IESTA. Critica del Conocimiento.

Roberto Coutiño Gómez. 16 de julio del 2023.

Instituto de Estudios Superiores “Tomás de Aquino”

Licenciatura en Filosofía.

LFDE-14 CRITICA DEL CONOCIMIENTO. Mtro. José Emmanuel Solórzano Villarreal.

Presenta: Roberto Coutiño Gómez 403422003. 3° Cuatrimestre. TAREA.
Tuxtla Gutiérrez, Chis. 16 de julio del 2023.
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FIDES ET RATIO
(SINTESIS)

INTRODUCCIÓN:

El presente trabajo pretende ser un breve comentario acerca del documento Fides et
Ratio, es promulgado por el Papa Juan Pablo II en 1998; Una de las pretensiones de este
documento, es impulsar al hombre y reencontrar la fuerza para buscar incansablemente la
verdad. Cada uno de nosotros es descendiente de su época, en la época en la que este
documento el papa elabora una crítica de la situación en donde diversas corrientes filosóficas,
tales como; pragmatismo, el cientificismo, el nihilismo y el relativismo, han permeado la
mentalidad de la sociedad de nuestros días, de esta forma este documento se presenta como
un punto de referencia para ayudar a fundamentar la fe y darle un sostén, que en algún
momento se estaba y se llega a fragmentar por las nuevas formas de pensar la fe.
Nuestra sociedad está enferma del compromiso, no quiere comprometerse con nada;
esto puede notarse a partir de algunos factores, por mencionar algunos: el aborto, la
destrucción de la institución familia, entre otros; se pretende que la ideología de una minoría
sea impuesta y aceptada por una gran mayoría, de tal manera que el compromiso por defender
la dignidad y la vida del ser humano se ha vuelto ofensivo para algunos.
El análisis serio de temas existenciales y de hecho fundamentalmente constitutivos a
la esencia de la persona, como lo son las relaciones interpersonales, las instituciones, el
sentido de la muerte y el sufrimiento, se han convertido en un tabú, debido a que el tema
exige una toma de postura, este hecho mismo, implica iniciar un camino a la búsqueda de la
verdad, camino que implica un compromiso y que, por ende, se ve amenazado y su única
defensa, a juicio personal, es la Iglesia.
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Dividiremos esta síntesis en apartados, para llegar a comprender mejor la encíclica

Fides et Ratio que en español significa, fe y razón, escrita por el Papa Juan pablo II. Así,
pues, comenzamos.

La revelación de la sabiduría de Dios

En este primer apartado, llama la atención la manera en cómo retoma algunas de las
ideas de la constitución Dei Verbum. El Papa es muy preciso al indicar que la fe es
depositaria, transmisora de un mensaje que procede de Dios mismo; primer punto de partida
de la novedad de la fe cristiana, que el mismo Dios se revela y se encarna. Para iniciar un
camino de búsqueda en la reflexión teológica se encuentra en el centro en la fe misma.
Si no tenemos como presupuesto la fe, podemos hacer teología, sí, pero no se
alcanzará a comprender el misterio. La Revelación no es algo que pueda entenderse ni cae
en una explicación científica experimental, como pretende el cientificismo moderno.
La fe no está dirigida a un absurdo, tiene como fundamento sólido la revelación
misma de Dios en Jesús, pero está fuera del alcance para un sistema basado en la
experimentación matemática; esto no quiere decir que, como tal, el discurso teológico no sea
una ciencia formal, todo lo contrario, la teología es una ciencia, entendiendo el concepto de
ciencia como el conocimiento por sus causas.
La teología, no pretende ser un discurso epistémico que tenga como finalidad el
convencer de los postulados y las verdades que propone. La teología parte del presupuesto
mismo de hacer una crítica interna para encontrar la estructura y coherencia epistémicamente
válida.
La revelación misma se inserta en el tiempo, no es una historia de la que no tengamos
una referencia; es verdad que no tenemos una evidencia material, pero se cuenta con el
testimonio de las personas que fueron testigos presenciales de quienes recibieron las
enseñanzas de Jesús y que gracias a la transmisión de esa tradición se han conservado y han
llegado hasta nuestros días.
La certeza del cristianismo se ve pues presidida por algo poco usual para la mete
humana: El Dios creador se vuelve creatura, como nosotros, por amor. Esto sólo puede ser
discernido a la luz de la fe. Nuestro entendimiento es limitado, por eso se auxilia de los signos
de la Revelación; signos que nos llevan a la búsqueda de la verdad y que están a nuestro
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alcance de comprender, por lo que no debe tener la pretensión de ser entendida, sino
asimilada y vivida.

Credo ut intellegam

«La sabiduría todo lo sabe y entiende» (Sb 9, 11)

Este apartado inicia diciendo que, es en la Sagrada Escritura en donde se puede ver,
de modo tangible, que la fe y la razón mantienen un vínculo profundo. Cabe señalar que la
Escritura está enmarcada en un contexto muy propio en donde no se tiene la pretensión de
ser una crónica de sucesos, sino un libro en donde se recopila la experiencia de fe de un
pueblo que se ve acompañado siempre por la paternidad de Dios que los conduce y le enseña
el camino.
La Escritura se convierte en un libro absurdo cuando aquél que se acerca a leer su
contenido, carece del presupuesto de la fe, pero esto no quiere decir que su contenido sea del
todo un absurdo, la Escritura mantiene una coherencia lógica y contiene enseñanzas,
verdades y experiencias que, por analogía, podemos aplicar a nuestra época y sus enseñanzas
siguen siendo más actuales.
Por supuesto que para hacer un estudio bíblico debe haber un análisis propio,
utilizando herramientas que auxilien a la razón, pero no por ello la fe debe ser extraña en el
proceso. Lo que llama la atención es que, no debe haber entre ellas una jerarquía, es decir,
que una sea mejor en comparación a la otra.
El Papa describe, como propuesta, tres reglas para poder descubrir la naturaleza
esencial de la Escritura: el conocimiento del hombre no tiene descanso, por lo tanto, no basta
con leerla una sola vez, sino que, cada que se acerque a leerla y a meditarla, encontrará un
nuevo sentido aplicable a la realidad; la segunda es no caer en el error de que, lo que ahí se
descubra, no es una verdad absoluta, puede cambiar y siempre iluminarse de manera
diferente; la tercera es caminar con la convicción que se tiene un acercamiento al
conocimiento de Dios y que, lejos de creer que a Dios se le puede entender plenamente, se
debe reconocer siempre la limitación humana y la dependencia a Él para entender lo que nos
revela y hacerlo vida.
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Intelleo ut credam

Caminando en busca de la verdad.

La búsqueda pues de las realidades trascendentes, no se da de modo a priori.

Este camino, no es semejante a la búsqueda soberbia de un trofeo, no es ver quién es

el mejor para que sea el ganador de algo, todo lo contrario, la búsqueda de la verdad se
convierte en todo un itinerario de la vida diaria, que bajo grandes convicciones luchara y que
a la vez comprometen la libertad y la felicidad de la persona. Quien está consciente de esto,
sabe que la libertad no puede encerrarse o conformarse con cosas absurdas, como nuestra
época propone, la felicidad del hombre no consiste en un cúmulo de cosas materiales, es toda
una actitud de la búsqueda de la perfección a semejanza de Cristo.
Es aquí donde la definición de fe que propone el documento, entendida como un
medio de conocimiento, es la actitud de vida que el hombre tiene.
Por ejemplo, cuando se va a un médico, no se tiene la certeza de que en realidad lo
sea, sin embargo, la Institución en donde estudió da fe de que esta persona fue alumno suyo
y testifica a través de un título que sirve a la vez de evidencia tangible de que dicha persona
está capacitada para ejercer como médico.

Es pues, que el hombre su fin último es Dios y el camino al que busca es la verdad

Relación entre razón y fe.

La relación entre razón y fe, es un medio que nos permite llegar al verdadero
encuentro con Dios. La filosofía y la teología van de la mano, ya que bajo los conocimientos
filosóficos podemos llegar a la comprensión de la teología, y de esta manera llegar al
verdadero conocimiento.

Conocimiento que cada hombre va adquiriendo en la medida de la cercanía a la

verdad. ahora bien, sabemos que la filosofía su método parte de la realidad, ver pues a través
de la realidad la revelación divina que tuvo Dios para con el hombre. La fe necesita que el
hombre llegue a comprender algunas cosas por medio de la razón, ya que ni todo puede ser
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comprendido por medio de la fe ya que se caería en un fideísmo, y es ahí donde

distorsionaríamos la realidad, por ello la gran importancia de la unión razón y fe.

Intervenciones del Magisterio en cuestiones Filosóficas

La relación que hay entre la filosofía y la teología y el papel del Magisterio de la

Iglesia, debe entablar un diálogo desde una perspectiva integradora; es decir, aquí se
reflexiona de qué manera una concepción filosófica, afecta a la reflexión teológica y el papel
que tiene el Magisterio como una institución normativa. Hablemos pues en que toda
concepción filosófica de vida, tiene por consecuencia una praxis que, en algunas ocasiones,
hay personas que se dejan llevar por propuestas novedosas, no distinguen las implicaciones
y viven de manera incoherente a su fe.
En tiempos pasados, existía una reglamentación de los libros que la Iglesia concebía
como “autorizados” por parte del Magisterio de Iglesia, porque era deber de la Iglesia, evitar
los posibles errores que alejaran a los hombres de la verdad y tuviera por consecuencia la
mala concepción de la fe.
El pensamiento como ejercicio natural de la persona, no se contrapone con la verdad
revelada por Cristo; a esto considero prudente mencionar que dicha actitud de censurar
autores, por parte de la Iglesia, lejos de evitar el error, llevó a una actitud de represión, de tal
manera que aún nuestros días, en algunas personas existe el temor al pensar que si se investiga
o si se tienen dudas de fe, por no tener claras las verdades que predica la Iglesia, están
cometiendo un pecado.
Es verdad que dependiendo de la manera de pensar de una persona, así será su actuar,
es decir, que en la manera en cómo se explique a sí mismo la idea o las nociones que se tienen
de Dios, así será la manera en cómo, cada persona se desarrollará en la sociedad, de tal
manera que si tiene la visión de un Dios “castigador”, será una persona reprimida; y quien
piense que Dios es un Dios permisivo, puede caer en el error de vivir de manera relativa y
hasta hedonista, de tal manera que puede perderse de la comunión con Dios.
¿Por qué es tan importante la opinión de la Iglesia, en lo que se refiere a algunos temas
en concreto? Porque en la pertenencia a la comunidad, se puede tener la certeza de estar en
la verdad de la fe, es por eso que el Magisterio, no tiene por finalidad condenar o aprobar
ideas, sino su labor está en explica a los fieles las razones del por qué cierta doctrina no es la
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correcta, pues el Magisterio está al servicio de la verdadera interpretación de la revelación y

la salvaguarda de la fe.
En nuestros días, es fácil dejarse llevar por las propuestas que algunos estudiosos de
la Teología hacen, a partir de las investigaciones que han hecho de algún tema de la fe, pero
cabe señalar, que mientras la Iglesia como institución, es la que custodia la integridad de los
contenidos de la fe; por lo que hay que formar el criterio de nuestros fieles en distinguir, las
propuestas de los teólogos, y lo que dice la enseñanza de la Iglesia.

Integración entre teología y filosofía

Las verdades de la Revelación, no es un tema de lavado de cerebro, tampoco es una

cuestión que sólo sea asimilable para las personas que se consideran ignorantes; el Papa es
muy claro al explicar que el lenguaje de la Revelación se lleva a cabo en un esquema
accesible al pensamiento humano, de tal manera que, para vivir en coherencia con la
propuesta de la Iglesia cristiana, no es necesario ser un gran erudito, basta con saber explicar-
se las verdades de la revelación en un lenguaje sencillo.
La teología hace uso de la lógica humana para hacer accesible a todos, la explicación
de la fe; es necesario pues enfatizar que el discurso teológico, no tiene por finalidad hacer
proselitismo ni “engañar” al intelecto humano; a juicio personal, la función de la teología
consiste en demostrar que aquello que consideramos como fundamento de nuestra fe, no cae
en el absurdo al momento de pensarlo, todo lo contrario, da razones, explicaciones, de manera
que no sólo las aprenda, sino que también se entienda; las implicaciones de las verdades
conocidas deben tener una repercusión en la vida cotidiana de la persona, de tal manera que
se pueda llegar a vivir una espiritualidad cotidiana, en el entendido de que la opción de vida,
no se limita a decir “yo soy cristiano”; la grandeza de la fe cristiana consiste en una respuesta
libre y consciente de la persona, es decir, que una vez que ha conocido y comprendido los
contenidos de nuestra fe, le cuesta menos discernir a la luz de la Palabra de Dios, la manera
en cómo debe proceder ante las circunstancias de la vida, porque tiene la esperanza puesta
en Cristo que es la plenitud de todo cuanto existe.
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Exigencias y cometidos actuales

Una de las que las Sagradas Escrituras nos permite hoy en día es ver cuál es el fin
último del hombre, ya que, en la actualidad, en esta posmodernidad se ha distorsionado el fin
del hombre. Y es ahí de donde depende también su obrar en el mundo, el día a día con sus
acciones, como rige explícitamente su vida.

La filosofía nos permite abrir un panorama más amplio, donde el hombre tiene que
generarse interrogantes para llegar a la verdad, el hombre por su propia naturaleza busca la
verdad, la filosofía nos enseña cómo ir relacionando y comprendiendo los misterios de Dios.

Recordemos que el método filosófico es que todo tiene que partir de la realidad, es
ahí que la filosofía en algunas explicaciones teológicas da sus aportaciones para que todo sea
con mucha objetividad y no resulte una subjetividad.

Hay un peligro también el separar fe y razón y como ya se ha mencionado antes,

pueden surgir ciertas corrientes filosóficas que lleguen a distorsionar la realidad, el hombre
puede perderse y pensar que el mismo puede encontrar su propia verdad, su propia salvación.
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CONCLUSION:

El documento Fides et Ratio, sigue dando luces al trabajo, tanto de los teólogos como
a los filósofos, sobre todo a quienes elaboran una filosofía cristiana, que busca justificar las
verdades universales y los principios trascendentales que, bajo un realismo filosófico, ayudan
a la persona a vivir de manera integral y ayude a la razón a abrirse paso en el entendimiento
de la fe.
Considero, que para quienes iniciamos este camino formativo marca las pautas de
saber que la fe, como dice el Papa Francisco, es un camino de preguntas, no de respuestas;
preguntas que sólo serán respondidas en la adhesión del teólogo, a la tradición recibida, y a
saber que la misión no está en innovar tratados sino desde su vida, dar razones de su fe.
Esta encíclica nos permite abrir nuevos panoramas en nuestro caminar formativo, el
saber que las ciencias filosóficas nos permiten llegar también a comprender los misterios de
Dios, nos ayuda a nosotros mismo a tener un verdadero encuentro con Dios y el ver por qué
y el para que de las cosas y de los estudios realizados dentro de la etapa formativa.
Ahora es como tener un nuevo panorama que es necesario los estudios filosóficos, es
necesario ya que, sin la ayuda de la razón, y solo basarnos en fe, podríamos llegar a caer en
un fideísmo, caer en subjetividad, el tomar todo como mi verdad y estar nublando mi
capacidad intelectual que cada hombre posee.
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CRITICA

Las filosofías del conocimiento se aprenden a ver el conjunto de saberes que en la

medida que el hombre utilice de la mejor sus capacidades podrá ir desarrollando mejores
conocimientos y así mediante la reflexión adquirirá nuevos saberes.
Así pues, en la encíclica Fides et ratio nos permite ver que la fe y la razón no están
separadas y tienen que trabajar en comunión, tanto hay riesgo solo estar con la razón dejando
un lado a la fe y viceversa. Podríamos puntualizar en decir que todo hombre es religioso, ya
que todo hombre por su naturaleza es racional, por tanto, el ser racional implica ser religioso.
Dicho esto podemos decir que hablar de la trascendencia, como el itinerario de vida
que nos propone Cristo hoy se ha vuelto, para la conciencia de las personas, un absurdo; se
considera que la fe es para gente ignorante, una mentalidad muy paupérrima; dicha
mentalidad, según se dice, puede llegar a perjudicar la libertad de la persona y amenaza
profundamente el hedonismo social y entiéndase hedonismo donde la ética no es vista como
un bien, sino el bien es visto como placer y es algo como desordenado, una búsqueda del
bien pero un bien desordenado y es contra el que la Iglesia ha luchado desde mucho tiempo.
La novedad que sigue representando este documento, es la invitación a todo fiel
creyente, de manera especial a quienes en algún momento tenemos la inquietud de ser
sacerdotes y estar al servicio de una comunidad, de muchos files, en un estilo de vida
consagrado, deba emprender un camino serio y comprometido para saber dar y defender
nuestra fe.
Es una situación que considero importantes por dos razones: la primera, que se ha
perdido es importancia de la relación fe y razón, y que se ha visto de manera subjetiva muchas
cosas y que ha invadido la mentalidad de algunos presbíteros, e incluso, el cientificismo poco
a poco, ha infestado la mentalidad de quienes no emprenden un estudio serio y
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comprometido, pues se puede decir que hay personas que se dejan llevar por las tendencias,
al no saber descubrir a Cristo como el camino, la verdad y la vida.
Se viven consecuencias desastrosas, como la pérdida del sentido del servicio y de la
fe misma, pues al no poder descubrir cómo cimentar la vida en Cristo, la fe tiende a
idealizarse y se convierte en algo fuera de la realidad, no dando a conocer a Cristo a través
del Evangelio, sino distorsionar todo.
También puedo decir otras realidades que se viven dentro de la iglesia, personas que
se dicen cristianos y están a favor del aborto, no están plenamente convencidos de lo que
enseñan, es por no tener la orientación en el camino de buscar la verdad. y de cierta manera
resalto estos puntos por el hecho que esto se está viviendo en nuestro día a día, personas que
ya no quieren pensar y quieren mejor ser guiadas por otras, personas que han perdido ese
fervor de su fe y solo buscan el placer con el afán de satisfacerse ellos mismos, personas que
en realidad han perdido el sentido de su vida, han perdido pues, su fin último, dicho fin es
Dios.

Por tanto, la fe, parafraseando al Concilio, es la respuesta del hombre a Dios que se
revela; la fe es la fuerza de cada hombre que lo lleva a descubrir que de Dios es más lo que
desconocemos que lo que podemos llegar a conocer, hasta que podamos contemplarlo. Por
tanto, considero que la teología, tiene como motivación, el responder a preguntas humanas
referentes a la realidad Divina.
La filosofía de la misma manera es la que nos permite echar andar también nuestra
razón, ejercita el pensar para hacernos interrogantes y por medio de ello buscar la verdad,
dicha verdad que nos permite también comprender algunas cosas de la teología, el gran
misterio de Dios.
Procurar, pues, las herramientas necesarias para llegar a la verdad, por eso la
importancia que tiene la filosofía como una ciencia que pretende reflexionar acerca de las
causas últimas de todas las cosas, y la teología que tiene como causa primera y última a Dios
mismo que nos ha hablado en palabras humanas, sirviéndose de la filosofía para abrir la razón
hacia lo trascendente.
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Dios en su infinita misericordia decide revelarse a los hombres para tener ese
encuentro, pero a nuestra pura razón no podríamos llegar a comprender grandes cosas, es por
ello que la fe tiene un papel importancia, recordemos que el hombre no es solo materia sino
también espíritu, y que esta sobre todo la naturaleza con la capacidad de trascender.
La fe debe ser educada, formada y forjada para no caer en un fideísmo o un
racionalismo, es por eso que a la filosofía se le ha considerado como la sierva de la teología,
pero cabe señalar que no cualquier filosofía sirve para entender la fe, ya que hay corrientes
filosóficas que lo que buscan es distorsionar esa existencia de Dios, hacer dudar de nuestra
fe y hacer que el hombre caiga en situaciones de subjetivismo, y que su fin último no sea
Dios sino él mismo.
La razón por si sola se pierde, por tanto, la revelación como misterio se vuelve la
estrella que encabeza el sendero por el que toda persona que busca la razón de su existencia
debe emprender, no con una actitud escéptica, pero si con la conciencia de saber que no todo
tiene una explicación verificable.
Grandes problemas se viven ahora en la sociedad, pareciera que no hay una unión
entre fe y razón, y que solo se están inclinando a la razón, pero cayendo en un racionalismo,
haciendo un lado l fe que es la parte sensible que toca el corazón del hombre que permite
tener ese encuentro místico con Dios, se están olvidando de que cada persona tiene un valor
excepcional en la tierra y no podemos verlos como objetos.
La revelación se da en el marco personal, pero también comunitario; esto obliga a la
persona a no caer en la tentación de todo lo puedo hacer yo y el tener las capacidades y
fuerzas humanas por hacer las cosas solo, sino que necesariamente, debe tener una actitud de
apertura de acogida de parte de la razón, primeramente, a la Palabra revelada y después a los
signos que la revelación manifiesta en la comunidad de hermanos.
Dios se manifiesta en cada persona, queremos tener un encuentro con el Señor,
busquemos a las personas que más necesitan de uno, llevemos la buena nueva a las periferias
como dice papa Francisco, salgamos de nuestra zona de confort y hagamos maravillas.
Esta dinámica es interesante, porque se cae en la cuenta de que por medio la fe, la
razón entiende que hay una realidad trascendente, que por sí misma no asimila pero que
gracias a la fe, a la razón se le concede la certeza de poder alcanzarla.
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Tan es así que Cristo, con su venida, nos ha revelado la manera en cómo alcanzar esa
trascendencia que la razón, por sí sola no comprende.

Es por ello que el volver a pensar nos apertura a una reflexión a nuevos saberes, y es
como detenernos por un instante y veamos la gravedad que habría si hacemos una división
entre fe y razón, la sola razón para llegar al conocimiento de Dios, llegarían a ser
conocimientos vacíos y un falso encuentro con el Creador.

Ahora bien, al decir conocimientos vacíos, nos estamos refiriendo a os conocimientos

acerca de la teología, no llegaríamos a tener esa sensibilidad para comprender ese grande
misterio de Dios, intentaríamos racionalizar todo, y hasta las cosas más incomprensibles
intentaríamos querer racionalizarla, pero cayendo en el peligro de perdernos en una falsa
verdad, llegando a caer como en un criticismo, poniendo en tela de juicio todo.

La fe por lo consiguiente es esa parte más sensible que nos toca el corazón para no
querer racionalizar todo, pero también puede haber detalles con el hecho de querer basarlo
todo con respecto a la fe, cayendo pues en un fideísmo, en donde dejamos a un lado la
reflexión, la razón y que para el hombre todo lo tome con fe.

Podría leerse que todo sea tomado con fe, pero hay situaciones que la razón tiene que
ayudarnos a discernir ciertas circunstancias para poder decidir, y es ahí donde entrarían
nuestras facultades, nuestra inteligencia, voluntad y libertad.

Habría un gran problema si nuestra inteligencia fuera nublada, ya que nuestra

voluntad se dejaría guiar nada más por el deseo, o en el caso si caeríamos en un fideísmo,
nos dejáramos guiar en puro sentimentalismo, es algo que en la sociedad actual estamos
viviendo, personas que solo viven del sentimiento no permitiendo al intelecto desarrollarse
como debería.

Ahora bien, a lo largo de la vida del hombre, ya sea de diferentes culturas, raza, etc.,
se han planteado algunas interrogantes como hacia donde tendrían que dirigirse, cual es el
camino correcto que deben seguir y si todo en lo que realizan está bien o está mal y es ahí
donde la razón se hecho andar, cuando el hombre verdaderamente tiene la inquietud de
conocerse a el mismo, y de cierta manera a su fin último.
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Todo hombre por naturaleza tiende al bien, y por naturaleza posee el hombre
intelecto, cosa que no todos los hombres lo utilizan, se casan de pensar y prefieren ser guiados
por personas que están distorsionadas completamente en su razón y de la fe ni se diga.

Así, pues, en la realidad podemos ver muchas personas que estando insertas en algún
servicio de la iglesia estén en desacuerdo con la filosofía, no le toman la importancia
necesario las ciencias filosóficas, y es aún más tristes que no solo los laicos, sino también las
personas consagradas que hacen un lado a la filosofía que pasaría a ser la razón.

La encíclica nos muestra también algunas corrientes filosóficas que rechazan la

metafísica, y entiéndase como metafísica a la ciencia que va más allá de lo que las ciencias
experimentales puedan hacer, llega a sus causas ultimas con el fin de encontrar la verdad, es
por ello que esas corrientes no es una filosofía apta para explicar el ámbito de la fe, ya que
mal entendería el hombre el verdadero misterio de Dios que tuvo con el hombre, comenzando
con la Encarnación y también con el misterio Pascual.

En la actualidad, en esta época la cual estamos viviendo, nos muestra un realidad la

cual consta en rechazar la gran oportunidad de conocer la verdad, el hombre actual en su
mayoría no busca a Dios, no busca llegar a la verdad, y eso que la verdad nos hará libres,
vivimos en un mundo donde las personas suelen ser manipuladas sin tener criterios propios,
y es ahí donde es momento de hacer que las personas se cuestionan, vean su fin último, se
inquieten por conocer la verdad y que no solo sea sentimientos, sino también razón.

Buscar la verdad por medio de la filosofía y teología permitirá al hombre en su ser

limitado conocer a Dios, en esa búsqueda constante de la verdad, con interrogantes que llegan
al descubrimiento de nuevos saberes a la luz de la razón es ahí donde también conoceremos
la verdad de Dios, fe y razón como complementos a una mejor apertura del hombre hacia un
encuentro de comprensión de las cosas reveladas por Dios.