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Carrera:

DERECHO
Curso:
DERECHO DE PERSONAS
Docente:
CARLOS ALCIBIADES CELSO LA TORRE
CASTILLO
Alumnos:
Celia Vilca Lázaro
Jose E. Muro Torres
EL DERECHO DE LA MUJER A LLEVAR EL APELLIDO DEL MARIDO, EN EL
CÓDIGO CIVIL DE 1936 Y 1984, DESARROLLE AMPLIAMENTE.

En el Código Civil de 1936 y 1984, el tema del derecho de la mujer a llevar el apellido del
marido estaba regulado de manera similar, reflejando una visión tradicional y patriarcal de la
sociedad. Es importante tener en cuenta que, para una comprensión adecuada, debemos
contextualizar estas normativas en el marco histórico y cultural en el que fueron establecidas.

Código Civil de 1936:

El Código Civil de 1936, promulgado durante el régimen franquista en España, estuvo vigente
hasta 1975. En este código, la igualdad de género no era una prioridad y se establecía una clara
discriminación hacia la mujer en diversos aspectos legales, incluido el apellido.

En cuanto al apellido, el Código Civil de 1936 establecía el principio de “unidad de apellido”


tras el matrimonio. Esto significaba que, después de casarse, la mujer debía adoptar el apellido
de su esposo y renunciar al suyo propio. De esta manera, se transmitía una clara concepción
de la familia patriarcal, donde el hombre era el jefe de familia y el apellido paterno prevalecía
sobre el materno.

Cabe mencionar que esta normativa no permitía opciones alternativas, y cualquier cambio al
respecto estaba sujeto a situaciones excepcionales y permisos gubernamentales.

Código Civil de 1984:

El Código Civil de 1984, en comparación con el de 1936, introdujo algunas modificaciones


relevantes en relación con la igualdad de género y los derechos de la mujer. Aunque aún no
reflejaba una igualdad plena, sí representaba un avance en ciertos aspectos.

Respecto al derecho de la mujer a llevar el apellido del marido, el Código Civil de 1984
mantenía el principio de “unidad de apellido” en el matrimonio, lo que significaba que seguía
siendo obligatorio para la mujer adoptar el apellido de su esposo.

No obstante, esta normativa permitió la opción de que, mediante una declaración ante el
Registro Civil, la mujer pudiera conservar su apellido de soltera de forma conjunta con el de su
marido, añadiendo “de” entre ambos apellidos. Por ejemplo, si la mujer se apellidaba
“González López” y el marido “Martínez Ruiz”, podían adoptar “González de Martínez” como el
apellido conjunto. Cabe destacar que esta opción no era de uso común y estaba sujeta a la
decisión y voluntad de la mujer.

Es importante destacar que, a pesar de la modificación introducida en el Código Civil de 1984,


este enfoque todavía reflejaba la prevalencia de la cultura patriarcal en la sociedad, donde la
mujer seguía vinculada al apellido del marido y, en muchos casos, a una posición subordinada
dentro de la familia.

En conclusión, tanto en el Código Civil de 1936 como en el de 1984, el derecho de la mujer a


llevar el apellido del marido estaba limitado por una concepción tradicional y patriarcal de la
familia y la sociedad. Solo con el paso del tiempo y cambios legislativos posteriores, se han ido
estableciendo normativas que garantizan una mayor igualdad de género en este y otros
aspectos legales. Es relevante entender estas regulaciones en su contexto histórico para
apreciar los avances hacia una sociedad más equitativa en cuanto a derechos de género.

El apellido de casada nace como una costumbre, generalmente tenemos entendido que el
apellido es su información histórica genética que sucede para saber quién es esta persona y
justamente de donde deriva diríamos su linaje. La mujer casada se pone la preposición DE

de tal manera, que, si su esposo se apellida Muro, seria Torres de Muro, pero es una más una
costumbre social que una obligación legal.

Debemos manifestar también la construcción de identidad del apellido y como sabemos que
nuestro nombre es lo que nos representa ante los demás, pero la preposición DE suena como
una dependencia hay algunas consecuencias el utilizarlo en tus documentos sucede que a
veces no identificamos a las personas como la misma porque sucede que hay un nombre que
no pueda coincidir con una identificación oficial lo correcto es que los documentos legales se
utilice el nombre legal correcto de la mujer de soltera, en los documentos de
convencionalismo social como invitaciones de tarjetas de presentación tampoco es una
obligación legal. En esta sociedad machista tampoco podemos desconocer que la mujer
siempre es de algo es la madre esposa de alguien la madre de alguien la hija de alguien
siempre observamos esa dependencia de la mujer hacia el varón.

Los derechos de igualdad la mujer dice hoy, yo tengo los mismos derechos y la Constitución
Peruana habla que ante de la ley varón y mujer son iguales nadie tiene preferencia de
derechos, entonces al orden de los apellidos es como hemos mencionado es para solo precisar
el origen y linaje. Nos ponemos a pensar ahora que sucederá con los matrimonios igualitarios
que cada día ganan más terreno y más posiciones en la sociedad, entonces cuál de los dos
varones o cuál es las dos mujeres tomaran el apellido cuál de ellos se registran el ambiente es
interesante. Aunque en el Perú no está normado, en los que si existe dicha norma los juristas
manifiestan ya un vacío o laguna en dicha norma son situaciones que seguro vendrá a
resolverse con el tiempo.

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