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Minerales y Rocas
Minerales
Un mineral es un sólido natural que posee una determinada composición química, o una escala
definida de composiciones químicas, y propiedades físicas igualmente determinadas.
El número de minerales conocidos sobrepasa los 2.000, citando algunos autores cifras
superiores a los 4.000, debiéndose esta diferencia a que estas últimos aplican con menor rigor
las características anteriormente aludidas.
Los minerales poseen generalmente una estructura interna organizada como consecuencia de
un ordenamiento sistemático de sus átomos constitutivos, es decir, son cristalinos. Algunos
sólidos naturales carecen de esta propiedad de ordenación y son amorfas (vidrios volcánicos,
ámbar, geles, carbones, asfaltos). Muchas de estas substancias amorfas, que algunos autores
denominan mineraloides, no constituyen en realidad especies estables definitivas, sino fases
intermedias de reestructuración, cuyo estado final son minerales perfectamente cristalinos.
Rocas
Las rocas son agregados naturales formados por uno a más minerales y/o mineraloides. No se
trata en cada roca de una agrupación casual de minerales, sino que tales agrupaciones
responden a unas condiciones de formación que se manifiestan con frecuencia y en extensiones
importantes en la estructura de la corteza terrestre.
Dentro del conjunto de minerales que forman una roca determinada se distinguen los minerales
esenciales y accidentales. Los primeros son los que se presentan de una manera constante en
la composición de la roca y la ausencia de uno de ellos hace que la combinación de minerales
se clasifique como una roca diferente a la anterior. Un mineral petrogénico es accidental cuando
su presencia en una roca no es precisa para la existencia de la mísma.
Las rocas no constituyen por sí mismas asiento de vida, es necesario que se produzca una
alteración en ellas para que den origen a un suelo que sea soporte de seres vivos.
El estado cristalino de los minerales se traduce por la anisotropía de la mayor parte de sus
características; es decir, no se mantienen constantes sus propiedades físicas en todas las
direcciones. Existen seis tipos de mallas o redes tridimensionales a la que se ajustan todas las
posibles estructuras internas de los minerales cristalinos, dando origen a los conocidos sistemas
de cristalización: regular, hexagonal, tetragonal, rómbico, monoclínico y triclínico.
La formación de los cristales es, pues, una ordenación de átomos o radicales que, sabemos por
química, se mantienen unidos por una fuerza que, según su naturaleza, nos define cuatro tipos
de enlace:
1. Iónico. Resultante de la atracción electrostática entre iones de cargas opuestas. Los cationes
adquieren la configuración de un gas noble por medio de la pérdida de electrones, y los
aniones por ganancia de éstos.
2. Covalente. Caracterizado por la integración de los orbitales de valencia compartiendo
electrones.
3. Metálico. Asociaciones de iones positivos empaquetados estrechamente y penetrados por
un continuo de electrones cargados negativamente.
4. De Van der Waals o enlace residual, muy débil y nacido de una distribución no uniforme de
cargas.
La formación de los cristales a partir de iones simples o de radicales más complejos se basa,
entre otras, en las siguientes consideraciones descritas por Pauling:
Alrededor de cada catión están dispuestos aniones que ocupan los vértices de un poliedro.
Este poliedro se llama de coordinación y su naturaleza está determinada por la relación de radios
iónicos. Cuando iones de cargas opuestas constituyen un cristal, los iones tienden, en efecto, a
colocarse de la forma más compacta posible. Si imaginamos a estos iones como esferas de radio
ra (radio del anión) y rc (radio del catión), se puede considerar que cada catión cae en el centro
de un poliedro regular cuyas vértices están ocupados por un anión, de manera que la esfera del
catión esté en contacto con las de todos los aniones situados en los vértices. El número de
aniones, en el poliedro, es el número de coordinación del catión con relación a los aniones
Naturalmente, la geometría del poliedro de coordinación depende de los tamaños relativos de
los iones. Así, por ejemplo, para que el poliedro sea un cubo es preciso que rc/ra sea mayor de
0,732 porque, si el radio del catión fuera menor, esta esfera catiónica no podría ser tangente a
todas las aniónicas. Poliedro de coordinación de forma cúbica
Número de
rc/ra Coordinación Catiónica
Coordinación
Si+4 4 Fe+3 6
K+ 8 a 12 Zn+2 4a6
Mg+2 6 Ag+ 6
Ba+2 8 a 12 Pb+2 6 a 10
Fe+2 6
Terminamos este apartado con cuatro conceptos relacionados, también, con la estructura interna
de los minerales:
Es la resistencia que ofrecen todas las partículas de todo cuerpo, sólido o líquido, a variar la
distancia entre ellas.
La cohesión en los líquidos y en los sólidos amorfos es igual en todas las direcciones, mientras
que en los sólidos cristalinos presentan una marcada anisotropía.
La cohesión varía de unos minerales a otros haciendo que sus comportamientos frente a distintos
tipos de esfuerzos sean diferentes. Así, se clasifican los minerales de acuerdo con su
comportamiento en:
Las direcciones de los planos de exfoliación guardan relación íntima con la forma cristalina del
mineral. La perfección de la exfoliación es una propiedad característica y constante del mineral,
distinguiéndose los siguientes grados de exfoliación: muy perfecta, perfecta, media (apreciable),
e imperfecta.
A una exfoliación muy perfecta corresponden superficies muy planas de brillo nacarado o vítreo
y se separan placas de escaso espesor, mientras que a una exfoliación imperfecta corresponden
superficies irregulares, escalonadas a concoideas, carentes de brillo y únicamente se separan
placas gruesas.
Se llama dureza de un mineral a la mayor a menor resistencia que opone a ser rayado.
La dureza de un mineral hay que determinarla sobre una superficie pulida del mísmo.
Los minerales de dureza 1 y 2 se rayan con la uña, la navaja raya a la fluorita y al apatito. El
cuarzo y los minerales de mayor dureza rayan al vidrio con facilidad.
Propiedades ópticas
De todas las propiedades físicas, las ópticas son las más importantes para la determinación
práctica de los minerales.
Su importancia teórica es también grande en la que respecta al estado cristalino.
En los cristales anisótropos transparentes, la absorción es distinta según las direcciones, tanto
en cualidad como en intensidad. En el caso de que la cualidad sea muy diferente, el color que
veremos en las diversas direcciones no será el mísmo. Esta propiedad se denomina pleocroísmo
y su observación es un medio excelente de distinguir entre sí algunos minerales petrográficos.
Existe una perfecta analogía con las propiedades ópticas, lo cual se comprende considerando la
naturaleza de las radiaciones caloríficas. Los cristales se dividen en térmicamente isótropos y
térmicamente anisótropos en los que la dilatación no es igual en todas las direcciones.
Consiste en tomar un líquido de gran densidad e ir rebajando ésta mediante dilución hasta que
el mineral queda sin caer y sin flotar superficialmente. En este momento se mide la densidad del
líquido con un densímetro. Este método se utiliza corrientemente para medir la densidad de
minerales no muy pesados. Se parte del bromoformo, de densidad 2,9 gr/cm 3, y se va añadiendo
benceno rebajando así la densidad.
De una manera más grosera puede estimarse la densidad tomando al peso la muestra de
mineral, comparándola con otra de densidad conocida y volumen semejante.
Sabor
Esta propiedad sólo es apreciable en los escasos minerales solubles en agua. Es útil en la
diferenciación de ciertas sales.
Las substancias naturales que anteriormente se han definido pueden tener uno o varios de los
siguientes orígenes:
Los minerales formados por el primer sistema se denominan minerales magmáticos; los
causados por el segundo fenómeno se conocen generalmente como minerales de
metamorfismo. A aquéllos que tienen su origen en los fenómenos apuntados en último lugar,
se les conoce como minerales de alteración.