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CONSOLACIÓN - DESOLACIÓN

OBJETIVOS:
1. Aprender a discernir los estados de consolación y desolación, y cómo
aprovecharlos para crecimiento propio y del prójimo.
2. Aprovecharlos para la oración y para conocer la voluntad divina.

BIBLIA: 2Co 1,3-7; 7,1-16.

CIC: 692. 1433. 1820. 1848. 2672. 2847.

METODOLOGÍA: Al frente está el G y a ambos lados los que hablarán sobre la


consolación y la desolación. Otro servidor va anotando en el pizarrón 1. Los
panelistas deben ser expresivos, sin atarse al papel. Consolación y
Desolación son roles difíciles, van leyendo el manual con los conviventes, y
explicando lo leído. Puede haber 2 guías.

LUGAR: Sala.

MATERIALES:
 Manual: “Consolación-Desolación”.
 Pueden tener mesa para apoyar los papeles.
 Adelante, tres asientos.
 Pizarrón, tizas, borrador; o notebook, proyector y ppt.

CANTOS: Ven Espíritu Santo – Espíritu Santo, usa mi ser – Espíritu Santo,
ven aquí – Que no se apague el fuego- Yo tengo gozo, gozo – Estoy
alegre – El fruto del Espíritu – Jesucristo está pasando por aquí -
Ardiendo en fuego - Fuego, la Iglesia pide fuego – Conviene que Cristo
crezca - Espero, Señor, espero – Yo soy testigo del poder de Dios –
Puedo confiar en el Señor – Entre tus manos - Ya no tengo fuerzas -
Aunque marche por la oscuridad – Cansado del camino.

1. INTRODUCCIÓN

1
Si se usa ppt, los panelistas se colocan a un costado de la pantalla.
G: En lo que llevamos de esta Convivencia, todos han de haber experimentado
algunas consolaciones espirituales, pero quizá también algunas desolaciones,
como José y María cuando perdieron o encontraron a Jesús. Este es un buen
momento para profundizar en esas experiencias. Preparémonos cantando.

CANTO: Ven Espíritu Santo – Espíritu Santo, usa mi ser – Espíritu Santo,
ven aquí – Que no se apague el fuego.

ORACIÓN INICIAL: Espíritu Santificador, llénanos con tu luz, para crecer en


oración y en discernimiento. Déjanos recordar las vivencias que otras veces
hemos tenido, para que este panel no sea una clase teórica, sino una
contemplación de tu acción en nosotros.

G: Ahora veamos “Consolación – Desolación” en el manual, página….

X (S1) nos va a contar sus vivencias sobre consolación y Z (S2) sobre


desolación. ¿Qué es la consolación?

S1 (CONSOLACIÓN): Una experiencia de gusto, fuerza y paz espiritual, que


hace percibir la acción del buen espíritu. Es de orden sobrenatural, de modo
que no la confundan con una simple euforia natural, una sensación de
bienestar o de satisfacción meramente humana. Si estoy contento porque
gané un premio o porque me convidaron un helado, eso no significa
consolación espiritual.

G: Con eso ya entiendo qué es la desolación.

S2 (DESOLACIÓN): Privación de los consuelos sensibles, que induce al


desaliento ante la oración y la virtud. Yo puedo estar en gracia de Dios y sin
embargo no sentir esa vivencia profunda de que estoy en Dios. Esta pérdida
de la presencia sensible del Señor me desanima y me hace más difícil
conservar los buenos propósitos. Pero en este tiempo puedo ganar mucho
mérito y avanzar en el camino espiritual.

G: Ahora vamos a conocerlas más a fondo. Una y otra pueden darse en tres
planos, como está indicado en la hoja: en el sentimiento, en el entendimiento
y en la voluntad. Esto es una distinción pedagógica, porque somos una
unidad, pero conviene que aprendamos a distinguir lo que el Señor nos da,
para que lo secundemos mejor.
2. EN EL SENTIMIENTO
G: Primero vamos al plano del sentimiento, que es el más fácil de experimentar.
Pero comencemos cantando.

CANTO: Yo tengo gozo, gozo – Estoy alegre – El fruto del Espíritu –


Ardiendo en fuego – Jesucristo está pasando por aquí.

S1 (CONSOLACIÓN): Paz – Gozo – Fervor.


Yo experimento paz espiritual cuando mis sentimientos están armonizados en
Dios. Tengo serenidad, suavidad, dulzura, consuelo.
Experimento gozo espiritual cuando me siento lleno de alegría y emoción por
las cosas de Dios. Si ese gozo es más intenso y efusivo, lo llamo júbilo.
Experimento fervor o devoción sensible cuando mi corazón está como
enamorado de Dios. Siento que mi temperatura interior hierve como el agua
de una pava. Me noto con bríos para emprender cosas difíciles y los misterios
divinos me conmueven. Brotan palabras de amor y promesas generosas:
“Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mt 26,35).
Si el fervor se vuelve más íntimo, lo llamamos ternura. Es una mayor
sensibilidad para el amor, la comprensión, la intimidad.
Otra forma del fervor son las lágrimas. Lo importante no es la función de las
glándulas lacrimales, sino los sentimientos espirituales que la provocan:
arrepentimiento, gratitud, compasión por Cristo sufriente, emoción al
experimentar la presencia de Dios. Esos sentimientos no se pueden expresar
con palabras pero sí con lágrimas, que unas veces son muy suaves y otras
veces llegan en forma de llanto. Yo noto que no son desconsuelo sino que me
suavizan por dentro, porque el Señor está lavando mi interior con ese río de
agua viva.

S2 (DESOLACIÓN): La desolación más común es la sequedad o aridez, cuando


me noto insensible ante las cosas espirituales. Si es más fuerte llega a la
turbación, que es lo contrario de la paz. Mi corazón parece un campo reseco,
donde no brota nada. La sequedad en el sentimiento provoca muchas veces
oscuridad en el entendimiento y desaliento en la voluntad.
Lo contrario del gozo es desconsuelo, o sea tristeza espiritual, tedio, fastidio,
repugnancia hacia las cosas de Dios.
Lo contrario del fervor o devoción sensible es la amargura o frialdad
espiritual. Una forma de ella es la acedia o falta de gusto por ciertas cosas
buenas. Suele estar unida a gusto por las cosas mundanas: “¡Me gusta que
a Fulano lo reventaron!”, “¡Qué lindas estas revistas pornográficas!”; o sin ser
cosas malas, son contrarias a los requerimientos de mi fe, por ejemplo, en el
horario de oración o apostolado siento “gusto” por ordenar mi cuarto o ir a
visitar un amigo.

G: Procuren ahora recordar experiencias “en el sentimiento”. Estas son mucho


más fáciles de notar que las del entendimiento y de la voluntad, pero son
menos importantes. Generalmente los principiantes les dan demasiada
importancia. Sólo consideran consolación el gozo y la paz que sienten, y que
a veces confunden con los sentimientos naturales (por ej., la satisfacción de
ser comprendidos por el grupo o desahogar sus penas en la oración). Como al
principio Dios suele darles muchos caramelitos, cuando tienen sus primeros
desconsuelos, les parece que se les vino abajo toda su vida espiritual.
(UN MINUTO DE SILENCIO)
CANTO: Puedo confiar en el Señor - Yo tengo un gozo en el alma.

3. EN EL ENTENDIMIENTO
G: ¡Amén! ¡Gracias, Señor! ¿Y cómo se manifiesta “Doña” Consolación en el
entendimiento?

S1 (CONSOLACIÓN): Luminosidad – Inspiración – Recogimiento infuso.


Luminosidad (claridad, luz): cuando una verdad que ya conocía se me
vuelve más clara, más luminosa.
Inspiración: cuando me aparece un nuevo pensamiento, como mensaje del
Señor, para comprender mejor sus enseñanzas o para ejercitar alguna virtud.
Recogimiento infuso: cuando mi entendimiento queda en paz contemplativa,
acallado y silencioso en la presencia de Dios, que parece estar atrayéndolo
desde dentro. Es recogimiento, o sea que ni las imaginaciones ni las ideas se
derraman hacia fuera, pero no es simplemente natural: cualquiera puede estar
recogido porque se esfuerza en concentrarse o porque no se le presentan
cosas que lo distraen. El recogimiento infuso o infundido por Dios, es una
gracia sobrenatural que me va preparando para la vida contemplativa.

S2 (DESOLACIÓN): La desolación en el entendimiento se manifiesta como


Oscuridad – Idea obsesiva – Disipación.
En lugar de luz, ¿qué dice la hoja? (TODOS) oscuridad: leo la Palabra de
Dios, escucho un sermón, pero no me dice nada; aunque entienda las
palabras no capto el mensaje. Mi entendimiento parece embotado. Pero, ojo,
aquí no nos referimos a una simple indisposición física, sino a una experiencia
espiritual.
¿Y en lugar de una inspiración buena, qué aparece? ( TODOS) Idea obsesiva.
Vuelve una y otra vez, asediando mi entendimiento para que no se centre en
Dios.
¿Y en lugar de recogimiento infuso? (TODOS) Disipación. Cuando las
distracciones vienen de cualquier parte; vagan por aquí y por allá, sin que yo
pueda detenerme en ningún pensamiento.

G: Busquen, en sus experiencias de estos días, ejemplos concretos. Y si alguna


de estas cosas no les pasó en estos días, ¿recuerdan algún otro día en que
les haya pasado?
(SILENCIO)

CANTO: Jesucristo está pasando por aquí.

4. EN LA VOLUNTAD
G: Y ahora, ¿cómo se manifiestan una y otra en el plano de la voluntad?

S1 (CONSOLACIÓN): Fuerza – Moción – Devoción.


Tengo fuerza, cuando el Espíritu Santo enriquece mi voluntad con un nuevo
vigor. Estaba quizá marchando bien, pero ahora noto mayor fortaleza para
cumplir los mismos propósitos.
Tengo una moción cuando noto que el Espíritu Santo me empuja hacia tal
decisión.
La palabra devoción aquí la entendemos como esa unción interior que lo
hace a uno consagrarse, dedicarse a Dios. En latín “devovére” significa
consagrarse. Esta forma de consolación es, por lo tanto, una facilidad para
entregar la propia voluntad en la voluntad de Dios. Para no confundirla con la
devoción sensible, podemos llamarla devoción sustancial o devoción en el
sentido clásico de la palabra. Por ej., cuando San Francisco de Sales escribió
su “Introducción a la vida devota”, quería decir una vida entregada a Dios.

S2 (DESOLACIÓN): La desolación en la voluntad aparece como Desaliento –


Tentación – Repliegue sobre sí mismo.
En lugar de fuerza, ¿qué hay? (TODOS): Desaliento. O sea, desgano: cuando
no siento el impulso para seguir adelante, cuando todo parece inútil.
En lugar de moción del buen espíritu, ¿qué hay? Tentación del malo: cuando
siento inclinación a dejar alguna práctica buena o a cometer alguna falta.
Estas formas de desolación llevan fácilmente al repliegue sobre sí mismo.
En lugar de devoción, que es darse a Dios, está un egocentrismo que hace a
mi voluntad reconcentrarse y rumiar mis cosas. Parece que no tengo interés
más que por lo mío.

G: Hagan memoria. ¿Tuvieron durante estos días experiencias así en el nivel de


la voluntad? Si en estos días no las tuvieron… ¿recuerdan otra ocasión en
que las hayan tenido? Contemplen estas situaciones como si las estuvieran
viviendo. (SILENCIO).
Levanten la mano los que tuvieron desaliento.

G: Ya ven que los términos estudiados son muy parecidos y otros autores los
entienden quizá de otro modo. En todas las CcD procuraremos usar el mismo
vocabulario, para que podamos entendernos con claridad.

EN EL PIZARRÓN (O PPT) HA QUEDADO:


EN EL SENTIMIENTO
Amargura
Sequedad con gusto
Paz Gozo Fervor Desconsuelo
Turbación por lo
mundano
EN EL ENTENDIMIENTO
Luminosid Recogimiento Idea
Inspiración Oscuridad Disipación
ad infuso obsesiva
EN LA VOLUNTAD
Repliegue
Fuerza Moción Devoción Desaliento Tentación sobre sí
mismo

G: Fíjense en la correlación entre las columnas. Lo más común en cada plano es


la primera: paz - luminosidad – fuerza. O, al contrario: sequedad - oscuridad –
desaliento.
Cuando la consolación se hace más viva y concreta, tenemos gozo -
inspiración – moción. O, al revés: desconsuelo - idea obsesiva – tentación.
La consolación de mayor valor está en la tercera columna: fervor -
recogimiento infuso – devoción. Y, al revés, la peor desolación, porque
supone imperfección por parte de uno, es: amargura (unida a gusto por lo
mundano) - disipación – repliegue.
Ustedes ven qué importante es ejercitar el discernimiento de espíritus y
pedirlo siempre. Ahora los invito a que convirtamos nuestro estudio en
oración. Cualquiera puede repetir alguna de estas ideas, pero aplicándola a
sus experiencias de estos días.

(ORACIONES)
C1: Gracias, Señor, porque nos has hecho comprender mejor algunas de
nuestras experiencias espirituales y nos estás despertando el deseo de
examinarlas después de cada oración, para ir creciendo en discernimiento de
espíritus.
C2: Espíritu de Amor y de vida: te damos gracias por las consolaciones y
también por las desolaciones. En el tiempo de consolación es más fácil
construir el edificio hacia lo alto: ejercitar la oración, el apostolado, la
generosidad. Pero el tiempo de desolación es muy bueno para ahondar en
los cimientos del edificio: la humildad, el arrepentimiento, la aceptación de
los planes divinos, el esfuerzo de la voluntad, la constancia, la paciencia
heroica, la unión con Cristo crucificado. ¡Que no desperdiciemos las
desolaciones!

CANTO: Ya no tengo fuerzas – Aunque marche por la oscuridad – Cansado


del camino.

5. CAUSAS DE LA DESOLACIÓN
G: Cuando hemos tenido una desolación, es importante averiguar sus causas,
para poder actuar como corresponde frente a ella y para crecer en nuestra
experiencia para más adelante. Además, uno adquiere capacidad para
aconsejar a otros: “No hay mejor cirujano que el bien acuchillado”. Así se
desarrolla tal “olfato” que a veces podemos decir: “tu desolación viene de esto
y por esto”. El carisma de discernimiento de espíritus no es una simple
experiencia propia sino una gracia, pero se desarrolla con el ejercicio. Vamos
a seguir viendo la hoja en el párrafo “¿Qué causa habrá tenido?”
Cada uno vaya leyendo una en voz alta: ¿Cuál es la primera?

(A CONTINUACIÓN LOS CONVIVENTES VAN LEYENDO CADA PUNTO DEL MANUAL Y EL


SERVIDOR QUE HIZO DE DESOLACIÓN LO DESARROLLA)

S2:
Indisposición física
No es la desolación en sí misma pero puede ponerme al borde de ella.
Entonces el diablo suele aprovecharse para darme un empujoncito hacia la
desolación y el desaliento. Hagan memoria: cuando estuvieron engripados,
¿tenían ánimo para rezar, leer la Palabra, hacer sus apuntes espirituales?
Pero, ¡ojo!: la enfermedad es una ocasión para la generosidad y la entrega a
Dios. Entonces vivo la bienaventuranza de estar clavado en la cruz con Cristo.

Falta de esfuerzo o recogimiento


Si no puse empeño durante la oración o si, durante las horas anteriores,
estuve derramado en cosas mundanas. Entonces la desolación es una luz
colorada para avisarme que algo está funcionando mal y es necesario
cambiar de actitud.
Descuido en los métodos e indicaciones
Aunque uno haga esfuerzos, quizá puede caer en desolación por actuar
equivocadamente. Durante estos días se van dando muchas indicaciones
para abrirnos a la gracia y ponernos en contacto con Dios. A continuación se
mencionan algunas:

No detenerte cuando Yo te envío la consolación o detenerte cuando ya


ha pasado
Si estás en tu meditación personal y tropiezas con una frase bíblica que te
trae mucha luz, quédate saboreándola, sin querer leer el capítulo entero. Por
el contrario, cuando el tema dio lo que debía dar, si entonces te encaprichas
en seguir machacando porque antes te dio devoción, corres el riesgo de
quedarte seco. Hay que seguir el paso del Señor. También en la oración
grupal, cuando Dios te envía una luz preciosa, aprovéchala: esa luz es
especial para ti, aunque los demás sigan hablando de otras cosas.

No haberme agradecido los consuelos, o haber creído que podrías


tenerlos cuando quisieras
Porque la vanidad provoca la desolación, aleja al alma de Dios.

Buscar la consolación por gula espiritual y no por servirme mejor.


Cuando uno se va engolosinando con los caramelos, el Señor se los quita
para que no le hagan daño. Le hacen daño los caramelos a quien se queda
con los consuelos de Dios en lugar de apuntar al Dios de los consuelos.

Estar resistiendo a mi gracia, aunque sea por una oculta afición


desordenada
Cuando estoy en desolación, me pregunto: ¿estoy diciéndole no a Dios en
algo? ¿Le estoy cerrando la puerta para que entre a algún rincón de mi
corazón? Si tengo un rencor, el corazón se me estruja y no puedo sentir el
amor de Dios. O bien, si él me está pidiendo que haga más mortificación y yo
me hago el sordo, acabo por perder la sensibilidad para percibir su voz. Si
tengo un apego, una afición, que no está ordenada según la voluntad de Dios,
aunque no me haya dado cuenta muy claramente, mi sensibilidad queda
embotada para los valores espirituales.
Situación humillante mal aceptada
Las humillaciones cuando las acepto con verdadera humildad y amor a la
cruz, me hacen sentir el gozo de parecerme a Cristo: “Felices ustedes cuando
sean insultados y perseguidos y cuando se los calumnie en toda forma a
causa de Mí” (Mt 5, 11), dice Jesús. Pero muchas humillaciones, en cambio,
me han causado desolación por no haberlas aceptado con buen espíritu, es
decir por haberme quejado o rebelado con orgullo.

Heridas interiores
Ciertas desgracias pueden dejar un resentimiento. Por ejemplo, “Dios es malo
porque se llevó a mi abuelita”. Con frecuencia no lo recordamos, pero aflora
desolación: por ejemplo, amargura o repliegue sobre sí mismo. Para este
problema el remedio oportuno es la oración de sanación interior. En algunos
casos podrá ser necesaria la ayuda de un profesional. (Eclo 38,9-13).

Opresión del demonio


Cuando uno ha comprobado lealmente que no existen otras causas, puede
pensar que el enemigo está influyendo en la sensibilidad o la imaginación. En
este caso, recurrimos a la oración de liberación.

Purificación mística
En el camino de la vida espiritual hay noches oscuras, purificaciones místicas,
en las que no se puede encontrar una causa física ni moral. Suponen
crecimiento espiritual y preparan para nuevos avances. Suelen durar bastante
tiempo. Durante ellas el alma sigue siendo fiel a Dios y no encuentra algo
concreto que esté interceptando la gracia. Muchos se imaginan que toda
desolación proviene del diablo, pero no es verdad.

G: Ahora comprendemos mejor la desolación. Pero vamos a leer estas


preguntas para ver si lo hemos entendido y para repasar nuestras propias
vivencias. ¿Cuáles de estas causas nos vienen con más frecuencia?
(SILENCIO)

CANTO: Espero, Señor, espero – Yo soy testigo del poder de Dios – Puedo
confiar en el Señor – Entre tus manos.

6. ¿CÓMO ACTUASTE EN LA DESOLACIÓN?


G: El párrafo siguiente: “¿Cómo actuaste en la desolación?” nos ayuda a
aprovechar la desolación para seguir creciendo: los invito a que cada uno –
por orden – lea una pregunta.
(NUEVAMENTE ALGÚN CONVIVENTE VA LEYENDO LAS PREGUNTAS DEL MANUAL Y EL
SERVIDOR QUE REPRESENTÓ A LA DESOLACIÓN LO DESARROLLA)

¿Intentaste descubrir la causa para remediarla?


S2: Ya hemos visto que las causas son muy variadas, y por lo tanto también la
táctica para superarlas. Es bueno examinarlas un poco, pero no hacerse mala
sangre si uno no las descubre.
¿Excitaste el ánimo y la esperanza?
S2: Aunque uno esté en desolación, puede hacer con su voluntad actos de
confianza en Dios y darse ánimo basado en sus Promesas.
¿Aprovechaste la desolación como purificación del amor?
S2: Uno aprende a amar a Dios mismo, prescindiendo de sus regalitos.
¿Me buscaste, con más oración, recogimiento, examen y sacrificio?
S2: Ésos son los cuatro medios más eficaces para buscarlo. Por supuesto,
deberán estar acompañados con un sincero propósito de conversión en lo que
descubramos como falla propia.
¿Intentaste orar en lenguas, si ya has recibido ese don?
S2: Sobre este tema vamos a tratar el cuarto día, por la noche.
¿Mantuviste los anteriores propósitos?
S2: Durante la desolación suele venir la tentación de abandonar los propósitos y
aflojar, pero si vas en lancha y se te acaba la nafta, debes seguir navegando,
aunque sea con los remos.
¿Te precaviste contra posibles caídas vigilando los puntos más flojos?
S2: Como en la desolación estás expuesto a las tentaciones, necesitas vigilar los
puntos más débiles de tu muralla, por donde otras veces ya se ha metido el
adversario.
En caso de opresión demoníaca, ¿pediste ayuda para liberarte o expulsaste
tú mismo al demonio?
S2: Cuando se sospecha opresión diabólica y cuando la desolación se hace muy
larga o fuerte, conviene pedir a otros que oren por uno. Tú mismo también
puedes expulsar al demonio, renunciando a cualquier complicidad con él.
¿Consultaste a tu acompañante?
S2: A veces, el sólo ventilar los problemas con el acompañante espiritual basta
para que se disipen. Otras veces sus consejos podrán servir para mantenerte
firme aunque dure la desolación.

CANTO: Puedo confiar en el Señor – Yo tengo un Dios – Hay que seguir


andando – Cuando Cristo llegue a tu corazón-Yo soy testigo del poder
de Dios.

7. ¿CÓMO ACTUASTE EN LA CONSOLACIÓN?


(NUEVAMENTE ALGÚN CONVIVENTE VA LEYENDO LAS PREGUNTAS DEL MANUAL Y EL
SERVIDOR QUE REPRESENTÓ A LA CONSOLACIÓN LO DESARROLLA)

G: Así como el que actúa mal desperdicia la desolación, hay muchos que
desperdician la consolación y no obtienen todo el fruto que la consolación
podría dar. Vamos a preguntarle a X cómo tratar a la consolación. Vean:
“¿Cómo actuaste en la consolación?”
¿La pediste y la recibiste con intención pura?
S1: Es bueno pedir la consolación. Algunos, por falso ascetismo o por machismo,
no se atreven a pedirla. Pero tengo que pedirla con intención pura: poder
amar más a Dios y al prójimo. Lo importante es que crezca Jesús y disminuya
yo.
¿La agradeciste y te humillaste, reconociendo que es un don gratuito?
S1: Todos los santos, al experimentar los favores de Dios, se anonadaban. María
cuando exulta de gozo dice: “Dios miró con bondad la pequeñez de su
servidora”.
¿La moderaste si fue excesiva?
S1: Puede ser excesiva, no la gracia misma sino las manifestaciones que
resulten molestas a otros; o las reacciones psíquicas que produzca en mí
mismo, quitándome armonía interior; o los efectos en mi vida, si me deja
como soñando cuando es el momento de trabajar o me quita el interés por
el trato con los demás. Lo excesivo nunca es bueno.
¿La aprovechaste para entregarte más a Mí?
S1: Esa es la finalidad de los consuelos.
¿Orientaste tu consolación al bien espiritual de otros?
S1: Existe el peligro de guardársela para uno mismo, con espiritualidad
individualista (2Co 1,4).
¿Procuraste tomar fuerza para la próxima desolación?
S1: Es el momento de revisar la muralla y recomponer las tropas, para el
próximo asalto del enemigo. Es el momento de decir: “Señor, estoy dispuesto
a ir contigo a la cárcel y a la muerte”, recordando también: “Satanás ha pedido
poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti para que no te
falte la fe” (Lc 22,31-32).
¿Descubriste qué cosas te han ayudado a recibir esta consolación?
S1: Haber guardado mejor el silencio, haber perdonado a Fulano, la compañía
de tal persona, el haberte alejado de tal otra, la hora adecuada, la postura, el
lugar, etc. Aunque la consolación es una gracia que Dios puede dar cuando
quiera, esas circunstancias ayudan a recibirla mejor. Examinar cada caso va
aumentando mi experiencia para buscar más eficazmente la verdadera
devoción.

CANTO: Ardiendo en fuego - Fuego, la Iglesia pide fuego – Conviene que


Cristo crezca.

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