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Abril: Mes de la

convivencia escolar

Convivencia Escolar
Reflexiones en torno al desafío de ser comunidad

La convivencia escolar ha sido definida como el conjunto de las interacciones y relaciones que
se producen entre todos los actores de la comunidad, abarcando no solo aquellas entre
individuos, sino también las que se producen entre los grupos, equipos, cursos y
organizaciones internas que forman parte de la institución. Incluye también la relación de la
comunidad escolar con las organizaciones del entorno en el que se encuentra inserta (PNCE,
2019).

Tiene la característica de que se da en un contexto cotidiano, del día a día, ya que se genera en
las interacciones que se producen en la mayoría de las instancias escolar como actos, recreos,
horario de clases, reuniones de apoderados, asambleas generales, actividades extra
programáticas, en los furgones o transportes escolares, etc. Por ello, no podemos desconocer
su carácter de permanente por que está relacionada a toda la vida escolar. Por otra parte, es
dinámica, lo que significa que se construye y modifica y, como si eso fuera poco, se ve
influenciada por las emociones, sentimientos y estados de ánimo de las personas, entre otros
aspectos.

Si miramos la Política Nacional de Convivencia Escolar, nos daremos cuenta que la gestión de
esta área es un proceso colaborativo, es decir, no debería estar a cargo de una sola persona o
de un solo equipo, ya que requiere el esfuerzo mancomunado de los diferentes estamentos
que son parte del establecimiento. Cuando eso se comprende y se logra articular es posible dar
un paso sólido hacia el diseño, implementación y evaluación de las políticas, acciones,
prácticas y actividades que se requieren para avanzar en la construcción cultural de un
paradigma que, como establecimiento, será único y característico (diferente a cualquier otro).

Por otra parte, si miramos la complejidad de las relaciones interpersonales sabremos que para
construir una sana convivencia escolar no existen herramientas mágicas ni inmediatas; es un
trabajo sistemático, que requiere estar en constante revisión y actualización. Sin embargo, la
mayor y mejor pista que tenemos a nuestro favor es que la convivencia escolar posee un
carácter formativo, lo que significa que “…a convivir se aprende principalmente conviviendo, por
lo que los establecimientos educacionales son verdaderas escuelas para aprender a vivir
juntos”(PNCE, 2019) y, con la evidencia científica que existe hoy en día, sabemos que la
estrategia debe apuntar al desarrollo de habilidades socio emocionales, ya que estas impactan
positivamente en el clima social escolar.

Efemérides 2023
Por lo tanto, si deseamos definir una estrategia de intervención o queremos complementar el
marco teórico de la gestión de la convivencia escolar, podemos considerar como referente el
centro Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning (CASEL, 2011), que nos
propone 5 grupos de competencias para el aprendizaje socio emocional:

• Conciencia de sí mismo.
• Conciencia social.
• Toma responsable de decisiones.
• Autorregulación.
• Manejo de relaciones.

Y a su vez, si realizamos un ejercicio de revisión más acucioso, nos daremos cuenta que dichas
competencias se pueden relacionar con los ejes formativos de nuestro Programa de
Afectividad y Sexualidad y, más aún, que podemos vincular el curriculum a través de los
objetivos de aprendizaje transversales (OAT). Entonces, el llamado es a poder mirar la evidencia
y plantearnos el desafío de realizar un trabajo articulado que nos permita actuar desde la
coordinación de los diferentes elementos, logrando robustecer nuestro plan de trabajo en el
área de formación integral.

En nuestro trabajo cotidiano, podemos ser sumamente eficaces en revisar los instrumentos de
gestión, en planificar actividades motivantes y atractivas para las clases de orientación, en
proponernos celebrar el “Mes de la Convivencia Escolar” como una estrategia formativa y una
gran lista de acciones que pueden hacernos sentir que el trabajo es consistente, pero que, aún
así, se siguen presentando situaciones de crisis, de acoso escolar o de violencia.

En ese caso, no podemos perder de vista que existen características que favorecen situaciones
de violencia dentro del contexto escolar y que deben abordarse con una mirada más amplia
para definir una estrategia de abordaje que incorpore, por ejemplo, algunas redes asistenciales;
es decir, abrirnos hacia el sistema social inmediato que rodea al establecimiento.

Algunas características a considerar son (Milicic N., Aron A. 2017):

• Concepción autoritaria de la educación.


• Rigidez excesiva en el concepto de jerarquía.
• Sistemas disciplinarios y más centrados en las normas que en las personas.
• Sistemas de control predominantemente coercitivos.
• Escasos mecanismos de reconocimiento positivo.
• Concepción unidireccional de las relaciones de respeto.
• Concepción de la obediencia que no deja espacios para la divergencia.
• Sistemas escolares que evitan la ventilación de los conflictos.

Efemérides 2023

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