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Primeras aproximaciones a la Epistemología

Una aproximación a la Epistemología como teoría sobre la posibilidad de conocer

¡Hola a todes! 

Nos encontramos en esta primera clase para compartir una dinámica expositiva y reflexiva sobre la
epistemología del arte y su objeto de estudio. 

Encontrarán diferentes lecturas y materiales complementarios que irán ampliando lo que se expone
durante el desarrollo de este encuentro. La idea es abordar varias cuestiones alrededor del campo de
estudio de la epistemología y comenzar a plantear un vínculo de esta con el arte.

Una buena manera de abrir el juego de investigación es con preguntas. Las preguntas funcionan en
el campo de la reflexión como orientadoras para la acción, como recortes para profundizar con
mayor detalle sobre una problemática en particular. En nuestro caso podemos comenzar con las
siguientes:

¿Qué estudia la epistemología? 

¿Cuáles son las principales líneas epistemológicas que existen y cuáles son los debates más
destacables de éstas? 

¿Qué aportes le da la epistemología al estudio del arte? 

Claro está que aquellas son preguntas amplias y complejas. Lo suficiente para que vayamos
desovillando el hilo de Ariadna (++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++le
dio a Teseo para escapar del laberinto).durante este cuatrimestre. Este hilo nos servirá para poder
guiarnos en el camino (laberíntico) del estudio de las condiciones del conocimiento y su vínculo
con el arte. Son preguntas que además nos permiten obtener una primera dirección (o sentido) que
tomaremos para entender las funciones, roles y problemáticas del arte en nuestra contemporaneidad
en su vínculo con el conocimiento.

De hecho, para toda esta asignatura les propongo la metáfora del hilo de Ariadna como
organizadora de nuestro recorrido por los temas que tenemos que tratar. Ariadna con el hilo que le
da Teseo nos plantea un Sapere aude (atrévete a saber), nos invita a ingresar en los confines de un
laberinto riesgoso y misterio, con solo la certeza de que, tejiendo, elaborando tramas que se sueltan
y se unen, se interconectan, se producen una intersección entre ellos, iremos conectando el camino
que efectivamente nos lleve al encuentro de aquello que queremos conocer, que en este caso es
la reflexión del arte como una forma de conocimiento válido. 

Seguramente recuerdan que en el mito, el hilo que Ariadna le otorgó a Teseo le permitió guiarse en
el laberinto del Minotauro, un recorrido que además tiene dos sentidos: uno consiste en ingresar al
laberinto y hallar la fuente de los problemas, nuestro Minotauro, la otra es poder salir de la
complejidad de caminos propuestos en el laberinto. Nuestro ingreso no será para derrotar un
monstruo mitológico, sino para ir tejiendo líneas argumentales en donde el arte aparece como
nuestro objeto y su relación con la verdad y validez como nuestra variable. En el camino
encontraremos autores que lo han ubicado más o menos cerca de la misma lo que nos permite
pensar en el trazado de una disciplina específica que articule al arte y la epistemología.

Les dejo como material complementario una conferencia de Francisco Jarauta en donde expone


algunas cuestiones alrededor de esta metáfora del laberinto. Es una conferencia de una hora que
recomiendo que la puedan ver cuando tengan un tiempo no sólo por cómo expone la cuestión de la
metáfora que nos acompañarán sino que desarrolla varios elementos alrededor del conocer. Por otra
parte nos ayuda a introducirnos a una de las grandes aproximaciones que trabajaremos en esta
asignatura que es el arte como metáfora. 

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Algunas cuestiones más sobre el laberinto. Jorge Luis Borges ha sido uno de los escritores que ha
imaginado laberintos complejos e inescrutables como símbolos de una búsqueda fatal. Como nos
dice en el cuento El inmortal perteneciente al Aleph "un laberinto es una casa labrada para
confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin".
Sin embargo, el laberinto es una potencia que invita a actuar, a recorrerlo para comprender su
lógica, sus recovecos, a trazar un posible camino en la búsqueda de un núcleo que permita salir de
él, renovados por los juegos.
Unos de los laberintos más conocidos es el del Minotauro, laberinto sobre el cuál han vuelto una y
otra ves diferentes autores. Continuado con Borges, este se ha referido en numerosas ocasiones al
mito. Lo podemos ver en los rastros de alusiones que deja en su poema el Laberinto de la
colección Elogio de la Sombra.

No habrá nunca una puerta. Estás adentro

y el alcázar abarca el universo

y no tiene ni anverso ni reverso

ni externo muro ni secreto centro.

No esperes que el rigor de tu camino

que tercamente se bifurca en otro,

que tercamente se bifurca en otro,

tendrá fin. Es de hierro tu destino

como tu juez. No aguardes la embestida

del toro que es un hombre y cuya extraña

forma plural da horror a la maraña

de interminable piedra entretejida.

No existe. Nada esperes. Ni siquiera

en el negro crepúsculo la fiera.

Concepción de Epistemología
En el campo de estudio de la filosofía tradicionalmente se han reconocido ramas o clasificaciones
que abordan diferentes problemas: metafísica (u ontología), lógica, ética, estética y epistemología,
son algunas de ellas. De aquellas, la que nos interesa en tanto que formula teorías sobre la
posibilidad de conocer es la epistemología. Cuando hablamos de conocimiento, la pregunta inicial
es siempre si existe la posibilidad de fundar una creencia verdadera, lo que conlleva que, si
podemos conocer algo, ¿cómo podemos estar seguros de ello? Por ello, la principal problemática
que mueve a la epistemología es la naturaleza del conocimiento.
Una definición condensada de epistemología la encontramos a continuación:

Les comparto además una definición de Jean Piaget. El autor considera que la Epistemología
como "el estudio de la constitución de los conocimientos válidos, sin olvidar que el término
constitución abarca simultáneamente las condiciones de accesión y las condiciones
propiamente constitutivas”.

De aquellas definiciones podemos encontrar algunas precisiones: una de las cuestiones centrales
que la Epistemología tiene para definir es si el conocimiento es mero registro, por parte de un
sujeto, de datos ya organizados en el exterior o si, en cambio, es el sujeto el que interviene
activamente en la organización de esos conocimientos. Esto no es una cuestión menor ya que
implica reconocer cuál es la naturaleza del conocimiento humano, es decir, si sólo son los sentidos
los que intervienen o existen estructuras internas que permiten conocer algo del mundo. En este
sentido y siguiendo a Piaget, las pistas sobre cómo considerar conocimiento tendría una lógica
genética, es decir la epistemología rastrea los pasajes de un estado de menor conocimiento a otro
mayor, no es tanto el qué sino el cómo se conoce, cuáles son las condiciones de su posibilidad. De
es manera, la epistemología se dará a la tarea de tratar de saber cómo se adquiere el conocimiento y
cómo podemos estar seguros de que sabemos algo.

Juan Samaja, un epistemológo argentino muy importante, considera que este campo de estudios se
preocupará de “los mecanismos inferenciales que permiten sintetizar las observaciones y la teoría”
(Samaja, 1999, pág. 53) planteando de esta manera otro problema central de la epistemología: las
cuestiones de derecho, es decir, aquello que permite al sujeto estar seguro de que lo que afirma es
válido. 
Por su parte, también podemos mencionar como orientación sobre los problemas que debemos tratar
si queremos realizar epistemología algunas preguntas que formula Jan Wolenski y sintetizan muy
bien la aproximación que haremos cuando vinculemos el arte con esta disciplina filosófica: 

• ¿Qué es el conocimiento? 

• El conocimiento, ¿está basado en los sentidos o en la razón? 

• ¿Podemos tener certeza de algo? 

• ¿Qué es la verdad? 

• ¿Hay límites para lo que podemos conocer? 

Cuestiones de límites

Planteadas estas primeras preguntas generales y antes de continuar con un recorrido por la
constitución de la epistemología como campo de estudio y los problemas que estudia, vamos a
hacer una breve detención en nuestro camino con un ejemplo sobre la cuestión de que si es posible
conocer algo.

Supongamos que tomamos la vía del escepticismo radical. Si esta es nuestra opción, no tendría caso
formular una epistemología. Por el contrario, el escepticismo plantea la imposibilidad de conocer
algo. Jonathan Dancy en su Introducción a la epistemología contemporánea nos da tres ejemplos
que escepticismo que son interesantes enumerar aquí y que atañen a cuestiones de cuál es la trama
realidad, cómo podemos asegurar que algo es verdad por tanto de cómo podemos estar seguros de
que podemos conocer, cuál es el funcionamiento de nuestra mente y de qué forma construye
significados. 

Tomaremos uno como ejemplo que es el famoso experimento mental del cerebro en una cubeta. En
un planteo similar al que aparece en la película Matrix, este experimento señala que no hay nada
que nos pueda asegurar que no somos unos cerebros conectados a una computadora que se
encuentran flotando en un líquido dentro de un gran laboratorio. A su vez, nuestros cerebros están
controlados por un científico que nos introduce mediante intrincados mecanismos de programación
diferentes vivencias en nuestras vidas (para Darcy este científico puede ser bondadoso o maléfico,
según como cada uno quiera elegir, aunque uno tiende a inclinarse por esta última opción). Este
experimento mental, en un punto algo terrorífico propio de las películas de ciencia ficción, nos
invita a pensar que nuestras experiencias, es decir en el campo de lo empírico, no podrían
devolvernos la posibilidad de conocer que estamos en un laboratorio ya que estaríamos viviendo en
una permanente realidad virtual. 
Hillary Putnamm dice que esta situación suscita la pregunta sobre ¿Cómo podemos saber que no
nos encontramos en esta situación habitando una simulación? Este un punto para volver a leer en
este tono de límites difusos, entre el sueño y la realidad, el cuento de Cortazar La noche boca
arriba que les dejo en la carpeta con los materiales de la clase. Tomar el camino del escepticismo
radical no es la mejor vía para construir una epistemología.

Como vemos la cuestión de zanjar cuales son las condiciones para estar seguros que conocemos
algo es complejo.

Algunas cuestiones históricas de la reflexión sobre el conocimiento

Las reflexiones sobre el conocimiento y la posibilidad de él ya aparecen en los textos de Platón y


Aristóteles, aunque la especificidad como rama de la filosofía la adquiere en el siglo XVII y XVIII,
con los trabajos de Descartes, Locke, Berkeley, Hume, Leibniz y Kant, entre otros. Primeramente,
es interesante abordar las primeras reflexiones sobre el conocimiento en la Antigua Grecia que han
marcado líneas para el pensamiento contemporáneo. Si nos vamos más atrás en el tiempo ya en las
reflexiones de Parménides y Heráclito encontramos referencias a la forma en que conocemos el
mundo y de las aproximaciones conceptuales que nos permiten estar seguros de que conocemos
algo. El primer criterio para el establecimiento de una reflexión sobre el conocimiento, sobre la base
de Sócrates, lo da Platón con su Topología que jerarquiza los lugares que ocupan los saberes en
orden ascendente: la doxa serían las creencias y opiniones, la episteme que es un conjunto de
creencias que necesitan ser justificadas, y, por último, la filosofía que se ocuparía del saber
reflexivo más general como la indagación por el Bien, el Ser y la Verdad. 

La noción griega de episteme abarca nuestra idea de ciencia moderna dado que Platón considera
este conocimiento como una creencia verdadera y justificada. Esta cuestión anterior inmediatamente
nos remite al problema central de la Epistemología que planteábamos: la justificación racional de
los conocimientos que aspiran a la verdad, o, en otras palabras, a la cuestión de la legalidad del
conocimiento científico como el fundamento que nos permite decir que algo es verdadero. La
noción griega de episteme supone entonces un acto comunicativo, un “dar a conocer” los
fundamentos sobre los que se asienta la validez de una afirmación y es precisamente sobre esta
distinción platónica que se puede establecer los orígenes de la concepción moderna de ciencia y
como el punto de partida de la reflexión epistemológica. La episteme es un saber de doble
referencia ya que debe tener una referencia a la realidad (praxis) y por otra parte estar insertos en un
sistema cognoscitivo en conexión con otros saberes. Recordemos que aquella concepción, es
consecuente con la teoría de la bipartición del mundo de Platón donde el mundo sensible
correspondería al mundo de las apariencias mientras que el de las ideas sería la Realidad misma y
en donde encontraremos la verdadera fuente del conocimiento que nos pone en la senda de la
verdad. 

Esta teoría aparece explicada claramente en la alegoría de la caverna presente en la República de


Platón. Es una forma de explicar nuestro estado de situación frente al conocimiento. Prisioneros de
la doxa sólo contemplamos unas sombras a las que equivocadamente le asignamos el estatuto de
realidad cuando en verdad esta se encuentra cuando finalmente podemos desprendernos del
cautiverio mediante el conocimiento verdadero que es la contemplación de las Ideas o Formas
ideales. En el esquema platónico sobre el mundo podemos ubicar en el escalón más bajo al mundo
sensible lo que cual produce automáticamente un rechazo a todo aquello que se juega al nivel de los
Les propongo repasar el mito de la caverna que Platón expone en La República a partir de una
escena de la serie Merli. 

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Esta concepción es la que les constaría a los artistas el destierro de la República ideal. Para Platón
había dos formas de episteme: podía ser intuitiva, que nos permitiría acceder al Bien, o discursiva,
modelada por las Matemáticas. De ambas consideró a la primera como la más importantes ya que la
fuente del verdadero conocimiento era el alma humana, inmortal, y que permite por reminiscencia
acceder a un conocimiento del mundo de las Ideas. Conocer es anamnesis, es decir, recordar el
acceso directo que el alma tenía con el mundo de las Ideas. Platón ilustra esto en el diálogo Menón,
cuando este le pregunta a Sócrates sobre la virtud. Expondremos a continuación unos fragmentos en
donde aparece planteada la cuestión del conocimiento en término de la reminiscencia de una Idea:

Menón— ¿Me puedes responder, Sócrates si la virtud es enseñable?, ¿o no es enseñable, sino que
más bien se alcanza por medio de la práctica?, ¿o ni se alcanza por medio de la práctica ni puede
aprenderse, sino que aparece en los hombres de manera natural o de alguna otra manera? (Men.
70a1-4). 
Sócrates— […] De hecho, Menón, yo también me encuentro en este mismo caso [que el resto de los
atenienses]: comparto la penuria de mis conciudadanos en este asunto y me reprocho por no tener
absolutamente ningún conocimiento acerca de la virtud. Y de lo que ignoro qué es, ¿de qué manera
podría llegar a saber cómo es? O crees que pueda haber alguien que desconozca absolutamente
quién es Menón y sea capaz de saber si es bello, o si es rico y además noble, ¿o si es todo lo
contrario?, ¿te parece que es posible? (Men. 71b1-8) […] 
Sóc.— Si justo después de esto preguntara: «¿qué afirmas que es aquello precisamente en lo que
en nada se diferencian, y en lo que son todas iguales?» ¿Podrías responderme algo? 
Men.— Podría. 
Sóc.— Pues lo mismo sucede con las virtudes. Aunque sean muchas y de todo tipo, todas tienen una
misma forma, gracias a la cual son virtudes, y es hacia ella a donde ha de colocar su atención
quien responda a la pregunta y muestre, efectivamente, qué es la virtud (Men. 72c1-d1). […] 
Sóc.— [i] Así pues, al ser el alma inmortal y [ii] al haber nacido muchas veces, y visto todas las
cosas, tanto las de aquí como las del Hades, [iii] no hay nada que no haya aprendido; [iv] de
modo que no hay de qué sorprenderse si es posible que recuerde, tanto acerca de la virtud, como
acerca del resto de las cosas que, sin duda antes también conocía. [v] Así, puesto que la naturaleza
es toda congénita de sí misma, y [vi] puesto que el alma ha aprendido todo, [vii] nada impide que
aquel que recuerde una sola cosa –eso que los hombres llaman aprendizaje–, descubra él mismo
todo lo demás, [viii] si es valiente y perseverante al buscar. En efecto, buscar y aprender son tan
solo reminiscencia (Men. 81c5-d4)

Arte y conocimiento: una relación compleja

Podemos así introducir la pregunta central que nos acompañarán durante la cursada:

¿Qué elementos nos permite pensar que es posible hablar del arte como conocimiento?, o, en
otros términos, ¿Cuáles son las condiciones para decir que el arte es un conocimiento válido?

Para esta apartado vamos a señalar algunas cuestiones destacables la Introducción de Harold Klinke
del libro Art Theory as Visual Epistemology. En este texto sobre todo se plantea la cuestión de la
naturaleza de la imagen mental y si es posible que esta sea epistémica, es decir, que ofrezca algún
tipo de conocimiento. Les dejo aquí la siguiente cita para pensar extraída de ese texto:

“La cuestión de si el arte tiene algún valor epistémico es una vieja cuestión en la filosofía del arte.
Mientras que muchos artistas contemporáneos, críticos de arte y los historiadores del arte responden
afirmativamente a esta pregunta, muchos filósofos siguen siendo escépticos. Si el arte tiene un
significado epistémico entonces tiene que contribuir a nuestra búsqueda de lograr nuestro más
básico objetivo epistémico, a saber, el conocimiento. (...) Para aferrarse al valor epistémico del arte,
uno tiene tres opciones:
(a) rechazar los análisis recientes del conocimiento que hacen que el valor epistémico del arte
cuestionable, 
(b) aceptar los análisis recientes del conocimiento pero argumentar que son compatibles con el valor
epistémico del arte, o 
(c) encontrar otra objetivo epistémico (además del conocimiento) y mostrar que el arte es una ayuda
significativa en la consecución de este objetivo.
Allí estará centrada la tarea de la epistemología del arte, en desanudar aquella pregunta para pensar.

Si consideramos la aproximación que Platón hiciera sobre el conocimiento, está claro que el arte no
entraría como un elemento que ofrece una información sobre el mundo real (que para Platón era el
mundo de las ideas). Por lo que el arte, por el contrario, nos aleja del conocimiento en una especie
de espejismo donde lo que hace es duplicar la apariencia. Esta aproximación del vínculo entre el
arte y el conocimiento de alguna manera ha primado durante gran parte de la historia occidental.
Podemos observarlo porque incluso el mismo Platón salva al arte siempre y cuando este se
pronuncie en términos funcionales a la educación de los ciudadanos de su República ideal. Pero si
pensamos que el arte se ha puesto en términos de ocio, de expresión de las emociones, de arte
autónomo de la realidad política, etc., podemos observar que esas funciones del arte son en alguna
medida el resultado de esa primera aproximación de que el arte no ofrece un conocimiento sobre el
mundo. Esta consideración sobre el arte se irá modificando con los aportes de las obras de las
primeras vanguardias artísticas así como los análisis desde la estética que se comenzaron a hacer
ellas. Se empezó a ver en el arte como una fuente de proposiciones que dan a ver algo válido. De
todas maneras, lo paradójico del pensamiento de Platón es que su modelo de mundo le dio al arte la
lógica para sostener la creación independiente del artista sobre todo a partir de la edad moderna.

Les dejo un fragmento del texto Klinke de en donde observamos que desarrolla el trabajo del artista
según Joshua Reynolds en 1771:

“el artista examina la naturaleza y se forma una idea de ella mediante la comparación y la
contemplación (es decir, el trabajo mental) para extraer un archivo de imágenes mentales
idealizadas. Después de haber formado varias de estas ideas, el artista puede llevar una combinación
de ellas al lienzo y, por lo tanto, puede representar una abstracción de la naturaleza, en lugar de
simplemente copiarla.

En aquella descripción del trabajo del artista, se encuentra un alejamiento sustancial del arte como
copia (en el sentido de la degradación de la Realidad para Platón), hacia un trabajo autónomo de
creación en donde intervienen unas facultades específicas que se encuentran precisamente en el
artista lo que en otras palabras quiere decir su técnica.

Pero entonces, ¿las imágenes pueden ser una forma de conocimiento válido en términos de la
epistemología?

las imágenes y su contenido epistémico apunta en última instancia al ser humano, que percibe,
imagina y crea imágenes. Por tanto, la creación de imágenes es fundamental para el ser humano. El
poder de las imágenes no proviene de las imágenes en sí mismas, sino de los humanos, quienes les
dan significado. La creación de imágenes humanas representa un cortocircuito de imágenes internas
y externas, de ver y producir.

En definitiva y para dejar zanjada una primera línea del laberinto, reconocer que las imágenes son
epistémicas equivale a decir que el arte es una forma de conocimiento que le ofrece una experiencia
al ser humano. Si dejáramos el arte al dominio del ocio y del entretenimiento, al arte por el arte en
un sentido hedónico, no habría posibilidad de plantear una epistemología del arte. Sin embargo,
considerar que el arte posee un mundo simbólico complejo que propone y dice algo a cada ser
humano y que esta contemplación ya no es pasiva sino que es activa y que permite crear un
sentimiento colectivo de encuentro, podemos proseguir en la tarea de construir una epistemología
del arte. Los desafíos de una investigación en el campo de la epistemología del arte son consistentes
con la estetización de la experiencia humana que vivimos en nuestros tiempos. La cultura
contemporánea posee una gran alusión a discursos y prácticas que se generan e incluso se proyectan
al mundo del arte. En este contexto de tanta efervescencia es válida preguntarte ¿qué nos da a
conocer el arte?

Actividad de esta clase


Esta clase tiene un carácter expositivo por lo que pueden realizar resúmenes, cuadros o cualquier
otro material que les permita destacar las ideas principales que se han trabajado en esta oportunidad.
Este es un insumo personal que les será útil a lo largo de la cursada para poder volver a repensar
muchas cuestiones que se han expuesto aquí en vínculo con las ideas que iremos elaborando
próximamente. 
Encontrarán el texto de Klinke que les mencioné en la exposición. Lo encontrarán en el idioma
original y una traducción al español. Una aclaración: en el traductor automático el título del
artículo salió mal y el título correcto es Introducción: la imagen y la mente. 

Dejamos por aquí. Continuaremos desarrollando estas cuestiones en nuestro próximoa encuentro.

Buena semana.

¡Hasta la próxima clase!

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