La eficacia consiste en la aptitud del acto jurídico para producir sus efectos. En contraposición, la ineficacia es la falta de esa aptitud para su producción. La ineficacia es el género, siendo sus especies la nulidad y la inoponibilidad. Las condiciones de eficacia establecidas por la ley es que el acto posea eficacia y validez. Es decir que estar dotados de los elementos estructurales (capacidad, objeto y causa), su contenido (voluntad no viciada por error, dolo o violencia) y que no medien vicios propios del acto jurídico (lesión y simulación). Especies Ineficacia estructural Al estar viciado desde su origen, es ineficaz y por ende el acto es nulo. Ineficacia sobreviniente Se torna ineficaz con el transcurso del tiempo. En su origen y estructura es plenamente válido el acto, pero, posterior a su celebración y por circunstancias ajenas o externas al acto, éste pierde o disminuye su eficacia. Inoponibilidad de los actos jurídicos La inoponibilidad es una categoría de ineficacia prevista en la ley (art. 382). Es privar a un acto jurídico, válido y eficaz entre las partes, de sus efectos respecto de ciertos terceros que la ley protege. El principio que sienta el art. 396 es que el acto inoponible no tiene efectos respecto de terceros excepto en los casos previstos en la ley. Es como si el acto no existiera respecto de ellos. La inoponibilidad puede ejercerse por vía de acción y de excepción. El típico ejemplo por vía de acción, lo constituye el fraude (art. 338). Por su parte la inoponibilidad se hace valer por excepción, cuando el tercero protegido por una disposición legal, la hace valer en juicio invocando que los efectos del acto no lo comprenden; por ejemplo: el Subadquirente de buena fe y a título oneroso de un inmueble (art. 392) que es demandado por nulidad de la venta. En materia de prescripción de la acción, siempre que no exista otro plazo diferente en la legislación, rige el plazo genérico de cinco años (art. 2560). Para la acción de inoponibilidad nacida del fraude rige el plazo de dos años (art. 2563 Diferencia entre inoponibilidad y nulidad La nulidad implica una invalidez completa del acto que puede invocarse erga omnes, sin perjuicio de ciertos efectos especiales que la ley suele reconocerle. En el acto inoponible, en cambio, es ineficaz respecto de ciertas personas, pero conserva toda su validez entre las partes. En la nulidad, los efectos pueden ser excesivos; en la inoponibilidad se limitan estrictamente al interés amparado por la ley. En la nulidad el vicio es originario; en la inoponibilidad puede ser posterior en uno de sus aspectos. Nulidad de los actos jurídicos Nulidad es la sanción legal que priva de sus efectos normales a un acto jurídico, en virtud de una causa originaria, es decir, existente en el momento de la celebración. Sus caracteres son: 1) está establecida en la ley, 2) importa privar de sus efectos normales al acto, 3) la causa de la sanción, es decir, el vicio del acto, es contemporánea con la celebración. Nulidades implícitas o virtuales Estas nulidades serían las que se decretan cuando en las normas procesales no se encuentre los fundamentos para utilizar una nulidad genérica o específica, no obstante, debe decretarse la nulidad de las actuaciones, en salvaguarda de un principio constitucional. Clasificación de las nulidades Según el artículo 386 las nulidades pueden ser absolutas y relativas, totales o parciales. Nulidad absoluta Obedece a una razón de orden público, de interés social (actos que contravienen el orden público, la moral o las buenas costumbres). El acto que adolece de nulidad absoluta no es susceptible de confirmación (ya que pueden presentarse más actores). Además, no es prescriptible Puede ser pedida por cualquier interesado, con excepción de la parte que invoque la propia torpeza para lograr un provecho. Por el Ministerio Público, en salvaguardia de la moral o de la ley e inclusive puede ser declarada por el Juez, aun sin petición de parte, cuando aparece manifiesta al momento de dictar sentencia (art.387) Nulidad relativa Se establece exclusivamente en interés y protección de ciertas personas, únicas que pueden pedirla. No puede ser declarada por el Juez sino a pedido de aquellos cuyo beneficio la hubiera establecido la ley (art. 388) La norma también establece que puede invocarla la otra parte en forma excepcional (aquella que no ha sido beneficiada con su sanción) si es de buena fe y ha experimentado un perjuicio importante. La nulidad relativa es un acto confirmable. Esta acción prescribe a los dos años y el computo varía según los distintos supuestos contemplados en el art. 2563 Nulidad total y Parcial La nulidad de un acto puede ser completa o parcial (art. 389). En el primer caso, todo el acto resulta ineficaz; en el segundo, sólo lo es la cláusula o las disposiciones viciadas. La nulidad parcial de una disposición en el acto, no perjudica a las otras disposiciones válidas siempre que sean separables. Si no lo son y el acto no puede cumplir con su finalidad, es nulo en su totalidad. Efectos de la Nulidad Entre las partes El art. 390 indica: la nulidad pronunciada por los jueces, vuelve las cosas al mismo estado en que se hallaban antes del acto declarado nulo y obliga a las partes a restituirse recíprocamente lo que han recibido. La ley no distingue entre nulidad absoluta y relativa y en ambos casos rige la obligación de restitución con la extensión que resulta de las normas viciadas con la buena o mala fe de las partes en materia de posesión y con relación a la adquisición de frutos y productos (art. 1932 al 1940). En tal sentido, el poseedor de buena fe adquiere los frutos percibidos y los naturales que se hayan devengado pero que aún no ha percibido. El de mala fe, debe restituir los percibidos y los que dejó de percibir por su culpa. Los productos, entendidos como los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran o disminuyen su sustancia deben restituirse siempre; haya buena o mala fe. Por su parte, los frutos pendientes de percepción corresponden a quien tiene derecho a la restitución de la cosa. Respecto de terceros El Art. 392 mantiene el principio de retroactividad de la sentencia de nulidad frente a terceros que han adquirido derechos reales o personales respecto de un inmueble o mueble registrable con la protección a favor del sub adquirente de derechos reales o personales de buena fe y a título oneroso. La sentencia de nulidad alcanza al tercero, quedando sus derechos sin valor y da lugar a reclamos como sujeto pasivo “directo”. Aunque este principio posee una excepción: la protección del Subadquirente de buena fe y a título oneroso. Estos terceros no se encuentran alcanzados por la sentencia de nulidad y, en consecuencia, no pesa sobre ellos la obligación de restitución. Nulidad por vía de acción o de excepción Artículo 383. Articulación La nulidad puede argüirse por vía de acción u oponerse como excepción. En todos los casos debe sustanciarse. La nulidad de acción es cuando un acto viciado de nulidad ya ha sido ejecutado y una de las partes quiere hacerlo valer, mientras que la nulidad por vía de excepción, es cuando un acto viciado de nulidad todavía no ha sido ejecutado y una de las partes pretende hacerlo valer. La excepción de la nulidad debe oponerse dentro de los términos de prescripción de la acción. Porque lo que no se puede hacer por vía de acción, tampoco puede hacerse por vía de excepción.