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Violencia y origen de la violencia en Colombia

La “violencia” bipartidista
A partir de la definición de violencia, se puede analizar muchas situaciones de la vida cotidiana, pero ¿desde cuándo se habla de
la violencia en Colombia?
En Colombia se denomina “Violencia” al periodo histórico entre 1946 y 1965, en el cual se enfrentaron los dos partidos
políticos tradicionales: Liberal y Conservador. No hay que olvidar que previo a esto, la sociedad colombiana estaba viviendo
una gran agitación por las reformas liberales impulsadas por Alfonso López que había legalizado los sindicatos, había
impulsado la reforma agraria al igual que la libertad de culto y de enseñanza. Estas reformas tenían conmocionados a los
conservadores a la iglesia y a los terratenientes, pues veían afectados sus intereses.
Con la llegada de los conservadores de nuevo al poder en 1946, por medio de la presidencia de Ospina Pérez, la sociedad
agudiza estas tensiones y da paso al periodo de la violencia que se recrudece en las zonas rurales que proclaman “a sangre y
fuego” haciendo eco al pronunciamiento de un ministro conservador. Esta confrontación no tardó en llegar a las ciudades, pues
el ejército reprimía con mayor dureza a los sindicatos y las organizaciones obreras que eran respaldadas por los liberales y por
la izquierda que se estaba conformando como resultado de la expansión de las ideas de la Unión Soviética.Durante la República
Liberal, el presidente tenía la potestad de nombrar a los funcionarios públicos (alcaldes y gobernadores). A su vez, estos podían
nombrar a su equipo de gobierno. Aprovechando esta ventaja en todos los municipios, incluso aquellos de tradición
conservadora, se nombraron alcaldes y funcionarios liberales lo cual facilitó el control del poder político y militar. Para
contrarrestar este poder, se comenzó a pactar un acuerdo de unión entre caciques y gamonales quienes buscaban establecer su
autoridad ante la población civil, respaldados por el ejército y la creación de grupos militares al margen de la ley, especialmente
en Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Huila y especialmente en el norte del Valle. La Violencia se caracterizó por la creación de
bandas de hombres armados afiliados a uno de los dos partidos, recibió diversos nombres según la región; por ejemplo en
Antioquia se les llamó “bandoleros” o “chusma”, en Tolima y norte del Valle a las cuadrillas se les llamó “pájaros” y
“contrachusma”; en el Quindío se les llamo guardias cívicas o “aplanchadores”.

Jorge Eliécer Gaitán


En los años 40, el descontento popular frente a la represión del Estado contra todo intento de organización de movimientos
obreros y populares, llevó a presentir que otros acontecimientos, como el de la masacre de las bananeras, podrían ocurrir en el
panorama social y político, razón por la cual el presidente López renunció en 1944. El poder lo tomó entonces Alberto Lleras
Camargo hasta 1946, pretendiendo fortalecer las clases dominantes de todo el país y de ambos partidos como una Unión
Nacional con el lema “Revolución del Orden”. Esto llevó a la represión por parte del gobierno. Los militantes de movimientos
populares fueron objeto de despidos y arrestos masivos, de la desarticulación de sindicatos, y de la anulación violenta de
protestas urbanas.
de la violencia. Los efectos de la violencia bipartidista se sintieron a lo largo y ancho del territorio colombiano. Una de las
principales consecuencias fue a destrucción de edificios oficiales, el saqueo, grandes destrozos a almacenes y fábricas en las
ciudades y la consecuente crisis económica que estas medidas generaron. La muerte de simpatizantes de ambos bandos, más el
sinnúmero de heridos producto de los enfrentamientos, se suma a las persecuciones y asesinatos selectivos de líderes populares
que redundan en el miedo generalizado en la población civil, la cual empezó a desconfiar hasta del vecino. Cualquier
comentario podía ocasionar la propia muerte o la muerte de otro; este sentimiento de temor y zozobra se extendió en la
población tanto del campo como de la ciudad por muchos años.
En el campo se recrudecieron los enfrentamientos armados y las persecuciones a líderes comunitarios y de partido, el miedo a
las masacres se hizo cada vez más fuerte. Surgieron en el escenario de los municipios figuras sanguinarias, encargados de
asesinar y acallar al oponente; desafortunadamente, el sicariato se volvió una profesión. Borrero Olano y Navia Varón fueron
los líderes del norte del Valle, mientras que León María Lozano controló la situación en el ámbito urbano. otro, el aumento de la
población se tradujo en aumento de mano de obra, que competía por el empleo, generando el aumento del desempleo o la
economía informal.
Violencia y ciudad: Las grandes ciudades han tenido sus dinámicas propias, en ellas confluyen multiplicidad de problemas entre
los que prevalecen la delincuencia común y el asalto simple. Bogotá, Medellín y Cali, durante los primeros años de
“industrialización”, comenzaron a recibir gentes de todas partes que venían con la ilusión “del sueño citadino”, la ciudad
significaba la posibilidad de nuevas oportunidades de salud, educación, vivienda y de salarios estables.
Los procesos de migración hacia la ciudad, aunque han sido continuos desde 1920, han presentado épocas de “oleadas
migratorias”. Estas han estado marcadas por procesos de industrialización, pero sobre todo por las épocas de violencia.
La violencia ha sido uno de los factores que más han incidido en el desplazamiento hacia los cascos urbanos y especialmente
hacia las grandes ciudades ocasionando sobrantes en la mano de obra, que aunados a la actual crisis inciden en los altos niveles
de desempleo. De igual forma, estas “oleadas migratorias” han generado en las ciudades verdaderos cordones de miseria, pues
no existen planes gubernamentales para hacer frente a esta realidad, y a las oportunidades laborales; mucho menos planes de
vivienda.
Así, en la periferia de las principales ciudades se han conformado “micro ciudades ilegales” carentes de todo servicio.
El término de ilegalidad obedece a que en la mayoría de los casos al no encontrar posibilidades de vivienda (la mayoría de los
desplazados llegan escasamente con lo que tienen puesto pero sobre todo con un temor increíble) tienen que recurrir a invadir
predios localizados en los límites de la ciudad en donde muchas veces caen en manos de comerciantes y políticos sin escrúpulos
que los estafan con lotes ilegales; y así, los campesinos pasan a convertirse en los nuevos miserables de las ciudades.

Bandolerismo
Los antiguos guerrilleros, de ambos bandos, algunos de ellos amnistiados, volvieron a las armas, pero no con una intención
política sino con un interés económico personal, animados por el deseo del control del poder en una región, por lo que se
dedicaron al pillaje.
A estos grupos se les llamó bandoleros. En estas organizaciones se privilegió el deseo de venganza y de poder por el poder. El
uso de la fuerza y la crueldad. Sus acciones se caracterizaron por la sevicia y atrocidad, por lo general no actuaban solos sino
que actuaban en cuadrillas, en donde se ejercía abuso de la fuerza. Entre sus acciones estaban el robo, la violación, la
expropiación y el asesinato. Pocas veces recurrían al secuestro
Surgimiento de las guerrillas de izquierda en Colombia
Durante la década de los años 60 en Colombia surgieron nuevos grupos armados, muy diferentes a los ejércitos conservadores y
liberales que se habían enfrentado durante gran parte del siglo XIX y los cincuenta años que se llevaban del siglo XX. Estos
nuevos grupos no lucharon a favor de uno u otro color político. Su objetivo inicial era la toma del poder para instaurar un nuevo
modelo económico, político y social como el socialismo. Unas corrientes de pensamiento afirman que el conflicto tiene como
principal causa las enormes desigualdades e injusticias sociales que se dan en estas naciones tercermundistas, otros afirman que
el problema obedece a una estrategia del comunismo internacional para desestabilizarlas democracias de América Latina. Los
inicios Resulta imposible hablar del surgimiento de las guerrillas de izquierda sin referirse a la violencia de los años cincuenta,
pues sin lugar a dudas, este periodo fue la época de incubación del conflicto actual. Algunos historiadores opinan que la llamada
violencia de los cincuenta fue la etapa de finalización de la guerra de los Mil Días, cuyo cese al fuego se dio sin resolver el
conflicto entre los dos partidos; por ello, a pesar de haberse firmado un acuerdo de paz, la guerra no cesó, toda vez que durante
la hegemonía conserva dora de principios de siglo, este partido ejerció una política de violencia contra sus opositores, quienes
tomarían revancha durante los 16 años que estarían en el poder (1930- 1946), por medio de una gran cantidad de actos de
violencia política. En la unidad 2, se dijo que la violencia, en especial la conservadora, alcanzaría todo el territorio nacional,
concentrándose especialmente en la región Andina que ha sido la de mayor población. Pronto las guerrillas liberales se
convertirían en verdaderos ejércitos difíciles de derrotar. Con el auge del conflicto uno y otro grupo se ensañaban contra la
población civil, convirtiendo la nación en un rio de sangre. Dentro de la guerrilla liberal, se formó un grupo característico que
por su forma de actuar se le conoció como los comunes, toda vez que los dineros y armas robadas no se dividían entre quienes
hacían el operativo, sino entre todo el movimiento, situación que les llevó a ser acusados de comunistas, el grupo era liderado
por los primos Marín, entre quienes se destacaba Pedro Antonio Marín que había sido comerciante pero que las persecuciones
contra su familia lo llevaron a convertirse en uno de los guerrilleros más famosos de la historia, conocido con el alias de Manuel
Marulanda Vélez o Tirofijo. Una vez el conflicto alcanza su máxima expresión saliéndose de las manos de líderes políticos
(conservadores y liberales) se produce el golpe de Estado del General Rojas Pinilla, quien pacta un cese al fuego entre los
bandos en conflicto firmando un proceso de paz con las guerrillas liberales y haciendo lo propio con las bandas conservadoras.
Solo hubo un grupo que no entregó las armas con la excusa de no creer en la voluntad de paz del Estado. Este fue el grupo de
los comunes, a quienes se le sumaron las familias que andaban con el guerrillero conocido como Charro Negro y más tarde se
uniría un Estudiante universitario conocido como Jacobo Arenas. Este movimiento campesino compuesto por cientos de
familias se trasladaría a las regiones de Marquetalia, el Pato y el Guayabero en la zona Andina, en donde organizarían una
especie de vida comunitaria alejada del tanto del gobierno como de la guerra que aún los perseguía. De movimiento campesino
a guerrilla comunista El movimiento campesino pronto fue filtrado por las ideas socialistas y su territorio fue acusado por el
gobierno central de convertirse en verdaderas “repúblicas independientes”, por lo cual en los primeros años de la década de los
años 60, se ordenó el bombardeo de toda la zona para acabar con los “últimos reductos guerrilleros que quedaban”. Los
resultados del operativo militar fueron contrarios al esperado por el gobierno, toda vez que las bajas sufridas por el movimiento
campesino fueron mínimas y el ataque llevó a este grupo armado a transformarse de autodefensa campesina a una guerrilla de
ataque. Así se determinó en la primera reunión que se realizó una vez el movimiento se reubicó en una nueva zona. Esta reunión
recibiría el nombre de 1ª Conferencia y decidió no sólo el cambio de táctica sino el cambio de nombre, ya no serían los
comunes, sino que aparecería por primera vez el nombre de FARC y su objetivo ya no sería defenderse de los bandoleros
conservadores o de los ataques del ejército, sino la toma del poder para la instauración del socialismo. Con el tiempo, el grupo
guerrillero se convirtió en un ejército ilegal. En uno de los procesos de paz con el gobierno fundó un movimiento político
llamado Unión Patriótica. Ante el fracaso del proceso de paz, el movimiento político se separa de las FARC, y gana la simpatía
de un buen porcentaje de la población que le permitió en una de las elecciones de la década de los ochenta sacar la votación más
alta que ningún grupo de izquierda había alcanzado hasta ahora. La simpatía alcanzada en algunos sectores de la población no
fue bien vista por movimientos de extrema derecha quienes aliados a grupos de narcotraficantes y algunos sectores políticos y
militares del país iniciaron un proceso de exterminio del movimiento que superó los cuatro mil muertos, entre quienes se
contaron algunos líderes de talla nacional como Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa y José Antequera, entre muchos
otros.
Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)  El ELN nace en 1965 influenciada por la Revolución Cubana (1959) y
la Teología de la Liberación. Junto con las FARC-EP conforman el denominado foco insurreccional. Históricamente, el
surgimiento de este movimiento tiene que ver con la radicalización de la lucha de clases a través de la violencia. Ese proceso
se entrelaza con la necesidad de sobrevivencia y la convicción de la imposibilidad de darle una salida por medio de otras vías a
la situación que vive el país.  En la actualidad el jefe del ELN es Nicolás Rodríguez Bautista alias “Gabino” y dispone de cerca de
3.000 combatientes y la base ideológica es marxista-leninista. El ELN ha tenido presencia mayoritariamente en la zona del
Catatumbo, en la zona Norte de Santander, el sur del Departamento de Bolívar, los departamentos de Arauca, Cesar,
Antioquia, Cauca, Nariño, el Chocó y Valle del Cauca. El objetivo principal de este grupo armado es la incidencia sobre poderes
locales y regionales; portadores de la propuesta de "doble poder" recogida de la experiencia en El Salvador. El ELN nace con la
influencia de la Revolución Cubana y otras luchas de tipo nacionalista.  
c) Ejército Popular de Liberación Nacional (EPL)  El Ejército Popular de Liberación Nacional se constituye en 1966 y a
diferencia de los anteriores su ideología es marxista-leninista-maoísta vinculado al Partido Comunista. Este grupo pasó por un
proceso de desmovilización de 2.000 combatientes en 1991. En la actualidad opera una pequeña disidencia
denominada Frente Libardo Mora Toro en el Norte de Santander.  
d) Movimiento 19 de Abril (M-19)   El M-19 entra en escena en 1973 y se diferencia de las demás experiencias subversivas
por su carácter rural, discurso democratizador y porque se autodefinían como un movimiento antioligárquico, antiimperialista,
de unidad y con una propuesta política. Nació a raíz del declarado fraude electoral en 1970. Algunos de sus líderes principales
habían combatido previamente en las FARC-EP y se convirtieron en fuerza política (Alianza Democrática M-19) después de la
firma del acuerdo de Corinto en 1984, de un acuerdo de paz en 1990 y del proceso de desmovilización acordado en 1989 que
dio como fruto una nueva Constitución en 1991. En este año se desmovilizaron también el EPL, Partido Revolucionario de
Trabajadores (PRT) y el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).
FRENTE NACIONAL
La firma de la paz y los procesos de amnistía con los grupos guerrilleros llevaron al General Rojas Pinilla a convertirse en
una figura importante a nivel nacional, debido a que se le reconocía como el “pacificador” del país. A estos elementos hay
que sumarle la gran cantidad de obras públicas que realizó en las principales ciudades y que permitió tanto la
modernización de las ciudades, como el incremento poblacional, esto sin contar con la traída e implementación de la
televisión en Colombia. Luego vendría el otorgamiento del derecho de voto a las mujeres, lo que elevaría la simpatía
popular por el candidato. Esta situación (la buena imagen y acogida del dictador por parte de la nación) acompañada de
los deseos de Rojas de quedarse en el poder, ocasionan la reacción de los partidos tradicionales que preocupados porque
una tercera fuerza política les quitara el liderazgo, diseñan una estrategia que permita acabar con la violencia política y
garantice la consolidación de los partidos Liberal y Conservador en el poder.
Indagación Conceptualización El Frente Nacional Esta fue la junta militar que precedió el gobierno del Frente Nacional.
Esta estrategia se llamará el Frente Nacional, que fue un acuerdo político de los dos partidos políticos tradicionales para
alternarse en el poder durante cuatro periodos presidenciales (16 años) desde 1958 hasta 1974. Así, las elecciones se
realizarían entre participantes de un mismo grupo político quienes se disputarían la presidencia, pues el turno en las
próximas elecciones sería para el otro partido. Para aprobar y dar inicio al acuerdo se convocó a un Plebiscito para 1957,
mediante el cual se eligió a los liberales. De igual forma, se creó el sistema de paridades, en el cual el partido en la
presidencia garantizaría la participación del otro partido en el gobierno, nombrando un número igual de ministros que el
partido gobernante.
Aunque la estrategia política del Frente Nacional limó las asperezas entre los altos miembros de los dos partidos, la
violencia no cesó totalmente, porque la violencia política especialmente en las regiones apartadas de las grandes ciudades
continuó de la mano de los grupos de bandoleros. Presidentes del frente nacional Alberto Lleras Camargo 1958-1962
Carlos Lleras Restrepo 1966-1970 Guillermo Leon Valencia 1962- 1966 Misael Pastrana Borrero 1970-1974
Los cambios económicos Como estrategia para mostrar buena voluntad por parte de los dirigentes políticos para
garantizar la paz, los gobiernos del Frente Nacional hicieron algunas transformaciones económicas como una prometida
reforma agraria que devolviera la tierra arrebatada a los campesinos durante los años de la violencia y permitiera acceder a
la propiedad a los campesinos pobres. De otro lado, se inició una política de incentivos a la producción agrícola,
acompañada de estrategias de tecnificación e industrialización en algunos casos. Estas políticas no llegaron a todas las
regiones del país ni a todos los productos agrícolas, lo que generó algunos contrastes en el campo, porque mientras los
grandes terratenientes y los agroindustriales modernizaron sus propiedades y aumentaron la producción, los pequeños
campesinos siguieron cultivando de forma tradicional. Los otros cambios se dieron en la política económica del país
tendiente a estimular la industria, de esta forma, se continuó con las medidas proteccionistas que se habían tomado desde
los años treinta cuando la crisis económica mundial, aumentando de forma gradual algunos aranceles aduaneros para
proteger la producción interna. Se expidieron medidas para reglamentar el ingreso de divisas, vigilar el gasto fiscal y
controlar la devaluación de la moneda.
Muchas de estas medidas estaban destinadas a estimular la exportación que crecía a ritmos demasiado lentos y a
incentivar la producción industrial, como forma de fortalecer el proceso de sustitución de importaciones. Se elevaron los
gastos en inversión social que mitigaran los impactos de la pobreza, con lo cual se construyeron hospitales, centros
educativos, viviendas de interés social; de igual forma, se crean instituciones como el SENA y los colegios técnicos para
dar alternativas laborales y garantizar mano de obra cualificada. De igual forma, se propusieron medidas de ajuste fiscal,
reduciendo gastos innecesarios del Estado, para sanear el presupuesto nacional, que estaba en banca rota debido a la época
de la violencia, los altos niveles de corrupción y el despilfarro económico. Así mismo, si bien no se declaró una moratoria
en la deuda externa, como en los años treinta, se disminuyó el presupuesto para atender las obligaciones de la deuda.
Algunas de estas medidas entrarían en contradicción con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial que proponían una mayor flexibilidad o disminución arancelaria y mayor cumplimiento con los pagos del
crédito.
Los problemas del Frente Nacional Corrupción. Uno de los más graves problemas que generó el Frente Nacional se
relaciona con la corrupción y la instauración de un sistema político centrado en la maquinaria política. Este último se
convirtió en un sistema cerrado en el cual sólo logran ser elegidos los candidatos que pertenezcan a las maquinarias
políticas de uno u otro partido, de lo contrario es imposible la elección. Estos sistemas de maquinarias aún se encuentran
vigentes y están dirigidos por “barones” electorales regionales que conforman una especie de cadena que abarca gran
cantidad de puestos burocráticos. Los conflictos laborales. Durante el Frente Nacional y para “dar muestra” de una
verdadera democratización del país, se garantizaron los derechos adquiridos por los trabajadores y sus organizaciones
sindicales; sin embargo, paralelamente, surgieron sindicatos patronales, que desplazaran al movimiento obrero, lo que
generaría inconformidades y protestas por parte de los obreros que acusaban a los gobiernos del Frente Nacional de
suplantar a las organizaciones sindicales, de perseguirlas y engañarlas. Pese a estas situaciones, no se puede negar que
durante los primeros gobiernos frente nacionalistas se garantizaron algunos derechos adquiridos por los trabajadores en
sus luchas de los años treinta y la reglamentación de otros, de esta manera se concede por ley el derecho de los
trabajadores de Colombia a las prestaciones sociales: pago de primas, cesantías, pensión, vacaciones, descanso dominical,
entre otros. La persistencia de la violencia rural. Muchos de los combatientes de los grupos en contienda luego de la
amnistía, volvieron a armarse y organizan bandas delincuenciales que azotarán nuevamente los campos. Algunos de ellos
a pesar de lo temidos y sanguinarios, contarán con el apoyo de la población, bien sea por miedo o simpatía e incluso por
partidismo, pues la mayoría operaba en zonas alejadas de sus sitios de origen y seguía atacando a sus contrarios políticos,
sólo que esta vez actuaban por su cuenta y beneficio, ya no representaban un partido. El mercado laboral y las nuevas
relaciones de trabajo. Los cambios que se daban en la producción con la modernización. De esta manera, se consolidará y
generalizará en Colombia el pago de salarios en dinero tanto en el campo como en las ciudades. Este es uno de los
elementos que influyen en migración del campo a la ciudad, debido a que en las zonas rurales el tránsito al pago de
salarios será lento y estos serán más bajos en los campos que en las zonas urbanas.
EL PARAMILITARISMO
En Colombia, desde la década de los años ochenta del siglo XX tomó fuerza el paramilitarismo como estrategia
contrainsurgente, política que no ha sido reconocida como tal por parte de los distintos gobiernos y se expresa como
terrorismo de Estado. Incidió en el surgimiento de tal fenómeno, la ideología anticomunista que profesan la mayoría de
miembros de las fuerzas armadas, la cultura política derivada de la violencia, la corrupción y el clientelismo, así como el
narcotráfico, al igual que las influencias externas, provenientes principalmente de Francia y Estados Unidos. El
paramilitarismo invadió las distintas estructuras del poder estatal, en la perspectiva de configurarse como un proyecto
político, militar, social y económico de alcance nacional. Originado, según sus mentores, como una respuesta a los
excesos de la guerrilla, el paramilitarismo ha privilegiado, como método de lucha, las masacres, asesinatos selectivos y
desplazamientos de población civil, acusados de ser simpatizantes o colaboradores de las guerrillas. Al presidente Álvaro
Uribe Vélez, se le atribuye el haber auspiciado el paramilitarismo y de institucionalizarlo en su gestión de gobierno.
Edgar de Jesús Velásquez Rivera
Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor, Departamento de Historia, Universidad del Cauca
Tomado de: ¡Basta ya! memorias de guerras y dignidad
Entre las varias razones que permitieron el resurgimiento del paramilitarismo, una primera es el hecho de que el
Gobierno restableciera un esquema legal para las autodefensas a través de las Cooperativas de Vigilancia y Seguridad
Privada (Decreto 356 de 1994), más conocidas como las Convivir. Con criterios muy laxos, autorizó la operación a
grupos con récords dudosos en materia de violaciones a los Derechos Humanos o con nexos con el narcotráfico. Hacia
marzo de 1997 existían 414 Convivir en Colombia.134 Cuando la Corte Constitucional inició el trámite de la
demanda de inconstitucionalidad en 1997 y declaró inexequibles los artículos del Decreto que permitían el porte de
armas largas y las labores de inteligencia, las Convivir transitaron masivamente a la clandestinidad para engrosar los
brazos del paramilitarismo. De hecho, reconocidos jefes paramilitares como Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo,
alias Jorge 40, Diego Vecino y Rodrigo Peluffo, alias Cadena, fueron representantes legales o integraron las Convivir,
llegando a perpetrar con sus armas varios crímenes, como la masacre de Pichilín, Sucre, el 6 de diciembre de 1996.
Así lo reconoció Salvatore Mancuso en una de sus versiones libres ante la Unidad de Justicia y Paz.
Una segunda razón se debe a que el Ejército Nacional se replegó debido a los golpes militares propinados por las
FARC (entre 1996 y 1998) y dejó que el peso de la lucha contrainsurgente recayera sobre las Convivir. Esta situación
se vio reforzada con la omisión reiterativa del Ejército frente a las acciones paramilitares que, en muchos casos, se
enmascaró con un apoyo menos directo y menos visible. De hecho, esa omisión ha sido sancionada por la justicia
internacional en casos como las masacres paramilitares de Mapiripán, Meta, en julio de 1997, o El Aro, Antioquia, en
octubre del mismo año, en sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos – CIDH.136A esto se suman
las confesiones de los paramilitares en sus versiones libres ante la Unidad de Justicia y Paz, que han develado la trama
de relaciones con miembros de la Fuerza Pública que posibilitaron el accionar paramilitar. Al 31 de diciembre del
2012, la Unidad de Justicia y Paz reportó que compulsó a la justicia ordinaria incriminaciones por hechos delictivos
confesados por los paramilitares contra 1.023 miembros de la Fuerza Pública.
El resurgimiento del paramilitarismo obedece, en tercer lugar, a su proceso de reconfiguración interna, que le llevó a
superar el relativo estancamiento que habían padecido en los años del Gobierno de César Gaviria, por las pugnas
internas y la concentración de sus esfuerzos en la guerra contra Pablo Escobar. La macabra eficacia de esta
recomposición paramilitar gestada en Urabá convocó el aglutinamiento de los grupos paramilitares de todo el país.
En 1995 se fundaron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá –ACCU –, y en 1997 se dieron cita en un
lugar de la región los jefes de nueve organizaciones paramilitares de distintos puntos de la geografía nacional para
conformar las Autodefensas Unidas de Colombia – AUC, “provistas de una dirección única y un estado mayor
conjunto”, definidas como “un Movimiento Político-Militar de carácter antisubversivo en ejercicio del derecho a la
legítima defensa”. En esta reconfiguración fue fundamental la estrategia mediática desplegada por Carlos Castaño,
que posicionó el discurso contrainsurgente en amplios sectores de la opinión pública hastiados de las guerrillas.
Empezó, entonces, la más grande y audaz expansión paramilitar hacia todos los puntos cardinales de la nación. A
zonas de Meta y Guaviare llegaron en aviones contingentes que los habitantes de allí empezaron a nombrar como los
Urabeños;138 en camiones llegaron al sur de Bolívar, al Magdalena
medio y al Catatumbo.139 La movilización de las fuerzas de Salvatore Mancuso hacia el norte de Córdoba y la de los
grupos de Rodrigo Tovar Pupo hacia el occidente y el norte del Cesar y Magdalena le permitió a los paramilitares
establecer una tenaza sobre los siete departamentos de la costa atlántica.
DICTADURA GUSTAVO ROJAS PINILLA
ANEXO 1
¿Quién era el general Rojas Pinilla? La carrera militar de Gustavo Rojas Pinilla fue exitosa de principio a fin: Gustavo
Rojas Pinilla realizó una brillante carrera militar, que inició cuando se vinculó a la Escuela Militar, donde obtuvo el grado
de subteniente en 1920. Sus primeras actividades militares las realizó en el regimiento de artillería Tenerife N-2, en
Medellín; en 1923 fue trasladado al regimiento de infantería Ayacucho N-9, de Manizales, donde fue ayudante del general
Marco Alzate, comandante de la Quinta Brigada y padre del político Gilberto Alzate Avendaño1 (La enciclopedia del
Banco de la República - Banrepcultural). Mariano Ospina Pérez (conservador) fue elegido presidente para el período
1946-1950, y durante su mandato fue asesinado en Bogotá el líder liberal Jorge Eliecer Gaitán (9 de abril de 1948). Este
período se caracterizó por un enfrentamiento de violencia inusitada entre liberales y conservadores. El general Gustavo
Rojas Pinilla jugó un papel muy importante durante el gobierno de Ospina Pérez: fue director general del ejército,
ministro de Correos y Telégrafos, y delegado de Colombia al supremo comando de las fuerzas militares de las Naciones
Unidas de Washington: El año 1949 fue muy importante en la vida de Gustavo Rojas Pinilla, pues fue el de su ascenso al
grado de general de la República, el 11 de octubre. El 19 de octubre siguiente, Rojas fue encargado de la Dirección
General del Ejército Nacional. Mediante el decreto 3840 del 3 de diciembre de 1949, el presidente Mariano Ospina Pérez
lo nombró
Ministro de Correos y Telégrafos. El general Gustavo Rojas Pinilla fue delegado de Colombia al supremo comando de las
fuerzas militares de las Naciones Unidas de Washington. Investido de esta dignidad, visitó Corea y pasó revista a las
tropas de Colombia que combatían contra el comunismo. El batallón Colombia estaba compuesto por mil soldados, de los
cuales 131 murieron en enfrentamientos, y hubo 428 heridos, 69 desaparecidos y 28 prisioneros, que fueron canjeados en
la paz (La enciclopedia del Banco de la República - Banrepcultural). Laureano Gómez fue el único candidato que se
presentó a las elecciones de 1949 y fue elegido presidente para el período de 1950 a 1954. Tomó posesión frente a la
Corte Suprema de Justicia porque Ospina Pérez había clausurado el Congreso de la República. Su gobierno clausuró las
cortes y asumió una posición violenta y represiva, especialmente contra los simpatizantes del partido liberal. A finales de
1951, Laureano Gómez sufrió un ataque cardíaco y en su reemplazo asumió Roberto Urdaneta Arbelaez. Gómez, de
manera insistente, le dijo a Urdaneta que destituyera a Rojas Pinilla para evitar un golpe de estado, pero Urdaneta no lo
hizo: A finales de 1952, el presidente de la República encargado, doctor Roberto Urdaneta Arbeláez, nombró al general
Gustavo Rojas Pinilla comandante general de las Fuerzas Armadas de Colombia, cargo que ocupó hasta el golpe militar
del 13 de junio de 1953. Estos fueron días de intensa violencia en el país, de enfrentamientos entre los grupos liberales y
conservadores y de generalización de la crisis nacional
ANEXO 2
Golpe de estado En 1953 Laureano Gómez intentó regresar a la presidencia, pero fue depuesto por el golpe de estado del
general Gustavo Rojas Pinilla. El 13 de junio, día del golpe, Colombia tuvo tres presientes: Roberto Urdaneta, Laureano
Gómez y Gustavo Rojas Pinilla. Rojas Pinilla contaba con un amplio apoyo del partido conservador: Rojas contaba con el
apoyo de los ex presidentes Mariano Ospina Pérez y Roberto Urdaneta Arbeláez, y de los políticos Gilberto Alzate
Avendaño, Lucio Pabón Núñez y otros que le ofrecieron su respaldo (La enciclopedia del Banco de la República -
Banrepcultural).Pero también los dirigentes del partido liberal apoyaron la iniciativa golpista de Rojas Pinilla: Sin
excepción, los liberales de todo el país, y los conservadores en su mayoría, salieron a las calles el 13 de junio para
celebrar el cambio de régimen y manifestar su apoyo el nuevo Gobierno, que preside el General Gustavo Rojas Pinilla. El
jefe liberal y ex presidente, Darío Echandía, ha resumido la situación al exponer que el golpe de Estado que se efectuó el
13 de junio, ha sido un “golpe de opinión”, única entidad con pleno derecho para decidir cuándo hay que sustituir un
Gobierno que no esté a la altura de su misión o que se haya convertido en opresor. Si bien el Partido Liberal no ha tenido
participación alguna en el movimiento que ha colocado al general Rojas en la presidencia de facto, no está por ello menos
complacido con el nuevo estado de cosas. El general Rojas ha prometido restablecer la democracia, liquidar la violencia, y
realizar un Gobierno que tendrá por meta la Paz, la Justicia y la Libertad, postulados con los que ninguna organización
política podría estar en desacuerdo, y menos el liberalismo, que ha sufrido siete años de sangrienta persecución. Rojas se
compromete a sanar las heridas que la violencia política ha dejado en nuestra sociedad
PARTIDO COMUNISTA
Origen externo y carácter revolucionario del PCC El Partido Comunista Colombiano es un caso de un partido de origen externo,
que surge como el producto de la confluencia de dos factores. Por una parte, de la reagrupación de personas que habían
pertenecido a un movimiento político socialista precedente que desapareció, que surge producto de la asociación de
intelectuales y de obreros pertenecientes a asociaciones sindicales,2 y por la influencia de una organización como la
Internacional Comunista que tuvo una fuerte repercusión en el pensamiento de izquierda latinoamericano y en sus
organizaciones (Cf. Ramos, 1995; Von Beyme, 1986; Wilhem et al., 1984). Surge y se mantiene como un partido de carácter
revolucionario. El PCC surge en 1930, después de un periodo de movilizaciones sociales obreras y de varios intentos de
conformación de un partido socialista en el país. En la década de 1910 en Colombia se presentan las primeras huelgas de
obreros; de igual forma surgen los primeros periódicos en provincia que expresan la opinión de círculos de obreros e
intelectuales, algunas de ellas orientadas a la creación de un partido político. Durante este periodo surgen algunas
organizaciones cuyo propósito es aglutinar a obreros, artesanos e intelectuales en las ciudades; tal fue el caso del Partido Obrero
(1915) y del Partido Socialista (1919-1923). Ambos partidos tuvieron una vida corta, el segundo alcanzó a participar en las
elecciones de 1921 y apoyó en 1922 la candidatura liberal de Benjamín Herrera, derrotada por el Partido Conservador. En los
años siguientes diversos grupos autodenominados comunistas o socialistas continúan actuando como grupos de discusión
política, promoviendo la idea de la creación de un partido de los trabajadores.
En 1926, después de un periodo de amplia discusión y de confrontaciones entre diversos sectores de izquierda (socialistas de
izquierda, anarco-sindicalistas, comunistas), se realiza el Tercer Congreso Obrero en Bogotá, de cuyas deliberaciones surge el
Partido Socialista Revolucionario (PSR), el cual realiza una intensa actividad entre los obreros en sectores rurales y urbanos y es
reconocido como sección de la Internacional Comunista en su vi Congreso de 1928. El partido combina la lucha partidista
ideológica con sus acciones armadas orientadas a la insurrección, en un periodo caracterizado por las represiones del Estado
como respuesta a la movilización obrera y campesina. A finales de la década del veinte la dirigencia socialista se desarticula,
algunos son detenidos, otros huyen del país o se incorporan al Partido Liberal y otro sector se orienta a la reagrupación de los
sectores de izquierda, lo cual conduce a la creación del Partido Comunista. El acto oficial de creación sucede en el Pleno
Ampliado del PSR, al cual concurren una comisión de la Internacional Comunista, el secretario general del PSR, algunos
intelectuales y obreros. En su declaración programática se establece el carácter revolucionario del nuevo partido, el cual adopta
la estructura clásica comunista en su dirigencia con base en el Comité Central y en la figura del secretario general.
El nuevo partido adopta las recomendaciones formuladas en 1929 en una carta del Presidium al Comité Central del PSR, las
cuales incluyen: elaborar una ideología pura comunista, separada de la influencia del liberalismo; organizarse como un partido
independiente de masas, lo que implica rechazar la estructura existente y crear células industriales y locales con el pago de
cuota de afiliación; asignar a los afiliados tareas, crear un órgano periodístico y establecer un comité central del partido que se
relacione con todas las organizaciones provinciales y convertir a los sindicatos en una organización separada del partido, pero
que su dirección fuera manejada por miembros de este (Cf. Medina, 1980; Jeifets, 2001). Desde su creación el PCC es un
partido revolucionario cuya dinámica histórica está orientada por su alineación con el mundo comunista soviético, la cual no es
influenciada por el eurocomunismo que representa, desde la segunda mitad de la década del setenta, para los partidos
comunistas de muchos países de Europa occidental, la oposición a cualquier forma de liderazgo en el movimiento comunista
internacional y que resalta la independencia respecto a la influencia del comunismo soviético.
Desde sus comienzos el PCC se define como un partido revolucionario y en sus estatutos (1958, 1971, 1975 y 1980) reivindica
ser un partido de la clase proletaria basado en el marxismo-leninismo, anti imperialista, que lucha por el socialismo y por el
internacionalismo proletario. Durante este periodo el PCC asume que sus contradicciones con “la burguesía y el imperialismo”
se ubican en el mismo nivel que las que tiene con las demás organizaciones de izquierda, a los que identifica como “tendencias
pequeño burguesas”. En tal sentido, aunque participa en alianzas electorales con algunos grupos, como el caso de la Unión
Nacional de Oposición (UNO) entre 1972-1975, mantiene la tesis de la “flexibilidad con firme posición de principios”. En años
posteriores matiza el lenguaje respecto a otros sectores de izquierda, pero continúa defendiendo el liderazgo internacional
comunista de la Unión Soviética y reivindica el marxismo leninismo y su carácter revolucionario frente a lo que considera
“reformismo pequeño burgués”. Después del xiii Congreso del PCC realizado en 1980 hay un giro en sus posiciones políticas.
Aunque mantiene sus bases ideológicas manifesta una mayor apertura respecto a otras fuerzas políticas en el momento en que se
está abriendo paso un proceso de paz entre las FARC y el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986). Esta posición, que el
propio PCC denomina viraje democrático, no implica renunciar a su carácter de partido revolucionario, de oposición y
antisistémico. De nuevo el PCC recalca su posición: flexibilidad con firmeza de principios. En cualquier proceso político este
partido se autodefine como la vanguardia de la revolución. En este contexto, en su xiv Congreso realizado en 1984 el PCC hace
la invitación a la conformación de un frente democrático amplio que permite llevar a buen término el proceso de paz y a
proponer un candidato presidencial en las elecciones de 1986 que logre aglutinar la oposición contra el predominio bipartidista.
Estas iniciativas conducen a la creación de la Unión Patriótica, nueva agrupación de izquierda en la cual el PCC tiene un papel
preponderante, con ciertos matices en sus posiciones y una mayor apertura a otros sectores políticos de izquierda. Este hecho
cierra un periodo en la vida del PCC que se inicia con su participación en las elecciones cuando estas fueron restablecidas con el
desmonte parcial del Frente Nacional y culmina con su inserción en el nuevo partido que aglutina, además, a diversas
organizaciones sociales, a pequeños movimientos políticos, a integrantes de las FARC, a académicos e intelectuales.
En el transcurso de este periodo el país vive una dinámica política caracterizada por el duopolio del poder político que concentra
los recursos del poder en los partidos Liberal y Conservador, bajo reglas restrictivas de la participación ciudadana, sin
mecanismos de control del poder y con la recurrencia casi permanente al estado de sitio para el manejo del orden público. Hay
un desplazamiento de las formas de participación institucionales (especialmente la electoral) hacia otras extra institucionales
como huelgas, paros cívicos, marchas campesinas y la acción guerrillera, especialmente del Ejército de Liberación Nacional
(ELN), del Ejército de Liberación Popular (EPL), del M-19 y las FARC (Cf. Pizarro, 1996; Archila, 2005). El PCC es un
protagonista en ambas formas de acción política, jugando en ambos campos y manteniendo la tesis de la combinación de todas
las formas de acción política con cercanía a las FARC, a la vez que participa en elecciones y algunos de sus dirigentes se
convierten en congresistas (Cf. Delgado, 2009). Este doble juego expone a los militantes del PCC y de la Unión Patriótica,
quienes son víctimas de organizaciones paramilitares en comunión con agentes del estado colombiano y varios miles son
asesinados, especialmente desde 1986. En suma, desde sus orígenes y a lo largo de este periodo, el PCC se define como un
partido revolucionario, que reivindica su ideología marxistaleninista, su condición antisistémica, antiimperialista y
anticapitalista. Se autodefine como la vanguardia de la revolución en Colombia y se mantiene como minoría político-electoral
de izquierda en oposición al bipartidismo.
ESTADO SOCIAL DE DERECHO

CONSTITUCION POLITICA DE COLOMBIA

TITULO I DE LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

Artículo 1. Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con
autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad
humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.

¿Qué es el Estado social y democrático de derecho?

La aparición y consolidación del Estado social de derecho constituye una importante evolución del Estado de derecho.
Esta transformación ha generado profundos cambios sobre la organización del Estado que, en esta nueva concepción,
adopta el propósito de fortalecer la realización de la democracia en sus aspectos sociales, económicos y políticos, dentro
de un contexto de pluralismo, participación y respeto por la dignidad humana. Qué es el Estado social y democrático del
derecho busca explicar de manera sencilla, pero también con rigor conceptual, las características de esa forma de
organización política y sus manifestaciones concretas en la normativa constitucional de Colombia. El lector interesado en
el tema encontrará, además, referentes históricos, normativos y jurisprudenciales que le ayudarán a comprender mejor el
papel protagónico que en dicha normativa asumen el reconocimiento y la defensa de los derechos humanos.

La importancia de los derechos humanos como fundamento de las organizaciones políticas que se pueden caracterizar
como Estado social de derecho, se refleja en sus constituciones. Estas ya no se limitan a reconocer los tradicionalmente
llamados derechos civiles y políticos, sino que también incorporan los denominados derechos colectivos o económicos,
sociales y culturales e incluyen, además, diversas garantías necesarias para asegurar la protección de todos los derechos.

INVESTIGAR LAS PRINCIPALES MASACRES EN COLOMBIA PERPETUADAS TANTO POR


PARAMILITARES, GUERRILLA Y EJERCITO, en las cuales exista una grave violación de los derechos humanos.

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