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2. Ética
La ética se refiere a lo que es bueno y malo, correcto e incorrecto, y a las obligaciones
morales. En el pasado, muchas organizaciones no prestaban suficiente atención a la
ética, pero casos notorios de empresas como Enron y Arthur Andersen revelaron
acciones alejadas de la ética e incluso ilegales. Los líderes corporativos, motivados por
intereses personales despiadados, tomaban decisiones que no coincidían con las
expectativas de la sociedad, mientras que los consejos de administración aprobaban
sin cuestionar. La imagen de Enron se convirtió en un símbolo de vergüenza debido a
líderes que no cumplieron con los principios éticos, lo que llevó a la destrucción de la
compañía.
En la actualidad, es crucial que los directores ejecutivos sean claros al afirmar que
nunca aceptarán comportamientos éticamente cuestionables y que aseguren que las
personas comprendan las normas. Una encuesta reciente reveló que los inversionistas
están dispuestos a retirar su cuenta si descubren que una empresa está involucrada en
comportamientos poco éticos. Los líderes, como Jeff Immelt de GE, enfatizan la
importancia de la integridad y afirman que el éxito empresarial se basa en una
reputación sólida y comportamiento legal y ético. Muchas corporaciones han
implementado códigos de ética, programas de educación interna y normas de la
industria para promover la conducta ética.
Es fundamental reconocer que las leyes nuevas solo son una parte de la solución y no
abordan completamente el problema ético. La ética requiere líderes que estén
dispuestos a promoverla en toda la organización.
La ética de tipo I se refiere a la fuerza de la relación entre lo que uno cree que es
moralmente correcto y lo que indican las fuentes de lineamientos éticos. La ética de
tipo II se refiere a la relación entre lo que uno cree y cómo se comporta. Una persona
ética posee ambos tipos de ética.
4. Legislación del comportamiento ético
Aunque la ética no puede ser legislada, las leyes pueden establecer una línea de base
que distingue entre lo bueno y lo malo. Gran parte de la legislación actual en materia
ética se ha promulgado debido a fallas éticas en las empresas.
Desde la década de 1980, ha habido tres intentos de legislar la ética empresarial. El
primero fue la Ley de Integridad para la Compra de Bienes en 1988, que prohibía
revelar información sobre la selección de proveedores y licitaciones. El segundo intento
fue la Ley Federal de Lineamientos para las Organizaciones en 1992, que estableció
requisitos para programas éticos y prometió castigos más moderados para las
empresas que tenían programas éticos en funcionamiento. El tercer intento fue la Ley
de Contabilidad y Auditoría Corporativa, Responsabilidad y Transparencia (Ley
Sarbanes-Oxley) de 2002, que se enfocó en corregir los abusos contables y proteger a
los empleados denunciantes.
En resumen, aunque la ética no puede ser legislada directamente, las leyes pueden
establecer estándares y consecuencias legales para promover comportamientos éticos
en las empresas. Sin embargo, la implementación efectiva de la ética requiere más que
solo leyes; implica una cultura ética arraigada en todos los niveles de la organización
5. Código de ética
Un código de ética es un conjunto de reglas que establece cómo una organización vive
y se integra en su cultura corporativa. Al publicar estas reglas, todos dentro y fuera de
la empresa conocen las normas a las que deben adherirse los empleados. Para
asegurar el cumplimiento del código de ética, las empresas suelen designar a un
funcionario de asuntos éticos y pueden establecer comités de ética. Las asociaciones
industriales también promueven y desarrollan códigos de ética, ya que es difícil para
una sola empresa aplicar prácticas éticas si sus competidores se aprovechan de atajos
no éticos. Además, los criterios de reconocimiento de calidad como el Reconocimiento
Nacional de Calidad Baldrige ahora enfatizan la ética en el liderazgo, lo que incluye la
creación de un entorno que fomente el comportamiento legal y ético.
La RSC implica que las corporaciones vayan más allá de los intereses de los accionistas
y consideren su impacto en la sociedad, el medio ambiente y la economía. Es un
enfoque en el cual las empresas actúan de manera consciente y ética hacia la sociedad
en general.
Cada vez más compañías están elaborando informes de RSC que describen sus
prácticas ambientales, laborales y corporativas. Algunas empresas incluso han creado
puestos dedicados específicamente a la responsabilidad social corporativa, como el
director de RSC.
Estas compañías han implementado diversas iniciativas y prácticas para ser más
respetuosas con el medio ambiente, reducir residuos, promover la sostenibilidad y
apoyar a las comunidades. Estos esfuerzos incluyen la reducción de desperdicios, la
eficiencia logística, el uso de materiales reciclados y el apoyo a programas educativos y
laborales.
El análisis de los grupos de interés implica considerar el contrato social, que son las
reglas y supuestos explícitos e implícitos sobre las relaciones aceptables entre los
diferentes elementos de la sociedad. Parte del contrato social se basa en las
costumbres de la sociedad. Por ejemplo, se espera que las empresas vayan más allá de
los requisitos legales al integrar a grupos minoritarios en su fuerza laboral.
Obligaciones frente al gobierno: Las organizaciones deben cumplir con las leyes y
regulaciones gubernamentales y aceptar cierta intervención del gobierno en sus
asuntos. Además, las organizaciones pueden recibir licencias comerciales y derechos
de propiedad intelectual del gobierno.
Es importante tener en cuenta que, aunque las empresas deben cumplir con sus
obligaciones sociales, también deben ser rentables a largo plazo para poder seguir
contribuyendo de manera sostenible. Las organizaciones deben seguir tanto el espíritu
como la letra de la ley y considerar los intereses de diversos grupos en lugar de buscar
únicamente sus propios intereses o los de los accionistas.
En resumen, las organizaciones tienen múltiples obligaciones hacia los individuos, otras
organizaciones, el gobierno y la sociedad en general. Cumplir con estas
responsabilidades forma parte de su contrato social y contribuye a su reputación y
sostenibilidad a largo plazo.