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Bicentenario de la Independencia de Guatemala y Centro América

Por
Luis Pedro Mérida Ramos

1. Causas externas e internas, que motivaron los movimientos

Al hablar de la gesta independentista de la región que hoy se conoce como Centro


América y en específico de Guatemala, no podemos obviar el contexto global y la coyuntura
internacional que se estaba viviendo y desarrollando en la sociedad anterior a los movimientos
de independencia, como bien lo hacen notar Móbil y Meléndez (1995) en cuanto a que la
independencia “no es un acto casual, ni se produce por espontaneidad o por la voluntad de
grupos más o menos grandes” (p. 504), así, vemos que todo hecho histórico no carece de su
proceso de formación, y con la independencia no es distinto, en este caso, son varios factores
que se deben de tomar en cuenta para tener una visión global de lo sucedidó.

Es por este motivo que es importante hablar de ello y entrar a analizarlo desde
diferentes perspectivas porque de lo contrario no se comprende el pensamiento y la forma de
actuar de aquellos que conformaban la élite que propiciaron la ruptura con la metrópoli
española.

Para analizar las causas internas que propiciaron la independencia primero tenemos
que hacer notar que ya para los años anteriores a la independencia había un descontento de los
criollos ante el poder peninsular que ejercían éstos en las colonias, porque los criollos veían
con malos ojos que los puestos políticos importantes en donde se tomaban decisiones que
afectaban a todos siempre tenían que ser ejercidos por un peninsular, es decir, un recién
llegado de España; esto les molestaba a los criollos ya que ellos creían que tenían más derecho
a ejercer esos puestos importantes porque lo consideraban un derecho de conquista, es decir,
como eran descendientes directos de conquistadores tenían una línea directa con aquellos que
habían servido bien a la corona, por su parte, los peninsulares alegaban tener una mejor pureza
de sangre porque no habían pasado mucho tiempo en las indias, lo que les daba más derecho a
representar a la corona. Es por este motivo que los criollos llamaban de forma despectiva a los
peninsulares “advenedizos” (Móbil y Meléndez, 1995, p. 461). Es decir, aprovechados, recién
llegados. En resumen, un motivo importante para declarar la Independencia es ese choque de
poder entre la élite criolla y los peninsulares.

Así lo expresan Móbil y Meléndez (1995):

“La clase criolla seguía siendo pues, aún en los años previos a la independencia, una
clase pequeña numéricamente, aunque económica y políticamente poderosa. Como
toda clase dominante era celosa de sus privilegios y además inflexible con aquellos
criollos que por una y otra circunstancia se empobrecían, perdían sus haberes o los
favores de sus protectores. Estos “blancos” o españoles venidos a menos eran
irremisiblemente expulsados de los círculos de los criollos, y de esta manera, si bien
algunos advenedizos lograban entrar a formar parte del grupo, otros salían por
empobrecimiento de tiempo en tiempo” (p. 462).

Aunado a lo anterior, está el parasitismo peninsular y también criollo, pero los criollos
eran quienes alzaban la voz contra ese supuesto aprovechamiento del trabajo que se tenían en
contra de ellos, ya que supuestamente mantenían económicamente por medio de una serie de
impuestos a la clase dirigente de los peninsulares. Esto no es del todo cierto, ya que era el
expolio al trabajo de los indígenas lo que les permitía tanto a criollos como peninsulares vivir
bien. Este es otro hecho que empeoraba más las relaciones entre las dos élites.

A lo interno, es necesario mencionar la causa económica, ya que, por regla general


España tenía prohibido que sus colonias comerciaran con otras regiones, y esto
indudablemente afectaba el bolsillo de los terratenientes y comerciantes, y esto propiciaba el
comercio ilegal o el contrabando; lo que hacía que hubiera una disposición y circulación de
productos que no tenían un control y que por tanto no eran gravados con ningún impuesto, lo
que generaba una competencia desleal con aquellos que sí pasaban por una aduana y se
sometían al control y pago de impuestos. Este era otro descontento de la clase criolla ya que
eran ellos junto con la Iglesia Católica quienes tenían las mejores tierras para cultivar, también
eran dueños de importantes productos que se comerciaban: el añil y la cochinilla
principalmente.

Así lo hace ver Cardenal (2018):

“El aumento de la producción y de los impuestos permitió una presencia burocrática


mayor por parte de la monarquía, fortaleciendo el gobierno centralizado y la posición
de los nuevos comerciantes españoles a expensas de los indígenas y de las antiguas
familias guatemaltecas” (p. 158).

Como se hace notar, los criollos sentían que sus intereses económicos eran
perjudicados y no se sentían protegidos o al menos apoyados por la corona española.

Este antagonismo entre criollos y peninsulares fue el detonante de que se decidiera la


declaración de independencia ya que de esta manera los criollos tendrían el control absoluto
sobre el territorio, algo que por mucho tiempo se les había negado.

Ahora pasaremos a analizar las causas externas. Como un antecedente importante en el


ámbito internacional que empezó a empujar hacia otro lado la economía y la política está la
Revolución Industrial, que dentro de sus consecuencias más influyentes a los acontecimientos
que vamos a analizar, lo cual dió inicio al capitalismo, ya que, en ese momento se empiezan a
ver relaciones precapitalistas en la producción de bienes y servicios.

Dentro de las causas externas que influyeron de una manera directa en el desarrollo
posterior de la independencia podemos mencionar a: La Revolución Francesa, la
Independencia de Estados Unidos, el Liberalismo Inglés, el movimiento llamado de La
Ilustración, y por último Las Cortes de Cádiz, especialmente la constitución surgida de las
reuniones llevadas a cabo en aquella región de España, aunque esto también podría entrar
dentro de una causa interna porque hubo participación directa de las élites centroamericanas.

La Ilustración, es un movimiento muy importante, así lo hace notar Dardón cuando


apunta: “las luchas independentistas latinoamericanas se explican en mucho por la Ilustración”
(2004, p. 6). Este movimiento sacudió el ámbito político y económico porque precipitó los
cambios en el orden social por medio de una generación de intelectuales que empezaron a
cuestionar la autoridad política de los monarcas y la autoridad moral de la Iglesia. En este
sentido, es que este movimiento filosófico produjo muchas obras literarias en las cuales se
expandían las ideas contra el orden establecido, principalmente impulsaron la idea de que
todos los hombres son iguales y libres, por tanto, estas ideas calaron dentro de la sociedad del
siglo XVIII que tenía acceso a este tipo de lecturas (Cabezas, 2010, p. 36)

Luján (2016) apunta:

“Las nuevas ideas de la Ilustración llegaron al reino de Guatemala más o menos


simultáneamente que al resto de Hispanoamérica. La élite intelectual las adoptó con
entusiasmo. Poco a poco estos pensadores pusieron en duda aspectos del sistema
establecido y concibieron algunas reformas (p. 103).

La crisis española hay que resaltarla aquí como causa externa directa por el
debilitamiento de la monarquía española, primero por la Contra reforma que llevó a cabo la
Iglesia Católica contra el alzamiento de Martín Lutero, esto tuvo implicaciones para España ya
que no solamente la debilitó sino que la introdujo en una serie de conflictos ideológicos y
políticos para defender y preservar el poder de la Iglesia Católica; segundo, a causa de la
invasión Napoleónica que no solamente dejó desgastadas las arcas reales sino que creó una
especie de vacío de poder y una ruptura entre las colonias y la metrópoli, ya que “La invasión
napoleónica agudizó los problemas políticos de la metrópoli y sus colonias” (Dardón, 2004, p.
29). Ante este resquebrajamiento del poder monárquico en las colonias y este vacío de poder
hizo que la corona española disminuyera su presencia en las colonias lo que fue aprovechado
por los criollos para llevar su influencia a los ayuntamientos. Lo anterior Torres-Rivas le
llama: “El resquebrajamiento del poder monárquico en el Reino de Guatemala” (2017, p. 86).

Estos dos acontecimientos que prácticamente abarcan tres siglos hicieron que poco a
poco España perdiera influencia internacional y que su poder se viera debilitado, lo que
ocasionó que ya no tuviera ningún empuje militar y económico.

Dentro de esta crisis también vale la pena mencionar a las Reformas Borbónicas
impulsadas por Carlos III, que fue un intento español por poner cierto orden en sus colonias y
recuperar el campo perdido. Estas reformas fueron una serie de medidas de carácter político y
económico que tuvieron como consecuencia que el poder de los criollo disminuyera; se
instaló el Régimen de Intendencias que tenía como fin centralizar el poder español a través del
envío a América de funcionarios de la alta nobleza peninsular (Dardón, 2004, p. 13), esto hizo
que los Criollos fueran desplazados de los cargo públicos importantes de poder y autoridad; y
también se hicieron cargas impositivas, es decir, una serie de impuestos que gravaban el
comercio, por ejemplo, el impuesto de la alcabala que afectaba a los productos de importación
y exportación; esto tuvo como consecuencia la creación de monopolios de los principales
productos y de materias primas necesarias en aquella época.

En cuanto a estas Reformas Borbónoicas, Cardenal (2018) menciona que se intentó


desarrollar el comercio y la producción, a la par de mejorar los ingresos fiscales; y algo muy
importante es que se restó el poder eclesiástico.

Cardenal (2018) identifica cinco reformas importantes emanadas de los Borbones:

1. La reforma eclesiástica: el absolutismo monárquico de los Borbones era


contrario al poder eclesiástico ya que consideraban como un desafío a la
autoridad debido a que los clérigos participaban activamente en el contrabando.
Así, las medidas que impulsaron fueron recortar y limitar el crecimiento del
clero regular, en contraste promovieron el clero secular y atacaron frontalmente
a las órdenes religiosas quitándoles el control sobre los fondos de los pueblos
de indios.
2. La reforma fiscal: la monarquía hizo una alianza con los grandes comerciantes
guatemaltecos lo que reforzó el predominio de éstos sobre los productores de
las provincias, de tal manera que no pagaban impuestos y al contrario si podían
recaudarlos; a cambio la monarquía obtuvo mayor participación y presencia en
las colonias. Luego la monarquía quitó al ayuntamiento de Santiago el
monopolio sobre el aguardiente y el tabaco, los ingresos fiscales aumentaron,
pero también el descontento popular.
3. La reforma política: la monarquía intentó extender su autoridad y dominio de
tal manera que estableció cuatro subadministraciones en las colonias (San
Salvador, León, Chiapas y Comayagua). De este modo, el poder real se ejerció
de modo directo en las provincias. Se crearon intendencias que al principio de
su aplicación centralizaron el gobierno, luego, con el tiempo aumentaron la
autonomía provincial y alimentaron el regionalismo.
4. La reforma comercial: la monarquía favoreció a los provincianos y contuvo el
poder de los grandes comerciantes guatemaltecos y disminuir su influencia por
medio de regular el precio del añil en las ferias y de los intercambios que
llevaban a cabo los ganaderos. Pero los grandes comerciantes estaban unidos en
el Consulado de Comercio, lo que contrarrestaba lo que consideraban un ataque
de la monarquía.
5. La reforma militar y contrabando: por medio de sellar las fronteras la
monarquía intentó combatir el contrabando. (pp. 166-180).
La Ilustración antes mencionada tuvo una consecuencia directa dentro de la
Revolución Francesa, que fue un movimiento que tuvo un alcance global, porque la influencia
que ejerció fue enorme por el impacto que tuvo en la forma de pensar de la época y
especialmente en la alteración del orden social, es decir, quitar del poder a quienes hasta ese
momento se consideraban intocables: la Monarquía, quienes gobernaban; y una nobleza
parasitaria que le gustaba de mantener sus privilegios. Una de las crisis que propiciaron esta
revolución fue que los campesinos y trabajadores pobres pagaban impuestos y vivían en
condiciones precarias, mientras los nobles y el clero que no pagaban impuestos, pero vivían
mejor que los demás.

Globalmente se puede decir que los franceses por medio de su revolución aceleraron
de algún modo el cambio en el desarrollo económico, ya que hicieron tambalear la estructura
del feudalismo, que prácticamente toda Europa occidental estaba bajo este modo de
producción, haciendo notar lo inviable que resultaba este modo de producción, por tanto, los
franceses ya no estaban en disposición de seguir viviendo bajo un señor feudal. Así, este
acontecimiento sirvió de ejemplo a las demás sociedades que empezaron a ver con buenos ojos
los cambios que se venían dando en Francia.

Móbil y Meléndez (1995) lo plantean de la siguiente manera:

“La importancia de la Revolución Francesa para las luchas de independencia


americanas estriba no sólo en que aceleró el cambio en el desarrollo de la economía
internacional, al poner en crisis todo el sistema residual del feudalismo y absolutismo sino
además, por la influencia que las ideas revolucionarias tuvieron en las colonias españolas.” (p.
508).

En este sentido, la de la Revolución Francesa es de destacarse en este proceso de


independencia porque impactó directamente en las colonias españolas, esto se debe a que las
ideas revolucionarias se empezaron a expandir a gran velocidad dentro de las sociedades
hispanas, y es que, los acontecimientos revolucionarios en Francia no estaban tan lejanos en el
tiempo, tan solo treinta y dos años separan la revolución francesa de la independencia de
Centro América. Así, las ideas revolucionarias que penetraron en la América hispana son:
separación de poderes, es decir, ya no se debe concentrar el poder en pocas manos o en un rey;
y el soberano es el pueblo.

En conclusión, la Revolución Francesa es la que anuncia el principio del fin de la


monarquía dinástica.

Otro aspecto internacional que es visto como una causa externa está la independencia
de estados Unidos. El nacimiento de los Estados Unidos tuvo un parangón con la Revolución
Francesa en cuanto a que la toma del poder la hace una clase diferente y desplaza al poder
monárquico, esto es importante porque la independencia de Estados Unidos al romper el
cordón umbilical con Inglaterra empieza a organizarse con un sistema distinto al de la
metrópoli y es el de la República con una constitución moderna basada en las libertades
individuales que apoyaba y desarrollaba el comercio interior y exterior; sin duda esta nueva
nación resultó atrayente como modelo a seguir por las aún colonias y los precursores
independentistas. Es decir, hasta ese momento la única república que había en el mundo era
Estados Unidos, es por eso, que la constitución federal de este país sirvió como ejemplo para
la región americana.

La manera en la que la independencia de los Estados Unidos influyó a la élite criolla


centroamericana a seguir su ejemplo lo plasman Móbil y Meléndes (1995) así:

“Los Estados Unidos, como nueva nación, libre, basada en una constitución moderna,
fue un atractivo y un modelo para esos precursores, algunos de los cuales viajaron a dicho país
y recibieron gran influencia y ayuda. Proclamas y documentos de la revolución
norteamericana circularon en América española” (p. 514).

Un punto que hay que resaltar es que una de las causas de la independencia de Estados
Unidos se debía al pago de impuestos, que eran elevados, se los quedaba la corona inglesa y
las colonias no tenían representación ante la monarquía. Cuando se da la independencia,
obviamente Estados Unidos ya no pagó ningún impuesto a la corona inglesa. Este motivo fue
muy atrayente para las élites de las colonias españolas ya que también les resultaba molesto
pagar impuestos a la corona española.

Las Cortes de Cádiz que deberían ser integradas por diputados de las provincias de la
Península Ibérica y de las colonias españolas, fueron promulgadas en 1812 en la región de
Cádiz, España; dieron un importante impulso al pensamiento emancipador ya que por medio
de cambios y reformas la constitución surgida de las cortes permitió por medio de ideas
liberales que se desprendiera una serie de leyes que sirvieron de embrión para el
constitucionalismo español y rompieron con toda la amalgama que componía el absolutismo
monárquico de la época. Así lo resalta Dardón “La Constitución de Cádiz fue para España y
sus dominios, el primer texto escrito de leyes, hecho por representantes peninsulares y de las
colonias, que limitaban el poder de la monarquía” (2004, p. 22)

Esta constitución le otorgó más poder a los criollos ya que permitió la restauración de
la Sociedad Económica (Cardenal, 2018, p. 197). La importancia de esta sociedad radica en
que fue fundada principalmente por peninsulares pero que también tenía participación de los
criollos quienes trajeron las ideas de la Ilustración, y que buscaban debatir sobre las medidas
para reformar la sociedad y mejorar la economía. En estas discusiones de esta sociedad
abonaron el camino para la posterior independencia de lo que más tarde sería Guatemala.

Pues bien, esta constitución de Cádiz creó diputaciones provinciales en Ciudad Real,
Guatemala y León; esto permitió que los criollos aumentaran su poder e influencia en las
decisiones políticas y a que disminuyera el poder de la audiencia (Cardenal, 2018, p. 197). Por
supuesto todo lo anterior fue bien aprovechado por los criollos.
También en esta constitución se solicitaba las reformas a leyes e instituciones políticas
para que se adecuaran a las necesidades de los nuevos tiempos partiendo de la filosofía de la
Ilustración (Cabezas, 2010, p. 42).

Así, Cabezas manifiesta que con la puesta en marcha de la constitución emanada de las
Cortes de Cádiz se pone punto final al periodo de los monarcas absolutos y se abre la puerta
para el periodo de las monarquías absolutas, en este sentido, Cabezas reconoce los logros de la
constitución: abolición de la inquisición, tributos y gremios; igualdad jurídica; libre comercio;
libertad de imprenta; inviolabilidad de domicilio y diputados Provinciales con voz y voto en la
Metrópoli (2010, p. 44).

Torres-Rivas (2017) resume la importancia de las Cortes de Cádiz en el proceso de


independencia de la siguiente manera:

“La debilidad del sistema de gobierno imperial facilitó el proceso de la Constitución de


Cádiz y el surgimiento del liberalismo centroamericano que sirvió de base a demandas
ligadas al desarrollo del capitalismo en el siglo XIX como la libertad de comercio. (p.
85).

2. Antecedentes inmediatos en Centro América.

Años previos a que en 1821 se firmara el Acta de Independencia, ya en la región de lo


que hoy se conoce como Centro América se habían suscitado varias revueltas e insurrecciones
que manifestaban un descontento popular y en consecuencia un rechazo al orden existente,
principalmente un “sentimiento antimonárquico” (Torres-Rivas et al., 2017, p. 86). Así, de
forma premonitoria se anticiparon los primeros atisbos de independencia, y en consecuencia
de cortar los lazos que le unían a la metrópoli, que en un inicio fueron luchas locales sin
mayores repercusiones pero que crearon un clima de inestabilidad en toda la región, ya que
estas rebeliones agudizaron la crisis que se venía formando.

Al analizar las insurrecciones acontecidas en El Salvador, Nicaragua y Guatemala;


queda de manifiesto las influencias tanto internas como externas que en el apartado anterior se
desarrollaron, principalmente la ya declarada independencia de Estados Unidos y las luchas
que venían de México encaminadas a una independencia de España, ya que en las revueltas se
exigía autonomía y se manifestaba un descontento de las capas bajas y medias.

Para Luján (2012) lo anteriormente expuesto reviste especial importancia


principalmente lo que estaba aconteciendo en México, y lo expone así:

“Los acontecimientos de la Nueva España fueron los que aceleraron el proceso hacia la
emancipación. En marzo de 1821 se conoció en Guatemala el Plan de Iguala, firmado
por el coronel realista Agustín de Iturbide y el jefe rebelde Vicente Guerrero, que
declaraba la independencia de aquel virreinato y establecía el imperio mexicano… El
Plan de Iguala hizo posible, para algunos, pensar en una emancipación uniéndose a
México. Para ellos era atractiva la idea de un sistema monárquico constitucional, con
un Borbón ciñendo la corona” (p. 111).

La anterior cita deja de manifiesto que lo que las élites políticas y económicas de la
región centroamericana buscaban era desligarse de los compromisos con España en beneficio
de ellos, especialmente en al ámbito comercial y económico y no tanto ser independientes, de
lo contrario, no se explica porque les resultaba atractivo separarse de una monarquía como la
española y adherirse a otra con características similares como era la mexicana. Esto es lo que
Cardenal (2018) llama “La idea de patria criolla constituía, en primer lugar, una defensa del
patrimonio heredado de la conquista” (p. 186).

Es decir, lo que buscaban era mantener intacto el modelo económico en donde los
criollos puedan incrementar los beneficios, una especie de gatopardismo, cambiar algunas
cosas a modo de maquillaje para que todo siga igual. Es por eso de vital importancia conocer y
analizar aquellos movimientos y revueltas que años antes a la independencia se estaban
suscitando ya como muestra de un importante malestar contra del sistema imperante, esto sin
dudas encendió las alarmas de las élites para darse cuenta de que era necesario actuar antes
que el mismo pueblo lo hiciera. Se pasará ahora a ver por qué.

2.1 La Insurrección de San Salvador, 1811.

Desde hacía algún tiempo que el presidente José de Bustamante y Guerra junto con la
Inquisición venían fustigando y persiguiendo a todos aquellos que demostraran directa o
indirectamente una simpatía por la gesta independentista que se estaba llevando a cabo en
México (Cabezas, 2010, p. 49). Según lo anterior, ya había personas que se mostraban a favor
de la Independencia y no es de extrañar que quisieran emular lo que consideraban correcto,
pero, la autoridad peninsular se encargaría de colocar las cosas en su sitio.

En ese entonces El Salvador era la provincia más pequeña del reino, pero a su vez,
desde el punto de vista económico era la que más tributos generaba para la Capitanía General
y principalmente también era en dónde se producía en mayor cantidad el añil que era el
principal producto de exportación, es por esto por lo que los primeros pasos que tenían un
síntoma liberador fueron en esta provincia. Por lo anterior que esta insurrección tiene un
profundo sentido económico, ya que esta región de San Salvador había tenido un gran
desarrollo en su producción comercial añilera y por consecuencias de varias crisis acaecidas
en este sector económico estaban exigiendo más libertad de comercio mercantil (Móbil y
Meléndez, 1995, p. 527). Es por esto que se sentían incómodos a las prohibiciones que la
corona les ponía para comerciar con otros sectores y también por el contrabando que venía de
Guatemala y que a este problema las autoridades españolas no hacían nada por frenarlo. Este
levantamiento ocurrió de la siguiente manera:

Dos curas de nombres Matías Delgado y Nicolás Aguilar apoyados por varios criollos
dieron a luz a una conspiración de carácter insurreccional con la intención de derrocar al
intendente de esta provincia Antonio Gutiérrez Ulloa, además tenían como objetivo apoderarse
de armamento especialmente de fusiles y dinero de las cajas reales y así de esta manera
proclamar la independencia (Móbil y Meléndez 1995, p. 526).

Por lo anteriormente expuesto es que en un inicio los criollos propietarios de


plantaciones de añil apoyaron estos levantamientos en contra de los peninsulares, pensando
qué con el vacío de poder que se generaría podrían aprovechar y hacerse ellos con el control,
pero luego de verse rebasados por las masas de campesinos indígenas decidieron en última
instancia volcar todo su apoyo a las autoridades españolas y de esta manera apagar la
insurrección, ya que estaban viendo que la situación se les salía de control y notaron que
también este descontento era contra el poder económico algo que sin dudas en un futuro
podría poner en peligro su situación privilegiada.

Luján (2012) ve en todo esto “estallidos populares… que fueron insurrecciones que
carecieron de mayor planificación y que en buena parte sólo buscaban la sustitución de los
intendentes españoles” (p. 106). Lo que se puede traducir a que, si bien las masas populares
con sus revueltas en San Salvador no buscaban la independencia directamente, si eran
síntomas de un descontento contra las autoridades españoles, luego, quienes se aprovecharon
de la inestabilidad para más tarde proclamar la independencia fueron los criollos.

Siguiendo con el relato, a partir del descontento popular se decidió, a cabildo abierto,
elegir nuevas autoridades, y pues el nuevo gobierno estuvo conformado en su mayoría por las
familias propietarias de plantaciones de añil. Este levantamiento tiene sus orígenes en las
aspiraciones de los criollos ya que éstos habían logrado un gran desarrollo producto a la
creciente producción de añil y buscaban mantener estos privilegios.

La conclusión a la que llegan Móbil y Meléndez (1995) es reveladora, porque deja de


manifiesto ya un marcado interés por cierto sector de la élite criolla en buscar separarse de la
metrópoli puesto que su sector económico estaba siendo afectado y con la separación a España
tendría una mejora sustentable, y principalmente se pone en evidencia de que no les convenía
que el pueblo suscitara los levantamientos contra la corona. Los autores citados lo narran así:

“Es interesante notar que los incidentes de San Salvador de noviembre y diciembre de
1811, afectaron las poblaciones en dónde se encontraban las haciendas añileras más
importantes cuyos propietarios criollos posteriormente figuraron entre las principales
figuras de la independencia de 1821” (p. 527).

2.2 La Insurrección de Nicaragua, 1811.

En el territorio de Nicaragua se dieron varios episodios con características de motines


en distintas localidades como son: Masaya, Granda, y León; en esta última localidad hubo un
levantamiento parecido al de El Salvador en el mismo año (Cardenal, 2018, p. 212). Sin
embargo, Luján (2012) no ve una relación directa entre los levantamientos de ambas partes (p.
106). Estas revueltas y levantamientos en diferentes partes del territorio nicaragüense
demostraron una convulsión social en la región y una fractura en el poder local.

Según Móbil y Meléndez (1995) el levantamiento de León fue dirigido por el fraile
guatemalteco Felipe Michelena, quién propició la agitación popular. Anteriormente se habían
suscitado varias revueltas callejeras con pintas en los muros y vandalismos incluidos, y ante
esto, las autoridades respondieron convocando a un cabildo abierto, pero los rebeldes entraron
con violencia en la casa del Obispo Jerez que era en donde se estaban llevando las reuniones, y
las exigencias de los rebeldes era que querían tener representación en las reuniones que se
estaban llevando y ya no ser gobernados por europeos, rebaja de impuestos y eliminación de
los monopolios (p. 529).

Todas estas peticiones indudablemente convenían a varios sectores de la sociedad con


excepción de los españoles quienes eran los que perdían con todo esto. Ya que tanto como
comerciantes y campesinos pobres querían ver mejorada su condición, esto deja de manifiesto
la unión de criollos y capas medias contra los españoles.

“El obispo de León organizó una junta de gobierno y consiguió que los rebeldes
depusieran su actitud y reconocieran su autoridad” (Cardenal, 2018, p.212). De esta manera y
de forma momentánea se logró apaciguar a quienes estaban llevando a cabo la insurrección.

Un análisis sobre las peticiones que hicieron los rebeldes en este levantamiento que
hacen Móbil y Meléndez (1995) aclara un poco esa pugna de poder que había entre las elites.
Como primera exigencia estaba el cambio de autoridades, algo que evidentemente afectaba a
los mismos españoles ya que eran solamente ellos quienes ejercían autoridad; segundo aspecto
era que se solicitaba una rebaja de impuestos, en este punto se ve la mano de grandes
comerciantes, que eran principalmente criollos, por el interés económico en mejorar sus
ingresos; en tercer lugar se exigía la eliminación de monopolios, teniendo en cuenta que eran
los terratenientes y comerciantes guatemaltecos quienes tenían concentrado para sí los
mercados de consumo, esto denota una ruptura entre la elite comercial de la región (pp.
530-531).

“Levantamientos en San Salvador, León y Granada en 1811 y en Tegucigalpa un año


después, contribuyeron a crear un clima de inestabilidad” (Torres-Rivas et al,. 2017, p.86). En
otras palabras, estos levantamientos insurreccionales no pedían una independencia directa, al
contrario, pedían cambios o reformas moderadas, pero sí sembraron el germen de una
situación inestable que después fomentaría la independencia de 1821. Como bien lo afirma el
mismo Torres-Rivas (2017) son “rebelión en tiempos de crisis” (p. 86).

2.3 La Conjuración de Belén, 1813.

Se le llama conjuración porque fue una especie de conspiración en donde varias


personas se unen contra un superior, y es de Belén porque las reuniones en donde se juntaban
los conspiradores fueron en el convento de Belén. Este evento se llevó a cabo a finales de
1813 y tenía como finalidad desarrollar un levantamiento armado en el Reyno de Guatemala
(Móvil y Meléndez, 1995, p. 542).

En esta Conjuración de Belén se reunieron varias personalidades de poder e influencia,


como comerciantes de familias poderosas, militares y religiosos; la reunión fue convocada por
el prior de dicho convento Fray de la Concepción y cuyo objetivo era desarrollar un proyecto
revolucionario en donde habría una sublevación de orden militar en contra de Bustamante,
quien en ese momento ejercía como presidente de la audiencia y capitán general, en dicha
reunión se dio lectura a un documento de características revolucionarias proveniente de
Morelos; este personaje era un sacerdote mexicano que había estado participando activamente
en las revueltas independentistas en México y que había realizado una proclama.

Según Cardenal (2018) los conspiradores elaboraron un proyecto revolucionario en el


cual participaron varios personajes de diferentes ámbitos del Reino, como son comerciantes,
indígenas, clérigos y militares (p. 202). Para Móbil y Meléndez (1995) esta gente
perteneciente a los estratos anteriormente dichos representaba a los estratos medios quienes de
alguna manera sentían que les afectaba las condiciones en las que el régimen colonial se
desarrollaba en ese momento como una dictadura (p. 543).

Al final el plan revolucionario se supo y Bustamante empezó una persecución


implacable contra los conspiradores que lograron ser capturados, procesados y condenados. La
consecuencia de esta conjuración fue que José de Bustamante desde ese momento empezaría a
desconfiar de los criollos y arremetió contra ellos con todo lo que tenía a su alcance,
principalmente luchó contra el contrabando de los comerciantes capitalinos y le quitó a la Casa
Aycinena el control del ayuntamiento (Cardenal, 2018, p.204). Esto se tradujo en que el grupo
de los criollos comerciantes resintieron la pérdida del control que tenían antes de la revuelta y
por tanto, el descontento entre la administración peninsular y los criollos quedó severamente
dañada.

Móbil y Meléndez (1995) apuntan que este levantamiento buscaba de manera directa
declarar la independencia, y no solo deponer a Bustamante a quien se le consideraba un tirano,
pues las medidas que tomaron para esto eran por medio de las armas apoderarse de dinero de
las cajas reales y armamento existente en la plaza y liberar a los presos que cumplían condena
por el levantamiento anterior ocurrido en Granada (p. 543).

De este modo se inició un nuevo choque y afrentas entre criollos y peninsulares


representados estos últimos por Bustamante.

Así se afirma que “El deterioro del ambiente político pro-monárquico se hizo visible en
la llamada ´Conspiración de Belén´” (Torres-Rivas et al., 2017, p. 87).
2.4 El movimiento de San Salvador, 1814.

Este movimiento tiene su punto de partida en el descontento popular motivado porque


el intendente Peynado se negó a reconocer y respetar las elecciones en las cuales se
designaban a alcaldes municipales. Por eso este movimiento careció de organización y los
insurgentes únicamente se armaron con palos, piedras y machetes (Móbil y Meléndez, 1995, p.
528).

Debido a que las Cortes de Cádiz estipulaban elecciones para designar a alcaldes
municipales, el intendente Peynado se negó a respetar los resultados y agravando la situación
encarceló a lo electos, esto provocó el descontento popular y en el año de 1814 se
desencadenó un movimiento masivo en San Salvador y tuvo como protagonista al alcalde
segundo de esta provincia de apellido Castillo quién con ánimos de sublevar a las masas
convocó a varios insurgentes afines con sus propósitos, estos insurgentes estaban armados y
protestaban contra el intendente Peynado por sus decisiones (Móbil y Meléndez, 1995, p.
528).

Debido al autoritarismo mostrado por el intendente y por la imposibilidad de tener una


relación con las autoridades peninsulares acordes con sus intereses, los criollos comenzaron a
ver como posibilidad la conveniencia de la independencia (Cardenal, 2018, p. 211). Lo
anterior solo viene a demostrar cómo los sucesivos roces entre la elite criolla y peninsular
fueron deteriorando de tal manera la relación que a casi una década de distancia ya la
independencia se empezó a ver como una opción viable para tomar un control absoluto por
parte de la elite económica, ya que estar bajo las directrices de peninsulares que no velaban
por los intereses criollos.

Por el temor a que la situación llegara a las armas y que esto desencadenara en una
guerra civil, varios criollos moderados y respetables al mando de Manuel José Arce integraron
una comisión para darle una solución a la controversia. Así, estos criollos junto con las
autoridades españolas lograron aplacar los candentes ánimos. Poco tiempo después Peynado
fustigó a los rebeldes y a los criollos persiguiéndolos y dándoles cárcel (Móbil y Meléndez
1995). Lo cual Luján (2012) ve el castigo como riguroso (p. 107).

Esto indudablemente dejó un sabor de boca amargo entre las masas que ya de por si
estaban con descontento con las autoridades peninsulares, viendo que no se respetaba la
Constitución de Cádiz, y que su situación poco podía cambiar con el autoritarismo con que los
intendentes, en este caso Peynado actuaban.

“Los movimientos de San Salvador, pese a su fracaso, tuvieron importantes


repercusiones en todo el reyno.” (Móbil y Meléndez, 1995, p. 529). Ya que las divisiones entre
la elite regional se acentuaron y los criollos estaban molestos por la situación en donde su
control estaba siendo limitado y por las imposiciones de las autoridades españolas que velaban
por los intereses de la corona y no por lo de los criollos, entonces, se decide de parte de la elite
criolla buscar la oportunidad de romper lazos con la metrópoli. Cardenal (2018) lo expresa de
la siguiente manera: “Desde entonces y hasta las vísperas de 1821 los criollos esperaron una
oportunidad segura para optar por la independencia” (p.212).

3. La Independencia, 15 de septiembre de 1821.

Como ya se ha indicado anteriormente, este suceso se ha desarrollado durante un


proceso de largo aliento que inició a finales del siglo XVIII. Para empezar a narrar lo que fue
la independencia de Guatemala, no se debe de perder de vista que las insurrecciones y
movimientos previos a la firma del acta de independencia no conviene verlos como brotes sin
conexión, ya que sería erróneo verlas a cada una como un hecho aislado, por el contrario, los
acontecimientos previos a 1821 son un preámbulo de lo que posteriormente será la separación
de España. Especialmente énfasis reviste la independencia mexicana y la acción de Chiapas al
manifestar adherirse al naciente imperio, Vásquez le brinda relevancia cuándo expresa:

“… la emancipación de las provincias guatemaltecas no fue una consecuencia


incidental de la consumación mexicana, sino que, por el contrario, las diferentes
declaraciones de independencia que promovieron por separado las autoridades de
distintas provincias y distritos del Reino, desde Chiapas hasta Costa Rica, entre agosto
y septiembre de 1821, el momento y la manera que se verificó cada una de ellas, así
como también el intempestivo conflicto que sobrevino en la Audiencia, estuvieron
determinados por la iniciativa anexionista mexicana, la cual era una parte sustantiva
del programa imperial.” (2009, pp. 15-16).

Como vemos, para Vásquez, las diferentes provincias del Reino de Guatemala
declararon por separado su rompimiento con la metrópoli y que algunas de ellas empezaran
por iniciativa propia el camino a la anexión hacia México, fue de alguna manera determinante
para que las autoridades guatemaltecas siguieran el ejemplo, puesto que Vásquez declara que:
“Desde que fue proclamado el Plan de Iguala, en febrero de 1821, el desarrollo de los
acontecimientos en México ejerció una influencia decisiva sobre las provincias guatemaltecas”
(2009, p. 39), eso y el miedo de la élite criolla a que si no declarasen ellos la independencia se
corría el riesgo de que el propio pueblo lo hiciera.

La independencia tiene su empuje en la clase de la elite criolla porque “Los criollos


guatemaltecos buscaban mayor espacio político y su actitud era reivindicadora de sus
intereses” (Dardón, 2004, p. 30). Así, podemos identificar que los criollos estaban
básicamente divididos en dos bandos, quienes apoyaban la separación de España por medio de
la independencia y eran de la idea de un libre comercio, tenían a su máximo exponente en
Pedro Molina, y tenían un periódico llamado El Editor Constitucional desde donde distribuían
sus ideas; por otro lado quienes eran más proclives a una monarquía constitucional y se
inclinaban por un comercio más proteccionista y centralizado, estaban representados por José
Cecilio del Valle, quienes también tenían su propio diario para hacer notar sus ideas, este
periódico llamado El Amigo de la Patria. Esto nos da a entender que ya había voces que
clamaban por la independencia desde la elite criolla y habían acaloradas discusiones en torno
al tema desde los diferentes diarios que circulaban en la época lo que hacía partícipe a los
pobladores que supieran leer porque, aunque no tomarán decisiones directamente si podían
estar informados y por ende tomar partido según su conveniencia (Luján, 2012, pp. 108-109).

Aunado a lo anterior, varias provincias de la región entre estas Chiapas, Comitán y


Tuxtla se habían adherido al plan de Iguala comandado por Agustín Iturbide y emplazaban a
Guatemala a hacer lo mismo, ya que se tornaba difícil que continuara el gobierno colonial por
medio de la Audiencia mientras sus vecinos de Nueva España y Nueva Granada se
proclamaban independientes (Vásquez, 2009, p. 40). El Plan de Iguala, también conocido
como Plan de las Tres garantías, porque dicho programa contenía tres puntos básicos: la
Independencia de México, el mantenimiento de la fe católica y la igualdad de derechos entre
mexicanos y españoles (Móbil y Melendez, 1995, p. 568). Entonces, se puede decir que dicho
Plan no es más que un intento por parte de Iturbide de poner fin a la guerra de independencia
en territorio mexicano por medio de un documento que declaraba la total soberanía del
territorio con respecto a España y que en consecuencia se daría la independencia de este
virreinato. Pero, las elites guatemaltecas veían en el Plan de Iguala la oportunidad de hacer
una especie de gatopardismo, es decir, cambiar las cosas para que todo siga igual; en palabras
de Vásquez : “... el Plan Pacífico en modo alguno intentaba modificar o revolucionar el
sistema económico político, sino prolongarlo, dejando intactas las profundas diferencias
sociales que mantenían en la extrema pobreza a la mayoría de la población del Reino de
Guatemala” (2009, p. 76)

Estos acontecimientos hicieron que la decisión de declarar la independencia de


Guatemala se precipitara (Cardenal, 2018, p. 220), por eso, Mariano Aycinena pidió a Gabino
Gaínza que fungía como Capitán, quien tras la renuncia a ese cargo por parte de Urrutia pasó a
desempeñar el cargo de Gobernador de la Capitanía General de Guatemala, que con urgencia
se convocara a una reunión. quien hasta ese momento era gobernador de la Capitanía General
de Guatemala, que con urgencia se convocara a una reunión. Por tanto, Gaínza realizó la
convocatoria a una reunión de urgencia, a cuya llamada acudieron varias personalidades
compuesta por notables miembros del ayuntamiento, del cabildo eclesiástico y de la
diputación provincial (Torres-Rivas, et al., p. 90).

En la reunión tomaron la palabra personalidades notables de la sociedad colonial, entre


estos criollos y autoridades españolas, según Cabezas, miembros de las siguientes
instituciones fueron quienes asistieron: Audiencia de Guatemala, Diputación Provincial,
Ayuntamiento de Nueva Guatemala de la Asunción, Iglesia Católica, Universidad de San
Carlos, Consulado de Comercio, Colegio de Abogados y Cuerpos Militares (2010, pp. 81-83).
Esto hace notar que quienes estaban decidiendo los destinos de la región eran las clases altas
ya que en la reunión no participaron representantes de las clases bajas, así lo hace notar
Cardenal (2018) cuando afirma “Aunque los indígenas participaron en las luchas por la
independencia y se politizaron, se mantuvieron notoriamente al margen” (p. 228).

Desde el palacio de gobierno en donde se estaba discutiendo el futuro de la región se


barajaron varias posibilidades entre estas la adhesión al Plan de Iguala, y entre las discusiones
que se estaban suscitando, Del Valle argumentó que era necesario declarar la independencia
por el riesgo que se corría de que la declarase el mismo pueblo. “La independencia fue
proclamada en nombre del pueblo y para que este no la proclamase” (Cardenal, 2018, p. 220).
Después de varias discusiones y alegatos se suscitaron votaciones, mientras tanto, en las
afueras del palacio una mujer de nombre Dolores Bedoya de Molina quemando cohetillos y
con gritos de júbilo vivando por la independencia; ocasión que aprovecharon los criollos por
coyuntura para proclamar la independencia (Móbil y Meléndez, 1995, p. 556). Quizá el
mayor temor a que el pueblo proclamara la independencia se debía a los anteriores
levantamientos que se estaban dando en la región y en donde posiblemente los criollos
perdieran todos sus privilegios.

Paradójico que este personaje Del Valle anteriormente contrario a la independencia


ahora resulte apoyando y más aún fue quién redactó el Acta de Independencia, quizá al ver
también el beneficio económico que podría alcanzar de proclamarse la independencia lo volcó
a apoyar esta empresa (Cardenal, 2018, 9. 222)

“Los criollos, francamente alarmados, comenzaron a buscar apoyo en los grupos


liberales para encontrar una fórmula que les garantizase su status de clase privilegiada.
Ante la pasividad cómplice de las autoridades españolas presididas por Gaínza, se
lanzaron a conseguir la adhesión de personas notables para que la convocatoria fuese
inmediata” (Móbil y Meléndez, 1995, p. 560).

Así, la mañana del 15 de septiembre de 1821 se proclamó la independencia de


Guatemala y se designó a Gabino Gaínza como presidente electo para que estuviera al frente
de todo (Torres-Rivas, et al., p. 90). Gaínza era el Capitán General del Reino de Guatemala, es
decir, con este cargo era una de las personas más importantes y por supuesto era de origen
español y ahora pasaba a ser la autoridad máxima de la naciente nación, en otras palabras,
Gaínza fue el último presidente de la Audiencia de Guatemala y primer Jefe Político de
Guatemala independiente (Cabezas, 2010, p. 74). La designación de Gaínza como presidente
solo viene a demostrar que tras la proclama de independencia todo el andamiaje colonial no
sufrió ningún cambio ni alteración, por tanto, las estructuras sociales coloniales continuaron
inalterables a diferencia que ahora los criollos pasaban a tener un rol más protagónico del que
hasta ese momento tenían, lo que les garantizaba que sus privilegios serían intocables, ya que
la independencia funcionó como un pacto entre estas elites porque hubo españoles que
apoyaron a los criollos en su ruta hacia la independencia. De este modo vemos que la
independencia de Guatemala carece de todo carácter revolucionario. Dardón lo explica de la
siguiente manera:
“En suma, el 15 de septiembre de 1821, los criollos, particularmente las elites, los
comerciantes monopolistas, realizaron la independencia conservadora. En ese sentido
proyectaron la continuidad de la situación colonial aunque sin el gobierno español, así
recuperaban aquello que consideraban usurpado: el gobierno de aquellas tierras”
(2004, p. 31).

Visto lo anterior se puede afirmar que la oligarquía capitalina, representada en el


ayuntamiento de Guatemala fue quien gestó la separación con España, es decir, fue una acción
elitista, en realidad no significó la independencia ya que inmediatamente después de este
suceso surgió la postura de apoyar la unión con el naciente Imperio mexicano, esto lo hizo la
élite criolla, es decir, las familias pudientes de ese entonces con el ánimo de ser parte de una
futura nobleza americana.

“… hay que señalar que fue el ayuntamiento de Guatemala – representante del


sector criollo capitalino – el estamento social que convocó a la sesión del quince de
septiembre, temeroso de que los sucesos revolucionarios de México pudiesen
desembocar en Guatemala en una guerra generalizada” (Móbil y Meléndez, 1995, p.
560).

De esta manera, se puede dividir las razones que llevaron a la independencia de la


siguiente manera: primero de orden económico ya que una vez independientes ya no deberían
de pagar más impuestos a España, la mayor parte de los beneficios se los quedarían ellos;
segundo de orden político, ahora ellos estarían al frente y al mando, lo que se traduce en que
serían parte de una clase estilo nobleza americana, y ya no tendrían que depender de las
directrices emanadas de España, así se garantizaría que el estatus de clase siguiera intocable
para ellos. Así lo afirma Cardenal (2018) “Los movimientos de independencia fueron,
primordialmente, criollos y la independencia misma también fue una empresa criolla, aunque
aquellos contaron con la ayuda de los mestizos y mulatos, en particular, en los centros urbanos
(p. 228).

Por último, entre quienes habían estado en a la declaración de independencia había


varios anexionistas y fue por conveniencia que finalmente en enero de 1822 y después de una
amplia consulta a los ayuntamientos de todo el territorio fue que se aprobó la adhesión al
imperio mexicano de Iturbide (Luján, 2012, p. 116). “Los Aycinena concibieron la
independencia de Centroamérica bajo la hegemonía de Guatemala y vieron en la anexión al
imperio mexicano de Iturbide un medio para preservar dicha hegemonía” (Cardenal, 2018, p.
222).

3.1 La independencia en las otras provincias de Centro América

La reacción de las a otras provincias del Reino ante la declaratoria de Independencia


no fue homogénea, es decir, cada una reaccionó de diferente manera esto según la relación que
tenían con Guatemala y sus particulares característicos (Cardenal, 2018, p. 222). La noticia de
que se había dado la Independencia fue conocida por las otras provincias una semana más
tarde ya que las vías de comunicación en Centroamérica eran deficientes y la información de
la noticia fue escueta (Cabezas, 2010, p. 99). Casi todas las provincias de la región se
declararon independientes y muy pocos reconocieron a Guatemala como capital (Cardenal,
2028, p.222). Lo anterior queda mejor ilustrado con el siguiente en el siguiente texto:

“… los de la ciudad de San Salvador celebraron la noticia con júbilo; no así los de
Comayagua (Honduras), León (Nicaragua), y Cartago (Costa Rica) que se declararon
independientes de España y Guatemala, y se adhirieron al Plan de Iguala; mientras que
los vecinos de Tegucigalpa (Honduras) Granada (Nicaragua) y Heredia (Costa Rica) se
inclinaron por lo que la Junta de Notables había proclamado en Nueva Guatemala de la
Asunción” (Cabezas, 2010, 99).

Debido a que la región siempre había visto a España, es decir, Centroamérica estaba en
función de España, en consecuencia, las élites siempre vieron hacia afuera y no a sus vecinos,
lo que ocasionó una fragmentación entre las elites del reino y cada una antepuso sus intereses
económicos y políticos y no regionales, es por eso que, algunos apoyaron la decisión de la
independencia, otros prefirieron adherirse al Imperio Mexicano y otros a seguir su propia
independencia. “En consecuencia, más que un espíritu independentista, lo que había era un
ánimo separatista” (Cardenal, 2018, p. 225).

3.2 Origen de la celebración del 15 de septiembre

Desde la misma Acta de Independencia, que es el documento legal que da vida a la


separación con España, es la que determina cómo deben ser los primeros festejos: el artículo
17 manifiesta que se debe de acuñar una medalla conmemorativa de la proclamación de
independencia; también, el artículo 19 manda que se celebre una misa solemne en acción de
gracias por haber proclamado la independencia.

Así, se ve que desde muy temprano se trata de darle relevancia a modo de celebración;
luego en 1823, de acuerdo con la recopilación de leyes guatemaltecas que ha realizado Pineda
Mont (1869) menciona que el veintitrés de agosto del año antes mencionado, se decreta el
establecimiento de la fecha 15 de septiembre de 1821 como fiesta; en el primer artículo de
dicho decreto se manda que el día de la independencia sea feriado, en el artículo segundo se
solicita que se adornen las casas y calles, así mismo, habrá una orquesta en el portal de la
municipalidad; en el artículo tercero se menciona que “como de costumbre habrá repique de
campanas”; el artículo quinto establece que se dará una misa de acción de gracias realizará por
el padre arzobispo y se cantará un Te Deum (pp. 34-36). Y así continúa Pineda Mont con la
recopilación de varias leyes que norman la celebración de la Independencia, pero quizá la de
1823 sea de las primeras en promulgarse.

Lo anterior demuestra que por ley se establece cómo y cuándo celebrar las fiestas
cívicas, y no es de extrañar que dichas celebraciones que en un inicio fueron por mandato
legal hayan quedado en el imaginario popular la costumbre de celebrar el quince de
septiembre y que hoy lo veamos tan natural y de alguna manera espontáneo.

Cabezas menciona que después de la independencia, 50 años para ser exactos, se


conformó un régimen de corte dictatorial liderado por Miguel García Granados y Justo Rufino
Barrios, quienes entre otras cosas difundieron una versión muy subjetiva y particular de lo que
fue el proceso de independencia, resaltando la importancia de ciertos personajes poniéndolos
en el papel de héroes y se glorificaba las batallas de la época federal (2010, p. 7). Perspectiva
que ha quedado hasta el día de hoy, puesto que desde los colegios y escuelas se sigue
enseñando la independencia desde esta visión.

De acuerdo con González (2011) fue durante el gobierno Ubiquista, es decir, cuando el
dictador Jorge Ubico gobernaba la nación fue que se militarizan los centros educativos Así, se
da la implantación de la educación militarizada en los centros de segunda enseñanza y semi
militarización en las escuelas primarias, esto junto con la educación física se apreciaban en la
celebración de la Independencia Patria, con desfiles enormes que concentraban a gran cantidad
de niños (pp. 287-288).

Dardón indica “Las fiestas cívicas estaban llenas de simbolismos: medallas alusivas,
emblemas, desfiles que mostraban el orden social y político establecido, discursos, etc,”
(2004, p. 27).

3.3 Algunas reflexiones sobre la conmemoración del Bicentenario

Desde hace varias décadas ha habido una marcada tendencia a celebrar la


independencia con desfiles de corte militar, en la que participan colegios con bandas marciales
y musicales; se exaltan a los grandes protagonistas entre estos a los que se les suele llamar
“próceres de la independencia”; se llenan las calles con los símbolos patrios y se entona el
himno nacional con orgullo. Así, a grandes rasgos se puede esbozar la celebración, y cabe
prever que el próximo año será igual o más pomposa dicha celebración, no obstante, desde la
Escuela de Historia y como futuro docente es necesario plantearnos la conveniencia para los
ciudadanos que se siga viendo y viviendo esta fecha desde tanta superficialidad. Ya que, por
eso es que se cae en la reproducción de mitos que poco o nada ayudan al análisis, por el
contrario, se pierde la oportunidad de ahondar en el conocimiento del festejo de dicha fecha, y
se siguen reproduciendo exaltaciones a personajes como héroes cuando la realidad fue distinta
y el conocimiento de esta realidad es ajena a los ciudadanos.

Es por esto, que, al arribar próximamente al cumplimiento de los doscientos años de


declararse la independencia de Guatemala, hay que propiciar la reflexión, el diálogo y el
debate de lo que este evento significa para nosotros en la actualidad, principalmente
detenernos en el análisis de lo conveniente que fue para la población y cuán de aquello
ocurrido hace doscientos años sigue afectándonos como sociedad.
Tomando en cuenta lo anterior es que vale hacerse estas preguntas y planteárselas a
nuestros estudiantes: ¿Hay que celebrar vigorosamente o por el contrario limitarnos
únicamente a conmemorar con objetividad crítica? ¿Qué significa para nosotros arribar a
doscientos años de vida independiente? ¿Qué hemos logrado como guatemaltecos en este
tiempo en el que tomamos nuestras propias decisiones y de ser independientes de una
metrópoli? ¿De qué independencia real podemos hablar cuando solamente cuatro meses
después de proclamada la independencia el territorio se anexiona al imperio Mexicano?

Conviene contestarnos estas preguntas después de haber iniciado con el análisis y el


relato de la independencia, porque, sino solo nos limitaríamos a tener una historia narrativa,
sin sustento ni cuerpo; y lo que se pretende con este trabajo y su posterior presentación, es que
la reflexión llegue a todos nosotros para no hacer una celebración o conmemoración vacía.

Sin duda, este acontecimiento, para bien o para mal, depende a qué estrato social se
pertenezca, tuvo repercusiones en la sociedad guatemalteca y que aun después de dos siglos
seguimos viviendo las consecuencias de dicho evento.

Podemos concluir entonces diciendo que la independencia no tuvo un objetivo político


ni económico claro, fue una decisión algo apurada de unos cuantos criollos por el miedo a que
la población declarase la separación de España, fue un acuerdo al que llegan los integrantes de
las elites dominantes, los demás miembros de la población quedaron fuera de dichos
proyectos, es decir, la mayoría de la población. La independencia no significó ningún cambio
social, todo lo contrario, fue muy conservadora, y en consecuencia vemos que los que fueron
excluidos entonces ahora sufren de pobreza, desnutrición y falta de acceso a oportunidades y
de empleos bien remunerados. ¿Ha cambiado algo desde entonces?

Dardón lo expresa de esta manera: “Como consecuencia de aquella estructura


económica injusta y los escasos espacios de participación política para los sectores oprimidos,
la historia política de Guatemala desde la independencia hasta nuestros días muestra el rostro
de una sociedad cargada de conflictos, revueltas y revoluciones” (2004, p. 24).

Se hace notar entonces que, la independencia tiene una serie de contradicciones, por
ejemplo, como lo afirma Dardón y como ya se dijo en este trabajo, la independencia se
construye a partir de la influencia del pensamiento ilustrado que tenía entre sus características
con las ideas de libertad e igualdad, pero, la élite criolla construye el proyecto de nación a
partir de la independencia sobre una base conservadora y excluyente (2004, p. 5) Ahora somos
testigos que con el tiempo, esas contradicciones se han acentuado llegando hasta nuestros días
y es tarea nuestra hacer que las cosas cambien, es por eso que estas reflexiones de estos temas
son tan necesarios.
Referencias bibliográficas.

● Cabezas, H. (2010). Independencia Centroamericana. Gestión y ocaso del “Plan


pacífico”. Guatemala: Editorial Universitaria.
● Cardenal, R. (2018). Manual de historia de Centroamérica. El Salvador: UCA
Editores.
● Dardón, D. (2004). La formación de la nación guatemalteca y su carácter excluyente:
1808-1821. Estudios, (49), pp. 5-51.
● Luján, J. (2012). Breve historia contemporánea de Guatemala. Guatemala: FCE.
● Móbil, J. y Meléndez, A. (1995). Guatemala: su pueblo su historia. Guatemala:
Serviprensa.
● González, L. (2017). La larga marcha hacia el estado liberal: dictadura, decadencia,
guerra. En Torres, E (Coord.) Historia de Guatemala un resumen crítico. (pp.
75-109). Guatemala: Flacso.
● Vásquez, M. (2009). El Imperio Mexicano y el Reino de Guatemala. Proyecto político
y campaña militar, 1821-1823. México; Guatemala: FCE, CIALC-UNAM.

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