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1 La historia de los últimos 100 años de derecho constitucional es, en parte, la historia de
cómo y hasta qué punto ciertos conflictos constitucionales pueden ser sometidos a
tribunales. Y es también la historia de cómo la constitución ha devenido en fuente de
derecho para la solución judicial de conflictos que no son propiamente constitucionales.
Pero aun tomando en consideración esta evolución, lo cierto es que la vigencia del derecho
constitucional depende menos de su aplicación por los tribunales que otras áreas del
derecho. Un problema constitucional —un caso constitucional si así quiere llamárselo—
no es por eso un conflicto que pueda ser siempre llevado a tribunales para su resolución
definitiva. Quien ignore esto, reducirá su comprensión del derecho constitucional solo a
aquella parte del mismo que es aplicada por los tribunales. E incluso respecto de esta parte
tendrá una comprensión desfigurada, pues también ella descansa en consensos que no
pueden ser judicialmente garantizados. No debe por tanto perderse de vista que el derecho
constitucional no es un derecho primariamente judicial.
2 Este capítulo, sin embargo, se concentra en la aplicación judicial del derecho
constitucional. Valga lo antes dicho como advertencia de que con ello no se asume un
punto de vista reduccionista. No se desconoce que lo más importante del derecho
constitucional no se aprende mirando hacia los tribunales. Pero tampoco debe incurrirse
en el vicio opuesto de desconocer que a estos corresponde hoy también una función en la
vigencia de siquiera algunas partes del derecho constitucional. Este texto se concentra en
una de estas áreas y tiene por objeto explicar la metodología aplicable a la solución judicial
de casos en ella.
3 Se ha elegido el área de los derechos constitucionales. Podrían haberse elegido otras. En
efecto, nada impediría, por ejemplo, exponer la metodología que debe utilizar la Corte
Suprema para resolver una reclamación de nacionalidad (CPol, art. 12). Sin embargo, no
podría haberse elegido cualquiera. Conforme a lo dicho anteriormente, hay áreas del
derecho constitucional donde la incidencia de la judicatura es prácticamente nula. Así
ocurre, por ejemplo, con las relaciones entre la Presidencia de la República y el Congreso
Nacional. La elección de los derechos constitucionales no se justifica por su importancia
relativa frente a otras áreas del derecho constitucional, sino por la importancia, tanto
cuantitativa como cualitativa, que dichos derechos han adquirido en tribunales. Pesa
también a su favor que es un ámbito relativamente extenso del derecho constitucional,
con alcances en muchas otras áreas del derecho.
4 Su alcance es tal que hoy los derechos constitucionales se invocan con cierta frecuencia
en conflictos que no son propiamente constitucionales. Este capítulo, sin embargo, se
concentra en casos propiamente constitucionales, entendidos como aquellos en que un
particular reclama sufrir afectación de un derecho constitucional por parte del Estado. Ello
se debe a que cuando el derecho constitucional resulta pertinente en la solución de un caso
de, por ejemplo, contratos entre particulares, no por ello desplaza la metodología propia
del derecho de contratos, sino solo la complementa. Por esto, tales casos deben tratarse en
el lugar que les corresponde, examinando sin embargo de qué manera los derechos
constitucionales transforman la metodología que les es propia.
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5 La resolución de un caso exige (1) identificar la norma jurídica aplicable al caso y (2)
determinar las consecuencias que dicha norma imputa al caso. La manera de llevar
adelante estos procesos depende del tipo de caso de que se trata. Es así evidente que la
determinación de la pena en materia penal está sujeta a ciertos pasos, completamente
distintos de aquellos necesarios para determinar el régimen de comunicación directa y
regular entre un menor y sus padres. Lo mismo vale para el derecho constitucional: la
identificación de la norma jurídica aplicable y la determinación de sus consecuencias están
sujetas a distintos pasos en un caso de nacionalidad que en uno de derecho de propiedad.
6 En este sentido, el estudio de la solución constitucional de casos constitucionales no puede
desvincularse del estudio de los derechos sustantivo y procesal que gobiernan dichos
casos. Es a partir de estos derechos que debe construirse la metodología más adecuada.
7 Limitado el objeto del presente capítulo a los casos judiciales propiamente constitucionales
de derechos constitucionales, cabe todavía identificar distintos procedimientos judiciales
en que ellos pueden presentarse: recurso de protección (CPol, art. 20), recurso de amparo
(CPol, art. 21), control de constitucionalidad de proyectos de ley y tratados internacionales
(CPol, art. 93 Nº 1 y 3), inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley (CPol, art. 93 Nº
6), inconstitucionalidad de la ley (CPol, art. 93 Nº 7), inconstitucionalidad de autos
acordados (CPol, art. 93 Nº 1 y 3), inconstitucionalidad de decretos con fuerza de ley
(CPol, art. 93 Nº 4), inconstitucionalidad de decretos supremos (CPol, art. 93 Nº 9 y 16).
Como se verá, la metodología de resolución de casos es sensible a los procedimientos en
que el caso se plantee.
8 En la solución de un caso judicial hay típicamente dos roles: el de los litigantes y el del
juez. Los primeros actúan con la finalidad de obtener protección de los intereses de sus
representados. Su desafío consiste en presentar esos intereses bajo la protección del
derecho. El derecho pasa a ser instrumental a esos intereses. El juez, por el contrario, no
debe alinearse con los intereses de ninguna de las partes ni tener compromiso alguno con
una particular solución del caso. Su desafío consiste, exclusivamente, en resolver el caso
conforme a derecho.
Se comprenderá entonces que el rol del juez tiene primacía y configura el rol de los
litigantes. En efecto, solo el juez tiene autoridad para resolver el asunto. La solución que
los litigantes dan al caso no es más que una propuesta, que el juez puede acoger o rechazar.
Los abogados están obligados a ser persuasivos. Y para serlo, deben ponerse precisamente
en el lugar del juez. Deben construir argumentos que un juez comprometido a resolver
exclusivamente conforme a derecho estaría dispuesto a considerar correctos.
Por esta razón, el método debe ser presentado desde el punto de vista del juez.
9 No obstante lo dicho en el párrafo precedente, cabe una advertencia final. En un sistema
jurídico virtuoso, los tribunales debieran resolver los casos siguiendo la metodología
adecuada. De ser así, la enseñanza del método puede servirse de la práctica judicial. No
ocurre así entre nosotros, donde más bien reina la más radical ausencia de método en el
tratamiento judicial de casos de derechos constitucionales. En consecuencia, este capítulo
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2 La obligatoriedad puede referirse tanto a un mandato como a una prohibición (deber de abstención).
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(CPol, art. 5 inc. 2), de «no… afectar los derechos en su esencia, ni imponer condiciones,
tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio» (id., art. 19 Nº 26) y de no privar,
perturbar o amenazar, mediante acciones ni omisiones, el legítimo de ejercicio de algunos
de ellos (id., art. 20).
Esto no significa que en estos casos deba prescindirse de la subsunción, sino que ella
plantea desafíos característicos de esta área del derecho. En todo genuino caso de derechos
constitucionales se trata de examinar si una acción u omisión del Estado vulnera uno o
más derechos constitucionales. En otras palabras, se trata de determinar si una particular
acción del Estado está prohibida o mandada por los derechos constitucionales. El
estudiante deberá formular la primera parte de su hipótesis de resolución conforme a la
siguiente estructura: «la acción (u omisión) estatal de A podría vulnerar el derecho
constitucional Y», donde A es el conjunto de hechos del caso que definen la acción u
omisión estatal e Y es el derecho constitucional bajo el cual el estudiante analizará el caso.
La verdadera dificultad que estos casos plantean no se encuentra en el planteamiento
inicial de la hipótesis, sino en la determinación de sus condiciones de realización (supra
cap. 1 ¶51): ¿bajo qué condiciones es correcto afirmar que una acción u omisión estatal
vulneran el derecho Y?
Ejemplo. Planteamiento inicial de la hipótesis: el uso por la policía de balines para
dispersar una manifestación no autorizada podría vulnerar el derecho a reunirse
pacíficamente sin permiso previo, que establece el artículo 19 Nº 13 de la Constitución
Política. ¿Pero bajo qué condiciones se vulnera este derecho? ¿Qué significa que una
reunión sea «pacífica»? ¿Qué acciones estatales se encuentran prohibidas por dicho
derecho? La disposición citada ofrece pocos indicios para responder estas preguntas. Sin
responderlas, es sin embargo imposible avanzar en la formulación de la hipótesis y en la
resolución del caso.
14 Los derechos constitucionales protegen intereses. De aquí podría colegirse que se prohíbe
al Estado toda acción que afecte los intereses protegidos. Aquí se plantea ya el desafío de
determinar cuáles son los intereses protegidos bajo por el derecho respectivo.
Ejemplo. El interés de un particular en que la autoridad estatal no registre archivos
electrónicos que guarda en alguna cuenta suya en la nube, ¿está protegido por la
inviolabilidad de los documentos privados? ¿Y lo está el interés de un funcionario público
de impedir que sus superiores examinen los archivos que guarda en el computador del
servicio?
Pero aun después de determinar que un interés se encuentra efectivamente protegido por
un derecho constitucional, es incorrecto asumir que el Estado no puede jamás afectar dicho
interés. Debiera ser manifiesto que los intereses prima facie cubiertos por los derechos
constitucionales son múltiples, pudiendo servir de apoyo para exigir una infinidad de
reglas de conducta. Esta exigencia es a la vez distópica y utópica. Es distópica porque el
universo de conductas con potencial fundamento en los derechos constitucionales es
incoherente. Conductas que podrían ser calificadas como permitidas u obligatorias con
referencia a un determinado derecho pueden ser calificadas como prohibidas por otro
derecho. Privacidad y libertad de expresión; propiedad y libertad económica por una parte
y derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación por otra, constituyen
ejemplos clásicos de ello. Es, por otra parte, utópica, porque muchas de las conductas
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20 En estos casos, el fundamento tanto para resistir una medida estatal como para exigir una
prestación estatal es uno o más derechos constitucionales. La doctrina alemana, que
seguiremos en este punto, denomina derechos de defensa (Abwehrrechte) a aquellos que son
fundamento de un deber de abstención y deberes de protección (Schutzpflichten) a los deberes de
prestación con fundamento en los derechos constitucionales.
21 Todos los derechos sirven de fundamento inmediato a obligaciones estatales concretas,
sean estas de abstención (derechos de defensa) o de prestación (deberes de protección). El
derecho a la igualdad, sin embargo, impone una prohibición de discriminación arbitraria
que puede ser el fundamento de reclamos tanto de resistencia y como de protección. De
este modo, dicho derecho puede ser fuente mediata de obligaciones estatales concretas.
Esto sugiere la necesidad de desagregar una tercera forma de casos de derechos
constitucionales de las dos antes mencionadas: (c) se reclama un trato arbitrariamente
discriminatorio (¶¶70–74 infra). Como se comprenderá, este reclamo puede utilizarse
tanto para exigir prestaciones (se reclama el derecho a una prestación con fundamento en
la discriminación arbitraria al no ser beneficiario de la misma) como para resistir medidas
(se reclama como discriminatoria una medida estatal que afecta un interés del
reclamante). Examinemos los métodos o tests para determinar las condiciones bajo las
cuales surgen deberes estatales en cada una de las tres formas señaladas.
22 Una misma disposición constitucional puede alojar tanto derechos de defensa, deberes de
protección y prohibiciones de discriminación. Así por ejemplo, el derecho a la vida se ha
invocado tanto para fundar deberes de abstención de acciones que causan la muerte, como
para fundar el deber estatal de proveer tratamientos médicos necesarios para mantener a
una persona con vida3. Y el derecho a la igualdad funda deberes de abstención y de
protección al proscribir la esclavitud, como también una prohibición de discriminación
arbitraria.
Esta ausencia de correlación unívoca entre derecho constitucional, por una parte, y
deberes de abstención, protección y prohibición de discriminación arbitraria, por la otra,
determinan también que el test a aplicar no esté determinado por el derecho que se invoca,
sino por el tipo de interés que se reclama.
Lo primero que debe hacerse es establecer cuál es la pretensión del sujeto para quien se
reclama amparo. ¿Reclama que le dejen solo (defensa) o reclama una prestación
(protección)? Luego debe preguntarse por el fundamento del reclamo. Si es la prohibición
de discriminación arbitraria, entonces de trata de un reclamo de trato igualitario y debe
ser analizado bajo el test de igualdad. En los demás casos, deberá analizarse bajo los test de
defensa o de protección, según sea el caso.
Ejemplo. El opositor amenazado de muerte por funcionarios de gobierno invoca el derecho a
la vida como un derecho de defensa. Su reclamo debe entonces analizar bajo el test para
derechos defensa. El enfermo grave incapaz de financiar el tratamiento médico que necesita
reclama ese mismo derecho como un derecho de protección. El caso debe analizarse bajo el test
respectivo. Pero el paciente de Covid–19 que reclama haber sido postergado arbitrariamente
por razones de edad en el acceso a un ventilador mecánico, presenta un reclamo de igualdad
que deberá ser analizado bajo dicho test. El estudiante debe advertir que un mismo caso puede
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dar lugar a dos o más reclamos, en cuyo caso deberá formular tantas hipótesis como sea
necesario.
23 Los casos de derechos constitucionales deben resolverse siguiendo la estructura general de
hipótesis, definición, subsunción, conclusión y nuevas hipótesis, presentada en el capítulo
anterior.
En lo que sigue, se discuten algunas peculiaridades de los casos de derechos
constitucionales que deben tenerse presente al formular la hipótesis y las definiciones y
al realizar la subsunción.
Derechos de defensa
24 En los casos de derecho de defensa se reclama contra una medida estatal que infringe un
deber de abstención con fundamento en un derecho constitucional. La expresión
«medida» es deliberadamente amplia. Ella puede consistir tanto en el establecimiento de
una norma como en una acción.
25 Al plantear la hipótesis (supra cap. 1 ¶47), se debe identificar precisamente la medida cuya
constitucionalidad se examina.
Ejemplo: la imposibilidad legal de retirar fondos de pensiones antes de la edad de
jubilación (medida legal) podría vulnerar…
26 Luego se debe describir en términos generales los hechos relevantes. Aquí es importante
distinguir si la medida que se solicita analizar es el establecimiento de una norma, la
aplicación de una norma, o un acto. Cuando se trata del establecimiento de una norma, el
caso no plantea una situación de hecho en sentido estricto. El «hecho» no es otro que el
establecimiento de la norma, de manera que ellos quedan suficientemente descritos
mediante una adecuada descripción de la medida.
Distinta es la situación cuando el caso plantea una situación de aplicación de una norma
a un caso particular. Aquí puede haber hechos del caso que sean relevantes para analizar
la constitucionalidad de una medida que en abstracto pudiera parecer constitucional.
Ejemplo: la imposibilidad legal de retirar fondos de pensiones antes de la edad de
jubilación (medida legal), en cuanto impide a una persona gravemente enferma, sin
posibilidades de alcanzar la edad de jubilación, acceder a recursos que podrían ayudarla a
paliar su sufrimiento (principales hechos relevantes), podría vulnerar…
La descripción general de los hechos será asimismo necesaria cuando la medida constituya
un acto.
Ejemplo: el uso de balines de goma para dispersar manifestaciones no autorizadas, con
alteración del tránsito y daños a la propiedad pública y privada, podría vulnerar…
27 Luego se debe elegir un primer derecho constitucional con el cual dicha medida pudiera
estar reñida.
En un contexto judicial real, las alegaciones de las partes ya debieran situar el caso bajo
uno o más derechos constitucionales específicos. El juez debe partir por estas hipótesis.
Pero bajo el principio iura novit curia (el tribunal conoce el derecho), el tribunal no está
vinculado por tales argumentos. En consecuencia, el juez bien puede resolver el problema
bajo un derecho distinto del invocado por las partes.
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Con esto queda completamente formulada la hipótesis y puede pasarse a las etapas de
definición (supra cap. 1 ¶52ss) y de subsunción (ibid. ¶55).
1. Ámbito de protección
35 En todo caso de derechos constitucionales de defensa, se pretende proteger un interés
individual frente a una medida estatal. Es necesario preguntarse, en primer lugar, si el
interés cuya protección se pretende está o no protegido por el respectivo derecho
fundamental.
Ejemplo. Quien reclama contra la prohibición de la eutanasia (medida estatal), pretende
protección de su interés en poder decidir sobre la propia muerte. Este interés, ¿es parte del
derecho constitucional a la libertad personal o del derecho constitucional a la vida?
Quien reclama contra el uso de escopetas antidisturbios, pide protección de su interés en
no sufrir daños a su salud aun en circunstancias en que ella parece estar en tensión con el
orden público. El interés en que la salud no sea dañada aun cuando su potencial afectación
sea necesaria para restablecer el orden público, ¿es parte del derecho a la salud, de la
libertad de expresión o del derecho de reunión (aquí hay tres hipótesis alternativas)?
36 La pregunta por el ámbito constitucionalmente protegido por el derecho constitucional es
consecuencia de la amplitud y vaguedad de las fórmulas con que tales derechos han sido
reconocidos.
Ejemplo. El numeral cuarto del artículo 19 de la Constitución asegura el «respeto y
protección a la vida privada». El interés de los particulares por excluir al Estado de ciertos
ámbitos, ¿hasta dónde está amparado por la fórmula «vida privada»? ¿Qué cuenta como
una «comunicación privada» a efectos del numeral quinto del artículo 19? La libertad de
conciencia del numeral sexto, ¿protege actos amparados en cualesquiera creencias?
37 El ámbito de protección de un derecho constitucional se delimita, primero, materialmente.
Material es aquí un concepto particularmente abierto, aplicable a todas las dimensiones
de protección, excluidas solo las dimensiones personal, espacial y temporal. Ella se refiere
por tanto al objeto de protección del respectivo derecho, con abstracción de las
características de la persona, del espacio y del tiempo.
Así, el ámbito material de protección de la libertad personal es el universo de posibilidades
de acción comprendidas bajo dicho derecho (moverse libremente dentro del territorio
nacional; entrar y salir del país, etc). De igual modo, la pregunta acerca de si el Estado
afecta el derecho a la inviolabilidad de toda forma de comunicación privada al interceptar
descargas de archivos desde la Internet plantea un problema de ámbito material de
protección: esas descargas, ¿constituyen una «comunicación privada» a efectos del citado
derecho4?
38 La determinación prima facie del ámbito material de protección de los derechos
constitucionales puede verse afectada por consideraciones personales (infra ¶¶39 a 42),
espaciales (infra ¶43) y temporales (infra ¶44).
39 Los derechos constitucionales se predican de toda persona (CPol, arts. 1, 5 inc. 2,
encabezado del artículo 19). Pero su ámbito de protección es sensible a distintas categorías
de personas. En particular, las siguientes son categorías particularmente relevantes para
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confirmado su verificación en los hechos del caso. Deberá entonces pasarse a la siguiente
condición (afectación del ámbito protegido). Y si se concluye que el ámbito de protección
del derecho no alcanza el interés relevante conforme a los hechos del caso, a un tiempo se
habrá definido (negativamente) dicha condición y se habrá refutado la hipótesis. Un
posterior momento de subsunción resulta innecesario.
Ejemplo. Hipótesis: La incautación por un jefe de servicio público de correspondencia
electrónica recibida por un funcionario del servicio en su calidad de tal podría vulnerar el
derecho a la inviolabilidad de los documentos privados que asegura el artículo 19 Nº 5 de
la Constitución Política. Para que esta hipótesis resulte corroborada será necesario:
a) Que el interés de un funcionario público de excluir a sus superiores del examen de la
correspondencia electrónica recibida con ocasión de su función está protegido por el
derecho a la inviolabilidad de los documentos privados;
b) Que la incautación de dicha correspondencia por el jefe del respectivo servicio
constituya afectación del derecho a la inviolabilidad de los documentos privados, y
c) Que dicha incautación no se encuentre justificada.
Definición y subsunción: la Constitución Política protege los documentos privados. La
correspondencia electrónica recibida por un funcionario público en su calidad de tal,
¿constituye documentación privada? En este punto será necesario analizar la cuestión
dando cuenta del texto constitucional, la doctrina y la jurisprudencia. Si se concluye con
una respuesta afirmativa, se habrá definido la condición en la parte que interesa y se habrá
verificado su correspondencia con los hechos del caso. Si, por el contrario, se concluye con
una respuesta negativa, se habrá definido negativamente la condición en la parte que
interesa y se habrá refutado la hipótesis.
Si el interés que se busca proteger se encuentra comprendido en el ámbito de protección
del derecho, se hace necesario continuar con el análisis del caso. Corresponde ahora
preguntar si la medida estatal constituye una genuina afectación al derecho constitucional.
2. Afectación
46 Una medida estatal puede incidir en un ámbito constitucionalmente protegido en
diferentes grados tanto de realización (infra ¶47) como de intensidad (infra ¶48). El orden
en que se analizan estos grados resulta indiferente.
47 En relación con el grado de realización, el artículo 20 de la Constitución Política se refiere
a privación, perturbación o amenaza. El umbral está dado por el concepto de amenaza: las
medidas que no constituyen siquiera amenaza no cuentan como afectación de un ámbito
constitucionalmente protegido.
Aquí también cabe proceder a partir de los hechos del caso. Al formular la hipótesis ya se
habrá identificado la medida cuya constitucionalidad se examina. En este momento de
definición y subsunción, deberá examinarse si dicha medida constituye siquiera una
amenaza al ámbito constitucionalmente protegido. Si la respuesta es afirmativa, se habrá
definido la condición y se habrá verificado su correspondencia con los hechos del caso. Si
la respuesta es negativa, se habrá definido negativamente la condición y se habrá refutado
la hipótesis (la medida ni siquiera afecta el ámbito constitucionalmente protegido). Se
deberá evaluar la posibilidad de una hipótesis alternativa o se concluirá que la medida no
vulnera derecho constitucional alguno.
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3. Justificación (proporcionalidad)
49 La afectación de un derecho constitucional puede encontrarse justificada cuando la
medida estatal: (i) persigue una finalidad legítima (¶¶50 a 51 infra), (ii) es legítima (¶52
infra), (iii) es idónea (¶¶53 y 55 infra) y (iv) necesaria para promover el fin perseguido
(¶¶54 a 56 infra), (v) es proporcional (¶57 infra) y, por último (vi) se satisficieron las
garantías procedimentales a que la afectación pueda estar sujeta (¶58 infra).
50 El análisis de la justificación exige, en primer lugar, identificar el fin de la medida. Esto
suele representar un problema. Es posible que en la formulación de un caso no se exprese
cuál es la finalidad de la medida que se requiere analizar. Al resolver el caso, será necesario
atribuirle una finalidad. Para hacer esta atribución, debe buscarse la finalidad que mejor
pueda justificar la medida. La razón de ello es sencilla: si se atribuye a la medida una
finalidad débil, siendo posible atribuirle una más fuerte, se estará desfigurando el caso en
contra del Estado. Una atribución correcta requiere un amplio conocimiento del derecho,
un conocimiento general de las políticas públicas y una buena dosis de imaginación.
Ejemplo. Se pide evaluar la conformidad con los derechos constitucionales de una
cuarentena decretada durante una pandemia. Asumimos que la hipótesis se formuló
correctamente y que en la primera parte de la definición y subsunción se concluyó que la
medida afecta el derecho a la libertad de locomoción. Para analizar si la medida se
encuentra justificada, es necesario determinar cuál es la finalidad de la medida.
Supongamos las siguientes finalidades:
a) la cuarentena tiene por finalidad bajar la velocidad de propagación del virus que causa
la enfermedad pandémica para evitar la saturación de los recintos hospitalarios, y
b) la cuarentena tiene por finalidad dificultar el ejercicio del derecho de sufragio.
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Téngase presente que esta segunda finalidad puede tener cierto respaldo en los hechos. Es
decir, es posible que la cuarentena efectivamente dificulte el ejercicio del derecho de
sufragio. Y es también posible que, por cualesquiera razones, sea plausible asumir que ese
efecto convenga al gobierno. Aún así, sería incorrecto atribuir esta finalidad a la medida.
El gobierno ciertamente defendería la medida atribuyéndole la primera finalidad. De
manera que será necesario examinar si evitar la saturación de los recintos hospitalarios es
una finalidad legítima; si la cuarentena no está prohibida; si la cuarentena es idónea para
contribuir a evitar dicha saturación; si es necesaria para ello y, por último, si es
proporcional. Por cierto, será difícil siquiera imaginar dicha finalidad a menos de que se
esté mínimamente familiarizado con los efectos de una pandemia sobre el sistema
hospitalario y sobre los instrumentos disponibles para combatir una pandemia.
51 Una vez atribuida una finalidad a la medida, corresponde examinar si dicha finalidad es
legítima. Aquí resulta relevante distinguir si la medida es legislativa o administrativa. El
legislador tiene un amplio dominio (CPol, art. 63). Este dominio no está delimitado
teleológicamente. El legislador no tiene por tanto un universo acotado de finalidades
específicas. Dentro de su dominio, puede dictar leyes con cualesquiera finalidades que se
enmarquen dentro de las amplísimas finalidades que corresponden al Estado, y que están
definidas en el artículo primero de la Constitución Política.
Ciertas finalidades, sin embargo, parecen estar vedadas incluso al legislador. Desde luego,
le está vedada la finalidad de constituir una sociedad reñida con el dogma de que todas las
personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Así, la finalidad de constituir una
sociedad de castas jurídicamente diferenciadas sería inconstitucional. El Estado moderno,
por otra parte, ha renunciado a los fines trascendentes. La finalidad de promover una
determinada religión sería por ello también inconstitucional.
Tratándose de medidas administrativas, sin embargo, la cuestión es diversa. La
Administración está sujeta al principio de legalidad. La ley define así tanto las
competencias de los órganos administrativos como las finalidades con que dichas
competencias pueden ejercerse. Finalidad legítima significa aquí no solo finalidad que el
Estado puede perseguir, sino finalidad que la específica autoridad administrativa puede
legalmente perseguir. Por esta razón, el examen de la legitimidad de la finalidad debe ser
realizado con particular atención tratándose de medidas administrativas.
Por otra parte, la acción de la Administración que afecta un derecho constitucional y que
persigue una finalidad que la ley no ha puesto a su alcance, no solo es inconstitucional,
sino también ilegal. Por regla general, cuando una medida es tanto inconstitucional como
ilegal, debe preferirse el examen de legalidad. Pero en Chile hay razones procesales para
realizar ambos exámenes conjuntamente. Esto se debe a la carencia de una justicia
administrativa en forma y a la dispersión de muchas acciones de ilegalidad
administrativa, ante distintos tribunales y diversos procedimientos. Por otra parte, toda
acción administrativa que afecte ciertos derechos constitucionales puede ser impugnada
mediante el recurso de protección (CPol, art. 20). Este exige que la acción impugnada,
además de afectar el derecho constitucional respectivo, sea «ilegal o arbitraria». En
consecuencia, la ilegalidad de una acción administrativa que afecta un derecho
constitucional forma parte del examen de constitucionalidad en el recurso de protección.
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medida alternativa y ella además afecta con menos intensidad los derechos
constitucionales (test de necesidad). Por el contrario, si tal medida alternativa no existe,
o si ella también afecta derechos constitucionales, en igual o mayor medida que la medida
bajo escrutinio, corresponde continuar con la subsunción.
Ejemplo. Se pide evaluar la conformidad con los derechos constitucionales de una
cuarentena decretada durante una pandemia. Asumimos que la hipótesis se formuló
correctamente y que en la primera parte de la definición y de la subsunción se concluyó
que la medida afecta el derecho a la libertad de locomoción. Se ha asumido que la medida
tiene por finalidad bajar la velocidad de propagación del virus que causa la enfermedad
pandémica para evitar la saturación de los recintos hospitalarios. Finalmente, se ha
asumido también que la cuarenta es idónea para lograr dicho fin.
Existe sin embargo una vacuna efectiva contra el virus. La vacuna no parece afectar
derecho constitucional alguno (salvo que se justifique que el interés en no ser vacunado
tiene protección bajo algún derecho constitucional). En este caso, la cuarentena no estaría
justificada y vulneraría por tanto la libertad de locomoción.
55 Los juicios de idoneidad y de necesidad son juicios fácticos. Su corrección depende de
relaciones causales que pueden ser complejas. Para establecer tales relaciones puede
requerirse mucha información y sofisticados procesos de análisis. La restricción vehicular,
¿logra reducir la contaminación? ¿Existe una medida alternativa a la restricción vehicular
con un grado de eficacia igual o superior en la reducción de la contaminación? La sanción
penal del aborto, ¿tiene efecto en reducir el número de abortos? ¿Existe una medida
alternativa al aborto que logre reducir el número de abortos en igual o mayor grado? La
cuarentenas de sectores de una metrópoli, ¿disminuyen la velocidad de propagación de
una pandemia? ¿Existe una medida alternativa para reducir dicha velocidad de igual e
mayor eficacia? Todas estas son preguntas fácticas, sobre las cuales podemos tener un
prejuicio, pero sobre cuya verdadera respuesta no estamos del todo seguros. Esta
incertidumbre, ¿qué consecuencias tiene para la resolución de un caso?
En esta etapa de la subsunción ya se habrá concluido que se está frente a la afectación de
un derecho constitucional. La pregunta pendiente es si la medida se encuentra
constitucionalmente justificada. Pero para ello es necesario determinar si ella es idónea
para alcanzar el fin legítimo que se persigue y, de serlo, si existe una medida alternativa
al menos igualmente idónea. Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es negativa,
la medida no estará justificada y el juez deberá declararla inconstitucional. En este punto,
todo depende entonces de los juicios de idoneidad y de necesidad que haga el juez. Pero el
juez no parece estar en buena posición para responder estas preguntas. Por regla general
el juez tendrá menos información y capacidad técnica que la administración para evaluar
la idoneidad. Por esta razón hay quienes niegan que corresponda al juez realizar este juicio.
En el caso del test de necesidad, existe una complejidad adicional. Si existe una medida
alternativa a la que presenta el caso, y menos gravosa para los derechos constitucionales,
la medida bajo escrutinio será inconstitucional. Pero es posible que los costos de la medida
alternativa resulten altísimos. En este caso, la declaración de inconstitucionalidad importa
una decisión presupuestaria: el Estado no puede perseguir la finalidad legítima mediante
la medida cuestionada, pero sí puede hacerlo mediante la medida alternativa, mucho más
costosa que la primera. ¿Corresponde a los jueces adoptar decisiones de este tipo?
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Ejemplo. ¿Qué medida es más gravosa para los derechos constitucionales? ¿La cuarentena
obligatoria domiciliaria para todos los habitantes de un determinado territorio (libertad de
locomoción) o la cuarentena obligatoria en residencias sanitarias para todos los infectados
con un determinado virus (libertad de locomoción y privacidad)?
57 Finalmente, es necesario examinar si la medida es proporcional (test de proporcionalidad
stricto sensu). Aquí se trata de una pregunta exclusivamente normativa: la medida, que
afecta un derecho constitucional, pero que es idónea y necesaria para perseguir una
finalidad legítima, ¿constituye una carga injusta sobre el titular de derechos
fundamentales? ¿Resulta justo que una persona deba sufrir una afectación de sus derechos
constitucionales porque ello resulta necesario para lograr una finalidad legítima?
La Constitución autoriza la afectación de algunos derechos constitucionales bajo estados
de excepción constitucional (CPol, art. 39). Pero también expresamente autoriza la
regulación de muchos derechos. Así por ejemplo, el legislador está autorizado a regular la
privación y restricción de la libertad (CPol, art. 19 Nº 7 letra b) así como las limitaciones
del derecho de propiedad derivadas de su función social (CPol, art. 19 Nº 24 inc. 2). De
estas autorizaciones se sigue que la Constitución admite la posibilidad de afectar los
derechos constitucionales para lograr una finalidad legítima.
Por otra parte, la Constitución también reconoce un límite a tal posibilidad: no es posible
afectar los derechos «en su esencia» ni «impedir» su libre ejercicio. Este límite hace
inevitable la necesidad de un juicio de ponderación entre la afectación del derecho y la
legítima finalidad perseguida con su afectación.
Si el juicio de ponderación determina que la medida no está justificada, ella será
inconstitucional. Si, por el contrario, la medida se estima materialmente justificada, será
todavía necesario examinar si se ha cumplido con las garantías procedimentales a que
pudiese estar afecta.
58 Al realizar es examen de ponderación se debe considerar que ciertas afectaciones a los
derechos constitucionales, materialmente proporcionales, están sujetas a diversas
garantías procedimentales.
Ejemplos. Son proporcionales las limitaciones al derecho de propiedad que derivan de su
función social, pero ellas deben encontrarse establecidas por ley. Son proporcionales
ciertos allanamientos de morada, pero solo en los casos y forma que determine la ley.
Particularmente importantes en este sentido son los estados de excepción constitucional,
pues ellos autorizan, bajo situaciones extraordinarias, la afectación de ciertos derechos
constitucionales. Pero en estos casos es necesario que el respectivo estado de excepción
haya sido debidamente declarado.
Ejemplo. Suponga que se producen alteraciones al orden público. El resguardo del orden
público es una finalidad legítima. Suponga que la autoridad estima que para restablecer el
orden público requiere imponer restricciones a la libertad de locomoción. ¿Puede
imponerlas? Considere dos medidas: (a) prohibición de ingresar a un perímetro
relativamente pequeño durante un par de horas; (b) toque de queda. La segunda medida
es mucho más intensa que la primera. Es posible concluir que bajo ciertos supuestos la
primera medida es proporcional, pero que la segunda solo lo es bajo condiciones más
exigentes, esto es, cuando la alteración es grave. En tal caso, es necesario que se haya
declarado el estado constitucional de emergencia.
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Deberes de protección
60 En los casos de deberes de protección se demanda una prestación estatal con fundamento
en un derecho constitucional. Al plantear la hipótesis deberá identificarse: (i) la prestación
que se demanda; (ii) las principales circunstancias fácticas relevantes; (iii) el derecho
constitucional que se invoca, y (iv) la disposición jurídica que reconoce el derecho.
Ejemplo. Hipótesis: el Estado, al negar tratamiento médico gratuito necesario para
mantener la vida de una persona incapaz de financiar dicho tratamiento, vulnera el
derecho a la vida, asegurado en el artículo 19 Nº 1 de la Constitución Política.
61 Se han excluido de este capítulo casos de derechos constitucionales entre particulares
(supra ¶4). Cabe sin embargo constatar que muchos de estos casos pueden construirse
como genuinos casos de deberes de protección, en la medida en que se reclame el deber
estatal de dar protección frente al particular.
Ejemplo. Un establecimiento educacional privado expulsa a una estudiante por su
condición de gravidez. Los hechos plantean un conflicto entre dos particulares. Pero es
ciertamente posible formular una hipótesis que involucre al Estado: el Estado, al no
prohibir a los establecimientos educacionales privados la expulsión de alumnas en razón
de su estado de gravidez, vulnera el derecho a la educación, asegurado en el artículo 19 Nº
10 de la Constitución Política.
62 Enfrentado a un caso de deber de protección, será necesario identificar el o los derechos
constitucionales bajo los cuales formular la hipótesis. Valen aquí, mutatis mutandi, las
consideraciones expuestas a propósito de los casos de derechos de defensa (supra ¶¶27 a
30).
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1. Ámbito de protección
64 La definición del ámbito de protección no se debe hacer en abstracto, sino que a partir del
reclamo del que dan cuenta los hechos del caso. En otras palabras, no se trata de
preguntarse en general qué deberes de protección impone al Estado el derecho de que se
trata, sino solo si impone el deber específico de cuyo incumplimiento se trata.
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68 El poder del Estado se ejerce legítimamente sobre su territorio. Esto determina que, en
principio, sus deberes de protección de derechos constitucionales estén circunscritos al
territorio del Estado. Así, cabe poner en duda que el derecho a la vida imponga al Estado
chileno deberes de protección a un nacional chileno detenido en el extranjero y acusado
allí de un delito que sea penado con la pena de muerte.
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Borrador 5-jul-19. Capítulo 4 – Derecho Procesal Civil
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