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ESCUELA SUPERIOR DE ARTE DRAMÁTICO DE

TRUJILLO

CARRERA:
“Educación Artística- Especialidad Teatro”.

CICLO:

CURSO:
“Anatomía y Fisiología Aplicada al Teatro”.

PROFESORA:
Roberto Martínez Llanos.

ALUMNA:
Karol Esther Recalde Gutierrez.

Trujillo -Perú
2022
EUGENIO BARBA– EL ARTE SECRETO DEL ACTOR
PÁG 18-36

Lo curioso de cada cosa que leo es que siempre puedo relacionarla de alguna forma con
alguna experiencia, ahí me doy cuenta de lo necesario que es “experimentar” para
comprender ciertos temas.
Empezaré diciendo que siempre me ha gustado bailar, es imposible que vaya a una
reunión y no baile, o que escuche música sin mover alguna parte de mí, pero siempre lo
hice de forma casual hasta que decidí ponerle más dedicación a ello. A finales de
septiembre de 2021 entré a una escuela de baile, ahí descubrí lo mucho que me faltaba
aprender, me di cuenta de que movía mucho los brazos, que mis movimientos eran
fluidos, más no tenían una técnica ni mucha definición. Algunas personas bailaban con
una energía tremenda, pero se veían exageradas, otras, no le ponían energía, lo que
hacía que la coreografía se viera muerta y finalmente, estaban quienes usaban toda su
energía de manera controlada, como dice el libro, algo contradictorio, porque con toda
la energía que ponían, hacían que sus pasos fueran imponentes sin moverse de más. En
las clases regulares, los profesores mostraban pasos para que sean imitados, pero
cuando escalé un poco más y estuve en el pre-elenco, así como en un grupo llamado
“Criminales” hasta antes de su debut, empezó lo que realmente era un entrenamiento,
los profesores encargados nos ponían en diferentes posiciones, nos exigían cada vez más
con tal de llegar a ser más flexibles y tener mayor fluidez al bailar. Cuando el profesor
decía: “pónganse en segunda”, contaba hasta que tembláramos, primero por números
pequeños hasta que iba ascendiendo, luego nos decía que nos paremos y al instante le
volvía a dar continuar a la música, aprendí a no quejarme, a tener más resistencia en las
piernas y, sobre todo, a tener movimientos más limpios.
De la misma forma, cuando empezó la CEPRE, observé que algunos compañeros se
movían de un lado al otro, intentando llenar el tiempo en el que estaban en el escenario
con “movimientos sucios”, lo digo así porque se veía extraño y esos movimientos sin
objetivo llegaban a dar una sensación de estrés. El profesor Antonio Salinas, que era con
quien llevábamos Taller de Actuación, nos hacía las demostraciones para corregirnos en
cuestión de segundos, que, debo admitir me atrapaban por completo. Él entraba a
escena, caminaba firme y como dice el libro, sin mover las caderas, hacía una pausa en
donde debía hacerla, primero giraba la mirada, luego la cabeza y posteriormente el
cuerpo, daba una sensación de satisfacción muy extraña, que, a la vez, daba escalofríos,
el ejemplo que daba empezaba diciendo: “¿Amanda?”, era un monólogo, el cual
presentó como: “Showman”. No sabía de qué trataba exactamente hasta que lo vi en el
día del teatro, presentándose con el mismo monólogo, entendí por qué sentía esa
sensación, el monólogo se trataba de un loco que, cansado de su esposa, la había
asesinado. Cuando yo entré a escena para realizar mi monólogo por primera vez, tenía
en mente hacerlo natural, mi error fue pensar demasiado, me relajé, caminé derecha,
pero hablé y me senté naturalmente, como si fuera yo, pero con otro nombre, grave
error de mi parte, pues el profesor no se tardó en corregirme, me dijo que no debía ser
yo, que mi voz debía ser otra. Al paso del tiempo, cuando los conocimientos en el grupo
y en mí fueron incrementando, empecé a trabajar más con el diafragma y otra vez salía
de mí. Mientras más me abandonaba en escena, me sentía más extraña, no es un trabajo
sencillo, sentía un poco de estrés y presión en los hombros, pero también que me
jalaban de la cabeza, mis pies estaban pegados al suelo y no sabía si estaba bien sentirme
extraña porque nunca experimenté eso, ahora, leyendo el libro, quizás esa tensión que
se siente es lo que está bien y es necesaria, algo que con el paso tiempo aprenderé a
aceptar cómodamente. De ahí aprendí que me tengo que dejar y a controlar mis
emociones para transformarlas en eso, energía ajena a mí, pero hecha en mí.
Ahora, antes de terminar con esto, también quiero agregar mi opinión respecto a
cerrarse en un solo tipo de teatro, considero que es cuestión de poder mental, la mente
de todo artista debe ser una mente abierta y crítica, capaz de demostrar poder sobre sí
misma, pero a la vez, todo actor está en la libertad de rechazar algún trabajo si no es de
su interés. De la misma forma, los bailarines deben ser capaces de cambiar su peso
dependiendo la danza que harán, por ejemplo, no es lo mismo música folklórica que
música moderna o clásica, son cosas distintas, que sólo podría dominar una persona con
mucha preparación, los cuerpos, los entrenamientos, son diferentes para cada estilo,
aunque todos tienen en común el uso de energía, pero dependiendo el tipo de danza
sabrán cuando y donde ponerla en uso.
Finalmente, quiero recalcar que, aunque he aprendido cosas, soy consciente que el
aprender es infinito, sé que aún estoy en proceso, que lo disfruto y algo que tengo
presente, porque no recuerdo en donde lo escuché, pero lo escuché, es que, si te toca
ser un árbol en escena, debes ser el mejor árbol que puedas ser, para que la gente
pregunte, ¿Quién es ese árbol?, y orgullosamente respondas que tú eres ese árbol.

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