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Por lo tanto, urge se efectúen modificaciones constitucionales al poder legislativo, las cuales

podrían contribuir a recuperar su prestigio en el futuro. Entre las ellas, las más importantes serian
a mi juicio, las siguientes:

1.- Restringir la inmunidad parlamentaria. Esa protección constitucional ha permitido abusos de


legisladores que rehúyen procesos judiciales con la complicidad de sus bancadas y de algunos
padres de la patria que difaman y calumnian gratuitamente a honorables ciudadanos o a sus
pares, amparándose en su inmunidad, lo que ha devenido en un privilegio impropio del siglo XXI el
cual debe revisarse en forma impostergable.

2.- La revocatoria del mandato parlamentario. En un estado constitucional de derecho, todo lo que
se crea, se puede cambiar, respetando obviamente los procedimientos y plazos establecidos. En
una democracia tampoco hay vacas sagradas y lo que el pueblo elige, el soberano lo puede
cambiar, por lo que en el primer poder del estado, solo deben estar los legisladores más eficientes,
más productivos y con comportamiento intachable. La elección popular no puede constituir un
cheque en blanco a favor de los legisladores por cinco años y mantenerlos aunque sean
improductivos e incapaces.

3.-Debería eliminarse el artículo 90 de la Constitución que señala que los candidatos a


vicepresidentes puedan ser simultáneamente candidatos a una representación en el Congreso, al
igual que en el artículo 92, el cual señala que el mandato del congresista es incompatible con el
ejercicio de cualquier otra función pública, excepto la de Ministro de Estado. No puede servirse a
dos poderes estatales a la vez. Ambos cargos son incompatibles y reñidos con la función y ética
pública. O se es congresista o es Ministro a tiempo completo, pero ambos cargos no pueden
mantenerse paralelamente, ya que un poder representa al ejecutivo, que ejecuta lo que el
gobierno prioriza, pero el otro cargo es de fiscalización por naturaleza, por lo que un
parlamentario no puede ser juez y parte en un quinquenio. Eso desprestigia a la institución
legislativa y debería modificarse.

4.- El mandato legislativo debe ser renunciable. No puede mantenerse en el parlamento a


legisladores que no tienen voluntad, ni interés de permanecer en el primer poder del estado tal
como sucedió con el Congresista Javier Valle Riestra. Así como hay libertad amparado en el
derecho de participación ciudadana para postular al Parlamento, también debería haber libertad
para renunciar al cargo por razones previamente establecidas. 5.- Debería permitirse a futuro que
postulen al Congreso representantes de organizaciones cívicas o sociales en frentes con personería
jurídica reconocida para evitar que los partidos incorporen en sus listas solo a candidatos que
ofrecen dinero para financiar campañas, postergando a legítimos representantes de sectores
sociales, productivos o profesionales. 6.- Urge asimismo, que el Congreso ejercite un control
político más severo a las normas que emite el poder ejecutivo lo que obligaría a revisar la
Constitución sobre la delegación de facultades cuando se trata de decretos legislativos o poner
parámetros más precisos cuando el ejecutivo emite decretos de urgencia. Desde el año 1994 hasta
el año 2011, los gobiernos de turno emitieron más de 1,300 decretos de urgencia y más de 1,000
decretos legislativos, abusando o interpretando erróneamente la denominación de “medidas
extraordinarias o interés nacional”. El caso emblemático fue del Baguazo cuyo trágico saldo nos
dejo 32 muertos donde el papel del Parlamento fue muy deplorable e incumplió su rol
constitucional ya que oportunamente no ejerció control político.

En el reglamento legislativo, también deberían darse algunas modificaciones urgentes:

1.- Debería publicarse obligatoriamente y en forma mensual, el reporte de asistencia de todos los
legisladores para que la ciudadanía esté informada del trabajo diario de los Congresistas y evitar
abusos y excesos de los padres de la patria.

2.- Debe limitarse el número de licencias a los legisladores ya que es vergonzoso que en ocasiones
las sesiones del pleno del Parlamento solo haya 70 u 80 legisladores de los 120 integrantes del
Congreso.

3.- El Parlamento debería consultarle al pueblo una vez al año cuales son las leyes que con
prioridad les gustaría que sean debatidas y aprobadas. Con frecuencia es la junta de portavoces la
que define la agenda legislativa anual de acuerdo a sus intereses políticos, económicos y sociales,
pero en ningún momento es consultado el pueblo. Consultarle al soberano no solo legitimaría al
Parlamento, sino que también le permitiría fomentar la participación ciudadanía y la transparencia
en sus actos.

4.- Es necesario también que todas las sesiones del pleno del Parlamento se transmitan en vivo y
en directo por el canal del estado o la emisora estatal, ya que muchos de los debates
parlamentarios para aprobar, derogar o modificar leyes o artículos constitucionales, merecen ser
conocidos por la población para saber cómo participan las bancadas políticas y nuestros
legisladores en cada tema especifico, incluida la labor de fiscalización. O el parlamento se auto
reforma o continuará con su desprestigio que esa institución debería evitar por ser un poder del
estado peruano.

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