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Si le haces una promesa a Dios, debes apresurarte a cumplirla. Al igual que la obediencia retrasada es
desobediencia, una promesa retrasada es una promesa incumplida. Eclesiastés 5:4 lo dice
claramente: “Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla” (NTV).
Otra promesa a cumplir es huir rápidamente de la tentación.
La Biblia dice claramente qué hacer con la tentación: “Huye de todas esas maldades” 1 Timoteo 6:11 (NTV).
Así es. Cuando te sientas tentado a hacer algo autodestructivo o deshonroso para Dios, debes salir de la
situación rápidamente.
¿Qué es lo que no debes hacer? No discutas con la tentación. No luches contra eso. ¿Por qué? Porque vas
a perder.
Si estás viendo algo en la televisión que te tienta a la lujuria, cambia el canal. Si estás luchando con el
alcohol, aléjate del bar.
Una tentación específica que la Biblia nos dice que huyamos en 1 Corintios 10:14, es la adoración de
ídolos.
“Espera un minuto”, me podrías aclarar. “Yo no tengo ídolos en mi casa”. Permíteme preguntártelo de
otra manera: ¿a qué persona o cosa idolatras? ¿éxito? ¿belleza? ¿un atleta o deporte favorito? ¿una
celebridad? ¿redes sociales?
Cualquier cosa que pongas antes que a Dios es un ídolo. Hoy en día pocos de nosotros tenemos ídolos
de piedra o figuras de madera. En cambio, llevamos a nuestros ídolos en nuestras billeteras, los vemos
en la televisión o los estacionamos en nuestras entradas.
No importa cuáles sean tus ídolos y cuáles sean tus tentaciones, la estrategia es clara: huye. No
discutas. No pelees. Corre. Si no quieres ser picado por las abejas, aléjate de la colmena.
Así que al entrar en este nuevo año, resuelve hacer dos cosas rápidamente. Mantén tus promesas a Dios,
y aléjate de la tentación.