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De modo que el complejo de Edipo no es nada menos que el pasaje desde el orden
imaginario al orden simb6lico, "la conquista de la relación simbólica como tal" (S3,
199). El hecho de que el pasaje 1I lo simbólico se realice a través de unli dialéctica
sexual compleja significa que el sujeto no puede tener acceso al or~en simbólico sin
enfrentar el problema de la dIferencia sexual.
en 1953. y más tarde se convierte en "el inconsciente es el discurso del Ocro") designa
el inconsciente como el efecto sobrc el sujeto de la palabra que le es dirigida desde
otra parte, por otro sujeto que ha sido olvidado por otra localidad psíquica (la otra
escena).
Lacan concibe el ello como el origen inconsciente de la palabra, el "ello" simbólico que
está detrás del yo imagínario. La naturaleza simbólica del ello, más allá del sentido
imaginario del sí-mismo constituido por el yo, es lo que lleva a Lacan a equiparado con
el ténnino "sujeto".
La base del orden imaginario sigue siendo la formación del yo en el ESTADIO DEL
ESPEJO. Puesto que el yo se forma por identificación ¿gILel.semejante. o la··¡magen
especular, la IDENTIFICACIÓN es un aspecto importante del orden imaginario. La
relación dual entre el yo y el semejante es fundamentalmente narcisista, y el
NARCISISMO constituye otra característica del orden imaginario. El narcísismo es
siempre acompañado por una cierta AGRESIVIDAD. Lo imaginario es el reino de la
imagen en la imaginación, el engaño y el señuelo. Las principales ilusiones de lo
imaginario son las de totalidad, síntesis, autonomía, dualidad y, por sobre todo,
semejanza. De modo que lo imaginario es el orden de las apariencias superficiales que
son los fenómenos observables, engañosos, y que ocultan estructuras subyacentes; los
afectos son fenómenos de ese tipo. la oposición entre lo imaginario y 10 simbólico no
significa que:: lo imaginario no carezca de estructura. Por el contrarío, lo imaginario
está siempre ya estructurada por'el orden simbólico. La expresión "matriz imaginaria"
también implica un imaginario estructurado por lo simbólico. Lo imaginario envuelve
también una dimensión lingüística. Mientras que el significante es la base del orden
simbólico, el SIGNIFICADO Y la SlGN1FlCACIÚN forman parte del orden imaginario. De
modo que el lenguaje tiene aspecms simbólicos y también imaginarios; en su aspecto
imaginario, el lenguaje es "el muro del lenguaje" que invierte y distorsiona el discurso
de1 Otro. el orden imaginario está estructurado por lo simbólico, y esto significa que
"en el hombre, la relación imaginaria se ha desviado [del reino de la naturaleza]"
Contra tal reduccionismo imaginario, Lacan dice que la. Esencia del psicoanálisis
consiste en el uso de lo simbólico. El empleo de 10 simb6lico es el único modo de
desalojar las fijaciones discapacitantes de lo imaginario. El analista s610 puede obtener
un punto de apoyo en lo imaginario transformando las imágenes en palabras, Este uso
de lo simbólico es el único modo que tiene el proceso analítico de "atravesar el plano
de la identificación" (SIl, 273).
Melanie Kleín usa mucho esta palabra, pero limita su alcance a la introyección del
OBJETO. Lacan criti~a el modo en que los psicoanalIstas han tendIdo a adoptar
concepciones "mágicas" de la imroyecci6n, que la confunden con la incorporación,
mezclando de este modo los órdenes del fantasma y la estructura (SI, 169). Lacan
re~haza la imaginería kleiniana, en la cual los mtroyectos Son objetos internos que
entran en el analista mcdiante algún tipo de incorporacIón fantasmática. El sostiene
que lo introyectado es siempre un significante; "La introyección es siempre la
introyección de la palabradel otro~ (SI, 83), De modo que la inlroyecclóll se retrere al
proceso de la identificación simbólica, el proceso mediante el cual se constituye el
IDEAL DEL YO al final del complejo de Edipo (véase, E, 22). Lacan cuestiona también
que la introyección sea lo opuesto a la PROYECCIÓN. Así. mientras que e~ la
descripción k1einíana el objeto puede ser mlroyectado y a continuación reproyectado
ad infinitum. dice Lacan que estos dos fenómenos están localizados en registros
totalmente .distintos, y por lo tanto es imposible concebirlos como partes de un
proceso único. SostIene que la proyección es un fenómeno imaginario que se relaciona
con imágenes. mi~nlr4s que la inrroyección es un proceso simbólIco, que se relaciona
con significantes (TIc 655). '
Dice que la negación es un proceso neurótico que sólo puede producirse después de
un acto fundamental de afirmacÍón denominado BEJAHUNO. La negación debe
distinguirse de la FORCLlíSIÓN, que es una especie de negación primítiva anterior a
cualquier Vemeinung posible (S3. 46), un rechazo de la Bejahung en sí.
Lacan adopta un punto de vista diferente. Son objetos parciales, dice, "no porque sean
parte de un objeto total, el cuerpo, sino porque representan solo parcialmente la
funci6n que los produce" (E, 315). En otras palabras, en el inconsciente solo está
representada la función de dar placer, pero no la funci6n biol6gica de estos objetos.
Además Lacan sostiene que lo que aísla ciertas partes del cuerpo como objetos
parciales no es algo dado biol6gicamente, sino el sistema significante del lenguaje. A
los objetos parciales ya descubiertos por la teoría psícoanalítica antes de él (el pecho,
las heces. el FALO como objeto imaginario y el flujo urinario), Lacan añade (en 1960)
otros: el fonema, la MIRADA, la voz y la nada (E, 315). Estos objetos comparten un
rasgo: "no tienen ninguna imagen especular" (E, 315). En otros términos, son
precisamente lo que no puede ser asimilado en la ilusiÓn narcisista de complctud del
sujeto. Hacia 1963-4, la conceptualización lacaniana del objeto parcial se modifica con
el desarrollo de la idea del OBJETO a como causa del deseo. Desde este nuevo punto
de vista, cada objeto parcial se convierte en objeto en virtud de que el sujeto lo tOma
por objeto del deseo, por objeto a (SIl. 1M).
ubica el superyo en el orden simbólico, en tanto opuesto al orden imaginario del yo:
"el superyo está esencialmente situado dentro del plano simbólico de la palabra" El
superyó tiene una estrecha relación con la ley, pero esta relación eS paradójica. Por un
lado, la ley como tal es una estructura simbólica que regula la subjetividad, y en este
sentido impide la desintegración. Por otra parte, la ley del supery6 tiene un carácter
"insensato, ciego, de pura imperatividad y simple tiranía" (S 1, 102). De modo que "el
superyó es a la vez y al mismo tiempo la ley y su destrucción" (SI, 102). El superyó
surge de una mala comprensión de la ley, de las brechas en la cadena simbólica, y llena
estas brechas con un sustituto imaginario que distorsiona la ley. "Supremo Ser-en-el-
Mal" de Sade (Ec,773). El superyó es una "figura obscena, feroz"(E, 256), que impone
una "moral insensata,destructiva, puramente. opresiva, casi siempre aotílegal" al
sujeto neurótico (S 1, 102). El supery6 está relacionado con la voz, y por lo tanto con la
pulsión invocatoria y con el SADISMOI MASOQUISMO.