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Lenguaje y Comunicación

Progreso 2

Ensayo Argumentativo

Pamela Guevara

2021

La criminalización de la protesta social como un mecanismo de control social en el Ecuador

Introducción

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a

expresarlo” Con esta frase, Voltaire nos expone el valor de la tolerancia, del respeto y del

derecho a la libertad de expresión. En el Ecuador, hemos visto cómo, de hecho, personas han

pagado con su vida su derecho a la libertad de expresión, a pesar de que, en nuestra constitución,

se reconoce y garantiza el derecho de toda persona a opinar y expresar, libremente y en todas sus

formas y manifestaciones, su pensamiento (Maldonado, 2019). Pero más allá de que las personas

se sepan amparadas por una constitución, las protestas sociales muchas veces son el único

recurso con el cual los sectores populares pueden hacerse de una voz para ser escuchadas sus

demandas, rechazando la corrupción o prevaricación, formas en que se organiza una sumisión de

clases políticas locales respondiendo a los intereses económicos nacionales e internacionales,

afectando a sectores populares con sus decisiones. Si se entiende entonces que las protestas

sociales, a más de estar amparadas por la ley, son el único medio con el cual las poblaciones o

ciudadanos contamos para que los poderes políticos que guían el rumbo de nuestro país escuchen
la postura popular, junto con las necesidades y demandas, ¿cómo llega el gobierno a tomar

decisiones que repercuten y llegan a transgredir los derechos de los protestantes? Como veremos

a continuación, en muchas ocasiones, el gobierno responde de una manera antidemocrática.

Desarrollo

En el Ecuador hemos sido testigos de diversas formas en las cuales las protestas sociales,

antes de ser respetadas en su legitimidad, han sido criminalizadas, vulnerando los derechos de los

protestantes, cuando estos demandan su insatisfacción ante políticas del Estado. Se ha intentado

acallar la indignación del pueblo al dictar de “vandalismo” a las manifestaciones (Andinos,

2012), en lugar de abrir las puertas al diálogo y reconocer la voz del pueblo como la voz que el

estado promete proteger. Es cierto, clara mente, que el gobierno precisa tener un control social,

para proteger los intereses de todos los sectores de producción del país y de la seguridad de sus

habitantes, y en una protesta social muchas veces el país se “paraliza” económicamente, las

personas ajenas a la protesta también se ven afectadas por el cierre de las vías y las

consecuencias de estos actos de protesta, por lo cual se entiende que se deba proceder a ejecutar

medidas que busquen solucionar o terminar con las protestas sociales. Pero cuando las decisiones

del gobierno implican vulnerar los derechos y la vida de los protestantes, plantear que “el fin

justifica los medios” no debería ser una opción.

Los derechos a protestar y expresar libremente nuestra postura se ven vulnerados con las

sanciones carcelarias y represalias violentas de parte de las fuerzas del orden del Gobierno

(FDIH, 2015), pero, a más de estas medidas, cuando la respuesta de los poderes estatales ante la

protesta social se vuelve represiva, reduce o suspende los derechos democráticos de los

protestantes, el estado democrático se convierte en iliberal, autoritario y antidemocrático, más

aún cuando, desde estos poderes estatales, en el intento de deslegitimizar la protesta social y a
modo de contra protesta, implica menciones de segregación racial y étnica, como lo vimos en la

protesta de octubre del 2019, creando una “estigmatización” del pueblo indígena. Así, las

consecuencias que deja una protesta social, donde las personas demandan de manera legítima ser

escuchadas, tiene una correlación con las medidas que se tomen desde los poderes del estado

para responder a este llamado. Censurar, estigmatizar, sancionar, a más de criminalizar a la

protesta social, repercute negativamente en un estado de derecho llamado democrático y

plurinacional.

Conclusión

En conclusión, y entendiendo que la responsabilidad del gobierno por mantener un orden social

no justifica sus respuestas arbitrarias, vemos cómo en el Ecuador las posturas del gobierno

criminalizan a las protestas sociales, sobre todo cuando éstas no responden en favor de los

intereses económicos y financieros de los poderes estatales, recurriendo a medidas de control

social antidemocráticas, que han vulnerado los derechos de libre expresión de los protestantes,

han promovido una discriminación en la población misma, hacia la diversidad étnica, llegando a

tener consecuencias fatales en las personas que pugnan por ser escuchadas, por defender su

derecho a vivir en dignidad, aunque esto signifique defenderlo con la vida misma.

Referencias

Maldonado, L. (2019). Criminalización de la Protesta Social en el Ecuador. Sur Academia:

Revista Académica-Investigativa De La Facultad Jurídica, Social Y

Administrativa, 6(12), 65-77.

https://revistas.unl.edu.ec/index.php/suracademia/article/view/545
Federeción Internacional de Derechos Humanos, FIDH. Comisión Ecuménica de Derechos

Humanos, CEDHU. Fundación Regional de Asesría de Derechos Humanos, INRDEH.

(2015), Ecuador: Aumenta la criminalización de la protesta social frente a proyectos

extractivos, FIDH. https://www.fidh.org/es/region/americas/ecuador/ecuador-aumenta-la-

criminalizacion-de-la-protesta-social-frente-a

Andinos, A. (2012). Criminalización de la protesta social. Un recuento desde el retorno a la

democracia, Programa Andino de Derechos Humanos,

https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/3338/1/RAA-30%20CDES.pdf.

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