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Ensayo como existencia o muerte

Que el ser humano exista implica que experimente, piense, comunique y cree, que se
relacione con otras formas existentes que lo rodean, que aprenda a trascender de sí mismo
hacia otro, que sea libre de decidir y actuar dentro del ambiente en el que está inmerso. Pero
que exista también le otorga la posibilidad de generar existencia. Posiblemente como respuesta
a una necesidad, que su intelecto permite satisfacer, el hombre produce esa nueva existencia
del ensayo.
El Ensayo en este caso, deriva de la necesidad comunicativa del hombre para difundir ideas,
como alternativa para realizar un ejercicio libre y personal de buscar el conocimiento y
trasmitir su punto de vista, sus experiencias y emociones1. Es una manera de entenderse
mutuamente, de establecer juicios personales, y conocer las habilidades y preocupaciones de
un autor.
Si hablamos, sin embargo, que el humano crea esas extensiones de su pensamiento como
vida, también puede hablarse de su poder destructivo y su facultad de causar muerte. La
muerte en el ensayo se entiende como esa extinción o culminación de un proceso de
manifestación del conocimiento, que se da por la aniquilación de la expresión propia, la
limitación de una rigidez esquemática y la inhibición de la creatividad. Este tipo de ensayo es el
que yo aprendí a realizar, repitiendo una estructura, escribiendo sobre unos conocimientos
reiterativos e impersonales, sin pensar auténticamente, y sin permitir al ensayo ser arte.
El desarrollo del arte en el ensayo implica que la causa eficiente (el artista) pueda expresar
por la causa material (de lo que está hecho su obra), la causa formal ( lo que hace que una
cosa sea lo que es y no otra, como los sentimientos durante la creación), y se dé a entender su
causa final ( el propósito que mueve al agente a actuar)2, por lo que sí la intención comunicativa
se ve coartada por el dogmatismo o la negación a sus experiencias, estaría condenado a la
destrucción de su esencia pura y quizá según se le considere objetivamente, a una existencia
vacía o a una muerte merecida. Entendido así la muerte como una no existencia, un opuesto
en contenido e intención de la libertad que debería constituir la forma del ensayo, y la pérdida
final de su intención última.

Vélez, J. A. (2000). El ensayo entre la aventura y el orden. Bogotá: Taurus.

M.Lobosco, E. B. (2010). Phrónesis Temas de filosofía. España: Vicens Vives.

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