(La mesa en el escenario. Ingresa Filomeno colocando la mesa
para el desayuno)
Filomeno: (Tararea una canción) Qué bueno es estar de
vacaciones, pero tengo que preparar el desayuno para Josefa, que sale a trabajar. Ella es muy buena, pero exageradamente celosa... si supieran lo celosa que es…
Josefa: ¡¿Con quién estás hablando, Filomeno?!
Filomeno: Con nadie, mi amorcito.
Josefa: ¡Seguro tienes una mujer escondida! ¡¿Dónde está?! ¡Sal
de ahí, cobarde!
Filomeno: Pero Josefa, ¿cuántas veces tengo que decirte que solo
estamos tú y yo?
Josefa: ¡Esta bien! Y ahora sírveme el desayuno, que estoy
apurada.
Filomeno: Hace rato está servido, mi cielo.
Josefa: (Observando detenidamente el pan) ¿A quién le compraste
el pan? Seguro coqueteando con la chica de la tienda para que te regale el pan.
Filomeno: Pero Josefa, la señora de la tienda es una viejita
sexagenaria... contigo no se puede (lee el periódico)
Josefa: ¿Qué estás mirando con tanta atención? Seguro las
piernas de las vedettes (lo golpea con el periódico). Ya no respetas a tu esposa.
Filomeno: Josefa, esos celos enfermizos te van a matar, tienes
que ir al médico.
Josefa: ¡No y no! No menciones esa palabra que me irritas. (Se
levanta y toma sus cosas) Bueno, ya me voy. Y ya lo sabes: Si encuentro a otra mujer, te mato. (Sale)
Filomeno: Sí, me matas.
Josefa: (Regresando) No lo olvides: ¡Te mato! (se va)
Filomeno: ¡Qué mujer! Y ahora a ver televisión... (Tocan la puerta). Seguro es Josefa, que olvido algo (abre la puerta).
Doctora: Buenos días, señor. Soy Milagros Salvavidas, la mejor
doctora de esta cuadra.
Filomeno: No necesito ninguna doctora. Por favor, váyase.
Doctora: ¿Le duele la cabeza? ¿Se siente mal? ¿Le duele la
garganta?
Filomeno: Señorita, por favor, márchese de una vez.
Doctora: Usted está pálido... Tengo que examinarlo.
Filomeno: Váyase, por favor, mi esposa es muy celosa y si la
encuentra aquí, me mata. (Tocan la puerta) ¡Es ella! Escóndase.
Doctora: Pero señor, déjeme examinarlo, también hago
necropsias.
Filomeno: ¡Escóndase! (La doctora se esconde y abre la puerta).
Abogada: (Entrando) Buenos días, señor. Soy Constitución Legal y
resuelvo sus problemas legales en un dos por tres.
Filomeno: Señorita, no necesito una abogada, mi esposa es muy
celosa y si la encuentra aquí, me mata.
Abogada: ¡Ajá! Chantaje sexual... Podemos llevar el caso a la
corte y pedir quince años de prisión, como mínimo.
Filomeno: Váyase, por favor, se lo suplico.
Abogada: Mejor vamos a pedir que la castiguen de por vida.
Filomeno: (Tocan la puerta) ¡Dios mío! ¡Es Josefa! Escóndanse
rápido (abre la puerta).
Abogada: Pero todavía no le he contado que estudié en…
Vendedora: (Entrando) Buenos días, señor. Aquí le traigo lo que
usted merece (mostrándole un cuchillo).
Filomeno: No, por favor... Soy muy joven para morir.
Vendedora: Su vendedora estrella, con los mejores cuchillos de
acero inoxidable y a sólo veinte pesos... Filomeno: Vendedora... menos mal. Pero váyase... si mi esposa la ve, me mata.
Vendedora: Entonces, la esperamos a ella, para que ella escoja el
cuchillo que le gusta.
Filomeno: (Tocan la puerta) ¡Santo cielo, ahora sí es Josefa...
¡Escóndanse! (La vendedora se esconde y Filomeno abre la puerta). ¡Hola, mi amorcito, que rápido regresaste!
Josefa: (Mirando a todos lados) ¿Por qué te demorabas en abrir?
Estás nervioso, seguro tienes una mujer escondida... Huele a perfume barato...
Filomeno: Pero, mi amor, ¿cómo crees?
Josefa: Si encuentro a otra mujer, ¡te mato! Pero antes llamo a una abogada y me divorcio.
Abogada: (Saliendo de su escondite) ¿Abogada, dijo usted?
Constitución legal a la orden.
Josefa: ¿Y ésta quién es? ¡Sabía que me engañabas! Yo te mato,
un cuchillo, un cuchillo, ¿dónde hay un cuchillo? Vendedora: (saliendo de su escondite) ¿Cuchillo, dijo usted? Tengo los mejores.
Josefa: ¡No sólo me engañabas con una! ¡Mal hombre, infiel! No
puede ser... (Se lleva una mano al pecho) Me siento mal... mi corazón, necesito una doctora.
Doctora: (Saliendo de su escondite) ¿Doctora, dijo usted? Milagros
Salvavidas al rescate.
Josefa: No puede ser (se desmaya)
Doctora: (La examina) ¡Se murió!
Todos: ¡Se murió!
Josefa: (Se despierta y levanta, amenazante) ¡Eso es lo que