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En contraste con los áridos desiertos que lo bordean por el Este, el territorio que forma parte de
nuestro estudio comprende un importante segmento de la región definida por J.H. Breasted como
"el Creciente Fértil”, o la “Media luna fértil”. El Creciente está cerrado por todos lados por
barreras naturales: el mar al Oeste, desiertos áridos en el centro y en el Sur, altas montañas al norte y
al este.
Comprende varias regiones:
- Mesopotamia: su brazo norte y oriental, la "tierra de los dos ríos", cuyo carácter está
determinado en gran parte por su dos grandes ríos, el Tigris y el Eufrates.
- Palestina, que comprende el brazo sur - occidental del Creciente Fértil, y es el país más pobre y
pequeño de toda la zona. Su importancia geopolítica reside en su papel de zona de paso para el
segundo gran centro de civilización:
- Egipto, la tierra del Nilo.
Hacia el final del IV milenio a.C. y el comienzo del III milenio se echan los cimientos de la
civilización humana en las dos tierras de los grandes ríos: Mesopotamia y Egipto. Estas dos regiones
vieron el nacimiento de los primeros reinos poderosos que lograron imponer un gobierno organizado
y unificado sobre sus poblaciones, que en algunos períodos extendieron a regiones más allá de sus
fronteras naturales. El nacimiento de estas dos civilizaciones fue apoyado por condiciones muy
similares, favorecidas en gran medida por los ríos que las cruzan. El río es la principal fuera de
integración y unificación de estas tierras: proporciona una arteria para el transporte y el riego, y al
mismo tiempo exige una mano de obra bien organizada para grandes proyectos de construcción, como
canales y diques.
Estos factores no existen en la Siria - Palestina, donde las características naturales tienden a dividir
la tierra en pequeños distritos, y ponen grandes dificultades a la unificación del territorio. Ninguno de
los tres ríos (Orontes, Litani y Jordán), a pesar de que en sus iberas creció una cierta civilización
urbana, proporcionan una poderosa vía de unificación. Siria - Palestina fue más bien terreno
intermedio entre Egipto y Mesopotamia, cuyos poderosos reinos se esforzaron en muchas ocasiones
por imponerle su autoridad, sobre todo para poder controlar las vías de comunicación con fines
comerciales o militares. Esta peculiar posición geográfica ha provocado que Palestina haya estado
sometida frecuentemente a potencias extranjeras. En ella se encontraron influjos culturales del
norte y del sur, traídas por los numerosos pueblos que la recorrieron. Esto hizo difícil cualquier
desarrollo político y económico independiente, pero por otro lado favoreció los logros de la
civilización antigua. En este crisol de contactos culturales nacieron algunos de los grandes valores de
la cultura humana, como la escritura alfabética o la fe monoteísta.
2. El clima
El mar
La influencia del mar en la población y en la economía de Palestina es mucho menor de lo que
uno podría deducir de su extensa costa. La principal razón de esto es la falta de puertos
adecuados y zonas de desembarco. La zona costera es muy estrecha, y en muchos lugares se
eleva una empinada cresta a pocos kilómetros de la costa, lo que hace difícil el acceso. Además,
gran parte de la costa, sobre todo en el sur, está flanqueada por una fila de dunas que bloquean la
entrada a la playa, y obligan a las vías de comunicación a penetrar en el interior para evitarlas.
El desierto
El desierto ejerció una mayor influencia. Fue la frontera natural entre los habitantes de la zona
sedentaria y los beduinos del desierto. Los nómadas del desierto, en su mayoría pastores con
malas condiciones de vida, siempre miraron con envidia las riquezas del país sedentario, y
aprovecharon toda circunstancia para adentrarse en él.
Hacia el final de marzo comienza el viento cálido del desierto, llamado "siroco" o "hamsin", que
puede durar desde unos cuantos días hasta una semana o más, y es muy frecuente sobre todo en
abril - mayo y septiembre - octubre. Con su comienzo, todo se seca rápidamente, y el paisaje
verde se vuelve amarillo y desolado del día a la noche.
El régimen de lluvias
La cantidad de lluvias varía grandemente entre las distintas partes del país debido a su
localización geográfica y a las diferencias de altura. Como regla general, una zona concreta
recibirá menos lluvias cuanto más baja, más al sur o más alejada del mar esté. Sólo una
estrecha franja a lo largo de la costa mediterránea y las regiones altas del norte disfrutan de un
grado apreciable de lluvias. La transición hacia el desierto es muy brusca en el este y el sur.
o Las lluvias, asociadas a períodos de inestabilidad atmosférica y bajas presiones, se suelen concentrar en
unos cuantos días del año. Puede haber grandes variaciones de un año a otro, y son frecuentes años de
sequía. Los días de lluvias no compensan por los días de sequía, puesto que en los días lluviosos el agua se
concentra en grandes corrientes que bajan rápidamente desde las colinas hasta la llanura; este fenómeno
suele ir seguido de días calurosos en los que el suelo se seca rápidamente. La mayoría de las corrientes son
intermitentes (los "wadi"), y contienen agua unos cuantos días del año.
3. Fundamentos geológicos
Palestina tiene una peculiar configuración tectónica, con altas montañas y profundos
valles. El mayor de estos valles es el Valle del Jordán, que es sólo un segmento de la gran
depresión conocida como "valle del Rift", que va desde la Beqa` en el Líbano, baja hasta
el mar Rojo y sale por la región de los Grandes Lagos en África oriental.
Gran parte del suelo procede de rocas sedimentarias, formados como depósitos marinos
durante períodos geológicos relativamente recientes pertenecientes a las últimas fases de
la Era Secundaria (100-65 millones de años) y a comienzos de la Era Terciaria.
Los valles de Palestina occidental están recubiertos de suelo de aluvión, procedente de las
colinas circundantes. Los más importantes son los que forman la llanura costera, y el valle de
Jezreel, que son las zonas de agricultura más rica.
La costa está formada por una franja de arena traída por el mar, que forma en parte duros estratos
de terreno sedimentario (el "kurkar"), y parte bancos de dunas de varios kilómetros, que continua-
mente amenazan con entrar en la zona cultivada.
La mayor parte del Négueb septentrional está cubierta de "loess", un polvo amarillo muy fino,
procedente del desierto, que si se trabaja convenientemente puede ser muy productivo (Cfr. Gn
26,12).
El Camino Real
El Camino Real no bordea el Mediterráneo, sino que va al norte a través de
Transjordania, sorteando los profundos wadis de la región; es el empleado por las
caravanas comerciales que vienen de Arabia.
o Parte del Golfo de Aqaba, donde está el puerto de Eilat o Ezión - Gúeber. De allí sigue hasta Bosra
(en Edom). Atraviesa el territorio de Moab, con sus ciudades Aroer, Dibón, Mádaba y Hesbón
(disputadas frecuentemente entre israelitas y moabitas, precisamente para tener el control del
Camino Real). Cruza el territorio de Amón y su capital Rabat - Amón. Pasa por el Galaad, y su
capital Ramot de Galaad, y continúa hacia el norte hacia Damasco.
1. La zona costera
Es una franja estrecha, cubierta de dunas en su mayoría. Un poco hacia el interior
discurre la “Via Maris”. Las ciudades se encuentran más al interior. Es una zona rica en
agua y suelo de aluvión, y por ello ha estado densamente poblada en muchos períodos.
Regiones naturales::
4. Los altiplanos de Transjordania
La zona está formada en su gran parte por grandes acantilados que caen al oeste hasta el
Jordán. Estos precipicios detienen y enfrían la atmósfera, lo que proporciona un relativo
aumento de lluvias. Hacia el este, los altiplanos van cayendo hasta el desierto siroarábigo,
que constituye la frontera natural.
El desierto proporciona vientos cálidos (el "siroco" o "hamsin") en primavera y otoño, y
vientos helados en invierno. No se puede cultivar el olivo y la viña, por lo que predomina
el pastoreo; si la lluvia lo permite, crece el trigo.
Regiones naturales:
o El Basán, cubierto de fértil suelo basáltico, una de las zonas más pobladas en la
antigüedad, disputado entre Siria e Israel.
o El Galaad, al norte y sur del torrente Yabok. Las zonas occidentales fueron
boscosas.
o Moab, constituido por altas mesetas, y cuenta con estaciones del Camino Real.
o Edom, llamado también Monte Seír. Región muy montañosa, desértica y poco
habitada
Tema 2: Las tres hipótesis sobre
los orígenes de Israel
Pocos temas resultan tan apasionantes para el historiador bíblico que el de los orígenes del pueblo de Israel. Al
mismo tiempo, este tema ha estado envuelto en una oscuridad por la escasez de fuentes históricas. A las respuestas
clásicas que se ha dado a esta cuestión, han venido a sumarse en los últimos años las propuestas de la llamada
"historia independiente de Israel", que chocan frontalmente con las dadas anteriormente. Al mismo tiempo, se
presentan con una gran fuerza probatoria. En la actualidad no contamos con ninguna de las obras de estos historia-
dores traducida al castellano, y en España no han alcanzado todavía un grado notable de divulgación, ni siquiera
entre la comunidad científica. Pero es de suponer que sus conclusiones no tarden en llegar a las aulas y las bibliote-
cas, e incluso no será de extrañar que lleguen hasta el público medio. En cuanto estudiantes, profesores y pastores
el tema puede tener su interés.
William F. Albright, De la edad de piedra al cristianismo. El marco histórico y cultural de la Biblia
(Santander 1959)
Los aspectos arqueológicos de esta línea de investigación fueron formulados por primera
vez por Wiliiam Albright en los años '30. Este enfoque se ceñía a la descripción de la
conquista de Canaán de los primeros capítulos del libro de Josué, en los que las ciudades-
estado cananeas a lo largo del país eran subyugadas en una serie de batallas, y muchas de
ellas eran destruidas por el fuego. Tras sus victorias, los israelitas, que procedían del
desierto, se asentaron en estas áreas.
2) Los restos de destrucción encontrados al final de los niveles correspondientes al Bronce Reciente
encotrados en lugares como Lakish, Tell Beit Mirsim, Bethel y Hazor, y atribuidos a los israelitas.
3) Los paralelismos encontrados en la historia, en los que tribus nómadas que, a pesar de su bajo nivel
cultural, causan el colapso de civilizaciones urbanas más desarrolladas.
Hubo una campaña israelita de gran violencia y éxito durante el siglo XIII. Su objetivo era la destrucción de las ciudades-estado
cananeas existentes, debilitando el poder local de tal manera que fue posible un nuevo asentamiento, especialmente en la colina central.
La gran evidencia de una destrucción terrible sufrida por las ciudades de Betel, Lakish, Eglón, Debir (Kiriat Sefer) y Hazor durante el
siglo XIII sugieren con un fuerte grado de certeza que una campaña planificada, tal como la que se describe en los capítulos 10 y 11 del
libro de Josué, fue llevada a cabo. [...] Podemos concluir con seguridad que durante el siglo XIII al menos una porción de lo que más
tarde será la nación de Israel irrumpío en Palestina de manos de una invasión cuidadosamente planfiicada
Los seguidores de este modelo aducían que era el que mejor explicaba los datos obtenidos
de la investigación arqueológica, que para ellos se reducía a la excavación de los grandes
tells cananeos de finales del Bronce Reciente. Sin embargo, los datos revelados por la
arqueología más tarde han contradicho las conclusiones propuestas por el modelo de
la conquista militar unificada. Según Israel Finkelstein,
Muchos de los lugares que se han podido identificar con grado notable de seguridad con los mencionados en el libro de Josué no
presentan ningún resto del Bronce Reciente. En regiones densamente pobladas por los cananeos, y que supuestamente fueron
conquistadas, no hay evidencia de asentamiento israelita antes del siglo X a.C. De modo inverso, en la mayoría de las zonas de
asentamiento israelita de la colina central, donde tuvo lugar el resurgimiento demográfico del Hierro I, los lugares cananeos eran pocos
en número, y prácticamente no hay ninguna evidencia de un asentamiento israelita que siguiera inmediatamente a la destruccción de esas
ciudades cananeas. La evidencia cronológica indica, además, que los centros cananeos fueron devastados no simultáneamente, sino
durante un largo período de tiempo. Ahora tenemos la certeza, por ejemplo, de que ciudades cananea como Lakish todavía estaban
florecientes en el tiempo en que iba teniendo lugar el asentamiento israelita en las colinas centrales.[1]
Además,
La atribución automática de todos o casi todos los niveles de destrucción en torno al 1200 a.C. en las ciudades cananeas de la Tierra
de Israel a una campaña de conquista por las tribus israelitas cierra los ojos a otras posibilidades históricas: campañas militares egipcias,
como la desarrollada por el faraón Mernefta; conflictos locales entre ciudades cananeas rivales; y la infiltración de los filisteos en la costa
sur y la Sefela duranrte la primera mitad del siglo XII.[2]
2. La infiltración pacífica
El promotor originario de este modelo fue Albrecht Alt, quien expone sus ideas en un
artículo publicado en 1925[3]. Examina el episodio del asentamiento israelita a la luz de la
situación política, territorial y demográfica de Palestina en el período del Bronce Reciente,
como se refleja en la Biblia y en las fuentes egipcias del Imperio Nuevo
Alt describe el asentamiento israelita como una pacífica infiltración de grupos de pastores
seminómadas desde las zonas limítrofes al desierto hasta las regiones de Canaán que en esa
época estaban escasamente pobladas, como uno más de los procesos de transhumancia entre
la franja del desierto y la colina central. Poco a poco esas poblaciones se van sedentarizando
y van adquiriendo una cierta técnica agrícola.
Sólo en un segundo momento, estas poblaciones entran en conflicto con las ciudades
cananeas y establecen escaramuzas locales. Cuando en la época de la Monarquía se elaboran
las descripiones este período bíblico, y se da forma a lo que hoy es el libro de Josué, la
memoría de esas guerras de conquista está todavía fresca, y se asocian al período inicial de
la instalación en la tierra. Así, según Alt, el largo y laborioso proceso de la posesión de la
tierra fue dramatizado y narrativizado en la época de la Monarquía. Noth, discípulo de Alt, y
uno de los seguidores de este modelo, escribe en su Historia de Israel:
Las tribus penetraron en comarcas que en la Edad del Bronce habían estado
escasamente habitadas o no lo habían estado en absoluto. [...] En las zonas ocupadas por los
israelitas sólo había escasos y dispersos poblados cananeos, que, más pronto o más tarde,
las tribus debieron tomar por la fuerza; pero eso no significa que se produjeran luchas en
masa de los cananeos que no habitaba los territorios israelitas. [...] En general, las tribus se
instalaron en el país de forma tranquila, pacífica, sin que sus primitivos ocupantes se
preocuparan por ello. Podemos suponer que esto se produjo de manera parecida a lo que
hacen en nuestros días los seminómadas y su ganado menor. [...] Los israelitas eran
seminómadas ansiosos de tierras, y al trashumar, cuando empezaron a penetrar en el país,
acabaron por establecerse en las regiones de escasa densidad de población, desde las cuales
fueron extendiéndose, aun cuando al principio la expansión tuvo un carácter pacífico.
Noth además piensa que no todas las tribus se asentaron al mismo tiempo, sino que cada
tribu tuvo una historia propia de instalación:
Esto significa que la ocupación israelita fue un proceso que se prolongó bastante, no
solamente debido a que cada tribu necesitó cierto tiempo para hacerse dueña de su
territorio, sino también porque no todas las tribus se asentaron al mismo tiempo.
[...] La prehistoria de las tribus y su instalación constituyen hechos más complejos de lo
que nos presenta más tarde la tradición del Antiguo Testamento.
[...] Parece cierto que la sangre tuvo una importancia básica en la formación de las
tribus e incluso en la yuxtaposición de algunas de ellas. Pero, además, hubo circunstancias
históricas particulares que provocaron la unión de los clanes más o menos emparentados
hasta llegar a la formación de una tribu, y a la fusión de cierto número de tribus hasta
formar un conjunto tribal.
[...] Algunas tribus israelitas llevan nombres de origen geográfico, derivados del país en
que se instalaron (casos de Judá, Benjamín, Efraím y posiblemente también Neftalí);
ocurrió en otros casos que ciertas tribus adoptaron el que les fue impuesto por las
circunstancias en que tomaron posesión de su territorio (Isacar), lo cual muestra que las
tribus no adquirieron un nombre hasta después de su asentamiento definitivo en Palestina.
[4].
En sus orígenes, los seguidores del modelo de la infiltración pacífica desconfiaron bastante
de que la arqueología pudiera aportar algún dato útil para el conocimiento de este período,
sobre todo después del uso que había hecho de ella la escuela de Albright. Sin embargo, los
datos obtenidos por la investigación arqueológica reciente han terminado por apoyar este
modelo.
3. La "revolución campesina"
En 1962, G.E. Mendenhall rompe el bipartidismo entre "asentamiento pacífico" y
"conquista", y propone una nueva hipótesis totalmente revolucionaria en un artículo
publicado en Biblical Archaeologist[5]. Pero el gran propagador de este modelo ha sido
Norman K. Gottwald en los años '70, sobre todo con su voluminoso libro The Tribes of
Yahweh. A Sociology of the Religion of Liberated Israel, 1250-1050 B.C.E. (SCM Press;
London 1979).
Estos autores critican tres supuestos que admitían de forma acrítica los dos modelos
anteriores:
1) Que las doce tribus entraron en Palestina desde fuera, inmediantamente antes de
la "conquista" o durante ella.
2) Que las tribus israelitas eran nómadas o seminómadas.
3) Que la solidaridad entre las doce tribus era étnica, y que el parentesco era la base
del contraste entre israelitas y cananeos.
El modelo propuesto por Gottwald incluye, al menos en teoría, estudios de
tipo ecológico, sociológico, geográfico, etc. Su modelo se puede resumir en
5 puntos:
1. El primitivo Israel era una formación ecléctica de cananeos
marginados y aventureros, pastores trashumantes, campesinos y pastores
nómadas, probablemente campesinos itinerantes y sacerdotes descontentos.
Estos aventureros son identificados por Mendenhall y Gottwald con los
`apiru o habiru, de los que hablan las fuentes egipcias desde el 2000 a.C.:
individuos que se sienten desplazados de la sociedad y que no encuentran
protección en ella. El nombre `apiru/habiru tiene gran semejanza fonética
con el término hebreo.
2. Israel surgió de una ruptura fundamental dentro de la sociedad cananea, no de una
invasión o inmigración desde el exterior. Para Mendenhal y Gottwald el
conflicto fundamental no se da entre pastores nómadas o seminómadas por
un lado y agricultores sedentarios por otro, sino más bien entre el campo y la
ciudad, ya que ésta oprimía a los campesinos. No se produjo ni una
conquista ni un asentamiento pacífico, sino un proceso de alejamiento, no
físico y geográfico, sino político y subjetivo, de amplios grupos de población
con respecto a los regímenes políticos existentes, en resumen, una revolución
campesina contra la red de ciudades-estado cananeas y su injusta estructura
socio-política.
3. La estructura social de Israel fue un proceso deliberado y consciente de
"retribalización". El primitivo Israel no se entiende como el resultado de un
proceso desde una sociedad primitiva a una sociedad civilizada, sino más
bien como el resultado de la ruptura de una parte de la población cananea
con las estructuras clasistas que la oprimían y el establecimiento de una
sociedad nueva con unas estructuras sociales igualitarias.
4. La religión de Yahvé fue un instrumento capital para cimentar y justificar todo el
sistema social nuevo, marcado por un ideal igualitario frente al precedente
sistema feudal de los señores cananeos. Según Mendenhall-Gottwald, lo que
hizo cristalizar este movimiento revolucionario fue la llegada de un grupo de
cautivos procedentes de Egipto, unidos por la misma fe en un nuevo dios,
Yahvé, que los había liberado del poder del faráon y con el que habían
establecido una alianza.
5. La sociología de la religión de Israel explica y justifica los rasgos distintivos de la
religión israelita. En esta nueva religión, la posesión de la tierra, la guía
militar, la "gloria", el derecho a mandar, todo ello se niega a los seres
humanos y se atribuye sólo a Dios.
La obra de Gottwald tuvo una difusión enorme en los años '70 y '80. Las revistas científicas
de esos años recogen multitud de recensiones y críticas a favor y en contra esta hipótesis. El
voluminoso libro de Gottwald, de 1000 páginas, se traduce al portugués-brasileño en
1986[6] y se lee en las comunidades de base de Brasil. Los sistematizadores de la teología
de la liberación de esos años utilizan ampliamente sus conclusiones[7]. Gran parte del éxito
de Gottwald se debe a la época en que publicó su libro.
Sin embargo, su modelo ha encontrado más detractores que seguidores. José Luis Sicre[8]
ve 3 objeciones principales:
1) Las condiciones de las colinas centrales sí son aptas para mantener una población
nómada de pastoreo menor, como se ha observado entre la población árabe
del lugar hasta casi el siglo XX.
2) La agricultura de irrigación no se introduce hasta casi nuestros días. Las terrazas
no son un elemento típico del Hierro I (ya empiezan en el Bronce Reciente),
ni aparecen tampoco en las zonas de asentamiento más antiguas (zona más
cercana al desierto)
3) No se observa un bajón demográfico en los tel cananeos en esta época que
pudiera ser interpretado como un abandono o una revuelta de parte de la
población.
4) La cultura material de la población de la colina central es muy distinta de la
encontrada entre la población cananea, sobre todo en la cerámica y la
arquitectura.
Con todo, Gottwald tiene razón al considerar que el pastoralismo nómada de esta región ha
sido mal interpretado. En aquel tiempo, este modo de existencia tenía una importancia
secundaria, y era un ramal de la vida rural, y no el estilo de vida de una población originaria
del desierto. Antes de la domesticación del camello (siglo XI) no se encuentra una población
significativa en los desiertos de Oriente medio, y por tanto, no se puede buscar el origen de
los nuevos pobladores en esas regiones.
Queda pendiente la cuestión del origen de los israelitas. No pueden venir del
este, del desierto, como era la opinión de ALT y ALBRIGHT, por las razones expuestas
por GOTTWALD: el desierto sólo es habitado permanentemente tras la domesticación
del camello en el siglo XI. Por tanto hay que pensar en la población pastoril que habita
por temporadas en la colina central, y que entra en contacto con la población urbana.
[1] I. FINKELSTEIN, The Archaeology of the Israelite Settlement (Jerusalem 1988) 352.
[3] A. ALT, Die Landnahme der Israeliten in Palästina (Leipzig 1925) = Kleine Schriften I, 89-125; traducido al inglés The Settlement of the Israelites in
Palestine, en A. ALT, Essays on Old Testament History and Religion (New York 1968) 173-221.
[6] As tribos de Yahweh. Uma sociologia da religão de Israel liberto. 1250-1050 (Paulinas; São Paulo 1986).
[7] J. PIXLEY, "Opción por los pobres y Dios de los pobres", en J.M VIGIL, La opción por los pobres (Presencia Teologica 64; Salamanca 1991) 19-31;
del mismo autor "Pueblo de Dios en la tradición bíblica, Conc 196 (1984); Historia sagrada, historia popular, (DEI; San José de Costa Rica 1989) 15-22.
[8] "Los orígenes de Israel. Cinco respuestas a un enigma histórico", EstBib 46 (1988) 441.
La estela Mernefta
Se discute sobre el significado del término "Israel" en la estela Mernefta, en cuya estrofa principal se lee:
Todo el que era nómada ha sido sometido por el rey ... Mernefta"
Las investigaciones más recientes lo sitúan en 1207 a.C. (en lugar de 1220 a.C, que era la fecha anteriormente
admitida). Este texto es el primer testimonio aparecido hasta la fecha que mencione el nombre "Israel". Pero el
alcance de este término está bastante discutido. Lo resume así Philip Davies:
El texto data de finales del siglo XIII a.C. No hay duda de que la localización del Israel de Mernefta se sitúa en algún lugar de
Palestina; la disputa sobre el texto versa sobre si el nombre se refiere a una tierra o a un pueblo. Asquelón, Guézer y Yenoam
aparecen marcados con un determinativo que los identifica como ciudades-estado, mientras que Israel está marcado con uno
que significa personas o que no viven en ciudades o trashumantes. El determinativo es algo ambiguo y podría usarse para un
área en la que no hubiera ciudades-estado. También depende si la palabra "semilla" signfica "descendencia humana" o "cose-
cha" (aunque quizás la primera acepción es la más segura).
Es posible que el Israel de la inscripción sea el nombre de una población que vivía, probablemente, en las zonas altas de
Palestina [...]
[...] ¿Qué se supone que hay detrás del uso o no uso del término "Israel" para la población a la que se refiere Mernefta? ¿Se
trata de si esta población se llamaba a sí misma también "Israel"? ¿O si están en la línea de convertirse con el tiempo en un
estado que lleva el nombre de "Israel"? ¿O es suficiente con que estén ocupando un lugar geográfico que más tarde ocupará el
"Israel" bíblico?
[...] Las poblaciones cambian mucho en el medio Oriente antiguo, y las etiquetas se deben usar con mucha precaución.
[...] En el caso de este primitivo Israel de la estela Mernefta tales consideraciones son importantes. Ya que la siguiente
atestación de un Israel en la región es una inscripción de Salmanaser III (c. 853) que se refiere a Ajab de šir-il-la-a-a (con el
denominativo de tierra [mat]) (La inscripción de Mesha, rey de Moab, le sigue poco después, c. 840). Entre estas referencias y
Mernefta pasan sobre 350 años, ¡un período más largo que el tiempo que tienen de vida los Estados Unidos de América! Durante
este tiempo, ¿qué tipo de continuidad podemos suponer, que nos permita hablar, desde una perspectiva histórica, del "Israel"
cuya definición obtenemos de la literatura bíblica? En términos de población, muy poco.
El primer obstáculo con que se encuentra el investigador es identificar un asentamiento del Hierro I como
israelita. En el siglo XII a.C. existen otras entidades étnicas en Palestina: los cananeos, los filisteos, otros Pueblos del
Mar, los amalecitas (al sur), etc. Un israelita durante el Hierro I será cualquiera cuyos descendientes se describieron
a sí mismos como israelitas. Después de varias aclaraciones, concluye que usará el término "israelita" en su obra
como terminus technicus para "la población de la colina central en un proceso de sedentarización" en la época del
Hierro I.
2. Tamaño de los yacimientos: Son relativamente pequeños. Los mayores, que se encuentran en Manasés, llegan a 4
u 8 Ha, mientras otros van de 0,8 Ha a 2 Ha, e incluso menos. En la bajada occidental de Efraim, cerca de
Afek, el área construida se extiende desde unas pocas casas hasta 0,4 ó 0,6 Ha. .
4. Cerámica: aparece una cerámica tosca y simple, con un repertorio de modelos muy limitado: la mayoría de las
vasijas son las típicas "jarras de cuello redondo" (el "fósil israelita típico", como decía ALBRIGHT) y ollas.
2. Siglo XI
La población en la espina de la colina central se incrementa. Se necesita espacio vital para poder crecer. Los filisteos
y otros elementos al norte cierran la expansión por la Sefela y el Sarón norte. Así,
a) Se intensifica la población en diversas áreas del norte de las colinas centrales, Judá y la Baja Galilea.
- La falda occidental de la colina central (haciendo frente a las dificultades ambientales);
Según Finkelstein, el establecimiento en esas zonas fronterizas obligó a unos cambios de orden socio-político que
llevaron al establecimiento de la monarquía.
- Albright pensaba en 1925 que la población israelita al comienzo de la monarquía era de 750.000. En 1950 pensaba
que durante la monarquía unida pasó de 400.000 a 800.000. Una generación o dos después de
Moisés, la población israelita sería de 250.000.
- Avi Yonah, en 1972, basándose en cifras de población de la época bizantina, calculaba la población en la época de la
monarquía en 1.300.000, y no menos de 1 millón en la época de la conquista.
Los cálculos de Finkelstein en sólidos datos arqueológicos. El dato principal es la superficie de los asentamientos
israelitas. La superficie se multiplica por un coeficiente de población. En 1945 la población árabe de la colina central
arrojaba una proporción de 200 habitantes por hectárea de terreno urbanizado; este dato puede resultar útil para
nuestro cálculo. La posible existencia de grupos nómadas no modifica extraordinariamente el cálculo total, puesto
que al final del período otomano, en el que la proporción de beduínos era alta, no pasaban del 15% de la población
total.
REGION DATOS PERIODO DEL HIE- LUGARES POBLACION ES- FACTOR
RRO I CONOCIDOS TIMADA CORRECTOR
P E A R
Valle Berseba X X 2-3 150-200 2
Sarón X X ± 10 1.250 2
Los cálculos de Finkelstein arrojan por tanto una cifra de 40.650 habitantes sedentarios al final de la época de
asentamiento y principios de la monarquía. Aplicando los coeficientes de corrección, la cifra podría subir hasta
55.000. Debemos tener en cuenta que en este cálculo se ha incluido la Sefela norte y el Sarón, de dudosa población
"israelita".
Por otro lado, teniendo en cuenta que los asentamientos eran mucho más pequeños al inicio del período del
Asentamiento, y que muchos de ellos todavía no existían, la población total al principio del asentamiento se estima
en 21.000.
1. Antes de que el camello fuera domesticado como animal de carga (finales del II milenio a.C.), era imposible que
grupos de una magnitud importante hubieran podido vivir en los desiertos del Oriente medio.
2. Los nómadas/pastoralistas (que guardaban rebaño menor, y no camellos) y los habitantes sedentarios son dos
caras de una misma sociedad. Los dos grupos viven en proximidad y establecen relaciones mutuas
económicas y sociales estables.
Para resolver la cuestión del origen, Finkelstein recurre al estudio de la cultura material y los esquemas de
población. Los pobladores del Hierro I elaboran una cultura material bastante distinta de los pobladores de las
ciudades cananeas del Bronce Reciente y su esquema de población es más propio de poblaciones pastoriles. Por
tanto, su origen no puede estar en las ciudades cananeas de ese período.
La arqueología ha observado un descenso de población urbana en el Bronce Medio (siglo XVI a.C.), debido a factores
no bien conocidos (presión demográfica, finalización de recursos naturales, confiscación de tierras, impuestos altos,
inseguridad). Procesos similares se han dado en la población árabe de Palestina en los siglos XVIII y XIX de nuestra
era. Posiblemente una parte de la población urbana del Bronce Medio adoptó una forma de vida nómada y pastoril.
En el Hierro I (finales del siglo XIII), con el cambio en las condiciones socio-económicas, esas poblaciones comienzan
a sedentarizarse, a partir de la colina central. Esas condiciones pudieron ser las dificultades de sobrevivir sólo con el
pastoreo, y la ruptura de la organización socio política de los habitantes sedentarios próximos a la zona donde vivían
los nómadas.
I. FINKELSTEIN, "The Archaeology of the United Monarchy: an Alternative View", Levant 28 (1996) 177-187.
La investigación anterior nos dejaba en el inicio mismo de la monarquía. Finkelstein
publica en 1996 un interesante artículo sobre la arqueología de la época de la monarquía
unida. En la historia de la investigación de este período los arqueólogos se habían esforzado
por identificar restos de construcciones salomónicas en los que se suponen que son las
ciudades administrativas.
o Yigael Yadín, que en los años '50 las data en época salomónica (siglo X), puesto
que según él corresponden a lo reconstrucción de dichas ciudades por Salomón,
según viene narrado en 1 Re 9,15. Ésta es la "cronología alta".
El problema es que la "cronología baja" de Finkelstein arrastra tras de sí los datos sobre el
asentamiento israelita. La situación descrita en el Tema 3 no sólo se refiere a los siglos XII y
XI, sino que se extiende también al siglo X, la época de la monarquía unida.
En cuanto a la estimación de población para el siglo X, Finkelstein da 44.000 para la colina central,
32.000 para Filistea, y 2.200 para las colinas de Judá (donde la superficie urbanizada cubría sólo 11
Ha.). La densidad de población era 6 veces mayor en el norte (colina central) que en el sur (Judá).
2. Una carta de Arad habla del "rey de Jerusalén" como si éste no tuviera
jurisdicción sobre Arad.
Con anterioridad al siglo VII Jerusalén parece mantener una competencia con Hebrón, la
Sefela y el norte del Negueb por el control del comercio de la producción de madera,
ganado y otros productos de las zonas altas.
3. David, el rey
Los estudios de crítica literaria habían señalado desde hace tiempo el carácter
eminentemente narrativo de los relatos sobre David: la "historia de la subida de David
al trono" (1 Sam 16 - 2 Sam 4), y la "historia de la sucesión" (2 Sam 9-20; 1 Re 1-2).
Por otra parte, fuera de la Biblia la arqueología no ha encontrado ninguna construcción
ni evidencia histórica de David. Tradicionalmente se ha argumentado diciendo que David
conquistó un imperio, y no levantó ningún edificio, por lo que no es extraño que la
arqueología no haya encontrado ningún indicio de David. Pero esta respuesta tradicional se
ha quedado sin fuerza probativa tras las últimas investigaciones presentadas anteriormente.
El asunto que ha reabierto el debate en torno a David es la lectura que hacen Biran y Emile
Puech (éste último un epigrafista de l'Ecole Biblique de Jerusalén) de las líneas 8 y 9 de la
estela:
En la línea 9, la secuencia bytdwd es leída como "Casa de David", e interpretada como una
referencia a la dinastía davídica, y al reino de Judá. Así como Israel es conocido en textos
asirios como "casa de Omrí", o el reino de Damasco como "Bit Gusi" o "Bit Adini". El
descubrimiento fue seguido de una gran euforia en ciertos ambientes bíblicos, porque
parecía echar por la borda dos décadas de escepticismo hacia la existencia de David por
parte de historiadores considerados "hipercríticos" o "minimalistas".
Pero la euforia no duró mucho. En 1994 Niels Peter Lemche y Thomas L Thompson
publican un artículo conjunto en la revista Journal for the Studies of the Old Testament
titulado significativamente: "¿Ha matado Biran a David?"[2]. En su artículo recogen
opiniones de otros epigrafistas. Reconocen que en muchos textos antiguos Israel es
conocido como "casa de Omrí", o el reino de Damasco como "Bit Gusi" o "Bit Adini". Pero
en todos estos casos, los dos términos se escriben separadamente, mientras que en la
inscripción de Tel Dan bytdwd se escribe como una sola palabra, sin el punto separador.
Por ello, es necesario buscar mejor en otra dirección. La expresión bytdwd tiene
similitudes con otras como Betel, que es un lugar. Por tanto, bytdwd no parece ser un
reino, una dinastía, sino más bien un lugar cerca de Dan. En opinión de Lemche y
Thompson, este lugar es un lugar sagrado, situado en Dan o en sus proximidades,
que no es la "casa de David", sino la "casa de Dod".
¿Qué quiere decir "Dod"? En las lenguas semíticas la palabra "dod" significa
"amado". El asunto se remonta a una discusión ya vieja sobre la existencia de una
divinidad llamada Dod en la antigua Palestina. Lemche y Thompson son partidarios
de considerar "dod" no como el nombre propio de una divinidad, sino más bien
como un adjetivo epíteto de la divinidad, "el amado". Pocos dioses en Palestina
llevan nombres personales. Se definían por sus funciones: Baal ("señor"), Asera
("arbol sagrado"), El ("dios"), Dagán ("trigo"). Sólo Yahveh tenía un nombre
propio, aunque a veces se le llama por su función Adonai (el Señor) o Elohim
(Dios). Lemche y Thompson creen que Dod es un epíteto de Yahweh como "el
Amado", y bytdwd es la "Casa de Yahweh", o sea, su Templo.
[1] A. BIRAN - J. NAVEH, "An Aramaic Stele Fragment from Tel Dan", IEJ 43 (1993) 81-98.
[2] N.P. LEMCHE - Th.L. THOMPSON, "Did Biran Kill David? The Bible in the Light of Archaeology", JSOT 64 (1994) 3-22.
De esta forma el territorio del norte se separa de Judá y constituye el reino de Israel. Los
secesionistas echan mano de Jeroboam, antiguo jefe de cuadrilla de la casa de José, que
había huido de Salomón y refugiándose en Egipto, y lo proclaman rey. Roboam queda
como rey de Judá sobre Judá y Benjamín.
3. Los primeros años del reino de Israel
Es un período caótico, caracterizado por la inestabilidad y por las guerras
fronterizas entre Israel y Judá. Durante los primeros años de Jeroboam Israel
sufre las incursiones del faraón Sheshonq.
4. La dinastía de Omrí
Omrí
1.
2.
3.
4.
Elá muere asesinado en 885. Le sucede el militar Omrí. A pesar de la poca relevancia que le presta el relato
bíblico, 50 años después de su muerte la “casa de Omrí” será recordada en los anales del rey de Asiria.
De su reinado destacamos:
2. Para equilibrar la alianza establecida por el rey de Judá con los arameos de Damasco, se alía con los
fenicios de Tiro; fruto de esta alianza será el matrimonio entre su hijo Ajab con Jezabel, hija del rey
de Tiro.
3. Amplia su territorio a costa de los filisteos (Gibaton) y de los moabitas. Sus conquistas en territorio
moabita han sido corroboradas por el hallazgo de la estela de Mesa.
La estela de Mesa. En 1868 se descubrió casualmente en Jordania una estela de basalto
negro que, anque semidestruida por los beduinos que la habían encontrado (los cuales
pensaban que contenía en su interior un tesoro), fue reconstruida y descifrada. La
inscripción consta de 34 líneas escritas en dialecto moabita, y se remonta a los años 842-
840 a.C., y se atribuye a Mesa, rey de Moab, que aparece en 2 Re 3,4.
Ajab
Debe combatir el creciente poder asirio.
Su matrimonio con Jezabel, princesa fenicia, ocasiona una introducción del culto a Baal en Samaría. 2
Re 18,19 habla de “cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel”. Se
organiza una persecución contra los profetas de Yahveh, relatada en el ciclo de Elías (1 Re 17- 2 Re 2).
Elías cita a todo Israel en el Carmelo, según relata el famoso pasaje de 1 Re 18, y lo obliga a tomar una
decisión: o Yahveh o Baal.
Realiza grandes obras hidráulicas, como los sistemas de conducción de aguas de Meguido y Hatzor. En
Samaría se han desenterrado los restos de su palacio, y unas preciosas incrustaciones en marfil, lo que da
una idea del nivel de vida de ciertas clases dirigentes.
La rebelión de Jehú
Un sangriento golpe de estado pone fin a la dinastía de Omrí. Con el apoyo de círculos proféticos -
Eliseo?-, un alto oficial del ejército, Jehú, da un golpe de estado y extermina a toda la familia de Ajab,
empezando por Jezabel, y llegando incluso a su sobrino, el restaura por la fuerza el culto de Yahveh, y
ordena asesinar a todos los profetas de Baal. Esta sublevación forma parte de un movimiento más amplio
de desestabilización que sacude a la región entera, pues al mismo tiempo un tal Hazael se hace con el poder
en Damasco.
Pero el reinado de Jehú es el comienzo de un nuevo declive a manos de los asirios. El obelisco negro de
Salamanasar III de Asiria recuerda el tributo pagado por “Jehú, hijo de Omrí” al rey asirio (Jehú no es hijo
de Omrí, pero este texto es un testimonio más de la fama de su dinastía en el ámbito internacional).
A pesar del poco espacio que le concede 2 Re, el reinado de Jeroboam II es importante porque en él se
ubican los profetas Amós y Oseas.
La situación política, social y religiosa de este tiempo, denunciada por los profetas, es la siguiente:
2. Corrupción social: los ricos aprovechan las fianzas para aumentar sus riquezas y
dominios. falsean pesos y medidas, recurren a trampas legales y sobornan a los jueces.
3. Corrupción religiosa. Los grandes santuarios están llenos de actividad. Pero la religión no
se conserva en su pureza. Muchos santuarios eran abiertamente paganos y fomentan cultos
de fertilidad y la prostitución sagrada. Otros santuarios yavistas cumplen una misión
negativa: pretenden calmar a la divinidad con ritos y sacrificios que garantizan la
tranquilidad de conciencia y el bienestar del país.
Tras la muerte de Jeroboam II, el reino se hunde muy pronto en la anarquía: dos reyes son asesinados uno
tras otro: Zacarías y Salún. El declive de Israel se debe también a la subida al trono de Asiria de Tiglat
Pileser III en 745.
6. La guerra siro-efraimita
Pécaj, rey de Israel (735-732) organiza una gran coalición antiasiria junto con Rasín, rey de Siria. En la
coalición participan también Gaza, Asquelón y Tiro. Presionan a Yotán de Judá para entrar en la coalición,
pero éste se niega. A su muerte, Pécaj y Rasín planean asaltar Jerusalén, derrocar a su rey, Acaz, y
colocar en su lugar otro rey favorable a la coalición en contra de Asiria. Sus maquinaciones están recogidas
en Is 7,6: "Subamos contra Judá, sitiémosla, abramos brecha en ella y nombremos en ella rey al hijo de
Tabeel". Es la mal llamada “guerra siro-efraimita”, porque no se trata de una guerra entre Siria y Efraim
(=Israel), sino de la alianza entre Siria y Efraim (=Israel) contra Judá.
La guerra constituye el fondo histórico de los capítulos 7-8 de Isaías, en los que se encuentra el famoso
oráculo del nacimiento del Emmanuel. En este pasaje Isaías anima a la confianza en Dios, y asegura la
permanencia de Jerusalén: Acaz, presa del pánico, cogido entre la amenaza de Israel y Siria, y la presión de
Asiria, decide someterse a ésta última, en contra del parecer de Isaías, y firma con Tiglat Pileser el
sometimiento un tributo.
Como resultado, Judá se libra de caer, pero Tiglat Pileser se decide a atacar a Gaza, y más tarde a
Damasco y Samaría, donde hay un golpe de estado, y el nuevo rey Oseas firma la paz, a cambio de
vasallaje.
7. La caída de Samaría
l rey Oseas, por motivos desconocidos, se rebela contra Salmanasar V, rey de Asiria, buscando una
imposible alianza con Egipto. Asiria responde con más dureza y bajo Sargón II Samaría es tomada en
722, tras dos años de asedio.
Gran parte de la población es deportada a Asiria, en una operación que hoy llamaríamos de “limpieza
étnica”. Hatzor es destruido totalmente, y desaparece como ciudad. Se establecen tres distritos: Dor,
Meguido y Galaad.
El norte se convierte en provincia asiria, con nuevos habitantes, no israelitas, y nuevas costumbres y
usos religiosos, sentando las bases de la futura separación entre judíos y samaritanos. Pero otra parte de la
población huye a Judá, adonde traen muchas tradiciones religiosas del norte que serán asimiladas por el
sur. Una parte de estos exiliados se instala en Jerusalén, que en esa época crece hacia el oeste, mientras se
prepara a resistir el ataque asirio. Será la época de Ezequías de Judá.
1. De Roboam a Ezequías
Con Josafat (870 - 846) empieza una nueva etapa de entendimiento con el
reino del norte.
"Y así fue la cuestión del túnel: Mientras los obreros
golpeaban sus hachas, cada hombre hacia su
compañero, y mientras quedaban todavía tres codos
por excavar, se oyó la voz de un hombre llamando a
su compañero, ya que había una fisura en la roca en
la derecha y en la izquierda. Y en ese mismo día se
abrió el túnel, los obreros golpearon la roca, cada
hombre en dirección a su compañero, hacha contra
hacha. Y en agua brotó desde la fuente hasta la
alberca mil doscientos codos. Y la altura de la roca
sobre la cabeza de los obreros era de cien codos".
Nabucodonosor, el rey de Babilonia, intenta imponerse en Palestina, pero la oposición egipcia impiden una
victoria rápida. En 598 se produce el primer asedio a Jerusalén. La opinión está dividida: el rey y sus
consejeros son partidarios de la alianza con Egipto y el enfrentamiento con Nabucodonosor, mientras que
una minoría, capitaneada por Jeremías, son partidarios de la rendición.
Primera deportación: Nabucodonosor cerca Jerusalén en 598/597. Hace prisionero al rey Joaquín, e
impone en su lugar a Sedecías. Se lleva a Babilonia todos los tesoros que encuentra, y las "fuerzas vivas"
del país: artesanos, políticos y sacerdotes.
Segunda deportación: Sedecías conspira contra Babilonia, con apoyo egipcio. En 588 Nabucodonosor
pone cerco otra vez a Jerusalén. En 587/586 Nabucodonosor entra en Jerusalén. El Templo es incendiado y
las murallas derruidas. Los hijos del rey son degollados y al mismo rey le sacan los ojos y lo trasladan a
Babilonia. Una parte de la población va al "exilio", mientras que en Judá queda "el pueblo de país", que
vive en las zonas rurales y en una Jerusalén en ruinas. Al frente de la nueva provincia queda Godolías como
gobernador.
1. Exiliados y repatriados
Nabucodonosor exilia a Babilonia a los “artesanos, herreros y cerrajeros”, y a las clases
sacerdotal y noble. Se trata de un grupo heterogéneo, a quien posiblemente dan cohesión
los levitas, presentes en todos los estratos sociales.
Los exiliados coinciden en un punto: tenían conciencia de ser los verdaderos
representantes, no sólo de Judá, sino de “Israel”, y se sintieron como un grupo superior y
selecto frente a los no deportados.
Las tradiciones hebreas siguen una evolución en el exilio, lejos de las influencias de la
religión popular judaíta, y reciben una impronta intelectual más fuerte. Surge así una
religiosidad más elitista, con tendencia a:
o la profundización teórica
o la clasificación de las tradiciones
o la escritura de textos.
2. Judá durante el exilio
En 538, edicto de Ciro: (2 Cro 36,22-23; Esd 1,2-11; también en Flavio Josefo): orden
de restauración del templo de Jerusalén y permiso de repatriación.
La aplicación del edicto choca con problemas de competencia entre:
o Los repatriados, que creen que el edicto les afecta a ellos principalmente
o La administración provincial existente ya en Jerusalén.
o Los intereses de la vecina Samaría.
Los repatriados reivindican una especie de autonomía personal, limitando a su propio
círculo la validez del edicto de Ciro y los derechos sobre el nuevo templo de Jerusalén.
o Para buscar su autoafirmación recurren a genealogías, que les dan la legitimidad
de pertenencia al pueblo judío.
La autoridad central intenta dirimir el asunto, y así Darío (520 a.C.) renueva el edicto
de Ciro aplicándolo a los repatriados. Nombramientos:
o Zorobabel, descendiente de David, alto comisario.
o Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote.
Se establece así un doble poder, civil-real y sacerdotal, en un descendiente de David y un
descendiente del sacerdote Sadoc.
515: se consagra el segundo templo.
4. La reforma de Esdras-Nehemías
Esdras (458 a. C.), sacerdote, es nombrado letrado, funcionario real, para la “ley del Dios del cielo”. Lleva
a cabo una reforma jurídica que en realidad es una reforma de la religión. El estamento sacerdotal del templo
busca un compromiso con la población del país, con el fin de ampliar el círculo de influencia del nuevo culto.
Este “compromiso histórico” es la Ley de Esdras. Su aceptación equivaldría a aceptar la pertenencia al pueblo
judío.
¿Cuál es el contenido de esta “ley de Esdras? Se han propuesto varias alternativas:
Nehemías (445 a. C.) lleva a cabo esta reforma, y a partir de ahora cada judío o
israelita antiguo tendrá que decidir entre incorporarse al santuario de Jerusalén o
abandonar la religión.
En el momento del retorno del exilio, se da una coincidencia de intereses entre la clase
sacerdotal de Jerusalén y el estamento superior samaritano. De hecho, las comunidades
judía y samaritana comparten el mismo Pentateuco.
Jerusalén, sin embargo, pide autonomía política y administrativa, un asunto que no es
bien visto en Samaría, que denuncia las pretensiones independentistas de Jerusalén al
gran rey persa en diversas ocasiones. Así surgen una rivalidad entre Jerusalén y Samaría,
que degenera en la escisión de las dos comunidades.
En Samaría se va desarrollando un culto paralelo al de Jerusalén, y a comienzos de la
época helenística ven logrado su sueño de tener un templo en el Garizim, que será
destruido por Juan Hircanos (128 a.C.)
Templo
EL
TEMPLO.- El centro de toda la vida religiosa y social es el Templo de Jerusalén.
Su santidad se extiende gradualmente a todas las estructuras sociales y políticas. Lo
sagrado se amplía a la Ciudad entera, y es ahora cuando Jerusalén cobra el carácter de
Ciudad Santa. Desde Jerusalén, toda la Tierra Prometida adquiere este carácter.
LA
LEY.- "De Sión saldrá la Ley / y de Jerusalén, la Palabra del Señor" (Is 2,3). Desde
el Templo, bocas sacerdotales exponen la Palabra del Señor, que es su "Torá", su
"Enseñanza", su "Ley". No estamos seguros si por "Ley-Torá" se entiende en este
momento el Pentateuco tal como lo conocemos hoy. En cualquier caso, se empieza a
acuñar la idea de la centralidad de la Torá, que tiene un doble cometido:
Esla señal de identidad judía dentro del imperio persa, y en cierto modo como su
"estatuto de autonomía".
Esla reguladora de toda la vida del ser humano, que de este modo coloca toda su
existencia, hasta los detalles más pequeños, bajo la mirada de Dios.
EL PUEBLO.- Como decíamos antes, a partir de ahora "Israel" es el nombre de una
comunidad religiosa. Ella es la heredera de las promesas que Dios hace a Abraham, y por
tanto la única comunidad que tiene derecho a poseer la Tierra. Pero no todo habitante de
la Tierra Prometida es Israel; hay unas señales de identidad, que constituyen la norma
para pertenecer a "Israel":
Una línea de antepasados que se remonta hasta Abraham; para demostrar esta
unidad de linaje, se confeccionan genealogías.
EL MONOTEÍSMO.- "Un único Templo, una única Ley, un único Pueblo... porque hay
un único Dios". Es ahora cuando la exclusividad de Yahvé como Dios único de Israel
llega a sus últimas consecuencias: "Yo soy el primero y yo soy el último, no hay dios
fuera de mí" (Is 44,6). Él no sólo es el Dios de Israel, sino también el Dios que creó el
mundo, y el "Dios del cielo", el "Señor del mundo", que domina sobre todos los reyes
de la tierra. Es el Dios soberano supremo, que no se deja manipular por el hombre, y por
tanto, que no tiene imagen.
7. La literatura del judaísmo del Segundo Templo
La necesidad de clarificar qué es Israel obliga a recrear instituciones que definen su
identidad:
o Una legislación común, que preceptúa todos los ámbitos de la vida, cuyo núcleo
es la vida litúrgica, y cuyo redactor es Moisés.
Es
una época que no nos ha dejado grandes hazañas históricas, ni casi ningún testimonio
arqueológico o epigráfico, pero que sin embargo legará un gran herencia literaria. Este
Israel, la sociedad judía del Segundo Templo, será el autor de:
o ElPentateuco, aunque nos sea imposible precisar con más exactitud cuándo se
termina de componer, y sólo podamos conjeturar alguna hipótesis sobre qué
tradiciones pueden estar detrás de su redacción, cuándo surgen y cómo se
combinan entre ellas para dar el Pentateuco actual.
A su muerte se desata la lucha por su sucesión entre sus generales, y se crean los estados
helenistas. Oriente se reparte entre dos grandes centros de poder:
o Tolomeo domina Egipto..
o Seleuco ocupa Siria
Los tolomeos de Egipto gobiernan Palestina durante el siglo III a.C. con un gran respeto por
las instituciones de la comunidad cultual de Jerusalén:
o El SUMO SACERDOTE: jefe de Judea con el consentimiento del rey de Egipto.
o El SANEDRIN, al lado del sumo sacerdote, como senado de las familias influyentes
de Jerusalén. Su creación puede ser de esta época. En los s. IV - III estaba
compuesto por sacerdotes y ancianos. En el s. I a.C. se le unen los escribas.
2. La helenización
Se llama así al proceso de asimilación de la lengua y de costumbres griegas por parte de
las naciones de oriente, como fruto de la influencia del comercio y de la convivencia con
población de origen griego. Más que colonización cultural, fue una síntesis entre la cultura
griega y las culturas antiguas.
Los filisteos y los fenicios son absorbidos por la lengua y las costumbres griegas.
Entre los hebreos la helenización se manifiesta en el aprendizaje del griego, y la
asimilación de costumbres griegas (termas, teatros, gimnasios, arte médico, técnicas de
oratoria y disuasión, historiografía). Se busca estar emparentados con los espartanos. Pero
en virtud de su Ley, los hebreos están obligados a conservar la fe, el culto, y el recuerdo
de la elección divina.
3. Los seléucidas
Entre el 200-201 a.C., el rey seléucida Antíoco III (223-187 a.C.) arrebata Palestina a los
tolomeos de Egipto. A partir de entonces Palestina se encuentra bajo el dominio de la
dinastía seléucida siria.
En un principio los hebreos apoyan a los sirios, que conceden más privilegios a los ancianos
y los escribas. Pero se promueve aún más la helenización, con el apoyo de la jerarquía de
Jerusalén.
4. Los macabeos
Judas Macabeo
Hijo de Matatías. Organiza ataques más consistentes:
o Lucha contra Lisias, mariscal de Antíoco.
o Ataca el "Acra", la fortaleza de Jerusalén, en manos de los helenistas, sin poder
conquistarla. Lisias, envuelto en disputas por el trono, accede a un acuerdo.
El 25 de Kislev de 164 a.C. consagra de nuevo el Templo, e instaura la fiesta de la
Hanukkah (Dedicación del Templo).
Restaura el sumo sacerdocio. Depone a Menelao. Pero el nuevo sumo sacerdote, Alcino,
que tiene el apoyo del rey de Siria, no es de su agrado. Se entabla la guerra entre los dos.
Judas muere en la batalla en 160 a.C.
Jonatán Macabeo
Hermano de Judas.
Consigue que lo nombren sumo sacerdote. Pero aunque tiene antecedentes sacerdotales,
no es "sadoquita" (descendiente de Sadoc, sumo sacerdote con David), por lo que es
rechazado por los "hasidim", los "piadosos", un grupo religioso de carácter nacionalista.
Es asesinado por los sirios en 143 a.C.
Simón Macabeo
Tercer hermano macabeo. Jefe militar, civil y religioso.
Expulsa a los helenistas del "Acra". Acuña moneda propia, y consigue la confirmación
hereditaria de sus cargos en 140 a.C., con lo que crea la DINASTÍA ASMONEA.
Su gobierno tiene sus luces y sus sombras.
o Por un lado, es una época de paz y bienestar, por lo que hay personas que se
preguntan si no se estarán cumpliendo las profecías mesiánicas.
o Pero por otro lado no cuenta con la aprobación de los hasidim. Es posible que sea
en esta época cuando este grupo huya al Mar Muerto, y sea el núcleo de la
comunidad de Qumrán
En 134 a.C. es asesinado por su yerno Tolomeo. Le sucede su hijo Juan Hircanos.
Salomé Alejandra (76-67 a.C.), esposa de Alejandro Janeo, se reconcilia con los
fariseos. Pero surge la lucha entre sus hijos Hircanos y Aristóbulo por el sacerdocio. Las
dos partes piden ayuda a Roma en aquel momento envuelta en la guerra civil entre Julio
César y Pompeyo.
Pompeyo se aprovecha de su condición de pacificador y árbitro, y en el 63 a.C. entra en
Judea con sus legiones y conquista Jerusalén. Cuando entra en el Templo, se asombra de
no encontrar en él ninguna imagen sagrada.
Como aliado de Hircanos aparece Antípatro, que no es judío, sino idumeo, gobernador,
nombrado por César procurador de Judea, que hace partícipes a sus hijos de la
administración:
o a Fasael le da Judea,
o y a Herodes, Galilea.
Después de César
44 a.C.: asesinato de César y nueva guerra civil. Hircanos y Antipatros se ponen de parte
de los asesinos, que son derrotados en Filipos (42 a.C).
Los PARTOS entran en oriente con ANTÍGONO (hijo de Aristóbulo II) como aliado.
o Hacen prisioneros a Fasael (que se suicida) y a Hircanos (a quien Antígono corta las
orejas para que no pueda seguir siendo sumo sacerdote).
o ANTIGONO, con el apoyo de los partos, es proclamado sumo sacerdote y rey de
los judíos (40 - 37 a.C.)
Política palaciega
Se casa con Mariamne (asmonea), para emparentar con la estirpe regia, pues él era
idumeo.
Sometido a presiones, nombra sumo sacerdote a su cuñado Aristóbulo, que es asesinado al
año siguiente por sicarios de Herodes.
Siente terribles celos por los asmoneos; ordena asesinar a su mujer Mariamne y a sus hijos
Alejandro y Aristóbulo.
Muestra crueldad contra sus enemigos.
Político étnico-religiosa
Gobierna sobre judíos y paganos.
Sabe mantener contentos a todos, sin la política favoritista de los asmoneos.
o De cara a los griegos, su corte real es de tipo helenista, construye teatros, baños,
gimnasios y templos paganos (lo cual indigna a los judíos piadosos)
o De cara a los judíos, reconstruye el Templo según la Ley, y se constituye protector
de la comunidad sinagogal en la diáspora.
Política sucesoria
Asesina a tres de sus hijos
Divide el reino entre los que le quedan:
o Arquelao: Judea, Samaría e Idumea.
o Herodes Antipas: Galilea y Perea.
o Filipos: Transjordania norte.
A su muerte se producen altercados, que son acallados por los romanos.
Agripa II
Recibe la herencia de Filipo.
Tiene derecho de visita y de control sobre el Templo. Nombra a su antojo al sumo
sacerdote.
Mantiene una relación incestuosa con su hermana, lo que le hace ganarse el descontento
de la población.
En su época hay movimientos antirromanos. Los zelotes animan la rebelión contra
Roma.
Procuradores romanos nombrados en los Hechos de los Apóstoles: Félix, Porcio Festo.
Episodios de la Guerra
1) GALILEA: Nerón envía a Vespasiano y a su hijo Tito. El ataque se dirige contra Galilea.
Flavio Josefo y su gente se refugian en Jotapata, que cae tras 47 días de
asedio. Fl. Jos. se presenta a Vespasiano, y éste le deja en su cuartel, desde
donde relato la Guerra Judía. Juan de Giscala huye con un grupo de zelotas a
Jerusalén. 67 d.C., toda Galilea está en manos romanas.
2) JERUSALEN. Juan de Giscala se atrinchera en el Templo, mientras en el resto de la
ciudad se establece Simón bar Jora. Guerra civil entre los dos. Los cristianos
huyen a Pella (Transjordania). En 69 d.C. Vespasiano es emperador, y
ordena a Tito restablecer el orden. En la Pascua del 70 d.C. Tito avanza con
4 legiones. Carga contra la ciudad por la parte norte. Los defensores son
crucificados. Los zelotas obligan a resistir. Pero los romanos tiran los 3
muros de la ciudad. Tito entra en el "sanctasanctorum" y se lleva como
trofeos el candelabro (cfr. Arco de Tito). Juan de Giscala y Simón bar Jora
son hechos prisioneros.
3) MASADA: Los romanos rodean la fortaleza. Cuando el asedio se hizo insoportable, los
judíos se quitan la vida (73-74 d.C.).
Consecuencias
Judea se separa de Siria y se convierte en provincia imperial (Provincia Iudaea), con
procurador en Cesarea. La Legio X se establece cerca de Jerusalén. Se acuñan monedas con
la inscripción "Iudaea Capta".
El movimiento fariseo se adelanta en la reconstrucción de la comunidad. La sinagoga pasa
a ser el lugar principal del culto.
Sínodo de Yamnia: se constituye un nuevo sanedrín, sin sacerdotes ni ancianos, sólo
escribas, de procedencia farisea.
El culto sinagogal sigue protegido.