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UsuarioMEV: emirodamat 
Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo La P
Usuario apto para solicitar autorizaciones de causas
Nombre: Emiliano Manuel Rodriguez Amat
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Datos del Expediente


Carátula:  GALARZA BETINA C/ MUNICIPALIDAD DE LA PLATA S/ MEDIDA CAUTELAR AUTONOMA O ANTICIPADA - OTROS JUICIOS
Fecha inicio:  17/12/2021 Nº de Receptoría:  LP - 58564 - 2021 Nº de Expediente:  30485 - E
Estado:  Fuera del Organismo - En S.C.B.A.      
Pasos procesales: Fecha: 15/02/2022 - Trámite: DEDUCE REC. EXTRAORD. DE INAPLICABILIDAD DE LEY - ( FIRMADO )
Anterior 15/02/2022 18:05:03 - DEDUCE REC. EXTRAORD. DE INAPLICABILIDAD DE LEY Siguiente
Referencias
Fecha del Escrito  15/2/2022 6:05:03 p. m.
Firmado por  JOSE MARIA MARTOCCI (20168750944) - (Matricula: 38 268)
Nro. Presentación Electrónica  57465543
Observación del Profesional  Presenta recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Funda. Se admita.
Presentado por  MARTOCCI JOSE MARIA (20168750944@notificaciones.scba.gov.ar)

Texto del Proveído


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SUMARIO: Interpone recurso extraordinario por inaplicabilidad de ley y doctrina legal. Se conceda, se eleven actuaciones.
Excma Suprema Corte:
         GALARZA, Betina (DNI. 16.298.283) con domicilio real en la calle 58 num. 523 de la ciudad de La Plata y quienes firmamos al pie de la demand
de fondo por el reconocimiento y/o restablecimiento del derecho colectivo al patrimonio histórico platense (art. 12.2 CCABA) somos vecinas y vecinos d
la ciudad de La Plata tanto como miembros de asociaciones de protección del patrimonio cultural y arquitectónico platense, tal como fue acreditado con
la lista agregada con la identificación de nombre, apellido, DNI y domicilio; y nos presentamos ante VE bajo la legitimación activa amplia que nos otorg
el art. 43 de la CN y 20 inc. 2do y 28 CPBA, con el patrocinio letrado del Dr. José María Martocci (abogado, T 38 F 268 CALP, legajo prev. 40866/8-09)
en su condición de Director de la Clínica Jurídica en Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, tal como también
se acreditó, constituyendo domicilio procesal en la calle 48 entre 6 y 7 de la ciudad de La Plata (Edificio Reforma Universitaria, Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales, Piso 1º, Secretaría de Extensión) y electrónico en 20168750944@notificaciones.scba.gov.ar, en los autos GALARZA Betina
c/MUNICIPALIDAD DE LA PLATA s/MEDIDA CAUTELAR AUTONOMA, causa 27.249, respetuosamente decimos:
         I.
         OBJETO
         Que con fecha 30 de diciembre de 2021 la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo de la ciudad de La Plata, dictó sentencia
revocando, por mayoría y con costas de ambas instancias a nuestra parte, la medida cautelar dictada por la Sra. Jueza de origen que en lo sustancial
había dispuesto, por sentencia del 26 de noviembre de 2021, “(S)uspender la eficacia de las ordenanzas 11.738, 12.171 y cualquier otra de igual
naturaleza, lo que implica la inmediata suspensión y/o prosecusión de las obras en marcha o en ciernes … mientras no se acompañe en estos autos u
proyecto integral que tienda a armonizar la tutela patrimonial de la identidad local, con la necesaria modernización en general …”.
         Para esto, entre diversas y estudiadas razones, la jueza de grado ponderó la fuerza normativa protectora del patrimonio cultural platense sobre e
adoquinado histórico, ello por medio de la Ordenanza 9008 dictada por el Consejo Deliberante platense en el año 1998, tanto como de la regulación
propia del Código del Espacio Público -Ordenanza 9880- que obliga a la autoridad pública local a una serie de pasos previos y preventivos frente a tod
intervención relevante sobre el espacio común.
         Así pues, contra la sentencia de la Alzada notificada el día 1 de febrero de 2022 venimos a interponer recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley y doctrina legal de conformidad con los arts. 278, 279 y ss del CPCC, por concurrir los recaudos allí previstos, conforme los repasamos en lo que
sigue.
 
         II.
         CUMPLIMIENTO DE RECAUDOS
Beneficio de gratuidad, carácter definitivo de la sentencia, proceso constitucional no económico
         Siguiendo lo estipulado por el marco procesal propio de esta vía extraordinaria diremos que se cumplen sus condiciones de admisibilidad pues:
Se trata de un proceso de derechos humanos dirigido a proteger derechos culturales y ambientales, por definición comunes, por una vía adecuad
a su garantía (art. 25 Convención Americana de Derechos Humanos) frente a la acción ilegal de la comuna; con esto se hace evidente que no es
un proceso de contenido económico o con traducción monetaria;
La sentencia del Tribunal aquo es definitiva pues se pronuncia en este proceso de anticipo de protección, tanto como que su decisión, de quedar
firme, habilita el avance del asfaltado sobre el adoquinado histórico protegido por la Ordenanza 9008 de modo expreso (“art. 1 Declárase como
parte integrante del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la ciudad y Partido de La Plata, el empedrado de granito y/o granitulio de las calles,
Avenidas y paseos del partido de la ciudad de La Plata”) tornando ilusoria y abstracta la pretensión esgrimida en el proceso principal caratulado
“GALARZA BETINA CLAUDIA C/ MUNICIPALIDAD DE LA PLATA S/ PRETENSION RESTABLECIMIENTO O RECON. DE DERECHOS”, Exp.
27359, en trámite ante el Juzgado Contencioso Administrativo 4 de esta ciudad –al momento de este recurso con traslado de demanda-;
Dicho de otro modo: la sentencia que aquí se recurre torna abstracto e inútil el proceso principal protectorio, que no podrá continuar de modo útil
frente a la acción municipal consumada; de forma que por uno u otro motivo estamos frente a un pronunciamiento final sobre los hechos (doctrina
art. 278, tercer párrafo, CPCC). Conviene por tanto recordar que VE ha establecido, en seguimiento de la tradicional doctrina de la Corte Naciona
(CSJN. Fallos: 219:64, entre otros), que son sentencias definitivas “… no solo las que deciden sobre el fondo del pleito dirimiendo las controversi
entre las partes … sino también las que impidan todo ulterior debate de la cuestión discutida y privan al recurrente del medio legal para obtener la
tutela de su derecho.” –énfasis nuestro-
En igual sentido, VE en el precedente Castro (SCBA, in re “CAR s/Insania-Curatela”, C.121.160 por “queja”), entendió definitiva una resolución de
cámara que quitaba virtualidad al planteo de fondo, pidió la causa y revocó.  

https://mev.scba.gov.ar/proveido.asp?pidJuzgado=GAM1660&sCodi=220798&nPosi=3565137&sFile=a&MT= 1/7
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En este orden también VE ha considerado que las resoluciones que violan las reglas del debido proceso resultan asimilables a definitivas en las
causas Ac. 70.667 (30-11-11), Ac. 70.138 (2-07-13), entre otras, conforme con lo afirmado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en Fallo
310:576, entre otros.
-    En el mismo sentido y en cuestión análoga, el tribunal de Alzada autor de la sentencia recurrida (CCALP, causa “Valdez VALDEZ, CARLOS HUGO
OTROS S/ ACCION DE AMPARO”, causa 4664, sent. 5-oct-2006) ha sostenido expresamente: “Que de acuerdo a la doctrina de la Suprema Corte de
Justicia, las decisiones relativas a medidas cautelares, en principio, no tienen carácter de definitivas, en los términos del art. 278 y 296 del C.P.C.C., en
particular, en el ámbito del proceso de amparo (doctrina S.C.B.A. Ac. 86351, res. 13-11-02, Ac. 86500, res. 18-12-02 y sus citas, entre otras; a contrario
Ac. 81700, res. 12-12-01, Ac. 83704, res. 5-2-03; arts. 278, 281, 296 y concs. C.P.C.C.; art. 20 ley 7.166 y sus modificatorias)…. “ pero que “En el caso
los términos del pronunciamiento permiten asignarle el carácter de definitividad en atención a que no obstante su carácter cautelar, a juzgar por los
argumentos volcados por los recurrentes, se advierte que la decisión podría causarles un agravio de muy dificultosa reparación ulterior -tal como alega
y, en estas condiciones, los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley y nulidad devienen admisibles, de acuerdo con la valoración que a los fine
de la concesión procede efectuar a este órgano a-quo…” concluyendo que “Tales consideraciones, con arreglo a lo dispuesto por los arts. 278, 281, 29
y concs. C.P.C.C. y jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia (doctr. causas Ac. 82.410, res. 7-11-01; Ac. 84.719, res. 28-8-02; Ac. 41801, res. 4-9
90; ac. 71.302, res. 22-3-00), demuestran que se halla cubierto el recaudo de definitividad del pronunciamiento atacado para dar curso favorable a la
concesión de los recursos deducidos.”
Se interpone dentro del plazo legal puesto que se nos ha notificado con fecha 1 de febrero de 2022 y se mantiene el domicilio constituido en la
sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, primer piso Área de Extensión, y el electrónico en uso;
La sentencia que revoca la protección cautelar dispuesta en el juzgado de origen causa un agravio irreparable y viola la ley y la doctrina legal
consolidada por VE en torno a la protección del patrimonio cultural urbano, del medio ambiente y del principio de no regresividad en ambas
materias, tanto como de proveer información pública adecuada, asegurar la participación ciudadana y la evaluación de impacto ambiental y socia
todos principios sobre los que se sustenta el paradigma constitucional de derechos humanos (art. 75 inc. 22 CN) y en particular la medida cautela
de origen revocada por el Tribunal aquo; -las normas, doctrina y principios ignorados por la sentencia recurrida se detallarán en el capítulo que
sigue;
Ha sido otorgado el beneficio para litigar sin gastos en resolución de fecha 14-2-2022 en las actuaciones principales “GALARZA BETINA CLAUD
C/ MUNICIPALIDAD DE LA PLATA S/ PRETENSION RESTABLECIMIENTO O RECONOC. DE DERECHOS - OTROS JUICIO” causa 27359,
extendidas al presente, de modo que tanto por esta garantía de gratuidad como por la ausencia de contenido económico del proceso colectivo
promovido en defensa del patrimonio cultural eximen a nuestra parte del depósito previo o gastos análogos (art. 280 CPCC).
No debe olvidarse, por último, que a la demanda colectiva adhiere la Defensoría Ciudadana de la ciudad de La Plata, con aportes significativos e
orden a su objetivo protectorio del patrimonio cultural, urbano y social platense.
 
III.-
INAPLICABILIDAD DE LEY y DOCTRINA LEGAL
Identificación de las normas y doctrina violadas
Quede claro desde el vamos que la sentencia recurrida desconoce por completo las siguientes normas y doctrina legal:
1.
Los arts. 275, 276 y 277 del CPCC que regulan el procedimiento de queja “ante la cámara”, siendo que en las dos ocasiones que le tocó intervenir, la
Alzada procedió a entender en la apelación en forma directa sin mediar, antes, la aceptación de la queja para luego requerir el expediente y “tramitar e
recurso”; -esto fue denunciado por nuestra parte advirtiendo sobre la nulidad de tal proceder arbitrario, pese a lo cual ese tribunal lo mantuvo y reiteró-
Más aún: en ambas quejas el municipio acompañó documentación y presentaciones diversas pero no hizo lo propio con nuestra contestación de
agravios, cuidadosamente omitida en ambas ocasiones; con lo cual la Alzada no entró en conocimiento de nuestra respuesta al punto que no las
menciona ni considera sus argumentos, menos aún el voto que abre el acuerdo que desconoce que a esa altura se había iniciado la pretensión princip
todo lo cual es violatorio de la garantía de defensa ( 
art. 18 CN.);
La Ordenanza 9008 de protección explícita y enfática del adoquinado histórico de la ciudad de La Plata, desconocida mediante excepciones regresivas
por la comuna demandada y luego por el voto mayoritario del tribunal aquo en su resolución del 30 de diciembre de 2021; -el breve y tajante texto de la
Ordenanza 9008 no ofrece lugar a dudas, como tampoco la regresión en su protección al paso del asfaltado llevado adelante por la comuna-;
La Ordenanza 9879 que reafirma la protección conferida al empedrado, ordenando al Poder Ejecutivo municipal la realización de un inventario de toda
las calles, avenidas y paseos de la ciudad que posean granito a la vista, y disponiendo la puesta en marcha de las tareas de reparación que sobre el
mismo sean necesarias;
La Ordenanza 9880 que crea el Código del Espacio Público y que establece un procedimiento preciso para la intervención sobre ese espacio, incumpli
de cabo a rabo por la comuna demandada –el extremo de esta intervención contra legem es la pavimentación de la diagonal 78 sin ningún tipo de acto
público de respaldo por parte del Consejo Deliberante, concretando una vía de hecho-;
En el mismo plano tutelar debe leerse la ley 12.121 sobre Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires y el decreto 1308/99 del PEN que declar
a nuestra ciudad Bien de Interés Histórico Nacional (art.1: “Declárese bien de interés histórico nacional, en la tipología de centro histórico al casco
urbano funcional de la Ciudad de La Plata …”.
Los arts. 20.2 y 28 de la Constitución provincial y arts. 41 y 43 de la Constitución nacional  en cuanto reconocen la legitimación activa del grupo o
colectividad afectados por la conducta u omisión pública en orden a la protección de los derechos culturales y ambientales y al deber de asegurar una
vía rápida y sencilla para su protección (art. 15 CPBA; art. 25 Convención Americana y 75 inc. 22 CN.); -potencia comunitaria que el tribunal a quo
subestima y diluye adrede al tener como parte actora a la Sra. Betina Galarza sin mencionar el resto de vecinos/as firmantes y la representación del
grupo que operan; asimismo, con la decisión arbitraria que aquí se recurre el colectivo de vecinos/as cae en el desamparo pues la acción de fondo en
trámite pierde virtualidad frente al derrumbe de la protección cautelar-;
El art. 28, tercer párrafo in fine, de la Constitución provincial en cuanto establece la obligación de “garantizar el derecho a solicitar y recibir la adecuada
información y a participar en la defensa del ambiente, de los recursos naturales y culturales.” –esto así siendo que el municipio demandado nunca
respondió el pedido de información ingresado por los aquí actores ni aseguró políticas públicas dirigidas a proteger el ambiente y los recursos culturale
sino que por el contrario avanzó en su contra a espaldas de la población-.
El art. 384 CPCC pues hay, como veremos, un apartamiento hostil de las reglas de la sana crítica incurriendo, ambos votos que hacen mayoría, en el
vicio de absurdo en la ponderación serena de los elementos reunidos en la causa y su diálogo lógico, atento y mesurado con el marco normativo vigen
y aplicable al caso, con lo que el tribunal a quo decreta su olvido. La sentencia recurrida resuelve fuera del derecho y desemboca en una jurisdicción
caprichosa, sin reglas, inconstitucional (art. 18 CN.)
El art. 15 y 20.2 de la CPBA y 41 y 43 de la CN, pues la regla de tutela judicial efectiva, accesible y permanente es denegada desde que se habilita el
asfaltado sobre el patrimonio cultural preservado, haciendo de ello una situación irreversible, o de ardua reparación, que burla la pretensión de fondo
pues, cuando concluya y obtenga sentencia final, ningún sentido tendrá que no sea patentizar la frustración del derecho y el compromiso ciudadano co
su comunidad y ciudad.
Con todo, se viola el paradigma de derechos humanos que estructura nuestra Carta constitucional (art. 75-22 CN.) y que VE ha materializado
significativamente en la siguiente doctrina legal, violada, tanto como la vigorosa protección ambiental que se desprende de los arts. 41 CN y 28 CPBA y
las leyes que despliegan el modelo de sustentabilidad y la garantía preventiva y precautoria del daño al ambiente (arts. 161.1.2a. y 171 CPBA.):
         2.
Se vulnera la doctrina legal establecida por VE en los precedentes detallados a continuación, donde establece sin medias tintas los principios de
información pública, deliberación y participación ciudadana y la prohibición de regresividad en materia ambiental y cultural; cuyo acatamiento el tribuna
quo ha desatendido bajo líneas argumentales o bien incomprensibles –particularmente el voto que lidera el acuerdo- o bien jerarquizando de modo
también confuso y capcioso reglas administrativas que están subordinadas al mandato constitucional y legal de protección del patrimonio cultural (art. 3
CN); 
En torno a la participación ciudadana y la información pública adecuada y franca la doctrina legal se identifica en los precedentes “Rodoni, Juan
Pablo y otros c/Municipalidad de Bahía Blanca s/Amparo. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley’’ (Causa A. 68.965, sentencia del
03/III/2010); “Mancuso, Antonio c/ Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible OPDS s/ amparo” (Causa A 75.276, sentencia del 24-VI-
2020); “Longarini, Cristian Ezequiel y otros c/ Ministerio de la Producción y otros s/ Amparo” (Causa A 70.082), sentencia del 29-III-2017).
El principio de evaluación de impacto ambiental y social deriva de los precedentes “Yane, Salvador c/Municipalidad de General Alvarado” (Cau
C. 90.020, sentencia del 14-XI-2007); "Rodoni Juan Pablo y otros c/Municipalidad de Bahía Blanca s/Amparo. Recurso extraordinario de

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inaplicabilidad de ley", (Causa A. 68.965 ,sentencia del 3-III-2010); y "Cámara Argentina de Pescadores de Monte Hermoso" (Causa A. 71.421,
sentencia del 3-X-2012).
El principio de no regresividad en materia de derechos ambientales y culturales deriva de los precedentes “Fundación Biosfera y otros c/
Municipalidad de La Plata s/ inconst. ord. N° 10.703” (Causa I. 71.446, sentencia del 24-V-2011); “Rotella Nelida Mercedes y otros c/
Municipalidad de Pergamino s/ inconstitucionalidad ord. 7082/09” (Causa I. 70.771, sentencia del 28-III-2012); “Picorelli Jorge Omar y otros c/
Municipalidad de General Pueyrredon s/ inconst. ord. n° 21.296” (Causa I. 72.669, sentencia del 24-IX-2014); “Asociación para la Protección de
Medio Ambiente y Educación Ecológica 18 de octubre c/ Provincia de Bs. As. s/ inconst. ley 14.516” (Causa I. 74.912, sentencia del 28-X-2015)
“Giannuzzi Leda y otros c/ Municipalidad de Ensenada s/ inconst. ord. 4234/16” (Causa I. 74.912, sentencia del 04-IX-2020).
         En lo que sigue avanzamos sobre cada punto de impugnación que aquí hemos adelantado.
 
         III.1) Apartamiento de la ley y doctrina legal sobre principio de no regresividad ambiental
         i. Inaplicación de la ley
         En el caso que nos ocupa, la desprotección del empedrado urbano efectuada por el municipio de La Plata configura un supuesto manifiesto de
violación al principio de no regresividad que estructura todo el paradigma de derechos humanos, y recibe especial aplicación en materia ambiental.    
         El mismo se deriva del principio de progresividad, en virtud del cual el Estado se halla obligado a adoptar medidas para lograr progresivamente la
plena efectividad de los derechos fundamentales (art. 2.1 Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, art. 26 Convención
Americana de Derechos Humanos, art. 1 Protocolo de San Salvador, art. 75 inc. 22 Constitución Nacional). Entre las medidas a tomar, el PIDESC resa
en particular las de carácter legislativo, destacando además que el esfuerzo estatal debe extenderse hasta el máximo de los recursos disponibles.
         Pues bien, si la directriz que dirige la acción estatal en materia de derechos humanos es ir hacia adelante, avanzando paulatinamente hacia la
concreción de derechos, cualquier decisión o acto estatal que tenga por consecuencia retroceder en el grado de protección alcanzado llevará consigo
una presunción de invalidez constitucional.
         En torno a su fuente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que el mandato de progresividad y no regresividad “no sólo es [un]
principio arquitectónico del Derecho Internacional de Derechos Humanos sino también una regla que emerge de nuestro propio texto constitucional en
materia” (CSJN, “Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores c/ Poder Ejecutivo Nacional y otro s/ acción de amparo", con voto
mayoritario de los magistrados Lorenzetti, Fayt y Maqueda; Fallos 338:1347).
         Y en materia ambiental ello resulta especialmente evidente, desde que el art. 41 de la Constitución Nacional reformada adopta el paradigma de
sustentabilidad al imponer la protección de las generaciones futuras, que no deben verse negativamente comprometidas por retrocesos en el nivel de
tutela alcanzado.
         Cabe reparar en el hecho de que cuando se habla de patrimonio natural y cultural, esta expresión se aparta de su clásica acepción civilista para
teñirse de la vocación colectiva que atraviesa todo el derecho ambiental. El término “patrimonio” así empleado remite nada menos que a su origen latin
asociado al conjunto de bienes heredados de los antecesores, los que a su vez serán legados a las generaciones futuras, por lo cual se impone su
protección (conf. VALLS, Mario F., “Nuevos criterios para la protección del patrimonio arqueológico y paleontológico en la nueva ley 25.743”, El Dial,
mayo de 2004 -citado por FALBO, Aníbal, Derecho Ambiental, Primera Edición, Librería Editora Platense, 2009, p. 19-).
         Como se sabe, el principio de progresividad se encuentra receptado en el art. 4 de la Ley 25.675, y ha sido resaltado en compromisos ambientale
recientemente asumidos por nuestro país tales como el Acuerdo de Escazú (Ley 27.566) que en su art. 3 inc. “c” menciona expresamente la prohibició
de regresión. 
         A pesar de ello, tanto el actuar municipal (Departamento Ejecutivo y Concejo Deliberante) como la decisión de la Cámara, no solo parecen
desconocer la vigencia de esta regla sino que al mismo tiempo ignoran la sólida doctrina legal elaborada por la Suprema Corte al respecto, que es una
regla de derecho ineludible (arts. 161.1.2a. y 171 CPBA.).
ii. Inaplicación de la doctrina legal
         El tribunal local cuenta con reiterados pronunciamientos en los cuales el principio de progresividad-no regresividad ha sido el principal fundament
para la descalificación de normas que implicaban desandar esfuerzos previos en pos de la tutela del medio ambiente, entendido éste en sentido amplio
tal como lo recepta el art. 41 de la Constitución Nacional.
De este modo se ha consolidado una verdadera doctrina legal en el sentido de que:
“Desentenderse de los efectos que sobre el ambiente urbano y el patrimonio cultural pueda provocar la iniciativa de reformas normativas estaría reñido
con el principio de progresividad vigente en esta materia (art. 4, ley 25.675; CSJN, Fallos 329:2316) que, al tiempo que procura la mejora gradual de lo
bienes ambientales supone que los estándares de protección vigentes o actualmente logrados, no sean sustituidos por otros, inferiores u
ostensiblemente ineficaces” (SCBA, “Fundación Biosfera y otros c/ Municipalidad de La Plata s/ inconst. ord. N° 10.703”, Causa I. 71.446, sentencia de
24-V-2011).
En ese marco, la Suprema Corte se ha ocupado de efectuar una correcta (re)interpretación del tradicional dogma según el cual no existe un derecho a
inalterabilidad del ordenamiento jurídico, aclarando que ello “en modo alguno implica convalidar, en asuntos como el aquí examinado, la juridicidad de
toda modificación regulatoria, cualquiera fuere su contenido, pues por esa vía podría comprometerse negativamente el uso racional del suelo o la
sostenibilidad del crecimiento urbanístico y edilicio o lesionarse el patrimonio histórico, arquitectónico o cultural de la ciudad, todo lo cual
afectaría el interés público implicado en la tutela constitucional del ambiente (arts. 41, C.N.; 28 Const. Pcial.)”  (SCBA. in re “Fundación Biosfer
ya citado; el resaltado no pertenece al original).
Lo infranqueable no es, entonces, la vigencia formal de una norma en específico, sino el nivel de goce en el ejercicio de derechos que ha sido alcanzad
Ése contenido, de orden sustancial, es lo que la Constitución, la ley y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos mandan blindar de posibles
vaivenes legislativos.
Como puede observarse, uno de los primeros pronunciamientos expresos de la SCBA en materia de no regresividad ambiental se dio en relación a un
caso que comprometía el ambiente urbano y patrimonio cultural de la ciudad, el que indudablemente y tal como hemos afirmado desde nuestra primera
presentación, integra la órbita de protección preferencial de los arts. 28 de la Constitución local y 41 de la Constitución Nacional.
Esta doctrina ha sido reiterada por unanimidad en autos “Rotella Nelida Mercedes y otros c/ Municipalidad de Pergamino s/ inconstitucionalidad
ord. 7082/09” (Causa I. 70.771, sentencia del 28 de marzo de 2012), “Picorelli Jorge Omar y otros c/ Municipalidad de General Pueyrredon s/
inconst. ord. n° 21.296” (Causa I. 72.669, sentencia del 24 de septiembre de 2014), “Asociación para la Protección del Medio Ambiente y
Educación Ecológica 18 de octubre c/ Provincia de Bs. As. s/ inconst. ley 14.516” (Causa I. 74.912, sentencia del 28 de octubre de 2015), y
“Giannuzzi Leda y otros c/ Municipalidad de Ensenada s/ inconst. ord. 4234/16” (Causa I. 74.912, sentencia del 4 de septiembre de 2020).
En todos los precedentes citados la prohibición de regresividad ha operado como ratio decidendi del caso, con cita expresa por parte del tribunal al art.
41 de la Constitución Nacional y 4 de la Ley 25.675.
Y es por ello que la aseveración acerca de que las ordenanzas 11.738 y 12.171 mantienen su presunción de legitimidad (tal como lo consideró el
magistrado Spacarotel en su voto) queda vaciada de contenido para devenir extra legem. Hallándose configurada la regresividad normativa, no solo se
ve conmovida la aludida presunción inicial de legalidad de que gozaría toda norma, sino que en su lugar deviene una fuerte presunción de
inconstitucionalidad de las normas regresivas.
De la misma línea jurisprudencial reseñada surge la regla según la cual toda propuesta de modificación a las normas urbanísticas exige “un examen y
justificación de los cambios introducidos así como de los impactos que ellos habrán de causar”, extremos que de no ser observados adecuadamente -
como aquí sucede-  “colocan objetivamente en riesgo los derechos resultantes del (...) art. 28 CBA, haciendo palpable la necesidad de instrumentar
medidas preventivas” (SCBA, fallos “Rotella” y “Giannuzzi” citados).
Ello va en línea con el desarrollo anteriormente elaborado por la jurisprudencia local que atiende la estrecha relación que une urbanismo con
medioambiente como un todo merecedor de tutela constitucional.
En este sentido, la SCBA ha señalado que “como buena parte de la faena por la vigencia de la sustentabilidad ambiental se despliega en entornos
urbanos, va de suyo que la temática del medio ambiente, lejos de ceñirse a la protección de la fauna en peligro, la atmósfera, los cursos de agua o los
paisajes sensibles, se conjuga cada vez más en términos estrictamente urbanísticos; y, a la vez, por ello mismo, las regulaciones de las ciudades, las
políticas urbanas en suma, se «ambientalizan»” (SCBA, “Dougherty Cristian y otros c/ Municipalidad de La Plata. Amparo”, Causa B. 64.464,
sentencia del 31 de mayo de 2004; reiterado en “Filon Andrés R. c/ Municipalidad de Vicente López s/inconstitucionalidad ordenanza 20665/04 y
sus anexos ”, Causa I. 68.174 , sentencia del 18 de abril de 2007).
No estará de más recordar, a este respecto, que el empedrado no solo es en sí mismo un símbolo de la historia y la identidad de la ciudad, sino que
además constituye una pieza esencial del casco urbano fundacional de La Plata, que ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos
Aires por la ley 12.121 y Bien de Interés Histórico Nacional por el Decreto 1308/99.
Por lo expuesto, es claro que se halla configurada la causal de violación de ley y doctrina legal que tipifica la procedencia de la presente impugnación
extraordinaria. La sentencia cuestionada no solo desconoce mandatos legales expresos, sino también deja de lado una consolidada doctrina que resul

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de aplicación al caso, lo que constituye uno de los supuestos de procedencia del recurso de inaplicabilidad de ley contemplados por el código de rito (a
279 CPCC; y conf. CAMPS, Carlos Enrique, Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires, anotado, comentado y concordado,
Lexis Nexis-Depalma, 2004).
 
III. 2) Soslayamiento del procedimiento de evaluación de impacto ambiental y social. Vicio esencial.
 La Alzada recibe la queja interpuesta por la contraria soslayando, ‘’por exceder el ciclo cautelar’’, el estudio de evaluación e impacto ambiental‘’ que ‘’.
caso no informa acreditado como exigencia ineludible, a la luz de la ley 11.723’’ (voto del Dr. De Santis). Este procedimiento administrativo, que tiene p
objeto identificar, predecir e interpretar los impactos ambientales de un proyecto o actividad sobre el medio ambiente, a los efectos de su aceptación,
modificación o rechazo por parte de la autoridad de aplicación[1], se encuentra receptado en el art. 5 inc. b de la mentada ley, que establece: “Todo
emprendimiento que implique acciones u obras que sean susceptibles de producir efectos negativos sobre el ambiente y/o sus elementos debe contar
con una evaluación de impacto ambiental previa”.
La misma norma, en el ANEXO II P. 2 contempla expresamente dentro de los ‘’PROYECTOS DE OBRAS O ACTIVIDADES SOMETIDAS AL PROCES
DE EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL POR LA AUTORIDAD AMBIENTAL MUNICIPAL’’ a las intervenciones edilicias, apertura de calles, y
remodelaciones viales (inc. d).
Acorde al marco legal, la jueza de primera instancia requiere a la Municipalidad de La Plata, a los fines de acreditar la apariencia seria de buen derech
que informe si dentro de los antecedentes de la normativa en cuestión se realizaron estudios de impacto ambiental.
Al contestar, la demandada acompaña un informe confeccionado por el Subsecretario de Gestión Ambiental, fechado 1 de noviembre de 2021, quien
manifestó que no resultaba necesaria una declaración de impacto ambiental de las obras, sin mayor fundamento que mencionar que las mismas no
implicarían efectos negativos sobre el ambiente. Ello, en palabras de la Dra. Ventura Martínez ‘’...pone en evidencia dos cosas: que no hubo estudio
ambiental y, además, que cae en una contradicción performativa al afirmar que no afectaba el medio ambiente y por eso no necesitaba una declaración
de impacto ambiental en los términos del artículo 5 de la ley 11.723 cuando, para precisamente poder verificar si afectaba o no el medio ambiente, es
necesario el estudio previo, máxime cuando esto puede ser ampliamente puesto en duda ya que tanto los actores, el estudio técnico citado por la
Defensora Ciudadana, e incluso el dictamen en minoría de las comisiones respectivas del CD que precedieron el tratamiento en el recinto de la ord.
11738, dan cuenta, entre otras ventajas del pavimento adoquinado, la de una mayor absorción de la lluvia…’’ (sentencia 26/11/2021).
La doctrina legal de la SCBA es tajante al respecto: ha resuelto en diversos pronunciamientos que: “El acto administrativo mediante el cual la autoridad
ambiental se pronuncia acerca la viabilidad del proyecto, y -en su caso- sobre sus condiciones de ejecución, valorando para ello los antecedentes
colectados en el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental, es el antecedente que permite al interesado ejercer el debido control de la activid
estatal a través de los diferentes medios de impugnación a su alcance. De allí que la eventual inobservancia de este recaudo, cuando resulta exigido p
el ordenamiento, constituye un vicio esencial en el procedimiento de formación de la voluntad estatal que conduce a su invalidez’’ (“Yane, Salvador
c/Municipalidad de General Alvarado”,  
Causa C. 90.020, sent. del 14-XI-2007; "Rodoni", Causa A. 68.965 ,sent. del 3-III-2010; y "Cámara Argentina de Pescadores de Monte Hermoso", Caus
A. 71.421, sent. del 3-X-2012). –énfasis agregado-
Coherentemente con ello, el máximo tribunal de justicia nacional conceptualiza al estudio de impacto ambiental como una instancia de análisis reflexivo
sustentado en bases científicas y con necesaria participación ciudadana (CSJN, “Martínez, Sergio Raúl c. Agua Rica LLC Sucursal Argentina y su
propietaria Yamana Gold Inc. y otros s/ acción de amparo", sentencia del 2 de marzo de 2016, Fallos 339:201).
Añade la Corte en el citado precedente que tanto el estudio de impacto ambiental como su aprobación deben ser previos a la ejecución de la obra o
inicio de la actividad, teniendo una relevancia tal que ni siquiera se admite que la autorización estatal se expida en forma condicionada.
No podría ser de otro modo puesto que solo la evaluación previa del riesgo ambiental permite dar cabal cumplimiento a los principios preventivo y
precautorio que rigen la materia (art. 4 Ley 25.675).
Pese a lo expuesto, la Cámara no sólo no repara en la invalidez de las obras iniciadas por el Municipio, sino que además argumenta que la sanción de
los reglamentos dictados con posterioridad (decreto 2401/21 y ordenanza 12.171, normas de ‘’vigencia incontrastable’’ según ha calificado el Dr.
Spacarotel en su voto) restan al caso apariencia de buen derecho, y que por ello no corresponde adoptar la suspensión de las obras.
Y lo hace sin dar motivo alguno para el apartamiento de la citada doctrina legal, que hace al derecho aplicable al caso, de lo que resulta -una vez más-
ilegitimidad de la resolución que recurrimos.
 
         III. 3) Apartamiento de la ley y doctrina legal sobre el derecho a la información y participación en materia ambiental
La carta magna provincial garantiza a sus habitantes en su art. 28 el derecho a solicitar y recibir la adecuada información y a participar en la defensa d
ambiente, de los recursos naturales y culturales. La manda es clara y no impone un mecanismo único a través del cual las autoridades deban hacer
efectiva dicha garantía. Tampoco lo hace la ley provincial 11.723, que se limita a reconocer este derecho en su art. 2.
En oportunidad de iniciar las presentes actuaciones (27/10/2021), fue denunciada la vulneración cometida por parte de la Municipalidad de La Plata al
comenzar las obras sin actos administrativos que las legitimen y, por lo tanto, sin participación ni información ciudadana alguna. No es una irregularida
que sorprenda, ya que a pesar de encontrarse vigente el Código del Espacio Público Municipal (Ord. 9880) desde el año 2005, no se han diseñado -a
fecha- los mecanismos de audiencias públicas ni se han implementado los organismos de participación sectorial que propicien doctrina urbanística del
espacio público, como se establece en el art. 2 inc. “d” de la misma.
Puede presumirse -al menos en esta instancia- el obrar ilegítimo por parte de la demandada, quien elude voluntariamente el principio regulatorio de
transparencia, en virtud del cual debiera asegurar la participación pública en todos los procedimientos de ordenación, planeamiento y gestión urbanístic
con la implementación de Registros de Oposición, según el art. 2 inc. a  de la Ordenanza citada.
En concordancia con lo expuesto en el acápite anterior, esta vulneración se debe (al menos en parte) a que no se realizó una Evaluación de Impacto
Ambiental que permitiera la celebración de una instancia informativa y participativa previa al dictado de la normativa regresiva.
Esta ausencia es advertida por la Dra. Milanta en su voto en minoría, quien resalta que la demandada en autos no controvierte en sus agravios los
fundamentos de la decisión que se vinculan con la ausencia de informes técnicos y mecanismos de participación ciudadana. Sin embargo, el voto en
mayoría omite toda referencia a este respecto.
Frente a tal soslayamiento de las reglas que rigen los procedimientos de evaluación y participación ciudadana, se torna oportuno destacar la doctrina
legal que la Suprema Corte Provincial ha sentado al respecto.
En autos “Rodoni, Juan Pablo y otros c/Municipalidad de Bahía Blanca s/Amparo. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley’’ (Causa A.
68.965 Sentencia del 03/III/2010’), la SCBA reconoce que: “Las deficiencias instrumentales en el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental -q
en el caso, se vinculan a la convocatoria a todos los habitantes que el Estado debe instrumentar imperativamente-, son susceptibles de viciar el obrar d
la Administración. Lejos de implicar una mera ortodoxia procesal vacía de sentido, tales recaudos constituyen el resguardo de un bien jurídico distinto a
medio ambiente -aunque ligado a su protección- y su inobservancia se proyecta como una lesión al "derecho a participar" que subyace en el artículo 4
de la Ley Fundamental, y que la Carta Provincial plasmó expresamente en el artículo 28 como deber del Estado de "garantizar el derecho a solicitar y
recibir la adecuada información, y a participar en la defensa del ambiente". –énfasis agregado-
Tal es la importancia del derecho a participar que la Suprema Corte aclara expresamente que la instancia informativa-participativa no puede ser suplida
por otras actuaciones materiales del Estado, ni reemplazarse por estudios privados; nada de lo cual ha siquiera acontecido en este caso, donde las
autoridades Municipales decidieron avanzar sobre el patrimonio cultural sin sustento técnico alguno, muchos menos participación comunitaria.
La no advertencia de este proceder en el voto mayoritario del ad quo revela no solo un apartamiento de la doctrina legal de la SCBA citada, sino tambié
del alto valor institucional que la CSJN ha reconocido a los procedimientos de participación administrativa con fundamento en la forma republicana de
gobierno. Desde el reconocido fallo “CEPIS”, la Corte tiene dicho que “el debate público mejora la legitimidad de las decisiones al requerir criterios
comprensivos de las distintas posiciones para arribar a un consenso entrecruzado” (“Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la
Solidaridad y otros c/ Ministerio de Energía y Minería s/ amparo colectivo”, sentencia del 18 de agosto de 2016; Fallos: 339:1077).
Tratándose de un bien colectivo, de uso común, como es el patrimonio cultural, el mandato de información y participación pública debería vigorizarse
antes que soslayarse silenciosamente.
         III.4) Necesaria aplicación de los principios preventivo y precautorio a la ponderación del peligro en la demora
         Por otra parte, la decisión de la Cámara -en tanto revoca la medida de protección anticipatoria lograda- exhibe una parquedad inusitada en lo que
la evaluación de los recaudos de procedencia de tales medidas se refiere.
         En particular, no se advierte de su lectura un ejercicio sustancial de ponderación del peligro en la demora que compromete el caso, lo que contras
no solamente con el razonamiento desarrollado por el ad quo, sino también con la naturaleza de los derechos en juego.
         En efecto, la Suprema Corte local tiene dicho que, en materia ambiental, la prevención posee una importancia superlativa, puesto que “la agresió
al medio ambiente se manifiesta en hechos pueden provocar por su mera consumación un deterioro cierto e irreversible”.  

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En virtud de ello, sigue la SCBA, “tratándose del posible gravamen o afectación del ambiente, la ponderación del peligro debe efectuarse a la luz de los
principios preventivo y precautorio, propios de la materia conforme el art. 28 de la Constitución de la Provincia; art. 41 C.N. y 4 de la ley 25.675”
(“Asociación para la Protección del Medio Ambiente y Educación Ecológica 18 de octubre c/ Provincia de Bs. As. s/ inconst. ley 14.516”, Causa I. 72.76
sentencia del 28 de octubre de 2015;  “Giannuzzi Leda y otros c/ Municipalidad de Ensenada s/ inconst. ord. 4234/16”, Causa I. 74.912, sentencia del 4
de septiembre de 2020; “Filon Andrés R. c/ Municipalidad de Vicente López s/inconstitucionalidad ordenanza 20665/04 y sus anexos”, Causa I. 68.174
sentencia del 18 de abril del 2007; “Mitchell, Mary Idelba Loris y otros c/Municipalidad de Junín s/Inconstitucionalidad Ordenanza 6187/2012”, Causa I.
72.267, sentencia del 13 de noviembre de 2013; entre otros).
         Se trata de una interpretación finalista de las normas procesales -atenta a la realización efectiva de los derechos en juego antes que al ritualismo
inútil que los frustra-, que enfatiza la necesidad de evaluar el riesgo de imposibilidad de reparación ulterior del daño, tan característica del daño
ambiental, como fuera advertido, por ejemplo, en el fallo ut supra mencionado (SCBA., in re “Fundación Biosfera y otros c/ Municipalidad de La Plata s/
inconst. ord. N° 10.703”, Causa I. 71.446) al resaltar que las alteraciones de la fisonomía urbana y la destrucción (aún parcial) del patrimonio
arquitectónico son fenómenos irreversibles, imposibles de ser reparados in natura.
         Sin embargo, nada de esto ha sido considerado en la resolución atacada. Ni el principio preventivo- que ordena tomar medidas para evitar el dañ
irreversible que para el patrimonio cultural significa la cobertura de los adoquines-, ni el principio precautorio -que llama la atención sobre el incremento
del riesgo hídrico que el proceso de asfaltado conlleva-, fueron ponderados por la Cámara.
         A excepción del voto minoritario, la Alzada se aparta por completo de las particularidades propias de todo proceso ambiental, el que, en palabras
del Supremo Tribunal Provincial, debe contar necesariamente con un juez con participación activa con miras a la prevención del daño ambiental, donde
debe buscarse ‘’prevenir más que curar’’ (SCBA: “Almada, Hugo Néstor c/Copetro S.A. y otro s/Daños y perjuicios”, Causa A. 60.094, sentencia d
19-V-1998;  “Pinini de Pérez, María del Carmen c/Copetro s/Daños y perjuicios” Causa A. 54.665, sentencia del  
19-V-1995;  “Ancore S.A. y otro c/Municipalidad de Daireaux s/Daños y perjuicios”, Causa A 77.608, sentencia del 19-II-2002; “D., J. E. F.
s/Amparo- Actor M., M. y otro”, Causa C 111.706, sentencia 08-VIII-2012: “Estivariz, Carlos A. y ot. contra Provincia de Buenos Aires y ots.
Amparo. Recurso de inaplicabilidad de ley”, Causa A. 72844, sentencia del 17-VI-2015).
         El apartamiento total del principio precautorio por parte de la judicatura de la segunda instancia, que puede advertirse tanto en la sentencia de
fecha 07/12/2021 como en la del día 30/12/2021 (llegando al punto de ignorar en ésta última -pese a contar con la remisión electrónica del expediente
completo- la demanda de fondo que fuera iniciada el día 14/12/2021), no se agota en la mera circunstancia de levantar la medida cautelar que fuera
otorgada por la aquo, sino que provoca ulteriormente que la demanda de fondo se torne abstracta.
 
IV.
         LOS FUNDAMENTOS DE LA PROTECCIÓN CAUTELAR REVOCADA
         1.
         Razones de la tutela anticipada
         El frente de vecinos y vecinas denunció ante el propio municipio que su acción de asfaltado sobre la diagonal 78 de esta ciudad vulneraba la
Ordenanza 9008 local y pidió la suspensión inmediata de la obra. Lo propio hizo ante la Defensoría Ciudadana de la ciudad, que requirió explicaciones
departamento ejecutivo.
         Frente a la falta de respuesta y resultado efectivo de estos requerimientos los vecinos promovieron la “medida cautelar autónoma o anticipada” q
identifica estos autos, reclamando la suspensión inmediata de las obras sobre el adoquinado protegido por la Ordenanza 9008.
         Esto tuvo como respuesta judicial la orden de la jueza aquo por medio de la medida precautelar ordenando la suspensión de toda obra de asfalta
sobre arterias que no estuviese exceptuada, requiriendo, a la vez, información al municipio sobre diversos puntos entre ellos el sustento normativo del
asfaltado emprendido. La respuesta de la comuna puso en evidencia la ausencia de una nueva ordenanza que exceptúe nuevas arterias, de modo que
las obras en marcha eran, sencillamente, vías de hecho, conducta extralegal, capricho de las autoridades municipales, en suma, ruptura definitiva con
legalidad de protección cultural y ambiental.
         Frente a esta evidencia el municipio obtiene la sanción de la Ordenanza 12.171 el día 17 de noviembre de 2021, ex post facto, es decir, tratando
sanear la ausencia normativa previa de las obras concluidas o en marcha.
         2.
         Materialidad comprobada y fundamentos de la protección
         Esto es denunciado por la parte actora mediante la presentación electrónica de fecha 18 de noviembre de 2021, que genera la medida cautelar
dictada el 26 de noviembre de 2021 y que fue revocada por la Alzada por medio de la sentencia que aquí se recurre. -Previo a esto, con fecha 14 de
noviembre de 2021 el frente de actores interpuso la pretensión de fondo, en trámite.-
         Las razones de la Jueza aquo son variadas e inobjetables en términos del paradigma constitucional de derechos humanos. Las repasamos
rápidamente, pues esto permite advertir la apariencia y descompromiso argumental que expone la mayoría del tribunal aquo y en su reverso la puntillo
y atinada justicia del voto en minoría.
         Vamos a verlo –las citas en cursiva son originales-:
Que los presupuestos cautelares requieren de verosimilitud del derecho -no certeza- cuando la posibilidad de un daño es inminente e irreversible
aún frente a la presunción de legalidad que nace de actos públicos; todo esto con cita de doctrina judicial en este sentido;
Que el informe presentado por el municipio reconoce que al tiempo de emprender las obras de pavimentado no había ordenanza del Consejo
Deliberante en tal sentido;
Que la ordenanza post facto 12.171 o análoga “no fueron precedidas de ningún estudio técnico ni participación ciudadana directa … que la entida
de la intervención en el espacio público (y dentro de este de un bien con especial protección) ameritaba, no sólo en orden al principio de
razonabilidad (art. 28 CN), sino que está expresamente mandado en la Ordenanza 9880.”.
Cita todas las cargas previas no cumplidas, toda la actividad preparatoria omitida, para concluir que “Que ninguna intervención de estas
características se ha verificado en el caso” y que de los propios informes de la comuna se desprende que “las ordenanzas no habrían sido
precedidas de ningún tipo de dictamen o estudio técnico o ambiental.”;
Que los estudios acompañados en la demanda, como el incorporado por la Defensoría Ciudadana en su presentación adhiriendo a ella, dan cuen
de la importancia del adoquinado en términos de seguridad vial y medio ambiental, contradiciendo los “fundamentos … generales … relativos a la
seguridad vial, accesibilidad a los centros de salud, circulación en general, etc.”; con lo que se compromete el principio de razonabilidad, que la
Jueza aquo desarrolla con detalle en sus tres ejes (idoneidad, necesidad y proporcionalidad), ello en orden al desajuste entre los medios y los fin
buscados con la conducta municipal;  
Que “… desde la sanción de la 9008 aparecen diversas ordenanzas … que sin mayores –aparentemente por lo que surge de su lectura-
fundamentos y apelando a argumentos vagos y generales (o directamente sin fundamento manifiesto), exceptúan alguna arteria de aquella
protección y pasan a cubrir los adoquines con asfalto (de la documental de informe aparecen las 10977 y 10989).”
Que en la formación de la ordenanza 11.738 se descartó la redacción original donde se proponía “… reformar el art. 3 de la 9008, manteniendo la
protección pero permitiendo su intervención ante ciertas circunstancias …” para establecerse directamente las calles exceptuadas “… como se
sabe.”
Que el decreto 2401 del Departamento ejecutivo con el que la comuna intenta avalar el asfaltado sobre la diagonal 78 no estaba vigente al
momento de comenzar esta obra, pues, entre otras cosas, fue recién publicado por el boletín municipal el 5-XI-2021, muchos días después de
concluida esa obra;    
Por último, que la urgencia está comprometida en el caso de manera obvia pues de no admitirse la protección cautelar la posibilidad cierta del
asfaltado como hecho consumado nos coloca frente a un “perjuicio irreversible” o bien a una “frustración definitiva”.
        
         V.
         ANALISIS DE LA SENTENCIA BAJO CRÍTICA CONSTITUCIONAL
         Llegamos por fin a la sentencia objeto del presente recurso, que dispone su voluntad mayoritaria en favor de la caída de la protección cautelar y,
como se ha visto hasta aquí, por fuera del derecho vigente aplicable al caso y su hermenéutica legal; esto mediante una retórica de ardua comprensión
que no es derivación del derecho sino de una interpretación dogmática del caso y de la protección cultural preminente, dirigida a habilitar el paso de las
máquinas municipales y hacer del asfaltado, como es obvio, un hecho irreversible. 
         Las razones que ofrecen el primer voto y el último omiten, de manera chocante y sorpresiva, normas y doctrina de carácter constitucional ineludib
de la SCBA.

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1. Posición mayoritaria
         Las razones -que no lo son, pues crecen en su contenido absurdo, lógicamente insostenible- las vemos en lo que sigue, con cita textual en cursiv
La primera denota lo que nuestra parte denunció luego de la revocación de la precautelar y antes de la sentencia aquí criticada, pues el primer vo
sostiene “La ausencia de una acción principal”, cuando ya había sido presentada el día 14 de noviembre de 2021 y se encontraba en trámite. Est
fue advertido por nuestra parte al responder la apelación del municipio, y gravemente inadvertido por el juez De Santi en su voto (a tal punto que
juez Spacarotel se desentiende de ese aspecto en su voto). Esto se explica en el modo irregular y vertiginoso que la Alzada tramitó las dos queja
sin pedir los expedientes principales y sin conocer nuestra respuesta a las dos apelaciones.  
Frente a semejante ceguera lo que sigue no llama la atención: añade que la actuación del municipio por fuera de las reglas impuestas por la
ordenanza 9880 (dictámenes técnicos de una comisión específica, evaluación de impacto, participación ciudadana, etc.) “excede el ciclo cautelar
hunde su raíz en una cuestión de fondo que la propia demandante anuncia y cuyo progreso se ofrece necesario para arribar a una conclusión
relativa a la legalidad de la norma típica.”.
Ante esto cabe señalar el mismo vicio de origen, esto es, el desconocimiento de que hay una pretensión de fondo presentada en tiempo y forma
nutrida de información técnica, que sostiene y reimpulsa la protección cautelar. Al mismo tiempo la posición citada desnuda el modo en que se
vacía la tutela preferente de derechos humanos y bienes culturales y ambientales, pues si no alcanza la omisión violenta acreditada del mandato
expreso del art. 171 de la ordenanza 9880 para intervenir en el espacio público platense –y más aún cuando media una tutela específica en la
ordenanza 9008- entonces nos preguntamos ¿dónde queda el derecho y su efectividad, a dónde lo deja el razonamiento aparente, vacío y absur
del primer voto? ¿qué necesita un juez para detener el impulso desatado de las máquinas de asfaltado cuando es frondosa el marco normativo q
específicamente lo impide?
En el mismo sentido le quita vigor al imperativo de la audiencia pública “… pues –dice- no le alcanza el criterio residual que se deriva de las
situaciones de usuarios y consumidores para integrarla como requisito implícito, a falta de otro mecanismo mejor de información relativa …”. Esto
frente al mandato expreso contenido en la ordenanza 9880 en el sentido de la “Creación de mecanismo de Audiencias Públicas” (art. 2) como la
constitución de una Comisión de Espacio Público de carácter plural y multidisciplinaria (art. 216) con funciones de dictaminar “con carácter previo
obligatorio” en toda modificación de las normas vigentes en materia de espacio público, o de cualquier iniciativa, obra, proyecto, emprendimiento
que “
 
implique variación o excepción a las normas vigentes vinculadas directa o indirectamente al espacio público”, entre otras funciones expresamente
indicadas por el art. 217.
Entonces es absurdo –y malicioso, pues no se puede disculpar como un olvido o distracción tal apartamiento- el razonamiento que responde
semejante mandato de cumplimiento de condiciones previas y sustanciales de validez para intervenir en el espacio público, con una alucinada
aplicación analógica de normas de usuarios y consumidores. La sentencia no responde la afirmación certera de la jueza aquo en orden a que
“Ninguna intervención de estas características se ha verificado en el caso, prima facie, no sólo de esta comisión, sino de ninguna otra de carácter
similar …” (punto 5to “a” de la resolución cautelar))
Continúa en su lengua cifrada señalando que la resolución cautelar “no elucida apariencia de buen derecho” –recordemos que acaba de decretar
su olvido- “ni aporta componentes para una medida de protección ambiental” desviando el núcleo de la cautelar que reside, directamente, en la
violencia sobre las ordenanzas 9008 y 9098, es decir, sobre las normas que se ha dado la ciudad de La Plata para evitar el cesarismo, esto es, la
decisión de una persona sobre el patrimonio cultural común. El tribunal aquo no vio –no quiso ver- que la diagonal 78 se asfaltó entera sin acto de
la autoridad competente, ni siquiera con el decreto írrito del ejecutivo municipal publicado.
Esta es la conducta extrajurídica que la sentencia avala bajo la posición dogmática de que “El examen de legalidad de la exclusión de las arterias
que ventila el caso como espacio protegido, supera el ciclo cautelar e impide adoptar una decisión preliminar de suspensión como la que resuelv
la jueza de la causa.” Con lo que, concluye, se “revela error de juzgamiento”
Se trata de la misma posición negadora de los hechos y derechos de la causa y de la protección que la Constitución le impone a los jueces, pues
derecho ya está definido, no requiere mayor sustanciación ni aportes posteriores, deviene claro e imponente desde que la comuna no justificó
jurídicamente su conducta ni el cumplimiento de los pasos previos sustantivos (en términos de estudio, diseño, participación, evaluación técnica
ambiental y comunitaria) que impone la ordenanza 9880. La retórica insustancial del voto mayoritario no aborda esto, que es lo jurídicamente
central, con lo que conforma una decisión arbitraria donde el fundamento no está en la ley y la Constitución sino en la opinión subjetiva –en la
doxa- de quienes la suscriben.   
De esta manera derrumban el principio de legalidad pues su actuación se desliza hacia afuera del marco normativo aplicable al caso.
Poco agrega en impudor el tercer voto del acuerdo que hace mayoría, salvo la advertencia del error sustancial del primero de ignorar que la
pretensión principal está promovida en tiempo y forma. Es la mejor crítica a la arbitrariedad que cometen y a la desprotección que decretan para
ciudad y su futuro.
Insiste en que no hay verosimilitud del derecho invocado por la parte actora y receptado por la medida cautelar y que las ordenanzas 11.738 y
12.171 “cuya constitucionalidad no han sido cuestionadas ni analizadas en el presente ciclo cautelar” (sic) eludiendo la lectura atenta a concienci
de la primera presentación precautelar, la pretensión principal de fondo y el pedido de ampliación cautelar frente a la sanción de la ordenanza
12.171. De nuevo hay absurdo en la ponderación pues no se quiere ver la crítica legal y constitucional volcada largamente en estas presentacion
que derrumban “la presunción de legitimidad de las mentadas ordenanzas.”
Un último desvarío del voto mayoritario se encuentra en afirmar, con inspiración biológica, que “… en el presente estado larval del proceso, la
conducta adoptada por el municipio demandado, que surgiría de la manifestación expresa y legítima de dos órganos independientes y soberanos
… hasta el presente tendría un aparente soporte normativo brindado por una Ordenanza Municipal (12.171 sancionada el 17/11/2021)” cuya
constitucionalidad y demás juicios “… deberán ser ponderados en un escrutinio de mayor rigor a la hora de analizar el objeto fondal de un proces
sustantivo.”   
No hay poderes soberanos, pues la autoridad pública está sometida a la ley de manera estricta. En el caso, al municipio demandado lo someten
sus propias ordenanzas que sí son la expresión soberana de su comunidad ¿cómo no ve el juez del tercer voto la ordenanza 9008 (que protege e
adoquinado originario platense) y la 9880 (que regula de manera minuciosa la intervención en el espacio público)? ¿cómo ve la ordenanza 12.17
–posterior al comienzo del asfaltado- y no aquellas previas y fundamentales? Lo larval es el razonamiento judicial que no quiere mirar y ver.
 
1. Voto en minoría
Acabamos de patentizar lo que no es una sentencia fundada en derecho, con identificación precisa de las normas vulneradas del paradigma de
protección constitucional de bienes culturales, la doctrina de VE en orden a sus principios y la normativa municipal específica por medio de la cual se
protege el adoquinado histórico tanto como se regula el modo de intervención en el espacio público, todo en diálogo homogéneo y consistente.
Alarma el desdén de la mayoría del tribunal aquo frente al derecho vigente que reclama una intervención inmediata de VE para reponer la ley.
Un modo irrefutable de advertir el desvarío argumental que derrumba la medida cautelar es leer con atención el voto minoritario, ejemplar en la
responsabilidad de hacerse cargo de la delicada función jurisdiccional en la tutela de bienes fundamentales frente al Estado y, agregamos, en entende
derecho público en su potencia comunitaria.
Precisamente el voto en minoría recupera la noción fundamental de la legitimación activa colectiva y el modo en que ha sido receptada por los tribunale
principales para la defensa de los bienes comunes e indivisos; con lo que queda en evidencia el trato malicioso de la mayoría al reducir la pretensión
actoral a una sola persona, que con nombre y apellido la identifica omitiendo las decenas de vecinas/nos que firmaron y se identificaron frente a la prop
Alzada como en la sede de grado. De este modo pretenden debilitar la acción al quitarle la fuerza colectiva que contiene, que mereció su inscripción en
el registro de procesos colectivos de la SCBA, como en el mismo sentido coadyuva la imposición de costas sobre la persona de la actora.
Evidencia también, claro está, el atraso jurídico del voto mayoritario.
En cuanto a la cuestión de fondo el voto en minoría señala que “Los agravios de la recurrente no controvierten los fundamentos de la decisión,
vinculados con la ausencia de informes técnicos y mecanismos de participación ciudadana directa frente a los bienes y derechos en juego (art. 41 CN y
28 CP).”
Lo que equivale a decir que queda vacante una de las razones esenciales del derecho en juego, que con grado de verosimilitud hace lugar a la
protección cautelar.
Nada dice el municipio sobre esto, como tampoco lo hace la mayoría, dejando huérfana la revocatoria que sólo se sostiene en la discrecionalidad. De
manera que la mayoría repite la conducta ilegal del municipio en un juego de espejos.
Pero no sólo está la falta de crítica ya anotada, sino que la minoría trae las normas de rango constitucional como local que sostienen lo imperioso de la
tutela cautelar, recuperando el art. 41 de la CN y la ordenanza 9008 de protección específica y la 9890 que regula la intervención sobre el espacio
público con conductas previas que no pueden faltar, llamativamente ausentes aquí.

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14/3/23, 11:57 Mesa de Entradas Virtual
Concluye con cita de doctrina legal de la SCBA en autos “Negrelli” donde el máximo tribunal recupera la audiencia pública como parte integrante de los
derechos de incidencia colectiva y la intervención de los ciudadanos como garantía del debido proceso sustantivo.
  Basta con esto para remontar el discurso sustancioso que quedó en minoría numérica pero que se impone por el contenido serio con apego a los
hechos y las normas en juego, y que ilumina, valga ironía, la pobreza desolada de la mayoría, impropio de un tribunal de derecho.
  
VI.
SINTESIS DE RECAUDOS
Carácter definitivo de la sentencia recurrida
Reserva caso federal
Petitorio
Quedan expuestas y cumplidas las condiciones de admisibilidad del presente recurso de inaplicabilidad de ley y doctrina legal (arts. 278/281 CPCC.; y
doctrina legal de la SCBA identificada) en tanto:
1) se interpone en tiempo y forma contra la sentencia de alzada del 30 de diciembre de 2021, notificada el día 1 de febrero del corriente año 2022;
2) se trata de una sentencia definitiva pues revoca y cancela la protección cautelar y habilita el asfaltado sobre el patrimonio cultural histórico tutelado p
la ordenanza 9008 y por las normas de todo rango especificadas por nuestra parte en los diferentes momentos y en este recurso; tanto como que debe
ser considera definitiva al tornar abstracta e irrealizable la pretensión principal articulada en la causa “GALARZA BETINA CLAUDIA C/ MUNICIPALIDA
DE LA PLATA S/ PRETENSION RESTABLECIMIENTO O RECON. DE DERECHOS”, Exp. 27359, que de no proceder VE a su restitución constituciona
quedará, en su momento final, como una burla a los derechos colectivos y esenciales en juego (SCBA., in re “Fundación Biosfera y otros c/
Municipalidad de La Plata s/ inconst. ord. N° 10.703”, Causa I. 71.446);
En cuanto a la definitividad de la sentencia dictada por el tribunal aquo, esta misma cámara ha establecido su doctrina en tal sentido desde larga data y
en casos análogos (CCALP, causa “Valdez VALDEZ, CARLOS HUGO Y OTROS S/ ACCION DE AMPARO”, causa 4664, sent. 5-oct-2006 y sucesivos
ver también jurisprudencia revisada en SUCUNZA Matías: Ley de Amparo Individual y Colectivo de la Provincia de Buenos Aires, Ed. Del Sur, p.
588/605);
3) que nos ha sido otorgado el beneficio para litigar sin gastos con fecha 14-febrero-2022 tanto como debemos recordar que se trata de un proceso
colectivo constitucional sin contenido económico o patrimonial sino en vistas a la tutela de bienes comunes culturales, urbanos y ambientales; no es
menos destacar que la legitimación activa es amplia y comunitaria y está patrocinada por un espacio de defensa público y gratuito (FCJS-UNLP); 
4) que se mantiene el domicilio electrónico en uso tanto como se denuncia el de la calle 48 entre 6 y 7 de esta ciudad de La Plata (sede de la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP);
5) que se han identificado en detalle las normas y doctrina legal inaplicada y el apartamiento salvaje de la legalidad constitucional, local y comunal,
acompañada de la argumentación que expone su olvido, su desatino lógico interpretativo y el absurdo concretado (art. 18, 75-22 CN.).
6) Pedimos pues se revoque la sentencia del tribunal aquo de fecha 30 de diciembre de 2021 y se reponga la protección constitucional en los términos
de la resolución cautelar de primer grado, con costas a cargo del municipio demandado en las tres instancias, que,
Será JUSTICIA.-
 
 
[1] SCBA, causas C. 90.020, sent. del 14-XI-2007; A. 68.965, "Rodoni", sent. del 3-III-2010 y A. 71.421, "Cámara Argentina de Pescadores de Monte
Hermoso", sent. del 3-X-2012. 

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JOSE MARIA MARTOCCI (20168750944)


(Matricula: 38 268)

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https://mev.scba.gov.ar/proveido.asp?pidJuzgado=GAM1660&sCodi=220798&nPosi=3565137&sFile=a&MT= 7/7

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