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Capítulo 7

El fútbol americano es un deporte de contacto, dónde los golpes son el pan de


cada día para estos jugadores, que a pesar de las dolencias que estos pueden
ocasionar, les ayuda a fortalecer su agilidad, resistencia, fuerza, entre otras
actitudes físicas fundamentales para obtener la victoria... O eso diría una
persona que en verdad le importará y ese no es mi caso.

¿Qué es lo que veo aquí? Caos, puro y llano caos; una multitud de
neandertales que, a costa de su integridad física, llevan una pelotita de un
lado a otro ¿Para qué? Para obtener puntos y sentirse valedores por llevar a su
equipo al final del campeonato. En realidad, es una forma de mitigar la
violencia que existe en el interior del ser humano desde tiempos
inmemorables, porque claro, es mejor hacer un touchdown que darle una
golpiza a alguien en la calle. Lo que es irónico, ya que todos parecen querer
dejar la vida, con tal de obtener el balón, lastimando a otros para lograr su
objetivo ¿Cuál es la diferencia entonces? ¿Puedes partirle un hueso a alguien,
en medio del juego y no pasa nada, por "deportividad" pero en la calle si te
mandan a la cárcel?

¿A qué quiero llegar con esto? Nada, absolutamente nada, solo decir lo mucho
que odio este deporte (y el deporte en general) y que, me siento tan aburrido
que solo quería quejarme de algo para nivelar la balanza de mi frustración. En
este momento estaría haciendo algo mucho más interesante.

—Qué no se te vea que estás a punto de mandar todo al carajo—dice Ororo,


viéndome con una gran sonrisa, mientras en el fondo se escucha la algarabía
de los observadores del juego por un touchdown.

—No me voy a disculpar, sabes lo mucho que odio estas cosas— me asustó al
escuchar los gritos de nuevo—¿Recuérdame porqué vine a está mierda?

Ororo se acomoda su melena afro y me mira de lado sin dejar de sonreír.

—Porqué tu amigo Warren, te ha estado pidiendo por mucho tiempo que


vinieras a ver sus partidos, que por cierto sonríe que te está viendo.
Volteo el rostro hacia el campo y efectivamente, Warren está ahí mirándome,
así que le devuelvo una risa forzada que al final no tengo ni idea si fue bien
recibida o no, y que el vuelve a estar pendiente en el juego.

—Debo decir que esa fue la risa más patética que hayan visto mis ojos.

Le fulminó con la mirada y pongo una mano en mi mejilla suspirando


queriendo que esto se termine ya.

—Es que... ¿Qué le ven a esto? Son solo personas que van detrás de un balón
¿Qué tiene esto de interesante? —digo sintiendo como alguien a mi lado me
mira mal, yo lo ignoro eficazmente.

—Bueno... Son Alfas grandes y fuertes, sudados y agitados. No sé, Pietro usa tu
imaginación.

—Tu eres un Alfa, no deberías decir esas cosas.

—¿Y? Qué sea un Alfa no significa que no pueda disfrutar de la vista... Mira otra
vez te está mirando sonríe.

Le sonrió de nuevo de esa forma de extraña y luego miro a Ororo con molestia.

—¿Por qué debo sonreírle? ¿Acaso me convertí en un payaso sin darme


cuenta?

Otro grito hace mi corazón salte, lo que me hace revisar el pulsómetro en mi


muñeca "Pulsaciones por minuto 70" no es tan altas, pero, aun así, lo escribo
en la libreta que llevo conmigo desde hace 2 días que me reuní con el profesor
Logan. Muevo la cabeza para poder borrar la imagen de su rostro sonriente.

Miro de nuevo a Ororo, quien realizaba una expresión de curiosidad.

—Más tarde me tienes que contar sobre esto.

—¿Y si te cuento en este mismo instante?


—Claro... Lejos de aquí ¿Verdad?

Alboroto mi cabello en señal de frustración.

—¡Por favor Ororo! Todo esto me está poniendo de los nervios.

—Solo un poco más Pietro, harás muy feliz a Warren por tu infinita paciencia—
tono sarcástico y empieza a cantar con los canticos que hacen las porristas
moviendo sus manos como si tuviera pompones sin dejar de mirarme.

Le saco la lengua y ella se ríe como si le hubiera contado un chiste super


gracioso.

En ese momento se escuchan los gritos por una anotación hecha por el equipo
de la escuela, esta vez, por el ‘Angel’ Worthington como dice la voz
estrambótica del comentador. Frunzo el ceño sin saber de que rayos esta
hablando hasta que Ororo me mira con una sonrisa.

—Es Warren

Miro a Ororo haciendo una mueca con el rostro.

—¿Angel? —digo mirando hacia la cancha— Warren tiene todo, menos cara de
ángel.

Antes de que Ororo pudiera darle una respuesta, el tipo a su lado, quien al
parecer estaba cansado de escuchar mis habladurías me dice lo siguiente:

—¡Pero que dices! A Warren no se le dice ángel por su carita, sino por su
increíble patada que puede llevar el balón cerca al cielo. Como un ángel,
marcando Field goals para los dioses.

Mire a este tipo como si le hubieran salido dos cuernos en su cabeza,


pensando en lo poco que me importaba como llamaban a sus jugadores, es
más ¿Por qué no simplemente le llaman por sus apellidos? Para eso están
impresos en la parte de atrás de sus camisetas. Tanta perdida de tinta, para
que los fanáticos se inventen nombres porque se les da la gana. Y yo, ni corto
ni perezoso le dije mi humilde opinión al tipo a mi lado. El parecía que iba a
explotar por la rabia que le provoco mi comentario.

—Pero que idiota eres ¿A quien le importa eso?

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