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28 de abril de 2023

Informe de Lectura
Romina Mazzachiodi
Matías Hernández
- Infante Martin, J. (2020). La República discreta. Otro estudio sobre la Constitución
chilena de 1833. Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, 42, 555–577.
- Brahm García, E. (2019). ¿Volver a la constitución de 1925? Una propuesta sin
Fundamento histórico. Revista Chilena de Derecho, 46(1), 79–97.

Como podemos ver en el texto de Javier Infante “el objetivo del presente artículo es
abordar, desde la perspectiva de los imaginarios de sus principales artífices e impulsores,
los posibles alcances que ellos mismos contemplaron para el modelo político que se
instalaría con la Constitución de 1833”1.

Para esto, Infante separa el texto en dos etapas: la primera se centra en las ideas políticas de
Diego Portales y Mariano Egaña, y la segunda se buscará identificar la influencia de estas
ideas en la Constitución de 1833.

Respecto a Diego Portales, en términos biográficos, sus características personales y


políticas estuvieron marcadas por el destierro de su padre, junto con él, a Juan Fernández,
sus estudios religiosos y de las leyes, posteriormente, fue el comercio que lo llevó a crear su
firma Portales Cea & Cía., con la que incursionó en el negocio del estanco, en Lima.
También se menciona la muerte de su esposa y su etapa de libertinaje luego en el Perú.

Fue el fracaso del negocio del estanco que, a causa del desorden político propio de la época
entre 1824 y 1828, generó en Portales “un odio insuperable hacia el desorden político”2.
De ahí que se dice que Portales tenía un real apego al orden y la ley.

Es por eso que podemos establecer que la idea de Diego Portales eran que Chile debía ser
una República tutelada, que pueda, a través de un “gobierno fuerte, centralizador, cuyos
hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo” 3, restaurar la imagen de poder a
la que los chilenos estaban acostumbrados en épocas de la monarquía. Sus ideas fueron
identificadas como conservadoras, las que distaban del desorden político de las ideas
liberales y federalistas que se acaban con la batalla de Lircay y que deja a Portales en cargo
de vicepresidente, cargo que deja, recalcando su desinterés por ostentación de poder y su
pasión por lo público.
1
Infante Martin, J. (2020). La República discreta. Otro estudio sobre la Constitución chilena de 1833. Revista de Estudios Histórico-
Jurídicos, 42, pág. 556. En adelante citado como República Discreta.

2
República Discreta. Pág. 558
3
República Discreta. Pág. 558
Después de hablar del contexto, las normas y los procesos políticos de la Gran Convención,
que se encargaría de redactar la Constitución de 1833, a través de una comisión ad hoc, se
establece rol principal de Mariano Egaña en esta debido a su conocido Voto Particular.

Mariano Egaña, hijo de Juan Egaña, conocido por su gran influencia del pensamiento
católico ilustrado de su padre. Vive el desorden político de la década de 1820 en Inglaterra,
adquiriendo principalmente la perspectiva política francesa, basada en principios
establecidos en sus constituciones revolucionarias, las napoleónicas, las del período de
restauración, la de Cádiz en 1812 y la Imperial de Brasil en 1924. Desde esa experiencia,
adquiere, al igual que Portales, una aversión al desorden político.

Se destaca por generar una propuesta paralela a la que se encuentra generando la Gran
Convención, llamada Voto Particular, la cual refleja sus “ideales franceses” y sus ideas
católicoilustradas.

Para el autor, las principales influencias de estos personajes fueron las de crear una
constitución adaptable, con “una autoridad fuerte, centralizada e impersonal”. Estas
características, cercanas a lo autoritario son lo que le dan el nombre al carácter discreto de
la República de esos años.

Es también importante señalar, que una República con un fuerte presidencialismo no


significaba para ellos un autoritarismo como tal, sino más bien, la búsqueda del orden,
después de un período caótico para el país. Un logro para ellos debió haber sido el instaurar
la institucionalidad y la durabilidad del texto.

A modo de conclusión, creemos que es fundamental tomar en cuenta el contexto en el cual


se generó, y se generan, las constituciones. Es el ambiente caótico, la revuelta social, las
crisis políticas las que propician las condiciones para un cambio constitucional. Por eso
que, en su respectiva medida, buscar el orden, a través de instituciones que concentren el
poder, puede ser una medida aplicable a más de una nación, situación y época. Claramente,
es menester de cada pueblo, resguardar este orden a través de personajes que puedan
administrar ese poder con ambiciones públicas y no personales, en búsqueda del bien
común.

El texto de del artículo ¿Volver a la constitución de 1925? Una propuesta sin Fundamento
Histórico de Enrique Brahm García publicado en la revista chilena de Derecho, responde al
postulado de algunas personas pre estallido social sobre la necesidad de cambiar la
constitución actual y reemplazarla por otra nueva que fuera “más adecuada a los nuevos
tiempos… y que no estuviera asociada a la figura del “dictador” 4 y que tuviera como base
la constitución de 1925. La fundamentación se basaba en que “en Chile existía una
“tradición constitucional” que fue radical y revolucionariamente interrumpida en 1973.
4
Brahm García, E. (2019). ¿Volver a la constitución de 1925? Una propuesta sin Fundamento histórico. Revista Chilena de
Derecho, 46(1), pág. 79. En adelante citado como VC1925.
Ello porque la Constitución de 1980, a diferencia de sus antecesoras, habría sido
concebida como una nueva constitución, marcando así una diferencia sustancial con las de
1833 y 1925”5.

Dada esta interrogante planteada por Brahm, él comienza a detallar distintos aspectos por
los cuales no sería lo ideal seguir con este postulado dentro de lo que plantea menciona que
la Constitución de Weimar fue la constitución que sirvió de inspiración para la creación de
la Constitución de 1925, pero que esta se vio completamente desprestigiada a nivel mundial
ya que la responsable del arribo al poder de Hitler. Otro punto que considera es que “a
nivel mundial, cerca del 20% de las constituciones vigentes actualmente fueron redactadas
durante periodos no democráticos”6 por lo cual invalidaría el argumento de tener que
cambiarla por su origen además de que solo se mantendría menos del 20% del articulado
original sin modificaciones además si miramos el origen de las constituciones de 1833 y
1925 tampoco tienen un origen 100% democrático la primera es posterior a la guerra civil
de Lircay y la Constitución de 1925 a pesar de la opinión de algunos “fue impuesta por los
militares y Alessandri, contra la opinión de la mayoría de la clase política”7.

Otro punto es respecto a la tradición constitucional con las cuales contaban las
constituciones anteriores debido a “que las constituciones de 1833 y de 1925 se
presentaron como reformas a las anteriores, mientras los constituyentes de 1980 hablaron
siempre de reemplazar la de 1925 por una nueva” 8 hecho que no concordarían con la
historia debido que la Constitución de 1833 en su origen cuenta con el “Voto Particular” de
Mariano Egaña con el cual “pretendía cambiar de forma radical el régimen de gobierno,
aunque manteniendo el sistema republicano representativo” 9 caso no muy distinto al
origen de la Constitución de 1925 la cual “no se contentaba con reformar la Constitución
vigente, sino que buscaba transformarla de raíz”10 para poder acabar con el régimen
parlamentario.

Como conclusión del texto podemos ver que de acuerdo con lo estipulado por el autor que
la necesidad que cambiar una constitución por otra que tiene una procedencia similar en los
hechos no sería lo más sensato más aun cuando la base que se quiere utilizar no pudo
legitimarse debido a que se utilizaba el régimen parlamentario en los hechos.

5
VC1925. pág. 80
6
VC1925. pág. 81
7
VC1925. pág. 84
8
VC1925. pág. 81
9
VC1925. pág. 83
10
VC1925. pág. 84

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