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Xu Jilin (许纪霖)
La crisis civilizatoria de China, que ha durado un siglo y medio, sigue sin resolverse hoy. Aunque
la China del siglo XXI ha obtenido un aumento de la riqueza y del poder como para que su poder
nacional pueda rivalizar con el de Occidente, la civilización de China todavía tiene que crecer. Si
bien "las reformas han entrado en aguas profundas", las opciones civilizatorias siguen exigiendo
"cruzar el río palpando las piedras". 3 Y lo peor es que no sabemos dónde está la salvación.
Estamos atrapados en un laberinto civilizacional: no sabemos qué bandera ondear, qué camino
tomar.
¿En qué dirección se desarrollará la civilización china? ¿Cómo reconstruiremos el consenso del
pueblo chino sobre valores e instituciones? Ya no encontraremos las respuestas a tales
preguntas basándonos sólo en una estrategia de desarrollo, aunque ésta sea indiscutible; el
1
What kind of civilization? China at a crossroads. En: Xu, J. (2018). Rethinking China's Rise. A Liberal Critique.
Cambridge: Cambridge University Press, pp. 1-19. El texto original chino, 何种文明?十字路口的抉择, está disponible en el
blog del autor: https://xujilin.blog.caixin.com/archives/60879#more, y fue escrito en 2013.
La presente versión está tomada de Reading the China Dream, https://www.readingthechinadream.com/, blog
dedicado a intelectuales chinos contemporáneos, fundado por David Ownby, investigador del Centro de Estudios
Asiáticos de la Universidad de Montreal, Canadá. Es también el traductor al inglés de este texto, como de otros
disponibles en ese blog. La versión en español ha sido realizada con el traductor deepl.com, revisada por Ramiro
Podetti. Las notas agregadas con asterisco pertenecen a Ramiro Podetti.
Xu Jilin (1957) es profesor en la East China Normal University, Shangai. Su dedicación es la historia intelectual china.
Por las guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) Gran Bretaña y Francia forzaron la apertura de los puertos a China
para el comercio. Entre otras cosas, emplearon el contrabando de opio, por entonces prohibido en China.
2
Lei Haizong (2001). 无兵的文化 (Una cultura no militar). En: Lei Haizong, 中国文化与中国的兵 (Cultura china y ejército
chino). Pekín: Shangwu Yinshuguan, p. 125.
3
Nota del traductor David Ownby: “Cruzar el río sintiendo las piedras” (“摸着石头过河”), es cómo Deng Xiaoping
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describió pragmáticamente la transición de China desde una economía planificada al estilo soviético hacia una
economía en la que las fuerzas del mercado jugaran un papel más importante. La noción de que “las reformas han
entrado en aguas profundas” (“改革已经到了深水区”) significa que se han alejado del río rocoso hacia las profundidades
del mar; en otras palabras, que se ha avanzado mucho.
¿Qué es esta gran civilización que lanzó tan enorme ataque contra China, desde finales de la
dinastía Qing en adelante? Según el académico israelí Shmuel Eisenstadt (1923-2012), un nuevo
tipo de civilización axial apareció gradualmente en Europa occidental a partir del siglo XVI, la
habitualmente llamada civilización moderna.4 La civilización moderna evolucionó a partir de dos
antiguas civilizaciones axiales: la civilización cristiana y la civilización grecorromana. Apareció
primero en Europa Occidental, y luego se extendió por todo el mundo, de modo que los países
y pueblos de prácticamente todo el mundo cayeron en sus manos. Como dijo el poeta mexicano
y premio nobel Octavio Paz (1914-1918): todos estamos “condenados a la modernidad”.
“Civilización axial”: estrictamente, Eisenstadt emplea el concepto “era axial”, que sigue a la teoría del “tiempo eje”
del filósofo alemán Karl Jaspers. El “tiempo-eje” es el período histórico entre los siglos IX y III antes de nuestra era.
Según esa teoría, en ese período de cinco siglos nacieron simultáneamente, pero con total independencia unas de
otras, las civilizaciones occidental, india y china. Toda la historia posterior habría sido desenvolvimiento de las tres
civilizaciones. La teoría de que estamos frente a una nueva “civilización axial” quiere decir que estamos empezando
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Como decíamos, además de su núcleo como riqueza y poder, la modernidad posee otra
dimensión, más alta, que es la civilización. A finales del período Qing, Yan Fu lo caracterizó como
"libertad en su esencia, democracia en su funcionamiento". En el corazón de lo que llamamos
civilización hay un conjunto de valores ilustrados modernos, basados en el respeto por la
libertad y la igualdad, que se desarrollaron hasta convertirse en una fe moderna en la fraternidad
universal, la democracia, el estado de derecho, etc.; conjunto de valores que puede rivalizar con
las religiones antiguas.
Este discurso ilustrado existe no solo a nivel conceptual; también posee disposiciones
institucionales correspondientes, los tres ingredientes centrales del orden político moderno
identificados por el politólogo estadounidense Francis Fukuyama: poder estatal, estado de
derecho y gobierno responsable.5 La razón por la que la civilización moderna ha sido capaz de
conquistar el mundo no es simplemente por su potencia material y racional; detrás hay un
discurso civilizatorio y un sistema jurídico-administrativo aún más potentes. Juntos, los dos
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5
Ver Fulangsisi Fushan (Francis Fukuyama) (2012). Zhengzhi zhixu de qiyuan (The origins of political order), Mao Junjie,
trans. Nanning: Guangxi shifan daxue chubanshe , p. 16 .
En los términos de Fukuyama: state power, rule of law y accountability.
Estas divisiones han seguido dos líneas diferentes: una es la ideología y la otra la civilización, en
su carácter axial. La división en diferentes ideologías se produjo a fines del siglo XIX: liberalismo,
socialismo y conservadurismo. Después de dos siglos de conflicto y lucha, estas tres ideologías
políticas, a través de la internacionalización y la absorción mutua, ahora se han convertido en
tres formas modelo: el liberalismo estadounidense, la socialdemocracia europea y el
autoritarismo ruso, además de diversas formas mixtas. En el curso del siglo XX también
aparecieron modernidades “antimodernas" fallidas: el nazismo alemán, el totalitarismo
soviético, el socialismo maoísta, etc.
en una modernidad plural, que puede integrarse con diferentes civilizaciones axiales, o incluso
con culturas locales.
Como hemos dicho, por civilización moderna entendemos un conjunto de valores que incluye la
riqueza y el poder, la racionalidad, la felicidad, la libertad, los derechos, la democracia, la
igualdad, la fraternidad universal, la armonía, etc. Según las opiniones de Isaiah Berlin, estos
valores no son armoniosos entre sí; frecuentemente hay conflictos entre ellos. En consecuencia,
uno debe elegir entre los diversos valores modernos. Diferentes pueblos, diferentes individuos
tienen diferentes interpretaciones acerca de las prioridades que se deben otorgar a ciertos
valores. Puede decirse que la razón por la que existen diferentes modernidades en el mundo
contemporáneo es porque priorizan y entienden los valores de diferentes maneras. Inglaterra y
Estados Unidos enfatizan la libertad y el estado de derecho. El continente europeo elige la
igualdad, la democracia y el bienestar social, mientras que el este de Asia enfatiza el desarrollo,
la riqueza y el poder. Sin embargo, si decimos que todos son modernos, es porque han adoptado
la mayor parte del conjunto de valores modernos, lo que significa que comparten este "parecido
de familia".
Así, las modernidades difieren en calidad, y algunas son mejores que otras. Cuando la
modernidad de un país otorga demasiada importancia a un valor particular, por ejemplo,
prestando atención únicamente a la riqueza y el poder nacional, de modo que los ciudadanos
carecen de garantías de derechos básicos, o si hay democracia, pero no el orden legal
correspondiente, de modo que la corrupción y el soborno son desenfrenados; o cuando la
sociedad ha alcanzado la igualdad, pero continúa luchando en medio de la pobreza generalizada.
Ninguno de estos es un buen ejemplo de modernidad, o podríamos decir que son modernidades
deformadas que carecen del componente de civilización universal. Entonces, ¿qué tipo de
modernidad simboliza el ascenso de China?
Aunque el PIB de China ha crecido cada vez más, y China se ha convertido en la fábrica del mundo
con la que nadie puede competir, su crisis civilizatoria interna se ha vuelto cada vez más grave.
La gente ha perdido sus valores fundamentales, el orden ético de la sociedad es un desastre, el
sistema político enfrenta desafíos a su legitimidad, el gobierno ha perdido su autoridad y
credibilidad, el estado de derecho existe solo de nombre. La crisis de la civilización y el logro del
país en términos de riqueza y poder crean contrastes irónicos y dejan a la gente consternada.
Somos como Japón en el siglo XIX, y lo que estamos viendo es la libreta de calificaciones de un
estudiante que copió a la civilización occidental, y es la libreta de calificaciones de un estudiante
seriamente irregular.
Frente a esta realidad, el mundo intelectual chino ha respondido con dos puntos de vista
extremos y completamente diferentes. Uno es el de los "valores universales" y el otro es el del
"modelo chino". Desde el punto de vista de los valores universales, nuestro mundo tiene un solo
camino hacia la modernización, el demostrado por Occidente, el único camino correcto hacia la
modernidad probado por la historia mundial desde el siglo XVI. Desde esta perspectiva, el
problema actual de China es que no ha estudiado a Occidente lo suficiente, y las reformas
implementadas hasta la fecha no son más que las del "Movimiento de Relaciones Exteriores",
los tibios esfuerzos de occidentalización de fines del siglo XIX, lo que significa que China necesita
volverse completamente occidental en términos de valores universales y sistemas políticos.
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Nota del traductor David Ownby: Los legalistas fueron un grupo de pensadores políticos en las vísperas del
establecimiento del primer imperio unificado de China, en el año 221 a.C., que hacían hincapié en la utilidad y el
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poder de las leyes para dirigir el comportamiento popular hacia la aceptación y cumplimiento de las aspiraciones de
los gobernantes. Aunque posteriormente los confucianos los denunciaron como inmorales, Xu y muchos otros
historiadores modernos sostienen que las técnicas legalistas de gobierno mantuvieron su importancia a lo largo de la
historia de la China "confuciana".
Por lo tanto, nos encontramos ante una pregunta muy acertada: en el contexto de la civilización
moderna del mundo de hoy, ¿China se resistirá a ella, o por el contrario, se esforzará por
absorberla? ¿O hay un tercer camino?
Para responder a esta pregunta, primero debemos hacer una distinción conceptual entre
civilización y cultura. 7 El filósofo francés Edgar Morin señaló que "La cultura y la civilización
forman dos polos: la cultura representa la unicidad, la subjetividad, la individualidad; por el
contrario, la civilización representa la transmisibilidad, la objetividad, la universalidad".
Tomando Europa como ejemplo, la cultura europea y la civilización europea no son lo mismo:
"La herencia única de la cultura europea se basa en los valores judeocristianos, en Grecia y
Roma, pero después de la difusión de las características del humanismo, la ciencia y la tecnología
en toda Europa, la civilización europea llegó a arraigarse en lugares con culturas completamente
diferentes”.8 En otras palabras, la civilización se refiere a los valores comunes o la naturaleza de
toda la humanidad, mientras que la cultura se enfoca en las diferencias entre los pueblos y las
características únicas de un grupo. La expresión de la civilización es integral, y puede ser
material, técnica o sistémica, e incluye también un conjunto de valores universales. La cultura,
por el contrario, debe ser un estado espiritual; la cultura no está interesada en el valor
existencial abstracto de la "persona", sino por los valores creados por un pueblo o grupo
determinado.
En el siglo XIX, cuando el pensamiento inglés y francés llegó a Alemania, la élite intelectual
alemana utilizó la cultura alemana para resistir a la civilización anglo-francesa. Como ha
señalado Georg Iggers, académico germano-estadounidense dedicado a la historia intelectual
europea: "La guerra cultural entre la Kultur alemana y la civilization anglosajona permitió a la
élite alemana crear una ideología para consolidar su poder sobre las masas alemanas. El
concepto alemán de 1914 es radicalmente diferente del concepto francés de 1789". 9 El "espíritu
7
Nota del traductor David Ownby: Xu profundiza en esta distinción de forma más académica en el capítulo 7.
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8
Aidejia Molan (Edgar Morin) (2005). Fansi Ouzhou (Penser l’Europe). Trad. de Kang Zheng y Qi Xiaoman. Beijing:
Sanlian shudian, p. 31.
9
Geaoerge Yigeersi (Georg Iggers) (2006). Deguo de lishiguan (The German conception of history). Traducción de Gu
Hang y Peng Gang. Nanjing: Yilin Chubanshe, p. 3.
Sin embargo, el camino particular que siguió Alemania en oposición a la civilización europea
dominante fue un camino que condujo a la guerra, y por lo tanto fue un callejón sin salida sin
futuro. Después de la Segunda Guerra Mundial y de un período de dolorosa reflexión nacional,
el pueblo alemán decidió ingresar a la civilización dominante mundial, combinando la civilización
política angloamericana/anglosajona con la propia tradición luterana de Alemania, y la
socialdemocracia moderna en el modelo alemán contemporáneo, que sintetiza con éxito
elementos divergentes de la civilización occidental. En la actualidad, Alemania es la única
excepción a una economía europea que está en profunda recesión, y la fuente de esperanza de
que Alemania pueda sacar a Europa del valle profundo y hacia un nuevo crecimiento.
La historia alemana nos dice que resistirse a la civilización mundial dominante es el camino
equivocado, que conduce a la autodestrucción. Si los defensores del modelo chino solo quieren
imitar a Occidente para obtener riqueza y poder, mientras que en términos de valores e
instituciones de civilización se aferran a su propia cultura "única", incluso si logran crear un
camino chino único, solo será una extraña combinación de racionalidad utilitaria capitalista
universal y tradición autoritaria de Asia oriental. ¿Será ésta la nueva civilización china 2.0? ¿O
más bien, otra dinastía Yuan mongola de corta duración (1271-1368), que posee solo el poder
material para conquistar, pero que carece del espíritu necesario para crear una nueva
civilización?
En los siglos XIII y XIV, la caballería mongola no solo conquistó el corazón de China, sino que
también se extendió por Asia Central y Europa del Este, convirtiéndose en un gran imperio
euroasiático continental. Pero aquellos conquistadores mongoles que solo sabían "disparar
águilas, con el arco extendido"10 poseían solo poder militar. Carecían de civilización, y su
imperio, sin atracción espiritual o instituciones de gobierno avanzadas, no podía durar mucho,
y en menos de un siglo el otrora poderoso imperio mongol se vino abajo y pereció. En su Historia
de la Filosofía, Hegel dice: "La posición que ocupará un pueblo en las etapas de desarrollo de la
historia mundial no está determinada por los logros externos de ese pueblo, sino más bien por
el espíritu que encarna. Hay que observar la etapa del espíritu universal que muestra un
pueblo".11 Con la expresión “espíritu universal” se refería a la civilización moderna dominante.
China no debe seguir un modelo “único”, en resistencia al espíritu mundial, sino el camino
universal que se adhiere estrechamente a la civilización principal, que puede desarrollar y
proyectar, empujándola a nuevas alturas espirituales.
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Nota del traductor: La referencia es al poema Nieve, de Mao Zedong.
11
Pan Gaofeng 潘高峰 (ed. y trad.). (2011). 黑格尔历史哲学 (Filosofía histórica de Hegel). Beijing: Jiuzhou Chubanshe, p.
58.
En el siglo XXI, Turquía inició esfuerzos para dejar atrás este dilema moderno. El partido
gobernante, islámico moderado (AKP), buscó internamente integrar la civilización moderna
universal con las características especiales de la cultura turca y la civilización islámica. Mientras
continuaba manteniendo la tradición moderna de la separación de la iglesia y el estado, el Islam
debía volver al centro de la sociedad, sirviendo no solo como una "religión del corazón" que
puede salvar el alma individual, sino también como una "religión de orden", definiendo la ética
de toda la sociedad.
En este contexto, ha resurgido el pensador otomano Ziya Gokalp (1876-1924). El tema de las
reflexiones de Gokalp fue cómo, en este momento de gran transformación histórica, Turquía
podría aceptar simultáneamente la civilización occidental y mantener su propia identidad
cultural. Desde su perspectiva, con la llegada de la civilización moderna, la civilización islámica
original dio un paso atrás, convirtiéndose en la cultura nacional particular de Turquía. La
civilización universal no podía reemplazar o suplantar una cultura nacional particular, porque
esta era la fuente de autoidentificación de un pueblo y la forma en que un pueblo mantenía su
especificidad.13 Lo que la Turquía de hoy está poniendo en práctica son precisamente las
prescripciones pasadas de Gokalp, en la que el país en su conjunto muestra una nueva actitud
de pertenencia a la civilización dominante, al mismo tiempo que revitaliza sus propias
tradiciones culturales.
La conclusión que podemos sacar de las historias alemana y turca es que ni usar la cultura para
resistir a la civilización, ni usar la civilización para reemplazar la cultura, son caminos adecuados
para el renacimiento nacional. China debe tomar un camino intermedio entre los dos extremos,
sin resistirse a la civilización mundial dominante ni procurarla sin más; en su lugar, China debe
12
Ver Saimouer Hengtingdun (Samuel Huntington). (1998). Wenming de chongtu yu shijie zixu de chongjian (The clash
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of civilizations and the remaking of world order). Traducción de Zhou Qi. Beijing: Xinhua Chubanshe, p. 159 .
13
Ver Zan Tao 昝涛 (2011)."格卡尔普 的 土耳其 主义 理论 理论" (“Teoría del turquismo de Gokalp”). En Zan Tao, 现代 国家
与 建构: 20 世纪 前期 土耳其 民族主义 (La construcción de los estados modernos y sus pueblos: Estudios sobre el
nacionalismo turco de principios del siglo XX). Beijing: Sanlian Shudian, cap. IV, págs. 166-194.
A principios del siglo XX, el confucianismo perdió su base institucional y social y se vino abajo,
existiendo solo de manera fragmentada en la vida cotidiana del pueblo chino. La civilización
moderna importada de Occidente, durante los últimos cien años, ha experimentado muchos
giros y vueltas, y hasta el día de hoy ha completado la mitad de su misión, el orden capitalista
racional, mientras que el estado de derecho y el gobierno responsable aún no se han logrado.
En cuanto a la igualmente larga tradición socialista, también siguió un camino tortuoso durante
el período de Mao Zedong. Aun así, en su oposición a la hegemonía capitalista y su búsqueda
del ideal de igualdad, conserva su lugar en la psicología general de China, así como su capacidad
de movilización social. Los liberales, los socialistas (tanto los de la vieja guardia como los de la
Nueva Izquierda) y los conservadores confucianos mantienen actitudes y puntos de vista
contradictorios respecto a estas tres tradiciones culturales existentes, pero tanto si les gustan
como si las odian, las tradiciones están ahí, y no hay más remedio que tomarlas en serio y
confrontar con ellas.
El académico de la Nueva Izquierda Gan Yang 甘阳 fue el primero en discutir la unificación de las
tres tradiciones; es decir, la idea de unir la tradición de la Ilustración, la tradición confuciana y la
tradición socialista como base de la nueva civilización de China. Unificar las tres tradiciones no
solo es deseable, también es posible.
El movimiento del 4 de mayo se llama así por haberse iniciado ese día, de 1919, con una manifestación estudiantil
en la Plaza Tiananmen de Pekín. Su motivo original era protestar contra la adhesión de China al Tratado de Versailles,
por las concesiones que le otorgaba al Japón en contra de los intereses de China.
La situación era similar en el ámbito político. Francis Fukuyama ha argumentado que China fue
el primer país fuerte con una monarquía unificada y centralizada, un sistema de control
burocrático y un sistema de exámenes para el reclutamiento de élite. Esta capacidad estatal
racionalizada fue desarrollada en común por confucianos y legalistas. Li Ling 李零, un conocido
estudioso de la historia intelectual china, ha señalado que "Europa solo tenía unidad religiosa,
no unidad nacional. China es exactamente lo contrario, y su particularidad es que insiste en la
unidad nacional y pluralidad religiosa”.14 En la Europa histórica, observamos una religión y
muchos países, mientras que en la China histórica encontramos una nación y muchas religiones.
Pero no podemos simplemente detenernos en el nivel de un eslogan como "unificar las tres
tradiciones", porque ya sea que estemos hablando de la antigua civilización china o de la
civilización moderna o de la tradición socialista, sus contenidos son extremadamente complejos,
multifacéticos y existen todo tipo de contradicciones y conflictos. Dentro de la civilización china
encontramos cinco tradiciones: confuciana, taoísta, moísta, budista y legalista. Incluso dentro
del confucianismo existe el ala de cultivo espiritual, con su énfasis en la moralidad, y el ala
práctica, con su énfasis en el arte de gobernar; también se distingue la tendencia humanista,
que toma a las personas como base, y la tradición autoritaria, que ve al emperador como el
eslabón clave.
Dentro de la civilización occidental, aun manteniéndose dentro del mundo atlántico, existen
importantes diferencias entre el modelo americano y el modelo europeo. Como nueva potencia
continental, Estados Unidos carecía de las tradiciones aristocráticas de la Edad Media, así como
de los movimientos sociales modernos de Europa, que dieron forma a su tradición heroica de
culto a la lucha individual. Los estadounidenses albergan una gran desconfianza hacia el
gobierno, y las libertades y los derechos individuales son derechos naturales sagrados e
intocables. Estados Unidos es también un país de ética puritana, lleno de sentimiento religioso,
y los individuos independientes también están dotados de un espíritu de grupo, lo que les ha
llevado a construir una sociedad civil pujante.
14
Li Ling 李零 (2011). “环球同此凉热:我的中国观和美国观” (“El mismo calor y frío en todo el mundo: Mis puntos de
vista sobre China y Estados Unidos”). Exposición en el Jiusan Xueshe 九三学社, uno de los pequeños partidos
democráticos legales de China. Está disponible en línea en http://www.douban.com/group/topic/35402627/.
En cuanto al socialismo que se desarrolló a partir de la obra de Marx existen, como todos saben,
diferentes tradiciones en Occidente y en Oriente. Las tradiciones de los partidos socialistas de
Europa Occidental creadas por Eduard Bernstein (1850-1932), el político y teórico político
alemán, y Karl Kautsky (1854-1938), el intelectual y político checo-austríaco, que defienden los
ideales socialistas en el contexto de la Constitución marco de la civilización moderna, se han
convertido hoy en día en la corriente principal europea. La práctica socialista oriental desde
Rusia hasta China, a lo largo del último siglo y más, ha obtenido grandes logros pero también ha
declinado, y en la actualidad permanece en difícil contradicción con la civilización moderna.
Incluso si todavía estamos tomando prestado de la experiencia occidental, nuestra mirada debe
pasar de aprender de los Estados Unidos a aprender de Europa. Ya sea que estemos hablando
de historias nacionales o de tradiciones culturales, las diferencias entre los dos grandes países
que son China y Estados Unidos son demasiado importantes. Como dijo Henry Kissinger, tanto
los estadounidenses como los chinos consideran a su civilización y su filosofía como diferentes
excepcionalismos: "China y Estados Unidos creen que representan conjuntos únicos de
valores".16
15
Habeimasi (Jürgen Habermas) y Delida (Jacques Derrida) (2010). “Eryue shiwuri, Ouzhou renmen de tuanjieri: Yi
hexin Ouzhou wei qidian, dijie gongtong waijiao zhengce” (“February 15, or, What binds Europeans together: Plea for
a common foreign policy, beginning in core Europe”). En Dannier Liwei (Daniel Levy) et al. (eds.). Jiu Ouzhou, xin
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Ouzhou, hexin Ouzhou (Old Europe, new Europe, core Europe). Traducción de Liu Bohuan. Beijing: Zhongyang Bianyi
chubanshe, p. 30.
16
Ji Xinge (Henry Kissinger) (2012). Lun Zhongguo (On China). Traducción de Hu Liping et al. Beijing: Zhongxin
Chubanshe, preface, p. 2.
El patriotismo constitucional surgió después de la Segunda Guerra Mundial como un medio para
unir al pueblo alemán después de que el fantasma del nazismo hubiera sido exorcizado. Y
después de la unificación de las dos Alemanias se convirtió en el punto de vista común de los
pueblos de Alemania Oriental y Occidental, que tenían diferentes religiones y trasfondos
ideológicos. Esto claramente tiene importancia como punto de referencia y modelo en el intento
de resolver la cuestión de las nacionalidades en China.
Si bien los chinos Han constituyen más del 90% de la gran familia del pueblo chino, todavía hay
cincuenta y cinco grupos minoritarios, como tibetanos, musulmanes, mongoles y otros grupos
fronterizos periféricos que tienen, como los Han, una larga historia, y religiones bien
desarrolladas: el budismo tibetano y el islam, por ejemplo. Y desde la década de 1990, los
creyentes protestantes y católicos han aumentado. En la China contemporánea, las principales
civilizaciones del mundo ya se han internalizado, y las religiones asociadas con estas
civilizaciones se han convertido en religiones chinas. Las cinco grandes religiones del
confucianismo, el taoísmo, el budismo, el cristianismo y el islam coexisten y se han convertido
en un hecho plural inmutable.
Como señaló una vez Fei Xiaotong 费孝通 (1910-2005), el sociólogo pionero de China, el pueblo
chino es de hecho muchos pueblos en un solo cuerpo. No solo hay muchas nacionalidades,
también hay muchas creencias: ¿cómo podríamos combinar todo esto en un solo país moderno
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17
Bo Erman (Harold Berman) (1991). Falü yu zongjiao (The interaction of law and religion). Traducción de Liang
Zhiping. Beijing: Sanlian shudian, p. 28.
Casi un siglo después, los Han todavía están tratando de asimilar a los pueblos minoritarios en
su propia cultura dominante; por ejemplo, tomando la creencia Han en la cultura confuciana
como base para una religión pública o incluso una religión nacional. Con la ayuda del poder
moderno secularizado, la cultura confuciana realmente ha asimilado a muchos grupos culturales
que solo poseían cultura y creencias populares, pero no puede asimilar a los tibetanos y
musulmanes cuya religión está al mismo nivel que la de los Han.
En cambio, los esfuerzos de asimilación forzada incitan una especie de reacción cultural. Esto
significa que ninguna religión (incluidos el confucianismo, el taoísmo, el budismo, el cristianismo
y el islam) puede servir como religión nacional que apoye un sistema político-legal, ni puede
convertirse en la creencia común del pueblo chino. La cultura, la ética y la religión deben dar a
los grupos con diferentes creencias suficiente espacio para gobernarse a sí mismos, mientras
que la comunidad política se basa en los valores políticos básicos existentes: libertad, igualdad,
estado de derecho, estado constitucional, división de la iglesia y el estado, responsabilidad del
gobierno, etc.
Esto no tiene nada que ver con si la religión y la ética en cuestión son "buenas", sino que
establece la norma de lo que es "correcto" en el territorio político de una cultura política común
que trasciende las cinco grandes religiones y al mismo tiempo públicamente reconoce las
filosofías y puntos de vista éticos de las diferentes religiones, proporcionando identidad
institucional y garantías jurídicas en el establecimiento claro de la constitución de un país. Las
cinco religiones son plurales, mientras que el patriotismo constitucional construye un solo
cuerpo; esta fórmula de pluralismo en la unidad nos permitirá reconstruir la identidad nacional
del pueblo chino.
Sin embargo, el patriotismo constitucional sigue siendo débil en el análisis final. Es únicamente
una identidad política sin relación con la identidad cultural. Su función se circunscribe al ámbito
político, y no sólo no se ocupa de las creencias religiosas privadas, sino que tampoco tiene que
ver con los espacios comunes de la sociedad que no son políticos ni individuales.
Pero la vida pública de los ciudadanos, además del ámbito político, contiene dos espacios
importantes: el social y el cultural. Esto es lo que Habermas llamó el "mundo de la vida", que
existe fuera del "mundo de los sistemas". En los mundos públicos de la sociedad y la cultura
debe haber una religión civil con valores más fuertes, no solo valores políticos, sino que se
extienda a los valores éticos y morales, valores que han evolucionado a partir de la experiencia
histórica y cultural, e incluso de la experiencia religiosa. En este punto debemos identificar dos
tipos diferentes de religión: "religión del corazón" y "religión de orden social". La religión del
corazón salva el alma individual, proporciona al alma de los creyentes un sentido de pertenencia
y un sentido de vida. Una religión de orden social sólo proporciona reglas morales y éticas
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Nota del traductor: La idea, presentada por Sun Yat-sen (1866-1925) y el Partido Nacionalista, de que la República
China estaba formada por cinco grupos étnicos dominantes: los han, los tibetanos, los mongoles, los manchúes y los
musulmanes (Hui).
El verdadero punto de la religión civil no es el amor a la patria sino la creencia en los valores
respetados por ese país. No es culto a una deidad específica, sino apoyo a los valores
simbolizados por la comunidad en cuestión. Incluso si en su espacio privado cada individuo
puede tener sus propias creencias religiosas, en el espacio común de la comunidad de ese
pueblo y esa nación, existe una religión civil: valores políticos comunes y valores éticos que
encarnan los valores fundamentales de un país. La religión civil tiene que ver con la
transformación a través de la educación y no con la religión como tal. No es la religión nacional,
aunque sea una con el país y el pueblo. Está separado del orden político, aunque sea reconocido
y afirmado por el país. La religión civil es la experiencia histórica compartida por la gente de un
país, es la cultura nacional comúnmente apreciada y la medida de los valores comunes, aunque
provengan de diferentes dioses, moralidades y filosofías.
En ese caso, ¿qué forma tomará la futura religión civil de China? ¿Confucianismo tradicional o
una nueva cultura pública que combine el confucianismo, el taoísmo, el budismo, el islam y el
cristianismo, con el liberalismo, el socialismo y otras ideologías modernas? Claramente, esta es
una pregunta que vale la pena tomar en serio. Si el pueblo chino se convierte en un pueblo
unificado, si la construcción nacional de China puede tener éxito, depende de si China puede
salir de su actual vacío de valores fundamentales y concebir una religión civil que todo el país
pueda afirmar. Esta religión civil debe seguir la corriente principal de la civilización, que contiene
los valores universales de toda la humanidad, y al mismo tiempo debe contener elementos de
la propia cultura histórica de China. Se podría decir que el día que nazca la religión civil de China
será el día en que se restablezca la civilización china. En comparación con la construcción
institucional, se trata claramente de una transición civilizatoria mucho más difícil.
“Porque tan lejos estaba el camino y tan lejos estaba mi viaje”… Sin embargo, la construcción
civilizatoria requiere solo paciencia y un claro sentido de la dirección, para que ya no sigamos el
camino torturado.20
19
Ver Ha Qiesen (Richard G. Hutcheson) (1992). Baigongzhong de shangdi (God in the White House). Traducción de
Duan Qi et al. Beijing: Zhongguo Shehui Kexue Chubanshe, p. 40.
20
Nota del traductor David Ownby: La cita es de Li Sao 離騷 (Encontrando el dolor) de Qu Yuan, famoso poema del
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período de los Reinos Combatientes. El poema relata las tribulaciones de un noble justo, desterrado injustamente por
el rey, mientras busca la redención y finalmente decide suicidarse. El poema tiene matices de disidencia intelectual o
independencia, ya que el autor del poema autobiográfico se mantiene fiel a sí mismo, incluso en la muerte. Aquí, Xu
Jilin parece estar diciendo: "Tenemos mucho trabajo por hacer, así que vamos a hacerlo".