Está en la página 1de 38

CONSIDERACIONES JURÍDICAS

ACERCA DEL PROYECTO DE


DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO
EN ALGUNOS SUPUESTOS
Juan Vallet de Goytisolo

1. Introducción

El próximo mes de diciembre se cumplirán cincuenta


años de la publicación, en la Revista General de Legislación y
Jurisprudencia, de un artículo acerca del Estado de derecho
escrito por quien, más tarde, sería compañero nuestro,
numerario de esta Real Academia, el profesor Luis Legaz y
Lacambra. De ella entresacamos algunas frases que nos
parecen de ardiente actualidad:
«Los partidos tienen un programa indiscutible que va a
imponerse, no a discutirse en el Parlamento, puesto que los
diputados son mandatarios de los partidos y no de la
nación», «hasta el punto de que no hay ningún valor políti-
co reconocido como superior al del logro del programa».
Por eso, añadía: «La democracia tiende a la dictadura [...];
la masa no discute, y ni siquiera le interesa tener razón o
dejar de tenerla».
Legaz trazaba un paralelismo entre las discusiones de las
Cortes de Cádiz y las de la República de 1931: «La primera
discutió en nombre de la filosofía y la razón; para la segunda
se han buscado fórmulas de arreglo entre los partidos mayori-
tarios». Esto mismo ha ocurrido al discutirse la Constitución
de 1978 y en la legislatura siguiente. En la actual, parece que
se trata de imponer el programa respaldado por diez millo-
nes de votos. De ser eso así, éstos serían los poderes que sus-
tituirían toda razón que se les opusiera, ya que resultaría
totalmente superflua.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 81

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

Sin embargo, nuestro deber de juristas es otro. Debemos


buscar los datos verdaderos del problema, y determinados
éstos, hemos de ponderarlos para hallar la solución justa.
Ulpiano definió la jurisprudencia como «Divinarum
atque humanarum rerum notitiae, iusti atque iniusti scientia».
Nuestra especificidad, que consiste en determinar lo
justo y lo injusto, debe partir del conocimiento que nos sea
asequible de las cosas divinas y humanas.

2. Las enseñanzas del magisterio pontificio

El conocimiento de las cosas divinas, para los católicos,


nos lo ofrece las enseñanzas del magisterio pontificio, inclu-
so el ordinario cuando éste es inequívocamente claro, cons-
tante y reiterado. Y en pocos temas esta reiteración y
claridad aparece más patente que en el de la defensa de la
vida inocente desde el mismo instante de la concepción. El
número 213-214 de la revista Verbo, […] recoge, sin preten-
sión exhaustiva, cuarenta textos de S. S. Juan Pablo II con-
denando el aborto como crimen indecible, como lo calificó
en su alocución a los obispos en los Estados Unidos del 28
octubre 1979. Aun resuenan sus vigorosas palabras en la
plaza de Lima de aquí en Madrid, del 7 de noviembre últi-
mo: «Quien negare la defensa a la persona humana más ino-
cente y débil, a la persona humana ya concebida aunque
todavía no nacida, cometería una gravísima violación del
orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un ino-
cente. Se minaría al mismo fundamento de la sociedad».
Pero al defender esas vidas inocentes, a la vez, se defien-
den las conciencias humanas; para que el hombre «llame bien
al bien y mal al mal, para que viva en la verdad» (Alocución
de 10 mayo 1981 en la Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones). Este, «al mismo tiempo, es problema de cada
uno y de todos. Se halla en la base de la cultura moral de
toda sociedad. Si aceptásemos el derecho a quitar el don de
la vida al hombre aún no nacido, ¿lograremos defender des-
pués el derecho del hombre a la vida en todas las demás
situaciones? ¿Lograremos detener el proceso de destrucción
82 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

de las conciencias humanas?» (Alocución en la plaza de San


Pedro del domingo 5 de abril de 1981).
Y reitera la «severa condena» en el supuesto de que el
concebido sufra malformaciones; pues, «el portador de esa
anomalía no pierde, por eso, las prerrogativas propias de un
ser humano»; y reafirma «en ese caso el principio general
que prohíbe la instrumentalización de un ser humano en
beneficio de la ciencia y del bienestar de otros» (Alocución
a los miembros del I Congreso Médico Internacional del
Movimiento a favor de la Vida, en Roma el 4 diciembre
1982).
Frente a las aventuradas afirmaciones de un seglar, en
quien su ignorancia básica lleva ínsita una correlativa auda-
cia, cuatro profesores de la Universidad Pontificia de
Comillas, que no cabe tildar de integristas (Javier Gafo,
Gonzalo Higuera, Luis Vela y Marciano Vidal) han mostra-
do la falta de apoyo e inteligencia crítica de aquéllas, con-
cluyendo su evidencia con la afirmación de que «la
constancia permanente de la doctrina cristiano-católica no
admite ni ha admitido el aborto directo. Y que a esta tesis
ética, tan rotunda, nunca la ha mellado el pequeño grupo
de autores que admitirían el aborto antes de la formación-
animación del feto, ni nunca ha sido recibida por el
Magisterio de la Iglesia en documentos episcopales o de la
propia Santa Sede» (cfr. «Tribuna abierta» de ABC del 16
marzo 1983).
Hoy estamos inmersos en un Estado laico, en cuanto
aconfesional y, por otra parte, los juristas debemos dialogar
con no católicos y no creyentes para quienes toda divinarum
rerum notitia carece de evidencia. No quitamos gravedad a
esa realidad, que ha traído lo que el profesor Michele
Federico Sciacca calificó de pérdida del límite en los hombres.
Sin embargo, en este tema, ¡gracias a Dios!, la humanarum
rerum notitia es tan clara –«¡las piedras gritarán!», dijo
Jesucristo, y aquí ¡gritan!, hoy, los hallazgos de la biología
genética–, que si hemos de volver los ojos al cielo es para dar
gracias a Dios por la nitidez con que habla la ciencia, y para
pedirle que quienes tienen ojos vean, que quienes tienen
oídos oigan, y que quienes tienen cabeza entiendan.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 83

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

3. Los datos de la ciencia

Varias de nuestras Reales Academias han informado en


relación con el tema que aquí nos ocupa, y creo que los
juristas para ponderar la humanarum rerum notitia, debemos
comenzar por escuchar el dictamen de los científicos.
La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales ha emitido el siguiente dictamen:

«El comienzo de la vida.

»La base fundamental del fenómeno vital es lo que se ha


llamado “Dogma Central de la Biología Molecular”: el men-
saje que está codificado en el ácido dexosi-ribonucleico se
transcribe a un ácido ribonucleico mensajero y se traduce a
proteínas.
»Por lo tanto, la secuencia de bases en el ADN determi-
na, a través de la transcripción y de la traducción, la secuencia
de aminoácidos en las proteínas y por consiguiente su espe-
cificidad funcional.
»Puede decirse que un individuo es genéticamente irre-
petible, ya que al formar con cuatro letras (las cuatro bases
nitrogenadas: adenina, timina, guanina y citosina) veinte
palabras (los veinte aminoácidos) se pueden construir infi-
nidad de frases (proteínas) que pasan a formar parte del
individuo. Una estimación prudente que nos dio el profesor
Ayala en una conferencia en esta Academia es la de que el
número de distintos genotipos posibles en el hombre es
superior al número de átomos del universo.
»Al producirse la fecundación, que da origen al cigoto,
éste posee ya desde el momento de su formación toda la
información genética para programar la formación de un
nuevo ser, cuyo aspecto y funciones (fenotipo) dependerán
de la interacción de esa información genética con el
ambiente, entendiendo éste en sentido amplio: ambiente
uterino, circunstancias del parto, cuidados, nutrición y, por
tratarse del hombre, condiciones educativas y culturales.
84 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

»Los genes del cigoto inician inmediatamente su funcio-


namiento tras la fecundación. Tiene el cigoto una potencia-
lidad propia y una autonomía genética, por lo que, aunque
depende de la madre para subsistir, no es una parte del cuerpo
de la propia madre.
»El cigoto recién formado es por lo tanto un nuevo ser
vivo. Pero este ser vivo, ¿es ya humano?, ¿o es simplemente
un conglomerado de células humanas?

»El comienzo de la vida humana.

»Desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide


hasta la fijación o anidación del cigoto formado transcurren
unas dos semanas, y en este período de tiempo no puede
afirmarse que exista todavía individualización, ya que no
siempre se dan las condiciones de unicidad (calidad de ser
único) y de unidad (distinto de otras).
»En relación con la unicidad existe la evidencia en con-
tra que proporcionan los gemelos monocigóticos (dos por
mil de los nacimientos) que se forman por la división del
embrión antes de su anidación.
»En relación con la unidad existen los casos de indivi-
duos mosaicos formados por fusión de dos embriones duran-
te estas primeras etapas del desarrollo.
»Pero una vez anidado el embrión ya se dan en él, ade-
más de su programa genético distinto del de la madre, las
características de individualidad que permiten afirmar que
es un ser humano».

La expresada diferencia entre el comienzo de la vida y el


comienzo de la vida humana individualizada, que es el
mediante entre la fecundación y la anidación, creemos que
merece alguna precisión.
El coloquio que tuvo lugar en la II sesión científica el 26
de enero de 1982 en la Real Academia de Medicina, En torno
al aborto. El derecho a nacer, el profesor Orts Llorca explicó
que «en el momento de la fecundación no sólo continúa la
vida, sino que al unirse los dos equipos cromosómicos se ori-
gina una nueva vida, que potencialmente será un individuo de
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 85

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

la especie humana. ¿Pero es ya realmente un individuo


humano? Un individuo evidentemente no, pues hasta bas-
tante después, quince... diecisiete días, pueden ser dos o
más mellizos o trillizos. Por otro lado, hasta los ocho días
después de la fecundación no anida el huevo fecundado en
el útero y más de la mitad fracasan en este proceso».
Nos permitimos una precisión gramatical a la respuesta
negativa: «Un individuo evidentemente no». Ese «evidente-
mente no» hemos de entenderlo en el sentido de «con evi-
dencia no». Dado que entre la fecundación y la nidación, en
algunos casos, el embrión se divide, dando lugar a que, en
la nidación, aparezcan mellizos, trillizos, etc., y, aún cabe,
según el informe, que, antes de la nidación, se forme un
individuo por la fusión de dos embriones.
Pero estas constataciones, lo que nos muestran con evi -
dencia no es que, en ese período no exista un individuo con
vida humana; sino, por el contrario, muestran que «evidente -
mente no» significa que «no es evidente» que se halle individuali -
zada una sola vida humana. Lo más probable, aunque no
evidente, es que sí existe una sola vida humana; pero, pue-
den darse dos o más. No hay, pues, una evidencia, sino una
no evidencia de que sólo exista una. La expresión no es eviden -
te tiene un significado inequívoco, y no equívoco como evi -
dentemente no, que puede equivaler a «no evidentemente» sin
coma alguna, o a «no, evidentemente», separando ambas pala-
bras por una coma.
En un período de tiempo falta la evidencia de que haya
un sólo embrión y de si éste se dividirá o no en varios o si
varios se unirán. Pero, esa falta de evidencia no pone en
duda que ya exista vida humana, sino si ésta corresponde a
uno sólo o bien a varios seres, individualizados o no entre
sí.
El profesor Jérôme Lejeune, Catedrático de Genética
Fundamental de la Universidad René Descartes de París, pre-
sentó el 23 de abril de 1981, al Subcomité sobre Separación
de Poderes del Senado de los Estados Unidos, un informe
que puede contribuir para aclarar la duda científica que
enuncia la expresión antes examinada. Trascribimos unos
párrafos que se refieren al tema concreto:
86 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

«En el momento en que, a través de la fecundación, los


23 cromosomas del padre se unen a los 23 de la madre, con-
tamos ya con toda la información genética necesaria y sufi-
ciente para que puedan expresarse todas las cualidades
innatas del nuevo individuo...
»Cuesta creer –aunque el hecho no admite lugar a
dudas– que toda la información genética necesaria y sufi-
ciente para crear nuestro cuerpo y nuestro cerebro –la
máquina más poderosa para resolver problemas, capaz de
analizar las leyes del universo– pueda compendiarse de tal
forma que el substrato material en el que se asienta podría
caber perfectamente en la punta de una aguja.
»Pero aún resulta más asombroso el que, durante la
maduración de las células reproductoras, la información
genética se reorganice de maneras tan diversas que cada
nuevo ser concebido reciba una combinación totalmente ori-
ginal, que ni ha existido nunca, ni volverá jamás a repetirse.
Cada nuevo ser concebido es único y por ello irreemplazable.
Los gemelos idénticos y los auténticos hermafroditas son
excepciones a la regla: a cada hombre, un modelo genético
diferente. Curiosamente, sin embargo, estas excepciones han
de tener lugar en el momento de la concepción. Otro tipo de
alteración posterior llevaría a un desarrollo no armónico.
»Todos estos hechos se conocían ya hace tiempo y se
estaba de acuerdo en afirmar que los niños probeta, si es
que llegaban a producirse, vendrían a demostrar la autono-
mía del nuevo ser concebido, sobre el cual la probeta no
podría recabar ningún título de propiedad. Pues bien, los
niños probeta ya existen».

Y, después de narrar resultados experimentados en


embriones de ratón acabados de concebir –según los cuales
«el huevo fecundado se escinde normalmente en dos células,
una de las cuales vuelve a dividirse de nuevo, dando así el sor-
prendente número impar de tres, todas ellas albergadas en el
interior de su bolsa protectora, la zona pelúcida»–, añade:

«Según las conclusiones a las que la ciencia actual ha lle-


gado, el requisito para la individualización (estudio en el
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 87

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

que se dan tres células fundamentales) es el paso que sigue


a la concepción, minutos después de que ésta tenga lugar.
»Y para que puedan tener una idea de la precisión a la
que se ha llegado en esta observación, les diré que si en el
comienzo mismo, inmediatamente después de la concep-
ción, unos días antes de la implantación del embrión, sepa-
rásemos una célula de ese pequeño individuo, de aspecto
parecido al de una mora, podríamos hacer un cultivo de esa
célula y examinar sus cromosomas. El alumno que al micros-
copio no acertara a identificar el número, la forma y la
estructura en bandas de esos cromosomas y no supiera dis-
tinguir claramente si eran de un ser humano, no aprobaría
el examen.
»Aceptar el hecho de que con la fecundación un nuevo
ser viene a la existencia no es ya cuestión de criterio u opi-
nión. La condición humana del ser, desde su concepción
hasta el final de sus días, no es ya afirmación metafísica; es,
simplemente, una verdad experimental».

La Real Academia de Medicina, ya en el año 1973, cele-


bró un Coloquio sobre problemas morales y médicos en torno al
aborto, al final del cual en abril aprobó unas conclusiones, de
las cuales vamos a repetir las estrictamente médicas, y aquí
tan solo la que es de carácter general, dejando para después
la transcripción de las referentes a los supuestos concretos
de cuya despenalización hoy se trata. Aquélla dice así:

«5ª Las discusiones científicas y teológicas sobre el


momento de la animación del embrión o feto humano no
tienen una decisiva incidencia sobre la moralidad del abor-
to, ya que en este terreno el sumo respeto a su vida, en sí
misma o en potencia, exige que no se proceda por meras
probabilidades».

Finalmente, en un ámbito propio de la moral, el 14 de


marzo de este año, la Real Academia de Ciencias Morales y
Políticas, partiendo de los datos proporcionados por la cien-
cia, ha elevado once conclusiones, de las cuales reproduci-
mos las de contenido moral, excepto las referentes a los
88 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

supuestos concretos en que se proyecta despenalizar el abor-


to que referiremos al ocuparnos, en concreto, de cada una
de éstas:

«4.– El primero de los derechos humanos es el derecho


a la vida. La sustancia moral de la penalización del aborto
voluntario no estriba tanto en el castigo del abortista, ni en
las condiciones que puedan atenuarlo en determinadas cir-
cunstancias, cuanto en la necesidad de defender el derecho
a la vida de unos seres humanos, los más inocentes e inde-
fensos de todos».

«7.– Es un hecho cierto que se dan situaciones especia-


les en que una maternidad no deseada pueda originar serios
problemas psíquicos, personales o familiares y de orden eco-
nómico y social. Ello obliga a trabajar intensamente para
encontrar soluciones que no se basen en el acto criminal de
suprimir una vida humana, ya que “ha de guardarse respeto
absoluto a la vida humana desde su concepción”, según ha
proclamado e insistentemente reiterado la Asamblea
Médica Mundial».

«11.– La despenalización del aborto crearía graves pro-


blemas deontológicos a los profesionales de los servicios
médicos sanitarios, a los que bajo ningún pretexto se les
puede obligar a destruir una vida humana, dado que su
misión es salvarla. Desde el juramento hipocrático a nues-
tros días, ésta es la norma moral que está impresa en la con-
ciencia de los médicos y demás profesionales sanitarios».

4. El ordenamiento jurídico español

Hemos expuesto las referencias más serias de lo que,


con relación al tema de nuestra conferencia, constituye lo
que hoy puede considerarse divinarum atque humanarum
rerum notitia. Por tanto, debemos abordar ya, con los datos
precisos, la disciplina que nos es específica, iusti atque iniusti
scientia.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 89

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

Cabe afrontar esta tarea desde el interior de nuestro


ordenamiento jurídico positivo, considerándolo cerrado en
sí mismo. Esto equivaldría a entregar todo el derecho, inclu-
so en lo que atañe a los más básicos derechos humanos, a la
voluntad omnímoda, por ostensible e irritantemente injusta
que sea, de las Cortes.
Hoy por hoy, sin embargo, los principios básicos del
ordenamiento jurídico español no favorecen la legalización
del aborto.
La Constitución española de 27 de diciembre de 1978,
en su artículo 15, comienza diciendo: «Todos tienen derecho a
la vida...». Es sabido que, en el texto aprobado, el adverbio
de cantidad absoluto «todos» sustituyó a la expresión del
Proyecto «La persona...»; y resulta también de la discusión
parlamentaria que la finalidad de la enmienda, que en el
Pleno produjo ese cambio de redacción, fue la defensa del
concebido.
El Código Civil regula, como tradicionalmente lo ha
venido haciendo el Derecho Civil, el inicio de la personali-
dad y los derechos civiles de la persona. De su texto resulta,
según el artículo 29: «El nacimiento determina la personalidad,
pero el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean
favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el
artículo siguiente».
Se dirá que si el concebido no llega a nacer, no puede
tenérsele por nacido, y, por lo tanto, en caso de aborto no
puede considerársele persona, al no cumplirse la condición
legal de la que retroactivamente pende esa consideración.
Pero la réplica es fácil, existe el principio de que toda con-
dición se entiende cumplida cuando el obligado impide
voluntariamente su cumplimiento. «Quicumque sub condicio -
ne obligatus curaverit, ne condicio existeret, nihilominus obliga -
tur», dijo Paulo (Dig. 45, 1, 85, 7). «Se tendrá por cumplida la
condición cuando el obligado impidiese voluntariamente su cumpli -
miento (art. 1.119 Código Civil)».
La madre, pues, no puede invocar que el concebido, al
que hizo abortar, no pueda considerársele persona porque
no llegó a nacer con las condiciones requeridas, que su con-
sentido aborto imposibilitó.
90 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

Por otra parte, los efectos de la preterición –que el artí-


culo 814 sanciona– desde la elaboración de esta institución
en derecho romano incluyen al concebido. Sería contradic-
torio que el concebido no deba ser preterido en caso algu-
no y sí pueda ser suprimido, aunque tan sólo sea en algunos
casos.
Sin embargo, estamos completamente de acuerdo con
las reflexiones del profesor Lacruz Berdejo, en que los con-
ceptos jurídicos formales contenidos en el Derecho positivo,
si sólo se mira lo que está consignado en los Códigos, única-
mente constituyen realidades de carácter jurídico-formal o
jurídico-positiva, es decir, de «algo organizado y estructurado
por la Ley estatal, que lo ha hecho así y podría haberlo
hecho (aunque muchas veces no debería hacerlo) al contra-
rio (la Ley –dicen los ingleses– lo puede todo [aunque no
todo lo que diga la Ley sea derecho, en el genuino y autén-
tico sentido de esta palabra], menos hacer a un hombre
mujer). No estamos en el terreno de lo útil, lo justo, lo razo-
nable o lo conveniente, sino de las disposiciones publicadas
en la Gaceta, que pueden ser todo esto o no serlo, y que son
las que, al arbitrio del legislador, conceden o quitan la per-
sonalidad, que en Roma no tenían los esclavos y ni siquiera
los hijos de familia o la mujer sometida a la potestad del
marido. De igual modo, calificar de homicidio el acto de qui-
tar la vida a un hombre y de aborto el de quitarla a un no con-
cebido, es una convención terminológica basada en la
evidente diferencia de circunstancias accidentales entre uno
y otro caso. Querer sacar, entonces, consecuencias en cuan-
to a valores éticos y derechos naturales de la persona, de la
situación de ésta en la legislación positiva, sería empresa
vana. A nadie se le ocurrirá decir que la esclavitud sea buena
en los países donde la Ley la permite y por obra de esa per-
misión legal, ni tampoco el aborto».
Es preciso elevar el nivel de un tema tan fundamental
hasta los primeros principios y los más altos valores.
El Presidente de nuestra Real Academia de Jurispruden-
cia, Antonio Hernández Gil, en su discurso inaugural del
curso 1980-1981, recordaba que la Constitución de 1978
tiene en su preámbulo esta invocación: «La Nación españo-
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 91

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

la, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguri-


dad...». Y el mismo Hernández Gil la comentaba: «A la pon-
deración de la equidad, tal como previene el Código Civil,
ha de unirse la ponderación de la justicia. Con base a la doc-
trina de Bachof y en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional alemán, García de Enterría apunta la posibi-
lidad de que existan normas constitucionales inconstitucionales,
en cuanto no sean trasunto de los valores básicos constitu-
cionales propugnados» [...]. «Luego si la declaración de
inconstitucionalidad ha de estar basada en la infracción de
cualquier precepto constitucional y entre tales preceptos
figura el que propugna la justicia como valor superior del
ordenamiento, podrán ser declarados inconstitucionales las
Leyes o las normas contrarias a tal precepto».

5. El proyectado artículo 417 bis del Código Penal

Pienso que hemos repasado suficientes antecedentes


para enfrentarnos con el análisis crítico del proyectado artí-
culo 417 bis del Código Penal, conforme al texto publicado
en el «B.O.C.G.», Congreso de los Diputados del 25 febrero
de este año de 1983.
«El aborto no será punible si se practica por un médico con el
consentimiento de la mujer, cuando concurran alguna de las cir -
cunstancias siguientes:

»1.ª Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida
o la salud de la embarazada.

»2.ª Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo


de delito de violación del artículo 429, siempre que el aborto se prac -
tique dentro de las doce primeras semanas de la gestación y que el
mencionado hecho hubiese sido denunciado.

»3.ª Que sea probable que el feto habrá de nacer con graves taras
físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las
veintidós primeras semanas de gestación y que el pronóstico desfavo -
rable conste en un dictamen emitido por dos médicos especialistas
distintos del que intervenga a la embarazada».
92 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

Es preciso comentar por separado el preámbulo y cada


uno de los tres casos en los que se estima debe despenalizar-
se el aborto. Lo efectuaremos por este orden, pero dejando
para el final la normativa de que en estos casos «el aborto no
será punible», así como la valoración jurídica, con sentido crí-
tico, de esas tres últimas palabras subrayadas.
Aparte de este tema principal, choca que según el pre-
ámbulo del artículo baste el requisito del consentimiento de la
mujer, sin que se exija el consentimiento de nadie más.
El padre, los demás ascendientes, ni siquiera el concebi-
do cuentan. Este es la víctima y aquéllos meros espectadores
pasivos.
Sin embargo:

a) En primer lugar, el feto no es pars viscerum matris, una


parte del cuerpo de la mujer. No forma parte de su vientre.
Lo explicó con meridiana claridad el Prof. Lejeune en el
Palais des Congrés de París, a primeros de mayo de 1980:
«... Se puede hacer una fecundación in vitro y ustedes
saben que los niños de Edwards –es el nombre de un médi-
co inglés–, especialmente la pequeña Louise Brown y otro
chico cuyo nombre he olvidado, deben su nacimiento a un
proceso que no era intramaternal. Esto tiene su explicación;
no es una proeza contra natura. Es la utilización de una
decisión muy precisa de la naturaleza, a saber, que en el sen-
tido topográfico del término, la fecundación se hace siem-
pre fuera del organismo materno. Quiero decir que, en
sentido topográfico, la vagina, al abrirse hacia el exterior, es
una especie de tubo comunicante con el exterior, y como la
cavidad uterina comunica con la vagina y la trompa comuni-
ca con la cavidad uterina, resulta que, en términos topográ-
ficos, el interior mismo de la trompa se encuentra en lo
exterior del cuerpo materno, y es únicamente un repliegue
para proteger al huevo fecundado.
»Y, efectivamente, el huevo maduro que es atrapado por
el pabellón de la trompa cuando es puesto por el ovario, y
que avanza sobre esa especie de correa sin fin que son los
pequeños cilios de la mucosa, este huevo no está sostenido
por nada: está libre; simplemente, flota en un poco de líqui-
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 93

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

do que le proporciona la pared tubárica. En el momento de


la fecundación, el nuevo ser humano está realmente, topo-
gráficamente hablando, fuera de su madre. Y, por esto,
cuando se reconstruye el líquido tubárico en un frasquito, se
puede perfectamente tomar un óvulo de una mujer en el
momento en que va a ponerlo, fecundarlo con esperma
humano, y ver que esta fecundación se produce ciertamen-
te fuera de una estructura tisular materna, porque es así
como se hace en la naturaleza... Claro está que es únicamen-
te la fecundación lo que puede suceder así; porque en cuan-
to el ser humano ha hecho sus primeras divisiones, al cabo
de seis o siete días, la pequeña masa celular que empieza a
temblar necesita absolutamente encontrar algo más para
flotar que el líquido nutricio. Pero no sabemos en absoluto
fabricar una cosa que se pueda parecer, ni de lejos, a la
maravillosa mucosa uterina madurada por las hormonas y a
punto para recibir el embrión que se va a implantar en ella.
»No existe el niño-probeta. Es absolutamente inimagina-
ble, ni aun en los diez o aun veinte años en que somos capa-
ces de prever, que inventemos una manera de conseguir un
hombrecito desarrollándose en una botella. El sueño de
Aldous Huxley es, quizá por largo tiempo, totalmente irrea-
lizable.
»En cierto modo es una pena, porque si el experimento
hubiera tenido éxito se sacaría de él una consecuencia
importante: si se viera desarrollarse en una botella a un niño
de uno o dos meses, un hombrecito del tamaño del pulgar,
el Tompouce del que les he hablado en otra ocasión, si se le
viera dentro de una botella y la botella saliera diciéndonos
que ese niño es mío, nadie creería a la botella. Se sabría per-
fectamente que un niño pertenece a alguien».

La consecuencia es obvia. Como dijo el Dr. J. Cruz y


Hermida en su intervención en la Sección científica del 26
de enero de 1982 en la Real Academia de Medicina, si la
madre «renuncia a su condición de albergue biológico
embrionario, corta una vida que no es suya, pero sí total-
mente independiente. La terminología médica nomina esta
acción como blastocinio, embriocidio o feticidio. Cualquier
94 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

conciencia no distorsionada le aplicará rotundamente el


calificativo de triste asesinato».
Y el profesor Bullón, en la misma sesión científica mos-
traba: «El pretexto que aducen las mujeres partidarias del
aborto de ser dueñas de su cuerpo y pueden hacer con él lo
que quieran, no justifica las prácticas abortivas, pues por la
misma razón el dueño de una casa que ha alquilado a pací-
ficos inquilinos podría poner cuando lo estime oportuno y
ateniéndose al principio de propiedad, una bomba en la
misma con la disculpa de que el edificio es suyo. Cualquier
Juez castigaría sin dudarlo un crimen de este tipo».

b) En segundo lugar, el concebido lo ha sido con los


espermatozoides de un varón, el padre, del que prescinde
totalmente el proyecto en cualquiera de los casos, incluido
el supuesto de estimarse el peligro de que el feto nazca con
graves taras psíquicas o físicas.
Los profesores García Cantero y Lacruz Berdejo han
mostrado su asombro por esa posibilidad y de sus conse-
cuencias, incluso sucesorias. El segundo pone el ejemplo del
padre que fallezca después de la concepción y antes del
aborto, y que hubiera instituido a ese esperado primer hijo
que, al no nacer, no le heredará, y, a falta de sustitutos y des-
cendientes, será heredera la misma madre que suprimió el
esperado hijo.

c) En tercer lugar, el viejo ius vitae ac necis, que fue supri-


mido en el mismo Derecho romano por la consideración de
que no era admisible considerar que la vida de los hijos estu-
viera a disposición de sus padres, ahora se trata de recono-
cerlo análogamente a la madre, en caso de darse cualquiera
de los tres supuestos incluidos en el proyecto, al dejar a su
sola decisión que se ejecute o no el aborto.
La moral pública y la conciencia social quedan afectadas
con esa posibilidad que no es una cuestión meramente pri-
vada, como tampoco lo son la difusión de la automutilación,
la drogadicción, o el duelo, aunque sea consentido por
ambas partes.

Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 95

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

6. La indicación «terapéutica»

El primer supuesto de aborto que se proyecta despenali-


zar, es el aplicado al caso de que sea necesario para «evitar
un grave peligro para la vida o la salud de la embarazada».
Notemos ante todo que no se trata solo de salvar la vida
sino un grave peligro para la salud, lo cual hace más indeter-
minada esa causa de despenalización, amplía enormemente
su aplicabilidad y pone en una misma balanza daños de des-
igual gravedad, diferencia incompatible con toda legítima
defensa (a la cual, en ese caso, faltarían otros requisitos fun-
damentales) o estado de necesidad.
Ya el año 1973, en el Coloquio sobre problemas morales
y médicos del aborto de la Real Academia de Medicina, el
Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de
Medicina de Valencia, Dr. Francisco Bonilla Martí, formuló
un documentado juicio crítico acerca de las calificadas de
indicaciones médicas del aborto terapéutico; y, a su vista, la
conclusión 6.ª de la Real Academia de Medicina declaró:
«6.ª La evolución y el perfeccionamiento constante de la
Medicina moderna hace cada vez más raros los pretendidos
casos de conflicto entre la vida materna y la vida fetal. Las
indicaciones del así llamado “aborto terapéutico” son, hoy
día, excepcionales».
Y, como contrapartida del pretendido aborto terapéuti-
co, en el mismo Coloquio, el Académico de Número y el
Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de
Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Dr.
José Botella Llusià, examinó sus graves efectos psicológicos
y sus complicaciones, a veces mortales, y el Catedrático de
Ginecología de la Facultad de Medicina de Sevilla, Dr. José
María de Bedoya González, profundizó en esas complicacio-
nes secuelas del aborto inducido.
De acuerdo con estos informes la conclusión 7.ª de la
Real Academia de Medicina declaró: «La interrupción de la
gestación de un modo artificial, aun realizada bajo control
médico y en clínica bien equipada, tiene una incidencia de
96 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

complicaciones elevada. Asimismo, la mortalidad materna


en estos casos no es despreciable. Este peligro para la madre
es mucho mayor en el segundo trimestre del embarazo».
Queda lo que se denomina aborto indirecto, que con-
templó la conclusión 4.ª: «No siempre aparece clara la dis-
tinción entre aborto directo –esencialmente inmoral– y
cierto género de operaciones e intervenciones médicas en
las que la interrupción del embarazo no se busca, ni se pre-
tende directamente, sino que se sigue indirectamente, al
tener que efectuar ciertas operaciones que en sí son lícitas y
absolutamente necesarias».
La declaración del Consejo General de Colegios
Oficiales de Médicos de España, publicada en el primer tri-
mestre de este año, en sus conclusiones 3.ª y 4.ª, ha tratado
de esta cuestión.

«3. El progreso médico ha hecho desaparecer práctica-


mente las viejas indicaciones del denominado “aborto tera-
péutico”. Como ha subrayado recientemente una significada
publicación (Reproducción Humana, «Planificación Familiar»,
vol. I, publicado por la Federación Internacional de
Ginecología y Obstetricia de Londres, Consejo de Población
de New York y el John Hopkins Program for International
Education in Gynecology and Obstetrics, Baltimore, USA,
segunda edición, 1980), tras la introducción de las modernas
técnicas anticonceptivas, “la cantidad de abortos terapéuticos
por razones estrictamente médicas es insignificante”. En
efecto, los progresos en los medios, diagnósticos y terapéuti-
cos, la anticoncepción y un mejor conocimiento de los méto-
dos naturales de regulación de la natalidad han reducido
extraordinariamente los casos de embarazo en mujeres
afectadas por una grave enfermedad, desfavorablemente
influíble por una gestación. Aun así, en estos escasísimos
casos, el riesgo deletéreo de la gestación sobre la vida de la
madre rara vez llega a ser mortal. Por tanto, a la luz del pro-
greso de la Medicina resulta evidente que no procede con-
siderar como una excepción a efecto legal el llamado
“aborto terapéutico”, término que conceptualmente es inad-
misible.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 97

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

»Cosa distinta es que para curar una enfermedad grave de


la madre sea necesario un tratamiento médico que pueda
tener como efecto secundario –no directamente provocado,
pero inevitable– la muerte del feto. Basta una correcta aplica-
ción de la ética médica –como ya se hace ahora– para tomar
una decisión en estos casos siempre que no sea posible espe-
rar hasta que el niño nazca ni emplear otro recurso efectivo».
(Para esto último no ha hecho falta, ni la hace, disposi-
ción legal alguna).

«4. Establecidas estas consideraciones previas, este


Consejo General rechaza de plano la tácita ampliación del
concepto del aborto terapéutico que supone el proyecto de
despenalización enviado por el Gobierno al Parlamento. En
el caso anterior, el único y discutible argumento donde
asentaba la acción abortiva era el estado de suma gravedad
de la madre gestante a consecuencia del embarazo.
»El actual proyecto de Ley establece la figura del aborto
terapéutico desde una óptica distinta. En efecto, supone un
peligroso equívoco incluir en el texto legal, como motivo
para el aborto terapéutico, el término salud de la madre. Y
ello porque el concepto de salud es sumamente amplio y,
obviamente, incorpora a su vez las variantes de salud física y
psíquica. Se abre así una clara posibilidad de fraude a la Ley,
dada la ambigua definición del concepto de salud y, sobre
todo, de salud psíquica o mental aplicado a la gestante. Es
fácil prever la perversión del principio determinante del
concepto de aborto terapéutico por razones estrictamente
médicas y la gran facilidad con que una Ley así enunciada
podrá ser manipulada, sirviendo de pretexto a quienes de-
sean el aborto al margen de cualquier fundamento médico.
Prácticamente quedará al libre arbitrio de la mujer la deci-
sión de poner o no fin al embarazo».

A su vez, la Real Academia de Ciencias Morales y


Políticas, en su reciente informe, concluye claramente en su
número 5:
«Si la vida de la madre se encontrara en peligro, supues-
to éste que los avances de la actual ciencia médica hacen
98 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

cada vez menos real, lo único moralmente indiscutible es el


grave deber de poner todos los medios para salvar ambas
vidas, tanto la de la madre como la del hijo.
»El llamado “aborto terapéutico” es un enmascaramien-
to, muy desacreditado en los medios profesionales médicos,
y corresponde a una fase anticuada de la Medicina».

7. El aborto en caso de violación

La segunda propuesta causa de despenalización, es


decir, el aborto aplicado en caso de embarazo producido
por una violación que haya sido denunciada y que se practi-
que dentro de las doce primeras semanas, hace saltar a la
vista lo que dice en su conclusión 6.ª el Informe de la Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas:
«La violación de la madre no justifica moralmente el
aborto. Es un principio ético elemental de que un mal no se
corrige ni compensa con otro que lo supere. Despenalizar el
aborto en casos de violación no sería, en modo alguno,
optar por el mal menor, sino permitir el mayor mal.
»En los casos de violación, los sistemas de adopción y de
atención social suficiente pueden jugar un gran papel. Una
mayor penalización del violador contribuiría a disminuir
estos casos».

A su vez, la Declaración del Consejo Superior de


Médicos, en su número 5, dice:
«En cuanto a la justificación del aborto provocado cuan-
do el embarazo es fruto de una violación, este Consejo desea
manifestar que tal circunstancia es sumamente rara y difícil
de constatar a efectos legales. Pese a considerar el grave
atentado a la dignidad de la mujer que tan repugnante acto
supone, no procede considerar solución legítima la muerte
del ser humano inocente ya concebido del mismo modo
que tampoco la Constitución permite condenar a muerte al
violador. La ayuda que necesita la mujer para recuperarse
del profundo trauma de la violación excluye que se añada a
lo ya irremediable el nuevo trauma del aborto. El apoyo que
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 99

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

puede prestar el médico en estos casos no será el de conver-


tirse en actor principal en la ejecución de la segunda injus-
ticia. Desde el punto de vista médico, cabe articular las
oportunas medidas de información y de urgencia en los hos-
pitales que imposibiliten la fecundación».

Esta causa es, sin duda alguna insostenible, la culpa del


violador significa la pena de muerte del concebido a causa
de la violación. Y la proponen quienes considerarían contra-
ria a los derechos humanos imponerla al violador y estima-
rían una salvajada, propia de épocas bárbaras, el castrarlo.
La pena más grave se impone a un ser inocente. Y se le
impone con posibilidad de ejecutarla hasta que concluya la
duodécima semana de embarazo.
Sin embargo, como dijo el Dr. Lejeune al informar al
Senado de Estados Unidos, al mes ya late el corazón del
minúsculo ser alojado en el seno materno, y a los dos meses
ya tiene manos, pies, cabeza, órganos, cerebro, todo en su
sitio, incluso con las rayas en la palma de la mano y con una
buena lupa podrían verse sus huellas dactilares. Es decir,
«con todos los datos necesarios para el documento nacional
de identidad».
Y, como en la sesión científica del 26 de enero de 1982,
en la Real Academia Nacional de Medicina, explicó el
Profesor J. Antonio Clavero Núñez, el corazón a las ocho
semanas tiene ya su forma definitiva, a la semana doce
–según experimento de Davis y su equipo– ya existe deglu-
ción digestiva, desde la octava semana efectúa cambios de
posición y a partir de la décima pueden tipificarse sus múl-
tiples movimientos; en la misma octava semana se observan
los primeros reflejos respiratorios ostensibles y desde la déci-
ma semana se instauran ya movimientos respiratorios rítmi-
cos que en la undécima aparecen sin necesidad de que
exista hipoxia.
En la octava semana ¡ya siente el dolor! Pensemos sucin-
tamente en los modos empleados para quitar la vida al con-
cebido; por succión de un potente aspirador que desmembra
y extrae feto y placenta; por cesárea que concluye echándolo
a la basura; por envenenamiento salino, y por dilatación y
100 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

curetaje, que se utiliza entre la séptima y la duodécima sema-


na, consistente en que, después de dilatado el cuello uterino,
se trocea el feto con instrumentos cortantes y se desprende
la placenta.
Para todo esto, en el caso de violación, basta que ese
hecho haya sido denunciado. No se requiere que se demues-
tre o pruebe, con algo más que una denuncia o una confe-
sión que, unida al perdón de la violada, dejaría impune al
presunto violador. La puerta abierta puede dejar libre y
franco el paso sin control alguno. Se dice que «hecha la ley,
hecha la trampa». Esta ley, a mayor abundamiento facilita la
utilización de trampa a quienes deseen abortar.

8. La indicación «eugenésica»

El tercero de los supuestos para el que se proyecta des-


penalizar el aborto: probabilidad que el feto nazca «con gra-
ves taras físicas o psíquicas», conforme el dictamen de dos
médicos especialistas, distintos del que practique el aborto,
y que se permitiría «dentro de las veintidós primeras sema-
nas de gestación», nos lleva a contrastarlo con la conclusión
del Consejo General de Médicos:
«6.ª Respecto al aborto por razones eugenésicas, hay que
hacer notar que el feto sigue siendo una vida humana, aun-
que padezca alguna anomalía somática o psíquica. A pesar
de estas deficiencias, para él lo único que vale la pena es
vivir. Por otra parte, pese a los avances de la Medicina, ésta
no puede precisar con toda exactitud la intensidad final de
una anomalía detectada en el feto, por lo que se podría lle-
gar a eliminar a seres humanos sanos o perfectamente adap-
tables a la vida en sociedad. El aborto eugenésico tampoco
sería un modo para erradicar la subnormalidad. La
Medicina no está en condiciones de detectar todos los casos
de taras congénitas y, por otra parte, el retraso mental de
origen prenatal es sólo una parte del total de los casos. En
definitiva, lo que constituye un índice de progreso social no
es la capacidad de eliminar a los disminuidos, sino la mejo-
ra en el modo de acogerlos y cuidarlos».
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 101

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

La dificultad aludida en el apartado tercero de este


párrafo había sido contemplada en la conclusión 11 de las
aprobadas por la Real Academia de Medicina, que hemos
venido refiriendo:
«11. La predicción de las malformaciones congénitas no
puede establecerse en la actualidad como una certeza com-
pleta, por lo cual es muy aventurado el pretender interrum-
pir una gestación en base a una anormalidad fetal, ya que
entonces se correría fácilmente el riesgo de interrumpir ges-
taciones con fetos perfectamente viables y poco o nada alte-
rados».

Esa dificultad la ha explicado el Dr. Gonzalo López


Buendía, Ginecólogo-jefe de Servicios de Maternidad de
Santa Cristina:
«Determinar malformaciones o taras intraútero es un
concepto actual sujeto a múltiples comentarios. Para poder
realizar las pruebas necesarias es condición imprescindible
que el embarazo rebase las 16 semanas. A partir de este
momento hay que sacar líquido amniótico por medio de
una punción para después poder estudiar este líquido. Esta
prueba es la amniocentesis.
»Antes de la 16 semana de embarazo el riesgo de trauma-
tizar con la punción el feto o la placenta es enorme y aún des-
pués de la 16 semana es una prueba no exenta de peligro.
»Posteriormente, después de una analítica muy sofistica-
da y costosa, nunca se asegura el grado de malformación, y
muchísimo menos, la proporción de taras psíquicas. Podría
detectarse la existencia de una trisomía del par 21 cromosó-
mico (mongolismo) y nunca se podrá detectar el grado de
déficit mental».

Se ha hecho un cálculo de las consecuencias de aplicar


esta amniocentesis a todas y cada una de las 650.000 muje-
res españolas que cada año quedan embarazadas. Si el pro-
cedimiento no tuviere fallos se descubrirían, conforme las
estadísticas, 1.000 mongólicos; pero, como el indicado pro-
cedimiento provoca cinco abortos por mil, se suprimirían
3.250 vidas de concebidos que habrían nacido normales.
102 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

En suma, este problema tiene dos vertientes: una, la de


dirigir los progresos de la Medicina hacia la curación de
malformaciones y la superación de taras congénitas, y otra,
la de orientarlos para detectar precozmente las anormalida-
des y destruir lo antes posible, si puede ser antes de nacer, a
los seres que las sufran. En segunda hipótesis, como ha escri-
to el Catedrático de Farmacología y Terapéutica Doctor
Jesús Flórez:
«Cuando la vida humana puede ser destruida basándose
en clasificaciones o categorías (útil o inútil, molesta o agra-
dable, inteligencia plena o parcial), ya no puede trazarse
una línea horizontal entre su destrucción preparto y la des-
trucción con independencia de la edad que tenga. Será
cuestión de elegir el método que menos horrorice a la socie-
dad; por ejemplo, dejar de alimentar a los mongólicos en los
primeros días de la vida extrauterina hasta que mueran,
como ya está ocurriendo con el beneplácito de algunos
médicos y algunos jueces. ¿Horrible? Yo diría coherente con
la idea filosófica que “imparte” aborto en función de catego-
rías o clasificaciones.
»Pero es que, además, la ciencia nos dice que muchas
enfermedades tienen una causa impresa desde la concep-
ción del nuevo ser en su mensaje genético. La ciencia des-
cubrirá ese mensaje, y el análisis genético realizado
intra-útero, que hoy descubre a los mongólicos antes de
nacer, será también capaz de descubrir a los que han de ser
diabéticos o arterioscleróticos, o depresivos, o a los que
hayan de desarrollar cáncer. ¿Qué criterios aplicaremos
entonces? Si la minusvalía mental es criterio válido de elimi-
nación de una vida, ¿por qué no también el de una futura
minusvalía física que habrá de producir una molestia y un
coste económico no menores, e incluso mayores?».

A estas preguntas acabaría por imponer su respuesta el


Estado. Así lo preveía hace unos ocho años Georges
Naughton, en su impresionante libro Le choc du passé.
Avortement, néonazisme, nouvelle morale. Esto llevaría a la ins-
tauración de un totalitarismo científico, mediante el cual el
Estado regularía, controlaría y planificaría rigurosamente el
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 103

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

derecho a procrear, en una biopolítica fundamentalmente


racista y elitista, a fin de evitar, de una parte, la degenera-
ción de la raza, compensando así el hecho de que la selec-
ción natural va siendo eliminada por los adelantos médicos.
Una vez comenzada la ruptura moral no tiene límites; por su
brecha entrará la eutanasia, la licitud de la muerte dulce de
los niños subnormales, de los tarados y, al fin, hasta quién
sabe qué crímenes eugenésicos o racistas.
La vaguedad de la expresión «sea probable» con que el
Proyecto comienza la redacción de esta tercera causa de des-
penalización del aborto, suscita algunas reflexiones, al cote-
jarla con hechos reales.
– Se dice que la rubeola de la madre origina muy fre-
cuentemente malformaciones que sufrirá el hijo; en espe-
cial, si aquélla la tuvo durante el segundo mes, se ha
calculado que alrededor de un 20% de los niños las padece-
rán. Sin embargo, en la encuesta citada por el Dr. Rendu, de
un total de 2.448 nacidos de madres atacadas de rubeola
durante su embarazo, fueron anormales 35. Entonces, la
pregunta es ¿si lo conveniente sería suprimir los 2.448 para
impedir que naciera algún anormal?
– Es de recuerdo reciente la catástrofe de Seveso, produ-
cida por un escape de gas TCDD. Los abortistas aprovecha-
ron para subrayar el peligro de que las gestantes intoxicadas
dieran a luz niños con graves malformaciones. Algunas de
éstas abortaron, amparándose en la entonces reciente ley
italiana, que se lo permitía. Las que no abortaron dieron a
luz niños normales.
– Más reciente y cercano tenemos el recuerdo de cómo
fue aducido, como argumento en favor de la despenaliza-
ción del aborto, el riesgo de que las embarazadas que su-
frían el síndrome tóxico, atribuido al aceite de colza, diesen
a luz hijos que padecieran malformaciones. Pues bien,
según el informe de los responsables de la Comisión clínica
ante la de investigación del Senado, el número de nacidos
de madres afectados por dicho síndrome, a los dos años de
aparecida la enfermedad, es de 679, de ellos ocho malfor-
mados, pero sin relación alguna con la enfermedad y con
menor incidencia que en el resto de la población.
104 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

– Un caso ya antiguo, pero patente, es el de Beethoven,


quinto hijo de un padre sifilítico y una madre tuberculosa,
que habían tenido antes de él cuatro hijos: el mayor ciego,
el segundo murió al nacer, el tercero sordomudo y el cuar-
to tuberculoso. Hoy, tal vez, se hubiera decretado la supre-
sión del músico genial antes de que naciera.

Basándose en esa causa, el aborto puede practicarse den-


tro de las veintidós semanas primeras de gestación. El doble
del tiempo requerido para que el concebido realice la acti-
vidad que, en su informe, antes referido, al Senado de
Estados Unidos, relató el Profesor Lejeune: «Gracias a un
moderno sistema de imágenes semejante a un “sonar”, el
doctor inglés Ian Donald logró filmar una película teniendo
como protagonista a la estrella más joven del mundo: un
bebé de once semanas moviéndose en el útero. En la pelícu-
la el bebé realiza algo así como una serie de ejercicios sobre
un trampolín: dobla las rodillas, golpea las paredes del
útero, se endereza y vuelve a inclinarse otra vez. Al poseer su
cuerpo la misma movilidad del líquido amniótico, no expe-
rimenta gravitación alguna y lleva a cabo esa especie de
baile, de una forma lenta, grácil y elegante, imposible de
repetir sobre ningún otro lugar de la tierra».

9. Tres vías abiertas al aborto libre

Aparte de la crítica que individualmente merecen, de


por sí cada uno de los supuestos en que se proyecta despe-
nalizar el aborto, es muy de temer que, en su conjunto, sig-
nifiquen, ni más ni menos, por motivos ya recogidos al tratar
de cada uno, que queden tres vías abiertas al libre aborto.
Ese temor resulta: en la primera, de la ambigüedad del
peligro «para la salud de la embarazada», que no sólo puede
referirse a la física o la psíquica de la madre, sino que, según
la definición dada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en 1946, incluye el «estado de perfecto bienestar físi-
co, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad»; en
la segunda, de que baste que hubiese «sido denunciado» el
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 105

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

alegado hecho de la violación; y, en la tercera, de la relativi-


dad del juicio de que «sea probable» que el feto nazca con gra-
ves taras físicas o psíquicas.
Entramos, con ello, en unas alegaciones, muy repetidas,
a favor bien sea de la legalización o bien de la despenaliza-
ción del aborto, que parten de su efectiva práctica clandes-
tina, efectuada sin garantías médicas ni sanitarias, con
mayor riesgo para la salud y la vida de las abortantes, o en el
extranjero, por quienes lo tienen al alcance de su bolsillo,
burlando todas las prohibiciones y las disposiciones penales
españolas.
Ahí se hace jugar también la falacia de las cifras que fue
denunciada por la Asociación Pro Respeto a la Vida
Humana, en su réplica al Ministerio de Sanidad, en febrero
de 1983. Esa Asociación advertía de la evidente falsedad de
las cifras, muy repetidas, acerca del número de abortos clan-
destinos y de mujeres fallecidas por esa causa. Si muriesen,
por esa causa, 3.000 mujeres anualmente, esa cifra represen-
taría más del 50 por % de las mujeres, entre 15 y 44 años,
que fallecen cada año. Y, si los nacidos anualmente rondan
la cifra de 600.000, ¡cómo admitir que cada año se produz-
can entre 300.000 y 500.000 abortos clandestinos!
El mismo fenómeno de publicarse cifras falseadas, se dio
en los Estados Unidos, multiplicando los abortos por diez y
por más de treinta las mujeres fallecidas por abortar clan-
destinamente. El Dr. Nathanson así lo testimonia.
Por otra parte, la legalización del aborto tampoco reduce
el número de los que siguen practicándose clandestinamen-
te, como se ha comprobado en Francia e Inglaterra. El deseo
de ocultarlo sigue impeliendo a ello; y, además, desaparece
el freno que, antes de la despenalización, significaba la con-
sideración de que se hacía algo intrínsecamente malo, mien-
tras que después de legalizado, se tiende a pensar que el
aborto clandestino sólo es formalmente incorrecto.
Sea la que fuere la cifra de abortos clandestinos, nos
parece inaceptable la afirmación de que las leyes han de
adecuarse a los hechos, sin pretender ordenar las conduc-
tas, ni corregir las que sean malas. Hace unos años, en
Francia, lo había ironizado Jean Madiran, al decir que, con
106 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

ese criterio, y puesto que cada día se expiden más talones sin
fondos, se efectúan más atracos y aumentan las violaciones y
los secuestros, ¿por qué no legalizarlos también... y cargar la
reparación de los daños a la Seguridad Social?
Y, si se trata de impedir la desigualdad, por resultar irri-
tante la que existe entre quienes van a abortar al extranjero
y las que no pueden salir de España por falta de medios,
¿por qué no proveer, también, en aras a esa igualdad, con
cargo a la Seguridad Social de un material de armamento
más sofisticado a los atracadores menos bien dotados, y, a
cargo del Ministerio de Educación, de la instrucción adecua-
da a los que sean más novatos para ponerles en igualdad de
oportunidades respecto de los profesionales expertos? ¿Por
qué no acercar a la frontera los terroristas que actúen en el
centro de España, para que no tengan menos oportunida-
des de escapar al extranjero que la de los etarras para llegar
a Francia?
La igualdad ante el delito sólo puede consistir en extre-
mar la persecución de los que aún escapan a la justicia, aun-
que hayan delinquido en el extranjero –como hizo la Sala
2.ª del Tribunal Supremo el 20 diciembre 1980, en un caso
de aborto perpetrado en París–, y no facilitando que todos
puedan realizarlos impunemente al no poderse atrapar y
castigar a algunos.

10. Despenalización y legalización

Llegamos al problema final de esta conferencia y, tal vez,


el más concretamente discutido en ciertos círculos. Una
cosa –se dice– es legalizar y otra despenalizar. El aborto no
cabe legalizarlo, ni se pretende; de lo único que se trata –se
dice– es de despenalizarlo en algunos supuestos.
Para percatarnos del alcance de esta perspectiva cree-
mos de interés detenernos unos momentos ante la
Sentencia del Tribunal Constitucional Alemán de 25 de
febrero de 1975, referente a la redacción de los artículos
218 y 219 de su Código Penal conforme la reforma de 18
junio 1974.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 107

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

El Tribunal efectuó, entre otras, las siguientes considera-


ciones jurídicas:

– El «todos tienen derecho a la vida» (del art. 2, § 2, de la


Constitución alemana) ha de interpretarse primeramente
partiendo de su tenor literal. En este sentido, los conoci-
mientos biológicos y fisiológicos afirman que la existencia
histórica de un individuo empieza a los catorce días de la
concepción (anidación), bien entendido que el desarrollo
tiene un carácter continuo que ni permite cortes definidos,
ni termina con el nacimiento, ya que –por ejemplo– los
fenómenos específicos de conciencia de la personalidad
humana se inician bastante tiempo después. Se concede el
derecho a la vida a todo el que ya vive, sin distinción según
se haya llegado o no al nacimiento.
»No es válida la objeción de que el “todos” o el “cada
uno” se refiere generalmente, en lenguaje vulgar y jurídico,
a la persona humana ya “lista”, pues la esencia y finalidad
del artículo 2º, párrafo 2º, frase primera de la Constitución
obligarían siempre a extender la protección a la vida del
feto. El aseguramiento de la existencia humana frente a los
abusos del Estado quedaría incompleta si no comprendiera
la vida del nasciturus. Esta exégesis responde al principio
anclado en la jurisprudencia del propio Tribunal
Constitucional, de que “en los casos dudosos ha de elegirse
aquella interpretación que con mayor fuerza asegure la efi-
cacia de la norma fundamental”».

– El derecho de la mujer al libre desarrollo de su perso-


nalidad «viene limitado por la Constitución y la ley moral.
No se puede intervenir en la esfera jurídica ajena sin razón
justificativa, y menos aún destrozarla juntamente con la vida,
sobre todo cuando, según la naturaleza de las cosas, se tiene
una particular responsabilidad frente a esa vida. El compro-
miso resulta aquí imposible, ya que el aborto significa siem-
pre la pérdida definitiva de la vida del nasciturus. Habrá de
darse preferencia a esa vida por delante de la autodetermi-
nación de la embarazada, como se desprende del artículo
1.º, párrafo 1.º, de la Constitución, en relación con su artí-
108 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

culo 19, párrafo 2.º. No caben distingos temporales, porque


la jerarquía de valores no los tolera.
»El Estado debe arrancar básicamente del deber de la
mujer a llevar a buen término el embarazo y, por lo tanto,
considerar el aborto como injusto. El ordenamiento ha de
reflejar claramente su desaprobación, evitando la falsa
impresión de que abortar es algo así como la visita normal
al médico en caso de enfermedad. No puede el Estado elu-
dir sus obligaciones acudiendo a un “espacio jurídicamente
vacío” que trasladase a los individuos toda decisión respon-
sable».

– «Al legislador corresponde pronunciarse acerca de


cómo ha de cumplir el Estado su deber protector de la vida
del feto. La preferencia de las medidas preventivas sobre las
represivas es válida también en esta cuestión y por eso ha de
acudir el Estado, en primera línea, a las oportunas medidas
político-sociales y asistenciales. Sin embargo, las posibilida-
des de intervención desde ese ángulo son limitadas, con lo
que surge la pregunta de si el Estado viene obligado a recu-
rrir a la sanción penal para proteger la vida del nasciturus.
La respuesta exige, de una parte, examinar el valor del bien
jurídico lesionado y el daño social de la acción, y de otra,
considerar la normativa tradicional, la evolución de las opi-
niones en la sociedad moderna, la eficacia práctica de las
amenazas penales y la posibilidad, de su sustitución por
otras sanciones.
»Aunque el legislador no se halle obligado a emplear la
misma reacción penal en la defensa de la vida del feto que
en la de la vida de la persona independiente, entre los valo-
res elementales dignos de protección penal se cuenta la
vida. La denominación “interrupción del embarazo” no ocul-
ta la realidad de una muerte como resultado de una conduc-
ta injusta. Con todo, la pena nunca es fin en sí misma, por
lo que el legislador puede expresar su desaprobación del
embarazo de modo distinto al representado por la sanción
penal. Lo decisivo es que la totalidad de las medidas para sal-
vaguardar la vida del feto –sean de naturaleza civil o de
Derecho público, en particular de carácter social o penal–
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 109

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

garanticen una protección efectiva proporcionada a la im-


portancia del bien jurídico que ha de asegurarse. La norma
penal queda como “última ratio”. No se trata entonces de un
“deber absoluto” a castigar penalmente, sino de una “relati-
va obligación” a emplear la amenaza penal cuando los res-
tantes medios resulten insuficientes».

– «La obligación del Estado a proteger la vida del feto se


da también frente a la madre, si bien en este caso surjan pro-
blemas especiales en atención a la posición singular de la
mujer embarazada. Los efectos de la gravidez significan un
cambio profundo en la propia vida de la gestante y una res-
tricción de sus posibilidades de desarrollo personal, sin olvi-
dar situaciones de peligro próximo. En consecuencia, el
derecho a la vida del “nasciturus” puede suponer para la
mujer una carga muy superior a la que generalmente com-
portan los embarazos, lo que desemboca en el problema de
la exigibilidad, o, en otras palabras, la cuestión de si el
Estado puede forzar entonces, acudiendo al Derecho penal,
la continuación del embarazo. Una renuncia a la pena en
esas condiciones sería, en principio, constitucional, como
resultado de la valoración comparada que compete al legis-
lador.
»La no exigibilidad requiere una situación anormal en la
que la mujer haya de soportar particulares circunstancias
agravantes...».

Partiendo de esas consideraciones, el Tribunal se enfren-


ta con las dos facetas de la despenalización abordadas: la dis -
tinción de términos (antes de las doce semanas y después) y las
indicaciones, fallando que también en las primeras doce
semanas es necesario para la despenalización del aborto
que, en él, se dan alguna de las tres indicaciones previstas,
semejantes a las del Proyecto que comentamos.
Y ahí vienen otras consideraciones, de las cuales convie-
ne recoger algunas:

– «... Debe recordarse la función de prevención general


que el Derecho penal tiene, así como que la mera existencia
110 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

de la amenaza penal influye en las valoraciones de los ciuda-


danos, y debe prevenirse el peligroso paso que va desde lo
tolerado a lo permitido moralmente.
»La contraposición global de vidas contra vidas lesiona
el deber de protección individual de cada vida concreta. La
jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha recogido el
principio de que la anticonstitucionalidad de un precepto
legal que, de acuerdo con su estructura y efectos reales, per-
judica a un determinado círculo de personas, no puede ser
contradicha con la afirmación de que favorece a otro colec-
tivo. Este principio es de particular aplicación respecto al
bien jurídico “vida”. Cada vida humana –también la del
feto– encierra un valor igual y por ello no admite ningún
sometimiento a valoraciones diferenciadoras o a considera-
ciones cuantitativas...».

– «... Las reservas que el legislador tenga sobre la indife-


renciada amenaza penal, existente hasta ahora, no le libera
de la obligación de intentar el logro de una mejor protec-
ción mediante una normativa diferenciada conforme a la
que seguirían criminalizados los abortos merecedores de
desaprobación constitucional. Si se acepta que la protección
de la vida del feto goza de preferencia frente al derecho de
la mujer a la libre configuración de la suya, no cabrá discu-
tir el carácter antijurídico del aborto no amparado por una
indicación».

Y aún es de destacar el siguiente párrafo que merece ser


meditado:
«Han de rechazarse, como inoportunas, las alegaciones
según las cuales la nueva regulación respondería a una ten-
dencia general liberalizadora en los países democráticos
occidentales. Prescindiendo de que esos ordenamientos son
muy discutidos en sus respectivos países, los criterios jurídi-
cos a tener en cuenta por cada legislador pueden no coinci-
dir».

El fallo acepta la despenalización del aborto dentro de


las doce primeras semanas por un médico con autorización
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 111

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

de la embarazada en caso de haber sido ésta violada, y si


«existen fuertes razones para creer que el embarazo se debe
a tal hecho».
Y, finalmente, que: «El Tribunal puede abstenerse de un
castigo según el artículo 218 del Código Penal si la interrup-
ción del embarazo ha sido practicada en las doce primeras
semanas desde la concepción por un médico, con el consen-
timiento de la embarazada, para apartar de ésta el peligro
de una evidente situación de estado de necesidad que no
pudiera ser evitada de otro modo exigible a la misma».

11. Una línea basculante

La línea, un tanto basculante, del razonamiento de esta


sentencia del Tribunal Constitucional alemán, al tratar de
hallar la respuesta a la cuestión de «si el Estado viene obliga-
do a recurrir a la sanción penal para proteger la vida del nas -
citurus», se nota más claramente si alineamos las siguientes
reflexiones que va desgranando: «La denominada “interrup-
ción del embarazo” no oculta la realidad de una muerte
como resultado de una conducta injusta...». «Lo decisivo es
que la totalidad de las medidas para salvaguardar la vida del
feto –sean de naturaleza civil o de Derecho público, en par-
ticular de carácter social o penal– garanticen una protec-
ción efectiva proporcionada a la importancia del bien
jurídico que ha de asegurarse...», «y debe prevenirse el peli-
groso paso que va desde lo tolerado a lo permitido moral-
mente...». «Cada vida humana –también la del feto–
encierra un valor igual y por ello no admite ningún someti-
miento a valoraciones diferenciadoras o a consideraciones
cuantitativas...». «Si se acepta que la protección de la vida
del feto goza de preferencia frente al derecho de la mujer a
la libre configuración de la suya, no cabrá discutir el carác-
ter antijurídico del aborto no amparado por una indica-
ción».
¡Ahí está la cuestión! ..., porque la salvedad final de esta
última frase puede resultar en contradicción con la observ a-
ción que inmediatamente antes hemos transcrito de la misma
112 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

sentencia. Para ponderarlo vayamos a los dos últimos puntos


del fallo.
En uno –el del aborto en caso de violación– si «existen
fuertes razones para creer que el embarazo se debe a tal
hecho» –exigencia bastante mayor que la consignada en el
proyecto del Gobierno, que aquí comentamos, de que «el
mencionado hecho hubiese sido denunciado»–, el fallo nos
parece totalmente incongruente, con la repetida afirma-
ción: «Cada vida humana –también la del feto– encierra un
valor igual, y por ello no admite ningún sometimiento a
valoraciones diferenciadoras o consideraciones cuantitati-
vas». Y, sin embargo, la violada –una vez pasada la situación
de legítima defensa, con el margen de las siguientes doce
semanas–, que si diera muerte a su violador, incurriría en
delito con su consiguiente pena, en cambio se le exime de
pena en el caso de que haga morir al fruto inocente de la
violación sin que pueda achacársele culpa alguna. Las «valo -
raciones diferenciadoras» aquí parecen hechas y al revés.
Por el contrario, en el otro punto, es decir, en el final del
fallo, que se refiere al aborto terapéutico, únicamente admi-
te que el Tribunal pueda abstenerse de imponer un castigo
cuando el aborto se realice –en el tiempo y circunstancias
previstas– «para apartar de ésta (la embarazada) el peligro
de una evidente situación de estado de necesidad que no
pudiera ser evitada de otro modo exigible a la misma».
Es decir, requiere el estado de necesidad, no evitable de
otro modo exigible a la embarazada. Aplicación que no
necesitaría despenalización legal expresa; pues ésta, por sí
sola, resulta de la aplicación del estado de necesidad y, ni
siquiera, se podrá tratar de un aborto directo, sino indirec-
to, en cuanto resultaría salvar del único modo exigible el
estado de necesidad.

12. ¿Estado de necesidad?

Conviene que repasemos unos momentos, para esa apli-


cación, la regulación que nuestro Código Penal hace del
estado de necesidad.
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 113

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

Art. 8. «Están exentos de responsabilidad criminal»: ...


«7.ª El que impulsado por un estado de necesidad, para evitar
un mal propio o ajeno lesiona un bien jurídico de otra persona o
infringe un deber, siempre que concurran los requisitos siguientes:
»1.º Que el mal causado no sea mayor que el que se trata de evi -
tar.
»2.º Que la situación no haya sido provocada intencionada -
mente por el sujeto.
»3.º Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación
de sacrificarse.»

De ahí resulta que, para su aplicación como eximente,


en caso de aborto, es preciso:

– Que esté en juego la vida de la madre frente a la del


feto, puesto que es necesario que «el mal causado no sea mayor
del que se trata de evitar».
– Que no haya otra manera de evitarlo, en el sentido que
no se trate de matar el feto, sino de salvar la vida de la madre
aunque aquél aborte.
– Que el estado de necesidad coincida cronológicamen-
te con el aborto indirecto, efectuado para salvar la vida de la
madre.

Por lo que hemos visto, en los transcritos informes de la


Real Academia de Medicina y del Colegio Oficial de
Médicos este supuesto resulta cada vez más difícil que se dé,
dados los adelantos médicos. Implica que el tratamiento
seguido o la operación efectuada para salvar la vida de la
madre produzca la muerte del feto. En el supuesto de enfer-
medades de causa ovular, se señala como de especial grave-
dad, en el primer trimestre, la hiperémesis gravídica, que
puede provocar cuadros muy graves de desnutrición, ante la
cual de eliminarse el embrión cesarían los vómitos, pero tal
aborto implicaría, a su vez, un riesgo, mientras que de efec-
tuarse el tratamiento médico de la desnutrición, se curará la
gestante sin introducir ese nuevo factor de riesgo. Parece
que, durante el segundo trimestre, no se plantean graves
problemas para la vida ni la salud de la embarazada. Pero, al
114 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

llegar al tercer trimestre, es posible la edemoneclosis, que


en los casos graves llega a causar hasta un 11% de mortali-
dad materna, con un riesgo para la vida de la madre supe-
rior al de la práctica de un aborto; pero la edemoneclosis
tiene un tratamiento médico cuyos riesgos son menores que
los producidos por el aborto en esta etapa del embarazo, y,
aún, en caso de resultar ineficaz ese tratamiento médico,
cabe, con menos peligro que el aborto para evacuar el
útero, la práctica de la cesárea, no sólo para curar la edemo-
neclosis, sino también para salvar la vida del feto, que hoy,
gracias a los avances de la Medicina, puede vivir en una incu-
badora durante los tres últimos meses.
Aparte de los rarísimos casos en que pueda darse la situa-
ción de estado de necesidad, con todos los requisitos que
puedan resultar eximentes de un aborto indirecto, cabe
también, sin duda, supuestos de eximentes incompletas o de
atenuantes, conforme el artículo 9, 1.º, del Código Penal.
Ello muestra que no hay ninguna razón justificativa de un
cambio legislativo por los supuestos contemplados en el
número 1.º del Proyecto, injustificado como los otros dos,
fuera de los casos en los que resulta es innecesaria la despe-
nalización porque ya se halla cubierta por la eximente del
estado de necesidad, aunque, naturalmente, en el caso de
darse todos los requisitos precisos para su aplicación, y ¡no
como apertura de una nueva eximente sin fundamento
racional!

13. Conclusión

Y ahí, después del inciso que acabamos de hacer, volve-


mos a tocar la pretendida distinción entre legalizar y despena -
lizar, en cuya cuerda floja hemos visto vacilar –tal vez por
una impalpable influencia ambiental– a los autores de la
Sentencia del Tribunal Constitucional Alemán.
La distinción, tratándose del aborto tal como se halla
redactado y planteado el proyecto de reforma, resulta en
este caso falsa. Lo acaba de hacer notar el Profesor José
Carreras Llansana:
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 115

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

«A este respecto no cabe engañarse: la despenalización,


en el caso del aborto, equivale a algo muy distinto a la mera
ausencia de pena; mientras se habla de despenalización, la
presión en la calle y las consecuencias que se ocultan pero
se deducen directamente del proyecto de Ley, conducen
directamente a la “legalización” del aborto, que entraña,
entre otras cosas, que las clínicas que hoy funcionan clan-
destinamente o enmascaradas puedan actuar a la luz del día
y que se llegue a poner a disposición de los abortistas los
fondos y medios de la Seguridad Social. Cuando se dice que
el médico podrá practicar el aborto, en ciertas condiciones
y si lo permite la madre (¡no faltaría más!), se está dejando
vía libre al aborto, con la consiguiente “legalización”. No es
raro que un ministro, acuciado por la entrevistadora, haya
confesado impremeditadamente que el aborto sería atendi-
do por la Seguridad Social.
»Como ha ocurrido en otros países, se trata de sustituir
el juicio de reproche que hasta hoy ha merecido el aborto
por un juicio de reproche social dirigido contra los médicos
y profesionales que se nieguen a practicar el aborto o a cola-
borar en él haciendo uso de la cláusula de conciencia.
»No caben en este punto términos medios: o se sigue
manteniendo el principio de que atentar contra la vida del
no nacido es antijurídico –con los correspondientes tipos
delictivos–, o el Estado no sólo deja de proteger la vida, sino
que apuesta abiertamente en favor de quienes atentan con-
tra ella.
»Y ahí está el fallo de las tesis proabortistas y del proyec-
to de Ley. Se dan argumentos en favor de la despenalización
para obtener, como consecuencia de los mismos, la legaliza-
ción, con un auténtico salto en el vacío».

Hace años –más de treinta– indiqué que, mucho más que


el contenido teórico de la Ley, interesa la reacción que pro-
voca en el organismo social. En ese caso se ofrece muchas
dudas cuáles van a ser las consecuencias inmediatas de que
el proyecto del Gobierno llegue a ser Ley. Consecuencias...
en muchas mujeres, en médicos, en negocios abortistas con
sus riesgos cubiertos con la letra de la Ley, en que la
116 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro
CONSIDERACIONES JURÍDICAS ACERCA DEL PROYECTO DE DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN ALGUNOS SUPUESTOS

Seguridad Social se haga cargo de los abortos despenalizados


y, especialmente, en un holocausto de vidas inocentes.

En conclusión:

Para los católicos la voz del Papa resuena clarísima.


La voz de las ciencias biológicas y médicas tampoco ofre-
ce dudas.
El derecho no puede ir contra la verdad –«iustitia est veri -
tatis»– ni contra la justicia que debe defender, y, con ella, en
primer lugar, la vida humana inocente, por todos los medios
asequibles, civiles, administrativos y penales, sopesando bien
las consecuencias de no hacerlo así.
Se ha dicho que no es correcto alegar la ciencia cuando
están en juego las ideologías.
¡Es asombroso! ¡Es la mayor autocrítica que puede
hacerse a una ideología que, así, superpone su voluntad de
imponerse a toda realidad! ¿Se impondrán ahora las ideolo-
gías proabortistas, porque dominan el poder legislativo?
Vienen de la mano, aquí, unas palabras de Julián Marías
publicadas hace unos meses en la prensa diaria:
«Pienso que la aceptación social del aborto es lo más
grave que ha ocurrido, sin excepción, en el siglo XX.
»Vivo angustiado hace varios años al saber que todos los
días se mata, fría y metódicamente, a miles de niños aún no
nacidos, se les impide llegar a ver la luz, se los expulsa del
seno materno –la más íntima y profunda de todas las casas
del hombre–, se los echa a morir. Me angustia todavía más
el ver a tantas personas que hace muy pocos años se hubie-
sen horrorizado de esto –mejor dicho, que se horrorizaban–,
aceptarlo sin pestañear» […]. «Poco importa que el aceptar
el aborto sea lo más reaccionario que puedo imaginar, la
regresión a formas de barbarie prehistórica o de los albores
de la Historia, en que la exposición de los niños (a veces de
las niñas solamente) era un uso aceptado».

Si la ideología abortista triunfa, es de temer que también


aquí en España, se sacrificarán anualmente mayor número
de inocentes que el de seres humanos se cuenta –con
Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118. 117

Fundación Speiro
JUAN VALLET DE GOYTISOLO

horror– sacrificaban los aztecas en sus fiestas a su dios san-


guinario Huitzilopochtli. Con ellos, la verdad y la justicia, tal
vez la conciencia social y el instinto de maternidad de
muchas mujeres se sacrificarían al sistema o a la ideología
que –con ese sistema– ha llegado al poder.

118 Verbo, núm. 531-532 (2015), 81-118.

Fundación Speiro

También podría gustarte