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Legisl
adoras reconocieron la lucha de mujeres que posibilitó la aprobación de la ley
contra la violencia vicaria (Foto: CAROLINA JIMÉNEZ/CUARTOSCURO)
“Este dictamen en particular es fruto del amor que miles de mujeres tienen a sus
hijas e hijos y que a pesar del inmenso dolor siguen luchando contra el miedo,
contra la violencia y la ausencia de un marco jurídico que las proteja y que permita
que accedan a la justicia”, indicó.
Margarita Zavala, diputada panista, se pronunció también sobre este tema. A
través de redes sociales reconoció la labor del Frente Nacional contra la
Violencia Vicaria en contra de esta práctica con la que hombres utilizan a sus
hijos para continuar violentando a sus exparejas, al separarlos mediante diferente
acciones.
¿QUÉ ES LA VIOLENCIA VICARIA Y POR QUÉ ES EL MALTRATO MÁS CRUEL
HACIA LAS MUJERES?
La utilización de los hijos para continuar la violencia que se ejerce hacia las
exparejas es una de las formas más extremas de violencia machista. En
ocasiones los maltratadores acaban matando a los hijos, pero se trata de
una violencia extendida y oculta.
Utilizar a los hijos para infligir dolor y control hacia las madres es una de las
formas más extremas y brutales que adopta la violencia de género. Se llama
violencia vicaria y, a pesar de que su nombre y forma de ejercerla no son muy
conocidos, es una de las violencias habituales y que pocas veces se denuncia. No
se trata de una violencia aislada, sino que, tal y como explican diversos expertos,
es la culminación de un proceso de control y maltrato que sufren muchas mujeres.
En las últimas semanas la violencia vicaria ha saltado de los medios más
especializados al gran público de la mano del relato que Rocío Carrasco ha hecho
de la violencia de género que sufrió por parte de su exmarido. Más recientemente,
esta violencia ha vuelto a estar en la agenda mediática por el secuestro y
desaparición de dos niñas en Tenerife por parte de su padre, Tomás Gimeno. A
última hora de este jueves se halló en el mar el cuerpo sin vida de la pequeña
Olivia, de seis años, la mayor de las dos hermanas desaparecidas después de
que su padre amenazara por teléfono a la madre diciéndole que no volvería a
ver a las menores.
¿Pero qué es la violencia vicaria y cómo se ejerce? Tal como la definen las
psicólogas expertas en violencia de género, se trata de una violencia instrumental
que consiste en utilizar a los hijos para hacer daño a la madre o la expareja. «Se
trata de deshumanizar a los hijos, quitarles la categoría de personas y ponerles
la categoría de objeto, de instrumento con el que dañar a la madre en una
violencia que causa un dolor extremo. El padre, que usa a esos hijos como
instrumento para hacer daño, sabe que el dolor que va a causar a la madre es
mucho mayor que si la dañara a ella directamente. Es un dolor que a ella le va a
hacer sentir culpa por no haber protegido a sus hijos, sobre todo en el caso de los
asesinatos, que es el más extremo de la violencia vicaria. El dolor que inflige es
extremo porque durará toda la vida», explica a Público Marisol Rojas Fernández,
psicóloga especializada en violencia machista.
El término violencia vicaria lo acuñó la psicóloga clínica Sonia Vaccaro hace casi
una década analizando un tipo de violencia que solía producirse con más
intensidad tras la separación. El concepto «vicario» hace referencia a la
sustitución de un individuo por otro en el ejercicio de una función. Cuando se
aplica a la violencia, representa realizar una agresión sobre una persona en
sustitución de otra, la cual es el principal objetivo.
Nuestro país tiene numerosos ejemplos de esta violencia, muchos de los cuales
acabaron en el asesinato de los menores por parte de sus padres. Uno de los
casos más emblemáticos fue el de José Bretón. Amenazó a su expareja, Ruth
Ortiz, con un «te daré en lo que más te duele«; poco después asesinó a los sus
dos hijos y quemó sus cuerpos. También Ángela Gonzalez Carreño había
denunciado las amenazas de su expareja hacia su hija e interpuso más de
cincuenta denuncias para impedir las visitas no vigiladas entre padre e hija. En
una de ellas, él la asesino. Más recientemente, en Castellón un hombre mató a
sus dos hijas. La madre, Itziar Prats, había pedido medidas cautelares que nunca
llegaron.
Para Vaccaro, por ahora lo único que se toma en cuenta en la violencia vicaria es
cuando se produce el asesinato de los hijos, «pero ésta es sólo la punta de un
gran iceberg. Es como si consideráramos que la violencia de género sólo fuera el
maltrato físico», explica a Público.
La violencia vicaria es una escalada en un largo proceso de violencia de género,
que puede incluir la violencia física, económica y siempre la psicológica o de
control. Porque control es la palabra clave. La violencia vicaria se produce en
momentos de separación, cuando el maltratador ve que pierde el control y el poder
sobre su pareja y «cuando esto ocurre, lo pierde todo y puede llegar hasta el
castigo extremo, que es el asesinato de los hijos», afirma Rojas.
No se trata de enfermos mentales, son machistas
Igual que no existe un perfil de víctima de violencia de género, tampoco existe un
perfil de maltratador. Las expertas advierten de que los que utilizan la violencia
vicaria no son enfermos mentales; se trata de machismo llevado al extremo. Son
personas que en su trabajo o en su grupo de amigos son totalmente normales y la
violencia sólo la ejercen en su relación de pareja. «Si fuesen enfermos, agredirían
al todo el mundo sin discriminar. Pero lo hacen con su pareja porque creen que
tienen el poder de hacerlo. Es la cultura en la que nos hemos educado, en la que
si tu mujer no hace lo que quieres, la puedes castigar. Porque el maltrato es un
castigo, una violencia correctiva para que la mujer se entere de dónde está
su sitio. El correctivo no es hacer daño porque sí, sino poner límites a cuál es el
lugar de las mujeres para que no lo traspasen», añade Rojas.
Pero, como advierten las expertas, no se puede confundir la violencia vicaria
con el inexistente Síndrome de Alienación Parental, que es un instrumento
inventado por Richard Gardner, un psiquiatra pedófilo, para controlar a las mujeres
en los procesos judiciales. Lo explicaba recientemente en el Congreso de los
Diputados la propia Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria
Rosell, en contestación a las provocaciones de Vox contra la violencia machista.