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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA


SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA

Bogotá D.C., dieciocho (18) de mayo de dos mil dieciséis (2016)


Magistrada Ponente: Dra. MAGDA VICTORIA ACOSTA WALTEROS
Radicado: 110010102000201503180 01
Aprobado según Acta Nº. 43 de la misma fecha

OBJETO DELPRONUNCIAMIENTO

Aceptados lo impedimentos manifestados por los Magistrados, Julia Emma Garzón de


Gómez y Pedro Alonso Sanabria Buitrago, procede la Sala a resolver respecto de la
impugnación presentada contra la sentencia emitida por la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá1, de fecha 28 de octubre
de 2015, por la cual decidió “DECLARAR IMPROCEDENTE Y DENEGAR” el amparo
constitucional presentado por la ciudadana Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda,
en contra de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura.

HECHOS Y ACTUACIÓN PROCESAL

La señora Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, presentó acción de tutela contra


la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, toda vez que
considera que se le vulneraron sus derechos fundamentales al debido proceso y a la
defensa, al adoptar presuntas decisiones irregulares dentro del proceso disciplinario
que se sigue actualmente en su contra bajo el radicado No. 2012-00833-00.

Señaló que en su calidad de Magistrada del Tribunal Contencioso Administrativo de


Cundinamarca, se encuentra investigada disciplinariamente por el delito de Calumnia
dentro del proceso No. 110010102000201200833 00, el cual cursa en la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, considerando que se

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Sala conformada por las Magistradas Luz Helena Cristancho Acosta (Ponente), Paulina Canosa Suárez y Martha Inés
Montaña Suárez
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le han vulnerado los derechos fundamentales reclamados, por cuanto le fue denegado
el decreto de pruebas y no se le ha dado aplicación a lo dispuesto en el artículo 156 del
Código Disciplinario Único.

Indicó que se le imputa el “delito” de Calumnia, contrario a la valoración probatoria,


dándole plena credibilidad a quienes están implicados en el presunto punible de
Concusión, los doctores Freddy Ibarra Martínez y Alejandro Bautista Castelblanco,
quienes fungían como Presidente y Secretario General del Tribunal Contencioso
Administrativo, respectivamente para el año 2012, y sin que la justicia penal la
hubiese condenado.

Aseveró que en su contra se formuló pliego de cargos imputándosele "FALTA


GRAVÍSIMA contemplada en el art. 48 numeral 10 de la Ley 734 de 2002 en
concordancia con el artículo 221 del Código penal así como por el desconocimiento
del deber y la incursión de la prohibición anteriormente descritos (arts. 153-3 y 154-
6 Ley 270 de 1996, últimas conductas calificadas como GRAVES. Todas las faltas
se imputan a título de dolo" (sic), decisión en la cual se indicó, que ella directamente
y sin respaldo probatorio acusó a los doctores Ibarra Martínez y Bautista
Castelblanco, de haber recibido cada uno las sumas de $50.000.000 y $150.000.000
respectivamente, al parecer dentro de un proceso de pérdida de investidura, situación
que no corresponde a la realidad pues su esposo siempre ha dicho que los hechos
materia de acusación los supo por el abogado Néstor Franco, actual Secretario
General de la CAR, agregando que lo manifestado por ella es “que se estaban
recaudando las pruebas, porque el que había dado la plata no iba a confesar.”

Señaló que durante la etapa de indagación preliminar no se recaudó el testimonio por


ella solicitado, y se cerró la investigación el 11 de septiembre de 2012, pese a que su
testigo aportó excusa justificativa y presentó un memorial manifestando su disposición
a rendir declaración; auto contra el que presentó recurso de reposición, el cual al ser
resuelto señaló que “la parte interesada podrá solicitar la práctica del testimonio en
la oportunidad procesal correspondiente", situación que no se dio y al contrario se
procedió a dictar en su contra pliego de cargos.

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Afirmó que al presentar sus descargos solicitó la recepción del testimonio del doctor
Franco, pero la misma fue decretada de oficio, hecho ante el cual la invade la
preocupación, toda vez que su anterior Juez Disciplinario resolvió desistir de ella por
haberla decretado oficiosamente.

Consideró que no se debió proferir pliego de cargos en su contra imputándosele


las faltas graves y gravísima, a título de dolo, pues no se le dio derecho a velar
por su buen nombre y por el de la Rama Judicial, máxime cuando los hechos que
dieron origen a la denuncia interpuesta en su contra no eran de su com petencia
sino de la Fiscalía General de la Nación, entidad a la cual le correspondía
investigar el delito de Concusión, afirmando que a ella y a su esposo solo les
asistía el deber conforme al Código Disciplinario y al Código Penal de denunciar
los hechos acaecidos.

Manifestó que el testimonio de su esposo Justo Iván Peñaranda Ayala, es


necesario como quiera que él se dio a la tarea de ganarse la confianza de quien
fuera demandado en el proceso de Pérdida de Investidura en el cual ella actuó
como Magistrada Ponente, obteniendo la confesión del mismo en el sentido de
que se había pagado una suma de dinero al interior del citado asunto, razón por
la cual considera que la ampliación del testimonio del señor Peñaranda Ayala es
procedente.

Cuestionó el hecho de que por auto de cúmplase del 5 de agosto de 2015, se mantuvo
la negación de la nulidad por ella planteada dentro del proceso disciplinario, decisión
que corresponde “es a un auto interlocutorio porque precisamente fue proferida por
todos los magistrados que conforman la Sala Jurisdiccional Disciplinaria”, la cual le fue
notificada mediante telegrama el 23 de septiembre de 2015; por lo tanto a su parecer
este debería ser un proveído que acepte el recurso de reposición, sin habérsele dado
dicha oportunidad.

Señaló que forman parte de la acción de tutela los escritos presentados el 29 y 30


de abril de 2015, en los cuales expuso detalladamente las presuntas
irregularidades en las cuales se ha incurrido dentro del proceso disciplinario,

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adicionando que se debe adelantar investigación disciplinaría en contra del Fiscal


12 Delegado ante la Corte Suprema de Justicia, el cual tenía a cargo la
investigación penal adelantada en contra de los doctores Ibarra Martínez y
Bautista Castelblanco, así como de estos dos por ser los directos implicados en
los hechos denunciados.

Pretensiones

Por lo anterior solicitó el amparo de sus derechos fundamentales al debido


proceso y defensa, toda vez que los Jueces Disciplinarios, sin fundamento legal
ni constitucional alguno denegaron el decreto y practica de pruebas, con las
cuales pretende demostrar que no ha incurrido en el delito de Calumnia ni en falta
disciplinaria alguna y como consecuencia deprecó la declaración de la nulidad de
todo lo actuado desde el auto de apertura de investigación disciplinaria.

Trámite de la tutela

1.- El 2 de octubre de 2015 la acción de tutela correspondió por reparto a la Magistrada


Julia Emma Garzón de Gómez de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura, quien mediante auto del día 5 del mismo mes y año dispuso
la remisión del mismo al Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá – Sala
Jurisdiccional Disciplinaria, en aras de garantizar el principio de doble instancia.

2.- Una vez remitidas las diligencias a la Sala Jurisdiccional Disciplinaria de la Judicatura
de Bogotá, le correspondió por reparto el asunto a la Magistrada Luz Helena Cristancho
Acosta, quien el 15 de octubre de 2015, avocó conocimiento de la presente acción y
ordenó vincular al trámite a las Salas accionadas, así como, a la Magistrada María
Mercedes López Mora de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura, al doctor Fredy Hernando Ibarra Martínez, Magistrado del Tribunal
Administrativo de Cundinamarca y a quien figure como Agente del Ministerio Público
dentro del proceso disciplinario No. 2012-00833, seguido en contra de la doctora Nelly
Yolanda Villamizar de Peñaranda.

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Intervención de las autoridades accionadas

- El doctor Fredy Hernando Ibarra Martínez, Magistrado del Tribunal Administrativo de


Cundinamarca, en su calidad de quejoso dentro del proceso disciplinario No. 2012-
00833, adujo que presentó denucia el 13 de abril de 2012, en contra de la doctora Nelly
Yolanda Villamizar de Peñaranda, por las gravísimas conductas de Injuria y Calumnia
irrogadas por esta en su contra en su condición de Presidente y Colegiado del citado
Tribunal, razón por la cual la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura formuló en contra de la investigada pliego de cargos mediante providencia
de 16 de enero de 2013, por faltas calificadas como gravísima y grave respectivamente;
agregando que por los mismos hechos la denunció ante la Fiscalía General de la Nación,
siendo la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia la que le imputó
cargos por el delito de Calumnia en audiencia de 2 de agosto de 2013, luego
de lo cual el 26 de mayo de 2014 se dio inicio a la lectura de acusación ante la
Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Manifestó que la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la


Judicatura de Bogotá no es competente para conocer esta acción de tutela por
no ser superior ni par funcional de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura, lo cual constituye una evidente causal de
nulidad absoluta de lo actuado de carácter insanable que debe ser declarada,
máxime si se tiene en cuenta que no se trata de un asunto en el que la autoridad
competente para conocer de él se haya negado a tramitarlo.

Señaló que la tutela es manifiestamente infundada y por tanto temeraria, pues no


le han sido amenazados y menos vulnerados los derechos a la accionante, por el
contrario, se le han respetado sus derechos y en particular el debido proceso y de
defensa, pues la actuación procesal se ha cumplido con plena y cabal observancia
de la normatividad que regula la materia, tanto que la doctora Villamizar de
Peñaranda ha desplegado una conducta sistemática y deliberada dirigida a
torpedear, obstaculizar y dilatar el normal trámite del proceso disciplinario.

- El doctor Alejandro Bautista Castelblanco, Secretario General del Tribunal

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Administrativo de Cundinamarca, en su calidad de quejoso dentro del proceso


disciplinario No. 2012-00833, aclaró que a la accionante se le endilgó una falta
ética gravísima por las conductas irregulares cometidas en contra de él y del
Presidente de la mencionada Corporación, agregando que es de conocimiento
elemental que las acciones penal y disciplinaria son autónomas e independientes,
luego no es menester que se produzca la condena penal, como lo argumentó la
actora.

Indicó que quienes declararon dentro del proceso disciplinario fueron 27


Magistrados del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, quienes estaban
presentes en la sesión de Sala Plena en donde ocurrieron los hechos originarios
de dicha investigación, por tanto la valoración probatoria “forma parte de la sana
crítica y experiencia del fallador, que todavía no ha fallado.”

Respecto a que durante la etapa de indagación preliminar no se recaudó un


testimonio solicitado por la doctora Villamizar de Peñaranda y se cerró la
investigación pese a la excusa del testigo, señaló que hay que tener en cuenta
cuántas veces se fijó fecha para su recepción y a ninguna asistió, pero que sin
embargo a la investigada se le informó que podía solicitar la práctica de tal
testimonio en la oportunidad procesal correspondiente; desvirtuando además la
presunta preocupación que adujo la accionante en lo relacionado con el decreto
de oficio de la citada prueba.

Manifestó que la accionante dentro del proceso disciplinario ha gozado de todas


las garantías procesales y por el contrario esta se ha encargado de dilatar el
proceso.

Finalmente en cuanto al auto del 5 de agosto de 2015, sobre el cual la accionante


pretende argumentar que es nulo, indicó que se trata de un proveído proferido por
la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura
debidamente argumentado y sustentado, y lo pretendido por la accionante es
“sembrar un manto de duda ya no solo de la Magistrada Investigadora, sino de la
totalidad de la Sala Disciplinaria.”

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En razón de lo anterior, se opuso a que se profiera fallo en favor de la accionante.

-La doctora María Mercedes López Mora, en calidad de Magistrada de la Sala


Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, indicó que en
efecto en esa Superioridad se adelanta la investigación disciplinaria de única
instancia, contra la doctora Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, Magistrada
del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, bajo el radicado No.
110010102000201200833, el cual se encuentra actualmente en trámite en la fase
de juicio.

Luego de un detallado recuento procesal del asunto disciplinario, señaló que e s


evidente que la Sala accionada ha respetado los derechos y garantías de la
accionante, pues se ha dado trámite a todos y cada uno de los recursos y
peticiones elevadas al interior del proceso disciplinario en curso, el cual no ha
podido avanzar, debido a todas las peticiones elevadas, “pues nótese desde el 16
de enero de 2013 se formuló pliego de cargos, sin que se hayan podido practicar
las pruebas en la fase de juicio.”

Indicó que ante la reiterada negativa de las pruebas elevadas ante su evidente
impertinencia e inconducencia, la actora acude al Juez de tutela, en aras de hacer
valer los argumentos que no han sido de recibo al interior del proceso disciplinario.

Señaló que los asuntos planteados en la acción de tutela, ya fueron resueltos en


el escenario natural previsto en la ley para ello, y por lo tanto no puede pretender
la accionante reiterar dichos argumentos a través de un mecanismo residual y
subsidiario como es la acción de tutela.
Por lo anterior indicó que esta acción debe negarse en consideración a que la
accionante ha gozado de todas las garantías procesales y no se demostró la
existencia de vía de hecho alguna ni vulneración a sus derechos fundamentale s,
por parte de la autoridad accionada.

-El Agente del Ministerio Público, doctor Henry Francisco Bustos Alba, manifestó

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que no encuentra fundamento para la alegación de vulneración del derecho


fundamental de la accionante, en tanto que, de una parte, no demuestra que
efectivamente sin ningún tipo de prueba se haya proferido en su contra pliego de
cargos, cuando, desde el punto de vista legal, para proceder a tomar tal
determinación es necesario que objetivamente esté demostrada la falta y obre
material probatorio que comprometa la responsabilidad del investigado, aspectos
que no son cuestionados, al menos en la solicitud de amparo, por parte de la
accionante.

Respecto a que eventualmente el testimonio del abogado Néstor Franco sea


"desistido" por el juez disciplinario en etapa posterior, señaló que dicha afirmación
no pasa de ser un evento incierto, frente al cual, de llegar a presentarse, la
disciplinada tendría a su alcance los medios para insistir en su práctica y conseguir
el resultado probatorio que ahora echa de menos; además manifestó que posterior
a la presentación de los descargos, el Juez Disciplinario deberá ordenar la práctica
de las pruebas solicitadas que resulten útiles, pertinentes, conducentes y
necesarias, además de las decretadas de oficio, amén de que aquellas solicitadas
y no practicadas que constituyan elemento esencial para determinar la
responsabilidad del investigado deberán ser evacuadas en esta etapa procesal.

En cuanto a la nulidad por errores relacionados con la notificación del auto del 5
de agosto de 2015, proferido por los integrantes de la Sala accionada, expresó
que se trata de una providencia que "mantiene la negación de la nulidad", es decir,
resuelve un recurso de reposición, en contra del cual no cabía recurso alguno.

En consecuencia, consideró que no es procedente acceder a la pretensión el


amparo constitucional deprecado.

Decisión impugnada

En sentencia del 28 de octubre de 2015, la Sala a quo resolvió “DECLARAR


IMPROCEDENTE Y DENEGAR” el amparo constitucional presentado por la
ciudadana Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, en contra de la Sala

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que “las decisiones cuestionadas por la accionante como son: el auto por el cual
se dispuso la apertura de investigación disciplinaria fue proferido el 30 de mayo
de 2012; el auto por el cual la señora Magistrada decidió desistir de la práctica del
testimonio de Néstor Franco González, corresponde al proferido el 23 de julio de
2012; que el auto por el cual resolvió sobre la solicitud de pruebas, decretando de
oficio el testimonio anterior, se emitió el 16 de septiembre de 2013, y que el pliego
de cargos fue proferido el 16 de enero de 2013” (sic), es decir, han transcurrido
entre 2 y 3 años desde el momento en que se profirieron dichas decisiones, razón
por la cual no se cumple con el requisito de inmediatez, teniendo en cuenta la
fecha de presentación de la solicitud de amparo constitucional fue el 1º de octubre
de 2015.

Frente a los testimonios de los señores Néstor Franco y Justo Iván Peñaranda
Ayala, indicó que la primera declaración está decretada y la segunda fue
recepcionada al interior de las diligencias disciplinarias el 17 de mayo de 2012, y
su ampliación fue solicitada posteriormente a la formulación de cargos, razón por
la cual la etapa procesal correspondiente ya precluyó.

En lo relacionado con el recurso de reposición contra la decisión que negó la


nulidad, señaló el a quo que esta fue notificada por edicto y “no se encuentra que
se le hubiese vulnerado derecho fundamental alguno a la accionante, pues incluso
obsérvese como el edicto se fija el 06 de octubre de 2015 y se desfija el día 08
del mismo mes y año, lo que significa que a la doctora VILLAMIZAR DE
PEÑARANDA, se le concedió incluso más tiempo -3 días- para que entrara a
recurrir dicha decisión si a bien lo tenía, pues recuérdese que la notificación por
estado es solo por un día.”, sosteniendo que el mencionado recurso debió ser
interpuesto por la accionante dentro del término previsto por la ley para ello, sin
que esta lo hubiera realizado.

Por último respecto a las quejas disciplinarias contra el Fiscal 12 Delegado ante
la Corte Suprema de Justicia y los doctores Fredy Hernando Ibarra Martínez y
Alejandro Bautista Castelblanco, la Sala de primera instancia instó a la accionante

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a iniciar las acciones a que hubiera lugar.

Impugnación

El 4 de noviembre de 2015, la parte accionante presentó impugnación contra la decisión


de tutela de primera instancia.

En el citado escrito solicitó revocar el fallo de primera instancia, anular la actuación


disciplinaria a partir del auto apertura de investigación y subsidiariamente dejar sin
efectos las decisiones que en el proceso disciplinario negaron las pruebas solicitadas.

Después de referirse a los escritos presentados por los quejosos en la que rindieron
explicaciones en la presente acción de tutela, concluyó que a ella es a quien menos
compete dilatar el asunto disciplinario pues no le interesa mantenerse sub judice como
hasta el momento lo ha estado y además porque el Juez Disciplinario le profirió pliego
de cargos por haber incurrido en el “DELITO DE CALUMNIA”, calificando la conducta
como Gravísima y Grave, imputada a título de dolo, razón por la cual a su parecer es
“EVIDENTE que quien tiene la competencia para declarar la comisión de un delito es la
Justicia Penal, distinto si se tratara de otra conducta.”

Reiteró que la presunta conducta delictiva realizada por quienes son quejosos en el
disciplinario en su contra, no ha sido investigada por la Fiscalía General de la Nación ni
la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura; además insistió
en que se debe practicar la prueba testimonial en la cual debe declarar el doctor Néstor
Franco, quien no ha sido escuchado hasta el momento dentro del proceso disciplinario.

En cuanto a la falta de cumplimiento del requisito de inmediatez, se refirió a que ella es


quien ha llevado el asunto al escenario natural recurriendo a todos los medios de
defensa sin que estos hayan encontrado eco en el Juez Disciplinario.

CONSIDERACIONES

1.- Competencia

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De conformidad con lo previsto en los artículos 86 y 116 inciso 1º de la Constitución


Política, 32 del Decreto 2591 de 1991 y el Decreto 1382 de 2000, la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura es competente para resolver la
impugnación deprecada dentro de la presente acción de tutela, a ello se procederá
previas las siguientes consideraciones de hecho y de derecho.

El artículo 32 del Decreto 2591 de 1991 consagra en el inciso segundo:

“El Juez que conozca de la impugnación, estudiará el contenido de la misma


cotejándola con el acervo probatorio y con el fallo (...) si a su juicio el fallo carece
de fundamento procederá a revocarlo de inmediato. Si se encuentra el fallo
ajustado a derecho lo confirmará (...)”

Y si bien, en razón a la entrada en vigencia del Acto Legislativo No. 02 de 2015, se


adoptó una reforma a la Rama Judicial, denominada “equilibrio de poderes”, en lo
atinente al Consejo Superior de la Judicatura, literalmente en el parágrafo transitorio
primero del artículo 19 de la referida reforma constitucional, enunció: “(...) Los actuales
Magistrados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura, ejercerán sus funciones hasta el día que se posesionen los miembros
de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial”.

En el mismo sentido, la Sala Plena de la Corte Constitucional en Autos 278 del 9 de julio
y 372 del 26 de agosto de 2015, al pronunciarse respecto a la competencia para conocer
conflictos de jurisdicciones, decantó el alcance e interpretación de la entrada en vigencia
del referido Acto Legislativo No. 02 de 2015, concluyendo que en relación a las funciones
que se encontraban a cargo de esta Sala, las modificaciones introducidas quedaron
distribuidas de la siguiente manera: (i) la relacionada con el ejercicio de la jurisdicción
disciplinaria, pasó a la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y a las Comisiones
Seccionales de Disciplina Judicial, órganos creados en dicha reforma (artículo 19), y (ii)
la relacionada con dirimir los conflictos de competencia que surjan entre las distintas
jurisdicciones, fue asignada a la Corte Constitucional (artículo 14). En cuanto hace al
conocimiento de las acciones de tutela, como ya se mencionó, el parágrafo del artículo
19 dispuso expresamente que “la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y las

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Comisiones Seccionales de Disciplina Judiciales no serán competentes para conocer de


acciones de tutela”.

Reiteró la Corte Constitucional que en relación a las funciones jurisdiccionales del


Consejo Superior de la Judicatura, lo decidido en el Acto Legislativo 02 de 2015, así:
“…los actuales Magistrados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior
de la Judicatura, ejercerán sus funciones hasta el día que se posesionen los miembros
de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial”, en consecuencia, conforme las medidas
transitorias previstas en el referido acto legislativo, estimó la guardiana de la
Constitución que hasta tanto los miembros de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial
no se posesionen, los Magistrados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura deben continuar en el ejercicio de sus funciones, lo cual
significa que actualmente está Colegiatura conserva sus competencias, es decir, se
encuentra plenamente habilitada para ejercer, no sólo la función jurisdiccional
disciplinaria, sino también, para dirimir los conflictos de competencia que surjan entre
las distintas jurisdicciones y para conocer de acciones de tutela.

De la Nulidad

Ahora bien, en primer lugar frente a la solicitud de nulidad deprecada por el Magistrado
Freddy Ibarra Martínez del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, vinculado a la
presente acción de tutela, debe esta Colegiatura manifestar que ésta será negada de
conformidad con las siguientes consideraciones:

El Decreto 1382 de 2000 en el inciso 2° del numeral 2, indica que cuando la accionada
sea la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, el asunto
será repartido a la misma Corporación, y en este caso la acción se dirige contra esta
Superioridad, luego, es la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la
Judicatura correspondiente la competente para conocer el asunto, por cuanto los
supuestos hechos violatorios de derechos fundamentales, alegados por la actora,
ocurrieron en esa Colegiatura.

Además de lo anterior, el numeral 2 del artículo 1º. del Decreto 1382 de 2000, dispone:

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“ARTICULO 1º- Para los efectos previstos en el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991,
conocerán de la acción de tutela, a prevención, los jueces con jurisdicción donde
ocurriere la violación o la amenaza que motivare la presentación de la solicitud o
donde se produjeren sus efectos, conforme a las siguientes reglas:

(…)

2. Cuando la acción de tutela se promueva contra un funcionario o corporación judicial,


le será repartida al respectivo superior funcional del accionado. Si se dirige contra la
Fiscalía General de la Nación, se repartirá al superior funcional del juez al que esté
adscrito el fiscal.

Lo accionado contra la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado o el Consejo


Superior de la Judicatura, Sala Jurisdiccional Disciplinaria, será repartido a la
misma corporación y se resolverá por la Sala de Decisión, sección o subsección
que corresponda de conformidad con el reglamento al que se refiere el artículo 4º del
presente decreto.

Cuando se trate de autoridades administrativas en ejercicio de funciones jurisdiccionales,


conforme al artículo 116 de la Constitución Política, se aplicará lo dispuesto en el numeral
1º del presente artículo.

PAR.-Si conforme a los hechos descritos en la solicitud de tutela el juez no es el


competente, éste deberá enviarla al juez que lo sea a más tardar al día siguiente
de su recibo, previa comunicación a los interesados.

En este caso, el término para resolver la tutela se contará a partir del momento en que
sea recibida por el juez competente.”

Es por lo anterior, que se equivocó el libelante en la interpretación de la norma en cita,


por cuanto: el inciso 2° del numeral 2, citado, indica que cuando la accionada sea la
Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, será repartido
a la misma Corporación, y en este caso la acción se dirige contra esta Superioridad,
razón suficiente para negar la solicitud de nulidad deprecada.

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2.- La pretensión de tutela

La actora, Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, pretende la protección de sus


derechos fundamentales al debido proceso y de defensa presuntamente vulnerados
por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, al haber
tomado decisiones infundadas dentro del disciplinario que se le sigue en la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, bajo el radicado No.
2012-00833-00.

3.- De la procedibilidad

Verificada la competencia para decidir el asunto objeto de amparo, dada la


competencia funcional conforme las reglas de reparto, pasa la Sala a resolver si se
reúnen o no los requisitos al fin que nos ocupa, en tal sentido en el capítulo IV de
nuestra Constitución, denominado “De la protección y aplicación de los derechos”, se
encuentra la figura de la acción de tutela, contemplada en el artículo 86 así:

“Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento
y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe
en su nombre, la protección de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando
quiera que estos resulten amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad
pública.
[…]

Esta acción solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable”.

En materia de tutela y particularmente tratándose de la acción de amparo contra


decisiones judiciales, en fallo de constitucionalidad la Guardiana de la Constitución
denominó a los primeros como “presupuestos generales” y a los últimos como
“presupuestos especiales”, incluyendo entre los primeros, la relevancia constitucional
del tema, la legitimación en la causa por activa y por pasiva, la inexistencia de

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mecanismos ordinarios de defensa judicial y la oportunidad en la formulación de la


solicitud de amparo; y en los segundos, los otrora defectos constitutivos de vías de
hecho (sustancial, procesal, orgánico y fáctico), el error inducido, la ausencia de
motivación, el desconocimiento del precedente y la violación constitucional.2

Los primeros fueron recientemente recordados por la jurisprudencia de la Corporación


Límite en materia iusfundamental:

“3.1 El primer presupuesto procesal de la acción de tutela exige que haya sido
interpuesta para la defensa de un derecho fundamental y no de otra categoría, lo cual
se cumple en este caso, pues lo que invoca la actora efectivamente corresponde a
derechos reconocidos como tales por la Constitución y por reiterada jurisprudencia de
esta Corte, a saber: la vida (art. 11), la dignidad humana (art.1°), la igualdad (art. 13) y
la seguridad social (art. 48).

“3.2. El segundo presupuesto procesal se refiere a la existencia de legitimación en la


causa por activa, es decir, que el (los) derecho(s) fundamental(es) a cuya protección va
dirigida la acción sea(n), en principio, propio(s) de quien demanda.

“3.3. El tercer presupuesto procesal de la acción de tutela es la legitimación en la causa


por pasiva, exigencia que implica que contra quien se interpone sea la autoridad o el
particular que vulneró o amenaza el derecho fundamental.

“3.4. El cuarto presupuesto procesal radica en la inexistencia de otro medio de defensa


judicial, para lo cual debe considerarse que de acuerdo con el inciso tercero del artículo
86 superior, la acción de tutela “sólo procederá cuando el afectado no disponga de otro
medio de defensa judicial”, salvo que “se utilice como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable”. La existencia de dicho medio será apreciada en concreto, en
cuanto a su eficacia, atendiendo las circunstancias en que se halle quien demanda (art.
6-1° D. 2591 de 1991).

“(…)

Existen dos supuestos excepcionales en los cuales el carácter subsidiario de la acción


de tutela no impide su utilización, a pesar de existir otro mecanismo de defensa judicial
al alcance de los interesados: el primero, previsto en el artículo 86 de la Constitución
Política, cuando se ha interpuesto como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable; y el segundo, cuando el otro medio de defensa existe pero es, en la
práctica, ineficaz para amparar el derecho fundamental cuya protección se invoca.

“3.5. Por último, es necesario verificar que la demandante haya acudido de manera
oportuna a solicitar salvaguarda para sus derechos fundamentales, pues aun cuando no
subsiste un término legal expreso de caducidad para el ejercicio de la acción, sí es
necesario que sea incoada en un plazo razonable, que el juez de tutela debe ponderar,

2 C-590 de 2005.

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ya que el amparo ha sido consagrado para la “protección inmediata” de derechos


constitucionales.”3

Desde luego, como ocurre en la teoría general del proceso, en materia de tutela la
ausencia de cualquiera de los presupuestos procesales no sólo aconseja, sino impone no
abordar el estudio del fondo del asunto, pues sería tanto como que un juez incompetente
para un determinado proceso, aún así realice valoraciones sobre el tema debatido, o haga
lo propio a pesar de considerar no trabada la litis en debida forma, bien por falta de
legitimación de la actora o demandante, bien por falta de legitimación de la persona
demandada.

En este evento, advierte la Sala que si bien se reúne uno de los presupuestos procesales
en punto de: legitimación por activa y por pasiva, no ocurre lo mismo respecto a la
existencia de otros mecanismos de defensa judicial, por cuanto, en el presente caso el
proceso disciplinario No. 2012-0833-00 se encuentra vigente a cargo del Despacho del
Honorable Magistrado Fidalgo Javier Estupiñán Carvajal, del Consejo Superior de la
Judicatura, de acuerdo a la información obtenida por el Sistema De Consulta Jurídica Siglo
XXI, veamos:

4. Caso concreto

En el presente asunto, la acción está encaminada a que se protejan los derechos


fundamentales al debido proceso y de defensa, presuntamente vulnerados por la
Corporación accionada, al considerar la actora que dentro de la investigación disciplinaria
No. 2012-0833-00, le han sido denegadas unas pruebas, consistentes en los testimonio
de su esposo Justo Iván Peñaranda Ayala y del doctor Néstor Franco, denegación que a
su parecer no se encuentra debidamente motivada.

Efectuado el test de procedibilidad se colige cómo en el presente evento no se acata el


agotamiento de los mecanismos ordinarios de defensa judicial, pues para la Sala es

3 T-818 de 2009, M. P. Dr. Jaime Córdoba Triviño

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evidente que las presuntas irregularidades de las cuales se duele la accionante se han
presentado al interior del proceso disciplinario en su contra, el cual se encuentra vigente,
razón por la que este es el escenario donde se deben ventilar las diferentes situaciones
que en desarrollo del referido asunto se promuevan, máxime cuando observado el
Sistema de Consulta Siglo XXI, se evidencia la existencia del citado proceso disciplinario
en contra de la accionante.

Lo anterior, por cuanto no es viable a través de la tutela, desplazar la competencia del


juez natural, pues la regla jurisprudencial que sustenta la naturaleza de esta acción,
conforme al contenido del artículo 86 de la Constitución Política, es la subsidiaridad, lo
cual significa que sólo resulta procedente cuando el petente de amparo no tiene otro medio
de defensa judicial, pretendiendo mantener incólumes las competencias de acuerdo a la
naturaleza de cada asunto, lo contrario deslegitima el amparo constitucional y rompe la
estructura funcional del ordenamiento jurídico, presupuesto de un Estado Social y
Democrático de Derecho.

Sobre la improcedencia de la tutela por existencia de otro mecanismo judicial, la Corte


Constitucional en sentencia T-023 de 2011, Magistrado ponente doctor Luis Ernesto
Vargas Silva, enunció:

Reiteración de jurisprudencia. La procedencia de acción de tutela ante


existencia de otro medio de defensa judicial.

3. De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política la acción de tutela


procederá siempre que “el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquélla se utilice como mecanismo transitorio para evitar un
perjuicio irremediable”.

4. Al respecto, esta Corporación ha señalado lo siguiente: “Se encuentra ya muy


decantada la jurisprudencia de la Corte acerca de la naturaleza residual de la
acción de tutela y sus condiciones de procedencia cuando existe un mecanismo
ordinario de defensa. Así ha destacado en múltiples oportunidades4 que los

4 Sobre la procedencia de la acción de tutela como mecanismo transitorio, para evitar un perjuicio
irremediable, resultan relevantes las sentencias C- 1225 de 2004, MP Manuel José Cepeda Espinosa;
SU- 1070 de 2003, MP Jaime Córdoba Triviño; SU – 544 de 2001 MP Eduardo Montealegre Lynett; T –
1670 de 2000 MP Carlos Gaviria Díaz, y desde luego la T – 225 de 1993 en la cual se sentaron las
primeras directrices sobre la materia, que en esencia han sido desarrolladas por la jurisprudencia
posterior.

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medios y recursos judiciales ordinarios son el escenario preferente para invocar


la protección de los derechos constitucionales fundamentales que se consideren
vulnerados en una situación específica, y a ellos deben acudir, en principio, los
afectados, a fin de hacer prevalecer la supremacía de estos derechos y el carácter
inalienable que les confiere la Carta5. En consecuencia, la acción de tutela
adquiere la condición de medio subsidiario, cuyo propósito no es el de desplazar
a los otros mecanismos, sino el de fungir como último recurso orientado a suplir
los vacíos de defensa que en determinadas circunstancias presenta el orden
jurídico, en materia de protección de derechos fundamentales.

Así, la protección de derechos fundamentales es un asunto que el orden jurídico


reserva a la acción de tutela en la medida que el mismo no ofrezca al afectado
otros medios de defensa judicial, de igual o similar eficacia. Sin embargo, de la
sola existencia de un medio alternativo de defensa judicial, no deviene
automáticamente la improcedencia de la acción de tutela.

En aquellos eventos en que se establezca que el ordenamiento jurídico tiene


previsto un medio ordinario de defensa judicial, corresponde al juez constitucional
resolver dos cuestiones: la primera, consiste en determinar si el medio judicial
alterno presenta la idoneidad y eficacia necesarias para la defensa de los
derechos fundamentales. Si la respuesta a esa primera cuestión es positiva, debe
abordarse la cuestión subsiguiente consistente en determinar si concurren los
elementos del perjuicio irremediable, que conforme a la jurisprudencia legitiman
el amparo transitorio.”6

En virtud de lo anterior, ante la existencia de otro medio de defensa judicial, la


acción de tutela es improcedente, salvo que se configure un perjuicio irremediable
lo que la haría procedente como mecanismo transitorio7 o que el otro medio de
defensa judicial no resulte idóneo ni eficaz para la protección de derechos
fundamentales, evento en el cual la tutela procedería como mecanismo principal8.

5. En suma, en atención al carácter subsidiario y residual de la acción de tutela, corresponde


al juez constitucional determinar la procedencia de aquella bien sea como mecanismo principal
o transitorio, valorando la idoneidad y eficacia del otro medio de defensa judicial y la existencia
de un perjuicio irremediable.

5 Cfr. T- 803 de 2002 MP Álvaro Tafur Galvis.


6 Sentencia T-972/05.
7 Al respecto, la sentencia SU-037 de 2009, M.P. Rodrigo Escobar Gil, reiteró: “La posibilidad de dar

trámite a una petición de tutela como mecanismo transitorio exige, por una parte, (i) demostrar que es
inminente un perjuicio irremediable para el derecho fundamental y, por la otra, (ii) que existe otro
mecanismo de defensa judicial al que se puede acudir para decidir con carácter definitivo la controversia
planteada en sede de tutela.”
8 En el mismo sentido puede consultarse la sentencia T-072 de 2008, en la que se precisó: “Para

determinar si la acción de tutela es procedente, la Corte Constitucional ha señalado dos aspectos


distintos. En primer lugar, si la tutela se presenta como mecanismo principal, es preciso examinar que no
exista otro medio judicial. Si no existe otro medio, o aún si existe pero éste no resulta idóneo en el caso
concreto, la tutela procede como mecanismo principal de amparo de los derechos fundamentales.
Adicionalmente, en relación con la existencia del otro medio de defensa judicial, la jurisprudencia de la
Corte ha señalado que no existe la obligación de iniciar el proceso ordinario antes de acudir a la acción
de tutela. Basta que dicha posibilidad esté abierta al interponer la demanda de tutela, pues si el accionante
ha dejado vencer la oportunidad para iniciar el trámite del proceso ordinario, la tutela no procede como
mecanismo transitorio”

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Así mismo, sobre la prejudicialidad la Alta Corporación se ha pronunciado en reiteradas


ocasiones, así por ejemplo en la sentencia T-513 de 1993, señaló:

“Acerca de la prejudicialidad brevemente debe manifestar la Corte que la misma


se presenta cuando se trata de una cuestión sustancial, diferente pero conexa, que
sea indispensable resolver por sentencia en proceso separado, bien ante el mismo
despacho judicial o en otro distinto, para que sea posible decidir sobre lo que es
materia del litigio o de la declaración voluntaria en el respectivo proceso, que debe
ser suspendido hasta cuando aquella decisión se produzca.

Con un sentido amplio y comprensivo, se le ha querido determinar en una fórmula


precisa y concreta, diciendo que es “prejudicial” toda cuestión jurídica cuya
resolución constituya un presupuesto para la decisión de la controversia principal
sometida a juicio. Carnelutti señala que “se habla de cuestiones prejudiciales
cuando en rigor de terminología es prejudicial toda cuestión cuya solución
constituye una premisa de la decisión de otros litigios”, Por su parte, cuestión
prejudicial significa una etapa anterior al juicio y según Manzini, “es toda cuestión
jurídica cuya resolución constituya un presupuesto para la decisión de la
controversia principal sometida a juicio.”

En consecuencia, la acción de tutela no puede entrar a desplazar los mecanismos


ordinarios de defensa diseñados por el legislador, siendo ello razón suficiente para
indicar que este Juez de tutela se halla en imposibilidad de acceder a las pretensiones
de la parte accionante, en la medida que no puede desplazar al Juez natural, pues los
medios judiciales ordinarios, tienen preferencia sobre la acción de tutela.

Luego para el caso particular analizado, es improcedente el amparo constitucional que se


solicita, por cuanto, como se plasmó en precedencia tratándose de situaciones acaecidas
al interior del trámite de un proceso (investigación disciplinaria) el disenso que se presente
por las actuaciones u omisiones debe ser controvertido al interior del mismo, relevando al
Juez Constitucional de inmiscuirse en las decisiones que competen a otras autoridades y
descansan sobre la presunción de legalidad, pues este es el mecanismo adecuado para
plantear las objeciones planteadas y obtener la nueva revisión de la decisión.

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Como reiteradamente lo ha enunciado la Corte Constitucional, la tutela no puede


converger con vías judiciales diversas por cuanto no es un mecanismo factible de elegir
según la discrecionalidad del interesado, para esquivar el que de modo específico ha
regulado la ley; no se da la concurrencia entre éste y la acción de tutela porque siempre
prevalece -con la excepción dicha- la acción ordinaria. La acción de tutela no es, por tanto,
un medio alternativo, ni menos adicional o complementario para alcanzar el fin propuesto.

Las anteriores razones, amparadas en sustento de las normas constitucionales y legales,


lo mismo que en la jurisprudencia constitucional y siguiendo los lineamientos establecidos
por esta Corporación, son suficientes para MODIFICAR el fallo impugnado proferido por
la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, a
través del cual decidió “DECLARAR IMPROCEDENTE Y DENEGAR” el amparo
constitucional presentado por la ciudadana Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, para
en su lugar declarar la IMPROCEDENCIA del mismo.

En mérito de lo anteriormente expuesto, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo


Superior de la Judicatura, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad
de la ley,
RESUELVE

PRIMERO: NEGAR la solicitud de nulidad deprecada por la accionante, de acuerdo a las


consideraciones plasmadas en este proveído.

SEGUNDO: MODIFICAR la sentencia impugnada del 28 de octubre de 2015, proferida


por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá,
la cual resolvió “DECLARAR IMPROCEDENTE Y DENEGAR” el amparo constitucional
presentado por la ciudadana Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, para en su lugar
declarar la IMPROCEDENCIA del mismo, conforme a lo señalado en la parte
considerativa de la presente providencia.

TERCERO: Por Secretaría Judicial de esta Sala REMITIR el presente a la H. Corte


Constitucional para su eventual revisión, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 32 del
Decreto 2591 de 1991.

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CUARTO: Súrtase las notificaciones de rigor contenidas en el artículo 36 del Decreto 2591
de 1991.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JOSÉ OVIDIO CLAROS POLANCO


Presidente

MAGDA VICTORIA ACOSTA WALTEROS FIDALGO JAVIER ESTUPIÑÁN CARVAJAL


Magistrada Magistrado

JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ MARÍA LOURDES HERNÁNDEZ MINDIOLA


Magistrada Magistrada

CAMILO MONTOYA REYES PEDRO ALONSO SANABRIA BUITRAGO


Magistrado Magistrado

YIRA LUCÍA OLARTE ÁVILA

Secretaria Judicial

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