Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Voltaire
Índice
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISÉIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
EPÍLOGO
PARA LOS MÁS CURIOSOS
OTROS TÍTULOS
UNO
9 de marzo de 1719
Puerto de Pasajes, Guipúzcoa.
15 de marzo de 1719
Poblado de Dornie, Escocia.
11 de mayo de 1719
Las voces que salían de su alcoba eran tan bajas como los
susurros. Desde que su primo Raibeart y el coronel español
habían entrado con José, Eirica se había quedado cerca de la
puerta para intentar enterarse de lo que hablaban.
Sabía que la guerra estaba próxima, y cada día rezaba
porque José no fuese a combatir junto con los demás. Oraba
con todas sus fuerzas porque su pie no estuviese curado.
Nunca antes había temido tanto por nadie. Cuando lo
imaginaba en el frente, luchando contra los ingleses, un terror
helado la asfixiaba.
Ya no se intentaba ocultar la verdad, amaba a José de
Santarem y si algo malo le ocurría, moriría de tristeza.
No era una estúpida y sabía que ese amor no era
apropiado, que no debía profesar todos esos sentimientos por
él, pero ¿quién podía controlar al corazón?
¿Cómo mantener todas esas emociones a raya cuando
cada noche se deshacía entre sus brazos y se sentía la mujer
más afortunada del mundo? ¿Cómo evitar que su cuerpo
bullese por José?
Lo peor de todo era que nadie debía saber nada al
respecto, pues sus encuentros nocturnos serían un gran
escándalo, se convertiría en una paria social, en una indeseada,
en una cualquiera que había entregado su virtud fuera del
matrimonio.
No obstante, a Eirica no le importaba que sus actos
pudiesen traer consecuencias, porque se había dejado llevar
por el amor, y el amor nunca era malo.
—¡Muchacha! —La voz de su tío Donald le hizo pegar un
pequeño grito y se apartó de inmediato de la puerta. La miraba
con reprobación, con una ceja más alta que la otra, mientras
Eirica intentaba disimular pasando un trapo por la tibia
madera, como si su única intención hubiese sido limpiar—.
¿Nadie te ha dicho que no es conveniente que una dama
fisgonee los asuntos de los hombres?
—Solo estaba limpiando, tío Donald. —Se hizo la
inocente.
—¡Bah! ¿Acaso crees que no te conozco? ¿Piensas que
vas a engañarme, bribona?
Eirica puso los ojos en blanco y suspiró, sabiendo que
dijese lo que dijese su tío no la creería.
—Solo quería asegurarme de que el sargento estaba bien.
—¿Y por qué no iba a estarlo? Raibeart y su coronel no
van a hacerle daño.
—Lo sé. —Se humedeció los labios—. Quería saber si le
exigirían ir a la guerra.
—¿Eso te preocupa?
—Su pie no está curado, podría ser peligroso para él.
Donald se encogió de hombros.
—Muchos hombres mueren en el frente.
—¡Pero si él lucha ya estando herido, tendrá más
probabilidades de que le hagan daño!
—¿Por qué te inquieta tanto ese hombre?
—Yo… No, tío… Es solo que…
—¿No te estarás encariñando del sargento?
—¡No, claro que no! —exclamó con énfasis. Con
demasiado.
—Sabes que no es conveniente. Es un soldado y su vida
es la guerra.
—Todo eso lo sé.
—Y tú te desposarás con el hombre que Raibeart elija
para ti.
—¿Por qué tengo que ser la esposa de un hombre al que
no amo?
—Porque tuviste la oportunidad de elegir y todavía no lo
has hecho. Si continúas un año más sin un esposo a tu lado, la
gente te llamará solterona y mil cosas peores.
—Tengo diecinueve años, no harán tal cosa.
—Tu tía tenía catorce cuando nos desposamos.
—¡Yo no soy ella, tío Donald! No soy mi tía, ni soy mi
madre. ¡Soy Eirica!
—Eres una muchacha descarada y más le valdrá a
Raibeart conseguirte un hombre que te meta en cintura, porque
yo no he podido hacerlo. —La miró de arriba abajo y suspiró,
dándose cuenta de que estaba tan recta como una tabla de
madera, y su semblante era orgulloso y decidido. Sonrió sin
poder remediarlo. Cómo le gustaba que esa chiquilla fuese tan
indómita, le recordaba a él mismo cuando era joven, pero,
claro, eso jamás se lo diría a ella—. Vamos, muchacha, debes
comenzar tus tareas o no tendrás la comida hecha a su hora.
CATORCE
10 de junio de 1719
15 de agosto de 1719
Puerto de Leith, Edimburgo
23 de noviembre de 1720
Vigo, España