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Corresponde continuar el debate sobre las enmiendas introducidas por el Senado al proyecto
de ley que despenaliza en tres causales la interrupción voluntaria del embarazo.
Antecedentes:
-Las modificaciones del Senado comenzaron a ser tratadas en la sesión 48ª de la presente
legislatura, en 19 de julio de 2017.
Señor Presidente, uno se pregunta cómo hemos llegado a esta situación de tener que votar con
suma urgencia un proyecto de ley que atenta directamente contra la esencia de la naturaleza
humana.
Algunos lo hacen por una cuestión política; otros, por una motivación populista, de popularidad,
basados en supuestas encuestas, las mismas encuestas que decían que nadie quería más
diputados en esta Sala, pero todos guardaron silencio y votaron a favor cuando nos correspondió
aprobar el proyecto que aumentaba el número de diputados.
Los mismos que se escandalizan por lo que sucede en el Sename, hoy, hipócritamente, van a
aprobar una ley en proyecto que faculta el asesinato de niños inocentes, de niños chilenos que no
tienen una voz que los defienda.
Hoy, también, se condenará a miles de mujeres que con dolor y desesperación recurren al término
del embarazo. Ellas no podrán borrar de su conciencia, jamás, el peso de haber puesto fin a la vida
de un hijo.
Hay instituciones que cumplen una gran labor de acompañamiento a las mujeres que se enfrentan
a esta situación, pero hay que decir que ese debiera ser un deber del Estado. El Estado debería
asumir esa responsabilidad.
Pero, ¿por qué ha optado nuestro Estado, este Estado supuestamente popular? Por la solución más
fácil: matar. Esa es la salida fácil.
Tratando de entender lo que está pasando, encontré un documento que dice: Reconocemos la
naturaleza espiritual y trascendente del ser humano, concebimos la vida como una identidad
continua, desde la fecundación hasta la muerte natural. La libertad e igualdad en dignidad y
derechos con que nace todo ser humano son compartidas por todos los seres humanos que están
por nacer. Por eso, defendemos su vida. El aborto es un atentado al derecho a la vida de cada ser
humano.
¿Qué les pasó a los señores de la Democracia Cristiana? Van a deshonrar la palabra empeñada. Es
patético que los “defensores de la vida y los derechos humanos” ahora vayan a traicionar sus
principios y creencias. Estarán traicionando a los electores que creyeron en el cartel que se
colgaron y votaron por ustedes. Han traicionado a los niños inocentes que están condenando a
morir.
Les repito una vez más que tendrán que rendir cuenta a aquel del que llevan el nombre, que han
usurpado al llamarse “cristianos”, pues intentan justificar lo malo como si fuera bueno.
También tendrán que rendir cuenta ante todos los chilenos que serán testigos de su votación de
hoy.
La nuestra es una sociedad sana que comprende el dolor de una mujer que ha abortado,
comprende la desesperación que la puede llevar a eso, pero también comprende que aquí se está
matando a un inocente. Es una sociedad que entiende la diferencia entre lo bueno y lo malo,
entiende que se matará a un inocente en el vientre materno. Lo torturarán, lo envenenarán, le
amputarán sus miembros sin piedad.
Esto no es una interrupción, como se dice por ahí; esto es aborto. Algo que se interrumpe se
puede reanudar; aquí no habrá nada que se pueda reanudar: se matará a una persona.
Mientras tenemos vida, nuestra libertad se juega en cuidar la vida de los demás, especialmente la
de aquellas personas más inocentes, de aquellas que dependen de nosotros.
Comparto con ustedes la experiencia que he vivido con miles de personas; personas sencillas,
personas de buena voluntad que distinguen lo bueno de lo malo, y saben que aquí se está
legislando un mal.
Finalmente, señor Presidente, en nombre de Dios y de toda la gente de buena voluntad que no se
siente interpretada por esta ley en proyecto, votaré en contra, ahora y siempre.
He dicho.
-Aplausos.