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EL HÁBEAS DATA

EN LA ACTUALIDAD
Posibilidades y límites

DOCTRINA
C ONST I T U C I ONAL

Coordinador
Luis R. Sáenz Dávalos

Centro de Estudios Constitucionales


Tribunal Constitucional del Perú
Colección «Doctrina Constitucional»
Ernesto Blume Fortini (dir.)

© TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES
Los Cedros núm. 209 . San Isidro . Lima

El hábeas data en la actualidad.


Posibilidades y límites
Luis R. Sáenz Dávalos (Coordinador)
Primera Edición: Noviembre 2020
Número de la Colección: 3

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: N° 2020-08429


ISBN: 978-612-4464-04-1

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra


sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright

Impreso en Perú
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EL AMBITO DE PROTECCIÓN DEL PROCESO
CONSTITUCIONAL DE HÁBEAS DATA
Reflexiones sobre los derechos
cuya tutela se le encomienda

@ Luis R. Sáenz Dávalos*

1. Consideraciones preliminares

C
on el nacimiento de la Constitución Peruana de 1993, apare- 187
cieron varios derechos nuevos, algunos de los cuales no sólo
no habían sido reconocidos en la Constitución precedente
de 1979, sino en general, carecían de todo tipo de antecedente por
lo menos en lo que respecta a nuestro constitucionalismo histórico o
tradicional.
Entre esos nuevos derechos, dos de ellos nos merecen especial
atención, no sólo por la indudable importancia que poseen, sino
porque el propio constituyente optó por conferirles una protección
especializada, al habilitar el proceso constitucional de hábeas data
para dicho objetivo. Estamos hablando en concreto del derecho de
acceso a la información pública y del derecho a la autodeterminación
informativa.

* Director de Publicaciones y Documentación en el Centro de Estudios Constitucio-


nales del Tribunal Constitucional. Profesor de los cursos de Derecho Constitucional y Dere-
cho Procesal Constitucional en la Academia de la Magistratura. Secretario de la Asociación
Peruana de Derecho Constitucional.
Luis R. Sáenz Dávalos

Interrogarse sobre los alcances de ambos derechos y porque se


les otorga una protección procesal atípica es lo que motiva estas breves
líneas, en las que evidentemente no se pretende realizar una explica-
ción extensa o detallada, sino dejar sentadas algunas pautas sobre los
lineamientos generales que, a partir de lo dispuesto en la Constitución
Política de nuestro país, caracterizarían su contenido esencial, dejando
en claro que varios de estos aspectos han venido siendo abordados
por la jurisprudencia constitucional e incluso, por sendas normas de
desarrollo, mientras que otros aún se encuentran pendientes de serlo,
lo que en buena cuenta representa todo un reto para los operadores
jurídicos.

También se pretende explicar las razones por las que se habría


optado por establecer una vía procesal especial, a contrario de aquellas
voces que en su momento consideraron, que ello no era rigurosamente
necesario, tras existir como en efecto ocurría, la correspondiente al am-
188 paro constitucional.

Finalmente y aunque con una perspectiva relativamente distinta,


se intentara evaluar los motivos que en su momento justificaron el que
se sustrajeran ciertos derechos del ámbito de protección del proceso de
hábeas data.

Veamos a renglón seguido cada uno de estos extremos.

2. El derecho de acceso a la información pública

Una de las maneras de fortalecer el Estado Democrático de Dere-


cho, en los tiempos modernos, reside sin duda en garantizar los diversos
niveles de participación ciudadana.

A fin de hacer ello posible, no debe entenderse que la referida


participación, solo radica en habilitar las vertientes políticas ofrecidas
por los procesos electorales y su periódica concretización, sino que exis-
ten otras maneras de asegurar el concurso de las personas en el correcto
y democrático manejo del Estado.
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

En este contexto, se acepta pacíficamente que un adecuado ins-


trumento promotor de la intervención ciudadana, se materializa en
tanto y en cuanto se le permite fiscalizar lo que hace el Estado y para
hacerlo, nada mejor que facilitarle el acceso a todo tipo de información
que por una u otra razón se encuentre bajo su esfera de dominio.
De esta forma, el ideal de una democracia semidirecta1, que per-
mite al pueblo delegar su poder pero sin renunciar a específicos ámbitos
de interacción permanente, encuentra una de sus expresiones en el de-
recho de acceso a la información pública.
De acuerdo con lo señalado por el artículo 2, inciso 5 de la Cons-
titución Política del Perú queda meridianamente establecido que:
Toda persona tiene derecho:

(…)

A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a recibirla 189


de cualquier entidad pública, en el plazo legal, con el costo que suponga
el pedido. Se exceptúan informaciones que afectan la intimidad personal
y las que expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad
nacional.

El secreto bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del


juez, del Fiscal de la Nación o de una Comisión investigadora del Congreso
con arreglo a ley y siempre que se refieran al caso investigado.

1
Desde el punto de vista de la forma como participa el pueblo, cabe recordar que
existen tres tipos de democracia; la directa o pura, donde el pueblo toma por sí mismo
sus decisiones y que si bien se dio en el pasado (Esparta y Atenas así lo demuestran) hoy
es prácticamente imposible materializarla debido al crecimiento y masificación de las
sociedades; la indirecta o representativa, donde el pueblo delega su soberanía sin sujetar al
gobernante a mandato imperativo alguno y la semidirecta o semirepresentativa, donde el
pueblo delega el poder pero se reserva específicos ámbitos de control o fiscalización sobre
el gobernante a través de mecanismos de participación. Sobre el tema: Quispe Correa,
Alfredo.- Derecho Constitucional e Instituciones Políticas; Gráfica Yovera S.A.; Lima 2004;
Págs. 62 y ss.
Luis R. Sáenz Dávalos

Lo primero que al respecto corresponde aclarar es que lo que la


Constitución denomina derecho de acceso a la información pública, no
es igual al tradicional y mucho más antiguo derecho a la información
(artículo 2 inciso 4). Este último es el atributo por el cual toda persona
puede conocer o dar a conocer a través de la existencia de medios de
comunicación o de quienes hagan sus veces2, todo tipo de suceso noti-
cioso, sin que para tal efecto se requiera de autorización previa y sin que
se justifique eventuales comportamientos de censura o impedimento
alguno, dentro de las responsabilidades de ley.
Distinto es lo que se denomina como acceso a la información
pública, que en rigor se nos presenta como un derecho que recae sobre
cualquier persona3 o ciudadano y que le permite obtener toda informa-
ción que, independientemente de su trascendencia o no, se encuentre
en poder del Estado en cualquiera de sus dependencias o reparticiones
y que por principio sea de exclusivo interés o preocupación de quien la
190 solicita.

Conforme lo señalado por la Constitución, existen algunas notas


esenciales que caracterizan dicho atributo. Por un lado su no motiva-
ción y su autofinanciamiento, ambas de carácter material y que recaen
sobre el directo titular del derecho. A las mismas se agrega otra de carác-
ter más bien instrumental concerniente con el plazo y cuya concretiza-
ción depende del directamente obligado, es decir, del Estado.

2
La idea de medios de comunicación hoy en día trasciende lo tradicional y abarca
el amplio circuito del mundo virtual y en particular de las redes sociales, lo que implica
que la información y la forma como esta se transmite desborda lo que en su momento
pudo entender el legislador.
3
Cabe advertir que la jurisprudencia constitucional ha señalado desde muy tem-
prano que el acceso a la información pública no sólo es un derecho que recae sobre el
ciudadano o persona natural, sino que también puede ser ejercitado por las personas jurí-
dicas. Cfr. Al respecto revisar los fundamentos 2 y 3 de la sentencia recaída en el Exp.
N° 0644-2004-HD/TC, Caso: Inmobiliaria las Lomas de Monterrico S.A., publicada con
fecha 11.11.2005.
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

Sobre lo primero está claro que quien peticiona la información


no requiere justificar las razones de su solicitud. Esta, en otras palabras,
resulta de su entera discreción o libertad, pero también de su reserva, no
justificándose ningún tipo de condicionamiento a partir de argumen-
tos sustentados en el interés o relevancia que la información invocada
pueda representar para el solicitante. Simplemente se pide y correlato
de dicha petición, se entrega obligatoriamente por parte del Estado o de
sus dependencias, la información requerida.

Sobre lo segundo, se deja establecido que con independencia


de la trascendencia que reviste el citado atributo, el mismo resulta de
interés fundamentalmente para su titular, por lo que es éste quien se
encuentra obligado a sufragar el monto que suponga el pedido. De esta
forma, la inversión que pueda implicar el soporte en el que la informa-
ción deba ser proporcionada, debe correr a cargo del directo interesado.
El Estado, si bien tiene la obligación de dispensar la información, no
puede verse afectado por lo que implica una petición cuyo solvento o 191
sufragio no pudo en concreto prever. La única obligación individuali-
zable para el Estado, será la exigir un monto plenamente compatible
con los estándares del mercado, lo que como es obvio deslegitimará
cualquier intento de imponer sumas por encima de lo objetivamente
razonable.
En cuanto al tercer elemento que también se contempla se pone
de manifiesto que quien se encuentra obligado a entregar la informa-
ción, debe hacerlo en el plazo que la ley disponga, lo que evidentemente
estará muy asociado al tipo y cantidad al igual que al soporte en el que
la misma habrá de ser dispensada4. En este contexto y de acuerdo con la

4
En cuanto al tipo o características de la información, la jurisprudencia ha hecho
hincapié en que la misma no debe adolecer de determinados defectos, como los de ser
dispensada en forma fragmentaria, desactualizada, incompleta, imprecisa, falsa, no opor-
tuna o errada. Cfr. Al respecto lo señalado en el fundamento 16 de la ejecutoria recaída
en el Exp. N° 1797-2002-HD/TC, Caso: Wilo Rodriguez Gutierrez, publicada con fecha
30.09.2003.
Luis R. Sáenz Dávalos

previsión contenida en el artículo 62 del Código Procesal Constitucio-


nal, se deja establecido que el periodo legal que se ha convenido como
razonable a los efectos de entregar la información no debe exceder de
los 10 días hábiles contabilizados desde el momento de formulada la
solicitud respectiva.

Siendo importante el derecho de acceso a la información pública,


tampoco es un derecho con características absolutas. La propia Consti-
tución se ha encargado de establecer determinadas variantes de limita-
ción, de las cuales dos pueden considerarse taxativas mientras que la otra
de alcances más bien genéricos, aunque no por ello indeterminados.

Las limitaciones que pueden considerarse taxativas se encuentran


asociadas a los supuestos en los que la información requerida pueda
generar incidencias o afectar determinados bienes de relevancia como lo
son la intimidad personal y la seguridad o defensa nacional.
192
Si bien ambos supuestos restrictivos, tiene base perfectamente
razonable, debe especificarse que ello no significa ni debe interpretarse
como que a nombre de cualquiera de los mismos se pretenda involucrar
informaciones que no tengan relación o vínculo directo con lo que es
materia de la limitación. Dicho en otras palabras, que por intimidad
personal o seguridad y defensa nacional pueda entenderse lo que cual-
quier entidad pública o repartición del Estado pueda discrecionalmente
considerar.

Desde tal perspectiva, será a todas luces cuestionable que por


intimidad se asuma, no el tradicional concepto de lo estrictamente con-
cerniente a la vida personal, afectiva o sexual, sino lo que se le antoje
por capricho al Estado, como podría ser por ejemplo, lo concerniente
con las conductas o comportamiento de interés más bien general. Lo
mismo se sigue en el caso de la seguridad y defensa nacional, pues aun-
que existen datos o informaciones que efectivamente tienen que ver
o son parte integrante de lo que por estrategia de defensa o seguridad
deben mantenerse en reserva, hay otros que escapan por completo o
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

simplemente nada tienen que ver con dicho bien jurídico5. Y mal se
haría con apelar a los membretes establecidos para so pretexto de los
mismos desnaturalizar la verdadera razón de dichas limitaciones6.

La restricción de naturaleza genérica, de acuerdo con el manda-


to constitucional, se encuentra reconducida a lo que el legislador dis-
ponga, lo cual si bien se entiende como perfectamente legítimo en un
modelo donde se habilita la opción de desarrollos en aquello que no
haya podido prever el constituyente, no significa tampoco que por tal
motivo el legislador ordinario pueda aprovecharse de su capacidad nor-
mativa para sustraer del escenario de la información pública, datos que
en lugar de garantizar la facultad fiscalizadora del ciudadano tiendan a
fomentar el denominado secretismo estatal7.

En el contexto de esta tercera variante de limitación, está claro


que justificadamente puede incluirse al secreto bancario y a la reserva
tributaria, los mismos que se encuentran muy asociados al concepto 193
privacidad (los aspectos propios de la vida laboral, profesional, etc.).

5
El Tribunal Constitucional ha dejado en claro que “…el solo hecho de que una
norma o un acto administrativo… atribuya o reconozca la condición de seguridad nacional a
una información determinada, no es razón suficiente, en términos constitucionales, para dene-
gar el acceso a la misma; por el contrario, es siempre indispensable examinar si la información
calificada de reservada reviste realmente o no tal carácter, acudiendo para tal efecto al princi-
pio constitucional de razonabilidad”. Cfr. Fundamento 6, de la sentencia recaída en el Exp.
N° 0950-2000-HD/TC, Caso: Asociación de Pensionistas de la Fuerza Armada y Policía
Nacional, publicada con fecha 10.09.2001.
6
Coincidimos con Alfredo Quispe Correa en la conveniencia de reglamentar ade-
cuadamente la norma constitucional en este extremo “…para determinar que casos se
consideran propios de la intimidad personal o de la seguridad nacional, no vaya a ser que la
persona obligada a dar la información la invoque como pretexto sin fundamentar su negativa.
O apele a una respuesta trivial para bloquear la información”. Cfr. Las Garantías Constitu-
cionales; Gráfica Horizonte S.A.; Lima 2003; Págs. 93-94.
7
En igual sentido: Quispe Correa, Alfredo.- Las Garantías Constitucionales; Págs.
94-95. A lo que habría agregar, como lo advierte autorizada doctrina, que esta excepción
representa un típico supuesto de reserva legal, que no autoriza que sea el Poder ejecu-
tivo, a través de su facultad normativa, quien incorpore los supuestos de limitación. Cfr.
Borea Odria, Alberto.- Evolución de las Garantías Constitucionales; Editorial Fe de Erratas;
Segunda Edición Actualizada; Lima 2000; Pág. 454.
Luis R. Sáenz Dávalos

Podrían eventualmente, aventurarse otro tipo de espacios, pero siempre


que con los mismos se auspiciara lo eminentemente individual.

Ahora bien, un tema poco explorado pero que es conveniente


ponerlo de manifiesto, es el relativo al eventual y atípico escenario de la
relatividad implícita en las propias reglas e incluso en las excepciones.
Por estas últimas, entendemos aquellos supuestos, en los que a pesar
de auspiciarse la garantía de bienes como los que a título de reglas o de
limitaciones aquí se ha mencionado, puedan sin embargo habilitarse
legítimas restricciones no previstas en específicos escenarios de conflicto
de derechos o de bienes jurídicos de relevancia.

Tales hipótesis se producirían, por ejemplo, si tratándose de las


reglas a las que ya nos hemos referido, se auspiciara sin ningún tipo de
ponderación, que una persona carente de medios económicos, tuviese
que sufragar un alto costo respecto de información pública previamente
194 solicitada. O también podría suceder en el caso de las limitaciones, si
a pesar de encontrarnos frente a informaciones que incidan sobre la
intimidad o seguridad y defensa nacional, existieran bienes constitucio-
nales que justificaran relativizar las premisas constitucionales estableci-
das. En el primer supuesto y por excepción debidamente respaldada,
podría optarse, por un solvento excepcional desde el propio Estado,
en el segundo supuesto, evidentemente mucho más opinable, podría
legitimarse la entrega de información que aún a sabiendas de encontrar-
se protegida, fuese indispensable para garantizar determinados bienes
constitucionales, forzando la regla de la no motivación por una directa-
mente alentadora de lo contrario8.

8
Nuestra jurisprudencia constitucional, ha contemplado tal posibilidad como
se desprende del fundamento 8 de la sentencia recaída en el Exp. N° 1133-2012-PHD/
TC donde señala que “…aunque los presupuestos del acceso a la información pública que
aquí se indican son normas de alcance general estos podrían atenuarse en casos de naturaleza
especial. Es lo que sucedería, por ejemplo… si la entrega de información afectase otros bienes
constitucionales (incluso las típicas excepciones referidas a la intimidad, a la defensa nacional
u otros casos exceptuados por ley) y donde la única forma de ponderar el conflicto sería cono-
ciendo la razón de la petición formulada. Es también… lo que acontecería si quien requiere
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

Ahora bien, aunque las consideraciones explicadas en torno


del citado atributo fundamental, se desprenden específicamente de la
Constitución del Estado en sus lineamientos generales, sería oportuno
contrastar lo señalado con la ley encargada de regularlo, esto es, con Ley
N° 27806 o Ley de transparencia y Acceso a la Información Pública, de-
biendo precisarle al respecto que aunque dicha norma, en sus aspectos
esenciales regula de manera bastante adecuada su ejercicio, cualquier
eventual oposición entre dicha norma y lo señalado por la Carta Fun-
damental e incluso por lo desarrollado por la propia jurisprudencia,
debe ser resuelto con miras a la mejor eficacia de los objetivos constitu-
cionales, a lo que cabe establecer, concordante con una correcta teoría
de la interpretación que toda norma (y dentro de ellas evidentemente
las de desarrollo) se interpretan de conformidad con lo previsto en la
Constitución, no al revés como a veces y de manera equivocada, parece
entenderse.

El derecho de acceso a la información pública, en suma, se nos 195


aparece pues con una fisonomía muy especial pero también plantea retos
importantes en cuanto a su desarrollo. Con el mismo se busca consolidar
de manera plena el Estado Democrático y romper la llamada cultura del
secreto, lamentablemente tan arraigada en realidades como la nuestra9.

3. El derecho a la autodeterminacion informativa


Con independencia de lo que algunos estudiosos suelen opinar
sobre la autodeterminación informativa, vinculándolo decididamente
con una suerte de protección reforzada de la intimidad personal, el cita-
do atributo fundamental, además de ser un derecho también novedoso,

información, en principio necesaria de costear, careciera de capacidad económica suficiente


para cumplir con dicho requisito. En este último supuesto, no cabe duda de que el juez consti-
tucional se encontrara en la necesidad de distinguir y por supuesto decidir, caso por caso”. Cfr.
Caso: Jesús Barboza Cruz. Sentencia publicada con fecha 11.09.2012.
9
Cfr. Al Respecto el Informe Defensorial N° 60; El acceso a la Información pública y
la cultura del secreto; Serie Informes Defensoriales; Defensoría del Pueblo; Lima 2001.
Luis R. Sáenz Dávalos

involucra un contenido mucho más amplio que dicha noción. Técni-


camente hablando es el derecho que tiene toda persona de disponer de
los propios datos que le conciernen o pertenecen, se encuentren o no
vinculados a su intimidad y cuya posesión o almacenamiento se verifi-
que en poder de terceros, sea que estos últimos resulten sujetos públicos
sea que se trate de sujetos privados.

En la sociedad moderna absolutamente informatizada y en la


que los datos y referencias de cada persona han pasado a ser un asunto
divulgable a gran escala, la información ha terminado por convertirse
en un producto de espectro difuso, donde nadie sabe a ciencia cierta
que tanto de lo que le pertenece o ha contribuido a generar a partir de
su propia existencia se encuentra en poder de terceros. Comprobarlo
es tan sencillo, como abrir un buscador en internet y colocar el dato
personal más elemental como es el nombre. A renglón seguido saldrá
consignada tal cantidad de información que el directo interesado ni
196 siquiera y en sus más amplias expectativas de hallazgo, podía intuir que
existía.

El problema en todo caso, no es que la información individual


pueda existir y que eventualmente se encuentre esparcida a escala ecu-
ménica, sino que la misma pueda eventualmente perjudicar. Es allí
donde cobra importancia el derecho del que venimos hablando.

De acuerdo con lo previsto en el artículo 2 inciso 6) de la Cons-


titución Política de 1993, se ha establecido que:
Toda persona tiene derecho:

(…)

A que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados,


no suministren informaciones que afecten la intimidad personal y familiar.

Aunque la primera impresión que se podría aventurar, cier-


tamente sería la de que los datos que puedan circular, se encuentren
vinculados a la esfera íntima, no parece ser ese el camino seguido ni
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

por la ley que prima facie regula dicho atributo, ni tampoco por la
jurisprudencia.

En efecto, el Código Procesal Constitucional, que a estos efectos


debe ser entendido como una norma integrante del bloque de cons-
titucionalidad, establece en su artículo 61, inciso 2, que el derecho al
cual protege el hábeas data, cuando se trata del mandato constitucional
reconocido en el artículo 2, inciso 6 ya glosados, es un atributo que
permite:
Conocer, actualizar, incluir y suprimir o rectificar la información o datos
referidos a su persona que se encuentren almacenados o registrados en forma
manual, mecánica o informática, en archivos, bancos de datos o registros
de entidades públicas o de instituciones privadas que brinden servicio o
acceso a terceros. Asimismo, a hacer suprimir o impedir que se suministren
datos o informaciones de carácter sensible o privado que afecten derechos
constitucionales.
197
Si efectuamos un simple y elemental cotejo entre lo proclamado
por la Constitución y lo reconocido por el Código Procesal Constitu-
cional, por referencia al derecho a la autodeterminación informativa,
saltan a la vista diversas y muy notorias diferencias.

La primera de las mencionadas diferencias radica en que la infor-


mación o datos almacenados o registrados tienen que ver con todo
aquello referido a una persona, no únicamente con lo estrictamente
íntimo. Con lo cual y como ya lo habíamos adelantado, no es este un
derecho que sólo se refiera, como lo dijimos en otro momento a las
situaciones propias de la vida personal, sexual o afectiva, sino a todo lo
que le pertenece a un individuo en su condición de tal10.

10
Carlos Mesía Ramírez indica que “No se trata solo de controlar la difusión o uso de
los datos que pueden afectar la intimidad personal, familiar o la imagen personal, sino tam-
bién se hace necesario proteger los datos personalizados; es decir, aquellos sobre los cuales una
persona ejerce un derecho de propiedad reservada, por cuanto está dentro de su posesión perso-
nal”; Cfr. Derechos de la persona. Dogmática Constitucional; Fondo Editorial del Congreso
de la República; Lima 2004; Pág. 129.
Luis R. Sáenz Dávalos

Incluso el párrafo que permite la supresión o impedimento de


los llamados datos sensibles (que tienen que ver con la esfera de lo ínti-
mo) se ve complementado por lo privado que como también lo hemos
adelantado, es un concepto similar (aunque no exactamente igual) a
lo rigurosamente íntimo11. Añadiéndose a ello, que todo lo que pueda
afectar derechos constitucionales (en plural) da lugar a un reclamo por
la infracción o desconocimiento de tal derecho.

En una perspectiva más clara, lo que ha hecho el Código es posi-


cionar a la autodeterminación informativa en lo que representa su real
esencia, la de ser un atributo de disposición de todos los datos que le
conciernen a una persona en cuanto fuente de origen o generación de
los mismos.

Desde tal óptica y siendo el individuo quien produjo los datos, se


explica perfectamente que pueda este decidir lo que finalmente ocurra
198 con los mismos y por consiguiente disponer, cuando de alguna manera
se sienta afectado. Con tal propósito, el Código Procesal Constitucio-
nal brinda un repertorio bastante amplio de opciones que van desde co-
nocer los datos que existen almacenados sobre su persona, hasta decidir
la situación en la que se encuentran, para lo cual puede actualizarlos,
incluir aspectos que no tengan, suprimir aquellos que lo perjudiquen,
rectificar lo que no se ajuste a la verdad o incluso solicitar su prohibi-
ción o libre circulación, cuando evidentemente y de alguna manera le
generen consecuencias no favorables12.

11
Es curioso que en nuestro medio no se hayan realizado mayores esfuerzos por deli-
mitar o distinguir los conceptos de intimidad y privacidad que aunque entendemos son
muy similares, apuntan hacía ámbitos materiales diferenciados. La propia jurisprudencia
de nuestro Tribunal Constitucional ha sido más bien algo imprecisa sobre dicha temática,
pues suele utilizarlos frecuentemente como figuras equivalentes. Una excepción a la regla,
en todo caso, se aprecia en los fundamentos 37, 38 y 39 de la ejecutoria recaída en el Exp.
N° 6712-2005-HC/TC. Caso: Magaly Medina Vela y Ney Guerrero Orellana, publicada
con fecha 20.01.2006.
12
El tema de las consecuencias no favorables puede ser sujeto a cierta discusión a
partir de la frase que utiliza el Código en torno a los archivos, banco de datos o registros
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

Por otra parte y acorde con señalado desde la propia Constitu-


ción, la autodeterminación informativa podrá tener como destinatario
a todo tipo de registro, sea que este le pertenezca al Estado o sea que
se encuentre en manos de privados y procederá cualquiera que sea la
variante o modalidad en la que hayan resultado almacenados los datos
de tipo personal, independientemente de que la misma sea meramente
manual, sofisticadamente mecánica, o tecnológicamente virtual.
Al igual como lo sostuvimos en relación al derecho de acceso a la
información pública, en el caso de la autodeterminación informativa,
también existe una norma de desarrollo detallado que es en concreto
la Ley N° 29733 o Ley de Protección de Datos Personales. La citada
norma, si bien en sus lineamientos esenciales efectúa un adecuado tra-
tamiento del referido atributo fundamental, la misma exige ser inter-
pretada de conformidad con la Constitución y con lo desarrollado por
vía de la jurisprudencia constitucional.
199
Por último debe considerarse que aunque la Constitución ni el
Código Procesal Constitucional hayan desarrollado un esquema taxati-
vo o expreso de límites a considerar sobre dicho derecho fundamental,
ello no supone que no puedan existir o deducirse los mismos a partir
de una interpretación sistemática y concordante con otros bienes cons-
titucionales. Por lo demás a ello apunta lo dispuesto en el artículo 13,

“que brinden servicio a terceros”; Cfr. Sáenz Dávalos, Luis.- “Panorama general de los
procesos constitucionales y su ámbito de protección en el Código Procesal Constitucio-
nal”; en: Sáenz Dávalos, Luis & Meléndez Sáenz, Jorge.- El ámbito de protección de los
procesos constitucionales y el Hábeas Corpus; Cuadernos de Trabajo N° 1; Centro de Estu-
dios Constitucionales. Tribunal Constitucional; Lima 2004; Pág. 24. En nuestra opinión,
pueden haber casos en los que sin otorgarse ese servicio al que se refiere la norma podría
estar afectándose la autodeterminación personal. Es lo que sucedería si datos sensibles
de una persona pudiesen estar siendo colectados por cualquier persona aprovechando la
vulneración a espacios propiamente íntimos o también privados que por diversas razones
no desea su titular que sean conocidos por nadie. Naturalmente, acreditar este supuesto
requeriría de prueba sólidamente construida. Cfr. Borea Odría, Alberto.- Evolución de las
Garantías Constitucionales; Pág. 457.
Luis R. Sáenz Dávalos

inciso 13.2 de la antes citada Ley de Protección de Datos Personales13,


debiendo en todo caso precisarse que no siempre es la ley la que puede
definir las eventuales restricciones cuando estas bien pueden ser indivi-
dualizadas dentro de un típico escenario de conflicto a nivel casuístico
y donde el juzgador debe decidir en clave constitucional exista o no
fuente legal de directa referencia.

Prueba de lo dicho es por lo demás, lo establecido en el artículo


27 de la misma norma reguladora de este derecho que de manera enfá-
tica y dejando abierto un amplio espectro interpretativo, reconoce que:
Los titulares y encargados de los bancos de datos personales de administra-
ción pública pueden denegar el ejercicio de los derechos de acceso, supresión
y oposición por razones fundadas en la protección de derechos e intereses de
terceros o cuando ello pueda obstaculizar actuaciones judiciales o adminis-
trativas en curso vinculadas a la investigación sobre el cumplimiento de
obligaciones tributarias o previsionales, a las investigaciones penales sobre
200 la comisión de faltas o delitos, al desarrollo de funciones de control de la sa-
lud y del medio ambiente, a la verificación de infracciones administrativas,
o cuando así lo disponga la ley.

Si evidentemente la autoridad administrativa ostenta capacida-


des de merituación sobre este tipo de contextos, con mayor razón, el
juez constitucional en su tarea de salvaguarda o preservación de la tota-
lidad de bienes reconocidos por la norma fundamental, puede arribar,
caso por caso a similar conclusión, debiendo volverse a reiterar que un
escenario de tal naturaleza será la ley la que se interpretara de confor-
midad con la norma fundamental, descartándose a su vez que sea esa
misma ley la que pueda colocarse en todos los supuestos de hipotéticos
conflictos.

13
De acuerdo con la citada previsión “Las limitaciones al ejercicio del derecho funda-
mental a la protección de datos personales solo pueden ser establecidas por ley, respetando su
contenido esencial y estar justificadas en razón del respeto de otros derechos fundamentales o
bienes constitucionalmente protegidos”.
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

4. Porque el hábeas data y no el amparo


Cuando se aprobó la Constitución de 1993, no falto quienes
consideraron que la irrupción en el escenario de un proceso como el
hábeas data resultaba injustificada habida cuenta que derechos como
el acceso a la información pública y la autodeterminación informati-
va bien podrían haber sido objeto de protección mediante el amparo
ordinario14.

Se decía por entonces, que si todos los derechos especiales die-


ran lugar a procesos atípicos, correríamos el riesgo de llenarnos de vías
adicionales en sede constitucional y no es esa una lógica muy recomen-
dable a seguir, cuando se cuenta, como en efecto se contaba, con un
amparo con finalidades harto tutelares15.

Sin embargo, la idea de que estos derechos demandaban un trá-


mite rápido de reclamo preliminar a nivel administrativo, no necesaria-
mente igual al que se presenta respecto de otros derechos fundamentales 201
puede que haya influido en la necesidad de reconocer una protección
especial en sede constitucional que sin ser exactamente igual a la del
hábeas corpus o al propio amparo, resulte compatible con la naturaleza
y características de los atributos involucrados.

En todo caso el factor determinante a la hora de optarse por el


citado instrumento, puede que haya resultado a la postre su por enton-
ces notoria expansión a nivel del derecho comparado16 y su paulatino y
cada vez más evidente desarrollo jurisprudencial. Y si a eso se añade la

14
Esta posición fue asumida por algún sector importante de nuestra doctrina. Cfr.
Abad Yupanqui, Samuel.- Hábeas Data y conflicto entre órganos constitucionales: Dos
nuevos procesos constitucionales; Lecturas sobre Temas Constitucionales; N° 10; Comisión
Andina de Juristas; Lima 1994; Págs. 268-270.
15
Cabe recordar que por aquella época nuestro modelo de amparo era más bien
alternativo u opcional y no precisamente como lo empezó a ser años después y tras la
vigencia del Código Procesal Constitucional, esto es subsidiario o residual.
16
Cfr. Abad Yupanqui, Samuel.- Hábeas Data y conflicto entre órganos constitucio-
nales…”; Lecturas sobre Temas Constitucionales; Pág. 267.- Eguiguren Praeli, Francisco.-
Luis R. Sáenz Dávalos

necesidad de perfeccionar una protección de unos derechos particular-


mente especialísimos a la par que vitales para hacer frente al crecimien-
to desmesurado del poder informático17, se comprenderá el porqué, a la
larga, el instituto fue terminando por ser aceptado.
Desde entonces la figura encontró receptividad aunque no sin
estar exenta, por lo menos en sus orígenes, de ciertas polémicas sobre la
manera como se le reconocía o los alcances con los que se le configuraba.

5. El abandono de un ambito de proteccion mas expansivo


Aunque el reconocimiento del hábeas data como mecanismo de
protección específica de los derechos de acceso a la información públi-
ca y de autodeterminación informativa, es lo que hoy en día aparece
con nitidez de nuestro ordenamiento constitucional, conviene recordar
que en sus orígenes las cosas fueron algo diferentes, pues junto con
tales atributos, el constituyente también reconoció a las libertades per-
202
sonalísimas (honor, buena reputación, intimidad e imagen) así como al
derecho de rectificación como susceptibles de protección mediante la
citada vía especial.

Esta toma de posición, inicialmente adoptada, origino sin em-


bargo severas críticas provenientes de algunos sectores que entendieron
que tal opción anticipaba un peligroso escenario principalmente en re-
lación con los medios de prensa18, en una época en la que como se sabe,

“El Hábeas Data y su desarrollo en el Perú”; Derecho. Revista de la Facultad de Derecho de la


Pontificia Universidad Católica del Perú; N° 51; Lima, diciembre de 1997; Págs. 293-296.
17
Apunta Luis Castillo Córdova que “…la decisión del constituyente peruano de pre-
ver un mecanismo procesal constitucional distinto para cuando se trate de proteger derechos
constitucionales por agresiones provenientes del poder informático, tiene justificación plena. Ha
sido una decisión con sustento debido a la especialidad que significa el campo en el que está
destinada la garantía a actuar”.- Cfr. Comentarios al Código Procesal Constitucional; Tomo
II; Segunda edición, corregida y aumentada; Lima 2006; Pág. 983.
18
Cfr. García Belaunde, Domingo.- “Garantías Constitucionales en la Constitu-
ción Peruana de 1993”; Lecturas sobre Temas Constitucionales; N° 10; Comisión Andina de
Juristas; Lima 1994; Págs. 259-260.
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

existían notorias y quien sabe si justificadas dudas sobre las intenciones


de un gobierno nacido de un escenario no del todo democrático. Basta
con recordar al respecto el polémico origen de la Constitución de 1993
y su nunca del todo comprobada necesidad de instauración19.
El hecho es que desde diversos ámbitos especializados se argu-
mentó que el dotar al hábeas data de unos alcances tan excesivamente
amplios bien podría repercutir negativamente o ser mal utilizado, lo
que dio lugar a que no bien puesta en vigor la Constitución de 1993,
se produjera prácticamente de inmediato una reforma constitucional a
través de la Ley N° 26470, suprimiendo parte del artículo 200 inciso
3 cuyo texto originalmente contemplaba que el hábeas data también
podía ser utilizado para recabar tutela de los derechos reconocidos en el
inciso 7 del artículo 2 de la Carta.
Consecuencia de tal proceder fueron sustraídos del ámbito de
protección del hábeas data una buena cantidad de derechos, natural-
203
mente no en la lógica de dejarlos carentes de tutela efectiva en sede
constitucional, sino reconduciendo está última hacía el específico esce-
nario del amparo.
Probablemente este suceso tenga una explicación, más que en
razones jurídicas, en el contexto político que por entonces se vivía y que
alertaba de ciertos riesgos de adoptarse en ese momento dicho tempe-
ramento. Hoy en día sin embargo y visto en perspectiva, no necesaria-
mente creemos que argumentos como los entonces utilizados puedan
ser del todo exactos para todas las épocas o en todos los momentos.
Naturalmente, siempre cabe la opción de considerar que la discusión
de libertades como las informativas y el propio derecho de rectificación
debe darse en una vía procesal un poco mas abierta como la corres-
pondiente al amparo, pero de ello no se sigue necesariamente que sea
tan polémico implementar un hábeas data como aquel que se proyectó

19
Cfr. García Belaunde, Domingo & Planas Silva, Pedro.- La Constitución Traicio-
nada. Páginas de historia reciente; Seglusa Editores; Lima 1993.
Luis R. Sáenz Dávalos

en sus orígenes. Ya tuvimos alguna vez un hábeas corpus abiertamente


genérico20 y nadie que sepamos se escandalizo por dicha realidad, sino
que la acepto como parte del pasivo de una época en la que aún no se
contaba con un mecanismo que permitiera la tutela de derechos distin-
tos a la libertad individual.

En todo caso, nuestro legislador opto por lo que a su parecer re-


sultaba más razonable, vista la manera como el hábeas data venía siendo
incorporado en el resto de modelos constitucionales y sobre todo to-
mando en cuenta que lo que se procura cuando del hábeas data se trata
es a la larga la protección adecuada de los datos. Siendo las cosas de este
modo, el hábeas data tiene pues unos roles más específicos o concretos y
es hacía los mismos que se ha encaminado el desarrollo jurisprudencial
de los últimos años.
En la lógica descrita y con independencia de las decisiones que
204 en su momento haya tomado el constituyente, somos de la idea que si
el hábeas data existe con el perfil que hoy en día le hemos otorgado, es
pues porque su proceso de maduración, de menos a más, nos fue enca-
minando en dicha dirección.

6. A manera de conclusión
La legitimidad de un proceso como el hábeas data, definitiva-
mente responde a la naturaleza de los derechos a cuya protección se
encuentra encaminado.

Tales derechos, no son simples novedades teóricas, sino resultado


directo de los cambios y transformaciones en la sociedad moderna deci-
didamente trastocada como resultado de la tecnología y su impacto en
el manejo de la información y de los datos personales.

20
Nos referimos naturalmente al hábeas corpus de la Constitución de 1933 y al
desarrollo que por entonces se le otorgó. Un inventario del mismo lo encontramos en
García Belaunde, Domingo.- El Hábeas Corpus en el Perú; Universidad Nacional Mayor
de San Marcos; Lima 1979.
El ámbito de protección del proceso constitucional de Hábeas Data

Bajo circunstancias como las descritas y así como su tratamien-


to tutelar debe resultar lo más depurado y efectivo posible, con igual
intensidad se imponen desarrollos adecuados respecto de los alcances
y límites que caracterizan tanto al derecho de acceso a la información
pública como al derecho a la autodeterminación informativa.
Si bien la Constitución dio un buen paso desde el momento ini-
cial de su reconocimiento, estamos convencidos que los mejores aportes
han de esperarse tanto desde el ámbito de la jurisprudencia como desde
el que corresponde a las leyes de desarrollo. Sin una adecuada compren-
sión de las finalidades a las que apuntan ambos derechos su importancia
quedaría seriamente mermada a la par que comprometida.

Es obligación de los operadores jurídicos y por supuesto de los


legisladores evitar que ello suceda.
De acuerdo a lo observado hasta la fecha y sin ser excesivamente
triunfalistas, estamos convencidos que andamos por buen camino. 205

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