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La Iglesia alza la voz para defender la dignidad de la vida de cada persona, desde su origen y hasta el final de la

vida. Para ello hace públicos Notas y documentos para reflexionar sobre estas cuestiones.

Nota de la Comisión Ejecutiva de la CEE: el derecho a la vida ¿es inconstitucional?

Nota ante la resolución del Tribunal Constitucional sobre "la ley del aborto"

Nota de los obispos ante ante la nueva Ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo y ante la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos
de las personas LGTBI

Nota «Sí a la familia y sí a la vida»

Nota doctrinal sobre la objeción de conciencia: «Para la libertad nos ha liberado Cristo»

Nota de prensa ante la entrada en vigor de la "Ley del aborto"

Declaración sobre el Anteproyecto de "Ley del Aborto": atentar contra la vida de los que van a nacer,
convertido en "derecho"

Nota de la Comisión Ejecutiva de la CEE: el derecho a la vida ¿es inconstitucional?

(9 de mayo de 2023)

El pasado 9 de febrero de 2023 el Tribunal Constitucional rechazó, después de 13 años, la ponencia que
declaraba inconstitucional la “Ley orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción
voluntaria del embarazo”, pidiendo una nueva ponencia.

En aquella ocasión ya alertamos del peligro que supondría votar a favor de una nueva ponencia que presentara
el aborto como un derecho, avalando de este modo una ley ideológica, acientífica y que promueve la
desigualdad. Lamentablemente se acaba de aprobar dicha ponencia que declara constitucional que haya seres
humanos que no tienen derechos. “¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana,
cuando se permite matar a la más débil e inocente? ¿En nombre de qué justicia se realiza la más injusta de las
discriminaciones entre las personas, declarando a algunas dignas de ser defendidas, mientras a otras se niega
esta dignidad?” (1)

Hacemos nuestras las palabras que el Papa Francisco ha pronunciado recientemente sobre el tema: “Este es el
camino nefasto de las colonizaciones ideológicas que (…) anteponen a la realidad de la vida conceptos
reductivos de libertad, por ejemplo, presentado como conquista un insensato derecho al aborto (2)”. Una vez
más constatamos que “el derecho a decidir y el deseo-sentimiento adquieren categoría jurídica al servicio de la
construcción de un nuevo modelo social, para lo que es preciso «deconstruir» lo esencial del sistema vigente”
(3).

Ante la aprobación de esta ponencia:

Defendemos la dignidad de cada persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, independientemente
de su edad, raza, estado de salud.

Solo se podría afirmar el derecho al aborto en el caso de que el embrión o el feto no fueran nada; pero, el no
nacido no es una cosa, es un ser humano. Por eso, calificar como derecho la eliminación de manera voluntaria
de la vida de un ser humano inocente es siempre moralmente malo. Con esta ley, el ser humano en los
primeros momentos de su existencia es un verdadero sin papeles, candidato a la expulsión del seno materno.

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Queremos reiterar nuestro apoyo incondicional a las mujeres que sufren las consecuencias de un embarazo no
deseado, ofreciéndoles la ayuda eficaz de la Iglesia, a través de tantos programas y asociaciones, recordándoles
que la muerte del hijo que llevan en su seno nunca es la solución a sus problemas.

Reiteramos que con esta ley los derechos y obligaciones del padre del no nacido quedan inhibidos y
censurados.

Recordamos que, con resoluciones como la que se acaba de aprobar, “el «derecho» deja de ser tal porque no
está ya fundamentado sólidamente en la inviolable dignidad de la persona, sino que queda sometido a la
voluntad del más fuerte. De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo
fundamental” (4).

Invitamos a los profesionales sanitarios a ejercer su derecho a la objeción de conciencia y de ciencia, ya que
“leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen
una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia” (5).

Animamos a todos los miembros del pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad a rechazar
cualquier atentado contra la vida, y a seguir trabajando con valentía y creatividad por instaurar la tan necesaria
cultura de la vida. Sería muy grave quedarnos de brazos cruzados pensando que ya nada se puede hacer.

Que Santa María, Madre de la Vida, guíe nuestros pasos y nos llene de vigor para promover la dignidad
de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural.

(1) SAN JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en el Convenio de estudio sobre «El derecho a la vida y
Europa» (18 diciembre 1987).

(2) PAPA FRANCISCO, Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático (20 de abril de
2023).

(3) CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, El Dios fiel mantiene su alianza, nº 39.

(4) SAN JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium Vitae nº 20.

(5) Ídem. nº 73.

Nota ante la resolución del Tribunal Constitucional sobre "la Ley del aborto"

(9 de febrero de 2023)

Ante la resolución del Tribunal Constitucional, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de
la CEE señala:

Después de 13 años el Tribunal Constitucional ha rechazado la ponencia que declaraba inconstitucional la “Ley
Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”, y ha pedido una
nueva ponencia.

Esta decisión permitirá entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres
humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la
desigualdad.

2
Ley ideológica. Esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación
de los seres humanos en la primera etapa de su vida. Es triste que la legislación y la política instauren un
darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los
más débiles.

Ley acientífica. Recientemente hemos afirmado en el documento El Dios fiel mantiene su alianza que “desde la
aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar
aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la
concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia. Si
el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de
víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz”.

Ley que promueve la desigualdad, ya que permite que los Síndrome de Down sean abortados hasta los cinco
meses y medio. De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos
fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos. Ante esta decisión,
queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de
otro ser humano. “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el
inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce
todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y
que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el «libro
de la vida»” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae nº 61).

La historia nos enseña que cada vez que el ser humano se ha cuestionado la dignidad o el valor de ciertas vidas
humanas, por distintos motivos, como por ejemplo la raza, el color de la piel o las creencias, se ha equivocado
gravemente. Del mismo modo, es un lamentable error cuestionar la dignidad de la vida humana en función de
la edad.

Como Iglesia, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas
que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto no
significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su
embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez,
nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el
rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza.

Pedimos a las distintas administraciones que, en lugar de proclamar el derecho al aborto, promuevan iniciativas
que ayuden a la mujer a vivir su maternidad, evitando ser abocada al aborto.

Como dice San Juan Pablo II en Evangelium Vitae: “el Evangelio de la vida no es exclusivamente para los
creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa única de los
cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira
a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad. En la vida hay seguramente un valor
sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que
cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a
todos”.

Que Santa María interceda para que anunciemos con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la Vida.

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