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Buenos días a todos. Esta es una vista maravillosa desde aquí.

Saben, nuestro gurú, en una de sus fervientes oraciones a Dios, él pidió:


“Envíame sólo a aquellos que deseen beber de Ti conmigo”.
Y así, ustedes han venido.
Esta mañana, me esforzaré por responder algunas de sus preguntas.
Y éstas serán pequeñas perlas de verdad. Recibirán muchas más en los próximos días durante
las clases.
Y también tenemos cofres de tesoros llenos de éstas en las enseñanzas de Guruji.
Nuestra primera pregunta es: “Tengo tantos defectos.
¿Tiene algunas palabras de consuelo para mí?”
Bienvenida a la raza humana. ¿Hay alguien que no tenga defectos? Quien sea perfecto por
favor levante la mano.
Muy bien, creo que todos estamos en muy buena compañía, ¿no?
Daya Mataji nos dijo muchas veces que si Guruji en los inicios se hubiese concentrado
en los defectos de los devotos, no habría tenido a nadie a su alrededor.
De hecho, Guruji mismo le escribió a uno de sus primeros discípulos:
“Lleva mucho tiempo erradicar de las almas los hábitos indeseables,
las discrepancias y el mal karma, pero, una vez conseguido, las almas se comportan en forma
divinamente natural y magnética con todos.
Tuve que dedicar mucho tiempo, paciencia, esfuerzo y dolores del alma
para convertir a los residentes —a mis niños de Mount Washington— en lo que ahora son”.
Entonces, si el Maestro es tan paciente y pasa por tantas cosas por nosotros,
¿no podemos ser un poco más pacientes con nosotros mismos?
Reconocer nuestros defectos es bueno, porque se nos recomienda ver cómo somos
para poder así convertirnos en lo que queremos ser.
Lo que necesitamos tener
es la capacidad de mirar nuestros defectos desapasionadamente,
pero también con compasión, como lo haríamos con un verdadero amigo,
con alguien que aman sinceramente. Ven sus defectos, pero lo aman igual, ¿no es así?
Esos defectos no disminuyen su amor por ellos. Entonces, tenemos que darnos cuenta
de que todo ser humano en este plano de dualidad, viene –¿como podría decirlo? –, en un
“paquete”.
Y el “paquete” contiene buenas cualidades y otras no tan buenas.
Ahora bien, reconocer nuestros defectos no significa concentrarnos en ellos,
porque de esa manera, lo único que hacemos es reforzarlos. Y no queremos eso.
El truco para deshacerse de ellos es, como lo dice el Maestro a lo largo de las enseñanzas,
centrarnos en la buena cualidad opuesta. Piénsenla, visualícenla,
afírmenla, véanse como quieren ser.
La verdad es que, en última instancia, los defectos y las virtudes son parte de Maya, de la
dualidad, del engaño.
No somos ellos. Cuando meditamos y nos conectamos con nuestro ser superior,
nos damos cuenta de que no somos esta dualidad, no somos este ser dual,
somos el alma pura, somos una chispa del Ser infinito de Dios.
Entonces, tanto las virtudes como los defectos ya no tienen importancia.
Disculpen.
Se vuelven completamente irrelevantes. Así que, si la señora que hizo esta pregunta está aquí
esta mañana,
me gustaría verla en el área de asesoramiento, y escucharla nombrar todas las maravillosas
cualidades
que seguramente tiene. Concéntrese en esas cualidades y en la presencia santificadora de
Guruji,
que siempre está con usted. Él siempre está con ustedes. Y luego, sin que se den siquiera
cuenta,
esos defectos desaparecerán. Estarán libres, completamente libres de ellos.
En este mismo tenor, alguien nos escribió. “Yo no fui tan santo en el pasado,
y dudo de si soy digno de este maravilloso sendero”. Por supuesto que eres digno, por
supuesto.
San Agustín, San Francisco, no eran tan santos tampoco al principio, ¿verdad?
¿No fue San Agustín quien dijo, “Señor, libérame, pero todavía no”, ¿algo así?
Sé que algunos de ustedes sienten lo mismo.
Pero piensen que el mero hecho de que estén aquí, siguiendo las enseñanzas, les hace muy
dignos de este sendero.
Sri Yukteswarji dijo con gran sabiduría: “Olvida el pasado,
las vidas desvanecidas de todos los hombres se encuentran manchadas por múltiples culpas.
La conducta de cada ser humano será siempre imperfecta mientras no haya establecido su
conciencia en la Divinidad.
Todo mejorará en el futuro, si estás haciendo un esfuerzo espiritual en el presente”.
Muchas veces Guruji dice en sus enseñanzas que si queremos traer luz
a una habitación que ha permanecido oscura durante mucho tiempo, no golpeamos la
oscuridad con un palo, ¿verdad?
Encendemos la luz. Y lo mismo es para nosotros,
podemos andar golpeándonos el pecho y lamentándonos, "Mea culpa, mea culpa, mea maxima
culpa".
¿No es así? Podemos seguir golpeando nuestra oscuridad, pero eso no va a producir mucho
bien.
Lo que tenemos que hacer es encender la luz, nuestra luz interior.
Es notable que muchos nos concentramos en nuestros defectos y errores,
y hacer esto les confiere poder. No lo hagamos. Nos han contado que en aquellos primeros
días,
cuando los devotos acudían al Maestro con algunos problemas, él simplemente decía:
“Entrégaselo a Dios”.
Él sólo decía: “Mantén tu mente aquí, en el centro crístico, en el centro Kutastha”. ¿Por qué?
Porque una vez que nuestra mente está anclada en la Divinidad, la dualidad ya no existe.
Estamos más allá de ella. Estamos más allá de ella. Saben, los héroes, a quienes tanto
admiramos,
sobre los que leemos o hemos visto en películas épicas, están aquí en esta convención. Y me
refiero a todos nosotros.
Todos nosotros. Ciertamente, puede que no andemos montados en caballos árabes
con cabellos y túnicas ondeando al viento, pero ciertamente necesitamos pelear las mismas
batallas del bien contra el mal.
Seamos realistas, todos los que estamos aquí somos héroes por derecho propio.
¿No luchamos contra los dragones del ego, los deseos y las tendencias, todos los días?
Son pequeños dragones verdes despreciables. Y tenemos que luchar contra ellos. Tenemos
que luchar contra ellos.
Pero recuerden, no estamos solos. Contamos con el apoyo de la Madre Divina
y de seis de los más grandes avatares que el mundo haya conocido jamás.
Tomemos muy en cuenta el consejo del Maestro: “Olvida el pasado, porque ya está fuera de tu
dominio.
Olvida el futuro, porque se encuentra más allá de tu alcance. ¡Controla el presente!
¡Vive supremamente bien el ahora! Éste es el camino de los sabios”.
Entonces la victoria puede ser nuestra incluso en esta vida.
Incluso en esta vida.
Otra persona preguntó: “Me gustaría poder amar y entender más a los demás. Quizás puedan
darme algunas ideas sobre las cuales trabajar”.
Este es un tema amplio, pero quizás la respuesta más simple
es que cuando meditamos empezamos a sentir esa dulzura de Dios,
un amor que llega a los demás. Cuando comenzamos a percibir que Dios está en todos,
que cada uno de nosotros no es más que una chispa de ese Bienamado Divino,
entonces vemos a los demás de otra forma, bajo una luz diferente.
Hafiz, un poeta persa del siglo XIII, expresó este pensamiento en forma muy, muy bella.
Él dijo: “Si Dios te invitara a una fiesta, y dijera: ‘Todos en el salón de baile esta noche, serán
mis invitados especiales’.
¿Cómo los tratarías entonces cuando llegaras? Por cierto, por cierto, dice Hafiz, no hay nadie
en este mundo
que no esté presente en la enjoyada pista de baile de Dios”.
Les contaré una pequeña historia. Hace muchos años, fui a Londres para estudiar. Y eso fue
poco después de convertirme en miembro de SRF.
Así que lo primero que hice cuando llegué a Londres fue buscar
el pequeño grupo de meditación, muy informal en aquella época. Entonces fui allí, y cuando
llegué, me presentaron a otra señora
que, como yo, era de Italia. Era muy hermosa y muy elegante.
Y al saludarla, ella dijo muy altivamente: “Soy la condesa fulana de tal”.
Eso fue suficiente. Sentí una aversión instantánea hacia ella, y me alegré mucho
de que comenzara la meditación, porque así no tenía que volver a hablar con ella. Entonces
antes de regresar a casa,
di las buenas noches rápidamente, y me fui a mi hotel.
Al abrir la puerta de mi habitación, quedé atónita. Había puesto la foto de la "Última sonrisa" del
Maestro en un estante,
y en ese momento él lucía exactamente como esa condesa.
Incluso su cabello era rubio.
Me encontré con esa condesa años más tarde cuando vino a Mount Washington, y yo ya
estaba en el ashram, y realmente sentí gratitud y amor por ella,
no sólo porque el Maestro la utilizó para enseñarme una muy buena lección,
sino porque cuando la miré más allá de esa cara,
y detrás de ese cabello rubio, pude ver la mirada pícara del Maestro.
Si siempre tratamos de ver a los demás como nuestros compañeros de viaje en el sendero de
la realización del Ser, y muy a menudo, como maestros personales,
no conscientes de serlo, nos inclinaríamos a amarlos con mayor facilidad.
Veamos, ¿qué más podemos hacer? Podemos empezar con cosas pequeñas.
¿Alguna vez han intentado pedirle al Maestro luego de su meditación matutina que los use para
ayudar a alguien ese día? Se sorprenderían de las cosas maravillosas
que pueden suceder si mantienen el corazón y la mente abiertos.
Él puede trabajar a través de ustedes. No tengan miedo de regalar
algo que les es querido, para hacer feliz a alguien.
No tengan miedo de darlo, incluso si es algo valioso para ustedes,
porque, seamos realistas, cuando demos el paso al mundo astral, no nos podremos llevar
nada. Nada, sólo nuestra alma.
¿Por qué no hacer feliz a alguien ahora y quizás obtener un poco de buen karma al mismo
tiempo? No tengan miedo de enviar
un mensaje de agradecimiento o de aprecio;
un ramo de flores a alguien que pueda sentirse solo.
Lleguen a los demás. El amor viene cuando lo dan, no cuando lo guardan para ustedes
mismos.
No tengan miedo de orar por los demás. Al final de su meditación,
tomen unos minutos de su apretada agenda y oren por los demás. La oración es muy
poderosa.
Piensen en los demás, lleguen a ellos así ―quizás nunca lo sepan—, pero ustedes pueden
cambiar las vidas de ellos de esa manera.
Y luego, cuando quizás descubran lo que el Maestro hizo a través de ustedes,
se sentirán muy, muy felices. Muy felices al saber que han hecho algo
para superar la incapacidad de llegar a los demás.
Quiero contarles una pequeña historia que leí.
Alguien organizó un concurso para encontrar al niño más considerado,
y el ganador fue un niño de cuatro años, cuyo vecino de al lado
era un anciano que acaba de perder a su esposa. El niño vio al hombre
sentado en su césped, llorando, y el niño fue hacia él
y se subió a su regazo. Más tarde, su madre le preguntó:
“Cariño, ¿qué le dijiste al anciano? Y él dijo: “Nada, sólo lo ayudé a llorar”. Vean que a menudo
no es un gran gesto
lo que toca el corazón de las personas. No es la gran acción lo que toca el corazón;
son las cosas pequeñas que podemos hacer todos los días,
no las cosas grandes. Así que pídanle a Dios y al gurú que les den
su amor con el cual amar a los demás. Y entonces su corazón se abrirá
y podrán dar ese mismo amor a todos,
y llegar a otros mucho más fácilmente.
Aquí hay otra pregunta: "¿Podemos realmente ayudar a traer la paz
en este mundo atribulado? ¿Tienen alguna sugerencia?"
Veamos la situación actual. No se puede negar que este mundo
está pasando por un momento difícil. Por otra parte, si realmente lo pensamos, nunca hemos
logrado una paz perfecta en la Tierra
desde los tiempos prehistóricos, ¿verdad? Esa es la naturaleza de nuestro planeta.
"No es el más elevado, tampoco el más bajo, pero sí el más problemático”.
Y es cierto, ¿verdad? Además, estamos muy expuestos a los medios de comunicación,
que se centran en lo sensacional, lo cual suele ser muy negativo.
Pero también hay mucha bondad en la tierra. La bondad obra en silencio.
Poco se sabe sobre los esfuerzos que mucha, mucha gente en la Tierra
está haciendo para traer la paz.
Los grandes maestros están plenamente conscientes de la situación actual y Guruji predijo:
“Habrá grandes altibajos en el destino de las sociedades y de las naciones,
y luego, un período de paz
y progreso sin precedentes en el mundo entero”. Es una hermosa predicción que nos da
esperanza.
Quizás recuerden la experiencia de Sri Daya Mataji cuando estuvo en la India hace muchos
años, de camino
a la cueva de Mahavatar Babaji. En su libro “Sólo amor”, ella relata esta experiencia especial.
Una noche ella descansaba con sus compañeras de viaje y durante la noche, tuvo una
experiencia
—una experiencia supraconsciente―: vio una nube oscura que intentaba envolverla,
e intuitivamente entendió lo que Dios trataba de transmitirle a través de esa experiencia.
El primer mensaje fue personal. Y el otro, en sus propias palabras:
“…la humanidad se enfrentaría a un período extremadamente oscuro durante el cual la fuerza
del mal intentaría englobar el mundo entero”.
Creo que esto refleja lo que hemos visto recientemente. Ella continúa:
“Puesto que la nube no me había envuelto por completo, al repelerla con mis pensamientos de
Dios,
esto revelaba que el mundo finalmente emergería de la amenazante nube oscura del karma”.
El bien siempre gana al final. Y si unimos nuestros esfuerzos,
ciertamente podemos ayudar a traer paz a la tierra. Escuchen lo que dice el Maestro en la
“Segunda Venida de Cristo”.
“Cristo y otras grandes almas nos han dado la receta para lograr la paz interior
y también, la paz entre individuos y naciones. El verdadero arte crístico de vivir puede desterrar
los conflictos entre los seres humanos y el horror de la guerra,
así como traer paz y comprensión al mundo; todos los prejuicios y enemistades deben
desaparecer.
Ése es el desafío que se les plantea a aquellos que aspiran a ser los divinos adalides de la
paz”. Somos nosotros
“Aquellos que aspiran a ser los divinos adalides de la paz”. Somos nosotros.
Por cierto, podemos ayudar. ¿Cómo? Ante todo, a través de la meditación, de la oración, de la
afirmación,
cambiando nosotros mismos, tratando de ser un ejemplo para quienes nos rodean,
etcétera, etcétera, etcétera. Las enseñanzas del Maestro están llenas de sugerencias
maravillosas.
Aquí hay algo muy útil que queremos tomar muy en serio:
“Todos los pensamientos vibran eternamente en el cosmos”.
Todos los pensamientos vibran eternamente en el cosmos.
Los pensamientos de la misma naturaleza vibratoria se atraen entre sí.
Esto significa que cada pensamiento nuestro está creando eternamente un poder en el
universo.
Cada afirmación de paz, cada pensamiento de Dios crea más paz, y ayuda a este mundo.
El Maestro dijo: “La paz en el mundo comienza con la paz del corazón de cada individuo”.
Y cuando meditamos, comenzamos a sentir esa paz, ¿no es así? Tal vez no todos los días,
pero sentimos esa paz.
Esa paz puede enviarse al cosmos, puede envolver nuestra tierra.
El Maestro nos ha dado afirmaciones y oraciones específicas para la paz.
Usémoslas. Son maravillosas armas de luz.
¿Y cuando las cosas no salen bien? Piensen cuál es su reacción habitual,
¿la paz, la tranquilidad? Lo que podemos hacer en esos momentos
es tratar de recordar esa paz que hemos sentido en la meditación y en lugar de reaccionar,
enojarnos,
o resentirnos, etc., podemos simplemente decir: “Está bien, quiero estar en paz. Y ver mi
situación de una manera pacífica”.
Eso también ayuda al mundo en general. Y, de hecho, me gustaría proponer algo.
Cuando salgamos de este salón después de este satsanga,
digamos una pequeña oración por la paz. O simplemente repetir la palabra “paz”, o esa
hermosa y simple frase de los “Upanishads” que dice:
“Que la paz, la paz, la paz esté en todas partes”.
¿Saben lo que pasa si hacemos esto? Miles de pensamientos de paz vibrarán en el cosmos.
Podemos producir una diferencia esta misma mañana.
Puede que sea pequeña, pero podemos.
Cristo dijo: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de
Dios”.
Guruji ha comentado bellamente acerca de estas palabras, que todos podemos tomar en serio.
Él dijo: “Los verdaderos pacifistas son aquellos que generan paz
por medio de su devota práctica de la meditación diaria.
Una vez que han percibido la naturaleza de Dios como paz interior, los devotos desean que el
Dios de la Paz se manifieste por siempre en su hogar,
en su comunidad, en su país y entre todas las razas y nacionalidades.
El que lleva la paz a una familia inarmoniosa
ha establecido a Dios en ese lugar.
Quienquiera que destierre la incomprensión entre las almas las ha unido en la paz de Dios.
Aquellos que promueven y facilitan la paz dan expresión
al amor unificador de Cristo que reconoce cada alma como un hijo de Dios”.
La siguiente pregunta: “El Maestro dice que veamos a Dios en todas partes,
pero no entiendo lo que quiere decir. ¿Pueden explicarlo?”
Cuanto más meditemos, y cuanto más practiquemos la presencia de Dios,
más podremos ver a Dios en todas partes. El Maestro escribió: “Decimos que Dios es invisible
a nuestros ojos,
pero en realidad, Él se encuentra visible en el maravilloso universo manifestado“.
Dios está en todos partes.
Todo lo que existe es Dios. Y a medida que aprendemos a ver con “ojos que ven”,
comenzamos a conectarnos con todos los demás en ese sagrado abrazo de la Madre Divina.
Recuerdo una vez que fui a un retiro espiritual, y junto con otras monjas, decidimos permanecer
en silencio todo el tiempo.
Tuvimos meditaciones largas todo el día hasta entrada la noche.
Recuerdo muy vívidamente caminar hacia mi habitación una mañana.
Era de madrugada y miré a mi alrededor los muebles, los árboles afuera;
los primeros rayitos de sol jugaban en las hojas, y supe sin duda alguna que todo era Dios.
Dios estaba en todas esas cosas, muy presente, muy vivo.
Ese fue un regalo especial del Maestro. Cuanto más meditamos, más sentimos
su presencia dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Saben, tuve la bendición
de estar en presencia de Daya Mataji durante varios años,
y lo sé, he visto cómo ella está continua y totalmente en ese elevado estado de conciencia
de la presencia de Dios. La hemos visto
totalmente embelesada, mirando la naturaleza. La hemos oído decir: “Los árboles son mis
amigos,
cómo los amo”. Y no hace mucho ella estaba viendo una ardillita,
comiendo maíz y retozando en el césped. Y exclamó con tanta alegría, con tanto amor:
“¡Oh, mi Dios está en esa criaturita! Él está allí”.
Y verla era como mirar a una niña divina,
totalmente embriagada con el amor del Amado.
Tan hermoso. Me recordó a una pequeña oración de Guruji,
“Haznos como niños pequeños, humildes y receptivos, llenos de vida y alegría”.
Voy a contarles otra historia: recuerdo que hace muchos años
Daya Mataji recibió un hermoso ramo de rosas, y yo estaba haciendo unas tareas en su
habitación,
ya saben, las rosas no duran para siempre, así que me parecieron bastante marchitas y las tiré
a la basura.
Ella entró en la habitación un poco más tarde, miró a su alrededor y dijo: “¿Qué pasó con las
rosas?”
Así que le dije lo que había hecho. Me miró sorprendida y me dijo: “Oh, pero no lo entiendes.
Estaban vivas.
Vi vida dentro de ellas”. Y luego levantó la vista y dijo: “Sabes,
todo proviene de la Fuente Suprema”.
Por supuesto, me sentí como una asesina.
Pero, saben, gané mucho respeto por las flores a partir de ese momento.
En su elevado estado de conciencia, Daya Mataji realmente puede ver a Dios manifestado en
todas partes,
tangiblemente manifestado. Podrán decir: “Sí claro, ella es Daya Mata, es una santa.
¿Qué hay de nosotros, pobres mortales?” Les digo, ¿cómo creen que Daya Mataji
alcanzó ese estado de conciencia? No sabemos cuándo empezó su búsqueda de Dios,
pero sí sabemos que las grandes almas no vienen hechas de antemano.
Ellas ya han pasado por lo que estamos pasando ahora, paso a paso, poco a poco,
nunca dándose por vencidos, siempre intentando, orando, meditando, tal vez retrocediendo,
recuperándose,
intentándolo una y otra vez, hasta llegar a ese momento de realización,
de victoria sobre Maya y sobre el ego.
¿Importa realmente cuánto tiempo nos va a tomar llegar allí? No.
Lo que importa es que estamos en camino.
Recuerdo que debí haber estado en el ashram unos dos meses y acudí a mi consejera
sumamente preocupada
porque aún no había encontrado a Dios.
Pensé que era un asunto muy serio, pero ella pensó que era divertido.
Así que nuestra programación del tiempo no es necesariamente la de Dios, ¿verdad?
Pero si no nos damos por vencidos, seguramente encontraremos a Dios.
Entonces podemos ver a Dios, como dice el Maestro, dentro, fuera, en todas partes.
La siguiente es una pregunta que la gente nos hace a menudo. “De vez en cuando, tengo
sueños extraños
y no sé cómo interpretarlos. Quisiera saber qué significan,
si tienen un mensaje para mí. ¿Hay algún monje o monja que pueda decírmelo?”
Saben, el Maestro no comentaba ni interpretaba los sueños, y nosotros tampoco lo hacemos.
Tendríamos que abrir un “Departamento de sueños”. Si lo hiciéramos,
sería uno muy concurrido.
Este es el consejo de Guruji: “No intentes descifrar el significado de cada sueño.
Sólo recuerda que probablemente simbolizan tu estado mental o físico.
Por lo tanto, debes ajustar tus pensamientos y acciones cuando te encuentras despierto si
quieres comprender o mejorar la calidad tus sueños”.
En cambio, si tienen un sueño bonito, uno de esos que los elevan, que los llenan de gozo,
acéptenlo como un regalo de Dios y los Gurús, porque, de hecho, ellos nos envían regalitos de
vez en cuando,
pequeños sueños, tal vez, sólo para darnos un pequeño incentivo
para seguir adelante con más celo, con más devoción.
Y no permitan que los sueños los distraigan, porque eso sería un sueño dentro de un sueño,
un engaño dentro de otro engaño. Y tampoco me preocuparía por el significado de mis sueños.
Si sueñan un sueño supraconsciente… si tienen un sueño supraconsciente,
instintiva e intuitivamente sabrán lo que significa.
Y les puedo asegurar que nunca lo olvidarán por el resto de sus vidas.
La siguiente es una muy buena pregunta, que podría ser una clase en sí misma. “He leído
todos los libros de Paramahansa Yogananda
y los amo, pero no siento que haya retenido lo suficiente. ¿Podrían aconsejarme por favor?"
Por supuesto, no pueden leer los libros de Guruji como si fueran literatura común.
Pueden ser inspiradores, pueden ser interesantes, pero no pueden abordarlos de esa manera.
Guruji habló y escribió desde un estado de comunión extática con Dios.
Eso no es tan común, ¿verdad? Él recibía la inspiración de Dios,
tomaba contacto con la Fuente de la Conciencia Cósmica y extraía esa Verdad pura
que él manifestaba en sus palabras. De hecho, en la introducción a la “Segunda Venida de
Cristo”,
él dice: “No elaboro explicaciones; percibo.
No digo lo que yo pienso, sino aquello que la realización interior me indica que exprese”.
Así que lo que tenemos que hacer es elevar un poco más nuestra conciencia,
ensanchar nuestro entendimiento, y luego absorber, tratar de estar más en sintonía
con la Fuente Divina de sabiduría. El Maestro dijo: “La sabiduría no se obtiene ‘insuflando’
conocimientos del exterior.
Es el poder y la capacidad de tu receptividad interior lo que determina cuánto conocimiento
verdadero
puedes alcanzar y cuán rápidamente”. Es decir, el sólo leer una verdad no es suficiente;
tenemos que apropiarnos de ella. Los pensamientos de Guruji son tan profundos.
Tomen sólo uno de ellos, léanlo, mediten en él; quizás también escriban algunos pensamientos
que tengan
que nacieron de su lectura. Luego el Maestro dice: “No es aquello que lees
lo que te aportará la liberación, sino la aplicación que das a lo que lees”.
Y como todos queremos la liberación, con alegría vamos al siguiente paso,
que es lo más importante: la práctica. Tomen ese pensamiento y pónganlo en práctica.
Vívanlo en sus vidas tantas veces al día como puedan,
y lentamente se convertirá en una parte de ustedes. Y eso es lo emocionante.
A veces, cuando llegan a un punto de gran entendimiento,
descubren que los elevados pensamientos del Maestro se convierten en los suyos,
sus principios se convierten en sus principios, y transitan por la vida,
¿cómo lo diría?, en un nivel superior, tal vez más cerca de los pasos del Maestro.
Y en esas ocasiones en que atraviesen por algo,
por alguna dificultad en su vida, esos pensamientos vendrán automáticamente a su mente,
les darán consuelo, y les darán fuerzas para seguir.
Les harán ver la situación desde otra perspectiva y les ayudarán a superar lo que sea
que se supone que deben aprender.
Permítanme contarles una pequeña historia. Poco después de que el Maestro falleciera, una de
las monjas más jóvenes
estaba un día sentada un poco abatida y de repente le vino a la mente una frase del Maestro
que él utilizó en sus escritos, “Nadie puede hacerte feliz si eliges ser infeliz.
Nadie puede hacerte infeliz si eliges ser feliz”. Entonces se echó a reír porque se dio cuenta de
que
“Sí, el Maestro dejó el cuerpo, pero él está conmigo de igual manera, en espíritu”.
Una última pregunta: “Llevo muchos años en el sendero,
soy Kriyaban y amo mucho al Maestro, pero a veces me pregunto
si él estará conmigo cuando yo deje este mundo”. ¿Cómo no podría? ¿Adónde iría?
Él está contigo ahora. Sólo porque entramos al astral en cierto momento,
¿él nos va a dejar? Por supuesto que no. Por supuesto que no. Eso no es posible.
Una devota nos contó que estaba fuera de casa
cuando su hermana mayor falleció y cuando volvió,
la enfermera estaba muy conmovida. Ella le dijo que un hermoso ángel
vino por su hermana para llevarla al más allá. La devota le preguntó intrigada: “¿Cómo era
ella?”
“¡Oh, no, no! No era mujer. Era un hombre”. Y tenía un hermoso cabello largo, negro
y era muy luminoso y radiante”. Nosotros sabemos quién era el ángel, ¿verdad?
Él dijo: “Siempre me encontraré junto a quienes piensen que estoy cerca”. Entonces, ¿cómo lo
mantenemos cerca?
De nuevo, siguiendo el ejemplo de Daya Mataji. No hace mucho tiempo yo hablaba con ella
y me dijo: “Sabes, te estoy hablando ahora, podría estar en una reunión discutiendo varios
asuntos,
enfrentando desafíos, resolviendo problemas, pero mi conciencia está siempre con mi Dios”.
Y luego levantó la mano de esta manera y dijo: “No le dejaré irse”.
Así que no dejen ir a Guruji. Manténganlo cerca de su corazón.
Hagan de él su compañero constante.
Ustedes dicen que aman mucho al Maestro, ¿no creen que un Premavatar
corresponde a ese amor mil veces, un millón de veces? Por supuesto que lo hace. Por
supuesto.
Ustedes son kriyabanes. Cuando pidieron convertirse en sus discípulos,
en ese momento, el Maestro asumió la responsabilidad de ustedes,
de su vida espiritual, y les prometió amistad eterna.
Esa amistad está presente, estará con ustedes hasta que encuentren a Dios.
Recuerden lo que dijo Sri Yukteswar, ese grandioso y poco demostrativo gigante espiritual
cuando encontró a Mukunda la primera vez: “¡Hijo mío, por fin has venido a mí!”
Y el Maestro dijo: “Su voz estaba trémula de gozo”.
“¡Cuántos años te he estado esperando!” Y unos momentos después, “Te doy mi amor
incondicional”.
En su primer encuentro, Mahavatar Babaji le dijo a Lahiri Mahasaya: “¡Durante más de tres
décadas
he esperado que regresaras a mí! Aun cuando tú me perdiste de vista,
yo jamás dejé de verte. Te perseguí por el luminoso mar astral
donde navegan los ángeles gloriosos. A través de tinieblas, tormentas, mareas y luz,
te seguí, como un ave que cuida a su polluelo. Con paciencia, mes tras mes, año tras año,
he velado por ti, esperando siempre el advenimiento de este día perfecto.
Ahora estás nuevamente conmigo. ¿Comprendes ahora, mi bienamado hijo?
Y Lahiri Mahasaya respondió: “Mi gurú, ¿qué puedo decir?
¿Quién ha oído jamás de semejante amor inmortal?”
¿Quién en verdad? ¿Comprendemos ahora
que esto es lo que nuestro gurú está haciendo con cada uno de nosotros? ¿Que estamos
siempre bajo su amorosa mirada?
Para terminar, me gustaría leerles una promesa que el Maestro nos ha hecho a cada uno de
nosotros.
Cierren los ojos por un momento y sientan que Guruji les está hablando directamente,
personalmente,
porque así es.
“Dios los ha enviado a mí y jamás les fallaré.
Nunca piensen ni por un momento que cuando yo esté físicamente ausente
ya no estaré con ustedes.
Siempre estaré velando por cada uno de ustedes.
Y cada vez que un verdadero devoto piense en mí en las silenciosas profundidades de su alma,
él sabrá que estoy cerca”.
Jai Gurú. Y que la paz, la paz y la paz esté en todas partes.
Que la paz, la paz y la paz esté en todas partes.

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