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TALLER DE LECTOESCRITURA ACADÉMICA

3ERA EVALUACIÓN
CURSO 2022
Eugenia Rochón

EL LENGUAJE JURÍDICO DEL SIGLO XXI:


Hay una insatisfacción universal con la complejidad del lenguaje jurídico. Para alcanzar una
comprensión adecuada de estos textos, se necesita una buena formación lingüística del jurista, y una
formación jurídica del ciudadano. Se ha buscado en los últimos años la forma de minimizar el
hermetismo de la redacción jurídica. Hay dos paradojas relacionadas a este lenguaje; la paradoja del
objeto, entendida como ese desajuste entre el lenguaje jurídico y gran parte de los receptores de estos
documentos; la paradoja del contenido, referida al procedimiento que emplean los juristas para alcanzar
la máxima precisión lingüística, pero que causa complejidad y ambigüedad en el documento, es
denominada también “falsa precisión” y se relaciona con los principales defectos encontrados en estos
textos. Por estas problemáticas, se ha intentado modernizar el lenguaje jurídico.
En esta modernización se busca acercar a los ciudadanos al lenguaje que tradicionalmente ha sido
complicado para estos. Han fracasado enormemente, en parte quizá porque la modernización
transformaría el lenguaje jurídico, dejando de ser especial, y pasando a ser común y corriente. Es decir,
eliminan la esencia de este lenguaje.
La falsa precisión, o la paradoja del contenido como máximo problema del lenguaje jurídico. Existen
cuatro tipos de anomalías o problemas en los textos en general. Deben de ser evitadas para no
complejizar aún más los textos jurídicos. La redacción descuidada, que no sigue las normas ortográficas
y gramaticales; la redacción complicada, que contiene demasiadas oraciones subordinadas, y se vuelve
tan entrelazado que el receptor no entiende la idea, y es el principal defecto contenido por los textos
jurídicos; la redacción confusa, también muy vista en los textos jurídicos (principalmente la
ambigüedad), por contener demasiados conceptos especiales, o por complejizarlos agregando ideas o
puntos que no son necesarios, y solo complican más la comprensión; y por último, la redacción
pretensiosa, que ofrece más información de la demandada por el lector. Por lo general no aparecen en
estado puro. La redacción descuidada no es un problema en los textos jurídicos, sino más bien en lo
cotidiano. Por el contrario, el problema está en un exceso de complejidad innecesario, pues con una
mayor simpleza se lograría explicar la idea con el mismo resultado, e incluso pudiendo ser más
comprensible.
La falsa precisión tiene varios fenómenos, algunos de ellos son: el abuso de la subordinación, por buscar
la mayor precisión en sus oraciones, acaban por crear párrafos extensísimos; las referencias
injustificadas al masculino y al femenino, generando grandes dilemas a los que la ambigüedad y
apertura pueden dar lugar; la continua referencia a lo ya aparecido en el discurso, que en lugar de generar
precisión, como en muchos casos se intenta, solo genera más ambigüedad; y las palabras a las que se
dota de significados impropios, se huye de la vaguedad, pero se cae en la pedantería.
En conclusión, para que esta modernización sea posible, se deberá articular en dos ejes: el de lo
lingüísticamente correcto, y el de lo estilísticamente elegante. Y, además, pasar de la teoría, a la práctica.
Bibliografía:
Barboza, F., (coordinadora) Parentini E.(coordinadora). (2019). Estilo APA: Guía con ejemplos y
adaptaciones para Uruguay. Grupo APA Uruguay. Montevideo. Recuperado de:
https://n9.cl/kor3f
González Salgado, J. A., (2009). El lenguaje Jurídico del Siglo XXI. Themis, 57, 235.-245.
Recuperado de https://n9.cl/xsb1e

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