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LO PRIMERO: EL CORAZÓN
VINCULACIÓN
Organizar las sillas en forma de mesa redonda dejando una silla en el centro.
Cada persona que reciba el papel deberá sentarse en la silla del centro y representar la
palabra que le fue asignada, solo usando gestos y expresiones corporales. Los demás
deben identificar qué sentimiento o actitud se está representando; así se hace con cada
persona hasta terminar con los papeles distribuidos.
CONCIENTIZACIÓN
En Efesios 4: 17- 18, el apóstol Pablo, establece una escala gradual que el creyente
recorre cuando no cuida el corazón:
Inicia con una mente vana, poco profunda en la verdad de Dios, dando lugar a pensar
en cosas superficiales del mundo que van tomando el control. Esto conlleva a que
nuestro entendimiento se oscurezca, no tenemos lucidez ni claridad respecto a la
voluntad de Dios pues no logramos percibir lo que viene de Él. Esto nos lleva a que nos
releguemos de su presencia y más bien contemplemos desde lejos como otros disfrutan
de un “banquete espiritual” cada día.
El siguiente paso es que somos arrastrados cada día más a la ignorancia, dejamos de
crecer espiritualmente por no conocer su verdad y su voluntad; a esto se le añade
culpas, y engaños que se van cargando en el camino. El resultado final es la pérdida de
sensibilidad del corazón fruto de que se ha ido endureciendo, en esta condición
podemos estar haciéndonos daño y no saberlo.
2. Un nuevo corazón
El corazón no está diseñado para ser el que dicta las órdenes, sino el que las
acata voluntariamente
Una vez que una persona recibe a Cristo, recibe un espíritu nuevo, y la Biblia
afirma que también un corazón nuevo (Ezequiel 36:26)
El corazón nuevo no significa que Dios nos da una nueva voluntad, sino que por
primera vez va a poder funcionar conforme al diseño con que fue creado. Ahora,
el corazón es libre; puede elegir entre seguir decidiendo por sí mismo,
produciendo más pecado, o seguir a Dios, obedeciéndole en todo.
Aplicación Teoterápica
Tener un nuevo corazón, es tener una nueva oportunidad de elegir entre la carne
(nosotros mismos) y el espíritu (lo que viene de Dios). Es también un nuevo deseo por
obedecer (Filipenses 2:13). No es algo ya completamente hecho, o que es hecho nuevo
una sola vez y luego se envejece; sino que cada día lo debemos renovar, una y otra
vez.
Renovemos la entrega de nuestro corazón para acatar sin argumentos la Palabra de
Dios y su dirección para los asuntos de nuestra vida. Si mantenemos limpio nuestro
corazón, este será guardado y se mantendrá sensible a su voz.
DETERMINACIÓN
CONSAGRACIÓN
En oración, guiar a los asistentes a pedirle al Espíritu Santo que les muestre el estado
de su corazón hoy, identificando cuáles son los razonamientos con los que están
luchando cuando leen la Palabra de Dios; e invitarlos a renunciar a todas aquellas
cosas que ha albergado en el corazón contrarias a la verdad de Dios.