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La perjudicial interacción entre los estereotipos de belleza

occidentales y la autoestima de las mujeres

Hecho por

Daniel Cubillos Medina

Cynthia Lucia Pascagaza Coconubo

Christina Margarita Figueroa

Alisson Ojeda Hernández

Sujeto y Sociedad

Segundo Semestre

Universidad Piloto de Colombia


Introducción

En esta pequeña revisión bibliográfica, se analizó la relación entre los estereotipos de belleza y
los efectos nocivos en la autoestima de las mujeres principalmente. La necesidad de saber sobre
esto surge de la gran cantidad de efectos colaterales que la baja autoestima provoca en una
persona, como bien explican Cárdaba, Porto y Verde (2022). Complementando, se realizó una
exploración en la literatura que presentara indicios de cómo afectan los estereotipos de belleza a
las mujeres de rangos de edad inferiores a la adultez mayor, junto con otros textos
argumentativos que diesen a entender el tipo de sujeto que estas ideas sociales crean. Dentro de
estos últimos se usaron a Bauman (2012), Cubides (2004) y Losada (2011). En consecuencia, se
diseñó una actividad que trata de mostrarle a las personas (especialmente mujeres jóvenes) la
irrelevancia de los estereotipos de belleza y cómo no hay razón lógica por la cual deba afectar
negativamente su autopercepción, dado que son una serie de constructos sociales que cambian
entre las diversas culturas del mundo.

Respecto a los resultados, luego de una aplicación dinámica tipo cuestionario, se encontró
que todas las personas son conscientes de la existencia de estos estereotipos, así como reconocen
el papel antagónico indica su existencia en relación con su autoestima. Además, las participantes
plantearon escenarios pertenecientes a sus historias de vida, con las cuales narraron situaciones
donde eran víctimas de esta construcción social. Cada resultado evidencia cómo este fantasma
social perturba la tranquilidad emocional de las mujeres.

Problemática

Para sustentar que los estereotipos de belleza provocan daños emocionales fuertes, se han
abordado a múltiples autores de diversas disciplinas que han escrito sobre el tema. De manera
inicial, se ha establecido que para las mujeres es importante cumplir con los cánones de belleza,
a causa de la aprobación social. Sin embargo, es necesario entender el génesis del aspecto social.
Resulta que, bajo el principio asociativo más básico, se entabla que ser una mujer bella es
sinónimo de ser una mujer exitosa bajo las necesidades masculinas; en los 50’ este estereotipo se
reducía a ser una ama de casa bien portada y linda, para pasar a los 80’ donde una modelo con
curvas y piel blanca era lo deseado (Martín Cárdaba, Porto Perdrosa, & Verde Pujol, 2022).
¿Deseado por quién?, por hombres. Como ya se mencionó, las mujeres influenciadas por esto
crean una identidad con estas bases estereotípales, que a la vez surgen de la ya definida identidad
del sujeto occidental (Cubides Cipaguata, 2004). Es decir, la creación del estereotipo de belleza
siempre se ha basado en el gusto que tenga el hombre de la época, siempre se ha tratado de cómo
necesita el hombre que se vea y actúe la mujer de su entorno.

No obstante, hay que tener en cuenta que los roles de género, a pesar de que, como ya se
mencionó, son creados por los hombres occidentales con poder, afectan tanto a hombres como a
mujeres. De modo que, aun siendo las mujeres las principales víctimas, también, de cierta forma,
lo son los hombres que creen en tener que perseguir a una mujer que cumpla con los requisitos
escritos por el poderoso (Muñoz-Zapatam, Estrada-Jaramillo, & Osorio-Franco, 2022).

Ahora bien, enfatizando en aquello que vuelve víctimas a las mujeres, Setento y Lucio
(2022) analizaron a 61 adolescentes entre los 15 y los 18 años, tratando de averiguar si sus
creencias frente los estereotipos de belleza afectaban su autoconcepto y, en consecuencia, sus
resultados académicos. La conclusión del estudio demostró que el exceso de interés de las
estudiantes en ser aprobadas socialmente provocaba conductas que desembocan en una baja
autoestima. Por lo tanto, se resume que los cánones de belleza aumentan las conductas de auto
sabotaje en la autoimagen.

Pasando a las mujeres que sufren trastornos alimenticios, ellas arrancan con una baja
autoestima como expusieron Setento y Lucio (2022), para luego tratar de inhibir su malestar
adoptando conductas poco favorables para el organismo, pero muy bien vistas desde el punto de
vista social (Castillo, 2006). Con esto se hace referencia a que no importa el daño somático,
siempre y cuando se cumplan con las expectativas sociales. Lógicamente esto puede llevar a
tener experiencias muy dolorosas, incluso cercanas a la muerte, como las prácticas de autolesión
o la máxima expresión de depresión (Martín Cárdaba, Porto Perdrosa, & Verde Pujol, 2022).

Hablando en específico de las relaciones de parejas heterosexuales y monógamas, y su


relación con los estereotipos de belleza, queda claro el hecho de que el hombre de la relación
impone una presión social, sea directa o indirecta, sobre la forma de lucir de su pareja. Lo
anterior se complementa con el estudio de Sánchez y et al. (2018), quienes determinaron que los
varones estimulados por las imágenes de chicas estereotipadamente bellas en Instagram
demandan ese mismo espectro de estética en sus parejas. Como resultado, las mujeres ahora
agregan una nueva razón para disminuir su autoestima: la ansiedad ante la decepción de tu
pareja.
En resumen, los estereotipos de belleza se componen de muchos aspectos que hacen parte
de la cotidianidad de las mujeres, por lo que funcionan como una palanca que baja su autoestima
cada que la sociedad la acciona. Si no pueden ser aprobadas socialmente por el estereotipo de
belleza, sus parejas las rechazarán, caerán en conductas obsesivas que las distraigan de sus
obligaciones académicas y, en consecuencia, profesionales, para seguir con conductas
autodestructivas. Es necesario darle un alto a esto para evitar que, en especial, las mujeres
menores de 18 años caigan en este constructo social que perjudique de manera permanente sus
vidas.

Marco Conceptual

Uno de los grandes problemas que envuelven a los estereotipos de belleza es su origen y la
capacidad histórica que este ha tenido para expandirse a lo largo del ancho mundo. Resulta que
la imagen común que se tiene sobre la belleza femenina, la cual consiste en ser una mujer alta,
delgada, femenina, blanca y rubia (Castillo, 2006), ha venido de territorios occidentales, dado
que ahí es muy común relacionar la belleza con estas características; además, se debe tener en
cuenta que a las mujeres que no cumplen con estas expectativas, lo hacen por tener otras
características relacionadas con su color de piel y clase social, cosa que justifica y explica la
existencia de la discriminación racial y clasista en estos estereotipos (Losada Cubillos, 2011). En
otras palabras, una mujer negra y pobre no puede ser hermosa, así como tampoco una asiática o
una latina.

Por otra parte, estos estereotipos llevan al consumismo excesivo que trata de facilitar el
camino hacia la aceptación social por la belleza. Dicho de otra forma, se trata de comprar la
belleza. Lo anterior representa un problema adicional frente a la carga emocional de las personas,
porque ya no sólo basta con tener que ser bonita, sino que más encima hay que responsabilizarse
de un esfuerzo económico para lograrlo. Complementando, desde Bauman (2012) se puede
echarle leña al fuego, debido a que el autor argumenta que el exceso de consumismo de la era
actual compromete el desarrollo de la identidad a estar condicionado a la belleza homogénea. En
otras palabras, si las mujeres caen en estos estereotipos, permitirán que se integren a su identidad
y vivirán su vida teniendo la creencia de que deben ser aceptadas socialmente por sus físicos, y
no por lo que ellas consideren importante. Cabe aclarar que para una mujer puede ser importante
ser bella, pero es necesario que esta persona sea consciente de que quiere serlo por autonomía y
no por voluntad heterónoma.

En último lugar, es necesario aclarar que, retomando la expansión de los estereotipos de


belleza en el mundo, los medios de comunicación y las redes sociales son un factor que empeora
mucho dos aspectos: 1) el aumento de la cantidad de víctimas de la presión social que provocan
los estereotipos y 2) el condicionamiento general de la visión que tiene la población mundial
sobre la belleza. Bien lo explica Cubides (2004), al establecer que los datos presentados en
cualquier dispositivo electrónico (cabe aclarar que se refiere a la televisión, pero por el rápido
avance de la tecnología aquí se incluyen todas las pantallas con información) muestran una única
visión de la realidad, por lo que los consumidores se acostumbran a tener que ver a las mujeres
como bellezas blancas y altas.

Cerrando la problemática, los estereotipos de belleza afectan negativamente a todos los


aspectos que componen la autoestima de la persona, dado que no solo atentan contra su
autopercepción de belleza, sino que más encima condicionan a estas mujeres a querer ser
aceptadas por el constructo social y sus seguidores, a sentirse discriminas si físicamente no
pueden aparentar ser lo que se espera, y sacrificar sus finanzas en el caso de poder hacerlo. En
resumidas cuentas, los estereotipos de belleza son una gran carga para la cotidianidad y bienestar
de las mujeres.

Propuesta Creativa

Queda claro el objetivo: cambiar la percepción de belleza que tienen las víctimas. Para ello, se
realizó una actividad de carácter informativo. Paso por paso, los preparativos iniciales
consistieron en la creación de unas muñecas de diversas formas y colores, que funcionarían para
representar la belleza como un elemento subjetivo que depende de la perspectiva que tenga la
persona de lo bello. Estos se entregarían al finalizar la actividad, como un objeto distal
recordatorio para las participantes, de modo que no olvidasen el sentido que se tiene de la
belleza. En segundo lugar, se planificó tener tres distintivos en las encuestadoras, donde cada una
fuese la representación de la mujer bella en diversas partes del mundo. A saber: una mujer
africana, una mujer francesa y una mujer japonesa. Todas alejadas geográficamente, pero unidas
por la idea social que se tiene de lo atractivo. El propósito del distintivo fue llamar la atención;
fue un objetivo cumplido.
Ahora bien, durante el desarrollo concreto, el equipo se desplazó a la Universidad
Católica de Colombia en su sede más grande, donde se buscó la interacción con unas cuantas
universitarias que parecían estar desocupadas. Una vez entraban en contacto participantes y
entrevistadores, los segundos les realizaban unas cuantas preguntas de un grupo de siete. Los
cuestionamientos fueron: 1) ¿Qué tan importante crees que es la belleza para ti y por qué?; 2)
¿Por qué crees que usas maquillaje?; 3) ¿Qué tan importante es para ti la forma en la que se viste
una persona); 4) ¿A qué grupo de personas crees que los estereotipos de belleza influyen más y
por qué?; 5) ¿Genuinamente crees que cualquier persona puede ser hermosa?; 6) ¿Para ti es más
importante la belleza física o la belleza interna?; y 7) ¿Alguna vez te has sentido identificado/a
con los estereotipos de belleza?.

Finalizando el proceso, se les daba la explicación de qué eran los estereotipos de belleza,
se aplicaba una pequeña motivación extrínseca onde se les indicara que son bellas en la misma
proporción en que ellas lo crean, para terminar obsequiando las muñecas como un recordatorio
de este ejercicio académico (Anexo).

Discusión de resultados

En un mapeo general de la información obtenida, se comprobó que las mujeres tienen un


concepto de belleza homogénea, que se limita a cumplir con las demandas sociales de la
actualidad. En muchos casos, las chicas evidenciaban conductas de autodesprecio por sus
características físicas, dado que no cumplían con el canon dado por las redes sociales y la
televisión (Cubides, 2004; & Sánchez, Cruz, Chávez y Guillén, 2020 & Muñoz, Estrada y
Osorio, 2022). Como argumento de esto, narraron unas cuentas experiencias de vida donde el
entorno social del momento había conseguido minimizar su cuerpo a algo desagradable para
ellas mismas. Cabe resaltar que al único hombre al que se le logró realizar este proceso, estuvo
de acuerdo al establecer a los estereotipos de belleza como la problemática que son.

Por otra parte, partiendo de lo planteado por Setento y Lucio (2022), hubo un caso en
particular de una chica que se encontraba algo apurada como resultado de que en breves
momentos tendría que dar una presentación. Lo interesante de la situación es que ella pretendía
estar bien maquillada (en el momento de la entrevista, no lo estaba) para dar una buena
impresión al público. Conclusión: la percepción que tenga la persona de su propia belleza se
refleja en la creencia que tenga de la percepción que tengan los demás de ella, de modo que se
valoraría más su trabajo de acuerdo con su físico. En otras palabras, si ella piensa que es bonita
para el público, es probable que crea que hace una mejor presentación a que si no estuviese
visualmente “agradable” para los observadores.

Retomando a Cárbada, Porto y Verde (2022), se logra relacionar la baja autoestima de las
participantes con su autoconcepto de bellas. Y no solo se limita al sentimiento, dado que estas
jóvenes mujeres afirmaron haberse planteado la idea de realizar alguna cirugía estética que
alterase aquello que la sociedad les había hecho creer que estaba mal en ellas. Esto resulta
preocupante, debido a que del traslado del estado interno a la conducta evidenciable hay un gran
trecho, que solo puede ser pasado si la persona lleva años considerando realizar tal práctica. Para
cerrar la idea, es muy probable que, de acuerdo con Castillo (2006), si estas mujeres no reciben
una formación adecuada sobre cómo funciona esta problemática y una donde aprendan a
liberarse de ella, terminen pasando de una cirugía con un riesgo “aceptable”, a padecer algún
trastorno alimenticio grave.

Conclusiones

Los estereotipos de belleza son una de las mayores amenazas de la era actual, cuyo producto ha
sido la creación de una autopercepción negativa en las mujeres (especialmente, las jóvenes). Su
mala dosis de existencia no solo llega a la mitad de la población mundial, sino que viene
acompañada de la creación de sentimientos de autodesprecio que, con una nula intervención,
lograría mutar en conductas autodestructivas, desde las cirugías sin un aporte a la salud hasta la
anorexia y la vigorexia.

Del lado de los efectos sociales, estos cánones terminan estableciendo un ciclo sin fin,
que funciona de la siguiente manera: hace sentir mal a las mujeres, ellas, en un intento
desesperado por lograr la aceptación social, compran diversos bienes y servicios que las alteren
para “verse mejor”, y nuevamente la aceptación social no las acepta, de modo que se replica el
ciclo. Tristemente, terminan siendo estas mismas mujeres las que llegan a promover este
insalubre ejercicio.

No obstante, si el poder de establecer estos estereotipos está en la propia sociedad, que a


su vez se compone de las personas, la solución reside en cambiar la perspectiva que tenga la
gente de la belleza. Sin embargo, ahí está el reto: ¿cómo se puede transformar la idea social de la
belleza en una sociedad que hace bella a la gente que más puede consumir? Solo nos queda
establecer que la solución será el martillo que rompa este ciclo. En consecuencia, es importante
encontrar los recursos para diseñar la herramienta, por lo que se sugiere realizar más
investigaciones en cuanto a la idea que tiene cada población sobre la belleza, así como buscar
maneras en las que se haga entender a la población que esta idea es una construcción social, lo
cual significa que no existe, de modo que tampoco deberían existir sus efectos negativos.

Referencias

Bauman, Z. (2012). Introducción o el secreto mejor guardado de la sociedad de consumidores.


En Z. Bauman, Vida de consumo (págs. 7-25). Ciudad de México: Fondo de Cultura
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Castillo, B. (2006). Sociedad de Consumo y Trastornos de la Conducta Alimentaria. Trastornos


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Cubides Cipaguata, H. J. (2004). Formación del sujeto político: Escuela, medios y nuevas
tecnologías de la comunicación y la información. En M. C. Laverde Toscano, G. Daza
Navarrete, & M. Zuleta Pardo, Perspectivas contemporaneás (págs. 105-127). Bogotá:
Siglo de Hombres Editores.

Losada Cubillos, J. J. (2011). Los Estudios Poscoloniales y su Agenciamiento en el Pensamiento


Crítico Latinoamericano. Criterios, 251-187.

Martín Cárdaba, M. A., Porto Perdrosa, L., & Verde Pujol, L. (2022). Representación de la
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Muñoz-Zapatam, D. E., Estrada-Jaramillo, L. M., & Osorio-Franco, J. M. (2022).


Problematizaciones de roles de género y estereotipos de belleza a través de cuentas de
Instagram durante la pandemia en Colombia. Revista de Trabajo Social e Inversión
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Sánchez Durán, T. A., Cruz Pérez, L., Chávez Rosas, S. E., Guillén Cortés, L. B., Martínez
Cabañas, Y. I., Barragán González, Y., & García Cortés, J. M. (2020). Estereotipos de
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Setento, L., & Lucio, R. (2022). Afectación en la autoestima de las adolescentes a causa de los
estereotipos de belleza como falsa respuesta a una imagen estructura colectiva. Revista de
Pedagogía Crítica, 2(4), 1-13.

Anexos:

Vídeo de actividad:
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Presentación:

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