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La pirámide de Ponzi recibe este nombre por Charles Ponzi, famoso criminal italiano

conocido por sus estafas. Nacido en Parma Italia en 1882, emigró a los Estados
Unidos en 1903 en busca de una vida mejor. Sin embargo, su carrera inicial fue
bastante turbulenta, ya que se vio involucrado en diversas actividades ilegales,
como falsificación y contrabando de inmigrantes.

En 1919, Ponzi ideó un plan que lo catapultaría a la infamia financiera: el esquema


de inversión conocido como la pirámide de Ponzi. Su idea era comprar sellos
extranjeros a precios bajos y venderlos en Estados Unidos a un valor más alto,
obteniendo así grandes ganancias para sus inversores. Prometió rendimientos
extraordinarios en un corto período de tiempo, alegando que los inversores
obtendrían un 50% de retorno de inversión en solo 45 días o un 100% en 90 días.

Logró atraer a numerosos inversores con sus promesas de riqueza rápida y sin
esfuerzo. Las personas confiaban en él y en su aparente habilidad para generar
beneficios extraordinarios. La fama y el éxito aparente de Ponzi se basaron en el
dinero que recibía de los nuevos inversores, que se utilizaba para pagar los
intereses prometidos a los inversores anteriores. Sin embargo, en realidad, no se
realizaban inversiones legítimas ni se generaban beneficios reales.

El funcionamiento de la pirámide de Ponzi se basa en la atracción de nuevos


inversores, quienes creen que obtendrán beneficios significativos en poco tiempo.
Los primeros inversores, aquellos que ingresan al esquema en sus etapas iniciales,
pueden recibir pagos que parecen cumplir con las promesas de altos rendimientos.
Estos pagos se financian con las aportaciones de nuevos inversores, lo que crea la
ilusión de que el esquema es rentable.

Sin embargo, a medida que más personas se suman a la pirámide, se vuelve


insostenible mantener los pagos a los inversores anteriores. En algún momento, el
flujo de nuevos inversores se agota y el esquema colapsa. Los participantes más
recientes pierden su dinero, mientras que los organizadores y los primeros
inversores suelen haber obtenido grandes ganancias.
Una de las características clave de la pirámide de Ponzi es la falta de una actividad
real o sostenible que genere ingresos legítimos. En lugar de eso, los fondos se
desvían para pagar los rendimientos prometidos y mantener la apariencia de un
negocio exitoso. A menudo, los estafadores también utilizan tácticas de marketing
agresivas y promesas exageradas para atraer a nuevos inversores.

La pirámide de Ponzi es considerada un delito en la mayoría de los países y está


sujeta a enjuiciamiento legal. Las personas involucradas en este tipo de esquemas
pueden enfrentar cargos por fraude y ser condenadas a penas de prisión. Además,
los inversores que han perdido su dinero en una pirámide de Ponzi suelen tener
pocas posibilidades de recuperarlo, ya que los fondos suelen haber sido agotados.

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