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Factores

agroecológicos y los
cultivos

Nombre: Patricio Lagos Rivas.

Sección: 80.

Fecha: Viernes 8 de Mayo de 2020.

Profesor: Carlos Mahn.

Asignatura: Introducción a los Sistemas Productivos.


Introducción
Los cultivos de todo tipo son capaces de soportar ciertos factores ya sean, climáticos,
geográficos, tipos de clima, etc. Por esto cada plantación tiene cierta temporada para
tener producción.

En este trabajo el productor podrá conocer los factores determinantes en el crecimiento


de la planta (el agua, la temperatura, la humedad atmosférica y el viento), hay plantas que
nacen en condiciones adversas y es por eso que deben adaptarse al hábitat y crear las
condiciones más idóneas para sobrevivir. Hay factores como una salinidad extrema,
sequías, climas desérticos, heladas o fuertes vientos obligan a las plantas a encontrar
alternativas viables que las ayuden a seguir viviendo.
Factores en la producción
El agua: Cumple una función crucial en la vida de las plantas. Las plantas necesitan
agua, así como nutrientes que son absorbidos por las raíces del suelo. La fotosíntesis
requiere que las plantas obtengan el CO2 de la atmósfera, pero al mismo tiempo se
exponen a una pérdida de agua y por tanto a una amenaza de deshidratación. Para
prevenir la deshidratación, las plantas deben absorber agua por las raíces y transportarla
a la parte aérea. Pequeños desequilibrios entre la absorción de agua y la pérdida de agua
a la atmósfera puede causar un déficit hídrico que puede llevar a un malfuncionamiento
de muchos procesos celulares. Por ello, el equilibrio entre la absorción, transporte y
pérdida de agua representa un importante desafío para las plantas terrestres.

La temperatura: La temperatura de la planta y la del ambiente no son iguales porque


las plantas son capaces de enfriarse por evaporación y de calentarse por irradiación. Las
plantas buscan alcanzar su temperatura óptima, para lo que es muy importante que exista
un equilibrio entre la temperatura ambiental, la humedad relativa y la luz. Si los niveles de
luz son altos la planta se calentará demasiado, produciéndose una diferencia entre la
temperatura ambiental y la de la planta. Para enfriarse, el índice de transpiración de la
planta deberá aumentar. Al igual que ocurre con la temperatura, el índice de transpiración
depende de condiciones medioambientales como la luz, el nivel de CO 2 en la atmósfera y
la humedad relativa, pero también de la especie de la planta.

Las plantas constan de diferentes partes y cada una de ellas reacciona de un modo
distinto a la temperatura. La temperatura de los frutos es similar a la del aire; cuando la
temperatura del ambiente aumenta, lo hace también la de los frutos y viceversa. Sin
embargo, la temperatura de los frutos fluctuará menos que la del ambiente y tardará más
en hacerlo (hasta un par de horas más en algunos casos). La temperatura de las flores,
por el contrario, es mayor que la temperatura de las hojas o la del aire, además, los
pétalos transpiran a mucha menos velocidad que las hojas. La temperatura de las hojas
en la parte más alta del follaje experimentará mayores fluctuaciones que la de las hojas
situadas en la parte baja. Asimismo, el follaje de la zona superior se calentará más
fácilmente por irradiación y, por lo tanto, alcanzará temperaturas más altas que las del
ambiente cuando los niveles de luz sean altos.

La humedad ambiental: Se llama humedad a la cantidad de vapor de agua que forma


parte del aire. Esta cantidad de vapor de agua varía según diversos factores como si ha
habido precipitaciones recientes, proximidad al mar, presencia de plantas o la temperatura
del aire.
Factores en la producción
La temperatura del aire varía con su altitud dentro de la atmosfera, cuanto más abajo
este, su temperatura será menor y podrá albergar una menor cantidad de vapor de agua,
ya que se satura más rápido y vuelve a ser líquida. Es por eso que aparece el vaho
cuando respiramos o el rocío en la noche. Los aires más cálidos del desierto son capaces
de albergar mayor cantidad de vapor de agua que los polares, debido a que se satura de
forma más lenta, evitando que esta agua pase a su estado líquido.

Quizás el proceso en el que es más importante la humedad es en el crecimiento de las


plantas. Un nivel adecuado de humedad ambiental permite se lleve a cabo la fotosíntesis
en las plantas. También permite que las plantas no evaporen y transpiren tanta agua a
través de sus estomas, lo que a su vez hace que la planta pierda menos agua, y no sean
tan dependientes del riego. Además, al permitir una mejora de la fotosíntesis, también
influye indirectamente en los demás animales que se alimentan gracias a este proceso.

El viento: El movimiento de aire en la atmósfera provoca el viento, un factor que provoca


la rápida deshidratación de las plantas además de resecar el suelo y afectar las partes de
los ejemplares. Tallos, hojas y ramas pueden verse afectados por ráfagas que atentan
contra su plenitud y entereza, sobre todo en zonas proclives a los huracanes o bien en
lugar cercanos al mar donde además se trata de un viento que viene acompañado con
sal.

Para resistir el viento estas plantas se han adaptado a lo largo del tiempo y de las
generaciones y así es como cuentan con tejidos más fuertes tanto en sus ramas como en
los troncos. Esta es una de las variantes aunque también hay plantas a las que les ha
sucedido lo contrario: sus ramas o tallos se han vuelto más flexibles para así acompañar
los vaivenes del viento sin quebrarse.

El suelo: El suelo es un recurso natural no renovable compuesto por sustancias sólidas


(materia orgánica, organismos y minerales), agua y aire. La proporción en la que se
encuentren estos componentes le confiere al suelo propiedades físicas, químicas y
biológicas propias. La productividad de un suelo no sólo depende de los contenidos
nutrimentales sino también de las características físicas del mismo, ya que como es bien
conocido, el desarrollo de la parte aérea dependerá del desarrollo de la raíz. El desarrollo
radical de las plantas está fuertemente influido por el balance entre humedad y aireación
del suelo. Por lo tanto, antes de iniciar cualquier actividad agrícola o instalar una huerta,
es importante conocer las propiedades físicas del suelo. 
Factores en la producción
La textura: La textura indica la proporción de las partículas fundamentales del suelo:
arcilla, limo y arena, que se pueden agrupar en fina, media y gruesa. El diámetro de las
partículas de arcilla es menor de 0.002 mm, las de limo están entre 0.002 y 0.05 mm y las
de arena son entre 0.05 y 2.0 mm. La textura, además influye en la cantidad y
disponibilidad de agua y nutrimentos, así como en la aireación, drenaje y accesibilidad en
el uso de implementos agrícolas.

Suelos de textura gruesa: Son los suelos con más de 50 % de arena, pero contienen
menos del 20 % de arcilla. Cuentan con una baja capacidad  para retener nutrientes y
agua. La gran cantidad de poros grandes y  bajo contenido de arcilla provoca que se
pierda más fácilmente agua y nutrientes, especialmente nitrógeno. Lo anterior ocasiona
un desarrollo pobre de los cultivos al no cubrir sus necesidades nutricionales. La alta
lixiviación y volatilización de nitrógeno en estos suelos hace necesario fraccionar la
fertilización nitrogenada tanto como sea posible y la aplicación de materia orgánica. Por
otra parte, la gran cantidad de poros grandes facilita la penetración y desarrollo del
sistema radical de los cultivos.

Suelos de textura media: Son suelos con buena aireación y drenaje para el desarrollo
de las raíces. Generalmente tienen menos de 35 a 40 % de arcilla y menos de 50 % de
arena. Presentan una alta proporción de poros de tamaño medio a fino. Son suelos con
una amplia capacidad productiva, disponibilidad de agua y nutrimentos. Son suelos que
facilitan la penetración de las raíces y desarrollo más acelerado al tener un equilibrio entre
las partículas de arena, limo y arcilla. Estos suelos pueden o no ser fácilmente
desmenuzables, pero a medida que la proporción de limo sea mayor, el potencial de
compactación también se incrementará. 
Suelos de textura fina o pesada: Son suelos con más de 40 % de arcilla, aunque
también se pueden agrupar aquellos con más de 60 % de limo. Presentan alta capacidad
de retención de agua y nutrimentos. Estos suelos normalmente son los de más alta
fertilidad natural. Sin embargo, deben manejarse con precaución, pues se compactan
fácilmente cuando se labran o se cultivan en condiciones húmedas. Con niveles
adecuados de MO son muy productivos, ya que se le brindan a las raíces las condiciones
de aireación, humedad y alto contenido de nutrientes.

Drenaje: Para la gran mayoría de vegetales, el drenaje es esencial, excepto para


aquellas plantas llamadas hidrófitas (plantas acuáticas) o para cultivos tipo arroz que
están adaptados a las aguas estancadas.
Factores en la producción
Con un buen drenaje se consigue que el agua de riego percole y desaparezca fácilmente
en profundidad. Un buen drenaje es sinónimo de buena oxigenación, ventilación y
excelente saneamiento. Elementos indispensables para la vida de las raíces y la salud de
las plantas. Y es que el exceso de agua en el suelo, la humedad constante, provoca la
desaparición de aire,

Profundidad del suelo: El mayor problema con el horticultor es que piensa que debe
sembrar la semilla lo más profundo posible para que desarrolle mejor sus raíces y la
planta sea más grande al crecer; cuando lo que en verdad se está haciendo es
condenarla a pasar varias dificultades para que logre emerger, si es que llega a hacerlo;
estas dificultades son: Va a estar más susceptible a las pudriciones por exceso de
humedad y poca aireación, ya que la semilla necesita de oxígeno para germinar
adecuadamente. Va a estar más cerca de las plagas (Gusanos de tierra), las cuales van a
comerse la semilla o parte de ella, impidiendo la germinación. Va a gastar toda la energía
que tiene para poder salir a la superficie, por lo que, si logra emerger, va a ser muy
susceptible al ataque de plagas y enfermedades.

Las semillas de la mayor cantidad de hortalizas son de tamaño pequeño (Entre 1 – 5 mm.)
Salvo algunas excepciones como el zapallo, fréjoles, caigua, etc. cuyas semillas tienen un
tamaño de entre 1 – 2 cm. La profundidad de siembra está relacionada con el tamaño de
la semilla; La regla, aunque muchas veces no se cumple, es que la profundidad no debe
ser superior al doble del tamaño de la semilla. Es decir mientras la semilla es más
pequeña la siembra será más superficial. El caso más resaltante vienen a ser las semillas
más pequeñas (Apio, albahaca, lechuga, zanahoria, etc.) donde la profundidad de
siembra se encontrará entre los 2 – 4 mm. Siendo lo más superficial posible pero
cuidando que el suelo o sustrato las cubra por completo para evitar que las aves las
consuman.
Conclusión
Todos los factores son importantes al momento de hacer una buena producción, no se
puede decir si hay alguno más importante que otro, por esto cuando el productor quiere
plantar alguna especie tiene que tener en cuenta todos los factores climáticos,
geográficos, entre otros. No puede pasar por alto las condiciones que hay en su región si
quiere obtener una excelente producción y una excelente cosecha.
Bibliografia
https://cienciacebas.wordpress.com/2013/09/04/importancia-del-agua-en-las-
plantas-i/

http://greenarea.me/es/256425/la-humedad-tiene-una-gran-importancia-para-las-
plantas/

https://www.intagri.com/articulos/suelos/propiedades-fisicas-del-suelo-y-el-
crecimiento-de-las-plantas

https://www.jardineriabordas.com/

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