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MITO DE CIPACTLI

Su nombre también es el del primer día del Tonalpohualli, el


calendario sagrado azteca, algo en lo que coinciden la
mayoría de las civilizaciones Mesoamericanas, pero también
es muestra de una enseñanza aún más profunda, el orden de
los días no está hecho al azar.

Los días están ordenados de manera que van en ascenso en


cuanto a belleza estética y virtudes que pueden ser
relacionadas con aquellas virtudes que los seres humanos
pueden desarrollar; entonces Cipactli es la representación
más primitiva de la tierra, el origen, la materia pura, el estado
inicial de las cosas, y continúa cambiando hasta llegar al
último día que es xochitl. Este modo de entender el
calendario explica cómo debe de ser el desarrollo como seres
humanos, partiendo de lo más arcaico a lo sublime.

Cipactli era el único ser marino que existía en aquel entonces,


hasta que Quetzalcóatl lo mató para crear la tierra. Con el
cuerpo de Cipactli los dioses crearon la Tierra. Así, cuando se
vieron en la necesidad de dar forma al mundo, un espacio, un
suelo, se decidió que Cipactli se partiría por la mitad: una
mitad sobre la otra, obteniendo cielo y tierra. El problema es
que no había lugar para el hombre, entonces con dos árboles
se erigió un espacio que separaba las dos mitades.

Así, entre nueve cuerpos por arriba, "los nueve que están
sobre nosotros" ("chiucnauhtopa"), y otros nueve abajo, "los
nueve mundos de los muertos" ("chiucnauhmictlan") la
mitología mexica situaba la vida del hombre. Otra cuestión
fue la creación del tiempo de la que se encargaron los
esposos Oxomoco y Cipactónal, y así con el consejo de
Quetzalcóatl crearon el calendario mexica que en honor a la
criatura constaba de 18 "meses" de veinte días (360 días en
total), el primero de ellos con su nombre y dedicado a ella.

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