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intereses y opiniones. Ser realista significa hacerse cargo de la elaboración de
esa pluralidad; ésta es la productividad de la política.
La invocación del realismo alude aquí al hecho de que toda acción
política está inserta en un campo de interacción: la significación de mi acción
depende de la apreciación del otro. Yo no soy solamente Ego sino además un
Alter para el otro y sé que el otro me considera su Alter Ego. Esa presencia del
otro ha de estar integrada en la constitución de la propia identidad. El realismo
político no se limita a un mero cálculo de la reacción del otro sino que abarca
simultáneamente la propia identidad y la libertad del otro.
Al concebir la política como “sujetos-en-formación” podemos pensar la
democratización en términos más dinámicos: un proceso de subjetivación que
requiere la institucionalidad como estructura del reconocimiento recíproco, pero
a la vez relativizando el sistema institucional a la luz de una intersubjetividad
plena. Es esta continua tensión entre la plenitud utópica y la institucionalidad
posible lo que pareciera impulsar –y complicar- los procesos de
democratización.
Quien hace política sume o deslinda responsabilidades, conquista o
pierde reputación, aumenta o arriesga respeto, invoca o responde lealtades; es
decir, produce, reproduce o rescinde relaciones de reciprocidad. La política
pareciera tener “reglas de juego”, no como normas morales del “deber ser”,
sino como pautas fácticas de interacción. Estas relaciones de reciprocidad no
se restringe a las relaciones entre los actores preexistentes. Al contrario, cabe
presumir que sería mediante tal negociación de expectativas recíprocas que-
junto con confirmar o modificar el sistema objetivo de valores- se forman y
reforman los sujetos.
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responsabilidad. La responsabilidad es indudablemente, a la luz de nuestras
experiencias recientes, una categoría fundamental en la reorganización de la
política. Pero, a diferencia de Weber, ella ya no puede ser concebida como una
virtud individual del político; en una democracia de masas la política no puede
ser pensada a partir de la virtud. Responsabilidad significa responder por algo y
responder por alguien. Responder por algo implica la libertad de asumirla y
disponer sobre ella (no hay responsabilidad sin libertad). Y la libertad es
siempre también la libertad del otro. No se responde sólo ante la propia
conciencia sino fundamentalmente al otro.