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Gail Yoon (Tecnomaga)

Todos aquí quieren ser como Bao o Carol, cultivan sus


músculos, pero no cultivan su cerebro, a excepción tuya por
supuesto. Aún recuerdas como eras en Seul, con solo 16
años ya cursabas un grado universitario en química. Una
vida de ciencia y orgullo para tu familia, hasta que conociste
al señor Lung Lee.
A los 21 años habías finalizado tus estudios como la mejor
de tu generación, obteniendo una invitación para trabajar
en la multinacional farmacéutica Drawood, subsidiaria de
Empresas Long, de capitales chinos. Aquella oportunidad
era única, recién con un título y trabajando en laboratorios
de punta, haciendo investigaciones avanzadas, el cielo
sonreía y tu no desaprovecharías aquella oportunidad.
Aquel día había un extraño paquete con un olor a viejo y
rancio. Envuelto en papel, tenía lo que parecían talismanes
de esos que se usan en las zonas rurales para alejar el mal y
atraer la fortuna. Viste que tenía una dirección y una oficina,
alguien te había comentado que en esa ala del edificio
estaban los laboratorios más avanzados, donde solo gente
directamente relacionada al grupo Long podía ingresar. Esta
oportunidad era única, y decidiste usar el paquete como
carta de entrada a aquellos laboratorios.
Al llegar los guardias te permitieron pasar al ver los
talismanes en el paquete. Un largo pasillo apenas iluminado
dio con algo muy distinto a lo imaginado. En lugar de las
avanzadas instalaciones científicas que esperabas encontrar,
te encontraste con una construcción que se asemejaba más
a una feria de pueblo. Jaulas con diversos animales
extraños, plantas secándose, cajas con polvo de oro y otras
con piedras de jade. Un sinfín de objetos que más parecían
propios de la tienda de uno adivino. En medio de un salón
circular al fondo de la estructura y envuelto por gruesas
cuerdas rojas, un hombre trabajaba afanoso en un mortero,
vistiendo ropas tradicionales chinas.
Estabas dando pie atrás cuando una brisa hizo tintinear las
campanillas que colgaban del lugar, al distraerte un segundo
por aquella melodía, el hombre desapareció del medio de la
sala. Al girarte para huir del lugar, te encontraste
directamente un rostro hermoso, un hombre chino alto,
vistiendo ropas de hilo de oro, con anillos incrustados de
piedras preciosas. Este cogió tu mano y al observarla
atentamente te dijo: “y de todo el mundo el destino trajo a
unos de los tuyos “, soltó tu mano y camino hacia la escalera
que daba al lugar donde trabajaba “sígueme, desde hoy
aprenderás de mí. No eres consciente, pero solo quienes
han alcanzado un grado de iluminación, y han despertado,
pueden ver mi invitación.”
Aquel día Lung Lee se volvió tu maestro de alquimia. Aquel
día Lung Lee te rebelo una verdad que desconocías, que
hacía mucho tiempo habías despertado, y que desde ese
momento con su ayuda aprenderías la verdadera ciencia
que permite conocer el mundo oculto y el visible, doblarlo y
darle forma. Pasaste dos años con tu maestro, hasta que
este decidió que era momento de que aprendieras sobre el
Do, y que por fortuna un viejo conocido le debía un favor y
te recibiría. Así partiste a Silent Valley, enviada por el Dragón
Sonriente a visitar a la Garza Silente, Feng Lu.
Ves entrenar con ahínco a Carol, a Bao, a Alex e incluso a
Taylor, pero ellos desconocen que siempre hay atajos para
quienes han perfeccionado el cuerpo mismo que aloja la
mente, el cerebro, el saber.

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