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El contrato es una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir,
modificar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico (Art. 1.133 Código Civil). Podemos afirmar que
el contrato es un acuerdo de voluntades que puede surgir entre dos o más contratantes con una
determinada finalidad, la cual crea derechos y obligaciones entre ellos.
El Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro lo define en su Artículo 5° en los
siguientes términos: “El contrato de seguro es aquel en virtud del cual un empresa de seguros, a
cambio de una prima, asume las consecuencias de riesgos ajenos que no se produzcan por
acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del beneficiario, comprometiéndose a
indemnizar, dentro de los límites pactados, el daño producido al tomador, al asegurado o al
beneficiario, o a pagar un capital, una renta u otras prestaciones convenidas, todo subordinado a
la ocurrencia de un evento denominado siniestro, cubierto por una póliza”.
Fundamento técnico
Teorías
Existen varias teorías que intentan dar una justificación metajurídica (especialmente
económica) a la institución del seguro:
a. la teoría de la indemnización, según la cual el seguro sería una herramienta económica
destinada a reparar o a atenuar los efectos de un daño patrimonial eventual. Se objeta a esta
explicación que al identificar genéricamente al seguro como una indemnización, deja fuera el
seguro de vida, el cual no puede por razones morales y técnicas ser calificado como
indemnizatorio. Por razones morales, porque la vida humana no tiene precio; por razones
técnicas, porque la indemnización debería guardar correspondencia con la perdida y ésta es
imposible de estimar.
b. la teoría de la necesidad, según la cual el seguro sería un recurso por el cual un gran
número de personas amenazadas por peligros análogos se organizan para atender mutuamente
necesidades tasables y fortuitas de dinero. Teoría muy difundida concebida para incluir el seguro
de vida, cabe como crítica la observación según la cual hay seguros de vida que se contratan sin
necesidad y que la vida humana no es tasable con dinero.
c. la teoría de la previsión, según la cual este es el único valor común entre los seguros de
vida y los seguros de daños. Quien tima un seguro tiene la precaución de anticipar un remedio
para un problema o precisar un efecto para una situación.
Todas estas teorías tienen un valor simplemente relativo. La aceptación de una cualquiera
de ellas intenta poner el acento de la importancia de la institución del seguro en un valor distinto.
Para que el procedimiento dé el mejor resultado, los miembros de la mutualidad y los bienes
asegurados se clasifican en grupos homogéneos: no es lo mismo asegurar la vida de una persona
de 80 años que la de un joven de 25, o asegurar la vida de un abogado que la vida de un piloto de
pruebas; así como tampoco es lo mismo asegurar contra pérdida total el vehículo deportivo veloz
de un joven soltero de 20 años que el auto familiar de un hombre de mediana edad, casado y con
hijos. Todas estas personas y todos estos bienes son asegurables, pero en cada caso las
matemáticas acuden en auxilio del asegurador y del asegurado para determinar el monto de la
prima en base al riesgo.
Cuando el riesgo asegurado no puede ser asumido en su totalidad por el asegurador,
porque el compromiso económico excede sus posibilidades, se acude al fraccionamiento del riesgo
a través del llamado coaseguro, es decir, la intervención de varias empresas como aseguradores.
Como complemento y porque las estadísticas sólo suministran una probabilidad, el asegurador se
cubre o garantiza contra las disparidades que ocurran o se presenten entre probabilidad y realidad
por medio del reaseguro. El reaseguro es la transferencia total o parcial del riesgo por parte del
asegurador al reasegurador, a cambio de la cesión de parte de la prima o de su totalidad.
El Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro da las características en el Artículo
6°.El seguro es un contrato consensual, bilateral, oneroso, aleatorio, de buena fe y de ejecución
sucesiva
Consensual: Se perfecciona con el simple consentimiento de las partes.
Bilateral: En cuanto que genera obligaciones para las dos partes contratantes. Para el
asegurado, más jurídicamente, para el tomador, la de pagar la prima, fuera de otras que los
expositores denominan cargas, y para el Asegurador, la de asumir el riesgo y, consecuencialmente,
la de pagar la indemnización si llega a producirse el evento que la condiciona.
Oneroso: En cuanto que cada una de las partes se grava en beneficio de la otra. No
constituyen liberalidad ni el pago de la prima, ni el de la indemnización llegado el caso.
Aleatorio: No existe equivalencia en las prestaciones del asegurado y del asegurador. Uno
y otro están sujetos a una contingencia que puede significar para uno una ganancia (en el sentido
lato) y para otro una pérdida (ídem). Esa contingencia es la posibilidad de ocurrencia del siniestro.
De ejecución sucesiva: O de tracto sucesivo como suelen denominar los expositores de
Derecho Civil aquellos contratos cuya ejecución no es instantánea. Y tal ocurre con el contrato de
seguro, toda vez que las obligaciones que impone a los contratantes se van desenvolviendo
continuamente en el tiempo desde el perfeccionamiento del contrato hasta su terminación por
cualquier causa. El pago de la prima no es la sola obligación a cargo del asegurado, quien debe
además mantener el estado de riesgo a través de la vigencia del contrato. Y lo es para el
asegurador, cuya obligación consiste en asumir el riesgo y estar presto al pago de la indemnización
tan pronto como sobrevenga el siniestro. Por ser de ejecución continuada, el contrato de seguro
produce efectos indelebles hasta el momento en que se opere su terminación por incumplimiento
de las obligaciones.
De buena fe: Como todos los contratos, sólo que el seguro lo es en más alto grado, lo que
tiene un fundamento ostensible en la intangibilidad de la mercancía que constituye su objeto y en
la imprecisa consistencia de los elementos que se utilizan para regular el precio de ella.
Elementos subjetivos
1. La empresa de seguros o asegurador.
2. El tomador.
3. El asegurado.
4. El beneficiario.
Se define según el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro en los artículo 7° y 8°
cada uno de sus integrantes de la siguiente manera
1. La empresa de seguros o asegurador: La persona que asume los riesgos. Sólo las
empresas de seguros autorizadas de acuerdo con la ley que rige la materia pueden actuar como
asegurador.
2. El tomador: La persona que obrando por cuenta propia o ajena, traslada los riesgos.
3. El asegurado: Persona que en sí misma, en sus bienes o en sus intereses económicos
está expuesta al riesgo.
4. El beneficiario: Aquel en cuyo favor se ha establecido la indemnización que pagará la
empresa de seguros.
¿Pueden coincidir en una misma persona la figura del tomador, asegurado o el
beneficiario?
Pueden ser o no la misma persona; así lo establece el Artículo 89 de la Ley del Contrato de
Seguro. Artículo 89.Los seguros de personas pueden cubrir un interés económico o referirse a una
prestación independiente de una pérdida patrimonial. En éstos la empresa de seguros no puede
subrogarse en los derechos del asegurado o el beneficiario contra terceros con ocasión del
siniestro Salvo En Las Pólizas De Hospitalización, Cirugía Y Maternidad.
Dentro del contrato de seguro existen los siguientes elementos personales, reales y
formales.
Elementos Personales: asegurador, asegurado, beneficiario y tomador.
a) La empresa de seguros o asegurador: La persona que asume los
riesgos.
b) Asegurado: Persona que en sí misma, en sus bienes o en sus
intereses económicos está expuesta al riesgo.
c) Beneficiario: Aquel en cuyo favor se ha establecido la
indemnización que pagará la empresa de seguros.
d) Tomador: La persona que obrando por cuenta propia o ajena,
traslada los riesgos.
Elementos Reales o Específicos: Siniestro, riesgo, prima e
indemnización.
a) Siniestro: Es el acontecimiento futuro e incierto del cual depende
la obligación de indemnizar por parte de la empresa de seguros
b) Riesgo: Es el suceso futuro e incierto que no depende
exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario, y
cuya materialización da origen a la obligación de la empresa de seguros.
c) Prima: Es la contraprestación que, en función del riesgo, debe
pagar el tomador a la empresa de seguros en virtud de la celebración del
contrato.
d) Indemnización: Es la suma que debe pagar la empresa de seguros
en caso de que ocurra el siniestro y la prestación a la que está obligada en los
casos de seguro de vida.
Elementos Formales: La solicitud, el cuestionario y la póliza.
a) Solicitud y el Cuestionario: Estos podrían definirse como
documentos preparatorios del contrato.
b) La Póliza: Es el documento escrito donde constan las condiciones
del contrato.
La póliza
La póliza, antiguo instrumento único de prueba del contrato de seguro, es ahora un
instrumento más de prueba del mismo, cuya entrega es obligatoria para el asegurador. A falta de
la póliza, el contrato se puede probar con el recibo de prima, cuadro recibo o cuadro de póliza. Los
terceros pueden acudir a todos los medios de prueba (art. 14).
En el caso de que la empresa de seguro no entregue la póliza o sus anexos al tomador, se
tendrán como condiciones acordadas aquellas contenidas en los modelos de póliza que se
encuentren en la Superintendencia de Seguros para el mismo ramo, amparo y modalidad del
contrato según la prima que se haya pagado. Si hubiere varias pólizas de la empresa a las que
dicha prima sea aplicable, se entenderá que el contrato corresponde a la que sea mas favorable
para el beneficiario (art. 15).
Carácter de la póliza
Artículo 19.La póliza puede ser nominativa, a la orden o al portador. La cesión de la póliza
no produce efecto contra la empresa de seguros sin su autorización. La cesión de la póliza a la
orden puede hacerse por simple endoso. La empresa de seguros podrá oponer al cesionario o
endosatario las excepciones que tenga contra el tomador, el asegurado o el beneficiario.
Es decir, puede ser transmitida por medio de cesión (con la autorización del asegurador
para que surta efectos contra él), por endoso o por la simple entrega o tradición. Este régimen
está previsto sólo para aquellos supuestos de seguros sobre bienes que han de circular, a fin de
permitir la circulación del seguro junto con ellos, como es el caso de las mercancías sometidas al
riesgo de transporte. También es útil la cesión, el endoso o la tradición de la póliza de seguro para
el acreedor en cuyo favor se haya constituido un privilegio o una hipoteca, a fin de facilitarle el
ejercicio del derecho al cual se refiere el artículo 1865 del Código Civil, conforme al cual si las cosas
sujetas a privilegio o hipoteca han perecido o se han deteriorado, las cantidades debidas por los
aseguradores por indemnización de la pérdida o del deterioro quedan afectas al pago de los
créditos privilegiados o hipotecarios. Ocurrido el siniestro, un endoso en procuración puede
también ser útil para gestionar la reclamación del beneficiario. La Ley del Contrato de Seguro
eliminó el requisito de que la póliza del seguro de vida sólo podía ser nominativa.
Las pólizas de seguros están sometidas al requisito de autorización previa de la
Superintendencia de Seguros. Esta autorización administrativa no impide el ejercicio de la facultad
del juez de examinar y pronunciarse sobre el fondo y la forma del contrato, puesto que la
intervención del órgano administrativo no le confiere al texto aprobado una cualidad indisputable.
(Sostuve una opinión distinta en un trabajo titulado “El seguro de riesgo subjetivo”, publicado en
el N° 9 de la Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello, en 1970,
para defender la intangibilidad de una póliza de seguro emitida conforme a textos del common
daw para cubrir riesgos no conocidos o descubiertos por los contratantes. La aseguradora, en un
venire contra factumproprium, negó su responsabilidad. Los jueces no aceptaron la tesis de la
derogatoria implícita del artículo 552 del Código de Comercio, en su ordinal 4o, por parte de los
contratantes).
La ley denomina anexos de la póliza los documentos que modifican las condiciones del
contrato. Para su validez, se exige que estén firmados por la empresa de seguros y por el tomador.
En caso de discrepancia entre la póliza y los anexos firmados, prevalecen éstos. A los anexos se les
suele denominar endosos, nombre que no tiene nada que ver con la forma de transmisión de los
títulos valores.
Bibliografía