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UAI (UNIDAD D EATENCIÓN INTEGRAL)

La escuela de
todas y todos
JULIANA PALACIO
Carlos vivía en una ciudad muy colorida, llena de
formas, texturas y olores. Las personas allí eran
figuras con todas las líneas y curvaturas diferentes,
pareciera que allí todos y todas podrían encajar, pero,
Carlos, con su peculiar forma curva y recta a la vez,
sentía que no era parte de su ciudad y su escuela.
A su escuela, asistía como los demás y
aunque todos allí eran diferentes, Carlos
sentía que no lograba encajar, pues sus
compañeros y compañeras tendían a encajar
mejor con siluetas rectas pero su forma
curva no se lo permitía, al menos no de
manera cómoda.

Tenía una forma peculiar y


única que no se parecía a las de
sus compañeros. Era curvo y
con esquinas rectas y no
encajaba perfectamente en los
espacios cuadrados que todos
solían utilizar
A veces, Carlos se sentía triste
y excluido. Quería jugar con los
otros niños y niñas, pero su
forma hacía que se sintiera
como un rompecabezas
perdido, por lo que muchas
veces deseo cambiar su figura,
tratando de hacer rectas sus
curvas.
Un día, mientras Carlos
amarraba sus curvas a una
ventana para tirar de ellas y
hacerlas más rectas, escucho
como una maestra nueva les
decía a los demás maestros “no
son las líneas de los niños y
niñas las que debemos
cambiar, son los moldes y los
espacios rectos los que
tenemos que modificar”

Ese día algo cambio en Carlos, la maestra


tenía razón y él se encargaría de
demostrarlo.
Carlos se acercó a esta maestra y le propuso una idea.
Quería organizar una actividad con toda la comunidad
educativa, para demostrar que todos podían encajar,
sin importar su forma. Juntos, Carlos y su maestra
planificaron una actividad de deconstrucción.
Cada niño y niña recibió una hoja de papel y se les
pidió que cortaran una forma que les representara.
Había triángulos, círculos, rectángulos y cuadrados.
Todos los niños estaban emocionados y comenzaron a
construir diferentes estructuras.
Carlos se acercó a un grupo de niños que estaban
construyendo una torre con bloques cuadrados. Les
mostró su forma curva y les explicó que también
podía ser parte de la torre. Con un poco de creatividad
y trabajo en equipo, los niños encontraron la manera
de crear una estructura completamente innovadora.
Pronto, todos los niños comenzaron a darse cuenta de
que la diversidad de formas les permitía construir
estructuras aún más interesantes y hermosas.
Cuadrados, triángulos, círculos, curvas, medio curvas,
y todas las figuras de la escuela, se unieron para crear
algo completamente nuevo.

Siempre había estado allí, pero nunca se había unido.


Los maestros, maestras y directivos, empezaron a
cambiar los moldes de la escuela, generando líneas
amplias en las que cualquier figura pudiera encajar.
Las familias, empezaron a idear juegos multilíneales y
curvos para realizar en casa. Finalmente, todos los
actores se reunieron en un mismo espacio, tan ancho
que la forma no importó, todos cabían allí. Y aunque
parezca que todo esto surgió en un día, la verdad es
que aún están caminando hacía la escuela “de todos y
todas”.

¡Colorin colorado, este cuento no ha acabado!


Así como la escuela de Carlos, ¿Te has imaginado una
escuela donde todas las formas posibles sean
bienvenidas? ¿Dónde todos y todas puedan participar
de las actividades? ¿Una escuela donde los
aprendizajes no sean privilegios de algunos y las notas
frenos de muchos? ¿Una escuela donde se pueda
abrazar la diversidad y gritar “AQUÍ CABEMOS
TODOS”? Pues la UAI (Unidad de Atención Integral) no
sólo se la imaginó, lleva 18 años tratando de
conseguirla, transformando espacios, escuelas y a sí
misma, para, pasito a pasito, miguita a miguita,
transformar las escuelas y que estas desde su
autonomía se constituyan en una escuela para todos y
todas.

SEGUIREMOS SOÑANDO Y CAMINADO HACÍA ESA


ESCUELA, ES UNA PROMESA.

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