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El Tribunal para decidir observa:

El artículo 1.196 del Código Civil establece:


La obligación de reparación se extiende a todo daño material o moral causado por el acto ilícito.

El Juez puede, especialmente, acordar una indemnización a las víctimas en caso de lesión corporal, de
atentado a su honor, a su reputación o a los de su familia, a su libertad personal, como también en el
caso de violación de su domicilio o de un secreto concerniente a la parte lesionada.

El Juez puede igualmente conceder una indemnización a los parientes, afines o cónyuge, como
reparación del dolor sufrido en caso de muerte de la víctima

.
Por su parte, el artículo 54 de la Ley de T.T. vigente para el momento de la ocurrencia del
accidente establece que “...El conductor, el propietario del vehículo y su empresa aseguradora
están solidariamente obligados a reparar todo daño material que se cause con motivo de la
circulación del vehículo...”
Sobre esta materia, el tratadista venezolano J.M.-Orsini, en su obra “La responsabilidad civil
por hechos ilícitos” (Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas, Caracas/2001, Pág.33),
dice lo siguiente:
“Al respecto, en la doctrina a la que supone afiliado nuestro Código Civil se suelen clasificar
los daños morales en daños morales que afectan la parte social del patrimonio moral de la
persona (los que algunos llaman “daños a la vida relación”: atentados al honor o a la
reputación, daño estético, etc.) y daños morales que afectan exclusivamente la parte afectiva
del patrimonio moral, caracterizándose estos últimos por consistir únicamente en un estado de
ánimo (aflicción, resentimiento, ansiedad, preocupación) o en dolores físicos”.
Ahora bien, en el presente caso, la correcta aplicación para el establecimiento del daño moral
en estos casos, acorde con el artículo 1.196 del Código Civil, correspondía a la parte actora
alegar y probar los supuestos de responsabilidad por hecho ajeno previstos en el artículo
1.191 del código civil, o por guarda de cosas, prevista en los artículos 1.191, 1.192 y 1.194
ejusdem, sin embargo en el caso de autos el demandante se limitó a demandar la cantidad
por daño moral la cantidad de Trescientos Mil Bolívares (Bs. 300.000.oo), ‘ya que el siniestro
afecta su esfera moral puesto que ha sido excesivo, exagerado el atentado contra sus
expectativas, esperanzas y proyecto de vida (prestaciones de servicios a terceros por ser un
camión con uso de carga), al encontrarse activo trabajándole a distintas personas (públicas y
privada) y ahora el demandante s encuentra inactivo, privado de los proyectos de vida de la
solvencia moral y profesional que deriva de la condición de persona comerciante que en una
sociedad nace, crece laboralmente/ profesionalmente sano pero que el hecho ilícito del
conductor de la demandada lo hizo desigual económicamente y afectivamente; y por, la mala
fama que el demandante se ha expuesto ante conocidos, familiares y amigos, esto es, que el
bien moral del que se le ha privado, los daños que le ha causado el conductor del vehículo de
la propietaria del vehículo, son específicamente internos, su honor y su reputación y aflictivos,
los cuales han sido manchados dentro de la sociedad venezolana’.
Además, como quedó probado, el conductor del vehículo propiedad del demandado tiene su
grado de culpabilidad en un cincuenta por ciento (50 %) en la generación del accidente por
circular con el vehículo a exceso de velocidad.
En tales razones, no ha lugar a la pretensión de daño moral reclamado contra la parte
demandada y la tercera llamada a juicio Seguros Los Andes, C.A.

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