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Cerebro xxx (2019) xxx–xxx

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Artículo de investigación

Evaluación sensorio-psicomotora en autismo: una nueva herramienta

para ayudar con el diagnóstico funcional

Evaluación sensorio-psicomotora en Autismo: Una nueva herramienta para el diagnóstico funcional

C. Le Menn-Tripi a,ÿ, A. Vachauda, N. Defas a, J. Malvya,b, S. Roux b, F. Bonnet-Brilhault a,b

a Centro de Recursos de Autismo para el Centro Región Val-de-Loire, Centro Universitario de Psiquiatría Infantil, Hospital Universitario de Tours, 2, boulevard Tonnellé, 37044 Tours cedex 9,
Francia
b Inserm, UMR 1253, iBrain, Universidad de Tours, INSERM, 37000 Tours, Francia

infoartículo reanudar
Historial del artículo: Los trastornos sensorio-psicomotores forman parte de los signos clínicos necesarios para el diagnóstico de un trastorno
Recibido el 3 de julio de 2018 del espectro autista. Inciden muy tempranamente en las funciones perceptivas y cognitivas que permiten el establecimiento de
´
Aceptado el 6 de diciembre de 2018
una comunicación social armoniosa. La falta de herramientas
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clínica en esta área requirió la creación de una nueva escala: la Escala de Particularidades
Sensori-psicomotores en el Autismo (EPSA). La EPSA tiene como objetivo medir la intensidad de las atipias sensorio-
Palabras clave :
psicomotrices y así objetivar perfiles singulares. La EPSA consta de 160 ítems
desorden del espectro autista
agrupadas en 20 variables: tacto, nocicepción, sensibilidad vestibular, propiocepción, visión, audición, multimodalidad, tono,
Escalera
postura, equilibrio, coordinación gruesa, motricidad manual, imagen corporal,
Particularidades sensorio-psicomotrices
conciencia cuerpo-mente, ajuste a los demás, expresión emocional, uso de objetos, espacio,
tiempo, regulación tónico-emocional. En una gran población de 111 niños con TEA, el análisis
El factorial permitió la extracción de tres factores principales clínica y científicamente relevantes, denominados: “sincronización
sensorio-emocional”, “integración multimodal”, “habilidades motoras”.
Además, esta escala tiene una excelente confiabilidad entre evaluadores, buena validez interna y
externo. La EPSA es una nueva herramienta clínica, que presenta buenas cualidades psicométricas, al servicio del psicomotor.
Hace legibles las particularidades sensorio-psicomotrices en el autismo, y
abre así nuevas perspectivas tanto para concretar el plan terapéutico individualizado como para
desarrollar nuevas hipótesis de investigación.
´
© 2019 L'Encephale, París.

resumen

Palabras clave: Introducción. – Las alteraciones psicomotoras en los Trastornos del Espectro Autista (TEA) se han
Desorden del espectro autista descrito en la literatura científica. Tales déficits impactan sobre el desarrollo de la función motora social y
Escala
interferir con la capacidad de adaptarse a la vida cotidiana. La inclusión de signos sensorio-motores en el Diagnóstico
Signos sensorio-motores y el Manual Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) confirma su importancia en el diagnóstico de los TEA.
Trastornos psicomotores
La literatura previa ha puesto de manifiesto la precocidad de la presencia de estos signos, en ocasiones antes de la alteración de
la comunicación social. Hasta donde sabemos, no existen herramientas clínicas para medir el déficit psicomotor sensorial,
específicamente en los TEA. El presente artículo presenta la construcción y validación
de una nueva escala, diseñada para evaluar los signos sensorio-psicomotores en el Autismo: 'el Sensoro-psicomotor
Escala de Particularidades en el Autismo' (SPSA).
Método. – La escala está compuesta por 160 ítems que describen signos sensorio-psicomotores comunes en el autismo.
Estos ítems se agrupan en 20 variables: tacto, nocicepción, sensibilidad vestibular, sensibilidad propioceptiva, visión, auditivo,
multimodalidad, tono, postura, equilibrio, coordinación global, destreza manual,
esquema corporal, autoconciencia corporal, ajuste relacional, expresión emocional, uso de objetos,
Regulación espacial, temporal y tónico-emocional. Para cada ítem, el terapeuta psicomotor evaluó los signos psicomotores
sensoriales de acuerdo con una escala de Likert de cinco niveles (0 = “el signo nunca es expresado por la persona”,

ÿ Autor de correspondencia.
Dirección de correo electrónico: c.lemenn@chu-tours.fr (C. Le Menn-Tripi).

https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
´
0013-7006/© 2019 L'Encephale, París.

Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en autismo: una nueva herramienta diagnóstica
funcional. Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
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2 C. Le Menn-Tripi et al. / El cerebro xxx (2019) xxx–xxx

1 = "débilmente expresado", 2 = "moderadamente expresado", 3 = "severamente expresado" y 4 = "el signo es muy característico
de la persona y muy severamente expresado"). Esto se completa con una entrevista familiar para
evaluar el impacto de estos signos en situaciones cotidianas. El estudio incluyó a 111 niños con autismo.
La presencia de enfermedades neurológicas y genéticas fue criterio de exclusión. Para cada niño, un equipo clínico experto
especializado en TEA llevó a cabo una evaluación global del desarrollo. Clínica estandarizada
Se utilizaron herramientas: Programa de observación de diagnóstico de autismo (ADOS), Escala de calificación de autismo infantil (CARS),
Escala de evaluación resumida de comportamiento (BSE-R), Escala de comportamiento repetido y restringido (RRB), Movimiento
Batería de evaluación para niños (M-ABC), Escala de calificación del desarrollo motor (MDR), Perfil sensorial (SP).
Los cocientes de desarrollo (DQ) se evaluaron mediante varias pruebas según la edad y la capacidad.
Resultados. – El análisis factorial produjo tres factores clínicamente relevantes: F1: “sincronización sensorial-emocional”, F2:
“integración multisensorial” y F3: “habilidades motoras”: cada uno con una cantidad similar de ítems.
Representan porcentajes de varianza aproximadamente iguales (18,9%, 18,0%, 16,8%, respectivamente). La estructura factorial
no cambia si los 26 niños con trastorno del desarrollo de la coordinación comórbido
son removidos. Los tres factores muestran una buena consistencia interna y una excelente confiabilidad entre evaluadores. F1
Está compuesto por 6 ítems: tacto, nocicepción, sensibilidad propioceptiva, visión, expresión emocional y
regulación tónico-emocional. Este factor está significativamente asociado con ítems del Perfil Sensorial (tacto
procesamiento, registro deficiente, búsqueda sensorial). F2 está compuesto por 5 ítems: multimodalidad, autoconciencia corporal,
ajuste relacional, uso de objetos y espacio. Este factor está asociado con ADOS, BSE-R
y puntuaciones RRB, y el ítem “procesamiento del tacto” del Perfil Sensorial. F3 se compone de 4 elementos: tono,
postura, coordinación global, destreza manual. Este factor está asociado al M-ABC, al MDR y al
el ítem “baja resistencia” del Perfil Sensorial.
Conclusión. – El SPSA es una herramienta clínica relevante para evaluar la gravedad de los signos clínicos sensorio-psicomotores
para describir los perfiles individuales de los niños con TEA. Representa un paso crítico en el avance
conocimiento del patrón complejo y heterogéneo del desarrollo psicomotor en el autismo. Podria
hacer una valiosa contribución al campo, tanto en la investigación como en la práctica clínica.
´
© 2019 L'Encephale, París.

1. Introducción hacia el rostro de su madre) [9]. En el autismo, estos bucles sensorio-gnosi-

Trastornos sensorio-psicomotores en el trastorno del espectro
autismo (TEA) son cada vez más estudiados y reconocidos por
la comunidad científica. En 2013, la Asociación Americana
of Psychiatry publica su última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM-5) [1]. el TEA
se describe mediante una díada de síntomas que utiliza las descripciones
originales de Kanner [2] : un trastorno de la comunicación
Comportamientos sociales y repetitivos. Se destaca ahora la atipicidad del
desarrollo sensorio-psicomotor en el autismo
resaltado. Las particularidades del procesamiento de la información sensorial
se integran en la segunda dimensión semiológica. Desde
Los signos clínicos motores se definen como rasgos asociados con
diagnóstico de TEA: hipotonía, torpeza motora, caminar sobre la
puntillas, modo de andar particular. Finalmente, ahora es posible asociar el
TEA con comorbilidades del neurodesarrollo
como el trastorno del desarrollo de la coordinación (DCD) [3,4].
Estas atipias psicomotoras son observables muy tempranamente
durante el desarrollo, lo que sugiere una fuerte participación de los
Trastornos sensoriomotores en la semiología autista. Las peliculas
familias han hecho posible detectar en los bebés (antes
1 año) signos de falta de sincronización sensoriomotora con
el entorno social (mirada, atención a la voz, adaptación y anticipación
postural) perturbando el establecimiento de la comunicación
armonía social [5,6].
Los comportamientos sociales son el resultado de un proceso.
neurofisiológico circular, que pone en juego muchas funciones de desarrollo:
perceptivas, emocionales, cognitivas,
y motor [7]. Cada comportamiento observable es el resultado de un bucle
sensorio-gnosi-motor [8]. Durante una interacción
social, la persona recibe estímulos multimodales, el cerebro
integra el mensaje, se da una respuesta motriz que a su vez
induce un nuevo estímulo. En sujetos sanos, se ha demostrado
(a través de video) que la interacción desincronizada disminuye la calidad de
la reciprocidad social en los bebés mayores
un poco más de dos meses (menos sonrisas, menos miradas
motores pueden alterarse en todos los niveles [10].
Así, la persona con autismo no puede establecer una sincronización
interacción fluida con su compañero social.
Estos signos clínicos sensoriomotores observables, consecuencias
disfunción neurofisiológica que implica
bucles sensori-gnosi-motor, nunca han sido precisamente
enumerados y analizados. Solo una escala corta dirigida a la atipia
psicomotricidad en niños con autismo (Escala de evaluación
comportamientos psicomotores de los niños pequeños) se ha propuesto
por Defas et al. en 1999 [11]. Demasiado general para una observación
clínica detallada, esta escala ya no se utiliza. Corrientemente,
psicomotricistas carecen de una herramienta específica para responder
la necesidad de una evaluación en profundidad que permita, entre otras cosas,
objetivar perfiles psicomotores singulares. responder a
esta necesidad, se ha desarrollado una nueva herramienta de ayuda
diagnóstica funcional, destinada a psicomotricistas, con el fin de formalizar y
sistematizar el examen psicomotor: la Escala de Particularidades
Sensori-psicomotores en el Autismo (EPSA).
2. Materiales y métodos
Este proyecto de investigación cuenta con el dictamen favorable del Grupo
Ética Clínica del Hospital Universitario de Tours, Francia ( número de proyecto: 2018
010).
2.1. Construcción de escalera
Con una actualización se inició la construcción de la Escala de
Particularidades Sensoriales Psicomotrices en el Autismo (EPSA)
en común los signos clínicos más frecuentemente observados
durante los exámenes psicomotores y cubriendo 8 áreas principales
psicomotricidad: sensorialidad, motricidad, representación
del cuerpo, cuerpo en relación social, uso de objetos, espacio,
tiempo y regulación tónico-emocional. La mayoría de estos
Los signos se pueden encontrar a lo largo del desarrollo.
sensori-psicomotora del niño con autismo.

Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en autismo: una nueva herramienta diagnóstica
funcional. Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
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C. Le Menn-Tripi et al. / El cerebro xxx (2019) xxx–xxx
Se retuvieron ciento sesenta ítems y se agruparon en 20 variables
psicomotoras: tacto, nocicepción, sensibilidad vestibular, propiocepción,
visión, audición, multimodalidad, tono, postura, equilibrio, coordinación
global, motricidad manual, esquema corporal, conciencia mente-
cuerpo, adaptación al otro, expresión emocional, uso de objetos,
espacio, tiempo, regulación tónico-emocional. Cada variable incluye
entre 4 y 13 ítems. La escala así construida da la posibilidad de resaltar
para cada niño con autismo la complejidad de su funcionamiento
sensorio-psicomotor a través de observaciones clínicas detalladas y
variadas.
Cada ítem califica el grado de expresión de cada particularidad
sensorio-psicomotora observable durante el examen del desarrollo
sensorio-psicomotor (0: ausencia; 1: leve expresión; 2: moderada; 3:
severa; 4: muy severa). Además, ciertos elementos son observables
en las situaciones ecológicas de la vida cotidiana (por ejemplo, “parece
irritado por su ropa: no soporta las etiquetas, los cuellos de tortuga,
etc.”). Así, durante la entrevista psicomotriz se recoge información. Las
respuestas dadas por los padres son una ayuda para la calificación y
completan las observaciones clínicas del psicomotor durante la
evaluación. Además, si el signo clínico no se corresponde con el nivel
de desarrollo del niño, el psicomotricista conserva la mención “no
aplicable”. Entonces el artículo no se tiene en cuenta. Se ha
desarrollado un glosario para clarificar la naturaleza de ciertos ítems,
al final se calcula un promedio de las puntuaciones de los ítems
aplicables para las 20 variables sensorio-psicomotrices.
2.2. Población
La población inicial incluyó a 129 niños con trastorno del espectro
autista, con edades entre 2 y 12 años, recibidos para una evaluación
diagnóstica multidisciplinaria en el Centro Universitario de Psiquiatría
Infantil del Hospital Universitario de Tours. Los criterios de exclusión
fueron los siguientes: trastornos neurológicos (epilepsia no estabilizada,
atipia de la arquitectura cerebral), particularidades genéticas conocidas
o tratamiento neuroléptico.
La población de este estudio incluye infine 111 niños (93ÿ) de 25 a
155 meses (83,3 ± 30,8 meses); 24–59 meses: 22 niños, 60–95 meses:
54 niños, 96–155 meses: 35 niños. El diagnóstico se realizó de acuerdo
con los criterios clínicos de la CIE-10 [12] mediante la combinación de
herramientas clínicas fiables recomendadas por la Haute Autorite de
Santé en 2018 [13] como la Entrevista Diagnóstica de Autismo (ADI)
[14] o el Autism Programa de observación diagnóstica (ADOS) [15] :
70 niños presentados con autismo típico, 5 con síndrome de Asperger
y 36 con trastorno generalizado del desarrollo no especificado (PDD-
ns). Se evaluó su nivel de desarrollo verbal y no verbal mediante
pruebas estandarizadas adaptadas a las capacidades de cada niño
[16-18]. El cociente de desarrollo verbal (QDV) es 54,5 ± 35,0 y el
cociente de desarrollo no verbal (QDNV) es 71,1 ± 25,7. Sesenta y un
niños (55,0%) tienen un retraso en el desarrollo. Veintiséis niños
(23,4%) presentaron dispraxia del desarrollo, también llamada DDD
(Tabla 1).
2.3. Medidas complementarias
La gravedad del comportamiento autista se evaluó utilizando
herramientas estandarizadas y validadas: el puntaje de comparación
del Programa de observación de diagnóstico de autismo (ADOS) [19],
el puntaje total de la Escala de calificación de autismo infantil (CARS)
[20], el "Deterioro relacional" puntuación de la Escala de Calificación
de Comportamiento Autista-Versión Revisada (ECA-R) [21,22] y las
estereotipias sensoriomotoras, reacción al cambio y
Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en el autismo: una nueva herramienta para el diagnóstico funcional.
Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
3
comportamientos restringidos de la Escala de Comportamientos
Repetitivos y Restringidos (EC2R) [23]. El ADOS es una escala de
observación reconocida internacionalmente para diagnosticar el
autismo y evaluar su gravedad. La persona se sitúa en situaciones
semiestructuradas. Se cuantifican los comportamientos de interacción
y comunicación social, así como los intereses. El CARS es también
una escala de diagnóstico que cuantifica la gravedad de los signos del
autismo. El ECA-R y EC2R son escalas que evalúan comportamientos
autistas en situaciones informales y miden el cambio clínico.
La evaluación del desarrollo motor se realizó utilizando la Escala
de desarrollo funcional motora (DF-MOT) [24] para niños con una edad
de desarrollo inferior a 4 años, o utilizando la Batería de evaluación
motora para niños (M-ABC) [25], para niños de 4 años. de desarrollo y
mayores. La MOT del DF evalúa el desarrollo posturomotor y locomotor
y la coordinación visual-manual de prensión en niños de 0 a 48 meses.
El M-ABC es una batería de evaluación del movimiento para niños de
4 a 12 años. Esta es una prueba de referencia internacional para
evaluar trastornos o retrasos en el desarrollo motor.
Las particularidades sensoriales de cada niño se evaluaron
mediante el perfil sensorial abreviado de Dunn [26] que incluye 7
secciones: sensibilidad táctil, sensibilidad gustativa/olfatoria,
sensibilidad al movimiento, hiporreactividad/búsqueda de sensaciones,
filtrado auditivo, falta de energía, sensibilidad visual/auditiva.
Las características de la población con respecto a estos diferentes
Las evaluaciones se describen en la Tabla 1.
2.4. Estadísticas
Los análisis estadísticos se realizaron utilizando el software
ESTADÍSTICA v12 (StatSoft, Inc.).
El estudio de la estructura de la EPSA se realizó mediante un
análisis de componentes principales (ACP) aplicado a las 20 variables
sensorio-psicomotrices. El número de factores se definió reteniendo
solo los valores propios mayores que 1, ubicados por encima de la
ruptura de la pendiente observada en el diagrama de valores propios
(prueba de pantalla) y por encima de las curvas obtenidas con
conjuntos de datos aleatorios simulados. Después del análisis factorial
con rotación Varimax, las variables para las que los pesos factoriales
eran demasiado bajos (< 0,50) o casi idénticos para varios factores
(diferencia < 0,10) no se vincularon a ningún factor. La consistencia
interna de cada dimensión se evaluó mediante el cálculo del coeficiente
ÿ de Cronbach. La fiabilidad entre evaluadores se estudió calculando
el coeficiente de correlación intraclase.
A continuación, se estudió la validación del contenido de estas
dimensiones (puntuación media de las variables que componen cada
factor) relacionándolas con los datos clínicos de conducta, desarrollo
motor y perfil sensorial recogidos. Para ello se realizaron pruebas
paramétricas, en particular análisis de regresión lineal múltiple.
3. Resultados
El puntaje promedio de las 20 variables EPSA en la población
estudio se muestra en la Fig. 1.
El análisis de la estructura de la EPSA se realizó sobre las 20
variables de la escala evaluadas en los 111 niños. Se extrajeron tres
factores principales que representan el 53,7% de la varianza total
(Cuadro 2). El primer factor (F1: 18,9%), denominado sincronización
sensorio-emocional, incluye 6 variables relativas
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tabla 1
Características generales de la población (CARS: Childhood Autism Rating Scale; ECA-R: evaluación de comportamientos autistas-versión revisada; ADOS: Autismo
Programa de Observación de Diagnóstico; EC2R: escala de comportamientos repetidos y restringidos; M-ABC: Batería de evaluación motora para niños; DF-MOT: desarrollo
motor funcional; DS: desviación estándar).

norte
Significar SD

Edad (meses) 111 83,3 30,8

Evaluación del desarrollo cognitivo

Cociente de desarrollo verbal 105 54,5 35,0
Cociente de desarrollo no verbal 105 71,1 25,7

Evaluación de conductas autistas

COCHES: puntuación total 110 31,8 6,1
ECA-R: deterioro relacional 111 21,3 11,4
ADOS: puntaje de comparación 78 6,9 2,0
EC2R: estereotipias sensoriomotoras 107 9,4 6,7
EC2R: reacción al cambio 107 3,9 4,1
EC2R: comportamientos restringidos 107 7,5 4,9

Evaluación del desarrollo motor

M-ABC: destreza manual 60 8,0 5,1
M-ABC: control del balón 60 5,2 4,1
M-ABC: equilibrio estático y dinámico 60 7,7 5,3
M-ABC: total 60 20,7 11,6
DF-MOT: coordinación prensión-visual-manual (meses) 50 30,0 9,5
DF-MOT: posturomotor y locomotor (meses) 50 31,3 8,2

Evaluación de particularidades sensoriales (perfil de Dunn)

Sensibilidad al tacto 95 29,6 4,4
Sensibilidad al gusto, olfato 95 165 4,1
Sensibilidad de movimiento 95 13,2 2,9
Hiporreactividad, búsqueda de sensaciones. 95 23,1 5,8
filtrado auditivo 95 20,6 4,6
Falta de energía, débil. 95 26,0 5,9
Sensibilidad visual, auditiva 95 20,2 3,7
Total 95 149,2 17,7

Higo. 1. Puntuación media de las 20 variables EPSA en la población de estudio (sm: desviación estándar de la media). Las variables que componen cada factor F1, F2 y F3 son
identificado.

a ciertas modalidades sensoriales (somestésicas y visuales), a cuerpo, así como ajustes en la relación social, con
expresión y regulación emocional. el segundo factor objetos y en el espacio. El tercer factor (F3: 16,8%), denominado
(F2: 18,0%), denominada integración multimodal, reúne las 5 variables motricidad, incluyendo 4 variables relacionadas con la motricidad
siguientes: las coordinaciones sensoriales, la percepción de unidad (tono, postura, coordinación, motricidad manual) (Tabla 2).

Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en autismo: una nueva herramienta diagnóstica
funcional. Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
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Tabla 2
Resultados del análisis factorial (en negrita: los pesos factoriales que explican cada uno de los 3 factores F1, F2 y F3 y las variables correspondientes).

Variable Pesos factoriales (% de varianza)

F1 (18,9%) F2 (18,0 %) F3 (16,8%)

Tocar 0,729 0,180 0,061

Nocicepción 0,633 ÿ0,014 ÿ0,023
Sensibilidad vestibular 0,495 0,072 0,432
propiocepción 0,567 0,250 0,254
Visión 0,607 0,265 0,218
Audición 0,314 0,284 0,182
Multimodalidad 0,063 0,622 0,420
Montones 0,307 ÿ0,448 0,651
Postura 0,227 0,048 0,847
Balance 0,012 0,221 0,407
Coordinación global 0,067 ÿ0,022 0,821
habilidades motrices manuales 0,035 0,457 0,693
Imagen corporal 0,003 0,408 0,443
Conciencia mente-cuerpo 0,445 0,669 0,091
Ajuste a otro 0,069 0,776 ÿ0,170
expresión emocional 0,621 0,420 0,112
uso de objetos 0,264 0,746 0,020
Espacio 0,327 0,538 0,257
Tiempo 0,518 0,495 0,123
Regulación tónico-emocional 0,789 0,077 0,255

Estos tres factores tienen una consistencia interna satisfactoria.
(coeficiente ÿ de Cronbach ; F1 : 0,81 ; F2 : 0,80 ; F3 : 0,80). La
eliminar los 26 hijos con un TDC no modifica la estructura
EPSA factorial. La lealtad entre cotizadores de estos tres factores,
evaluado en un subgrupo de 15 niños por dos evaluadores independientes,
es excelente (coeficiente de correlación intraclase: F1:
0,98; F2 : 0,93 ; F3: 0,93).
El puntaje promedio de los 3 factores EPSA es independiente del
sexo del niño. Por otro lado, los niños con discapacidad intelectual tienen
una puntuación F2 estadísticamente más alta que los niños
con desarrollo normal (T de Student: 6.77; dof 109;
p<0,0001); esta puntuación se correlaciona con la CV (r = ÿ0,639; p < 0,0001)
y en QDNV (r = ÿ0,592; p < 0,0001). Los niños con CDD tienen
una puntuación F2 más baja (T: 3,72; dof 109; p = 0,0003) y una puntuación
F3 mayor (T: 2,79; dof 109; p = 0,006) que los demás niños.
Los tres factores EPSA se explican por los trastornos sensoriales
evaluados por el perfil sensorial abreviado de Dunn. De hecho, el
dimensiones “Sensibilidad táctil” (T = ÿ5,24; p < 0,0001) e “Hiporreactividad,
búsqueda de sensaciones” (T = ÿ3,93; p = 0,0002) de
La escala de Dunn contribuye a la explicación de F1 (F(7.87) = 13.77;
p<0,0001; R2 = 0,53). Después del control del desarrollo no verbal
(QDNV), la dimensión “Sensibilidad táctil” (T = ÿ3.00; p = 0.004)
también contribuye a la explicación de F2 (F(8.82) = 15.08; p < 0.0001;
R2 = 0,59). Finalmente, y en menor medida, es la dimensión “Falta de
energía” (T = ÿ3,27; p = 0,002) la que contribuye a
la explicación de F3 (F(7.87) = 3.79; p = 0.001; R2 = 0.23).
El puntaje F2 promedio de la EPSA se explica por la severidad de la
trastornos autistas. De hecho, después del control del desarrollo no
verbalmente, la puntuación CARS (T = 7,77; p < 0,0001) contribuye
significativamente a la explicación de F2 (F(2,101) = 74,35; p < 0,0001; R2 = 0,60); Dunn (sensibilidad táctil, hiporreactividad y búsqueda de
lo mismo ocurre con la puntuación de “Deterioro relacional” (T = 7,61;
p < 0,0001) de la escala ECA-R (F(2,102) = 72,13; p < 0,0001;
R2 = 0,59). La puntuación de comparación ADOS (T = 2,88; p = 0,005)
también contribuye a la explicación de F2 (F(2.71) = 34.71; p < 0.0001;
R2 = 0,49). Finalmente, en cuanto a las tres dimensiones analizadas de
la escala EC2R, y aún controlando por el desarrollo no verbal, solo la
puntuación de "Comportamientos restringidos" (T = 4.41; p < 0.0001)
contribuye a la explicación de F2 (F(4.96) = 29.68; p < 0.0001;
R2 = 0,55).
La puntuación media F3 de la EPSA se explica por los trastornos de la
desarrollo motor Así, para niños mayores de 4 años
edad de desarrollo, si la puntuación total de M-ABC está correlacionada con
F3 (0,52; p < 0,0001), sólo el “Equilibrio estático y
dinámico” de M-ABC (T = 5.13; p < 0.0001) contribuye significativamente a
la explicación de F3 (F(3.56) = 13.15; p < 0.0001; R2 = 0, 41).
Para los demás niños, y controlando por la edad de los pacientes, es el
Puntuación “Posturomotora y Locomotora” (T = ÿ3,54; p = 0,001) de
la escala DF-MOT que contribuye significativamente a la explicación de
F3 (F(3,46) = 10,50 ; p < 0,0001 ; R2 = 0,41).
4. Discusión
Evaluación sensorio-psicomotora en la práctica clínica
se puede mejorar con el uso de esta nueva herramienta: la EPSA. los
los resultados de los análisis revelan, de hecho, las buenas cualidades
psicométricas de la Escala de Particularidades Sensorio-psicomotrices
en Autismo (EPSA). En una gran población de 111 niños
con TSA, el análisis de la estructura de la EPSA permitió extraer
3 factores con buena consistencia interna y cuya relevancia
Se puede mostrar la clínica. Esta escala también tiene una excelente validez
entre evaluadores. Te permite especificar un perfil.
sensorio-psicomotor para cada niño con TEA, para cuestionar
la naturaleza de la sintomatología sensorio-psicomotora y de
establecer la intensidad.
El primer factor, denominado "sincronización sensorio-emocional", reúne
las variables relativas tanto a la
procesamiento de la información sensorial (tacto, nocicepción,
propiocepción, visión), sino también a las expresiones emocionales
y regulación tónico-emocional. Este factor está relacionado con la
sintomatología sensorial evaluada por el perfil sensorial de
sensaciones).
Desde 2013, los trastornos sensoriales han sido uno de los criterios
clínicos para el diagnóstico del autismo [1]. Aunque la mayoría de
las personas con TEA tienen alteraciones sensoriales, nuestro estudio
sugiere que algunos niños tienen alteraciones sensoriales más marcadas.
Además, estos trastornos se asocian aquí con las particularidades
expresión emocional y su regulación.
Muchas personas con autismo reportan una experiencia
intenso emocional cuando se sienten ciertas sensaciones.
Temple Grandin en 1997 [27] da testimonio de sus estados emocionales
de acuerdo con sus sentimientos somatosensoriales: "El calor y la

Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en autismo: una nueva herramienta diagnóstica
funcional. Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
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La presión tiende a disminuir la excitación, especialmente en el caso
de un sistema nervioso defectuoso. Si hubiera tenido una máquina
mágica para sentirse bien, podría haber sido capaz de usar su calor y
presión en lugar de tener una rabieta.
Las recomendaciones de buenas prácticas de la Haute Autorité de
Santé en France en 2011 [28] enfatizan que “las particularidades
sensoriales son a veces la causa de graves trastornos del
comportamiento. Así, la presencia de automutilación en cualquier
forma, ocasional o frecuente, se observa en la mitad de los adultos
con autismo y probablemente esté ligada a la existencia de trastornos
sensoriales”. Un estudio muy reciente [29] también destaca un vínculo
más fuerte entre las conductas sociales problemáticas y los trastornos
de modulación táctil en comparación con las dificultades de
comunicación social. Finalmente, para promover una mejor integración
del mensaje sensorial y una buena regulación emocional, se han
creado ciertas herramientas para ralentizar la información sensorial
visual y auditiva [30].
Un estudio informó que la exposición a secuencias audiovisuales
lentas reduciría significativamente los comportamientos problemáticos
y mejoraría la atención, la reciprocidad de los intercambios y la
comunicación no verbal [31].
El segundo factor, denominado “integración multimodal”, reúne
cinco variables: procesamiento multimodal, conciencia corporal, ajustes
corporales al otro, uso de objetos y espacio. Está vinculado a
herramientas que cuantifican la gravedad de los signos clínicos del
autismo (CARS, ADOS, ECA, EC2R), así como a la sección de
"sensibilidad táctil" del perfil sensorial de Dunn.
Algunos estudios recientes [32] han podido resaltar los vínculos en
cascada entre los trastornos de integración multisensorial y los
trastornos de la cognición social en el autismo (falta de coherencia
central, déficit de la teoría de la mente). Durante el desarrollo ordinario,
el establecimiento de las cogniciones sociales se basa en las
percepciones, que a su vez se construyen a partir de las sensaciones.
Uno de los principales modelos teóricos en el autismo es la falta de
coherencia central que resulta de la falta de integración global de las
percepciones intero y exteroceptivas, y de una habilidad particular para
enfocar la atención en elementos sensoriales aislados [33]. Este
funcionamiento atípico afecta muchas funciones de desarrollo de la
persona con TEA y, en particular, las funciones sensorio-psicomotoras.
Desarrollar una buena conciencia corporal requiere la integración
sincrónica de experiencias multimodales [34], incluidas las experiencias
visuales y somatosensoriales. Sin embargo, en el autismo, el trastorno
de la conciencia corporal puede emanar de un defecto en la integración
multimodal (visuo-propioceptiva), así como de un mal equilibrio en la
integración de las sensaciones exteroceptivas (percepción del entorno)
e interoceptivas (percepción del cuerpo). ) como lo revela el paradigma
de la “ilusión de la mano de goma” [35]. En este paradigma, los sujetos
sanos se sientan con un brazo apoyado sobre la mesa. Se coloca una
tabla para ocultar este brazo de la vista del sujeto. Se coloca un brazo
de goma falso sobre la mesa, de cara al sujeto. El sujeto debe mirar
fijamente este brazo de plástico mientras el experimentador aplica
estimulación táctil sincrónica con cepillos en ambas manos (reales y
falsas). Los sujetos entonces tienen la ilusión de sentir la estimulación
en la mano de goma falsa que se ve, y no en su mano oculta. Los
autores plantean entonces la hipótesis de que esta ilusión implica un
proceso de integración multimodal entre información visual, táctil y
propioceptiva, para la atribución de una parte del cuerpo a uno mismo.
Por otro lado, en personas con autismo se ha demostrado un retraso
en la ilusión, suscitando dificultades en la integración multimodal.
Para citar este artículo: Le Menn-Tripi C, et al. Evaluación sensorio-psicomotora en el autismo: una nueva herramienta para el diagnóstico funcional.
Cerebro (2019), https://doi.org/10.1016/j.encep.2018.12.003
Además, la integración multimodal sienta las bases de una
comunicación social de calidad. La interacción social armoniosa con
una pareja requiere una buena coordinación multisensorial entre la
mirada, la voz y el tacto [36].
Por otro lado, en el autismo, Saint-Georges et al. en 2011 [37] pudieron
demostrar la alteración de percepciones sociales multimodales
(contacto visual, voz, gesto) soporte necesario para una comunicación
social de calidad.
Además, parece haber un vínculo entre las habilidades de
integración sensorial y el mal uso de objetos en personas con TEA. La
hipótesis planteada es que la hiperinvestidura repetitiva y no funcional
de los objetos es más la consecuencia de una disfunción de la
integración sensorial multimodal del entorno (del que los objetos
forman parte), que un síntoma primum movens. De hecho, los estudios
de seguimiento de la mirada han relacionado el procesamiento visual
atípico de las personas con autismo con el uso repetido de objetos.
Estos estudios han revelado notablemente una preferencia visual de
los niños con autismo por los movimientos de objetos regulares y
predecibles (como un trompo), en comparación con los movimientos
biológicos humanos [38].
Por otro lado, la falta de teoría de la mente es el segundo gran
modelo explicativo de los TEA [39]. La persona con autismo tendría
dificultad para comprender las intenciones de los demás, para ponerse
en el lugar del otro. Berthoz et al. en 2004 [40] planteó la idea de que
era necesario poder cambiar el punto de vista en el espacio (de un
tratamiento egocéntrico a una perspectiva heterocéntrica) para cambiar
el punto de vista en la relación social y poner en el lugar de su
interlocutor social. La falta de teoría de la mente podría estar, en
ciertos casos, ligada a una falta de representación del espacio. Ponerse
en el lugar del otro, comprender sus intenciones para proporcionar
respuestas sociomotoras adecuadas podría estar relacionado con una
falta de representación espacial.
El tercer factor, denominado “motricidad”, parece tener 4 variables,
que son el tono, la postura, la coordinación gruesa y la motricidad
manual. En el desarrollo motor armonioso, el establecimiento de la
coordinación motora se basa en posturas adaptadas y un tono
regulado. Este tercer factor está relacionado con el M-ABC (puntaje
total, puntaje de equilibrio estático y dinámico), con el DF-MOT (puntaje
posturomotor y locomotor), así como con la sección de "falta de
energía" del perfil sensorial de Dunn. (apartado de falta de tono
muscular). Estos tres puntajes miden las habilidades motoras de los
niños.
Ciertos signos motores son observables desde muy temprano,
incluso antes de la detección de los trastornos de la comunicación
social [41]. Por lo tanto, un estudio estimó que el 70 % de los bebés
con alto riesgo de TEA, que presentan un retraso motor temprano,
desarrollarán un déficit de comunicación [42]. Se han identificado
muchas atipias del desarrollo motor temprano en niños con autismo:
un retraso en las adquisiciones motoras [43,44], un repertorio motor
deficiente [45], una alteración de los reflejos [46] y anomalías
cualitativas del movimiento [47]. También se ha demostrado que un
buen control motor a los 2 años es un buen pronóstico para el
desarrollo de TEA a largo plazo [48].
En niños, la revisión de la literatura realizada por Downey y Rapport
en 2012 [49] destacó la presencia de trastornos motores en el autismo,
sin describir con precisión las funciones subyacentes (tono, postura,
coordinación). Sin embargo, algunos estudios muy recientes buscan
explorar más finamente las alteraciones de las funciones motoras. Por
lo tanto, un estudio exploratorio pudo describir características
específicas de la organización tónica en personas con autismo [50].
Estos signos motores no son patognomónicos del TEA pero persisten
a lo largo de la vida de las personas con autismo y pueden limitar su
adaptación funcional.
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Finalmente, la literatura actual reporta una prevalencia del 34%
de DCD en TEA [4]. En nuestro estudio, 26 niños con TEA también
tienen TDC, es decir, una prevalencia del 23%. Estos niños tienen
en promedio un puntaje F2 más bajo (integración multimodal) y un
puntaje F3 más alto (habilidades motoras) que los otros niños de
nuestra población. Actualmente, expertos internacionales han
coincidido en una posible comorbilidad entre estos 2 trastornos
(CDDD y ASD) [1,13]. Sin embargo, la cuestión de un núcleo clínico
común (trastornos motores en el corazón de la semiología autista)
permanece abierta. De hecho, estos 2 trastornos presentan puntos
atractivos que sugieren factores etiológicos compartidos,
particularmente con respecto a los factores genéticos [42,51,52].
En conclusión, la Escala de Particularidades Sensoriales
Psicomotoras en el Autismo (EPSA) responde a las necesidades
de medición cualitativa y cuantitativa de estas atipias. Caracteriza
perfiles clínicos individuales que abarcan todos los campos sensorio-
psicomotores posiblemente afectados en el autismo. Refleja la
heterogeneidad de la semiología sensorio-psicomotora de los niños
con autismo. Su uso repetido durante el desarrollo permitirá evaluar
la evolución funcional de la persona. El realce de 3 dimensiones
(F1: sincronización sensorio-emocional, F2: integración multimodal,
F3: motricidad) hace legibles las particularidades sensorio-
psicomotrices en el autismo y abre así nuevas perspectivas de
reflexión, nuevas hipótesis de investigación, siempre con el objetivo
de comprender mejor el funcionamiento singular y complejo de las
personas autistas.
Declaración de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Gracias
Agradecemos sinceramente a todas las familias y niños que
participaron en este estudio y que nos permitieron llevar a cabo
este proyecto.
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