad corporal.

En la misma línea, el movimiento queer español comienza a incluir la variable


discapacidad en sus debates y reflexiones teóricas: desde el 2013 se generan multitud de
talleres jornadas, encuentros y debates que ponen lo “crip” en el centro. Paralelamente,
se va creando una comunidad queer-crip virtual que comienza a construir un discurso, un
imaginario y unos referentes comunes. Este proceso supone una legitimación y un
fortalecimiento del discurso de lucha interseccional que plantea el movimiento queer y
un paso más en pro de la “revolución somatopolítica” a la que alude Preciado (2013).
Quizá el evento paradigmático de este interés queer por lo crip, sea la Muestra Marrana
(el festival postporno de Barcelona) que en 2014 se presenta como sección especial el
“postporno tullido”. Por primera vez en el contexto español, activistas diversos
funcionales y queer trabajan conjuntamente y crean Nexos. Este video postporno queer-
crip tiene tal éxito que el año siguiente otro grupo de activistas queer-crip crean
Habitación y ganan el premio al mejor cortometraje.

Paralelamente a la creación y difusión de estos proyectos, a nivel local, en Barcelona, se


van impulsando los Pic-nic mutantes: espacios de encuentro en que se busca pasar de “la
alianza a la confianza”, es decir, de la sintonía teórica y discursiva a la afinidad personal.
Estos Pic-nic van evolucionando y tomando diferentes formatos como talleres, cinefórum,
fiestas o charlas. Y van generando interesantes vínculos entre los activistas implicados.
A nivel personal se van gestando amistades y romances, que hacen de la alianza teórica
un encuentro encarnado. A nivel activista y artístico, han surgido proyectos como la

12
película Vivir y otras ficciones o el proyecto de fotografía postporno No body que
promueven representaciones culturales disidentes en torno a la (dis)capacidad y el género.
También a nivel profesional puede percibirse la incidencia de la alianza queer-crip ya que
un importante número de personas queer se han interesado en trabajar como asistentes
personales y/o sexuales.

En otros puntos del Estado español, con especial relevancia de ciudades grandes, también
se desarrollan estas fructíferas sinergias queer-crip. Por ejemplo, en Madrid, en la
manifestación anual que convocan los activistas discapacitados (llamada Marcha por la
Visibilidad de la Diversidad Funcional), desde hace dos años comienza a haber presencia
de activistas queer. Y a la última manifestación del Octubre Trans (2015) acudieron
activistas crip.

‘ESTA GENTE NOS PUEDE AYUDAR A SALIR DEL ARMARIO CON ALEGRÍA’
(MARÍA OLIVER). EL POR QUÉ DEL INTERÉS CRIP POR LO QUEER.
Las personas crip que han formado parte de estas alianzas lo han hecho, en gran parte, porque han
encontrado un espacio de escucha, comprensión y valorización positiva. Esta alianza, ha llevado
a muchas de estas personas a tomar (más) conciencia de su situación de discriminación social.
Los entrevistados describen este proceso, y las actividades de las que han formado parte, como
“liberadoras” ya que les ha hecho visualizarse como sujetos empoderados y con agencia. Además,
han encontrado en lo queer, un referente de orgullo de la diferencia, que no intenta asimilarse a
la normalidad. Esta reivindicación de la posición outsider que no pasa por el victimismo ni la
frustración sino que se focaliza en lo lúdico y festivo, ha resultado una de las cosas más atractivas
para el público crip interesado.

Hay algo muy festivo de celebración de esa condición marginal como un acto
subversivo muy potente. No es solo que no nos fastidie que nos veáis como nos veis,
sino que lo celebramos, y eso es lo que más me interesa (María, activista crip)

Por otra parte, el contacto con lo queer también ha supuesto para el colectivo diverso
funcional un replanteamiento de su deseo y de sus ideas en torno al género y la sexualidad.
En primer lugar, les ha permitido expresarse como seres deseantes, en un entorno que
valoraba positivamente dicha expresión en lugar de infantilizarla o rechazarla. Pero no
solo eso, sino que además de como seres deseantes, las alianzas queer-crip les han servido
para posicionarse como seres deseables, que pueden resultar sexys y excitantes.

13
Lo más alejado que hay de la palabra sexual es la palabra discapacidad (..) entonces
cuando realmente Eros se muestra en personas que estaban más relacionadas con
Tánatos, con la enfermedad, lo oscuro, lo maldito, que durante mucho tiempo fue
así, ahí sucede algo (Miriam, activista crip)

Esta sexualización de sus cuerpos y sus funcionamientos, ha servido a muchas de estas personas
para reconciliarse consigo mismos y con aquellas partes de sus corporalidades que eran motivo
de vergüenza y dolor. El activismo queer lleva años trabajando en la visibilización y erotización
de aquellos elementos relacionados con la disidencia corporal (cuerpos gordos, trans, inter,
peludos, feos, etc) que normalmente son ocultados en pro de la normalización patriarcal. Para el
mundo de la diversidad funcional, conocer esta posibilidad ha resultado enormemente liberador
y satisfactorio. Por ejemplo, la incontinencia urinaria, elemento tradicionalmente traumático
quien la padece, es convertida en Nexos en una lluvia dorada. Y su protagonista explica:

Muchas personas obviamos las partes que no sentimos pero también es parte de
nuestro cuerpo y hay que aprender a integrarlo como parte de ti, no odiarte o verlo
como algo feo. (…) A mí Diana pornoterrorista me iluminó con lo de poder mearme,
poder ensuciar, ¡que no solo los hombres pueden! O, por ejemplo un espasmo hay
gente que le gusta. (Patricia, activista crip)

En este sentido, el contacto con lo queer también ha conllevado en la gente crip un


replanteamiento de su propia identidad en términos de género y sexualidad. Muchos activistas
aluden a que, a raíz de las alianzas, han comenzado a reflexionar sobre la (limitada) construcción
de su deseo, incluso a replantearse su heterosexualidad. Para otros, ha abierto una vía de
(re)conexión con vivencias y sentimientos que escapan al rígido binomio de género.

Mi parte femenina sí que se ha visto un poco motivada a despertar. De ahí el pelo


largo, el volver a ponerme pendientes en determinadas ocasiones, el hablar en
femenino. Sí, y bueno, es que tampoco es que sea ajeno a mí o a mi historia estas
cosas, pero sí que hacía tiempo que no me sentía tan feminizado como ahora (Juande,
activista crip)

CAMBIO EN LA AUTO-ENUNCIACIÓN

Durante siglos, la exclusión social de las personas con diversidad funcional ha sido tan
fulminante que ni si quiera se les permitía verbalizar un deseo que, al fin y al cabo,
conllevaba reconocerles como humanos. El reconocimiento formal de derechos, la
manida igualdad ante la ley, no constituía una igualdad real, no solo por el
incumplimiento de convenciones y leyes, sino por la concepción social de su realidad:
vidas que no merecen la pena ser vividas, vidas de sufrimiento, vidas indeseables... Negar

14
su sexualidad era una de las principales herramientas para posicionarles en ese lugar de
otredad, como aquel esencialmente diferente, que no tiene las mismas necesidades ni
deseos. Les posicionaba en un espacio liminal, más cercano a la niñez y la vejez que a las
etapas donde la vida sexual es esperable y legítima.

El FVID lleva ya más de una década luchando por un cambio de paradigma. El modelo
de la diversidad que proponen busca precisamente resaltar la diferencia como una riqueza,
no como una condición necesariamente negativa o traumática. La reivindicación de la
sexualidad, viene a ser un paso más en la lucha por el cambio de imaginario y de lugar de
enunciación. Se dan cuenta de que no basta con cambiar la terminología que les designa,
sino que tienen que preocuparse por la representación cultural de su intimidad, sus
cuerpos y sus sexualidades.

Las propuestas de asistencia sexual que gravitan en el contexto español, con especial
preponderancia del catalán, tienen la incuestionable virtud de promover un debate
necesario en torno a la sexualidad de las personas con diversidad funcional que no parte
de una perspectiva médico-rehabilitadora. Lo que pone en juego esta disputa por la
significación de la asistencia sexual, es la interpretación de las necesidades de las
personas con diversidad funcional, su articulación política y, en definitiva, la producción
social de su ciudadanía sexual. En este sentido, existen discursos verbales y visuales que
posicionan a las personas con diversidad funcional como sujetos empoderados, con capacidad de
auto-enunciación en torno a su sexualidad. Los cuales, coexisten con visiones que refuerzan el
estigma sobre la sexualidad de este colectivo, desde una perspectiva paternalista y
condescendiente que les sitúa como cuerpos indeseables.

En este sentido, el movimiento queer español se perfila como un aliado inigualable: lleva
más de una década trabajando políticamente en torno al género, el cuerpo y la sexualidad,
así como a la (auto)representación de estas esferas a través del postporno (Solá & Urko
2013). En este sentido, la conexión con lo queer ha permitido a los activistas con
diversidad funcional españoles comenzar a nombrarse y posicionarse como crip. Les ha
permitido comprender que su exclusión de la sexualidad no es fortuita ni única sino que
responde a una lógica heteropatriarcal y capacitista de normación de la sexualidad. Les
ha facilitado comenzar a visualizarse y visualizar públicamente sus intimidades y sus
cuerpos como posibles, bellos, deseables. Este proceso de empoderamiento corporal y

15
político está construyendo un incipiente orgullo tullido, que comienza a salir del armario
de la conmiseración y el paternalismo. Para ello, el postporno, esa representación
pornográfica feminista y anti-capitalista, se perfila como el arma idónea para derrumbar
los cimientos de la heteronormatividad capacitista.

Por su parte, gracias a estas alianzas, los activistas queer están renovando y ampliado su
imaginario, han encontrado nuevos desafíos para su trabajo artístico, su proyecto político
y su práctica sexual. Este encuentro ha supuesto un fortalecimiento de su discurso de
lucha interseccional y, al mismo, tiempo un replanteamiento de postulados y (auto)
cuestionamiento de privilegios.

Como dice Preciado (2015) “Luchar por la “liberación sexual” implica, por tanto, un
doble trabajo no sólo de emancipación práctica sino también discursiva. Una revolución
sexual es siempre una transformación del imaginario, de las imágenes y de los relatos que
movilizan el deseo”.

REFERENCIAS
Brown, H. (1994). An ordinary sexual life?’: A review of the normalisation principle as
it applies to the sexual options of people with learning disabilities. Disability & Society,
9, 2, 123–144.

Centeno, A. (2014). Simbolismos y alianzas para una revuelta de los cuerpos. Educació
social. Revista d’intervenció socioeducativa, 58, 101-118.
Hine, C. (2000). Virtual ethnography. London: Sage

McRuer, R. (2006). Crip Theory: Cultural signs of queerness and disability. New York:
New York University Press.

Preciado, B. (2015, November 15). Ton fauteuil me fait kiffer. Libération, p. 1.


Retrieved from: http://www.liberation.fr/chroniques/2015/11/06/ton-fauteuil-me-fait-
kiffer_1411803.

Sandahl, C. (2003). Queering the crip or cripping the queer? Intersections of queer and
crip identities in solo autobiographical performance. GLQ: a journal of lesbian and gay
studies, 9, 1-2, 25-56.

Shakespeare, T. (1999). The sexual politics of disabled masculinity. Sex and Disability,
17, 1, 53–64.

16
Sherry, M. (2004). Overlaps and contradictions between queer theory and disability
studies. Disability & Society, 19, 7, 769-783.

Solá, M., & Urko, E, (2013). Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos. Tafalla:
Txalaparta

Tepper, M. S. (2000). Sexuality and disability: the missing discourse of pleasure.


Sexuality and Disability 18(4), 283-290.

17

También podría gustarte