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Derecho Público:

 Galindez c/ Ministerio Público Fiscal de la Nación:

Constitucionalidad del sistema de sorteos implementados para regular el


ingreso democrático al MPF.

 La exigencia de aprobar los exámenes sobre conocimientos técnicos satisface


por si misma el requisito de idoneidad, por lo que la circunstancia de que no se
confiera prioridad según puntaje con el sorteo posterior al examen, no supone
discriminación, ya que todos los postulantes aprobados tienen idénticas
posibilidades de ser elegidos.

 Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional c/ EN s/


Cautelar:
Dejó sin efecto una medida cautelar que eximía del impuesto a las ganancias a
un grupo de magistrados y funcionarios.
 No existían razones suficientes para adoptar una decisión cautelar de tal
gravedad que eximiera del cumplimiento de lo ordenado por la ley a los actores

 Al examinar este tipo de medidas debe tenerse cuidado, ya que por sus efectos
expansivos, puede dejarse sin efecto total o parcialmente la aplicación de una
ley vigente, afectando la división de poderes.

 EN- Procuración del Tesoro de la Nación (Nulidad del laudo 20-11-09):

Reafirmó el criterio restrictivo en revisión de laudos arbitrales, resolviendo el


rechazo a un recurso de nulidad contra el arbitraje dictado.

 Las causales previstas en el CPCCN (art. 760) para la revisión de un


laudo arbitral son taxativas, y no habilitan el análisis sobre el mérito de
lo resuelto.
 Se descartó la aplicación del precedente “Cartellone” porque el
recurrente no demostró que el laudo violara el orden público.
 TANDANOR s/ Concurso preventivo:

La CSJN rechaza la petición. Remarca que la protección a los derechos de los


terceros derivados de un acto admin. (18 de la 19.549) está referida a la
revocación de actos regulares y no a la de un acto irregular en defensa del
interés público. Asimismo, afirma que el único legitimado para solicitar la
nulidad de un acto revocatorio es el destinatario del acto revocado, condición
que no tenían los verificantes que plantean la nulidad. Así queda consolidada la
anulación de la privatización de TANDANOR.

 Carranza Amanda c/ Ferrocarriles Argentinos -EN

Rechaza una demanda de usucapión, considerando que los actos de los


particulares no son suficientes por si solos para operar la desafectación de los
bienes públicos, ya que requieren el asentimiento indubitable de la autoridad
competente, que no puede presumirse ni darse por el mero transcurso del
tiempo.

Los bienes de dominio público que integran el patrimonio del Estado Nacional
por estar fuera del comercio privado y por ser imprescriptibles, no pueden ser
objeto de una prescripción adquisitiva.

 Festival de doma y folklore Jesús María c/ EN

El festival había obtenido la inconstitucionalidad de un decreto que había


eliminado las exenciones al IVA sobre los ingresos a espectáculos culturales.
Esto es revocado por la Corte. Sale 3 a 2.

La mayoría rechaza por no darse la afectación requerida para habilitar una


acción declarativa de certeza. Debe ser un gravamen concreto o en ciernes que
en tributario se traduce en una intimación de pago o actos de esa índole, lo que
no existía en ese caso.
Minoría, propiciaba mantener la inconstitucionalidad, afirmando que el
principio de reserva de ley en materia tributaria, no cede en cuestión de
exenciones, frente a mecanismos de delegación legislativa. (Relacionado con
Camaronera Patagónica).

 Schiffrin Leopoldo

Revoca el criterio tomado en el fallo Fayt de 1997. En este, la CSJN invalidó el


99.4 diciendo que la Convención Constituyente se había excedido en sus
competencias ya que no era un tema habilitado para reformar por el Congreso.
En Schiffrin, la Corte toma un criterio más amplio para el poder
reformador de los constituyentes

 Ministerio de Relaciones Exteriores s/ Exhorto (Fontevecchia c/ Argentina)


La Corte Interamericana había mandado a la CSJN dejar sin efecto la sentencia
frente a los 2 periodistas condenados por las publicaciones respecto a Menem.
Esta pretensión es desestimada por la Corte, argumentando que el texto
de la Convención Americana no le atribuye facultades al tribunal internacional
para ordenar la revocación de sentencias nacionales.
La Corte Intermaericana hace un seguimiento de ejecución de
sentencias y le sugiere a la CSJN diversas alternativas, por la que mediante la
Resolución 4015/2017 deja asentado en una nota al fallo original que la misma
había sido dictada en contra de la Corte Interamericana, sin revocarla.

Derecho Penal:

 Muiña (en Bignone y otro):

Se considera aplicable el cómputo del 2x1 ante la dilación de un proceso a


partir de los 3 años, lo que supone una reducción de la pena una vez
confirmadas. La duda era si se aplicaba a condenados por delitos de lesa
humanidad. Este fallo fue por un 3 contra 2.

Considerando: 1°) Que en el caso y en lo que aquí interesa Luis Muiña fue
condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n° 2 (TOF n° 2) a la pena
de trece años de prisión por la comisión de delitos considerados de lesa
humanidad
El cómputo de detención y pena se realizó conforme el art. 7° de la ley 24.390,
en consonancia con lo estipulado por el art. 2° del Código Penal. De acuerdo
con aquella disposición, luego de transcurridos los dos primeros años de prisión
preventiva, se computaron dos días de prisión por cada día de encarcelamiento
cautelar efectivamente cumplido.

Contra esta decisión, el Ministerio Público Fiscal dedujo recurso de casación por
considerar que la versión original de la ley 24.390 —que incluía el citado art. 7°,
posteriormente derogado—, no resultaba aplicable al caso.
2°) Que la sala 4ª de la Cámara Federal de Casación Penal anuló el cómputo
punitivo realizado por el TOF n° 2. Consideró, de acuerdo con lo solicitado por
el Fiscal, que lo establecido por el art. 2° del Código Penal no resultaba de
aplicación al caso en virtud de que el derecho al tratamiento más benigno que
consagra el artículo mencionado tiene como único fundamento la existencia de
algún cambio en la valoración que la comunidad efectúa respecto de la
conducta imputada, y que ello se documenta con la sanción de una nueva ley
más benigna.

3°) Que contra el citado pronunciamiento  la defensa de Muiña dedujo recurso
extraordinario federal, que fue declarado inadmisible, lo que dio lugar a la
presente queja.

7°) Que según se ha señalado en reiteradas oportunidades, la primera fuente


de interpretación de la ley es su letra, (especialmente cuando aquella
concuerda con la acepción corriente en el entendimiento común y la técnica
legal empleada en el ordenamiento jurídico vigente) y que los términos
empleados en ella no deben entenderse como superfluos sino que han sido
empleados con algún propósito, sea de ampliar, limitar o corregir los conceptos
usados (fallos: 315:1256; 318:950 y 324: 2780). Asimismo, cuando la ley no
exige esfuerzo de comprensión debe ser aplicada directamente, con
prescindencia de consideraciones ajenas al caso que aquella contempla (fallos:
313:1007).
En virtud de estas exigencias interpretativas, no puede considerarse adecuado
el argumento del tribunal apelado según el cual la aplicación de una ley más
benigna solicitada por el recurrente requiere un cambio en la valoración que la
comunidad efectúa respecto de la conducta imputada, cambio que no se habría
dado con la sanción de la ley 24.390. En primer lugar, en un estado
democrático los cambios de valoraciones se documentan mediante la sanción
de nuevas leyes de acuerdo con el procedimiento constitucional establecido. La
ley 24.390 significó un cambio de valoración respecto de las consecuencias de
la duración excesiva de la prisión preventiva[-]. Por lo tanto el argumento del
tribunal apelado no puede ser admitido. A todo evento, el razonamiento del a
quo resulta inaceptable porque contradice el claro texto del art. 2° del Código
Penal. Además, viola el principio de legalidad, en tanto el texto de dicho
artículo no condiciona su aplicación en el presente caso a circunstancia alguna.
Más aun, el uso del adverbio “siempre” en el texto del art. 2° del Código Penal
da cuenta de la clara decisión del legislador respecto de la aplicabilidad
universal del principio de la ley más benigna a todos los casos que no
estuvieran explícitamente excluidos.

10) Que, entonces, la interpretación adecuada del art. 2° del Código


Penal es que resulta también aplicable a los delitos permanentes[-].
En efecto, si el legislador, a quien le compete realizar las distinciones
valorativas que pudieran corresponder, hubiera considerado que el
art. 2° del Código Penal no debía aplicarse a los delitos permanentes
por cualquier razón, habría hecho la salvedad pertinente que no hizo
y que el Poder Judicial, en virtud de la materia que aquí se trata —
penal— no puede hacer. (Lo que se hizo después)

14) Que según nuestro orden jurídico, las leyes penales intermedias
promulgadas después de la comisión del delito pero derogadas y reemplazadas
por otra ley antes de dictarse condena, se aplica retroactivamente cuando son
más benignas, y tendrán ultraactividad cuando son intermedias, siempre que
fueran más benignas que las posteriores.[-]
A los efectos de determinar la procedencia de la aplicación ultraactiva del art.
7° de la ley 24.390 al caso de autos, cabe consignar que la norma en cuestión
estuvo vigente en un tiempo intermedio entre la comisión de los hechos
materia de la causa y el dictado de la sentencia condenatoria, que Muiña
estuvo detenido preventivamente desde el 1° de octubre de 2007 y que dicho
estado superó el plazo de dos años mencionado en la ley referida.
Consecuentemente, debe concluirse que el cómputo punitivo relativo a Muiña
debe practicarse conforme con lo dispuesto en el art. 7° de la ley 24.390 por ser
una norma intermedia más benigna que tuvo vigencia entre la comisión de los
hechos y el dictado de la condena, de acuerdo con el art. 2° del Código Penal.

15) Que las consideraciones anteriores no pueden ser conmovidas por el hecho
de que el recurrente haya sido condenado por la comisión de delitos de lesa
humanidad, pues en el texto de la ley 24.390 no se hace excepción respecto de
tales delitos y a todo evento es importante recordar que esta Corte en el
precedente CSJ 210/2005 (41-V)/CS1 “Véliz, Linda Cristina s/ causa n° 5640”
(resuelto el 15 de junio de 2010) ha decidido que las excepciones contempladas
en el art. 10 de dicha ley —exclusión de los delitos agravados en materia de
estupefacientes— es inconstitucional.

Más aun, la mejor respuesta que una sociedad respetuosa de la ley puede darle
a la comisión de delitos de lesa humanidad y la única manera efectiva y
principista de no parecerse a aquello que se combate y se reprueba es el
estricto cumplimiento de las leyes y de los principios que caracterizan el Estado
de Derecho.

17) Que lo señalado precedentemente lleva a concluir que la resolución


impugnada se aparta de las normas convencionales y constitucionales
conducentes para la debida solución de la causa, lo que impone su revocación.
Por ello, oído el señor Procurador Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara
admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada.
 Rufino Batalla (En Hidalgo Garzón):

Dado que el Congreso, a la semana de Muiña sacó una ley interpretativa


declarando inaplicable dicho cómputo para este tipo de delitos, la Corte falla en
el mismo sentido.
En este fallo, Highton y Rosatti, quienes cambian de posición respecto al
fallo anterior, argumentan que esta ley interpretativa no modifica
retroactivamente la legislación penal en materia de tipificación ni en materia
del monto de las penas.

 Goye Omar y otros s/ Administración Pública

Dejó sin efecto una condena por aplicación de la garantía de ser juzgado en un
plazo razonable, siguiendo el criterio del leading case Mattei.
La demora en la tramitación del proceso cuyo impulso diligente está a
cargo del Estado no puede hacerse recaer sobre el imputado.

 Romero Feris s/ Peculado

Se deja sin efecto una condena por violarla garantía del juez natural, ya que el
tribunal había tenido distinta conformación entre el momento de la audiencia
de apelación, y el momento de dictar el fallo.

 Fredes Gonzalo y otros s/ Causa N° 13.904 (Condenas por infracciones a la ley


23.737):

Se deja sin efecto una sentencia que había anulado prueba en una intervención
telefónica en un caso de narcotráfico, sentando un criterio amplio para
fundamentar las autorizaciones judiciales que la disponen.

La Cámara Federal de Casación Penal declaró la nulidad de la primera


intervención telefónica dispuesta en el caso y de todos los actos que son su
consecuencia, anuló la sentencia recurrida y absolvió a los imputados. El Fiscal
General interpuso recurso extraordinario federal que fue declarado
inadmisible, por lo que dedujo la queja. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación, por mayoría, dejó sin efecto la sentencia apelada.

Que si bien los agravios expresados en el recurso extraordinario se relacionan


con los hechos, las pruebas y la aplicación de normas de derecho común y
procesal, y tales cuestiones son, como regla, ajenas a la vía del art. 14 de la ley
48, ello no obsta a la apertura de la instancia de excepción cuando, como
acontece en el sub lite, la sentencia impugnada no constituye derivación
razonada del derecho vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas
de la causa (Fallos 315:802; 316:928 y 319:3425) y satisface solo en forma
aparente el requisito de adecuada fundamentación exigible a los fallos
judiciales.

Que, en el caso de autos, personal policial de la División Drogas Peligrosas y


Leyes Especiales de la ciudad de Rawson, Provincia del Chubut, en el marco de
su legítima tarea de prevención del delito, realizó una investigación prudente y
razonable sobre sujetos conocidos en el ámbito del narcotráfico local. Recibidas
y analizadas las actuaciones, el Fiscal Federal efectuó el correspondiente
requerimiento de instrucción.

Que ante la existencia de indicios de que los sujetos vigilados de manera


reservada durante un mes y medio se estarían dedicando a la comercialización
de estupefacientes, por sugerencia de la prevención y expreso pedido del
Fiscal, el juez de la causa ordenó la intervención telefónica de la línea
perteneciente a Miguel Ángel Otero por el término de 30 días
A partir de dicha medida —convalidada por la Cámara Federal de Comodoro
Rivadavia a raíz de la apelación de las defensas— y luego de varios
allanamientos, se llegó a la obtención de la prueba de cargo, que incluyó el
secuestro de una importante cantidad de sustancias estupefacientes y
configuró el fundamento de la condena de diez personas

Que, en este contexto, la decisión del tribunal a quo de anular la mencionada


intervención telefónica por falta de fundamentación, habría despreciado el
conocimiento que surge de la experiencia, de la lógica y del sentido común,
llegando a un resultado absurdo que no pueda presumirse querido por el
legislador (Fallos 306:796; 320:2649), ni por la sociedad que busca defenderse
del flagelo temible y desgarrador del narcotráfico.

Que, por ello, en función de las razones expresadas en los considerandos


precedentes, cabe concluir que, contrariamente a lo afirmado por el a quo, la
orden de intervención telefónica en trato se encontraba fundada en tanto fue
dictada por el juez mediando “elementos objetivos idóneos para fundar una
mínima sospecha razonable” obtenidos en el marco de una investigación que
ya “se encontraba en marcha”

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada.

 Halford Jorge s/ Infracción ley 23.737 (art 5. Inc. C)


No hay nulidad por el anonimato del denunciante ni por la ejecución de tareas
de investigación no invasivas previas al requerimiento de la orden de
allanamiento.

 No hay prohibición constitucional de que las fuerza de seguridad que


reciben información acerca de un delito de acción pública desarrollen
las tareas de investigación que son propias de su función, antes de
transmitirlas a los magistrados encargados de la persecución penal.

Fiscal:
La Cámara Federal de Casación Penal, que entendió en el caso en virtud del recurso de
casación interpuesto por la defensa de ambos condenados, resolvió, por mayoría,
declarar la invalidez “de todo lo actuado en la presente causa a partir de fs. 1”, anular
la sentencia de condena impugnada y absolver a H. y E. con relación con los hechos por
los que habían sido acusados.

Al fundamentar su decisión, la cámara entendió que el procedimiento policial que


concluyó con el hallazgo de los estupefacientes almacenados en el domicilio de la
localidad de Roldán habría violado el límite constitucional —recogido en precedentes
de V.E. como el registrado en Fallos: 333:1674 (“Quaranta”), entre otros— que
obligaría a los funcionarios de la fuerza de seguridad actuante a registrar la identidad
de la persona cuya denuncia motivó su actuación y a no encarar actividades de
investigación, como las que dieron lugar a la detención de los acusados y al posterior
pedido de registro de su domicilio, sin dar intervención previa a las autoridades
judiciales y del Ministerio Público competentes a fin de que sean éstas la que autoricen
y, en su caso, dirijan las medidas de investigación requeridas para una eventual
persecución penal.[-]
Y si bien la decisión de no registrar la identidad del denunciante ni los términos de su
declaración pudo haber limitado la capacidad jurisdiccional para ejercer ese control,
considero que ese defecto no es idóneo para anular todo lo actuado en su
consecuencia como lo ha hecho el tribunal de casación si, como ocurre en el presente
caso, no se ha alegado perjuicio alguno para los acusados que sea específicamente
atribuible a dicha omisión.
En efecto, la nulidad por vicios formales carece de existencia autónoma dado el
carácter accesorio e instrumental del derecho procesal; exige, como presupuesto
esencial, que el acto impugnado tenga trascendencia sobre la garantía de la defensa en
juicio o se traduzca en la restricción de algún otro derecho. De otro modo, la sanción
de nulidad aparecería respondiendo a un formalismo vacío, en desmedro de la idea de
justicia y de la pronta solución de las causas, en lo que también está interesado el
orden público”
En lo referido al vicio consistente en la demora injustificada en dar intervención a las
autoridades judiciales o del Ministerio Público —las que intervinieron recién con el
pedido de orden de registro domiciliario, cuando H. y E. ya habían sido detenidos,
aproximadamente doce horas después de recibida la denuncia y tras haber pasado
todo el día observando los movimientos ocurridos en el domicilio al que aludía la
denuncia (cf. acta que da cuenta de la denuncia, fs. 45; informe sobre las
observaciones en el domicilio de los acusados, fs. 46/51; solicitud y orden de registro,
fs. 1/3)— encuentro también que el a quo ha dado un alcance exagerado a la
protección constitucional contra la arbitrariedad policial.
Como lo postula el recurrente, no hay razón alguna que pueda dar fundamento a una
prohibición constitucional de que las fuerzas de seguridad que reciben una denuncia
acerca de la comisión de un delito lleven a cabo medidas de investigación no invasivas
dirigidas a corroborar su veracidad antes de transmitirla a las autoridades judiciales y
del Ministerio Público encargadas de la persecución penal. En ausencia de una
prohibición constitucional así, la actividad llevada a cabo por los funcionarios de la
policía de la provincia de Santa Fe que intervinieron en el inicio del presente caso —
que, por lo demás, cumplió con las disposiciones pertinentes del Código Procesal Penal
de la Nación, en especial, los artículos 183, 184 y 230 bis— no puede ser reputada
inválida del modo en que lo ha hecho el a quo.
Corte:
Que conviene recordar aquí lo dicho por esta Corte, en el sentido de que el examen de
un proceso exige al juez valorar la concatenación de los actos de acuerdo con la sana
crítica racional y atendiendo a las reglas de la lógica (cfr. doctrina de Fallos: 310:1847 y
311:2045) y que esas reglas se verían alteradas si, como ha sucedido en este caso, se
anula un procedimiento como consecuencia de supuestas irregularidades cometidas
con anterioridad al único acto con efectiva injerencia en los derechos fundamentales
de los imputados.

Aplicando esa línea de razonamiento al examen de lo actuado en el sub lite resulta


que, como correctamente lo postulan los representantes del Ministerio Público, no hay
razón alguna que pueda dar fundamento a una prohibición constitucional de que las
fuerzas de seguridad que reciben información acerca de la comisión de un delito de
acción pública desarrollen las tareas de investigación que son propias de su función,
antes de transmitirlas a los magistrados encargados de la persecución penal.
Que, en virtud de lo dicho hasta aquí, la sentencia no cuenta con fundamentos
mínimos suficientes y, por lo tanto, obstan a su calificación como acto judicial válido en
los términos de la doctrina de la arbitrariedad.
Por ello, y lo concordantemente dictaminado por el señor Procurador Fiscal, se hace
lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto el
pronunciamiento apelado.
 Romero, Juan Carlos s/ Incidente de información sumaria:

En este fallo, la Corte declara que las inmunidades establecidas para


funcionarios, legisladores, y magistrados nacionales, se rigen por la ley
nacional, aun cuando el litigio se esté sustanciando en la justicia provincial. Por
eso, declara inaplicables las normas procesales penales locales que pretendan
regular esta cuestión.

El juez de instrucción entendió que era aplicable al caso la inmunidad de


jurisdicción establecida en los artículos 185 y siguientes del Código Procesal
Penal local, de modo que luego de practicar la información sumaria prevista en
esas normas, que incluyó un descargo voluntario del nombrado, resolvió
archivar el proceso por inexistencia de delito.

Apelada esta decisión por el Ministerio Fiscal, la Cámara de Acusación declaró


la nulidad de todo lo actuado por considerar que debió aplicarse el régimen de
inmunidades de la ley 25.320 por tratarse de un senador nacional. A
consecuencia de ello, la defensa de R. impugnó ahora esa decisión mediante la
interposición de un recurso de casación que, sin embargo, fue tratado y
rechazado, por mayoría, por la Corte de Justicia de Salta. [-]

Para decidir como lo hizo, el a quo, en prieta síntesis, consideró que el alcance
de la inmunidad de arresto —y no de jurisdicción— que la Constitución
concede en el artículo 69 a los diputados y senadores de la Nación se halla
regido por las disposiciones de la ley 25.320, cuya vigencia debe ser asegurada
frente al derecho público provincial en virtud del principio de supremacía
constitucional.

Contra este último pronunciamiento, la defensa interpuso el recurso


extraordinario federal cuyo rechazo motivó esta presentación directa.

En el escrito que contiene su impugnación, la defensa sostiene que deben


aplicarse al caso los artículos 185 y siguientes del Código Procesal Penal
provincial y no la ley nacional 25.320. Alega que la ley 25.320 es de naturaleza
procesal y rige exclusivamente para los casos dirimidos por tribunales de esa
jurisdicción, pues de otra manera se violarían las facultades reservadas a las
provincias. Agrega que las leyes que regulan los procesos judiciales locales son
específicas y no pueden tener otra fuente que la legislatura provincial.

No obstante, en lo que atañe al fondo de la cuestión, aprecio que el recurso


adolece de una adecuada fundamentación que permita rebatir la aplicación
que el a quo hizo de la ley 25.320, y que en principio aparece correcta, pues es
sabido que las inmunidades funcionales no están previstas en interés de la
persona, sino precisamente de la función (Fallos 327:4376, y sus citas) y tienen
por tanto el alcance que les confieren específicamente las normas que
establecen y regulan el contenido de la actividad funcional de que se trate. En
el caso, la función que se pretende tutelar (senador nacional) es propia del
gobierno federal y, como tal, se halla regida en su contenido por las reglas
pertinentes de la Constitución Nacional y por las leyes dictadas por el Congreso
de la Nación, concretamente, en lo que concierne a la inmunidad que aquí
interesa, por las disposiciones de la ley 25.320, reglamentarias de los artículos
69 y 70 de la Ley Fundamental.[-]

No resulta, por ello, procedente la pretendida aplicación de una norma


procesal penal de orden local para dirimir los alcances de las inmunidades que
le asistirían al senador R. en su condición de legislador nacional. Y por ello
mismo carece también de asidero la tesis del recurrente en el sentido de que la
ley 25.320 sólo regiría en los procesos sustanciados ante la justicia nacional y
federal. Más aun, en línea con lo expuesto, la citada ley es clara, y no deja
ninguna duda, en cuanto a que sus disposiciones se aplicarán “cuando, por
parte de juez nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se
abra una causa penal en la que se impute la comisión de un delito a un
legislador, funcionario o magistrado sujeto a desafuero, remoción o juicio
político...” (artículo 1°).

Por todo lo expuesto, opino que corresponde rechazar la queja.

 Sala, Milagros (Fueros Parlasur):

Declaró inconstitucional el art. 16 de la ley 27.120 que asimila a los


parlamentarios del Mercosur con los legisladores nacionales respecto a las
inmunidades, ya que solo es objeto de regulación de la Constitución, no siendo
competencia del legislador crear inmunidades allí no previstas.

 Sala, Milagros (Prisión preventiva):

La Corte afirma que la comprobación de que estén cumplidos los requisitos de


la prisión preventiva corresponde a los jueces de la causa, subrayando que los
jueces de grado son quienes están en mejores condiciones para evaluar (en
virtud de su mayor inmediatez) las circunstancias fácticas que pueden justificar
la detención cautelar de una persona no condenada.

 Rosenkrantz: Los jueces deben fundamentar la imposición de la prisión


preventiva de modo claro, con expresa referencias a las constancias de
la causa, y no deberán basarse únicamente en las características
personales del imputado, o las del hecho atribuido.
La prisión preventiva nunca puede ser la manera encubierta en
que el Estado castigue a quien está sujeto a proceso.

 A.C.J:

Confirma una prisión a un menor, exhortando al Poder Legislativo a que en un


plazo razonable adecue la legislación penal de menores a los estándares
mínimos de los tratados internacionales, reformando el vigente régimen, desde
1980, por la ley 22.278

 Principio de proporcionalidad: Debe existir un equilibrio entre la


reacción penal y sus presupuestos tanto en la individualización de la
pena, como en su aplicación judicial.
 Cualquier respuesta a los niños que hayan cometido un ilícito penal
debe ser en todo momento ajustada a su circunstancias como menores
de edad y al delito, privilegiando su reintegración a su familia y/o
sociedad.

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