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La teoría general del delito se encarga del estudio del delito, este estudio del delito se
refiere a un estudio de sus elementos de manera general, es decir, el delito dentro de
la parte general del derecho penal, estudiando elementos comunes a todos los delitos,
cabe hacer notar que el estudio de las características propias de cada figura delictiva
corresponde a la parte especial del derecho penal, Muñoz Conde en su libro Teoría
General del Delito nos refiere que “la teoría del delito se ocupa de las características
comunes que debe tener cualquier hecho para ser considerado delito, sea este en el
caso concreto una estafa, un homicidio o una malversación de caudales públicos”.[1]
Una vez que tuvimos ya un acercamiento a lo que se entiende por teoría general del
delito, es momento de describir, o mejor dicho, de definir que es el delito.
Bajo el principio de que no existe delito sin ley, podemos de manera general
comenzar diciendo que el delito es toda aquella conducta humana que es sancionada
como delito por el legislador, cabe aclarar que no cualquier conducta es relevante
para el derecho penal, solo aquella que es reprochada socialmente, por ejemplo, una
pelea de box, provoca lesiones entre los contendientes, pero dado que es aprobada
socialmente, dicha acción de pelear y causarse lesiones no es penalmente relevante.
Así pues, tenemos que es el legislador quien determina que conducta es la que se
deberá considerarse penalmente relevante, por lo tanto a través de la ley se
seleccionan los comportamientos reprochables y se garantiza a la ciudadanía que
solo lo descrito en el ordenamiento como delito será reprochable, para finalmente
motivar a los mismos ciudadanos a conducirse acorde con el estado de derecho,
dicha motivación se da toda vez que la conducta descrita por el legislador como delito
contiene una pena.
Por lo expuesto podemos afirmar que los elementos del delito son: el tipo, que es la
conducta descrita por el legislador como delito, la antijuricidad y la culpabilidad.
Podemos advertir de la definición citada que una conducta tiene elementos externos e
internos, esto es una acción o una omisión - conceptos que precisaremos más
adelante – pero para que la conducta sea considerada como delito debe
materializarse en el mundo exterior; solo se podrá delinquir, es decir cometer un delito
cuando la conducta de un sujeto determinado haga que su hacer o dejar de hacer se
manifieste con elementos tangibles o perceptibles por los sentidos en la realidad,
adecuados al tipo penal descrito por la norma.
Al respecto Antonio Berchelmann Arizpe nos dice que “la acción como forma externa
de la conducta, equivalga a la racionalización espacial y temporal de cierto
comportamiento corporal de una persona. Ya sea por la actividad de uno de sus
miembros (brazos, piernas, manos, pies, etc.) ya sea por cualquier órgano que ponga
en marcha el complejo muscular del cuerpo humano que se perciba en el mundo
exterior (gestos, palabras, etc) por su parte se dice que la omisión es la inactividad
física o inercia muscular con relación a una acción esperada; es la actitud pasiva o
inmovilidad de aquellas partes del cuerpo cuya actuación depende de la voluntad”[4].
Es muy elocuente lo dicho por el maestro Arilla Bas, la conducta tiene una
manifestación negativa y una positiva, que se traducen en una acción u omisión
respectivamente, por tanto la norma penal prohíbe tanto la acción, así como la
omisión, lo cual se traduce en que lo abstracto descrito por el legislador, esto es el
tipo penal[6], tiene la función de intimidar al ciudadano común para que se abstenga
de actuar contrario a la sana convivencia social, así como también lo conmina a que
cumpla con su deber en caso de que así le sea exigible por su actuar cotidiano en
alguna determinada profesión, por ejemplo la enfermera de un hospital tiene la
obligación de atender por prescripción de un medico, a un determinado paciente, si
esta no lo hiciere así y el paciente fallece, porque su conducta fue omisa con cumplir
con dicha obligación, pues tendría que responder penalmente por dicha omisión de
actuar.
1.2. EL TIPO.
Al respecto de lo que se entiende por tipo penal, el maestro Marquez Piñero citando a
la Dra. Olga Islas, en su libro El Tipo Penal señala que “el tipo constituye,
funcionalmente, una figura elaborada por el legislador, descriptiva de una determinada
clase de eventos antisociales, con un contenido suficiente y necesario para garantizar
la protección de uno o más bienes jurídicos”[7].
Una vez precisado lo que es el tipo penal, es importante añadir que con la evolución
de la dogmática penal – situación que veremos en el siguiente capítulo – a partir de
los estudios de Beling, se considera al tipo como un tipo de injusto; es decir, “como se
ha dicho, antes de la obra de Beling, en 1906, la concepción que se tenía del delito
era bipartidista, estimando sólo dos aspectos esenciales de la ley penal: la norma
concentradora de la prohibición y que establece la pena, y por otra parte, la sanción
que captaba los elementos determinantes de la punibilidad. De esa manera Binding lo
deducía como consecuencia de afirmar que el delincuente no obra contra la ley sino
contra la norma que en aquélla se contiene. Por tanto, uno de los aspectos más
trascendentes de la consideración de Beling fue, como lo refiere Jiménez Huerta,
arrancar del concepto de especie delictiva, concebida como un todo compuesto de
una pluralidad de elementos (previstos a veces expressis verbis y otras
subintelligenda), para precisarse o completarse por la interpretación, que se
encuentran en la correspondiente descripción legal, para llegar a proponer la
comprensión del tipo como algo distinto a lo que, como se ve, venía a ser una imagen
unitaria equivalente al delito mismo……., el tipo en sentido estricto se traduce en el
reconocimiento de su característica fundamental y predominantemente descriptiva, lo
que lo hace un componente distinto al delito en general”.[8]
En este orden de ideas, basándose en los estudios de Beling sobre el tipo, Welzel, en
Alemania en la década de los treinta del siglo pasado, llega a la conclusión que los
tipos penales contienen elementos objetivos y elementos subjetivos, así pues, que
nuestro derecho penal, sigue esta dogmática, llamada escuela Finalista, cuyos
criterios siguen vigentes hasta nuestros días; luego entonces debe quedar claro para
cumplir con el motivo del presente trabajo afirmar que el tipo es la descripción
abstracta que el legislador hace de una conducta penalmente relevante y que
contiene una vertiente que incluye elementos objetivos y otra que incluye elementos
subjetivos como el dolo y la culpa.
Como comentario final al tipo como elemento del delito, conviene citar al Maestro
Urosa Ramírez, quien al respecto nos comenta que “al vocablo tipo se le han atribuido
múltiples connotaciones, pero son dos las más reconocidas: por una parte, como la
garantía-tipo empotrada dentro de la legalidad que recoge el aforismo nullun crimen,
nulla poena sine lege, aceptada por la mayoría de los estados de derecho
democrático y por otra parte, como un dispositivo legal que cumple una importante
función sistemática dentro de la estructura de la teoría del delito, que describe
aquellas conductas humanas penalmente relevantes.
1.3. ANTIJURIDICIDAD.
Siguiendo con el estudio de los elementos del delito, toca el turno a la antijuridicidad,
de la cual podemos adelantar, a reserva de ampliar el conocimiento sobre el
significado de la misma, que deberá entenderse como antijuricidad a la contradicción
de una determinada acción con lo previsto en el ordenamiento penal, me explico; se
tiene una conducta determinada, misma que al realizar un juicio de subsunción, es
decir de adecuar dicha conducta al tipo, y si es contraria al mismo, entonces se podrá
decir que dicha conducta es antijurídica, como apoyo a lo expuesto cito al ilustre
maestro Muñoz Conde quien al respecto de la antijuricidad nos dice; “una vez
subsumido (tipificado) el caso de la realidad en el supuesto de hecho de una norma
penal, el siguiente paso, en orden a la averiguación de si ese caso puede engendrar
responsabilidad penal, es la determinación de la antijuricidad, es decir, la constatación
de que el hecho producido es contrario a derecho; …..antijuricidad expresa la
contradicción entre la acción realizada y las exigencias del ordenamiento jurídico”.[10]
Consideramos que con lo expuesto por el maestro Muñoz Conde, es suficiente para
entender lo que es la antijuricidad, ya que no pretendemos ser muy extensos en este
tema, lo que buscamos es dar una breve explicación de los elementos del delito, para
que Usted amable lector pueda conocer los elementos generales que componen a el
delito, me quedaría únicamente para agotar lo que a la antijuricidad se refiere, hacer
mención de que el derecho penal no crea la antijuricidad, sino que en virtud de la ratio
cognosendi del tipo penal (función indiciaria del tipo penal), se seleccionan los
comportamientos más lesivos para el conglomerado social, conminándolos con una
pena, a decir del Maestro Muñoz Conde, “la realización de un hecho típico genera la
sospecha de que ese hecho es antijurídico; pero esta presunción puede ser
desvirtuada por la concurrencia de una causa de justificación excluyente de la
antijuricidad. Si no concurre ninguna de estas causas, se afirma la antijuricidad y el
siguiente paso, es entonces, la constatación de la culpabilidad del autor de ese hecho
típico y antijurídico”;[11] es pues tiempo de pasar a lo que es la culpabilidad en la
teoría del delito.
1.4. LA CULPABILIDAD.
Antes de comenzar con este tema, quisiera hacer la aclaración de que dado que el
presente esfuerzo académico se refiere ha realizar un breve estudio de la teoría
general del delito así como del delito y la evolución dogmática del estudio del mismo,
no pretendemos ser muy profundos en los elementos que integran el delito, sino dar
una sucinta pero puntual explicación de los mismos, lo que nos permitirá
efectivamente cumplir con el objetivo de este estudio, una vez aclarado el punto,
pasemos a la explicar la culpabilidad como elemento del delito.
La culpabilidad es entonces como refiere Dr. Díaz Aranda, el juicio sobre el autor
mediante el cual se determina si se le puede reprochar el haberse comportado
contrariamente a lo establecido en el orden jurídico.[13]