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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Magistrado ponente

STC7881-2016
Radicación n.º 11001-02-03-000-2016-01503-00
(Aprobado en sesión de quince de junio de dos mil dieciséis)

Bogotá, D.C., dieciséis (16) de junio de dos mil


dieciséis (2016).

Decide la Corte la acción de tutela promovida por


Jorge Alberto Jiménez Torres contra la Sala Civil
Familia Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Montería, integrada por los Magistrados
Carmelo del Cristo Ruiz Villadiego, Cruz Antonio Yáñez
Arrieta y Marco Tulio Borja Parada, así como frente al
Juzgado Primero de Familia de esa ciudad, trámite al que
fueron citadas las partes e intervinientes en el proceso de
filiación extramatrimonial que da origen al presente trámite.
Radicación n.º 11001-02-03-000-2016-01503-00

ANTECEDENTES

1. El interesado, actuando a nombre propio, pide la


protección de los derechos fundamentales al debido
proceso e igualdad «de los hijos a heredar a su padre
extramatrimonial», presuntamente vulnerados por las
autoridades judiciales accionadas, porque lo reconocieron
como hijo de Diógenes Jiménez Padilla pero le negaron los
efectos patrimoniales para heredarlo.

Por lo tanto, pide dejar sin efectos las sentencias


proferidas el 25 de noviembre de 2015 y el 20 de mayo de
2016 en el proceso de filiación que adelantó contra los
herederos determinados e indeterminados de Diógenes
Jiménez Padilla, y, en consecuencia se ordene « al Juzgado y
Tribunal dictar el fallo conforme a la realidad constitucional
Colombiana esto es se me reconozca el derecho a heredar a mi padre
en igual condición del resto de hermanos, somos 15 y el único que no

heredo soy yo». (fl. 5).

2. En sustento de su inconformidad aduce, en


concreto, que el 6 de julio de 2003 falleció en la ciudad de
Montería su padre Diógenes Jiménez Padilla y el 24 de abril
de 2009 mediante escritura pública «le cedí mis derechos
herenciales a mi hermano Oscar Enrique Jiménez Ensuncho» .

Agrega que en el proceso de sucesión que se adelantó


ante el Juzgado Primero de Familia de Montería, el 12 de
junio de 2012 fue reconocido como heredero y al abogado
del familiar nombrado como «cesionario de mis derechos

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herenciales», no obstante un año después Carmen Sofía

Jiménez Ensuncho le solicitó al Juzgado que lo excluyera


por cuanto el causante no «me había reconocido como hijo
extramatrimonial», petición a la que se accedió.

Manifiesta que por lo anterior presentó demanda de


filiación y correspondió conocer igualmente al Juzgado
Primero de Familia de Montería quien la admitió el 7 de
octubre 2013 notificando a los herederos de Diógenes
Jiménez Padilla, trámite al que acudieron Carmen Sofía y
María Auxiliadora Jiménez Ensuncho y propusieron la
excepción de caducidad de los efectos patrimoniales con
apoyo en que Jiménez Padilla falleció el 6 de julio de 2003,
y la demanda se presentó diez años después.

Informa que en la sentencia de 25 de noviembre de


2015 fue reconocido como hijo extramatrimonial de
Diógenes pero «reconociendo que caducaron los efectos
patrimoniales, es decir que no tengo derecho alguno a heredar a mi
padre a pesar de que la sucesión simplemente se encuentra en trámi-

te», razón por la cual interpuso recurso de apelación y el

Tribunal en fallo de 20 de mayo de 2016, confirmó el de


primera instancia.

Indica: «Tengo pleno conocimiento que todos los hijos somos


iguales ante la constitución y la ley, razón básica por lo que estimo que
he sido víctima de una violación por parte del juzgado y del Tribunal
de mi derecho constitucional fundamental a la igualdad en todas las
circunstancias, ya que no logro a entender que se me reconoce como

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hijo -adquiero obligaciones con mi padre en el evento de estar vivo-

pero se me condena a que no puedo heredarlo».

Asevera además, que como el Juzgado no le dio


traslado de la excepción propuesta, «esa omisión conllevó a que
no se me dio oportunidad procesal para contradecir, oponerme,
presentar pruebas, explicar, probar que la sucesión está abierta y se
me condena sin ser escuchado».

Finalmente explica «Mi pecado, según el Juez y Tribunal es


que demandé la afiliación 10 años después de que mi padre falleciera,
pero su sucesión se adelanta desde el año 2012 y todos mis hermanos
me conocían y trataban como hermano y mi padre como su hijo por más

de 50 años» (fls. 1 a 7).

RESPUESTA DE LOS ACCIONADOS

1. El Juzgado Primero de Familia de Montería remitió


copia de las actas de las audiencias del 16 de octubre de
2014 y 25 de noviembre de 2015, así como de la llevada a
cabo el 20 de mayo de 2016 en segunda instancia con sus
respetivos «DVD» que recogen las grabaciones de las
audiencias relacionadas (fl. 54).

2. Por su parte, la secretaria del Tribunal Superior de


Montería remitió copia del acta de la sentencia de segundo
grado de 20 de mayo de 2016 y un CD (fl. 68).

CONSIDERACIONES

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1. La reiterada jurisprudencia ha sostenido, en línea


de principio, que este amparo no es el mecanismo idóneo
para censurar decisiones de índole judicial; sólo,
excepcionalmente, puede acudirse a esa herramienta, en los
casos en los que el funcionario adopte alguna
determinación «con ostensible desviación del sendero normado, sin
ecuanimidad y apoyado en el capricho o en la subjetividad, a tal punto

que estructure vía de hecho», y en el entendido que el afectado

concurra dentro de un término razonable a formular la


queja, y de que «no disponga de medios ordinarios y efectivos para
lograrlo» (ver entre otras, CSJ STC, 3 mar. 2011, rad. 00329-

00, reiterada entre muchas en STC683-2016).

2. En el asunto en estudio, aunque el reclamo


constitucional se dirige en contra de las sentencias
decisiones proferidas por el Juzgado Primero de Familia de
Montería el 25 de noviembre de 2015, y por el Tribunal
Superior de esa ciudad el 20 de mayo de 2016, que
confirmó el fallo apelado en el proceso de filiación que el
aquí accionante adelantó en contra de los herederos
determinados e indeterminados de Diógenes Jiménez
Padilla, la Corte únicamente se ocupará de la que dictó la
última autoridad demandada, toda vez que aquélla es la
que resuelve de manera definitiva la temática objeto del
debate en esta sede.

Ahora, atendidos los argumentos que fundan la


solicitud de protección y examinada la reproducción
audiovisual que contiene la providencia de segundo grado

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criticada que fue aportada por la Corporación nombrada (fl.


73), se concluye que el amparo constitucional invocado no
tiene vocación de prosperidad, puesto que tuvo como
fundamento argumentos que en manera alguna pueden
considerarse alejados del ordenamiento normativo vigente,
además que, no advierte la Sala la vulneración al debido
proceso invocado, al observar que la Corporación accionada
revisó razonablemente la actuación, descartando así una
conducta irregular producto de su exclusiva voluntad, toda
vez que su decisión confirmatoria está sustentada en una
postura respetable por cuanto que los argumentos allí
plasmados tienen fundamento en las particularidades del
caso y, en un criterio hermenéutico razonable de las
normas que regulan esta materia, descartándose por tanto
un actuar antojadizo.

En efecto, la citada Sala Civil y en cuanto a lo que es


materia de reparo constitucional, en la audiencia celebrada
el 20 de mayo, luego de escuchar los alegatos de las partes,
afirmó el Magistrado Ponente «quiere la Sala recalcar que
verificado los hechos de la demanda y las pretensiones, dentro de las
pretensiones se pidió el reconocimiento del señor Jorge como hijo
extramatrimonial pero no se pidió el reconocimiento de los efectos

patrimoniales de la declaratoria de la relación paterno filial», y al

minuto 2.36 advierte «En la sentencia que hoy nos convoca del
juzgado de conocimiento declaro que el hoy finado Diógenes Jiménez
Padilla es el padre biológico extramatrimonial del demandante señor
Jorge Jiménez, así mismo declara probado la excepción denominada
caducidad de la acción para efectos patrimoniales. En cuanto al
recurso en lo esencial se considera que no era procedente declarar la

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excepción de caducidad de eso efectos patrimoniales, toda vez que en


el proceso sucesorio no ha culminado y de hacerse eso se está violando
los derechos hereditarios de quien se ha declarado como hijo
extramatrimonial».

Luego al minuto 6:46 se agrega «En cuanto al segundo


problema jurídico, pasa a revisar la Sala si existió violación al debido
proceso al no darle traslado al apelante excepción de mérito de
caducidad. Las excepciones de mérito, también denominadas de fondo
buscan controvertir la existencia misma y alcance del derecho
reclamado por los demandantes, las excepciones de mérito son
resueltas en la sentencia, en el fallo para este caso donde se va
determinar si en este tipo de decisiones son capaces de impedir a que
se aceda o no a la pretensión.

El artículo 429 del Código Procesal Civil establece que cuando el


demandado propone excepciones de mérito el escrito se mantendrá en
secretaria por tres días a disposición del demandante para que este
pueda pedir pruebas sobre los hechos en que se fundan. Si bien a juicio
de la Sala se debió correr traslado a las excepciones de caducidad
propuestas por los demandados de conformidad con el art 108 y en el
evento que en esta omisión se configurara la causal de nulidad del
numeral 6 del 140, el mismo estatuto establece que cuando se omitan
los términos u oportunidad para pedir o practicar pruebas o para
formular alegatos de conclusión se observa que la actuación procesal
de haberse dado como ha sido la nulidad esta fue saneada por cuanto
las partes se pronunciaron posterior a ello, tanto es así que el
profesional del derecho... solicito la no concesión del amparo de
pobreza a la señora María Auxiliadora y Carmen Sofía Jiménez
Enzuncho, es decir que los profesionales actuaron posterior a la
presentación o petición de las excepciones, ello con fundamento en el
artículo 143 procesal civil en lo referente dice que no se podrá alegar
las nulidades previstas en los numerales 5 al 9 del artículo 140, quien

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haya actuado en el proceso después de ocurrida la respectiva causal

sin proponer».

Seguidamente al minuto 12.28 se dice: «En cuanto al


hecho que la providencia apelada no produce efectos patrimoniales
frente quienes fueron parte en el proceso tenemos entonces que cuando
se trata de derechos patrimoniales de los hijos extramatrimoniales no
reconocidos a la muerte del causante hay que tener en cuenta de
manera clara los postulados de la ley 45 del 36 que en su art 7
modifico el art 10 de ley 75 del 68 estableció lo siguiente: muerto el
presunto padre la acción de investigación por filiación podrá
adelantarse contra los herederos y su cónyuge, la sentencia que
declara la paternidad en los casos que contempla los dos incisos
precedentes no producirá efectos patrimoniales si no a favor o en
contra quienes haya sido parte del juicio y únicamente cuando la
demanda se notifique dentro los dos años siguientes a la defunción.

Según este criterio se concluye que quien se crea hijo


extramatrimonial de un causante y no fuera reconocido por este ante
su fallecimiento deberá iniciar la correspondiente pretensión, a fin para
que produzca efectos patrimoniales dentro los dos años contados
según la ley, y sobre estos efectos patrimoniales y caducidad de los
mismos cuando no se notifica dentro de los dos años siguientes la
misma Corte Constitucional en la sentencia C-662 de 2004 dice que la
caducidad es un plazo perentorio y de orden público fijado por la ley
para el ejercicio de una acción o un derecho que transcurre sin
necesidad de alguna actividad por parte del juez o de las partes en un
proceso jurídico. La caducidad es entonces un límite temporal de orden
público que no puede renunciar y que debe ser declarado por el juez en
cualquier caso, ello para significar que aun si no se hubiese propuesto
el juez bien lo podría hacer de oficio».

Concluyendo «en la caducidad se da por consiguiente el simple

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paso del tiempo sin la intervención de las partes conlleva a la perdida


de la acción o del derecho. Encuentra esta Sala que la parte actora
instauró la demanda el 11 de septiembre de 2013 cuando ya había
transcurrido más de 10 años desde la muerte del presunto padre, lo

cual acaeció el de julio de 2003» (minuto 14.45). (La trascripción

pertinente obra a folios 43 a 51).

3. En ese orden, surge palpable que la pretensión de


la solicitante del amparo se circunscribió, de modo
exclusivo, a un subjetivo disentimiento frente a las razones
en que la autoridad accionada se basó para resolver el
asunto puesto en su conocimiento, disconformidad que,
naturalmente, excede el ámbito de la tutela, con
independencia de que la Corte prohíje o no la tesis que se
reprocha.

Lo anterior, porque está claro que, en ejercicio de sus


atribuciones legales, el administrador de justicia tiene
entera libertad para realizar una apreciación autónoma y
reflexiva de los medios demostrativos a partir de los cuales
debe formar su convencimiento, y aplicar al asunto sus
razonamientos de orden jurídico, sin incurrir, desde luego,
en desviación ostensible del ordenamiento legal al
interpretar las normas que regulan la temática de la
discusión procesal, supuesto que no se advierte configurado
en el caso, por lo que le está vedado al juez del amparo
interferir en la labor acometida bajo los principios de
autonomía e independencia que demarcan la función
judicial.

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Por ello, la accionante no puede pretender anteponer


su propia interpretación, a la de las autoridades accionadas
y atacar, por esta vía, las decisiones que consideran la
desfavorecieron, pues tal finalidad resulta ajena a la de la
acción de tutela, mecanismo que dada su naturaleza
excepcional no fue creado para erigirse como una instancia
más dentro de los juicios ordinarios.

Al respecto, la Sala ha sostenido «que al sentenciador de


tutela le está vedado reexaminar si el juzgador acusado realizó la más
convincente o adecuada de las interpretaciones, pues tal tarea está por
fuera de sus facultades, ya que “…independientemente de que se
comparta o no la hermenéutica del juzgador ello no descalifica su
decisión ni la convierte en caprichosa y con entidad suficiente de

configurar vía de hecho» (CSJ STC, 20 sep. 2012, rad. 00245-

01, reiterada entre muchas en, STC7151-2016, 2 jun, rad.


01341-00).

4. No existe duda, por consiguiente, que no fue por


defectos especiales de procedibilidad de desconocimiento
del precedente y violación directa de la constitución, como
lo afirma la actora, ni por desconocimiento de la ley
sustancial, ni por ninguna otra actuación caprichosa que el
juzgador accionado tomó su decisión, pues los motivos que
con suficiencia expuso, constituyen una interpretación
judicial válida y razonable, que no configura ninguno de los
requisitos de procedibilidad de la acción de tutela contra
providencias y, por tanto, no se advierte violación a los
derechos fundamentales de la demandante.

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5. Por las razones anotadas, el amparo deprecado será


negado.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley DENIEGA
el amparo incoado a través de la acción de tutela
referenciada.

Comuníquese lo aquí resuelto a las partes y, en caso


de no ser impugnado, remítase el expediente a la Corte
Constitucional para que asuma lo de su cargo.

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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