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Objetivos:
Ayudar a que sientan el Espíritu Santo como un regalo de amor de Jesús
para cada uno
Estimularlos a descubrir las maneras en las que el Espíritu Santo actúa en
nuestra vida
Profundizar la relación con el espíritu Santo mediante la oración, el gesto y el
compromiso
Desarrollo:
MOTIVACIÓN: Partiendo de la experiencia… jugamos un rato.
✓ En voz baja, pero audible, les digo: “Todos los que me escuchen, tóquense la
nariz con un dedo. Todos los que me escuchen, pónganse la mano en la cabeza”, y
continúo dándoles órdenes hasta que todos los niños me hayan prestado atención y hayan
empezado a hacer lo que les mando. Después, les explico que, cuando escucharon,
pudieron oír lo que yo les decía y seguir mis instrucciones a pesar de que les hablaba en
voz muy baja. Cuando el Espíritu Santo nos habla, lo hace con voz muy baja, pero si
escuchamos con atención, nos dirá cosas muy importantes.
✓ Les pregunto qué sienten cuando hacen algo bueno. Luego les doy la
consigna de que ellos deben sonreír cuando les parezca que la acción que yo diga es
buena, y fruncir el ceño cuando piensen que es mala, y a continuación les describo
diferentes situaciones de la vida real como, por ejemplo, cuando ayudan a la mamá,
cuando pelean con los hermanos, cuando juegan juntos y comparten sus juguetes, cuando
desobedecen a los padres, etc.
ILUMINACIÓN: Reflexionamos… ¿Qué
acciones demuestran la presencia del Espíritu
Santo?
Para recordar lo trabajado la semana anterior
sobre lo que les pasó a los apóstoles el día de
Pentecostés, miramos un video.
https://www.youtube.com/watch?v=Jzl91Hn4Aqw&pp=ygUXUEVOVEVDT1NURVMg
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El Espíritu Santo es el amor inmenso, infinito de Dios. Él nunca está quieto. Siempre
está actuando en nosotros si lo recibimos y lo dejamos hacer.
El Espíritu Santo es GUÍA (Jn 16,13): Lo mismo que cuando vas a hacer un viaje en
un automóvil que tiene GPS. Vas siguiendo las indicaciones del dispositivo. Pero si hacés
un giro equivocado, el GPS recalcula tu ruta. Nunca se rinde hasta que alcanzás tu
destino. Podés ignorarlo o apagarlo. Pero si lo seguís hará que tu viaje sea más agradable
y pacífico. Y llegará un momento en el que dirá: “Has llegado a tu destino”. Pues bien, el
Espíritu Santo es nuestro guía, está con nosotros en el camino. Sin él, estaríamos
expuestos a caer en el error. Para eso debemos “escuchar”, como lo hicimos hace un rato.
El Espíritu Santo no te hablará con palabras audibles. Más bien, Él te guiará a través de tu
propia conciencia (Cf. Rm 9,1). “El Espíritu Santo nos guía como una madre… como una
persona que ve conduce a una persona ciega…”.
Recordamos nuestras caras felices o enojadas cuando pensábamos las distintas
situaciones hace un rato, podemos saber si estamos siguiendo la guía del Espíritu
buscando señales: “…el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí…” (Ga 5,22-23). Si nos dejamos guiar por
el Espíritu estas cualidades crecen, nos sentimos alegres, en paz y empezamos a tener el
modo de hablar, de pensar, de sentir, de actuar, de amar… de Jesús.
Actividad de afianzamiento:
Les muestro a los chicos una caja envuelta como regalo diciéndoles que allí adentro
hay algo para ellos. No les hago ver ni escuchar ningún sonido del contenido. Les hago
notar que, aunque ellos no vean lo que hay dentro de la caja, saben que hay algo en ella
porque yo se los dije, es decir, me creen. De la misma forma, ninguno de nosotros alguna
vez vimos a Dios o a Jesús, sin embargo, creemos en ellos porque el Espíritu Santo nos
ayuda a creerles y saber que nos aman.
Luego abrimos la caja y los niños pasan a sacar lo que hay dentro. Son 7 rollitos:
cada uno es un don del Espíritu Santo con su respectiva explicación. Al que le tocó, va y
pega el cartelito en la pizarra de modo que todos tengan a la vista cada don. De este
modo recordamos los dones del Espíritu Santo que estuvieron trabajando en los
encuentros anteriores. También se los entrego en un papelito para pegar en el cuaderno.
SABIDURÍA: nos enseña a mirar con los ojos de Dios, a sentir con el
corazón de Dios, a hablar con las palabras de Dios.
FORTALEZA: nos da fuerza para vivir como Dios quiere, nos sostiene en
nuestras debilidades y en los momentos difíciles o dolorosos que debemos
enfrentar.
PIEDAD: nos ayuda a ser amigos de Dios, por eso nuestro corazón siente
gratitud y desea alabarlo. Este amor hace que nosotros también amemos y
sirvamos a nuestros hermanos.
verdaderas e importantes
Sentís que estás cansado y no tenés (Fortaleza)
con Jesús
No lográs descubrir la belleza de (Ciencia)
Palabra de Dios
Hay veces que te enojás con Dios y (Temor de Dios)
no sabés si creerle
Materiales necesarios:
Cañon proyector
Caja de regalo
Cinta de enmascarar
Carteles
Fotocopias